sábado, 24 de mayo de 2025

PRIMERA REPÚBLICA ESPAÑOLA

En septiembre de 1868 se inicia un agitado período en la historia del siglo XIX español, con el Sexenio revolucionario (1868-1874), a raíz de un pronunciamiento militar que destrona a Isabel II; la Constitución de 1869; la regencia del general Serrano; la monarquía democrática de Amadeo de Saboya y la proclamación de la Primera República.


Todo había comenzado el lunes 11 de febrero de 1873, cuando el diario “La Correspondencia de España” dio la noticia de que el rey Amadeo I de Saboya había abdicado. Inmediatamente los federales se agolparon en las calles de Madrid, pidiendo la proclamación de la República.
La abdicación del rey estuvo motivada por las dificultades a las que tuvo que enfrentarse durante su corto reinado, como la guerra de Cuba, el estallido de la Tercera Guerra Carlista, o la oposición de los monárquicos alfonsinos, que aspiraban a la restauración borbónica.
El 11 de febrero de 1873, las Cortes proclamaron la República como forma de gobierno por 258 votos a favor y 32 en contra. La República surge como una fórmula inédita para aplicar los postulados de la Revolución de 1868. El Partido Radical y el Partido Republicano Federal eran los dos grupos políticos mayoritarios en las Cortes, con intereses contrapuestos: los radicales defendían una república unitaria, mientras que los republicanos eran partidarios de un modelo territorial federal. El 11 de junio, las Cortes proclaman la República federal y de forma inmediata los grupos federalistas provinciales, junto a los anarquistas, forman minúsculas repúblicas autónomas, los cantones, principalmente en Andalucía y la costa mediterránea.


Estanislao Figueras 
En junio, surge la república federal y reformista y al mismo tiempo, desde unas posturas extremistas, la república cantonal.
En once meses, la República tuvo cuatro presidentes. Estanislao Figueras y Francisco Pi y Margall, intentaron realizar algún cambio importante en el devenir de la historia de España. Los dos últimos presidentes, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar, representaban una reacción conservadora que, con el apoyo del Ejército, pretendió restablecer el orden, la autoridad y el gobierno frente al movimiento cantonalista.
El primer gobierno de la República tuvo que afrontar una situación económica, social y política muy difícil. En la primera sesión de las Cortes Constituyentes, fue elegido Estanislao Figueras como el primer presidente del Poder Ejecutivo. Tras su caída, Pi y Margall presentó un proyecto ante las Cortes, basado en la necesidad de acabar con la guerra carlista, la separación de la Iglesia y el Estado, la abolición de la esclavitud y las reformas en favor de las mujeres y los niños trabajadores.


Francisco Pi y Margall
Estanislao Figueras, apenas contó con apoyos sociales ni por parte de la burguesía, que tan solo quería una democratización sin cambios drásticos, ni por parte de los obreros y campesinos, que reclamaban un mejor reparto de tierras y reducción de las jornadas laborales. Fueron numerosas las revueltas que se sucedieron por parte del campesinado en Andalucía y las movilizaciones populares en Cataluña.
En el ámbito internacional, solo Estados Unidos reconoció a la República. Pi y Margall, fue el encargado de redactar un nuevo proyecto de Constitución en 1873, que nunca entró en vigor.
La tensión llegó a su cenit cuando los diputados más radicales abandonaron la Cámara en protesta por las medidas del gobernador civil de Madrid contra el desorden callejero.


Rebeliones Cantonales 
Durante aquellos meses, la República se sintió acosada desde el triple frente de la guerra en Cuba, la contienda contra los carlistas y la lucha contra los cantonalistas. La dimisión de Salmerón llevó a la presidencia a Castelar, defensor de una república unitaria. Consiguió que las Cortes lo invistieran de poderes extraordinarios para combatir el carlismo y el cantonalismo y que se suspendieran sus sesiones. Castelar gobernó mediante decreto, suspendiendo las garantías constitucionales y suprimiendo algunos derechos individuales. En el debate con que se abrieron, Salmerón anunció que retiraba su apoyo por lo que Castelar solicitó un voto de confianza que perdió y presentó la dimisión.
Las tesis del anarquismo ganaban adeptos y se imponían a la corriente marxista. A las protestas se sumaron los desórdenes generados en numerosos puntos de la península desde el mismo momento en que se tuvo conocimiento de la proclamación de la República. En amplias capas de la población, sobre todo en las más desfavorecidas, la idea de república iba unida a la de revolución.


Caricaturas de periodico sobre la República 
La vida de la República transcurrió entre grandes tensiones políticas y sociales. El incipiente movimiento obrero, en sus dos vertientes, marxista y anarquista, no se sintieron ligados a los planteamientos republicanos.
La República fue un sainete, un sindiós y un carajal.
“Las sesiones de las Constituyentes me atraían, y las más de las tardes las pasaba en la tribuna de la prensa, entretenido con el espectáculo de indescriptible confusión que daban los padres de la Patria. El individualismo sin freno, el flujo y reflujo de opiniones, desde las más sesudas a las más extravagantes, y la funesta espontaneidad de tantos oradores, enloquecían al espectador e imposibilitaban las funciones históricas. Días y noches transcurrieron sin que las Cortes dilucidaran en qué forma se había de nombrar Ministerio: si los ministros debían ser elegidos separadamente por el voto de cada diputado, o si era más conveniente autorizar a Figueras o a Pi para presentar la lista del nuevo Gobierno. Acordados y desechados fueron todos los sistemas. Era un juego pueril, que causaría risa si no nos moviese a grandísima pena”.  
Esto lo escribió el grandísimo Pérez Galdós.


Emilio Castelar 
El Partido Republicano llegó al poder dividido entre unitarios y federales y éstos a su vez entre intransigentes y moderados, según el método a emplear para una España federal. Los partidos estaban divididos. La I República marcó, en su corta duración, la culminación de proceso revolucionario del sexenio, en cuanto a los más caracterizados rectores del republicanismo democrático, Figueras, Pi Margal, Castelar, Salmerón y otros, aparecieron como los únicos capaces de materializar los ideales de la revolución de 1868. Desde el 11 de febrero de 1873 el día en que comenzó, hasta el 29 de diciembre de 1874 en que se disolvió, en los veintidós meses que duró, los Gobiernos de la Primera República Española fueron 8 en total, 5 durante la República Federal y otros 3 durante la República Unitaria, A saber:
Gobiernos de la República Federal: Presidencia de Estanislao Figueras (11 de febrero - 11 de junio de 1873). Presidencia de Francisco Pi y Margal (11 de junio - 18 de julio de 1873). Presidencia de Nicolás Salmerón (18 de julio - 7 de septiembre de 1873). Presidencia de Emilio Castelar (7 de septiembre de 1873 - 3 de enero de 1874).
El 9 de marzo de 1873 la Diputación de Barcelona, dominada por los republicanos federales volvía a intentar proclamar el Estado catalán, como ya había hecho el 12 de febrero; y, como en aquella ocasión Pi y Margall desde Madrid les hizo desistir. Tres días después, el 12 de marzo, llegó a Barcelona el propio presidente del Poder Ejecutivo de la República, Estanislao Figueras, para disuadirlos definitivamente.
La I República marcó, en su corta duración, la culminación de proceso revolucionario.


Nicolás Salmerón 
El primer gobierno de Figueras duró quince días. El de Pi y Margal duró un mes. El de Nicolás Salmerón dos meses. El de Emilio Castelar duró cuatro meses. Y la presidencia de Francisco Serrano tuvo tres gobiernos desde enero a diciembre de 1874. Crecida la anarquía por todas partes, Figueras se marchó en secreto a Francia, sin presentar la dimisión. Nicolás Salmerón comenzó a poner sitio a Cartagena donde los cantoneses (insurrección cantonal) se habían apoderado de la escuadra. Como no quiso firmar penas de muerte dimitió duró 51 días.
El 29 de diciembre de 1874, el general Arsenio Martínez-Campos se pronunció en Sagunto a favor de la restauración en el trono de la monarquía borbónica, en la persona de don Alfonso de Borbón, hijo de Isabel II. Serrano les ordenó no resistir, y el Gobierno aceptó la decisión sin protestar.
El 31 de diciembre de 1874 se formó el llamado Ministerio-Regencia, presidido por Cánovas del Castillo, a la espera de que el príncipe Alfonso regresara a España desde Inglaterra.
Después del periodo navideño, cuando se reabrieron las Cortes el 2 de enero de 1874 el capitán general de Madrid, Manuel Pavía, tenía preparadas sus tropas para el caso de que Castelar perdiera la votación parlamentaria. En el lado contrario, batallones de Voluntarios de la República estaban preparados para actuar si vencía Castelar.
Nicolás Salmerón anunció que retiraba su apoyo a Castelar. En su discurso acusó a Castelar de haber abandonado la «política republicana.
Hacia las cinco de la madrugada del 3 de enero se votó la cuestión de confianza al gobierno presentada por varios diputados de la derecha en la que Castelar salió derrotado por lo que obligó a este a presentar la dimisión.



General Pavía. 
A las siete menos cinco de la mañana se reanudó la sesión y cuando se estaba iniciando la votación de investidura del nuevo gobierno se supo que las tropas Pavía habían rodeado el edificio del Congreso y el propio general se encontraba en la plaza frente al edificio. Dos ayudantes suyos le entregaron una nota a Salmerón, presidente de las Cortes, que decía: «Desaloje el local». Le dieron cinco minutos de plazo para cumplirla. Salmerón les dijo que le comunicaran a Pavía que estaba atentando contra la soberanía nacional y contra la República y «que el tribunal del pueblo será inexorable contra el autor de semejante crimen». Salmerón informó a los diputados lo que estaba sucediendo a lo que estos respondieron con vivas a la soberanía nacional y mueras a los traidores y a Pavía.
A continuación penetraron en el edificio los soldados del regimiento de Mérida, seguidos por los guardias civiles encargados de la custodia del edificio al mando de coronel Iglesias, que se había pasado al lado de los golpistas. Hubo disparos al aire en los pasillos para que los diputados aceleraran el abandono del hemiciclo. Uno de los últimos en salir fue el todavía presidente del Poder Ejecutivo Emilio Castelar.
Pavía envió un telegrama a los jefes militares de toda España en el que les pedía su apoyo al golpe.
Como Castelar había rehusado el ofrecimiento del general Pavía para que presidiera el «gobierno nacional» que él proponía. ​La presidencia del Poder Ejecutivo de la República la asumió el líder del Partido Constitucional el general Serrano, duque de la Torre, quien se fijó como objetivo prioritario acabar con la rebelión cantonal y con la tercera guerra carlista. Su gobierno estuvo integrado por constitucionalistas, radicales y un republicano unitario.
La Primera República oficialmente continuaría casi otro año más, con el general Serrano al frente. El líder del partido alfonsino Antonio Cánovas del Castillo le comunicó a la reina exiliada Isabel II que “Los principios democráticos están heridos de muerte
Serrano aceptó el cargo de presidente del Poder Ejecutivo de la República, y disolvió las Cortes republicanas en 1874 instaurando una especie de dictadura republicana de concentración con talante conservador. Serrano gobernó apoyado en la Constitución de 1869, que a su vez era la primera Constitución democrática. Serrano acabó con la rebelión cantonal y levantó el sitio de Bilbao en 1874, dejando a los carlistas prácticamente derrotados. Pero la destrucción de las fuerzas políticas republicanas había abierto el camino para la restauración de los Borbones, precipitada en los días finales de diciembre de 1874,
El 9 de enero de 1875 llegó a España el rey Alfonso de Borbón y Borbón y fue proclamado rey ante las Cortes Españolas.

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