La Inquisición, como tribunal
eclesiástico, solo tenía competencia sobre cristianos bautizados, no contra
judíos o musulmanes.
Hemos de comprender que en un reino
en aquella época no podían existir dos o más religiones, la del rey era la
obligatoria para todos sus súbditos.La causa de la Reconquista, no fue
solamente por el territorio como se cree, sino fundamentalmente por conservar
en el pueblo la religión cristiana que en aquellos tiempos era más importante
que la propia vida. No existía la libertad de culto, por eso, a partir de la
Toma de Granada, se pensó en ofrecer a los judíos o la expulsión o la
conversión al igual que hicieron los visigodos más de mil años antes.
TOMÁS DE TORQUEMADAA los musulmanes (moriscos) se les
ofreció quedarse bautizados tras la Pragmática de Conversión Forzosa de los
Reyes Católicos de 1502 en la Corona de Castilla, y en la Corona de Aragón
hasta 1526.Y a estos conversos son los que se
les vigiló para que no profesaran su religión contraviniendo a la religión
cristiana.Cuando los Reyes dictaron el edicto
de expulsión, los judíos habían sido
expulsados de todos los países y sólo quedaban dos por adoptar esa medida: Portugal y Austria, que muy pronto se
sumaron al sentimiento generalizado de
odio a los hebreos. Es de decir que, mucho antes de la expulsión Sus Altezas quisieron convertir a los judíos a la fe
cristiana, y mandaron por todas las ciudades, villas y aldeas, a predicadores
que instruyeran a los herejes en la
doctrina de la Iglesia Romana. Y muchos,
escarmentados por las grandes matanzas populares del siglo XIV y por lo que se
vislumbraba que iba a venir, se convirtieron, aunque algunos siguieron judaizando. Contra éstos
últimos se estableció la Inquisición.Tomás de Torquemada, el dominico,
fue fundamental para que los Reyes Católicos aprobaran la expulsión de los
judíos de España. Algunos de sus colaboradores en el Santo Oficio eran
cristianos conversosDurante la mayor parte de su
historia, sin embargo, al no existir libertad de culto ni en España ni en sus
territorios dependientes, su jurisdicción se extendió a la práctica totalidad
de los súbditos del rey de España. Así las cosas, desde la creación de los
tribunales americanos, nunca tuvo jurisdicción sobre los indígenas. El rey de
España ordenaba que los inquisidores nunca procediesen contra los indios, sino
contra los cristianos viejos y sus descendientes y las otras personas contra
quien en estos reinos de España se suele proceder.Tomás de Torquemada fue el primer
Inquisidor General de Castilla y Aragón. Y en cuanto a cifras de ejecutados, muchos
historiadores modernos achacan a las exageraciones de la leyenda negra vertida
contra España.El hispanista Joseph Pérez echa luz
sobre esta aparente contradicción “El antijudaísmo militante de algunos
conversos se debía a su deseo de distinguirse de los falsos cristianos mediante
la severa denuncia de sus errores”.La creciente presión social sobre
la comunidad hebrea en el siglo XV desembocó en la conversión al Cristianismo
de casi la mitad de los 400.000 judíos que habitaban en España. Los hijos de
muchos de ellos acabaron ingresando en el clero, como demostración de
compromiso con su nueva religión.Al no ser Torquemada una figura
destacada hasta su edad adulta, poco se sabe de sus padres. Tras progresar en la
orden, fue nombrado prior del convento de Santa Cruz de Segovia. Allí conocería
a Isabel la Católica, que le designó como uno de los tres confesores personales
de los Reyes Católicos por su prudencia, rectitud y santidad. Tradicionalmente,
este cargo servía a muchos eclesiásticos como puente hacia otras posiciones más
elevadas y para entablar contactos con los personajes más destacados de la Corte.
Por ello, pese a su vida austera y su perfil discreto, el dominico fue elegido
para reformar la institución, la cual desde su fundación en 1478 no estaba
cumpliendo los objetivos planteados por los Reyes Católicos.
Inquirir
significa averiguar, preguntar. Éste era el objetivo primero del Santo Oficio.
Averiguar sobre la verdad de la herejía de una persona, y si las denuncias
presentadas eran verdad y no se trataba de venganzas personales. Al recibir una
denuncia había una investigación siempre secreta. Si se comprobaba que la
denuncia no tenía fundamento, al denunciante le multaban y hubo miles de
denunciados que jamás supieron que habían estado en el punto de mira y que las
denuncias habían sido archivadasEl Tribunal del Santo Oficio de la
Inquisición fue una institución fundada en 1478 por los Reyes Católicos para
mantener la ortodoxia católica en sus reinos. A diferencia de su versión
medieval, la primera creada en el siglo XII en el sur de Francia, la
institución que pusieron en marcha los Reyes Católicos estaba bajo el control
directo de la Monarquía y tenía como prioridad lograr la unidad religiosa en un
territorio repleto de falsos conversos, no sobre los judíos. A raíz de un
informe realizado por el arzobispo de Sevilla, el Cardenal Mendoza, y por el
propio Tomás de Torquemada denunciando las prácticas judaizantes que seguían
realizando impunemente los conversos andaluces, los Monarcas solicitaron al
Papa Sixto IV permiso para constituir este órgano en la Corona de Castilla.Inicialmente, la actividad del
Santo Oficio se centró solo en la diócesis de Sevilla y Córdoba, donde se había
detectado un foco de conversos judaizantes. En 1481, se celebró el primer auto
de fe, precisamente en Sevilla, donde fueron quemados vivos seis detenidos
acusados de judeoconversos. Sin embargo, los escasos resultados no eran los
deseados por los Reyes Católicos, que, buscando incrementar el acoso contra los
conversos, nombraron a Tomás de Torquemada para el cargo de Inquisidor General
de Castilla dos años después, en 1483. La elección respondía a dos razones obvias: era el
confesor de Isabel, con la consiguiente influencia que ello conllevaba; y
pertenecía a la orden de los dominicos. Pues, los miembros de la orden de
predicadores habían ejercido el papel de inquisidores durante la Edad Media y
se dice, incluso, que Dominicanus es un compuesto de Dominus (Dios) y canis
(perro), significando «”os perros del Señor”, por su celo en la búsqueda de
herejes.

La incansable actividad de
Torquemada, el martillo de los herejes, la luz de España, el salvador de su
país, el honor de su orden, en palabras del cronista Sebastián de Olmedo, extendió estos tribunales por toda la península.
En 1492 ya existían tribunales en ocho ciudades castellanas (Ávila, Córdoba,
Jaén, Medina del Campo, Segovia, Sigüenza, Toledo y Valladolid) y comenzaban a
asentarse en las poblaciones aragonesas. Establecer la nueva Inquisición en los
territorios de la Corona de Aragón, en efecto, resultó mucho más complicado. No
fue hasta el nombramiento de Torquemada en 1483 también Inquisidor de Aragón,
Valencia y Cataluña cuando la resistencia empezó a quebrarse. Además, el
asesinato en 1485 del inquisidor zaragozano Pedro Arbués, hizo que la opinión
pública diese un vuelco en contra de los conversos y a favor de la institución.
Torquemada inauguró el mayor
periodo de persecución de judeoconversos, entre 1480 a 1530, que posteriormente
fue sustituido por el acoso a otros grupos considerados subversivos, como los
calvinistas o los protestantes. Del mandato de Torquemada según el hispanista
Henry Kamen unas 2.000 personas hasta 1530. Pero, donde no caben dudas es en
que de todos esos años fue en 1492, la fecha de la expulsión de los judíos de
España, cuando se alcanzó las mayores cotas de violencia contra esta minoría
religiosa. Por supuesto, Torquemada, encargado de redactar parte del edicto de
expulsión, jugó un papel crucial en el proceso.
Se conservan completos los archivos
inquisitoriales entre 1540 y 1700. En ese periodo se desarrollaron casi 45 mil
procesos por herejía, de los que la mayoría fueron resultados absolutorios y
1.346 resultaron condenados a muerte,
aproximadamente la mitad de los condenados ya habían fallecido y se
hacía un simulacro con un muñeco.
La decisión de los Reyes Católicos
se fundamentaba en la mala influencia que ejercían los judíos, que no eran
perseguidos por la Inquisición, en los conversos. Tras redactar las condiciones
básicamente, elegir entre bautizo o expulsión, Torquemada presentó el proyecto
a los Reyes el 20 de marzo de 1492, que lo firmaron y publicaron en Granada el
31 de marzo. La influencia de la Inquisición, en concreto de Torquemada, fue
notable para que los Monarcas abordaran una medida tan radical , para la que ni
Isabel ni Fernando se mostraron especialmente predispuestos años atrás.
También es célebre la abrupta
respuesta del Inquisidor General a los intentos de los judíos influyentes por
rebajar la medida. Entre el mito y la realidad, se cuenta que el empresario
judío Isaac Abravanel, que había servido en distintos cargos a los Reyes
Católicos, ofreció al Rey Fernando una suma de dinero considerable para
retrasar la medida. Al enterarse Tomás de Torquemada, se presentó ante el Rey
y les arrojó a sus pies un crucifijo diciéndole: “Judas vendió a Nuestro Señor
por treinta monedas de plata; Su Majestad está a punto de venderlo de nuevo por
treinta mil”.
En 1494, la salud de Torquemada
empezó a declinar y dos años después se retiró al convento de Santo Tomás de
Ávila que él mismo había fundado, desde donde siguió dictando las órdenes de la
institución religiosa. A su muerte, en septiembre de 1498, le sucedió en el
cargo de Inquisidor General fray Diego de Deza.
Torquemada estaba considerado por
sus contemporáneos como un eficiente administrador, un trabajador pulcro y un
hombre imposible de sobornar. Era la virtud personificada para su época, aunque
sus prácticas sean sumamente crueles a los ojos actuales. La leyenda negra
contra los españoles, además, aprovechó para hinchar la cifra de fallecidos
bajo su mandato, hoy se maneja la cifra en quince años en unas 10 cada
mes.
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