miércoles, 14 de mayo de 2025

HERNANDO DE MAGALLANES - BIOGRAFÍA Y DESCUBRIMIENTO

Hernando de Magallanes nació en Portugal en 1480 y moriría en la Isla de Mactán (Islas Filipinas) en 1521. Navegante y descubridor portugués al servicio de la Corona de España, caballero comendador de la Orden de Santiago.


Miembro de la nobleza portuguesa, Hernando de Magallanes estudió náutica y cartografía en Lisboa. En 1505 formó parte la expedición a la India mandada por Francisco de Almeida. En su siguiente viaje, esta vez a Marruecos y bajo las órdenes del duque de Braganza, resultó herido.
En marzo de 1509, enrolado en la armada de Diego López de Sequeira, partió hacia Malaca, con escalas en Madagascar, Ceilán, actual Sri Lanka, y Sumatra. El 11 de septiembre, fondeados en Malaca, fueron atacadas las naves por los indígenas. Magallanes salvó de una muerte segura al capitán Francisco Serrano, lo que volvió a hacer unas semanas más tarde, cuando la nave de Serrano fue atacada por un junco armado. De estos hechos surgió una gran amistad entre estos dos hombres. Este primer reconocimiento de Malaca resultó, por tanto, un verdadero desastre, que fue en gran parte compensado por las valiosas informaciones náuticas conseguidas y las noticias auténticas de las islas de las Molucas, a donde llegó Francisco Serrano.
Como consecuencia de su ejemplar comportamiento Juan de Meneses, le nombró cuadrillero mayor. El nuevo cargo le hacía responsable de la seguridad de los prisioneros de guerra y encargado de la custodia del botín capturado a los moros.

Hernando de Magallanes 
En mayo de 1514 murió su gran valedor en las tierras marroquíes, Juan de Meneses, y los enemigos de Magallanes, envidiosos por su cargo de responsabilidad, iniciaron una campaña de desprestigio contra él. El nuevo jefe lo destituyó y ordenó que se le abriese un proceso y que fuese juzgado por un consejo de guerra. Magallanes, convencido de su recto proceder, no le dio importancia al tema y regresó a Portugal.
Nuevamente en Lisboa, el rey, Manuel I el Afortunado, le ordenó trasladarse a Marruecos para ser juzgado. Salió absuelto del juicio y volvió a Lisboa, donde en audiencia con el Rey, tras enumerar sus méritos, solicitó la gracia llamada de “moradía en la casa real”, que suponía el ascenso de rango y autorización para servir a la Corona en una de las carabelas que partiesen hacia las Molucas o viajar en una nave particular a las islas de las Especias, lo que le fue denegado. Magallanes pensó que se le hacía una gran injusticia y decidió salir de su patria.
Recibió noticias de Francisco Serrano, en las que le comunicaba que las islas Molucas, estaban muy lejos de la costa de Malaca y que a tenor del Tratado de Tordesillas, de 7 de junio de 1494, que modificaba la bula (Inter Caetara II) del papa Alejandro VI, estableciendo una línea de demarcación a 370 leguas a occidente de las islas de Cabo Verde, a poniente de la cual podrían explorar los españoles y a oriente los portugueses, y por tanto las Molucas estaban dentro de la demarcación reconocida a España.
Por aquel entonces, concretamente el 25 de septiembre de 1513, Vasco Núñez de Balboa había descubierto desde el istmo panameño el que llamó “mar del sur”, actual océano Pacífico, pero lo comunicó al rey al año siguiente. Confirmadas las conjeturas de cartógrafos y navegantes sobre la existencia de un océano entre las islas Indias colombinas y el continente asiático, quedaba por descubrir un paso interoceánico que uniese el Atlántico y el Pacífico y, como consecuencia de las exploraciones por la zona realizadas hasta la fecha por varios exploradores españoles nada rechazaba la posibilidad que hubiese una comunicación natural entre ambos océanos.
De hecho, en algunas representaciones cartográficas de la época se afinaba el aún desconocido sur del Nuevo Mundo y podía atisbarse un paso marítimo. La existencia de este paso permitiría a España llegar a las Molucas sin vulnerar ningún tratado.
El trato de Magallanes con navegantes y cosmógrafos, su correspondencia con Serrano y su resentimiento con el rey portugués, le llevaron a buscar el apoyo de España para tratar de hallar el sospechado paso. Para ello renunció públicamente a la ciudadanía portuguesa y, dispuesto a buscar la ruta que permitiría llegar a las Molucas por poniente, se trasladó a Sevilla, eje de todos los negocios relativos a la expansión ultramarina, allí conoció a hombres de importancia en asuntos marítimos.

Juan Sebastián Elcano 
En la Corte de Lisboa se conocieron estas gestiones, con el consiguiente temor de que los castellanos pudiesen perturbar el monopolio portugués sobre las especias, hasta el extremo de que llegaron a pensar en entorpecer de algún modo la empresa e incluso en eliminar a su promotor, razón por la que el obispo de Burgos, Juan Rodríguez de Fonseca, vicepresidente del Consejo de Indias, puso una escolta a Magallanes.
En España había muerto el rey Fernando el Católico y estuvo como regente el cardenal Cisneros hasta la llegada de Carlos I, que a finales de 1517.
Carlos I se informó a fondo del proyecto de Magallanes y le dio su aprobación. En el documento de capitulación firmado en Valladolid el 22 de marzo de 1518, quedó bien claro que, por un período de diez años, Magallanes y Faleiro se reservaban los derechos a los viajes posteriores que se realizasen, no concediendo la Corona permiso a nadie que no fuese a ellos, siempre y cuando la búsqueda del paso se intentase por la ruta que ellos señalaban en la costa de América.
Realmente fueron los portugueses quienes llegaron primero a las islas de las Especias, navegando por las costas africanas, pasando por el Cabo de Buena Esperanza. Los portugueses tenían colonias por las costas de África y Asia.

Su proyecto trataba de buscar una ruta alternativa a la ya establecida por la corona portuguesa, en dirección oeste buscando un estrecho marítimo en América. Sólo España tenía las condiciones necesarias para abordar semejante proyecto. Tenía además de la experiencia marinera, el conocimiento geográfico y cartográfico, la audacia humana, la voluntad política y los recursos económicos para emprender tal aventura marítima. El plan consistía en abrir una ruta por el oeste, rodeando el continente americano por su extremo sur, y pasando sólo por dominios españoles.
Carlos I con solo 19 años de edad, confió en la empresa y puso al portugués al frente de 265 hombres y cinco barcos: la capitana Trinidad, la Concepción, la Victoria, la Santiago y la San Antonio. Es la llamada Flota de las Molucas.
Aquí aparece Juan Sebastián Elcano, un marino guipuzcoano (nacido en 1487), con amplios conocimientos náuticos tuvo conocimiento del proyecto. Estaba perseguido por la justicia por haber entregado como pago por sus deudas una nave de su propiedad a unos marinos extranjeros, en tiempos de guerra era una traición grave. Arruinado y sin medios de fortuna, Elcano tuvo que abandonar su villa natal de Guetaria, donde dejó su hijo Domingo. Debió deambular por varias ciudades españolas, aunque se ignoran cuáles. Su peregrinación de proscrito terminó finalmente en Sevilla, donde se encontraba en 1518, cuando empezaba a organizarse la armada de Magallanes para el descubrimiento de la Especiería. Se ofreció como tripulante y tuvo la suerte de ser aceptado por su experiencia marinera. Elcano, a quien se incluyó, sin tener en cuenta su carácter de proscrito, que le impedía embarcar en cualquier nave, y más aún en una real. Lo curioso es que tuvieron que valorarse sus cualidades de marino, pues fue nombrado maestre de la nao Concepción, que mandaba el capitán Gaspar de Quesada y llevaba como piloto al portugués Juan López de Carvalho.
Tras una escala de avituallamiento, partieron del puerto de Sevilla el 10 de agosto de 1519. Cruzaron el océano Atlántico en dirección a Sudamérica. Bordeando la costa de Brasil, hicieron un breve descanso en Río de Janeiro y exploraron la gran boca del Río de la Plata y el litoral de la Patagonia. Pero comenzaban a surgir los problemas y las desconfianzas de la tripulación con respecto a Magallanes debido a varios motivos: el primero era que Magallanes mantenía en secreto el objetivo de su viaje, lo cual inquietaba al resto de capitanes; el segundo, los capitanes españoles desconfiaban en buena parte por las discusiones establecidas en Sanlúcar con agentes portugueses; y tercero, la costa suramericana parece interminable, no aparecía ningún paso hacia el otro lado y, además, a bordo hacía un frío insoportable. La armada navegó por el hemisferio sur, donde en invierno empieza en marzo, las temperaturas eran tan bajas que decidieron invernar en la bahía de San Julián, en la Patagonia, donde hubo un intento de sublevación.

Magallanes pudo resolver el problema con astucia, prefirió contemporizar con unos marineros muy necesarios para continuar el viaje. Uno de los más beneficiados por aquella indulgencia fue Elcano que se vio atrapado en un conflicto de fidelidades: o seguir al capitán de su barco, o seguir al jefe de la expedición. Primero se amotinó, pero luego contribuyó a sofocar el motín, ganándose la confianza de Magallanes.
El 24 de febrero llegaron a una gran bahía, que bautizaron con el nombre de San Matías, en la que no encontraron el paso que buscaban. El 2 de marzo penetraron en una nueva bahía, que bautizaron como bahía de los Trabajos, actualmente conocida como Puerto Deseado, y el 31 del mismo mes llegaron al puerto que denominaron San Julián donde pasaron una fría y dramática invernada de cinco meses de duración.
Sobreviven bajo el frío, cazando animales como avestruces, zorros y moluscos y derritiendo el agua de bloques de hielo. Y toman contacto con los indios tehuelches, los "patagones" por las enormes huellas que sus abarcas dejan en la nieve
Aquí salieron a relucir abiertamente los resentimientos y agravios acumulados durante el viaje, Magallanes invitó a comer en su nao a capitanes y pilotos, pero sólo Mesquita aceptó la invitación. El clima de descontento y sedición aumentó de tal manera que, una noche, Juan de Cartagena y el capitán de la Concepción, Gaspar de Quesada, se dirigieron con treinta hombres a la San Antonio, prendieron a Mesquita y mataron al maestre Juan de Elorriaga.
Adueñados de la San Antonio, la Concepción y la Victoria, los amotinados requirieron a Magallanes que se atuviera a las instrucciones reales y la contestación fue el apresamiento de los mensajeros y el envío de un batel con gente armada a la Victoria, Magallanes bloqueó la entrada a la bahía con los tres barcos leales, la San Antonio fue vencida cuando intentaba escapar y la Concepción se rindió. Los oficiales amotinados fueron apresados, Álvaro de Mesquita fue nombrado capitán de la San Antonio.
El 24 de agosto, reanudaron la marcha las cuatro naves que quedaban, pero a los dos días tuvieron que refugiarse de los vientos junto a la desembocadura del río Santa Cruz. La San Antonio penetró por la embocadura unas cincuenta leguas y regresó con la noticia de que estaban en un estrecho que bautizaron con el nombre de Todos los Santos, festividad religiosa del día, y al que la historia le daría el nombre de Magallanes. Perdura el topónimo con que los expedicionarios denominaron al macizo que les quedaba por babor, Tierra de los Fuegos, o Tierra del Fuego, en alusión a las hogueras nocturnas que señalaban los campamentos de los indígenas.
Durante la navegación por el estrecho, Magallanes ordenó a la San Antonio que explorase una de las posibles aperturas al mar. Durante la exploración el piloto Esteban Gómez hizo prisionero al capitán Mesquita y convenció a la tripulación para desertar y volver a España pasando por Guinea. El 27 de noviembre, los tres buques que quedaban llegaron al océano, en el que navegaron durante tres meses y veinte días sin provisiones frescas ni agua, lo que hizo que empezasen a padecer de escorbuto. Durante este tiempo no encontraron una sola tormenta, por lo que denominaron océano Pacífico al mar que Núñez de Balboa había bautizado como Mar del Sur. Inicialmente pusieron rumbos de componente norte. El 4 de febrero descubrieron la que llamaron isla de los Tiburones, incluida con la anterior en la denominación de Infortunadas o Desventuradas, que bien pudieron ser las actuales Fakahina y Flint. No encontraron en estas islas los víveres que necesitaban.
El día 6 de marzo avistaron el actual archipiélago de las Marianas.  Fondearon en la mayor de las islas, la de Guam.
Permanecieron allí solamente tres días para abastecerse y una semana después avistaron la isla de Siargao, al nordeste de Mindanao, en las actuales Filipinas, y posteriormente llegaron a Limasawa el 28 de marzo, donde se les acogió amistosamente. Allí se ofició la primera misa en tierra filipina.

Una semana más tarde llegaron a la isla de Cebú, donde el rey Humabón les recibió con los brazos abiertos,
Magallanes le regaló a la Reina una imagen del Niño Jesús tallada en madera negra, que el arzobispo de Sevilla le había entregado antes de salir de España. Es curioso que más de cuarenta años después, el 16 de mayo de 1565, los soldados de Legazpi encontraran en la misma isla aquella imagen, a la que el pueblo filipino rinde aún hoy en día un culto entrañable en una capilla del convento cebuano de los padres agustinos
En la isla de Cebú, con el fin de afianzar la soberanía española en toda la comarca Magallanes pidió a los caciques vecinos que se sometiesen al dominio del rey de Cebú. Éstos enviaron regalos al monarca isleño como símbolo de su adhesión, excepto uno de ellos, Lapulapu, gobernador de Mactán, que no aceptó la invitación del capitán general, que reaccionó tratando de humillarle por la fuerza. Humabón y los oficiales españoles desaconsejaron un enfrentamiento abierto, pero Magallanes insistió en llevar a cabo una operación de castigo y tomó personalmente el mando de la acción. En la mañana del 27 de abril, con unos setenta hombres a bordo de dos bateles y escoltado por varias canoas cebuanas, se dirigió al poblado de Mactán, donde desembarcaron bajo una lluvia de flechas envenenadas y consiguieron prender fuego a las chozas del poblado.
Según historiadores Magallanes primero “fue herido en la pierna derecha por una flecha envenenada…a él asestaban sus tiros y por dos veces le quitaron la celada de la cabeza hasta que un indio logró herir al Capitán en la cara con una lanza de caña.” Luego “recibió otra herida en el brazo derecho. los enemigos se abalanzaron contra él en gran número y uno de ellos con un arma semejante a una cimitarra, dióle tan tremendo golpe en la pierna izquierda, que le hizo caer de bruces”. Luego se le fueron encima “y con cuantas armas tenían, le acometieron hasta dejar sin vida a nuestro espejo, nuestra luz, nuestro consuelo y nuestro verdadero guía”.

Monumento a Lapulapu en la Isla de Mactán

Magallanes falleció en Mattan el 27 de abril de 1521 junto a otros ocho expedicionarios. Ni siquiera pudieron recuperar luego su cadáver. Tras esto, los navegantes se reorganizaron y en vista de la traición experimentada, abandonaron de inmediato tales islas.
Sabemos que tomaron rumbo a las Molucas arribando a éstas el 8 de noviembre; en el trayecto se deshicieron de la nave Concepción. El 21 de diciembre dejaron Tidore, cargados de especias, en cantidad tal que con ello se financió la expedición. La nave Victoria, al mando de Juan Sebastián Elcano regresó a España.
Pero el regreso merece otro capítulo.

Monumento a Magallanes en Chile 
El Estrecho de Magallanes es un paso marítimo ubicado en el extremo sur de América del Sur, que conecta los océanos Atlántico y Pacífico. Se encuentra en el sur de Chile y Argentina, separando la Patagonia de la Isla Grande de Tierra del Fuego.
Tiene una longitud de aproximadamente 570 kilómetros. Su ancho varía entre 2 y 32 kilómetros. Administrativamente, pertenece a la región de Magallanes y de la Antártica Chilena, el territorio chileno más austral. Fue descubierto en 1520, por Magallanes durante su expedición para encontrar una ruta hacia las Islas de las Especias, las Molucas.
Fue la principal ruta marítima entre el Atlántico y el Pacífico hasta la construcción del Canal de Panamá en 1914.
Es conocido por sus aguas peligrosas y desafiantes, debido a los fuertes vientos, corrientes y condiciones climáticas extremas.
A pesar de su dificultad, fue una ruta clave para el comercio y la exploración durante siglos. Es hogar de una rica fauna marina, incluyendo ballenas, delfines, pingüinos y lobos marinos.
El estrecho está rodeado de paisajes impresionantes, como montañas, glaciares y fiordos. En sus costas se encuentran ciudades como Punta Arenas (Chile), uno de los principales puertos de la región.
Hoy en día, es utilizado principalmente por barcos que son demasiado grandes para el Canal de Panamá o que prefieren esta ruta por razones estratégicas. También es un destino turístico popular para cruceros y expediciones.
A diferencia del Canal de Panamá, el Estrecho de Magallanes es una ruta natural entre ambos océanos y no requiere de esclusas o infraestructura artificial.
Sin embargo, es más largo y menos predecible en términos de condiciones climáticas.

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