jueves, 1 de mayo de 2025

INVASIÓN NAPOLEONICA EN ESPAÑA (Primera parte)

Napoleón se había proclamado emperador en 1804.
Tenemos en la memoria de España que perdimos la batalla naval de Trafalgar  en 1805, cuando en realidad la perdió Francia, porque el que estaba al mando era el vicealmirante francés Pierre Villeneuve, impuesto así por Napoleón. España sufrió a partir de entonces que Inglaterra controlara a través de Gibraltar por sus buques, ocasionando un estancamiento en el comercio español por mar.
En 1807 Napoleón ordenó un bloqueo a Inglaterra y ésta se alió con Portugal. El francés maduró el plan. Hacer de España otro reinado satélite como los que ya tenía en Holanda y Alemania.

Se firmó el Tratado de Fontainebleau el 27 de octubre de 1807 en el que previsiblemente se repartirían Portugal. Para ello era necesario ocupar militarmente el territorio español. Napoleón contaba con el rechazo que el pueblo tenía por sus gobernantes e incluso contaba con el beneplácito de los liberales españoles. Por lo tanto, llegó la ocupación militar de España. A comienzos de 1808 llega a Madrid un ejército francés a las órdenes de J. Murat. Barcelona, Pamplona y San Sebastián ya acogían fuerzas francesas. Godoy no se fiaba un carajo y aconsejó al rey marchar al sur de la península o a  América. En marzo de 1808, temiéndose lo peor, la familia real se retiró a Aranjuez para, en caso de necesidad, seguir hacia Sevilla y embarcarse para América, como ya había hecho Juan VI de Portugal. Godoy recomendó romper la alianza con Napoleón y preparó la marcha de la familia real y de la corte a Andalucía.
Voy a pasar de narrar la “Conspiración del El Escorial y también “El Motín de Aranjuez”, ambas acciones propias de un traidor como el príncipe Fernando que deseaba el trono de su padre. Los acontecimientos de Aranjuez fueron el principio de la agonía de un pueblo manipulado, pero Fernando consiguió la renuncia de Godoy, la abdicación forzada del Rey y el acceso legitimado por la voluntad del pueblo. Comienza a reinar Fernando VII el 19 de marzo de 1808, apresando al ministro Godoy.

Fernando VII 
Querido amigo lector imagínate que en aquel momento tú, una persona de cultura convencido Napoleón traería las luces, la ilustración y el progreso que recorrían Europa. Y crees que por fin a llegado la Francia napoleónica, hija de la Revolución de 1789 y que eso era el foco de luz adecuado; el faro que podía animar a los españoles de buen criterio a sacudirse el polvo miserable en el que vivían rebozados y hacer de éste un país moderno y con futuro: libros, ciencia, deberes ciudadanos, responsabilidad intelectual, espíritu crítico, libre debate de ideas y otros etcéteras. Pues hubieras recibido con alborozo la noticia de que España y Francia son aliadas y que en adelante van a caminar de la mano, y comprende que ahí se abre una puerta estupenda por la que tu patria, convertida en nación solidaria, va a respirar un aire diferente al de las sacristías y calabozos. Y todas tus ilusiones se van al carajo cuando ves que los ejércitos franceses, nuestros aliados, entran en España con la chulería de quienes son los amos de Europa.
Pocos días después Napoleón manda llamar a toda la familia a Bayona. Y a partir de aquí la historia es apasionante y desgraciada para España por la vergonzosa y cobarde actitud de los personajes ante el enano francés.
Antes de partir, Carlos había pedido a Murat, el lugarteniente de Napoleón, que liberase a Godoy. No sin dificultades éste lo consiguió y lo envió también a Bayona, donde se encontraron todos. Carlos IV había mandado hacía semanas una carta a Napoleón indicando que había abdicado en su hijo obligado por las circunstancias, pero que en realidad no lo reconocía como rey, y que por tanto esperaba su apoyo.
Fernando VII al marchar de Madrid también había dispuesto que las instituciones cooperaran con las autoridades francesas y había dejado una Junta Suprema de Gobierno. Órgano de regencia para dirigir los asuntos del reino en su ausencia, y nombró al incompetente de su tío el infante Antonio Pascual como presidente. Este permaneció en el cargo y en Madrid, unos días y se despidió a la francesa, es decir, dejando una carta.
Fernando VII abandonó Madrid el 10 de abril de 1808 para ir al encuentro del emperador que lo reclamaba. Llegó hasta Burgos entre vítores de las poblaciones. Allí no estaba Napoleón como le habían dicho. Esta vez le anunciaron que le esperaba en Vitoria. Tampoco estaba allí, ni siquiera había cruzado la frontera. Indignado y con el consejo de sus asesores, permaneció en territorio español. El general francés que acompañaba al rey, viendo que se le podía escapar su presa, se dirigió a galope a Bayona donde encontró al emperador. Éste ordenó que arrestara a Fernando si fuera necesario. No hizo falta pues en Vitoria, Fernando supo que su hermana, su padre, su madre y Godoy se dirigían a Bayona al encuentro con Napoleón, para conseguir su apoyo, cosa que no le favorecía. Pese a los consejos del marqués de Urquijo, Fernando marchó a Bayona para defender sus intereses frente a su padre y conseguir el apoyo de Napoleón. Fernando iba yendo solito a la jaula que le tendía Napoleón. Para empezar, al entrar en suelo francés no fue recibido por comisión alguna, ni escolta siquiera. Pero al llegar al castillo de Marracq, Napoleón lo recibió con halagos. Pero no lo trató como rey.
Al día siguiente el emperador puso las cartas boca arriba y le dijo a la familia que la Providencia le había indicado que debía hacerse con Inglaterra, y crear un gran imperio más grande aún, y para ello había tenido en cuenta, dado que en el pasado España había combatido contra Francia (la guerra por el Rosellón), no podría dejar el reino español en manos de un Borbón.
Napoleón aseguró que no entregaría la corona, ni a Carlos IV ni a Fernando VII. Pero que elegiría a un miembro de su propia familia y además ofrecería  unas comodidades a los Borbones, de acuerdo con sus rangos.
Con la propuesta de Napoleón, prácticamente una orden, Carlos IV la pensó y no lo vio mal, le aseguraba una vejez tranquila y de paso tomaba venganza contra su hijo por lo de Aranjuez. En todo esto Godoy le apoyaba.
La Junta Suprema de Gobierno en Madrid, aceptó la petición de enviar a Bayona una comisión para formar una Asamblea de Notables españoles. Fueron elegidos 150 individuos del clero, la nobleza, las ciudades, instituciones militares y económicas, y las universidades. Sólo acudieron a Bayona 65. Se ventilaba la abdicación de Carlos dándole formalidad.
Por lo pronto los Borbones permanecieron, prisioneros de hecho, en suelo francés.

Joaquín Murat 
En Madrid, el lugarteniente de Napoleón, Murat, hacía ostentación de sus fuerzas, lo cual causaba animadversión en el pueblo madrileño. Se sabía que Napoleón tenía medio secuestrados a Carlos IV y Fernando VII. Y eso era un mal presagio. Además las tropas napoleónicas se comportaban con chulería propia de un invasor. Ni la corte ni el ejército pensaban en la resistencia frente al francés en aquél momento. Nadie iba a suponer que Fernando VII, después de proclamarse rey en el motín de Aranjuez, con el apoyo popular, iba a ser el mayor traidor que hubo en España. Solo estaba interesado en lamerle las botas a Napoleón. Deseaba ser nombrado rey por Napoleón y emparentar con él. Pero estas no eran las ideas del emperador. Quería desterrar definitivamente a los Borbones.
Mientras tanto, el 25 de abril la Junta en Madrid recibe un decreto y se daba la paradoja de que existía un reino sin rey, con lo cual Murat ostentaba el grado de Lugarteniente del emperador hasta el nombramiento de un nuevo rey.
Como sabemos, el 29 de abril de 1808, Murat recibe la orden de enviar a los restantes miembros de la familia Borbón a Bayona. Pero el infante don Francisco de Paula se negaba a salir de España, tenía 12 años, y más cabeza que toda su familia. Tres días después, en la noche del 1 al 2 de mayo de 1808, el letrado Juan Villamil es nombrado miembro de una nueva Junta Suprema de Gobierno (clandestina), para reemplazar a la que ya los franceses dominaban.
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

COLÓN Y LA FUERZA DE SU PASIÓN - (2)

En 1.484 Colón presentó al reino de Portugal su empresa de ir a las Indias Orientales por Occidente. Juan II le escuchó atentamente y quedó ...