Hablamos del
Sexenio Democrático al periodo de la historia transcurrido desde el triunfo de
la Revolución de septiembre de 1868 hasta el pronunciamiento de diciembre de
1874, que es derrocada la Primer República y que supuso el inicio de la
Restauración borbónica.
La revolución conocida como La Gloriosa comienza el 18 de septiembre de 1868 con el pronunciamiento de la Armada en Cádiz, al mando del almirante Juan Bautista Topete y del ejército dirigido por los generales Juan Prim y Francisco Serrano.
La revolución conocida como La Gloriosa comienza el 18 de septiembre de 1868 con el pronunciamiento de la Armada en Cádiz, al mando del almirante Juan Bautista Topete y del ejército dirigido por los generales Juan Prim y Francisco Serrano.
General Juan Prim
La reina se exilia a Francia el 30 de septiembre y tres días más tarde el general Serrano lidera el Gobierno provisional, asumiendo la regencia en junio de 1869.
Las Cortes Constituyentes redactan una nueva Constitución que es aprobada y en sesión extraordinaria de 18 de junio de 1869 nombran Regente del reino al Presidente del Poder ejecutivo Don Francisco Serrano y Domínguez.
La Constitución de 1869 establecía la monarquía dinástica y la base de la soberanía residiendo en el pueblo español. Es decir, se acababa con el absolutismo definitivamente y teníamos otra Constitución de carácter liberal.
Se marca el comienzo de un periodo febril llamado el "Sexenio democrático" (1868-1874), en el que se sucedieron vertiginosamente numerosas fórmulas de gobierno y que desembocarían en la restauración de la monarquía Borbónica.
Asimismo se establecieron diversos mecanismos para impedir la supresión o violación de estos derechos, considerados como inalienables. Tan sólo en la necesidad de preservar la seguridad de Estado sería posible suspenderlos. La Constitución de 1869 fue la más liberal de cuantas se habían promulgado en España. El principio de la soberanía nacional legitimaba la forma de gobierno adoptada, la monarquía parlamentaria. El rey figuraba como monarca constitucional, pero perdía las fuertes atribuciones que le había concedido el sistema moderado. Siguiendo las pautas del derecho británico, el rey reinaba, pero no gobernaba. En sus manos quedaba el derecho de disolución de Cortes.
Un año después de la aprobación de la Constitución, España continuaba sin tener un rey a pesar de que su Carta Magna la definía como un Estado monárquico.
La reina se exilia a Francia el 30 de septiembre y tres días más tarde el general Serrano lidera el Gobierno provisional, asumiendo la regencia en junio de 1869.
Las Cortes Constituyentes redactan una nueva Constitución que es aprobada y en sesión extraordinaria de 18 de junio de 1869 nombran Regente del reino al Presidente del Poder ejecutivo Don Francisco Serrano y Domínguez.
La Constitución de 1869 establecía la monarquía dinástica y la base de la soberanía residiendo en el pueblo español. Es decir, se acababa con el absolutismo definitivamente y teníamos otra Constitución de carácter liberal.
Se marca el comienzo de un periodo febril llamado el "Sexenio democrático" (1868-1874), en el que se sucedieron vertiginosamente numerosas fórmulas de gobierno y que desembocarían en la restauración de la monarquía Borbónica.
Asimismo se establecieron diversos mecanismos para impedir la supresión o violación de estos derechos, considerados como inalienables. Tan sólo en la necesidad de preservar la seguridad de Estado sería posible suspenderlos. La Constitución de 1869 fue la más liberal de cuantas se habían promulgado en España. El principio de la soberanía nacional legitimaba la forma de gobierno adoptada, la monarquía parlamentaria. El rey figuraba como monarca constitucional, pero perdía las fuertes atribuciones que le había concedido el sistema moderado. Siguiendo las pautas del derecho británico, el rey reinaba, pero no gobernaba. En sus manos quedaba el derecho de disolución de Cortes.
Un año después de la aprobación de la Constitución, España continuaba sin tener un rey a pesar de que su Carta Magna la definía como un Estado monárquico.
Posteriormente
se piensa en cumplir el dictado de la Constitución.
Finalmente Isabel II recién abdicó el 25 de julio de 1870 a favor de su hijo, (Alfonso XII) y se fue a París, donde largó sapos y culebras por la boca.
Por lo que las Cortes, al abdicar la reina ninfómana, (así la llamaban), establecieron una regencia al general Serrano y éste encargó a Prim formar gobierno.
Finalmente Isabel II recién abdicó el 25 de julio de 1870 a favor de su hijo, (Alfonso XII) y se fue a París, donde largó sapos y culebras por la boca.
Por lo que las Cortes, al abdicar la reina ninfómana, (así la llamaban), establecieron una regencia al general Serrano y éste encargó a Prim formar gobierno.
Su tarea era
encontrar un príncipe adecuado para la corona de España y lo encontró en la
persona de Amadeo de Saboya, que sería elegido rey en el mes de noviembre de
1870. Solo puede pasar en España que sea elegido un rey por votación en un
parlamento. Pero así fue. Y como siempre hasta en eso España es diferente, y el
rey no tuvo apoyos de casi nadie, ni de la derecha ni de la izquierda ni de su
padre. Bueno de éste sí, porque era el padre, políticamente hablando, era Prim,
un héroe catalán de la guerra de África.
Las Cortes nombran una comisión para acompañar al rey desde Italia hasta Madrid. A su llegada a Madrid, el 2 de enero de 1871, debe acudir a la basílica de Atocha en la que se halla el fallecido General Prim, que había sido su gran valedor, víctima de un atentado el 27 de diciembre de 1870 en la calle del Turco. A continuación se dirige a las Cortes donde presta juramento a la Constitución y es proclamado Rey de España.
Lo que no puede negarse es que don Amadeo inauguró la primera Monarquía democrática —o la primera democracia coronada— en España; pero, pese a su buena voluntad y a la exquisita corrección con que en todo momento se atuvo a los preceptos constitucionales, nunca pudo contar con la adhesión del país que le tocaba regir.
La primera consecuencia de la muerte de Prim fue la división del Partido Progresista, que él había acaudillado y que constituía, bajo su jefatura, el principal, o el único apoyo de la nueva dinastía. Quedaron enfrentados los herederos políticos del general: Sagasta, a la derecha, y Ruiz Zorrilla, a la izquierda. Por su parte, el general Serrano, duque de la Torre, uno de los “héroes” de La Gloriosa, y jefe de la Unión Liberal, no logró asumir un arbitraje desde su posición de centro. En sucesivas situaciones políticas, Sagasta y Ruiz Zorrilla distaron de formalizar un turnismo solidario como el que sería base, en el futuro, de la Restauración canovista. Ambos buscaron apoyo, para prevalecer políticamente sobre el adversario, en fuerzas políticas adversas al régimen: Ruiz Zorrilla, en los republicanos; Sagasta, en el cada vez más pujante núcleo canovista. El país atravesaba momentos críticos, con dos conflictos armados en su seno: uno, en la misma Península (Tercera Guerra Carlista), otro en Ultramar (Primera Guerra de Cuba).
Las Cortes nombran una comisión para acompañar al rey desde Italia hasta Madrid. A su llegada a Madrid, el 2 de enero de 1871, debe acudir a la basílica de Atocha en la que se halla el fallecido General Prim, que había sido su gran valedor, víctima de un atentado el 27 de diciembre de 1870 en la calle del Turco. A continuación se dirige a las Cortes donde presta juramento a la Constitución y es proclamado Rey de España.
Lo que no puede negarse es que don Amadeo inauguró la primera Monarquía democrática —o la primera democracia coronada— en España; pero, pese a su buena voluntad y a la exquisita corrección con que en todo momento se atuvo a los preceptos constitucionales, nunca pudo contar con la adhesión del país que le tocaba regir.
La primera consecuencia de la muerte de Prim fue la división del Partido Progresista, que él había acaudillado y que constituía, bajo su jefatura, el principal, o el único apoyo de la nueva dinastía. Quedaron enfrentados los herederos políticos del general: Sagasta, a la derecha, y Ruiz Zorrilla, a la izquierda. Por su parte, el general Serrano, duque de la Torre, uno de los “héroes” de La Gloriosa, y jefe de la Unión Liberal, no logró asumir un arbitraje desde su posición de centro. En sucesivas situaciones políticas, Sagasta y Ruiz Zorrilla distaron de formalizar un turnismo solidario como el que sería base, en el futuro, de la Restauración canovista. Ambos buscaron apoyo, para prevalecer políticamente sobre el adversario, en fuerzas políticas adversas al régimen: Ruiz Zorrilla, en los republicanos; Sagasta, en el cada vez más pujante núcleo canovista. El país atravesaba momentos críticos, con dos conflictos armados en su seno: uno, en la misma Península (Tercera Guerra Carlista), otro en Ultramar (Primera Guerra de Cuba).
En cualquier
caso, ha quedado para memoria histórica de este reinado la abolición de la
esclavitud (de momento, sólo para Puerto Rico, en paz con la metrópoli), debida
a Ruiz Zorrilla (21 de diciembre de 1872).
El desánimo de don Amadeo ante las miserias de la pugna política, y ante el comportamiento de los españoles con él y con la Reina, halló lógico desenlace al plantearse el problema creado por el choque de Ruiz Zorrilla, jefe del Gobierno a la sazón, con los oficiales del Arma de Artillería, que en plena guerra civil se negaron a acatar el mando del general Hidalgo de Quintana, primero en el frente vasco-navarro y luego en Cataluña. Dada la responsabilidad de aquél en los luctuosos sucesos del Cuartel de San Gil (1866), que costaron la vida a la oficialidad del mismo. Don Amadeo había ofrecido su mediación, como jefe supremo del Ejército, cerca de los oficiales rebeldes. Pero tras haber asumido esta tarea, con asentimiento del propio Ruiz Zorrilla, se encontró súbitamente con que aquél, sin consultárselo ni comunicárselo, había suprimido de un plumazo el arma de Artillería, presionado por las Cortes como tajante réplica a los oficiales díscolos. Sintiéndose desairado y humillado, amén de desautorizado para ejercer una de sus facultades constitucionales, don Amadeo presentó su renuncia irrevocable de la Corona, para él y para sus sucesores, el 11 de febrero de 1873. Pocos días antes, doña Victoria había dado a luz, en el Palacio Real de Madrid, al tercero de sus hijos, Luis, duque de los Abruzzos.
Al día siguiente de su abdicación, don Amadeo y su esposa, acompañados de sus hijos, partieron en tren para Portugal.
El mismo día que se marchó el rey Amadeo de Saboya se proclama la Primera República Española.
El desánimo de don Amadeo ante las miserias de la pugna política, y ante el comportamiento de los españoles con él y con la Reina, halló lógico desenlace al plantearse el problema creado por el choque de Ruiz Zorrilla, jefe del Gobierno a la sazón, con los oficiales del Arma de Artillería, que en plena guerra civil se negaron a acatar el mando del general Hidalgo de Quintana, primero en el frente vasco-navarro y luego en Cataluña. Dada la responsabilidad de aquél en los luctuosos sucesos del Cuartel de San Gil (1866), que costaron la vida a la oficialidad del mismo. Don Amadeo había ofrecido su mediación, como jefe supremo del Ejército, cerca de los oficiales rebeldes. Pero tras haber asumido esta tarea, con asentimiento del propio Ruiz Zorrilla, se encontró súbitamente con que aquél, sin consultárselo ni comunicárselo, había suprimido de un plumazo el arma de Artillería, presionado por las Cortes como tajante réplica a los oficiales díscolos. Sintiéndose desairado y humillado, amén de desautorizado para ejercer una de sus facultades constitucionales, don Amadeo presentó su renuncia irrevocable de la Corona, para él y para sus sucesores, el 11 de febrero de 1873. Pocos días antes, doña Victoria había dado a luz, en el Palacio Real de Madrid, al tercero de sus hijos, Luis, duque de los Abruzzos.
Al día siguiente de su abdicación, don Amadeo y su esposa, acompañados de sus hijos, partieron en tren para Portugal.
El mismo día que se marchó el rey Amadeo de Saboya se proclama la Primera República Española.
El 11 de febrero de 1873, reunidos en la Asamblea Nacional, a pesar
de que la reunión no era constitucional, se declaró que la República era la
forma de gobierno a partir de ese momento.
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