sábado, 30 de enero de 2021

86.- ESPAÑA SIGLO XVII (22) - FELIPE IV

 Felipe IV nació en Valladolid en 1605 y ciñó la corona en 1621 a la muerte de su padre. Hombre de gran cultura y notable inteligencia era en cambio débil de carácter. Simboliza el esplendor de la España ya decadente. Su reinado concentró asuntos muy importantes, como los grandes destellos del siglo de Oro y la pérdida de Portugal  y los Países Bajos, las rebeliones catalanas, la andaluza y las derrotas militares en Europa. La inesperada muerte de Felipe III le convirtió en rey con solo 16 años. Fue el reinado más importante del siglo pues significó el punto sin retorno de la decadencia española que ya lentamente se había manifestado. Fue de joven un buen estudiante, culto, amante de la historia, la teología, el derecho, la música y los idiomas. Le atrajeron el arte, el teatro y la poesía, pero no solo como espectador. Sabía pintar y escribir con soltura. Fue rey desde 1621.

TERCIOS DE FLANDES

El ejército de Flandes que España mantenía desde 1567, se inició con la rebelión de los Países Bajos, quedando divididos en la mitad norte, no sometida a Madrid, (con matices, la actual Holanda), y la mitad sur, parte integrante de la monarquía hispánica (también con matices, la actual Bélgica). Este ejército de fama bien conseguida eran los Tercios, unidades de élite, españolas, italianas, alemanas, valona, inglesa y borgoñona, además de la caballería ligera y pesada. No obstante al magnífico ejército le faltaba el buen complemento del apoyo naval, que se vio como un elemento imprescindible. Los Habsburgo españoles siempre han tenido una visión del mundo en la que España tenía junto con sus derechos unas responsabilidades fundamentales, la primera garantizar la fe católica, amenazada por el protestantismo.  Esto les hacía ver la grandeza de su linaje, del Imperio a gobernar y de ser un pueblo en el que Dios confiaba para consolidar y extender la religión de Roma. Esto es importante tenerlo en cuenta para entender el punto de vista de aquellos personajes cuyas ideas y decisiones son tan alejadas del concepto actual de la gobernación y la Justicia actuales. Felipe estaba prometido con la hija de Enrique IV de Francia, Isabel de Borbón, dos años mayor que él. Y también se prometió a su hermana Ana de Austria para casarla con el rey francés Luis XIII. Con lo cual las dotes al ser de la misma cantidad quedaban compensadas, y se conseguía una alianza de matrimonios que convenía a ambos países.

MARIANA DE AUSTRIA EN EL CUADRO DE VELÁZQUEZ

Felipe IV y la reina Isabel tuvieron cuatro hijas hasta 1627, de los cuales no sobrevivió ninguna más allá de los dos años. Luego nació un varón al que buscaron pareja, pero él moriría joven soltero aún. La reina enfermó y también murió. De modo que el rey se encontraba viudo y sin descendencia. Decidió casarse con la prometida de su hijo fallecido, su sobrina Mariana de Austria que en aquél momento ella tenía trece años y él cuarenta y dos. Tuvieron a su primera hija que llegó a ser emperatriz consorte y murió a los veintidós años. Tuvieron otros cuatro hijos de los cuales sobrevivió solamente el último, Carlos, destinado a suceder a su padre. Felipe IV tuvo seguramente una treintena de hijos extramatrimoniales, de los cuales hay que destacar, por su futuro, a Juan José de Austria, que llegó a virrey de Sicilia, Cataluña, Flandes y Aragón, y mandó la Armada.  Andando el tiempo, fue importante en la vida del rey, sor María de Ágreda, religiosa de fama y cultura, consejera del rey, contraria al valido Conde-Duque de Olivares, favorable a la paz con Francia y circunspecta con la Inquisición. Parece ser que los consejos de sor María fueron siempre discretos y atinados.

Felipe IV en los primeros días de su reinado despidió del gobierno al duque de Uceda, hijo del duque de Lerma, el que fuera válido de su padre Felipe III, y nombra a su ayo y severo tutor Baltasar de Zúñiga para que se haga cargo de los papeles y negociaciones de Estado. Dos figuras emergieron, Baltasar de Zúñiga y su sobrino Gaspar de Guzmán y Pimentel. Ambos se necesitaban mutuamente ya que el primero tenía larga experiencia y el segundo disfrutaba del importante favor del rey. Felipe enseguida confió en el primero para los asuntos de Estado y para que fuera instruyendo a su sobrino Gaspar en el arte de gobernar. Éste a su vez completaba la educación del joven rey, algo muy importante. Además se quería romper con la imagen de decadente e inerte de su padre Felipe III, optando como modelo a su abuelo, tratando de hacer un nuevo rey, trabajador implicado en los asuntos de Estado y que representara lo que se le llamó “El rey planeta”.  Su corta edad no permitió que asumiera personalmente la ingente tarea de gobierno. Se apoya el rey en Baltasar de Zúñiga, que había trabajado para su padre y también para su abuelo, hombre severo y justo, cumplidor de las leyes y muy trabajador. Se hará cargo del papeleo y negociaciones de Estado. Baltasar fue ayudado por su sobrino Gaspar y su intención era “Limpiar la casa” de corrupción, abusos, preferencias pagadas y demás asuntos sucios que había dejado la anterior administración. Esto pasaba sin duda por la eliminación de la corrupción que se había adueñado del sistema durante el periodo de Lerma, cuando todo era comprable, lo único discutible era el precio.  El Duque de Lerma apenas se salvó de la prisión al conseguir ser nombrado cardenal. Su hijo, el duque de Uceda, que le sucedió en el cargo de valido, murió en prisión. El marqués de Sieteiglesias, ayudante del duque de Lerma fue decapitado públicamente por sus fechorías. Dado que le dijo al verdugo “Cumple con tu trabajo” y le dio un beso, quedó en el refranero popular, “Tener más orgullo que el marqués en la horca”. Pedro Téllez Girón, III duque de Osuna, arrestado en abril de 1621. Y las propiedades del duque de Lerma, fueron confiscadas.

DUQUE DE LERMA- CARDENAL

Felipe IV y Baltasar de Zúñiga se preocupan por los problemas de Portugal, tales como quejas sobre el mal gobierno de los virreyes. Las recomendaciones de la junta fueron firmadas por el rey dos semanas después del fallecimiento de Baltasar de Zúñiga en octubre de 1622.

Aquí es donde entra en juego un personaje muy importante en el reinado de Felipe IV, Gaspar de Guzmán y Pimentel Ribera, más adelante conde y duque de Olivares. Hombre inteligente y de gran influencia, supo hacerse con el favor del futuro Felipe IV de España, de forma que cuando había accedió al trono el año anterior, lo nombró favorito. El 10 de abril de ese año, el rey concedió a Olivares el título de grande de España, utilizando la fórmula convencional «conde de Olivares, cubríos». Finalmente fue el  valido a la muerte de su tío en 1622.

jueves, 28 de enero de 2021

85.- ESPAÑA SIGLO XVII (21) - FELIPE III

Felipe III no había tenido ni la oportunidad ni la voluntad de alcanzar una experiencia mínima en el manejo de la cosa pública. Tenía veinte años cuando heredó la corona en 1598. Entregó el poder al duque de Lerma, uno de los peores gobernantes que ha tenido este país, corrupto, astuto y falso. Cedió cargos y privilegios a sus familiares, favoritos y a todo aquel que pudiera beneficiarle de alguna manera. La corte de Felipe III se trasladó dos veces, de Madrid a Valladolid y de vuelta a Madrid, según los sobornos que Lerma recibió de los comerciantes locales, que pretendían dar lustre a sus respectivas ciudades.

FELIPE III 

A pesar de la decadencia del Imperio, del que ya hablaban cronistas de la época, debemos tener en cuenta que estamos en el Siglo de Oro, en el terreno cultural, que continuaría incluso con el futuro rey Felipe IV. Una paradoja histórica que en momentos de crisis es cuando florece el arte español en todo su esplendor. Ya en el siglo anterior se había manifestado la introducción del renacimiento en la literatura. Citando sólo a los más importantes nombraremos a Garcilaso de la Vega y Juan Boscán, Gutierre de Cetina, Diego Hurtado de Mendoza, Luis de Góngora. La otra mirada hacia un espiritualismo cristiano, Fray Luis de León, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús. En cuanto a la poesía narrativa Alonso de Ercilla autor de La Araucana. En el terreno del humanismo destacan Luis Vives, Juan Ginés de Sepúlveda, Hernán Núñez de Toledo entre otros, y los cronistas de Indias, Hernán Cortés y sus “Cartas de relación”, Bernal Díaz del Castillo con su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (1575); Álvaro Núñez Cabeza de Vaca; los cronistas de la conquista del Perú, Francisco de Jerez y Gonzalo Fernández de Oviedo, Pedro Cieza de León, el Inca Garcilaso de la Vega etc. El Lazarillo de Tormes, que inicia el género de la novela picaresca consolidado en una obra de transición, el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán. Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes ha sido considerada la primera novela moderna. El teatro español empieza en el renacimiento con una obra maestra, La Celestina, de Fernando de Rojas, “La lozana andaluza” o libros de caballerías Amadís de Gaula, las figuras señeras del también músico Juan del Encina, Lope de Rueda, y la revolucionaria fórmula escénica del “Fénix de los ingenios” Lope de Vega (1562-1635), autor este el más prolífico del teatro mundial, y sus primeros discípulos Guillén de Castro (1569–1631) o Juan de la Cueva (1543-1612).

LOPE DE VEGA 

En la pintura destacaron muchos, siendo los más importantes Juan de Flandes, Vicente Macip, Pedro Machuca, Julio de Aquiles, Alonso Berruguete, Juan de Juanes, Vicente Requena el Viejo, Alonso Sánchez Coello, Roland de Mois, Diego de Urbina, Vicente Requena el Joven, Juan Pantoja de la Cruz, El Greco (1541-1614), Luis de Carvajal, Francisco Pacheco y Juan Gómez.

En asuntos políticos, en el terreno internacional, con la muerte en 1603 de Isabel de Inglaterra se firmó un tratado de paz con Jacobo I de Estuardo. El rey francés Enrique IV, el acérrimo enemigo de España llegó a un acuerdo de amistad con Felipe III, ratificado por un doble matrimonio entre sus hijos. Quedaban dos importantes núcleos bélicos, Flandes y el norte de Italia.

Esta política exterior pacifista, se conoció como “La Pax hispánica”, caracterizado por la política exterior contemporizadora y pacifista, que se limitó al periodo entre 1598 y 1621, correspondiente al reinado de Felipe III y el validazgo del duque de Lerma. Europa gozó de una relativa calma. Desde el inicio de esta paz hasta la guerra de los Treinta Años, (que fue librada en la Europa Central principalmente el Sacro Imperio Romano Germánico entre los años 1618 y 1648, en la que intervinieron la mayoría de las grandes potencias europeas de la época), España  siguió manteniendo su primacía político-militar mundial, no por la fuerza de las armas, sino por la labor diplomática que desarrollaron por el ejemplo el conde de Gondomar en Londres, el marqués de Bédmar en París y Venecia, Baltazar de Zúñiga y el conde de Oñate en Praga y Viena, que supieron mantener en lo más alto el prestigio y la influencia de España, llegándose a poner de moda la cultura, la lengua y hasta el modo de vestir de los españoles.


MODA ESPAÑOLA SIGLO XVII

Esta política acomodaticia aún en contra a veces de los intereses españoles no se explican sin la profunda crisis económica y monetaria que padecía en ese momento la monarquía. Como la administración de Lerma no quería subir los impuestos se decidió acuñar moneda fraccionaria de bajley, rebajando el porcentaje de plata que contenía el vellón hasta dejar la moneda en cobre puro. La consecuencia fue la inflación y el refugio en monedas de oro. El Consejo de Castilla, elaboró un informe en 1619 llegando a la conclusión de que las causas de la ruina económica eran, los enormes tributos que pesaban sobre el país, la prodigalidad en repartir dones y mercedes, el exceso de lujo y el gran número de empleados innecesarios y venales; pero el rey, sin haber hecho nada para remediar esos males, murió el 31 de marzo de 1621 en Madrid.

Felipe III pudo ver el cenit de España ya que alcanzó su máxima extensión territorial y consiguió un papel fundamental en los conflictos militares de gran envergadura.  A la muerte del rey, la monarquía española conservaba íntegro su prestigio exterior, aunque en el orden interior se había afianzado la crisis económica, que se manifestaría plenamente en tiempos de su sucesor.  La temprana muerte del Felipe III convirtió en rey a su hijo de apenas 16 años, el futuro Felipe IV. Fue un reinado largo, pródigo en acontecimientos y el reinado más importante para España del siglo XVII.


martes, 26 de enero de 2021

84.- ESPAÑA SIGLO XVII (20) - FELIPE III

 En el siglo anterior, hacia 1560 el bandidaje y la piratería aumentó sobre todo en Aragón apoyados por los hugonotes huidos de su país, cuya enemistad contra España era manifiesta ya que se trataba de protestantes franceses de doctrina calvinista. Se prohibió la pesca a los moriscos para evitar que entraran en contacto con los piratas. Llegaron estos a desembarcar en Las Alpujarras. El problema ya era gravísimo.  Las autoridades entendieron que no cabían soluciones intermedias, o aceptaban la integración inmediata y total o se les expulsaba. La respuesta fue el levantamiento en diciembre de 1568. Pero eso solo fue el inicio.  Pero también ante los planes del sultán Al-Mansur de Marruecos, aliado de Isabel de Inglaterra, para invadir la península el problema se hacía urgente. Había que acabar con la cuestión morisca.

REBELIÓN DE LAS ALPUJARRAS

Para Felipe III los hechos más importantes se produjeron en 1609 con la firma de la tregua con los Países Bajos y la expulsión de los moriscos. El Duque de Lerma no era partidario de la expulsión y prefería dejar las cosas como estaban, pero la oposición que mantenía sustanciosos negocios con comerciantes moriscos terminó cuando el Rey prometió compensaciones económicas para los nobles que pudieran verse afectados por una eventual deportación masiva. Así que el pillo del duque pasó de defensor a impulsor del plan. Como la asimilación de éstos a la confesión cristiana no había resultado, no se encontraba otra solución. Y al fin, por su connivencia con los piratas berberiscos, Felipe III decretó la expulsión.

En 1609, con una orden inscrita, se ordenó su expulsión de Valencia seguidos desde 1610 a 1614 de Castilla, Aragón, Andalucía y Murcia. En total unos 300.000 moriscos. Pero estas expulsiones planteaban un serio problema, dejar sin cultivar y despobladas las zonas más ricas del reino. Por lo que el rey tuvo en consideración esto y toda propiedad personal que los moriscos no pudieran llevarse pasaría a propiedad de sus señores. Se los embarcó rumbo a África.

Con la pérdida de esa importante fuerza productiva, el desastre económico fue demoledor, sobre todo en Aragón y Levante. El daño duró siglos, y en algunos casos no se reparó jamás. En el momento de la expulsión un 33% de los habitantes de Valencia eran moriscos.

EXPULSIÓN DE LOS MORISCOS

Desde la perspectiva económica se trató de un duro golpe para muchas regiones españolas, pues no constituían nobles, hidalgos, ni soldados, supuso una merma en la recaudación de impuestos, y para las zonas más afectadas (se estima que en el momento de la expulsión un 33% de los habitantes del Reino de Valencia eran moriscos) tuvo unos efectos despobladores que duraron décadas y causaron un vacío importante en el artesanado, producción de telas, comercio y trabajadores del campo. Si bien los perjuicios económicos en Castilla no fueron evidentes a corto plazo, la despoblación agravó la crisis demográfica de este reino que se mostraba incapaz de generar la población requerida para explotar el Nuevo Mundo y para integrar los ejércitos de los Habsburgo, donde los castellanos conformaban su élite militar.

Los moriscos, por otra parte, no se disolvieron en el mar y aquellos que sobrevivieron a los episodios de violencia que acompañaron su expulsión terminaron dispersados por el norte de África, en Turquía, y otros países musulmanes. Muchos campesinos moriscos se vieron obligados, entonces, a convertirse en piratas berberiscos que usaron sus conocimientos de las costas mediterráneas para perpetrar durante más de un siglo ataques contra España.

Pero la cosa no quedó ahí, la corrupción era enorme y hubo una investigación que dejó a todos con el culo al aire. Empezaron a caer culpables e implicados, entre otros el valido del duque, don Rodrigo Calderón de Aranda, que fue ejecutado en la plaza Mayor de Madrid en 1621.

 Se desencadena una indignación con la consiguiente presión en contra del régimen, pero, hete aquí, que el duque consigue mediante una estratagema propia de un arlequín, salvar su vida, solicita de Roma y consigue ser cardenal en 1618.

Fue sustituido por el duque de Uceda, al que se le limitó las funciones.

Durante el reinado España incorporó algunos territorios en el norte de África y en Italia y alcanzó niveles de esplendor cultural. La “Pax hispánica” se debió a la enorme expansión del Imperio y a los años de paz que se dieron en Europa de comienzos del siglo XVII, que permitieron que España ejerciera su hegemonía sin guerras. Y de momento, la inmensa máquina militar y diplomática española seguía teniendo al mundo agarrado por las pelotas, había pocas guerras y el dinero fácil de América seguía entrando y malgastándose. Llegaba el oro y se iba como el agua, sin cuajar en cosa tangible real ni futura.

La monarquía, fiando en las flotas de América, se entrampaba con banqueros genoveses que nos sacaban el tuétano. Ingleses, franceses y holandeses, enemigos como eran, nos vendían todo aquello que éramos incapaces de fabricar aquí, llevándose lo que los indios en América sacaban de las minas y nuestros galeones traían esquivando temporales y piratas cabrones.

Crear industrias, investigar, avances tecnológicos realmente como que no. El comercio americano era monopolizado por Castilla a través de Sevilla, y el resto de España a verlas venir.

Como dijimos Felipe III se casó con Margarita de Austria, cuyo padre era nieto de Juana la loca y Felipe el hermoso. La madre también pertenecía a la casa de Austria. En otras palabras, que ambos contrayentes estaban emparentados por ambas ramas. Se casaron en noviembre de 1598. Tuvieron una hija, Ana en 1601, que se casó con Luis XIII de Francia y sería la madre de Luis XIV de Francia. Tuvo Margarita otra hija que murió al poco de nacer y finalmente en abril de 1605 nació el heredero de la corona, el futuro Felipe IV.

Felipe III fue un pésimo rey. Dejó el poder en manos de validos ambiciosos, era inteligente pero sin apetencia de poder y si de vivir en fastos cortesanos gastando fortunas, causando la ruina de la hacienda pública. Envejecido y arrepentido de su despreocupación de gobierno, murió en Madrid en 1621.En 1603 había muerto Isabel de Inglaterra y gracias a la buena labor diplomática se firmó un tratado de paz con Jacobo I de Estuardo. En 1610 fue asesinado el rey francés Enrique IV, el acérrimo enemigo de España, y su viuda llegó a un acuerdo de amistad con Felipe III, ratificado por un doble matrimonio entre sus hijos. Quedaban dos importantes núcleos bélicos, Flandes y el norte de Italia. La tregua de doce años en la güera de los Países Bajos tajo un periodo de relativa paz para Europa conocido por la ”Pax Hispánica”.

lunes, 25 de enero de 2021

83.- ESPAÑA SIGLO XVII (19) - FELIPE III

 Estudiando el siglo XVII en Europa vemos coincidencias históricas con el cambio de siglo. Aparición de importantes momentos de crisis, verdaderos traumas sociales  que se suceden cada en menos tres siglos en el  tenemos la caída del imperio Romano. En el VIII la invasión islámica. En el XI, epidemias. En el XIV la peste negra. Y en el XVII lo que los historiadores llaman siglo de hierro. Claro que entremedias ha habido conquistas y expansiones, avances de todo tipo y reformas. Pero estábamos con las crisis. Para España, la muerte de Felipe II en 1598, la expulsión de los moriscos y la firma de la Tregua de los Doce Años en 1609 sirven para marcar los límites del cambio de época y de siglo. Aquí es lo que algunos llaman el cambio de los Austrias mayores a los Austrias menores. O lo que es lo mismo, del esplendor a la decadencia. Pero esta decadencia no significa el final del Imperio, propiamente dicho, sino su lenta transformación de influencia y poder.  Durante el siglo XVI España se convirtió en la nación más poderosa de Europa occidental. Un desarrollo inusitado en su territorio, con un periodo de prosperidad económica y social, pese a las diferencia de clases, con sus injusticias a los ojos de hoy, propias por otra parte en todo el mundo.

FELIPE III

A la muerte de Felipe II le sucede su hijo Felipe III, cuyo reinado se identifica con un periodo de paz, a diferencia de los anteriores reinados. Felipe III, llamado “El Piadoso” era gato, es decir que madrileño, nació el 14 de abril de 1578, y murió un 31 de marzo de 1621, fue rey de España y de Portugal desde el 13 de septiembre de 1598 hasta su muerte. Hijo de Felipe II y de Ana de Austria, se casó con Margarita de Austria-Estiria.  La tregua de los Doce Años, en que se reconoce la independencia de las Provincias Unidas, (Los actuales Países Bajos), era en realidad un síntoma de agotamiento económico que un deseo de acuerdo. Era aficionado al teatro, a la pintura y, sobre todo, a la caza. Incluso antes de subir al trono dio muestras claras de su incapacidad para el gobierno. 

Su reinado se identifica con un periodo de paz, a diferencia de los anteriores reinados. Delegó los asuntos de gobierno en manos de su valido, el duque de Lerma, que terminó siendo el primer corrupto absoluto de España. El poder del duque de Lerma fue inmenso, consiguió controlar el reino y tomar él solo todas las decisiones políticas entre 1599 y 1618. Las Cortes, representantes de las ciudades y está claro, de la burguesía, apenas se reunieron, (algo más en la Corona de Aragón).

La corte de Felipe III se trasladó dos veces, de Madrid a Valladolid y de vuelta a Madrid, (1600 y 1606), según los sobornos que Lerma recibió de los comerciantes locales, que pretendían dar lustre a sus respectivas ciudades. Un país lleno de nobles, hidalgos, monjas y frailes improductivos, donde al que de verdad trabajaba lo molían a impuestos, Hacienda ingresaba la ridícula cantidad de diez millones de ducados anuales; pero la mitad era para mantener el ejército, y la deuda del Estado con banqueros y proveedores extranjeros alcanzaba la cifra de setenta millones de castañas.

DUQUE DE LERMA

Para Felipe III los hechos más importantes se produjeron en 1609 con la firma de la tregua con los Países Bajos y la expulsión de los moriscos. El Duque era partidario de dejar las cosas como estaban pero la oposición, que mantenía sustanciosos negocios con comerciantes moriscos, terminó cuando el Rey prometió compensaciones económicas para los nobles que pudieran verse afectados por una eventual deportación masiva de los moriscos. Así que el pillo del duque pasó de defensor a impulsor del plan.

La diplomacia española funcionaba sobornando desde ministros extranjeros hasta el papa de Roma, donde los más rápidos para los recados no tuvieron más remedio que forrarse, el primero en mismo duque de Lerma.

Pero la cosa no quedó ahí, la corrupción era enorme y  hubo una investigación que dejó a todos con el culo al aire. Empezaron a caer culpables e implicados, entre otros el valido del duque, don Rodrigo Calderón de Aranda, que fue ejecutado en la plaza Mayor de Madrid en 1621. Se desencadena una indignación con la consiguiente presión en contra del régimen, pero, hete aquí, que el duque, consigue mediante una estratagema propia de un arlequín, salvar su vida, solicita de Roma y consigue ser cardenal en 1618, claro, para evitar que lo juzgaran y ahorcaran por sinvergüenza. Al mismo tiempo que el rey le da permiso para retirarse a sus propiedades de la ciudad de Lerma. Murió en Valladolid en 1625, retirado de la vida pública. Corrió por Madrid una copla que decía: “Para no morir ahorcado, el mayor ladrón de España se viste de colorado”.

Fue sustituido por el duque de Uceda, al que el rey limitó las funciones. Durante su reinado España incorporó algunos territorios en el norte de África y en Italia y alcanzó niveles de esplendor cultural. La “Pax Hispánica” se debió a la enorme expansión del Imperio y a los años de paz que se dieron en Europa de comienzos del siglo XVII, que permitieron que España ejerciera su hegemonía sin guerras. Y de momento, la inmensa máquina militar y diplomática española conseguía que hubiera pocas guerras y el dinero de América seguía entrando y malgastándose. Llegaba y se iba como el agua, sin cuajar en cosa tangible real ni futura.

BANQUEROS ALEMANES La monarquía, fiando en las flotas de América, se entrampaba con banqueros genoveses y alemanes que nos sacaban el tuétano. Ingleses, franceses y holandeses, enemigos como eran, nos vendían todo aquello que éramos incapaces de fabricar aquí, llevándose lo que los indios en América sacaban de las minas y nuestros galeones traían esquivando temporales y piratas ingleses.

Crear industrias, investigar, avances tecnológicos realmente como que no. La Iglesia española y la Inquisición nunca entendieron otra cosa que estos avances iban en contra de la fe cristiana, ya que ponían en cuestión dogmas establecidos. El comercio americano era monopolizado por Castilla a través de Sevilla, y el resto de España a verlas venir. Pero a cambio tampoco participaban en los gastos.

Ya en otro capítulo hemos hablado de los moriscos, que comenzaron los problemas después de la caída de Granada, los moros vencidos se habían ido a las Alpujarras, donde se les prometió respetar su religión y costumbres. Pero ya se lo pueden ustedes imaginar, poco a poco les apretaron las tuercas, y como buena parte conservaba en secreto su antigua fe mahometana, la Inquisición acabó entrando a saco. Desesperados, los moriscos se habían sublevado en 1568 con Felipe II, en una nueva y cruel guerra civil hispánica donde corrió sangre a chorros, y pese al apoyo de los turcos, e incluso de Francia los rebeldes y los que pasaban por allí, como suele ocurrir, se las llevaron todas juntas. Sin embargo, como eran magníficos agricultores, hábiles artesanos, gente laboriosa, imaginativa y frugal, crearon riqueza donde fueron. Eso, claro, los hizo envidiados y odiados por el pueblo bajo.

LA UNIVERSIDAD LABORAL DE GIJÓN

Las Universidades Laborales fueron una instituciones de enseñanza orientadas a los hijos de los obreros y trabajadores que nacieron a partir...