miércoles, 29 de marzo de 2023

EL COMPROMISO DE CASPE - 1412-

Hace 608 años El Compromiso de Caspe fue el acuerdo alcanzado en dicha villa aragonesa el 24 de junio de 1412 por los compromisarios, representantes de Cataluña, Aragón y Valencia. Dos aragoneses ejemplares, el jurista Berenguer de Bardaxí, y don Pedro de Luna, más tarde convertido en el Papa Benedicto XIII, con la indispensable colaboración de San Vicente Ferrer, proporcionarían a la Corona de Aragón un nuevo monarca que devolvería la tranquilidad y el orden a los preocupados súbditos de la misma. Se hace necesario recordar en este punto que el reino de Aragón era tan vasto que quizás de haber existido hoy, en él se podrían practicar hasta cinco husos horarios diferentes, pues sus tierras y sus sombras iban desde el extremo oriental del Mediterráneo hasta las áridas tierras castellanas. Jaime I fue el más célebre representante de una dinastía que sucumbió tras una elección cuyo resultado se hizo público un 28 de junio, en concreto, de 1412. El llamado Compromiso de Caspe abría un nuevo capítulo de la historia de Aragón. Orquestada por el Papa Luna (Benedicto XIII), en su desarrollo confluían los propios intereses del pontífice con el loable intento de atajar el constante derramamiento de sangre que generó el conflicto sucesorio de Martín el Joven, que al morir en 1409 no designó heredero. Con lo cual se rompió la línea sucesoria de la casa de Barcelona que había reinado ininterrumpidamente desde mediados del siglo XII. Su pariente más próximo era Jaime de Urgel. Se entablaron luchas sucesorias que tuvieron como otros candidatos a Luis de Anjou y Fernando de Antequera, a la sazón regente de la corona de Castilla.

El plan de reunir en parlamento general de todos los estados del reino, iniciativa de la Generalitat fue boicoteado por los medios aristocráticos en especial por los partidarios de Jaime de Urgel. Los bandos eran familias generalmente enfrentadas y el pueblo apenas intervino en las discusiones. Junto al de Urgel estuvo la familia de los Luna y sectores nobiliarios de la zona norte aragonesa y familias valencianas. Luis de Anjou contaba con el apoyo de la burguesía y la nobleza catalana. Todos bajo la dirección del obispo de Zaragoza. Al conde de Urgel le rechazaban porque no había nacido en Aragón y porque abusó del poder al enfrentarse con el bando que le era contrario antes de jurar su cargo, ocasionando varias muertes. Por su parte, Fernando de Trastámara o de Antequera, que era sobrino del fallecido reclamó el trono aragonés. Partía con clara desventaja, pero la rivalidad de sus contrincantes hizo que cometieran errores tácticos que le beneficiaron. Aunque el parlamento se reunió en Calatayud en febrero de 1411 se llegó a un acuerdo teórico para determinar la fórmula de elección. El asesinato del arzobispo de Zaragoza perpetrado por Antón de Luna desencadenó una gran violencia que decidió al gobernador aragonés a aceptar la intervención del ejército del de Antequera. Por otro lado, como el de Anjou no recibió la respuesta y ayuda de Francia, se pasaron al bando castellano. El de Urgel se fue quedando cada vez más solo en su actitud beligerante, rechazado por los que preferían una vía pacífica y legal, terminaron estos por elaborar una normativa que favorecía al de Castilla. Numerosas reuniones y gestiones de las Cortes finalmente se decidió formar un tribunal examinador con tres representantes de cada reino. Propuesta de los aragoneses en Alcañiz en 1412. La reunión de los compromisarios tuvo lugar en Caspe. El ganador debería tener la mayoría de los votos y al menos uno por cada reino. Mientras se esperaba la reunión, Fernando de Antequera invadió el 18 de abril de 1412 el reino de Valencia para presionar a los compromisarios, que tras escuchar durante dos meses los informes lo eligieron el 24 de junio. El conde de Urgel se levantó en armas. Fernando fue a Tortosa a ser investido por el papa Benedicto XIII, y luego a Barcelona para que lo acatasen como rey, donde le hicieron jurar que respetaría la constitución catalana y ser pactista con las Cortes catalanas. En agosto entró en Zaragoza para jurar su título ante las Cortes. Jaime de Urgel que como dijimos se había levantado en armas, fue vencido en Castelflorite, luego asediado en el castillo de Balaguer donde se rindió. Fue condenado, confiscado sus bienes y murió en Játiva en 1433. La sentencia del tribunal se inclinó por Fernando I de Trastámara, entronizando así una nueva dinastía en Aragón. De aquella, los catalanes quedarían decepcionados pues ninguno de sus candidatos conseguiría aceptación. Algunos estudiosos interpretan que la dinastía de los Trastámara son los culpables de la decadencia de la lengua aragonesa y también de la forma de hacer política. Otros piensan que algunos traicionaron a la Corona de Aragón eligiendo a un castellano. Fernando de Trastámara o de Antequera fue entonces infante de Castilla, rey de Aragón de Valencia, de Mallorca, de Sicilia, de Cerdeña y de Córcega; duque de Neopatria y de Atenas; conde de Barcelona, de Rosellón y de Cerdaña. Lo cierto es que ambas coronas quedaban en manos de una sola casa, una dinastía, los Trastámara, que aunque también tuvieron sus serios conflictos, (la guerra castellano-aragonesa de 1429-1430), después se unirían con el matrimonio de Isabel y Fernando en 1469, siendo hijos de primos carnales.

martes, 21 de marzo de 2023

EL PRONUNCIAMIENO DE RIEGO

 LA TRAICIÓN DE UN REY - Rafael José María Manuel Antonio del Riego, fue criado en un hogar donde se respiraba un ambiente ilustrado y donde las tertulias eran frecuentadas por los más destacados intelectuales asturianos, no seria ajeno a las ideas liberales, y forjaría su temperamento idealista. Seria testigo y formaría parte de los que participaron en el motín de Aranjuez patrocinado por el príncipe Fernando un 17 de marzo de 1808.  En la Guerra de la Independencia, algunos españoles serán leales a los franceses y a las ideas liberales que traían, y otros se mantendrán fieles a Fernando VII aunque posteriormente decretarían en Cádiz una Constitución de orden liberal que, preservando el catolicismo y la figura del monarca español, traía consigo ciertas ideas de liberalismo político y económico tanto para España como para sus territorios en América. Esta sería la Constitución de 1812 que se convirtió en el hito democrático en la primera mitad el siglo XIX, transcendió a varias constituciones europeas e impactó en los orígenes constitucionales y parlamentarios de la mayor parte de los estados americanos durante y tras su independencia. Limitó el poder del monarca, la abolición del feudalismo, la igualdad entre peninsulares y americanos y finalizó la inquisición. Sin embargo, cuando los franceses son derrotados y Fernando VII llega a España en 1814, derogará la Constitución y tiene lugar la Restauración, es decir, el restablecimiento de la monarquía absoluta. Pero antes de esta Constitución, cuando ocurrió el alzamiento del 2 de mayo de 1808, Riego se encontraba en Aranjuez. Más adelante, en la batalla contra los franceses de Espinosa de los Monteros son vencidos y puede huir con su general herido, es capturado luego por el enemigo, Riego es conducido prisionero a los depósitos franceses. En su obligada estancia Riego se influye aún más de las ideas de libertad, igualdad y fraternidad, e inició una relación con masones y otros prisioneros de diversas nacionalidades con lo que su espíritu se abría a las más opuestas ideologías. Durante cinco años vagó por los depósitos de prisioneros de Francia. Se fuga el 8 de enero de 1814, en la que logra cruzar la frontera con Suiza, de donde pasa a Alemania y unido a otros españoles embarcan en Rotterdam con rumbo a Plymounth (Gran Bretaña) donde había un depósito que regulaba los traslados a España. El 6 de febrero siguiente le otorgan la Medalla de oro de Sufrimiento por la Patria, creada el año anterior para premiar a los militares que hubiesen padecido cautiverio en Francia. Con la nueva llegada de Bonaparte desde la isla de Elba con ánimo de ocupar nuevamente el Trono, se apresta Riego para incorporarse a las tropas con las que las potencias europeas del momento formarían un frente común presentando un ejército aliado para su defensa. Por España el general en jefe sería nuevamente Castaños, que venció en la batalla de Bailén, el capitán del Riego se presentaría voluntario a formar en él. El 7 de junio de 1815 se le nombrará Adjunto al Estado Mayor de Castaños, sin embargo el rápido desenlace del acontecimiento le privaría de entrar en liza. En esos días los absolutistas o realistas, se enfrentaban cada día más encarnizadamente a los liberales, constitucionalistas, por considerar que estos hacían peligrar el futuro de la monarquía. De la mano de estos idealistas, auspiciados en casos por los miembros de la Francmasonería, tienen comienzo los movimientos con los que se intentaba realizar un nuevo ordenamiento civil. Los pronunciamientos de varios militares finalizan todos con la persecución de todos e incluso en algún caso con el ajusticiamiento. La esperada oportunidad parecía más propicia con motivo del movimiento de tropas que se realizaba para enviar tropas a las colonias de América. Con destino a engrosar el ejército de Buenos Aires, por tierras de Cádiz se reunía un Cuerpo Expedicionario compuesto por unos 22.000 hombres. Su Comandante en Jefe era el general Enrique O'Donell.  En aquellas tierras andaluzas se hallaban oficiales y jefes, en su mayoría formando en las logias masónicas de la época. Antonio Alcalá Galiano también concurría a las reuniones que con aquella oficialidad, y gracias a su fácil verbo, se trazaban los renglones para atraer a otros jefes y así posibilitar el pronunciamiento de aquél Ejército. 

BUSTO DE RIEGO EN OVIEDO


Los conspiradores fueron sorprendidos por la traición del general Sarsfield, y todos ellos fueron encarcelados en el Cuartel del Polvorista. La rebelión descabezada y sin visos de proseguir en el intento. Retirado en Bornos para reponerse de sus dolencias, es visitado por Juan Álvarez Mendizábal, quien perspicaz, silenciosamente le reconoce como un posible caudillo.  Se destina a Del Riego como Segundo comandante del batallón de Asturias, llegaría a su destino el 8 de noviembre de 1819. Es el momento en que aparece Rafael del Riego dispuesto a reiniciar los movimientos precisos para llevar a cabo el Pronunciamiento definitivo. El domingo, 1 de enero de 1820, sobre las nueve de la mañana de aquel soleado día sale con su Batallón y se pronuncia en plena plaza de Las Cabezas de San Juan, en un acto solemne y brillante de parada militar. Por precaución había mandado acordonar el pueblo para que la noticia no se difundiese. Aún esperaba sorprender por la noche a la guarnición de Arcos de la Frontera. Emite un bando en el que promulga la hasta entonces derogada Constitución Española, y acto seguido confiere los cargos municipales. Emprenden el camino silenciosamente y se infiltran en tierras sobre las que había acantonadas otras tropas. Logran alcanzar y tomar la plaza de Arcos de la Frontera cuando comienza a amanecer, tomando prisioneros a los generales. Hubo algunos fallos. Riego marcha en dirección a Algeciras y será posteriormente perseguida por O'Donell, combatiendo en Málaga y prosigue su marcha ya lenta en dirección a Córdoba y Sevilla, donde Riego entra el 20 de marzo, con su ayudante y solamente dos soldados de su columna. Constituida en La Coruña una Junta militar que subleva la región a favor de la Constitución, es imitada en otros muchos lugares. Constituida en Cádiz la Junta militar, días más tarde Riego se dirige a Cádiz y es recibido con gran entusiasmo. Sigue la proclamación de la Constitución por el rey Fernando VII, quien según sus palabras quería ser el primero en caminar por la senda constitucional. Riego se apresura a ponerse a disposición del Rey, confiado en que fuese la del Rey una postura verdadera. Incluso aquel felón se permitió el nombramiento de Riego como Ayudante de Campo del Monarca. Tras un apoteósico recibimiento en Madrid, todo el mundo le reconocía y saludaba. En ocasión de celebrarse en el Teatro del Príncipe una sesión a la que asistía Riego y el Jefe político de Madrid, éste se negó a autorizar el canto del famoso "Trágala". Sorprendido Riego de ello, abandona la sala y a continuación el pueblo se alborota y recorre las calles en franco desacato a la autoridad. En Cangas de Tineo escribe su famosa "Vindicación de los extravíos imputados al General don Rafael del Riego".  Es nombrado Comandante General de Aragón, hasta su confinamiento en Lérida. La Nación protesta y ocurren disturbios en Cádiz y Sevilla. En las elecciones es elegido diputado por Asturias. Luego Presidente de las Cortes, un corto espacio de tiempo después y en virtud de aquel doblez real, aparecen en España los Cien Mil hijos de San Luís, (que fue un contingente francés que combatió en España en 1823 en defensa del modelo absolutista por el que abogaba Fernando VII de España. Esto puso fin al Trienio Liberal). El gobierno se trasladó a Sevilla con el rey y el ejército francés ocupó Madrid sin resistencia y nombraron una regencia y prosiguieron hacia Andalucía en persecución de los liberales. Sevilla fue la capital de España de facto, pero la llegada de las tropas francesas obligó a trasladar la capital a Cádiz, llevándose al monarca con ellos.  Cádiz fue sitiada y bombardeada. La resistencia fue muy fuerte y los franceses no pudieron tomar la ciudad. La situación de los sitiados era desesperada. Al final se llegó a un pacto: Fernando VII saldría y prometería defender la libertad alcanzada por los españoles con la Constitución de 1812 y a cambio se rendiría la plaza. Acordado con los franceses, Fernando VII salió de la ciudad, pero de forma inmediata se unió al invasor y el mismo día 1 de octubre decretó la abolición de cuantas normas jurídicas habían sido aprobadas durante los tres años anteriores, dando fin al Trienio Liberal. Como Jefe del tercer ejército de Andalucía, Riego es derrotado y con algunos oficiales huyen hacia un cortijo, donde son traicionados. Una partida de unos treinta vecinos rápidamente organizada y al mando de dicho Alcalde y del Cura párroco, sitian el cortijo y toman prisioneros a Riego y sus hombres.  

RIEGO ES LLEVADO AL CADALSO

Lo trasladan a Madrid y le encausan, condenándole a la pena de muerte El 15 de septiembre fue traicionado, abandonado por sus tropas y hecho prisionero en Arquillos (Jaén). Se le trasladó a Madrid. Allí pidió perdón y clemencia al rey y a todos aquellos a los que hubiera ofendido por sus posibles crímenes liberales, en una carta publicada por la Gaceta de Madrid. Pero todo fue en vano y fue declarado culpable de alta traición, por haber sido uno de los diputados que había votado por la incapacitación del rey. El 7 de noviembre de 1823 Rafael de Riego, hundido moral y físicamente, fue arrastrado al patíbulo situado en Madrid y ahorcado y decapitado entre los insultos de la misma población madrileña que poco antes le había aclamado. Aún así en la memoria popular se le recuerda como un héroe de la lucha por la libertad; la marcha que tocaban sus tropas durante los hechos de 1820 siguió sonando como himno revolucionario a lo largo del siglo XIX y fue declarada himno nacional de España por la Segunda República. (La Trágala) Su retrato se exhibe en las Cortes Generales junto con otros cuadros alusivos a personajes y acontecimientos liberales, como la Jura de la Constitución de 1812.

viernes, 17 de marzo de 2023

VIKINGOS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

 

Las fuentes para el estudio de los ataques vikingos a la Península Ibérica son casi exclusivamente escritas. No hay restos arqueológicos de procedencia vikinga en tierras peninsulares Arribaron varias veces a la Península. Está demostrado que llegaron a pisar tierra en Galicia, Vasconia o Al-Ándalus. Al menos, eso dicen las crónicas de la época. La primera expedición vikinga en la Península Ibérica llegó a las costas asturianas en el año 844. Fueron divisados por primera vez en Gijón. Luego se dirigieron a las costas gallegas y a continuación siguieron por el litoral Atlántico Peninsular de norte a sur, de manera que, pasando por Lisboa, llegaron a Cádiz, Sanlúcar de Barrameda, hasta llegar a Sevilla remontando el río Guadalquivir. Desde aquí atacaron ciudades del entorno como Coria, Morón de la Frontera, Medina-Sidonia y Niebla. En todos los lugares causaron cuantiosos daños, tanto materiales como en vidas humanas. Pero al final fueron derrotados por el ejército musulmán antes de su inminente llegada a Córdoba. Los vikingos sufrieron grandes pérdidas y no tuvieron más remedio que retirarse, aunque en su camino de vuelta siguieron realizando diversos saqueos. El nombre con el que eran conocidos en Al-Ándalus era “machus”.

La historiografía divide en cuatro etapas cronológicas estos ataques. La primera comienza en el año 844 cuando varias embarcaciones escandinavas arribaron a causa de una tempestad al norte de la Península Ibérica. Llegó a las costas gallegas en el año 858. Su destino era Santiago de Compostela. El trayecto que siguieron fue a través de la Ría de Arosa, en la provincia de Pontevedra, saqueando Iria Flavia y sitiando Santiago de Compostela. Sus habitantes tuvieron que pagar un tributo económico a los vikingos a cambio de que la ciudad no fuese saqueada, aunque aun así una vez pagado intentaron entrar en la ciudad. Pero entonces fueron derrotados por el ejército cristiano en un duro combate en el que los vikingos sufrieron numerosas bajas y se vieron obligados a levantar el sitio e irse del lugar. Esta expedición vikinga tuvo como consecuencia el traslado de la sede episcopal del obispado de Iria Flavia, que era la más importante de tierras gallegas y se había demostrado demasiado vulnerable, a Santiago de Compostela, algo que en futuro daría un gran impulso a esta ciudad. Tras esto, descendieron con sus naves por la costa Lusitana hasta alcanzar la desembocadura del Guadalquivir. Una vez allí, optaron por remontar el río adentrándose en Al-Ándalus. Llegaron finalmente a Sevilla, la cual saquearon en torno al mes de septiembre de ese mismo 844. Destruyeron la mezquita de la ciudad, acabaron con la vida de muchos de sus habitantes y también hicieron esclavos. Fue la primera incursión vikinga importante en la península, la misma que terminó provocando el envío de una embajada omeya al encuentro de los nórdicos. 


A pesar de que, según recogen las crónicas, esta primera llegada de los vikingos a la actual España fue causa del azar, ya habían oído hablar sobre las riquezas de Al-Ándalus. Los escandinavos no tardaron en ser repelidos por las tropas omeyas. Poco más de un mes después del saqueo de Sevilla fueron derrotados en batalla en lo que hoy es el aeropuerto de Sevilla. Después de esto, los supervivientes llevaron a cabo alguna que otra correría poco reseñable en territorio andalusí y en Marruecos. No se supo nada más de ellos hasta el año siguiente, y para entonces ya se encontraban en Aquitania. Lo que ocurrió después es que algunos de los vikingos optaron por rendirse a Abd al-Rahmán II, emir cordobés entre el 822 y el 852, quien se tomó bastante en serio el ataque vikingo a sus costas. También recibió una visita de un embajador enviado por el “rey de los vikingos”, quien probablemente llegó a la Península Ibérica desde Irlanda. El emir decidió encomendar a Al-Ghazal, diplomático capaz que ya había servido anteriormente en Bizancio, la misión de remontar el Atlántico con el fin de acordar la paz con los hombres del norte. Este partió desde la actual Portugal, con una carta de Abd al-Rahmán II y con regalos para los escandinavos. Contaba con la compañía de otros funcionarios y de la comitiva enviada por el rey de los vikingos. El viaje fue largo y especialmente duro.

No está claro cuál era su destino exacto, algunos historiadores sostienen que fue Irlanda, lo que parece más razonable, no solo por razones geográficas, sino porque en el relato se afirma que la comitiva había llegado a una gran isla tras tres días de navegación des-de Finisterre. La impresión que causaron los musulmanes entre los nórdicos una vez llegaron a su destino: El rey de los vikingos ordenó a su gente que les preparasen un buen alojamiento y envió a un grupo de gente a recibirlos. Los vikingos se agolpaban para mirarlos y se asombraban mucho de su apariencia y su manera de vestir. A continuación, fueron conducidos a sus aposentos. Lo que resulta sorprendente es que los nórdicos adoraban al Dios cristiano, parece ser. Algo que no era posible, ya que la conversión de los escandinavos no se había producido todavía en 845. Aún faltaban algunas décadas para que el caudillo Guthrum, después de ser derrotado por Alfredo el Grandeen Gran Bretaña, renunciase al panteón escandinavo y se convirtiese al cristianismo. Esto es algo a lo que la historiografía no ha conseguido dar una respuesta suficientemente sólida, y así es como aparece recogido en el texto musulmán: “Eran paganos, pero ahora siguen la fe cristiana y han abandonado el culto al fuego y a su religión anterior, exceptuando la gente de unas pocas islas dispersas por el mar donde aún se conserva la antigua fe, en la que se adora al fuego, se efectúan matrimonios entre hermanos y hermanas y otras aberraciones por el estilo. Los otros guerrean contra estos y los esclavizan”. Los enviados del emir tuvieron dos días antes de ser recibidos en audiencia por el rey. Según sostiene Ibn Dihya, cuando fueron llamados a su presencia, los musulmanes explicaron que no les estaba permitido arrodillarse ante nadie que no fuera el propio Abd al-Rahmán II. Los nórdicos aceptaron la demanda; sin embargo, cuando la comitiva iba a traspasar el umbral de la estancia en la que el monarca les aguardaba, se dieron cuenta de la puerta era tan baja que era imposible cruzarla sin agacharse. Ante esta situación, Al-Gahzal decidió sentarse y entrar en el salón impulsándose con los pies. “Es posible que Al-Ghazal o su séquito inventase esta historia para enfatizar el esmero e ingenio con que se había defendido la precedencia de Abd al-Rahmán en una tierra bárbara”, afirma Allen en su artículo sobre la veracidad de esta historia. Al margen de este incidente, parece ser que la reunión entre el embajador musulmán y el rey transcurrió con total normalidad. Comenzaron leyendo la carta del emir, y después pasaron a entregarse obsequios. En lugar de volverse inmediatamente a Al-Ándalus, al-Ghazal aceptó la invitación extendida por los nórdicos para pasar un tiempo entre ellos. De este modo, en el texto aparece recogido como el embajador conoce a una reina llama-da Nud. Parece ser que el musulmán mantuvo una muy buena relación con esta, a la que llegó a dedicar algunas poesías. Nud realiza varias revelaciones a al-Gazhal en las que se dejan ver con nitidez algunas de las costumbres de los vikingos y su cultura pagana. 
Ese es el caso, por ejemplo, de un pasaje en el que la reina afirma que “los celos no existen entre nosotros (los escandinavos). Nuestras mujeres están con sus maridos sólo por su propia voluntad. Una mujer permanece con su marido mientras este le resulta agradable, pero le abandona si ha dejado de agradarle”. Según sugiere el texto de Ibn Dihya, Nud pasó tanto tiempo con al-Ghazal que llegó a enamorarse de él. Sin embargo, una vez transcurridos dos meses, la comitiva andalusí deshizo el camino y retornó a la Península Ibérica.

miércoles, 15 de marzo de 2023

GUERRA DEL ASIENTO CONTRA INGLATERRA (1739-1748

La guerra del Asiento fue un conflicto bélico en el que se enfrentaron las flotas y tropas del Reino de Gran Bretaña y del Imperio español en el área del Caribe. La flota desplegada por Inglaterra por la cantidad de hombres y la enorme artillería, se ha considerado la Armada más importante de la historia, tras el desembarco de Normandía. 

En el Tratado de Utrecht, (1713), para el fin de la Guerra de Sucesión española, negociado a espaldas de España por ingleses y franceses, se había perdido para España Menorca y Gibraltar a cambio del asentamiento de los Borbones y de evitar una alianza entre dos potencias tales como eran España y Francia en perjuicio de Inglaterra.
Gran Bretaña había obtenido el denominado “Asiento de negros” y la concesión del “Navío de permiso” que permitía el comercio directo de Gran Bretaña con la América española por el volumen de mercancías que pudiese transportar un barco de quinientas toneladas de capacidad. Ambos acuerdos comerciales estaban en manos de la Compañía de los Mares del Sur. Se crea así un precedente para que el Caribe se llene de contrabandistas de todo pelaje. El “Asiento” era un permiso de monopolio del “Asiento de negros”, es decir, la trata de esclavos, que fue concedido en alquiler a la empresa inglesa South Sea Company, gracias al cual podía enviar a América un total de 144.000 esclavos. Inglaterra había solicitado que sea durante diez años, pero el rey francés Luis XIV, que tenía junto con Felipe V de España el negocio funcionando, convirtió esos diez años en treinta. Tenía los poderes de su nieto Felipe V.



Una ruta comercial específica y Jamaica se convierte en una gran base de contrabandistas.
El caso es que entre piratas, corsarios, filibusteros y contrabandistas, Inglaterra se iba introduciendo en el comercio con la América española. José Patiño, ministro español que trabajaría intensamente para levantar una nueva fuerza naval digna. Mientras, Inglaterra iniciaría una política de acoso a las rutas comerciales coloniales que obligaría a extremar al máximo sus defensas, responsabilidad que caería en manos de la Armada española. Los políticos y comerciantes ingleses empezaron a considerar la opción de una guerra total contra España. Por lo que se comenzó a malear a la opinión pública. El uso sin disimulo de la piratería a mansalva, hizo que España se viera obligada a reforzar sus flotas en El Caribe con naves de guerra extraídas de su escasa fuerza naval. El contrabando inglés empezó a declinar.
En el año 1737 Inglaterra reclamaba el intercambio de unas presas que habían hecho los guardacostas españoles. Pero la contabilidad del Navío de Permiso y del Asiento de Negros seguían sin ser satisfechas por parte de los anglos. La tensión iba subiendo enteros. Mientras Inglaterra concedía centenares de licencias de corso para combatir a los guardacostas españoles en la Cámara de los Comunes se exigía una respuesta armada.



El detonante de aquella explosiva situación la buscaron al recordar el hecho sucedido siete años atrás. Al suceso en su momento no dieron mayor importancia. El navegante español Julio León Fandiño le echaría el guante a un tal Robert Jenkins, corso, es decir ladrón con permiso real. Fandiño, capitán del bergantín la Isabela que había pillado in fraganti a Jenkins, quiso escarmentar al inglés cortándole una oreja, a lo cual dicen que añadió las palabras: “Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve”. A continuación, como guardacostas que era, Fandiño requisó la mercancía y se hizo con la propiedad de la nave. De vuelta a Inglaterra, Jenkins presentó una queja formal ante el rey Jorge II, que hizo caso omiso a las quejas del truhan. Pero siete años después, el lobby de la guerra lo convencería para que se personara ante los parlamentarios para explicar el episodio aquel. Ante los miembros del parlamento, el tal Jenkins abrió una caja en la que primorosamente envuelta había una oreja que no se entendía cómo podía haber durado tanto tiempo incólume. Buscada la solución diplomática por apariencia se firmó el Convenio de El Pardo, cuyos términos según criterio de los comerciantes y opinión pública inglesa eran muy indulgentes. La Cámara rechazó el Convenio. La prensa británica se encargaría de deformar el incidente de la oreja de Jenkins exagerando la crueldad española mientras las calles londinenses aparecían empapeladas con panfletos, incitando a la guerra contra España. Los comerciantes ingleses utilizaron la rivalidad política interna, para crear una reacción patriótica inducida a presión con la intención de precipitar la guerra. El conflicto armado de 1739 es un claro resultado de esta precuela de manipulación de la opinión pública. Gran Bretaña pretendía dominar los mares y para ello debía desalojar a España de América. La presencia de Gran Bretaña en aguas americanas era un hecho consumado desde hacía tiempo: Belice, Trinidad y Tobago, Jamaica, las Caimán, etc.


EDWARD VERNON 
Hubo un ataque a La Guaira en octubre de 1739. Tras arribar El Comandante Edward Vernon con la flota inglesa a la isla de Antigua a principios de octubre de 1739, envió tres navíos a interceptar las naves mercantes españolas que hacían la ruta entre La Guaira y Portobelo.  Tras divisar varios buques de pequeño porte en el puerto de La Guaira, decidió atacar cambiando la bandera británica por la española y entrar tranquilamente en el puerto y una vez en él tomar las naves y asaltar el fuerte. Así, el 22 de octubre, el capitán Waterhouse entró en el puerto de La Guaira. Los artilleros del puerto esperaron a que la flota británica estuviese a tiro, y llegado el momento abrieron fuego simultáneamente sobre los británicos. Tras tres horas de intenso cañoneo, Waterhouse ordenó la retirada de sus maltrechos barcos, que hubieron de recalar en Jamaica para acometer reparaciones de urgencia.
La segunda acción fue protagonizada por el almirante Edward Vernon en noviembre de 1739, que al mando de seis naves capturó y destruyó Puerto Bello (actual Portobelo, en Panamá. En esta ocasión, el descuidado gobernador de la plaza no tenía la defensa preparada. Vernon ordenó respetar las haciendas de los civiles, en previsión de una buena relación con la población. Un vestigio de estas celebraciones puede aún encontrarse en Londres: la conocida calle de Portobello Road en conmemoración de esta batalla.
Tras el éxito de Portobelo, Vernon decidió probar suerte con Cartagena de Indias, considerada un objetivo prioritario. Con la excusa de hacer entregar una carta a don Blas de Lezo, aprovecharía para hacer un estudio de las defensas españolas, pero esto no fue posible porque se prohibió la entrada del Fraternity en el puerto. 


FORTALEZA SAN FELIPE 
Así pues, de nuevo en marzo de 1740 Vernon partió al mando de dos brulotes, tres bombardas y un paquebote, llegando a aguas de Cartagena el 13 de marzo. Inmediatamente desembarcaron varios hombres con el objetivo de estudiar desde tierra la disposición de los fuertes, y el grueso de la flota fondeó en Playa Grande, al oeste de Cartagena. El día 18 Vernon ordenó a sus tres bombardas abrir fuego sobre la ciudad, con la intención de provocar una respuesta que le permitiese hacerse una idea de la capacidad defensiva de los españoles. Pero Lezo conocía las motivaciones de Vernon, y dicha respuesta no llegó a producirse. El veterano marino español simplemente ordenó desmontar algunas baterías de sus barcos para formar baterías en tierra con las que cubrirlos. Los británicos llevaron a cabo un intento de desembarco de unos cuatrocientos soldados que fue rechazado sin problemas por la guarnición española. Tras tres días de bombardeo británico Vernon ordenó la retirada el día 21.  El 24 de marzo de 1740 Vernon se dispuso a atacar la fortaleza de San Lorenzo el Real del Chagres, situada a orillas del río Chagres y en las proximidades de Portobelo. Una escuadra británica bajo mando del propio Vernon, comenzaba a cañonear la fortaleza española. Ante la abrumadora superioridad de las fuerzas británicas, el capitán Cevallos rindió el castillo el 24 de marzo, tras resistir dos días. Los británicos destruyeron entonces el castillo, y se apoderaron de su artillería y de dos balandras guardacostas españolas.
Mientras tanto en España partían del puerto gallego de Ferrol los navíos Galicia y San Carlos transportando al teniente general de los Reales Ejércitos don Sebastián de Eslava y Lazaga que sustituiría a don Pedro Hidalgo como gobernador de Cartagena de Indias. Tras tener Vernon noticia de esto, envió inmediatamente a cuatro navíos de su flota a interceptar los buques españoles, pero estos consiguieron finalmente burlar la vigilancia británica y entrar en el puerto de Cartagena el 21 de abril de 1740.


BLAS DE LEZO
Felipe V por Real Cédula de 20 de agosto de 1739, restauró el Virreinato de Nueva Granada y lo puso a cargo del teniente general don Sebastián de Eslava, caballero de la Orden de Santiago. Eslava partió de Cádiz hacia América en los primeras fechas de 1740 y llegó a Cartagena de Indias el 21 de abril. Este virreinato que abarcaba Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador, después de que años antes hubiera sido suspendido debido a las estrecheces económicas.
Los ingleses ya tenían el plan para invadir el importante bastión de Cartagena de Indias y la flota británica se encaminó hacia allí puesto que estaba en Jamaica, esperando la oportunidad.
El ejército inglés, comandado por el almirante Edward Vernon, trataría de invadir Cartagena de Indias con 186 buques de guerra 27.000 soldados y cerca de 3.000 piezas de artillería. Se trataba de la flota más grande y poderosa de la historia. Cartagena estaba defendida por 2.600 soldados y 6 navíos españoles, 80 artilleros y 600 indios traídos del interior con arcos y flechas.
Tres años antes del nombramiento del Virrey Eslava, Blas de Lezo ya había sido destinado a defender las costas de Cartagena de Indias.
Lezo ya había repelido los ataques británicos anteriormente y comenzó a mejorar las fortalezas, lo cual no evitó que, en enero de 1740 al llegar Eslava encontrara Cartagena de Indias sin ningún estado de defensa y sin tropa “ni para cubrir los puestos de centinela”. Eslava llevaba  de España a 1.308 hombres pertenecientes a los segundos batallones de los regimientos de España, Granada y Aragón. El navarro y el vasco honraron pronto las viejas riñas entre la Armada y el Ejército español a la hora de establecer una nueva defensa contra el almirante Edward Vernon , que planeó atacar con todas sus fuerzas Cartagena de Indias. Así lo cuenta Allan J. Kuethe y Juan Marchena. Eslava y Lezo tenían ambos el grado de teniente general, siendo Lezo el de mayor antigüedad y el comandante directo de los buques de la Armada, lo que no quitaba que el virrey fuera la máxima autoridad en la plaza.


VIRREY SEBASTIÁN ESLAVA 
Sin gobernador militar en la ciudad, Eslava decidió tomar en persona el mando de la defensa al saber que los británicos se dirigían al puerto caribeño, por lo que Blas de Lezo quedó como su subordinado. La mala relación entre ambos privó al Imperio español de una asociación que hubiera sido todavía más desastrosa para los británicos.
Lezo era un navarro con una larga tradición castrense, un hombre que inició su carrera con catorce años en la Guerra de Sucesión y que en pocos años acumuló un gran cantidad de títulos y reconocimientos por su capacidad y buen criterio.
Sebastián Eslava era un voraz lector de obras clásicas y conocedor de las grandes campañas de la Antigüedad, que trató de aplicar a su tiempo. Las operaciones de desembarco y de asedio se convirtieron en su especialidad a lo largo de los años.  Sebastián de Eslava recibió el cargo a propuesta del ministro de Marina e Indias, por su experimentada capacidad y conducta. Hoy en día, Eslava está considerado uno de los virreyes que iniciaron las reformas borbónicas en América, un ilustrado con conocimiento de ciencias naturales y con la inteligencia de saber que los asedios se ganan por los ingenios militares y no la fuerza bruta. Jesús Dolado y Eduardo Robles en su libro “Sebastián Eslava: Un héroe robado a España” (Galland Editorial Books).
Eslava era de carácter áspero, mientras que Blas de Lezo, un brillante estratega que ya había tenido problemas con otros mandos, llevaba muy mal ponerse a las órdenes de «caballeros terrestres». Su diario muestra la mala opinión que tenía de todos los actores implicados en la defensa de Cartagena de Indias, a pesar de que entre ellos había militares de acreditado prestigio como el propio Eslava o el coronel de Ingenieros Carlos Souvillard Desnaux, responsable del entramado defensivo..
Cuando en marzo de 1741 se materializó el tercer intento británico de tomar Cartagena de Indias, la relación entre Eslava y Blas de Lezo, ambos igual de temerarios, vivía en una tensión puntiaguda y las discrepancias sobre la estrategia a seguir eran constantes. No ayudaba a tranquilizarlos la enorme superioridad numérica de los ingleses.
Lo que no supieron los ingleses, y ocultó durante mucho tiempo fue que ante la enorme superioridad numérica y de medios que utilizó Gran Bretaña contra España, resultó decisiva la extraordinaria eficacia de los servicios de inteligencia españoles, que consiguieron infiltrar agentes en la Corte londinense y en el cuartel general del almirante Edward Vernon. El plan general británico, así como el proyecto táctico de la toma de Cartagena de Indias, fueron conocidos de antemano por la Corte española y por los mandos coloniales con tiempo suficiente para reaccionar y adelantarse a los británicos.
El 13 de marzo de 1741 los primeros barcos ingleses aparecieron frente a la ciudad. Para tomarla era necesario acceder a la bahía y ésta tenía dos canales. El primero había sido anegado por los españoles hundiendo algunos barcos y el otro estaba protegido por el sistema defensivo. El inglés Vernon comenzó a atacar bombardeando sin cesar desde sus barcos  los tres fuertes que había. Dieciséis días resistieron los españoles los bombardeos y ataques de la infantería inglesa. Hasta que tuvieron que retirarse momentáneamente perdiendo los seis buques que disponían. Los ingleses acusaron 700 muertos, pero conquistaban el fuerte San Luis y entraban en la bahía.

ESTATUA EN MADRID DE BLAS DE LEZO
En los otros fuertes se atrincheraron Blas de Lezo con sus hombres. Los ingleses tomaron otra fortaleza y desembarcaron 9.000 infantes para atacar el fuerte San Felipe. Tal fue así que Vernon seguro ya, despachó un barco hacia Londres asegurando que la victoria sería cuestión de poco tiempo. Inglaterra estaba tan segura de su poderío naval que no dudaba de la victoria y el rey inglés mandó acuñar monedas celebrando su triunfo, en las que se leía "la arrogancia española  ellas aparecía Blas de Lezo representado de rodillas entregando su espada al almirante Vernon.
Mientras Lezo en las dos fortalezas restantes había mandado reforzar con trincheras en diagonal, cavado fosos que convertían en inútiles a las escaleras que traían los británicos y además había colocado estratégicamente la artillería.
El 20 de abril se produjo el gran asalto  sobre el fuerte San Felipe que fue completamente rechazado, e incluso los españoles salieron y a bayoneta calada cargaron causando unas 400 bajas inglesas.
Esa victoria fue decisiva ya que a partir de entonces los ingleses fueron fracasando en los nuevos asaltos. También se impidieron los desembarcos en otros puntos. La heroica plaza soportó unos 28.000 cañonazos  y 8.000 bombas.  
Para colmo las enfermedades tropicales empezaron a hacer mella en las tropas inglesas. Para finales de mes de los 11.000 hombres quedaron en unos 4.500. Las discusiones entre los mandos de la oficialidad inglesa se desató y se apuntó que era imposible conquistar Cartagena de Indias.
El 1 de mayo los barcos ingleses comenzaron a retirarse de la bahía. En el proceso de retirada también siguieron perdiendo hombres. Había muchos americanos de Virginia utilizados por Vernon como carne de cañón. Los defensores españoles fueron unos 600 muertos. España perdió 6 barcos y Gran Bretaña 50 buques, algunos hundidos por carecer de tripulación.
Se trataba de la mayor derrota inglesa de su historia y Vernon según se dice pronunció “Dios te maldiga, Lezo”.  A la vez que Blas de Lezo aseguró que “Para venir a Cartagena habéis de construir otra escuadra, porque esta no sirve ni para llevar carbón de Irlanda a Londres, lo cual les hubiera ido mejor”.
La victoria de las fuerzas españolas, al mando del teniente general de la Armada Blas de Lezo, prolongó la supremacía militar española en el Atlántico occidental hasta el siglo XIX.
La humillación fue tal que el rey Jorge II ordenó a los historiadores ingleses no se escribiera nada de la derrota; y los historiadores ingleses son hegemónicos, lo que ellos no publican no existe. Y como los historiadores no escribieron nada sobre Cartagena de Indias, esta batalla fue injustamente ocultada para la historia.
La mayoría de españoles de hoy en día no se sienten orgullosos de serlo, mientras a los ingleses les sale el orgullo por las orejas.
A pesar de su profundo descrédito, a Vernon a su muerte en 1757 se le decidió enterrar su cuerpo en la Abadía de Westminster, como si fuera un héroe más de los que allí reposan.
Blas de Lezo corrió una suerte diferente. Blas quedó muy mal herido por los combates de Cartagena de Indias, murió cinco meses más tarde víctima de las heridas del combate. Y lo lamentable, nadie sabe dónde está enterrado. Sus restos quedaron en una fosa común, por lo que su cuerpo no pudo ser enterrado en las condiciones que merecía, Blas de Lezo murió en Cartagena en septiembre de 1741.
Para los ingleses aquella costosa campaña quedaría como una retirada táctica. Al terminar la guerra del Asiento, en 1748 se retornó al statu quo anterior. La integridad territorial española permaneció como antaño. En 1750 Gran Bretaña renunciaría al Navío de Permiso y al Derecho de Asiento a cambio de 100.000 libras.
A pesar del potencial desplegado en todas sus campañas navales, los resultados fueron magros, por no decir nulos.


FRAGATA "BLAS DE LEZO"
Existe un monumento al Almirante Blas de Lezo inaugurado por el entonces rey de España Juan Carlos I, acompañado por el embajador de Colombia del 2014.
También hay una fragata de la Armada Española con el nombre “Blas de Lezo”

EL AZOTE DE BOLÍVAR - JOSÉ TOMÁS BOVES

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