jueves, 12 de octubre de 2023

REINO DE CASTILLA (1)

Castilla surgió en el siglo IX como un conjunto de territorios en la pare oriental del reino de Astur. Entre las montañas cántabras y una serie de castillos levantados en el valle del Ebro que originalmente se llamó Bardulia o Bardulias. 

El origen del topónimo de Castilla está a mediados del siglo IX, cuando una zona fronteriza entre la actual provincia de Burgos, Cantabria y País Vasco conocida hasta aquel momento como Bardulia, por el pueblo de los Várdulos  y situada en el límite entre el Reino de Asturias, el Emirato de Córdoba y las tribus vasconas que se desplazaban hacia el oeste. Era una zona de desfiladeros, atajos y alturas, fácilmente defendibles de los musulmanes.
Entre el 739-757- Alfonso I de Asturias, fue obligado a defenderse del Califato cordobés en la zona fronteriza del reino Astur. Para ello construyó varias fortalezas. Ya aparece el nombre de Castilla a un condado mencionado en un documento del año 800 y que señalaba desde el sur de la cordillera cantábrica hasta La Rioja. Ni lo nobles ni el clero se aventuraban mucho en zonas tan peligrosas por lo que apenas se produjeron divisiones de clase y no hubo latifundios. Esto marcó un grado de libertad, muy diferente al leonés, que fue la semilla del elemento diferenciador del hombre castellano de aquella época.

ALFONSO II DE ASTURIAS 

Los cristianos de Alfonso II colonizaron parte de las tierras vacías señaladas y comenzaron a construir fortalezas para protegerse  de los musulmanes, quienes las llamaban “al-qila” (castillo) hasta el punto de ser llamada Castilla (literalmente, tierra de castillos). Fue en este lugar donde el contacto entre los dialectos vulgares del latín que hablaban las diferentes tribus y la influencia del vasco darían origen al idioma castellano
Los condados eran territorios concretos que estaban  gobernados por unos jueces, llamados condes, nombrados por el rey astur al que debían obediencia. 
La región castellana fue colonizada por cántabros y vascos poco romanizados, que se regían por códigos y que hablaban una lengua romance derivada del latín vulgar.
Aquí, en esta naciente Castilla fue donde el conde Rodrigo (850-(873) ejerció el gobierno encomendado por el rey astur Ordoño I. Al morir éste y refugiarse en esa zona el rey Alfonso III, el conde Rodrigo se puso a su disposición. En el 873 cedió el condado de Castilla a su hijo Diego Rodríguez Porcelos que fundó la ciudad de Burgos, la futura capital de Castilla.
Nace el reino de León en el 910 cuando Alfonso III traslada la sede del reino Astur de Oviedo a León.
Fernán González, fue conde de Castilla, Burgos, Álava, Lantarón y Cerezo (931-944 y 945-970). El rey Ramiro II de León lo nombró conde de Castilla en el 931.

CONDE FERNAN GONZALEZ

En los años 930-970, Fernán González, conde de Castilla entró en la leyenda medieval inmortalizada en romances. Aprovechó las tensiones de los reinos limítrofes de León y Navarra, para engrandecer Castilla a la que solo le faltaba la corona para ser un reino. Consiguió agrupar su autoridad sobre los condados de Burgos y Castilla en el 931. Luchas de poder con el rey leonés Ramiro II, se saldan con la boda de Ordoño III (el leonés) con hija del conde González, doña Urraca. A partir de él fue hereditario el título de conde.
En el 951 muere Ramiro II de León y se considera como el momento de la independencia de Castilla. Le sucede su hijo que concedió títulos de nobleza a militares a caballo, importante papel para el predominio de Castilla sobre León. Su hijo amplió las fronteras hasta Guadalajara y Madrid por el sur y Soria y Segovia por el norte. Heredó Castilla doña Mayor, que estaba casada con Sancho el Mayor de Navarra y se nombró a su hijo García Fernández heredero del condado. Este conde en el 981 ayudó a Almanzor para derrotar en Atienza a su hermano Galib. Almanzor después tomo Zamora y Salamanca y venció a la coalición de Ramiro III de León, Sancho Garcés II de Pamplona y García Fernández de Castilla en la batalla de Rueda y éstos perdieron numerosas fortalezas castellanas en Atienza y Sepúlveda. En una batalla inesperada cayó herido García Fernández y murió poco después en el 995. Heredó su hijo Sancho García. Dirigió una campaña con aliados contra Almanzor. Pero fueron derrotados en la batalla de Cervera que le permitió a Almanzor el saqueo de Burgos.

ALMANZOR 
Posteriormente el conde  de Castilla Sancho García  participó junto a Sánchez Garcés III de Pamplona y Alfonso V de León en la mítica batalla de Calatañazor, donde Almanzor sufrió una seria derrota. Pero eso parece ser  que es una leyenda ya que no se encuentran ni escritos ni rastros fiables del hecho. Más adelante el conde se internó en tierras musulmanas y se hizo nuevamente con Atienza llegando hasta Molina. Para seguir contando con su a poyo Sulayman y sus partidarios eslavos en el año 1010 le cedieron varias plazas, Osma, San Estaban de Gormaz, Clunia, Berlanga, Sepúlveda y Peñafiel.
Murió en el 1017.
Su hijo García Sánchez heredó el condado con sólo siete años, con regencia de su tía Urraca uy unos nobles. Sancho Garcés III de Pamplona protegió los derechos del niño, que era su cuñado. De todas formas las injerencias interesadas llevaron al niño a ser asesinado por la familia Vela. Por lo que el pamplonés dirigió los destinos de Castila y Álava como esposo de la hermana del conde asesinado y  proclamó conde de Castilla a su hijo Fernando, como heredero de su madre.
En (1029-1065) Fernando I era conde de Castilla y rey consorte de León. Se le solía designar el primer rey de Castilla, pero actualmente se considera que este reino se inicia a la muerte de este monarca. El conde Fernando de Castilla y rey I de León, dejó en herencia la división de los territorios entre sus hijos. A Sancho le correspondió el Condado de Castilla, elevado a la categoría de Reino, y las parias (tributos) del reino Taifa de Zaragoza. A su hermano Alfonso el favorito de su padre, le correspondió el Reino de León, que tenía derechos sobre las parias de Asturias, León, Astorga, y Zamora y Toledo. A su hermano García le dio Galicia, para lo que creó nuevos derechos sobre las taifas de Sevilla y Badajoz y parte de Portugal hasta Coímbra. A Urraca, de dio el señorío de Zamora, con título y rentas. A su otra hija Elvira, le dio la ciudad de Toro.
La herencia recibida trajo serios conflictos entre los hermanos. Sancho y Alfonso querían unir los reinos y acordaron repartirse Galicia. Atacaron a García y tuvo que huir del reino que fue repartido por los hermanos.
Pero Sancho era muy ambicioso y con la ayuda del famoso Cid Campeador, Sancho II de Castilla en 1072 atacó a su hermano, Alfonso VI de León y fue vencido en  Llantada, una lucha personal en el que el vencedor se quedaría con el reino del vencido. En el 1072 en la batalla de  Golpejera, en Palencia, Sancho salió victorioso y Alfonso fue  hecho prisionero. Con la intervención de la hermana de ambos, Urraca,  se le puso en libertad. Y huyó a Toledo donde reinaba su  amigo Al-Mamun.  Sancho puso sitio a Zamora, la ciudad de Urraca, pero fue engañado por un zamorano que lo separó de su guardia y le mató. Sancho no dejó descendencia. De este modo Alfonso VI se hizo con todo el territorio de su padre, gobernó como rey de León, Castilla y Galicia entre 1072-1109, manteniendo la unión de los reinos de León y Castilla efectuada por su hermano Sancho.

ALFONSO VI 

Y de este modo Alfonso VI se hizo con todo el territorio de su padre, gobernó como rey de León, Castilla y Galicia entre 1072-1109, manteniendo la unión de los reinos de León y Castilla. Aquí es donde dice la leyenda de que el Cid obligó a Alfonso VI a jurar que no había participado en la muerte de su hermano, (la jura de Santa Gadea) pero sólo es una leyenda.
 Sin embargo, siguieron existiendo dos reinos diferenciados en administración, lenguas romances y leyes.
Tras la muerte de Sancho IV de Navarra en 1076, pasaron a formar parte del reino de Castilla, entonces unido al reino de León bajo el reinado de Alfonso VI, territorios anteriormente pertenecientes al reino de Navarra: La Rioja, Álava, Vizcaya y parte de Guipúzcoa; parte de estos territorios fueron recuperados por Sancho VI de Navarra en la segunda mitad del siglo XII y no retornaron a dominio castellano hasta su conquista definitiva por Alfonso VIII a finales del siglo XII.
En 1109 Alfonso VI de Castilla, ya viejo, opta al no tener varones que le suceda, casar a su hija Urraca con el famoso guerrero Alfonso I de Aragón el Batallador, (1105-1157).

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