Nació en Villanueva de Arosa, en 1869 - Murió en Santiago de Compostela, 1935.
Narrador y dramaturgo. Se le considera, junto con Federico García Lorca, el mejor dramaturgo de la “Edad de Plata” (1900-1936).
La muerte de su padre le permitió marcharse a México, donde pasó casi un año ejerciendo como periodista y firmando por primera vez sus escritos como Ramón del Valle-Inclán. De vuelta a España, se instaló en Pontevedra.
Narrador y dramaturgo. Se le considera, junto con Federico García Lorca, el mejor dramaturgo de la “Edad de Plata” (1900-1936).
La muerte de su padre le permitió marcharse a México, donde pasó casi un año ejerciendo como periodista y firmando por primera vez sus escritos como Ramón del Valle-Inclán. De vuelta a España, se instaló en Pontevedra.
Viajó a Madrid, donde entabló amistad con jóvenes escritores
como Azorín, Pío Baroja y Jacinto Benavente y se aficionó a las tertulias de
café, que no abandonó ya a lo largo de su vida.
Tuvo que costearse la edición de su segundo libro, Epitalamio (1897); por esa época se inició su interés por el teatro. Una folletinesca pelea con el escritor Manuel Bueno le ocasionó la amputación de su brazo izquierdo. Con el propósito de recaudar dinero para costearle un brazo ortopédico que el escritor nunca utilizó, sus amigos representaron su primera obra teatral, Cenizas, que fue su primer fracaso de público.
En 1907, Valle-Inclán se casó con la actriz Josefina Blanco y, entre 1909 y 1911, se adhirió al carlismo, ideología tradicionalista que atrajo al autor por su oposición a la sociedad surgida de la revolución industrial, al sistema parlamentario y al centralismo político. En 1910, su esposa inició una gira por Latinoamérica en la que él la acompañó como director artístico. Durante el viaje, la compañía teatral de María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza contrató a Josefina Blanco y, de vuelta a España, estrenó dos obras de Valle-Inclán, Voces de gesta (1911) en Barcelona y La marquesa Rosalinda (1912) en Madrid.
Tuvo que costearse la edición de su segundo libro, Epitalamio (1897); por esa época se inició su interés por el teatro. Una folletinesca pelea con el escritor Manuel Bueno le ocasionó la amputación de su brazo izquierdo. Con el propósito de recaudar dinero para costearle un brazo ortopédico que el escritor nunca utilizó, sus amigos representaron su primera obra teatral, Cenizas, que fue su primer fracaso de público.
En 1907, Valle-Inclán se casó con la actriz Josefina Blanco y, entre 1909 y 1911, se adhirió al carlismo, ideología tradicionalista que atrajo al autor por su oposición a la sociedad surgida de la revolución industrial, al sistema parlamentario y al centralismo político. En 1910, su esposa inició una gira por Latinoamérica en la que él la acompañó como director artístico. Durante el viaje, la compañía teatral de María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza contrató a Josefina Blanco y, de vuelta a España, estrenó dos obras de Valle-Inclán, Voces de gesta (1911) en Barcelona y La marquesa Rosalinda (1912) en Madrid.
ESTATUA EN MADRID
Hacia 1916 ya se le consideraba un escritor de prestigio y
una autoridad en pintura y estética, por lo que el Ministerio de Instrucción
Pública y Bellas Artes lo nombró titular de una nueva cátedra de estética en la
Academia de San Fernando en Madrid. Esto supuso un alivio para su crónica
escasez de dinero, aunque abandonó
pronto el cargo. Invitado a París un año
después del estallido de la Primera Guerra Mundial, se había declarado
partidario de los aliados, lo que lo llevó a la ruptura con los carlistas, pasó
un par de meses visitando las trincheras francesas.Su consagración definitiva como escritor y un replanteamiento ideológico que lo acercó al anarquismo. Cuando, en abril de 1931, se proclamó la segunda República, el escritor la apoyó con entusiasmo y al año siguiente fue nombrado Conservador General del Patrimonio Artístico por Manuel Azaña, cargo del que dimitió en 1932 para dirigir el Ateneo de Madrid.
En 1933 fue nombrado Director de la Academia Española de Bellas Artes en Roma, ciudad en la que vivió un año. Enfermo, regresó a España y fue ingresado en una clínica en Santiago de Compostela, donde murió después de manifestar su hostilidad hacia un gobierno de derechas.
Su producción literaria es muy amplia y compleja, porque si bien tocó casi todos los géneros, nunca se ciñó a sus normas, y rechazó la novela y el teatro tradicionales. Estéticamente siguió dos líneas: una, poética y estilizada, influida por el simbolismo y el decadentismo, que lo inscribió entre los modernistas; la otra es la del esperpento (que predominó en la segunda mitad de su obra), con una visión amarga y distorsionada de la realidad, que lo convierte, en palabras de Pedro Salinas, en "hijo pródigo del 98".
Tirano Banderas (1926) es su novela más innovadora y se puede considerar como el primer exponente del esperpento valleinclanesco. Su argumento es la crónica de un dictador hispanoamericano, analizado como la fatal herencia que España transmitió a América. El lenguaje, proveniente del mundo de los toros y el teatro, con diversos registros idiomáticos que van desde lo refinado a lo chabacano, acentuó lo grotesco de la realidad que describió.
La obra dramática de Valle-Inclán es probablemente la más original y revolucionaria de todo el teatro español del siglo XX, al romper las convenciones del género. “Yo escribo en forma escénica, dialogada, casi siempre. Pero no me preocupa que las obras puedan ser o no representadas más adelante. Escribo de esta manera porque me gusta mucho, porque me parece que es la forma literaria mejor, más serena y más impasible de conducir la acción". Se inició con Cenizas (1899) y El marqués de Bradomín (1906), adaptaciones de dos de sus relatos.
Una trilogía compuesta por Águila de Blasón (1907), Romance de lobos (1908) y Cara de plata (1922), constituyeron la primera gran realización dramática valleinclanesca. En abierta ruptura con el teatro de la época, tienen como tema una Galicia feudal y mágica cuyo desmoronamiento se simbolizó en la degeneración del linaje de los Montenegro. Retomó la mítica gallega con El embrujado (1913) y Divinas palabras (1920), y utilizó como protagonistas a personajes populares y marginados.
Valle-Inclán dio el nombre de esperpentos a cuatro obras: Luces de bohemia (1920), Los cuernos de don Friolera (1921), Las galas del difunto (1926) y La hija del capitán (1927), estas tres últimas agrupadas en el volumen Martes de carnaval (1930). El esperpento fue pues, para Valle-Inclán, una moderna concepción de la tragedia.
La estatua de don Ramón del Valle -Inclán situada en Madrid, en el paseo de Recoletos, recibe cada año una bufanda blanca siguiendo una tradición por la que cada año, en el día Mundial del Teatro, los dramaturgos expresan de esa forma su admiración por la obra y autores de todas las épocas.
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