jueves, 22 de mayo de 2025

EXPULSIÓN JUDÍOS EN ESPAÑA Y EUROPA

Es posible que los primeros judíos en la península Ibérica hayan llegado en la época del rey Salomón, aproximadamente por el 950 a.C.
Cuando el rey visigodo Recaredo se convirtió al catolicismo, (año 587), en estrecha colaboración con la Iglesia católica, adoptó una actitud beligerante contra las comunidades judías. 


Conversión de Recaredo 

Durante el reinado de Sisebuto, las leyes antijudías se endurecieron, se produjeron numerosas conversiones forzosas, lo que motivó que gran número de judíos abandonasen el reino.
En tiempos de los reyes cristianos se identificaba la política con la religión. Solo los bautizados estaban en condiciones de ser súbditos del rey y por tanto de estar bajo el amparo de las leyes, usos y costumbres del reino. El cristianismo es una fe que se proclama verdad absoluta, “dogma de fe” y la vida es un tránsito durante el cual se deben obtener los méritos para una posterior vida eterna, que es la importante. Norma válida para todos, desde el rey hasta el último morador. Al comienzo del reinado de Fernando e Isabel, judíos y musulmanes formaban comunidades propias, pero habitaban en tierra ajena. Tenían casas de oración, sus leyes y autoridades y escuelas. Tenían permiso del rey para ello. Abonaban una cantidad de dinero por ello y no podían formar parte de las instituciones. Todo esto es importante para entender los hechos que tanto se les reprochan a nuestros reyes y que inicia la enorme falacia de la “Leyenda Negra”. Si se pierde este punto de vista, tan alejado de nosotros en nuestros días, no podremos comprender los hechos sucedidos, sus porqués y las decisiones que tomaron en aquella época. Por ejemplo la apostasía, la herejía el sacrilegio y los pecados contra natura, eran castigados duramente, incluso con la muerte, dado que eran crímenes horrendos que había que extirpar. Por el contrario el poder y la justicia estaban sometidos a fuertes limitaciones porque por encima de ellos existía el orden moral del cual la iglesia es la custodia. En determinadas condiciones se toleró o aceptó a comunidades judías, pues dado que los cristianos no se les permitía prestar dinero y mucho menos cobrar intereses, esto si fue permitido a los judíos, lo que a la larga provocó la desconfianza del pueblo.
El papel del judío dentro de las cortes castellanas fue el de transmisor de los conocimientos árabes. Cortes como la de Alfonso X, junto con colaboradores árabes, se creó la Escuela de Traductores de Toledo, una obra enorme de recopilación de los conocimientos y divulgación. De ahí la costumbre de  decir ”La ciudad de las tres culturas”, siendo esto solamente aplicable a nivel cultural, pero no en el ámbito popular, que fue solamente una toleración. 


Cántigas de Santa María - Alfonso X el sabio 

Los judíos fueron imprescindibles en la medicina. No había casa noble o real que el médico no fuera judío.  No obstante esto estaba prohibido por la religión.
El judío era además el recaudador de impuestos y encargado de la custodia y control del tesoro estatal.  Este trabajo, cerca del poder de nobles, prelados y reyes explica el incremento del recelo de las clases populares contra los judíos, ya que era visto como el explotador, gentes cercanos a los ricos y poderosos y apartados del pueblo.
Pero no fueron pocos los reyes que defendieron a los judíos, y podemos citar precisamente a Fernando e Isabel sobre todo en 1481. Pero también a Enrique IV de Castilla y a Juan II de Castilla, a quien hasta se le acusó de defender a los judíos.
De los libros del rabí de Toledo se desprende que la vida de los judíos castellanos era mucho más favorable que en el resto de Europa; por lo general, se gobernaban casi con total independencia en sus propios barrios.
El pueblo, fue principal víctima de la usura, hasta el punto de que con frecuencia tenían que vender sus casas, tierras o majuelos para saldar las deudas, no dejaba de presentar una y otra vez en las Cortes sus peticiones para conseguir moratorias y rebajas en los pagos, alegando su pobreza debida a la escasez de frutos, las malas condiciones climatológicas o los excesivos impuestos; en otras ocasiones acusaban a los judíos de que, conscientes de sus necesidades, los obligaban a aceptar en las escrituras doble cantidad de la que recibían, o insertaban cláusulas engañosas.
Aunque las leyes no lo obligaban muchos judíos se convencieron que les convenía convertirse al cristianismo. Estos cristianos nuevos tampoco convenció a los cristianos viejos por lo que se introdujo la noción de la pureza de sangre. Y también dividió a la comunidad judía entre los más conservadores y los conversos.
La decisión de prohibir el judaísmo está relacionada con la instauración de la Santa Inquisición en las Coronas de Aragón y en la de Castilla, que perseguía a los falsos conversos que en realidad engañaban y seguían practicando su primitiva fe.


Fray Tomás de Torquemada bendiciendo a nuevos cristianos
Ángeles Irisarri, historiadora y autora de “Isabel, la reina”, apuesta por que fue un tema de fe: "Cuando  los señores Reyes dictaron el edicto de expulsión,  los judíos habían  sido expulsados de todos los países y sólo quedaban dos por adoptar esa  medida: Portugal y Austria, que muy pronto se sumaron al  sentimiento  generalizado de odio a los hebreos. Es de decir que, mucho antes de la  expulsión Sus Altezas  quisieron convertir a los judíos a la fe  cristiana, y mandaron por todas las ciudades, villas y aldeas, a  predicadores que instruyeran a los herejes en la doctrina de la Iglesia  Romana. Y muchos, escarmentados por las grandes matanzas del siglo XIV y  por lo que se vislumbraba que iba a venir, se convirtieron, aunque  algunos siguieron judaizando. Contra éstos últimos se estableció la  Inquisición."
El hispanista francés Joseph Pérez ha destacado las semejanzas que existen entre esta expulsión y la persecución de los judíos en la Hispania visigoda casi mil años antes de la realizada por los Reyes Católicos en 1492, y que ésta no fue una excepción en Europa, salvo por tardía, a pesar de la fama de antisemitas que arrastran los monarcas.


Auto de Fe

La primer comunidad judía registrada en Gran Bretaña fue llevada a Inglaterra en 1070 por el rey Guillermo I de Inglaterra, quien creía que sus habilidades comerciales harían que su país recién conquistado fuese más próspero. Doscientos años más tarde los judíos ya no eran bienvenidos. El rey Eduardo I de Inglaterra aprobó el Estatuto de la judería (Statutum de Judaismo) en 1275, la cual restringía las actividades de la comunidad, más notablemente declarar ilegal la práctica de la usura (cobro de intereses). Cuando, 15 años después, Eduardo encontró que muchas de estas disposiciones fueron ignoradas, expulsó a los judíos de Inglaterra. Ellos emigraron a países como Polonia, donde eran protegidos por la ley. Una pequeña comunidad inglesa persistió en la clandestinidad a pesar de la expulsión. Los judíos no fueron prohibidos de Escocia, que hasta 1707 era un reino independiente.
Año 586 a.C. El primer exilio ocurrió cuando el rey de los babilonios, Nabucodonosor II, conquistó el Reino de Judá, destruyendo el Primer Templo de Jerusalén . Primera diáspora. Año 70 d.C. El general romano Tito derrotó la revuelta judía y destruyó el Segundo Templo de Jerusalén del cual queda un muro, (el de las lamentaciones), y provoca la expulsión del pueblo judío de unas tierras que ellos consideran sagradas. Era la segunda diáspora. Año 135 d.C. Un número aún mayor de judíos fue expulsado de Judea después de haber sido aplastada la rebelión de Bar Kojba. Desde entonces los judíos se dispersaron por todo el Imperio romano y, posteriormente por el mundo, encontrándose en casi todos los países.


Año y país de su expulsión.
1016 Crimea - 1290 Inglaterra, Eduardo I
1290 Gales.
1306 Francia.
1394 Algunos regresaron y expulsados.
1349 Sajonia, Alemania
1360 Hungría, expulsados y, en
1380 Eslovaquia
1562. Eslovaquia regresaron y fueron expulsados de Praga
1582 Hungría, regresaron y fueron expulsados nuevamente.
1370 Bélgica. Unos pocos se asentaron nuevamente en
1450 Algunos regresaron y fueron expulsados  
1420 Austria: Expulsados por Alberto V.
1445 Lituania
1492 España
1492 Portugal
1510 Prusia
1537 Túnez
1540 Italia: Reino de Napolés y de Sardinia
1551 Bavaria: Expulsados permanentemente
1744 María Teresa los expulsó nuevamente.
1791 Rusia. Obligados al asentamiento
1843 Ucrania
1682 Bordeaux, Avignon, Marseilles
 

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