jueves, 12 de octubre de 2023

REINO DE CASTILLA (1)

Castilla surgió en el siglo IX como un conjunto de territorios en la pare oriental del reino de Astur. Entre las montañas cántabras y una serie de castillos levantados en el valle del Ebro que originalmente se llamó Bardulia o Bardulias. 

El origen del topónimo de Castilla está a mediados del siglo IX, cuando una zona fronteriza entre la actual provincia de Burgos, Cantabria y País Vasco conocida hasta aquel momento como Bardulia, por el pueblo de los Várdulos  y situada en el límite entre el Reino de Asturias, el Emirato de Córdoba y las tribus vasconas que se desplazaban hacia el oeste. Era una zona de desfiladeros, atajos y alturas, fácilmente defendibles de los musulmanes.
Entre el 739-757- Alfonso I de Asturias, fue obligado a defenderse del Califato cordobés en la zona fronteriza del reino Astur. Para ello construyó varias fortalezas. Ya aparece el nombre de Castilla a un condado mencionado en un documento del año 800 y que señalaba desde el sur de la cordillera cantábrica hasta La Rioja. Ni lo nobles ni el clero se aventuraban mucho en zonas tan peligrosas por lo que apenas se produjeron divisiones de clase y no hubo latifundios. Esto marcó un grado de libertad, muy diferente al leonés, que fue la semilla del elemento diferenciador del hombre castellano de aquella época.

ALFONSO II DE ASTURIAS 

Los cristianos de Alfonso II colonizaron parte de las tierras vacías señaladas y comenzaron a construir fortalezas para protegerse  de los musulmanes, quienes las llamaban “al-qila” (castillo) hasta el punto de ser llamada Castilla (literalmente, tierra de castillos). Fue en este lugar donde el contacto entre los dialectos vulgares del latín que hablaban las diferentes tribus y la influencia del vasco darían origen al idioma castellano
Los condados eran territorios concretos que estaban  gobernados por unos jueces, llamados condes, nombrados por el rey astur al que debían obediencia. 
La región castellana fue colonizada por cántabros y vascos poco romanizados, que se regían por códigos y que hablaban una lengua romance derivada del latín vulgar.
Aquí, en esta naciente Castilla fue donde el conde Rodrigo (850-(873) ejerció el gobierno encomendado por el rey astur Ordoño I. Al morir éste y refugiarse en esa zona el rey Alfonso III, el conde Rodrigo se puso a su disposición. En el 873 cedió el condado de Castilla a su hijo Diego Rodríguez Porcelos que fundó la ciudad de Burgos, la futura capital de Castilla.
Nace el reino de León en el 910 cuando Alfonso III traslada la sede del reino Astur de Oviedo a León.
Fernán González, fue conde de Castilla, Burgos, Álava, Lantarón y Cerezo (931-944 y 945-970). El rey Ramiro II de León lo nombró conde de Castilla en el 931.

CONDE FERNAN GONZALEZ

En los años 930-970, Fernán González, conde de Castilla entró en la leyenda medieval inmortalizada en romances. Aprovechó las tensiones de los reinos limítrofes de León y Navarra, para engrandecer Castilla a la que solo le faltaba la corona para ser un reino. Consiguió agrupar su autoridad sobre los condados de Burgos y Castilla en el 931. Luchas de poder con el rey leonés Ramiro II, se saldan con la boda de Ordoño III (el leonés) con hija del conde González, doña Urraca. A partir de él fue hereditario el título de conde.
En el 951 muere Ramiro II de León y se considera como el momento de la independencia de Castilla. Le sucede su hijo que concedió títulos de nobleza a militares a caballo, importante papel para el predominio de Castilla sobre León. Su hijo amplió las fronteras hasta Guadalajara y Madrid por el sur y Soria y Segovia por el norte. Heredó Castilla doña Mayor, que estaba casada con Sancho el Mayor de Navarra y se nombró a su hijo García Fernández heredero del condado. Este conde en el 981 ayudó a Almanzor para derrotar en Atienza a su hermano Galib. Almanzor después tomo Zamora y Salamanca y venció a la coalición de Ramiro III de León, Sancho Garcés II de Pamplona y García Fernández de Castilla en la batalla de Rueda y éstos perdieron numerosas fortalezas castellanas en Atienza y Sepúlveda. En una batalla inesperada cayó herido García Fernández y murió poco después en el 995. Heredó su hijo Sancho García. Dirigió una campaña con aliados contra Almanzor. Pero fueron derrotados en la batalla de Cervera que le permitió a Almanzor el saqueo de Burgos.

ALMANZOR 
Posteriormente el conde  de Castilla Sancho García  participó junto a Sánchez Garcés III de Pamplona y Alfonso V de León en la mítica batalla de Calatañazor, donde Almanzor sufrió una seria derrota. Pero eso parece ser  que es una leyenda ya que no se encuentran ni escritos ni rastros fiables del hecho. Más adelante el conde se internó en tierras musulmanas y se hizo nuevamente con Atienza llegando hasta Molina. Para seguir contando con su a poyo Sulayman y sus partidarios eslavos en el año 1010 le cedieron varias plazas, Osma, San Estaban de Gormaz, Clunia, Berlanga, Sepúlveda y Peñafiel.
Murió en el 1017.
Su hijo García Sánchez heredó el condado con sólo siete años, con regencia de su tía Urraca uy unos nobles. Sancho Garcés III de Pamplona protegió los derechos del niño, que era su cuñado. De todas formas las injerencias interesadas llevaron al niño a ser asesinado por la familia Vela. Por lo que el pamplonés dirigió los destinos de Castila y Álava como esposo de la hermana del conde asesinado y  proclamó conde de Castilla a su hijo Fernando, como heredero de su madre.
En (1029-1065) Fernando I era conde de Castilla y rey consorte de León. Se le solía designar el primer rey de Castilla, pero actualmente se considera que este reino se inicia a la muerte de este monarca. El conde Fernando de Castilla y rey I de León, dejó en herencia la división de los territorios entre sus hijos. A Sancho le correspondió el Condado de Castilla, elevado a la categoría de Reino, y las parias (tributos) del reino Taifa de Zaragoza. A su hermano Alfonso el favorito de su padre, le correspondió el Reino de León, que tenía derechos sobre las parias de Asturias, León, Astorga, y Zamora y Toledo. A su hermano García le dio Galicia, para lo que creó nuevos derechos sobre las taifas de Sevilla y Badajoz y parte de Portugal hasta Coímbra. A Urraca, de dio el señorío de Zamora, con título y rentas. A su otra hija Elvira, le dio la ciudad de Toro.
La herencia recibida trajo serios conflictos entre los hermanos. Sancho y Alfonso querían unir los reinos y acordaron repartirse Galicia. Atacaron a García y tuvo que huir del reino que fue repartido por los hermanos.
Pero Sancho era muy ambicioso y con la ayuda del famoso Cid Campeador, Sancho II de Castilla en 1072 atacó a su hermano, Alfonso VI de León y fue vencido en  Llantada, una lucha personal en el que el vencedor se quedaría con el reino del vencido. En el 1072 en la batalla de  Golpejera, en Palencia, Sancho salió victorioso y Alfonso fue  hecho prisionero. Con la intervención de la hermana de ambos, Urraca,  se le puso en libertad. Y huyó a Toledo donde reinaba su  amigo Al-Mamun.  Sancho puso sitio a Zamora, la ciudad de Urraca, pero fue engañado por un zamorano que lo separó de su guardia y le mató. Sancho no dejó descendencia. De este modo Alfonso VI se hizo con todo el territorio de su padre, gobernó como rey de León, Castilla y Galicia entre 1072-1109, manteniendo la unión de los reinos de León y Castilla efectuada por su hermano Sancho.

ALFONSO VI 

Y de este modo Alfonso VI se hizo con todo el territorio de su padre, gobernó como rey de León, Castilla y Galicia entre 1072-1109, manteniendo la unión de los reinos de León y Castilla. Aquí es donde dice la leyenda de que el Cid obligó a Alfonso VI a jurar que no había participado en la muerte de su hermano, (la jura de Santa Gadea) pero sólo es una leyenda.
 Sin embargo, siguieron existiendo dos reinos diferenciados en administración, lenguas romances y leyes.
Tras la muerte de Sancho IV de Navarra en 1076, pasaron a formar parte del reino de Castilla, entonces unido al reino de León bajo el reinado de Alfonso VI, territorios anteriormente pertenecientes al reino de Navarra: La Rioja, Álava, Vizcaya y parte de Guipúzcoa; parte de estos territorios fueron recuperados por Sancho VI de Navarra en la segunda mitad del siglo XII y no retornaron a dominio castellano hasta su conquista definitiva por Alfonso VIII a finales del siglo XII.
En 1109 Alfonso VI de Castilla, ya viejo, opta al no tener varones que le suceda, casar a su hija Urraca con el famoso guerrero Alfonso I de Aragón el Batallador, (1105-1157).

miércoles, 11 de octubre de 2023

JUAN PRIM Y PRATS

 

Nació en Reus, y de joven ingresó en el ejército donde llegó a coronel. En 1841 fue diputado por Tarragona en el Partido Progresista. Sofocó a sangre y fuego la sublevación de Barcelona en 1843. Luego fue nombrado gobernador de Puerto Rico y alcanzó gran prestigio y fama por su intervención en la guerra de África. Por ello fue nombrado Jefe militar de las fuerzas españolas de la intervención militar en México juntamente con Francia y Gran Bretaña, para apoderarse de fortalezas en la costa atlántica por precaución ante las amenazas del presidente Benito Juárez. Francia anunció que establecería un imperio con el Archiduque Maximiliano de Austria, lo que hizo que España e Inglaterra se retirasen, decisión acertada de Prim, ya que se perdió la enemistad con México y su pueblo.

Podía ser progresista, sin duda, aunque ello no significaba plegarse al dios del momento, como demostró en 1842 al enemistarse con Baldomero Espartero, en principio su aliado, al favorecer este los tejidos ingleses en perjuicio del textil catalán. Se exilió a París, contactó con el círculo de María Cristina de Borbón y al año siguiente se pronunció en Reus contra el regente para inaugurar su prolongada fidelidad a la corona isabelina. Este episodio conllevó, a imitación de lo realizado por el duque de la Victoria el año anterior, la resolución de asediar y bombardear Barcelona desde Montjuic para terminar con la revuelta de la Junta Central, inmortalizada desde el anecdotario por su famosa frase "o caja o faja", caja de pino o faja de general, obtenida por sus méritos y devoción para con el poder.

JUAN PRIM Y PRATS

A lo largo del primer decenio del reinado isabelino, Prim exhibió más de siete vidas entre detenciones, posicionamientos en favor del proteccionismo y exhalaciones viajeras a medias entre encargos oficiales, como su breve y polémica capitanía general en Puerto Rico, visitas al balneario de Vichy para tratar su afección en el hígado y un incesante desfilar por el Viejo Mundo. Esta experiencia en los salones europeos le granjeó desconfianzas en el interior y fama externa, quizá culminada con su papel de observador en los instantes iniciales de la Guerra de Crimea, interrumpido ante el estallido de la 'vicalvarada' en verano de 1854, cuando regresó a España para alinearse con Espartero y O’Donnell, con quien volvería a congeniar durante el periodo de la Unión Liberal, cuando alcanzó varias cumbres antes de despeñarse al discrepar del rumbo tomado por la monarquía.

Ese lustro junto a O’Donnell le resarció hasta transformarlo en un héroe popular por sus proezas durante la guerra de Marruecos entre otoño de 1859 y la primavera de 1860. Sus intervenciones en las batallas de Tetuán y Castillejos le concedieron, además del marquesado y el rango de grande de España, la confirmación en el nombramiento para luchar en México junto a ingleses y franceses en pos de vengar la expulsión del embajador patrio y el impago de la deuda.

MONUMENTO A PRIM DERRIBADO POR LAS FAI

Fue el inspirador de la revolución de 1868 en septiembre de 1868, en Cádiz, juntamente con los generales Dulce, Serrano y Topete firma el bando de la proclama revolucionaria. El presidente del gobierno Ramón M. Narváez y su primer ministro, González Bravo abandonaron a la reina, y gran parte del ejercito desertó para pasarse al bando revolucionario. Se marca el comienzo de un periodo febril llamado el "Sexenio democrático" (1868-1874). Posteriormente se piensa en cumplir el dictado de la Constitución. El principio monárquico contemplado que excluye a los Borbones lo que implica la búsqueda de un nuevo rey. Nombrado por el regente general Serrano como Presidente del gobierno en 1869, Se dedicó a buscar un rey para España y encontró en Amadeo de Saboya la persona que sería elegido rey en el mes de noviembre de 1870. Solo puede pasar en España que sea elegido un rey por votación en un parlamento. Pero así fue. Y como siempre hasta en eso España es diferente, y el rey no tuvo apoyos de casi nadie, ni de la derecha ni de la izquierda ni de su padre. Es más, antes de ser proclamado rey, fue al velatorio de su protector asesinado.

España tiene demasiada desidia con su pasado. Juan Prim podría ser uno de sus ejemplos supremos, y tampoco es necesario ir a nuestro tiempo para corroborarlo. En 1936, la FAI (Anarquistas del siglo XX), eliminó su estatua ecuestre del Parque de la Ciudadela de Barcelona, antaño fortaleza de oprobio, cedida a la Ciudad Condal por el general más joven de Europa después de Napoleón, en 1868, tras la Gloriosa. La removieron desde el odio a cualquier signo de poder, sin considerar cómo el conde de Reus propició con su trayectoria el camino hacia un país más moderno, despojado pese a todas sus limitaciones de lastres anclados en el Antiguo Régimen.

El asesinato de Prim sigue siendo un enigma, por esclarecer no los hechos en si mismo, sino la autoría, la orden de asesinarlo. En la calle del Turco, hoy Marqués de Cubas, en su honor, le dispararon desde cerca dos grupos de hombres. El cochero pudo salir a toda prisa y llevarlo hasta su casa.

AMADEO DE SABOYA ASISTE AL VELATORIO DE PRIM

Cuando llegó a su dormitorio, Prim había perdido mucha sangre. Se le aplicaron las primeras curas y el general solo pudo decir: “Veo la muerte...”. Luego, al ser preguntado por los ejecutores desatentado, añadió: “No lo sé, pero no me matan los republicanos”.

Un cuarto de hora más tarde llegaron Serrano y el almirante Topete. Agonizando, Prim solicitó del primero que encargara a Topete la presidencia interina del gobierno hasta la llegada del rey. Para tranquilizar a la población, rogó que se expidiera un primer parte que solo mencionase que había resultado herido. Los daños eran mayores de lo que se había supuesto. Dos días después, el general murió. Se especula que ya estaba muerto y no quisieron dar la noticia al pueblo por oscuros intereses. Queda la duda.  La pregunta saltó a la calle: ¿quiénes habían sido los asesinos?  Por una parte, los republicanos; por otra, los oscuros manejos de Montpensier o, por qué no, los de algún partidario del joven príncipe Alfonso, contrariado por la posibilidad de ver en el trono de España a un monarca de una dinastía que no fuera la Borbón.

martes, 10 de octubre de 2023

FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS

Nació en  Sevilla en 1484. Fue fraile Dominico, obispo, teólogo, polemista, defensor del os indios. Los dominicos llegaron a la isla “La Española” en 1510. Las Casas tomó contacto con ellos, oyó el sermón-denuncia de Montesino y se ordenó sacerdote. Lo dice él, aunque no precisa fechas. Lo importante es que se ordenó. A principios de 1513 pasó a Cuba y obtuvo una excelente encomienda, (Territorio para el cultivo y una cantidad de indios a su cargo). Le visitaron unos padres dominicos, conversaron y despertaron sus dudas. No era lógico predicar contra la encomienda siendo encomendero. El resultado: su primera conversión. Devolvió la encomienda, dispuesto a defender a los indios para siempre. Salió para La Española, se entrevistó con fray Córdoba que le habló de un viaje a España, con Montesino y otro fraile. Embarcaron, en efecto, en septiembre de 1515 y llegaron a Sevilla el 6 de octubre. La audiencia con el rey nunca se celebró. El Rey Fernando el católico murió en  enero de 1516.


La reforma era un noble intento pero de planteamiento difícil. En su Informe (1 de abril de 1517), los indios no quedaban bien parados y se desecha la idea de comunidades indígenas. Las Casas, aconsejado por los dominicos, regresó a España el 3 de junio de 1517. Fue a Aranda a ver a Cisneros. El cardenal Cisneros, por entonces regente del reino le oyó  complacido, y le encargó, elaborar un plan de reforma de las Indias, estableciendo comunidades indígenas libres, otras intervenidas por funcionarios reales, y el cumplimiento de la Leyes de Burgos de 1512 que había promulgado el rey Fernando, pero Cisneros estaba muy grave, y se fue a Valladolid a esperar al Emperador, y murió antes de verlo. Carlos I llegó el 18 de noviembre de 1517. Bartolomé se ganó a los consejeros flamencos y logró presentar su proyecto al Rey Carlos. Consciente de que no lograría suprimir la encomienda, si antes no demostraba que la supresión no suponía la ruina económica, escribió el Memorial de remedios (abril 1518). No llegó a discutirse. El Rey partió para Coruña el 25 de enero de 1520, y el día antes de embarcar firmó la capitulación para poblar la costa de Paría (19 mayo 1520). Eran veintisiete puntos que precisaban su finalidad: colonización y evangelización pacífica, tributos para el rey y modo y manera de tratar a los indios. Las Casas embarcó con los labradores en Sanlúcar el 15 de diciembre de 1520 y llegaron a Puerto Rico en febrero de 1521.

MONUMENTO EN SEVILLA 

Las Casas ingresó en el noviciado de los dominicos en 1522 y profesó a finales del año siguiente. Su vida no sufrió un cambio radical, pero su defensa de los indios se hizo más evangélica, más doctrinal y polémica. Siguió una etapa de silencio y estudio y desarrolló su vocación de escritor. Durante estos años se dedicó a escribir.. El planteamiento es muy claro: “la única norma para llevar a los pueblos la religión cristiana, es la evangelización pacífica”.
Quiso decir dos cosas: no hay más que un camino de evangelización: la persuasión del entendimiento y la invitación de la voluntad. Y este camino es común para todos los hombres. El Papa trató de los derechos naturales de los indios, como utpote veros homines y aunque no tuviesen fe no carecían de libertad y dominio, y no se les podía esclavizar.
Las Casas concluyó categóricamente: la guerra que se hace a los indios es temeraria, porque es contraria al derecho natural, divino y humano; injusta, porque los indios no han injuriado a los españoles y tiránica, porque es cruel y violenta.
Volvió a España en 1540. Su propósito era plantear a Carlos V la reforma general del gobierno de las Indias.
No duda de la soberanía del Rey sobre las Indias, en virtud de la Bula de donación, compatible con la libertad de los nativos, que la pierden cuando son sometidos a la jurisdicción y servidumbre de los encomenderos. El otro documento fue la Brevísima relación de la destruición de las Indias. Pero se excedió e hizo daño a España, con relatos que la crítica histórica y el sentido común necesariamente han de calificar de inverosímiles.

PLACA EN LA BASÍLICA DE ATOCHA EN MADRID 

La esclavitud de indios fue un hecho. Carlos V la prohibió en 1530; pero ante la reacción de los españoles, la restableció cuatro años más tarde. Hubo reacciones. Se discutió en las aulas universitarias por obra y saber de Vitoria y de Soto, e intervino con toda su autoridad Paulo III: “Decretamos y declaramos… que los indios no deben ser reducidos a esclavitud”.
El rey Carlos I, para el buen gobierno de los indios, y para hacerse pública la polémica creada por fray Bartolomé de las Casas y confirmadas por Francisco de Vitoria, dispuso al Consejo de Indias una inspección. El emperador convocó para 1540 una junta legislativa que se albergó en la Universidad de Salamanca, para iniciar las reorganización que los humanistas venían pidiendo décadas atrás. Fueron invitados legisladores y religiosos influyentes como el abogados, teólogos y economistas. Ello redundó en la promulgación de las Leyes Nuevas, del 20 de noviembre de 1542 en Barcelona. Fundamentalmente sus puntos es que suprime las Encomiendas, que tanto problemas habían dado. Cinco son los puntos que aquí se pueden subrayar: 1) la dignidad del indio, considerándolo como un súbdito más de la Corona; 2) la eliminación de la esclavitud; 3) la anulación de la encomienda, como principio de servidumbre; 4) la supresión de la guerra de conquista; 5) las cláusulas de seguridad de estas determinaciones, mediante vigilancia, procesos judiciales, castigos. Fue un gran momento para fray Bartolomé. Y fue nombrado obispo de Chiapas (1543). Consagrado en Sevilla (1544), se trasladó a Indias y entró en su sede al año siguiente. El cabildo de México protestó ante la Corte y en la asamblea de obispos fue recibido con desagrado. La Audiencia también mostró su disgusto, y en la Corte actuaron sus opositores. El fraile renunció a su obispado.
En 1547, regresa definitivamente a España. Estaba ya en Valladolid, más sosegado. Las Casas sostuvo en la mayor parte de sus obras la idea de que el Papa, subrogó en los Reyes Católicos su poder temporal sobre las Indias para el cumplimiento del fin evangélico que les había encomendado. Para llegar a la guerra justa hacía falta que surgiese la injuria y si los indios ofreciesen resistencia o impidiesen la predicación o matasen a los predicadores, surgiría ese derecho. La Bula de donación subraya que los indios vivían mansos y pacíficos; y entonces ¿para qué la guerra? La Bula urge el envío de misioneros, y ¿para qué la conquista? Ilustra su negativa con el testamento de Isabel la Católica, “que debía tener entendida la intención del Papa”. Afirma que, antes de bautizarse, los infieles no eran súbditos de la Iglesia, y “no se les puede poner o quitar señor”, a no ser si impedían la predicación de la fe.
En Atocha, Madrid, escribió: “Los Reyes de España, en cuanto al dominio, todas las conquistas de los españoles son injustas y tiránicas. El Rey no tiene nada que ver con los tesoros del Perú y todos los bienes que los españoles trajeron de Indias fueron robados y han de ser restituidos.”
Perfila su concepto del poder del Papa. Toda potestad y jurisdicción temporal. El Papa tiene amplísima potestad sobre algunas cosas temporales, de modo que puede alterar los estados de los reyes. También escribió: “Todos los hombres son esencialmente iguales y dignos de respeto y tienen unos derechos que, por nacer de la naturaleza, son derechos naturales, inviolables e inalienables, y unos atributos fundamentales.” Bartolomé no podía dudar de la condición humana de los indios. Para fray Bartolomé los indios pertenecían a una raza excelente, estaban dotados de inteligencia clara, y al ponderar el medio ambiente en que viven los indios, formula un nuevo argumento a su convicción de que constituyen la raza más perfecta del orbe.
Hay escritos impresos en Sevilla en 1552-1553, han permanecido inéditos hasta el siglo XX. La primera edición crítica, completa, es la de Alianza Editorial, Madrid 1988- 1996.
De las Casas murió en Madrid en 1566 en la Basílica Nuestra Señora de Atocha 

REINO DE NAVARRA - TERCERA PARTE

Por la muerte muy prematura del heredero legal, llega al trono Felipe V de Francia y II de Navarra al ser coronado el 7 de enero de 1317. Nunca visitó Navarra, gobernó con delegados lo que rechazaba el pueblo navarro. En 1307 Felipe V de Francia contrajo matrimonio con Juana II de Borgoña (1291-1330). 

FELIPE II DE NAVARRA 

Muy enfermo muere en enero de 1322 sin dejar hijos varones vivos. Por la ley sálica vigente en Francia, no reinas las mujeres y la Corona Francesa y Navarra pasan a su hermano Carlos IV de Francia y I de Navarra. Ordenó pasar las Cortes de Navarra a París para jurar los fueros, pero la comitiva nunca se realizó por lo que nunca juró los fueros navarros. Por eso nunca fue considerado rey de Navarra pues era ilegal la situación. A su muerte en Navarra  se acordó destituir al gobernador francés y llamar a Juana de Borgoña, la hija de Luis el obstinado y a su marido Felipe III de Évereux para coronarlos reyes de Navarra (1328-1343). Mientras en Francia con la ley sálica  se coronó a Felipe de Valois, sobrino de Felipe IV, con gran oposición lo que prendería la mecha de la guerra de los cien años, el conflicto anglo-francés. Lo cierto es que los monarcas estuvieron pocas veces en Navarra, radicándose en Francia. Vinieron a jurar los fueros y en contadas ocasiones por obligación. Felipe III de Navarra murió en 1343 y Juana continuó reinando vinculada al reino francés.
Por entonces en Castilla, Pedro I, apodado por unos el Cruel le disputaba el trono su hermano de padre, el conde Enrique de Trastámara, hijo bastardo de Alfonso XI y de Leonor de Guzmán.

ENRIQUE II DE CASTILLA 

En 1357 Enrique reunía en Francia a las Compañías Blancas (mercenarios franceses), al mando de Beltrán de Duguesclin. En lucha personal, con ayuda del francés, vence Enrique a Pedro, dándole muerte en 1369. Y se proclama Enrique II de Castilla.
Murió Juana II de Navarra en 1349. Le sucede su hijo Carlos II de Navarra que reinará hasta 1387. Con diecisiete años y tras confiar los principales cargos a nobles navarros se marcha a Francia. Allí vivió entre intrigas  de los franceses  y el apoyo a los ingleses en la Guerra de los Cien Años, y además problemas con Castilla. Finalmente perdió los dominios heredados en Normandía y parte de Navarra. Tuvo siete hijos con su esposa entre ellos el futuro Carlos III.
Enrique II de Castilla, aliado de Francia, atacó Navarra Y tras vencer se hizo con una veintena de plazas navarras,  por lo que quedaba a merced de castilla. Finalmente Carlos II de Navarra se retiró a Pamplona y vivió modestamente. Tras la muerte del rey castellano su hijo, Juan I de Castilla reintegró a Navarra varias plazas ocupadas a Navarra. Murió el navarro en 1387.
Su hijo Carlos III de Navarra se casó con Leonor, hija de Enrique II de Castilla cuando aún éste vivía. Fue el navarro un rey prudente y pacífico. Los tiempos le fueron favorables, tuvo buenas relaciones con los monarcas de Aragón y Castilla y con el de Francia y apoyó al papa de Aviñón y a su sucesor, el papa Luna.
Se produce la instauración de la Casa de Trastámara en Aragón con Fernando de Antequera en 1412, con lo cual la casa de Trastámara reinan en gran parte de España, Aragón y Castilla-León. Tuvo el rey navarro buena relación también con Fernando de Antequera. Instituyó el título de “Príncipe de Viana”, para su nieto Carlos, hijo de su primogénita Blanca y Juan II de Aragón.

CASTILLO DE OLITE 

Murió en el palacio-castillo de Olite en 1425.
Le sucederá su hija Blanca desde septiembre de 1425.
Blanca ya era reina consorte de Sicilia, y se había quedado viuda en 1409. Abandona Sicilia  en 1415 con dirección a Navarra, donde será proclamada heredera al trono como primogénita del rey. En 1420 se casa con Juan II de Aragón, y no queda estipulado el papel que tendrá el rey consorte de Navarra en caso de muerte de Blanca, lo que sería fuente de problemas en el futuro, ya que en 1421 nacería su primogénito de este matrimonio, Carlos, que sería el Príncipe de Viana. Como dijimos en 1425 muere el rey navarro Carlos III convirtiéndose Blanca en reina soberana de Navarra hasta su muerte en 1441 y el heredero a la corona era Carlos, Príncipe de Viana, con el que su padre, Juan II, nunca se entendió. Juan fue proclamado como rey de Navarra. La situación como rey de Navarra fue compleja, ya que desde su reconocimiento como tal, actuó únicamente como rey consorte, utilizó la dignidad real, en cambio, para sus continuas intervenciones militares en Castilla.



CARLOS PRICIPE DE VIANA 

Aunque Carlos de Viana era el heredero natural Juan II de Aragón y I de Navarra no lo aceptó. Se aprovechó del testamento de su esposa por el que su hijo no debía asumir el título real sin su consentimiento. Carlos acepto el cargo de Lugarteniente del reino navarro y gobernó hasta 1445 estando ocupado su padre en la guerra de Aragón contra Castilla. Cuando Juan volvió después de perder la guerra se casó con Juana Enriquez, hija del Almirante de Castilla. Para contentar a sus partidarios castellanos recurrió a una administración conjunta con su hijo. Esto unido a las rivalidades de linajes navarros y el enfrentamiento de las dos regiones navarras, la montaña con ganadería y lenguaje vasco y la ribera agricultores con lenguaje romance provocó una guerra civil. El príncipe participó con los del norte, los beamonteses, cuyo líder era Juan de Beaumont y el rey con los del sur, los agramonteses liderados por Pedro de Agramunt.
El personaje de  Luis de Beaumont I se había casado con Juana de Navarra, una hija del rey francés Carlos III y creó para ellos el condado de Lerín. En la batalla de Aibar, en 1451, Carlos fue derrotado y hecho prisionero junto a Luis de Beaumont.
La reina consorte de Aragón, Juana Enríquez en esas fechas estaba en avanzado estado de gestación, por lo que se marchó a Sos (Aragón), donde dio a luz a su hijo Fernando en  1452, (Fernando el católico)
Luis de Beaumont permaneció como rehén hasta 1460. Al año siguiente fue obligado a abandonar el reino para evitar las intrigas políticas que mantenía. En un documento Luis de Beaumont II cedía todos los bienes que poseía en Navarra a Fernando II, (el futuro Fernando el católico) y a cambio recibió distintos bienes en tierras.

JUAN II DE ARAGÓN 

Pero estábamos en que en septiembre de 1461, el príncipe de Viana, heredero de las Coronas de Aragón y de Navarra moría. La heredera de Navarra pasó a ser doña Blanca, su  hermana mayor. Sin embargo, Blanca tampoco llegó a ejercer su derecho, pues su padre, Juan II, rey de Aragón, siguió detentando el título de rey de Navarra hasta su muerte. Para seguir disponiendo de esta corona, Juan I hubo de ponerse de acuerdo con Enrique IV de Castilla y con Luis XI, rey de Francia. Ambos decidieron reconocer a Juan como rey de Navarra y establecer como sucesora a su muerte, a su hija menor, Leonor, apartando de la sucesión navarra a Blanca que se negó a renunciar a sus derechos, hasta que cedió en caso de muerte al que había sido su marido, el rey de Castilla, Enrique IV. Cataluña estaba sumida en plena revuelta contra el rey de Aragón.
Los rebeldes ofrecieron en agosto de 1462 el Principado de Cataluña a Enrique IV, adoptando el título de conde de Barcelona e invadiendo Navarra para apoyar al bando de los beamonteses en su lucha por el trono navarro. Agravada la situación en Navarra por la presión castellana, Juan I consiguió llegar a un acuerdo con Luis XI de Francia y logró que Enrique IV aceptara el arbitraje de Luis XI. La sentencia arbitral de Bayona de 1463. 

Enrique IV 
renunciaba a sus derechos sobre Cataluña. Juan, por su parte, acordó con su hija Leonor y su marido, el francés Gastón de Foix, que ellos serían gobernantes perpetuos de Navarra mientras viviera él viviera y que a su muerte adoptarían el título de reyes. El enfrentamiento entre los dos partidos navarros, agramonteses y beamonteses, se agravó. En vista de esto el marido de Leonor, Gastón de Foix se dispuso a invadir Navarra con sus tropas bearnesa, pero murió en 1472.
La guerra civil persistió tras la muerte de Carlos, el Príncipe de Viana en 1461 y a la de Juan II en 1479.
La hija del rey Juan I de Navarra y su primera esposa Blanca I de Navarra, Leonor, le sucedió en el reino de Navarra, siendo jurada reina el día 29 de enero de 1479  en Tudela y murió quince días más tarde. En su testamento dejó a su hermano Carlos todos los títulos y dispuso que fuera heredero Francis I Febo, su nieto, pidiendo que se encomendara a la protección al rey de Francia. Muere el rey en 1483 y le sucede su hermana Catalina I, que reina junto a su marido Juan III hasta 1512.

COLÓN LLEGA A AMÉRICA -3-

El viernes 3 de agosto de 1492 estaban listos para zarpar. Para Colón era un día glorioso, al fin podría demostrar su sueño. Solo eran tres ...