viernes, 3 de enero de 2025

REINOS CRISTIANOS – LA RECONQUISTA

La conversión del rey visigodo Recaredo en el Concilio de Toledo del 7 de abril del 589 en el cual quedó sellada la unidad espiritual y territorial del reino visigodo, dejando la religión arriana y abrazando el cristianismo romano, también simbolizaba el triunfo de la civilización hispanorromana sobre los bárbaros, y contribuyó a sellar una alianza entre la corona y la iglesia. Tanto es así que la unión de la península era un hecho por la religión cristiana.


Pero como sabemos en el 711 un ejército bereber cruzó el estrecho de Gibraltar, como aliado de los nobles visigodos contrarios a la llegada al trono del rey Don Rodrigo, y tras vencerlo en la batalla de Guadalete, comenzó la conquista de la Península Ibérica. Es la invasión musulmana. El reino visigodo se desplomó y se creó una nueva entidad política que marcaría el destino de la península, al-Andalus. 
No obstante los hispano-romanos y visigodos que componían la población de la península, todos cristianos, a la vez que se desarrolló al-Andalus, fueron creando núcleos de resistencia a los musulmanes, primero en el norte y luego irán avanzando y creando lugar a los reinos cristianos medievales, que son los que se encargarán de hacer frente al musulmán, recuperar territorio al cristianismo o someterlos de alguna forma. En la franja norte de la península, desde las actuales Galicia a Cataluña, grupos armados combatían a los musulmanes. Operaban sobre todo en la zona cantábrica y eran insumisos a cualquier gobierno desde la época romana, estaban apenas controlados por los visigodos. Aunque se presentan estos hechos como el principio de la Reconquista, más bien parece una continuación de la actitud habitual de los montañeses.
Si bien los reinos cristianos no existían entes de la invasión musulmana, por lo tanto se trataba de avanzar por el territorio de la península, a fin de  recuperar para la cristiandad los pueblos sometidos, y o bien expulsar o conseguir una debilidad que produjera impuestos que los musulmanes debían pagar. Está claro que si no había ya un rey cristiano con los visigodos, tendría que haberlo escogiendo entre los nobles de la población existente ante de la llegada de los agarenos.
Por lo tanto se organizaron y luego fueron resistiendo los ataques de los  musulmanes y pudieron destruir guarniciones y atraer a la población visigoda y fundar de hecho y derecho del reino Astur en la persona de Alfonso I, con la corte de Cangas de Onís en el 739.


Cuando ochocientos años después, como sabemos en 1492, los reyes Isabel y Fernando salen victoriosos en la guerra de Granada, terminando así con el último reducto musulmán en la península. El cronista e historiador Rodríguez de Almela, en esos días, al entregarles a los reyes un ejemplar de su “Compilación de las crónicas e estorias de España”, les recordaba que el origen de la legitimidad de los reinos cristianos, estaba en la estirpe visigoda que a su vez la recibiera de Roma por el primer pacto (Foedus) del 418, en Tolosa. 
Los ocho siglos de convivencia en el mismo territorio tuvo todo tipo de situaciones en las relaciones de diferentes reinos y con los invasores musulmanes. La consolidación de los reinos cristianos durante la Edad Media presenta una dinámica particular. Los reinos de Castilla y León forman el bloque más aventajado y compacto. Era una época en que se confundía el gobierno de los territorios con las administraciones de las propiedades privadas. Por lo que no es de extrañar que los conflictos familiares, los matrimonios de conveniencia y las cuestiones hereditarias determinasen los dominios sobre amplias extensiones, muchas sin poblar.


Las alianzas, enemistades y los frecuentes cambios fronterizos de los reinos eran moneda común. Esto nos lleva a pensar que el sentimiento de Estado o Nación no existía aún, o era solo un esbozo. Los reinos eran hereditarios y competían entre sí e incluso eran capaces de luchar entre hermanos o padres contra hijos. No obstante tanto León como Castilla, Navarra y Aragón estaban en general empeñados en arrebatar los territorios a los musulmanes en aras de la expansión del cristianismo, o al menos de convertir a esos sus pobladores musulmanes en vasallos de los reinos cristianos. Esto explica cómo pudo ser que los islámicos estuvieran tanto tiempo en la península, digamos que gran parte de ese tiempo lo hicieron como inquilinos mal considerados.


El Califato de Córdoba se desintegra y termina en el año 1031, pero ya se había iniciado la disgregación del territorio en pequeños reinos llamados Taifas. La primera se considera que fue la de Badajoz en el 1009. Pero el avance cristiano hace que los reyes de las taifas pidieran ayuda al sultán almorávide del norte de África, hasta el 1144. Cuando el dominio almorávide empezó a decaer, surgieron los llamados segundos reinos de taifas en 1144 que habían sucedido a los almorávides en su dominio del norte de África.  Tras el fin del periodo almohade, marcado por la batalla de las Navas de Tolosa (1212), hubo un corto periodo denominado terceros reinos de Taifas, que terminó en la primera mitad del siglo XIII con las conquistas cristianas en el Levante de Jaime I de Aragón y en Castilla de Fernando III el Santo. Y perduró en Granada con la fundación del reino nazarí en 1238, (que fueron vasallos de la Corona de Castilla-León), y que no capituló hasta el 2 de enero de 1492, fecha que pone fin a la Reconquista.

Si bien esto no impedía que hubiese alianzas entre cristianos y musulmanes, ya fuese para combatir a los del credo contrario o a los adversarios del credo propio. Muchas veces a la defensa de la religión, se anteponía la necesidad política o económica de asegurar determinada región. Aún ante esta confusa situación, los reinos cristianos fueron consolidando sus propias identidades a través de instituciones y normas sociales, diferentes entre unos reinos y otros muchas veces, pero que les imprimieron sus particulares rasgos sociales, sus usos y costumbres. Su identidad.
Durante esos ocho siglos (711-1492) existieron en la península ibérica hasta diez reinos cristianos: Asturias, Pamplona, León, Aragón, Castilla, Galicia, Portugal, Navarra, Mallorca y Valencia. Si bien realmente fueron cinco los que predominaron en diferentes periodos de tiempo, más o menos largos: Asturias-León, Pamplona-Navarra, Castilla, Aragón y Portugal.
Además no debemos olvidar lo que luego se convirtió en Cataluña, una serie de condados pirenaicos que fueron protegidos y regidos por el Imperio Carolingio durante doscientos años, y después de un breve espacio de tiempo siendo vasallos del Califato cordobés, se unieron al reino de Aragón, conservando su identidad.
De lo que podemos estar seguros es que España se va creando lentamente, primero con pueblos prehistóricos y luego con la llegada de los romanos se crea la provincia romana de Hispania, que al caer lentamente el Imperio, ceden por pacto a los visigodos el territorio para su control y para el desplazamiento y expulsión de los últimos bárbaros, Alanos, Vándalos y Suevos. Y de aquella provincia de Hispania, se convierte en el reino visigodo que dará lugar a los reinos cristianos que hemos nombrado, luchando y pactando con los musulmanes invasores.
Con la llegada del rey Carlos I, nieto de los Reyes Católicos, en 1517 se produce lo esperado durante siglos, la unión de todas las coronas.
Burocracias aparte, el nacimiento de la nación hay que buscar su embrión en los primeros pobladores, los íberos, pasando por todos los pueblos que llegaron y organizándose en todos los sentidos al llegar Roma.
A partir de la desaparición de Roma, la Hispania romana queda en manos de sus pobladores, como propietarios dentro de las fronteras, formando reinos, y rechazando a los invasores y construyendo su laborioso futuro.
Han pasado 1.600 años desde el considerado primer monarca hispano, Ataulfo.  

viernes, 27 de diciembre de 2024

FELIX RODRIGUEZ DE LA FUENTE

Nació en Poza de la Sal, Burgos, 14 de marzo de 1928-y murió por accidente aéreo en Shaktoolik, Alaska, 14 de marzo de 1980. Fue un naturalista y divulgador ambientalista español, defensor de la naturaleza y realizador de documentales para radio y televisión, entre los que destaca la serie El hombre y la Tierra (1974-1980). Estaba Licenciado en Medicina por la Facultad de Medicina de Valladolid y autodidacta en biología, fue un personaje polifacético.


Este gran hombre de hechos y no de palabras, ha sido relegado al olvido por los gobiernos desde que falleció en accidente. Este hombre sí que era un ecologista de verdad, cuyos documentales han sido premiados en todo el planeta, fue el primero en concienciar a la gente del peligro que corrían muchas especies como el lobo, el oso, las rapaces, etc. Era un comunicador espléndido, y la reintroducción de la cetrería permitió que muchos aviones despegaran y aterrizaran con seguridad en los aeropuertos.
Fue el último descubridor y promotor de los barrancos de Peregrina en Guadalajara, quien tomó aquellos parajes como escenario ideal para sus correrías acerca de la fauna salvaje de la Península. Ave mítica, el águila real, resultaba, sin embargo, muy poco conocida por entonces.
Su legado perdura pero de una manera propia, no porque las autoridades estén volcadas en él. En general España no ha sabido valorar el nivel de Félix Rodríguez de la Fuente oficialmente, porque en Francia sí tienen una fundación relevante,
No son muchos los lugares de la provincia de Guadalajara que, con tantos merecimientos paisajísticos e históricos, sean a su vez tan poco frecuentados por el público excursionista de dentro y de fuera de la capital. Algún que otro pequeño grupo de estudiosos, interesados por la Geología o simpatizantes de nuestra fauna nacional. Aquellas inolvidables imágenes televisivas, uno acaba por regocijarse en el recuerdo al considerar cómo toda aquella maravilla, perdido paraíso para estos tiempos que corren.

Esta mañana cogí el coche y me fui solo a gozar del paisaje desde la Pelegrina, el mirador construido en su recuerdo, sobre el barranco, junto al ramal de carretera que va desde Torremocha del Campo hasta Sigüenza. Un matrimonio de avanzada edad acaba de colocar un humilde ramo de flores al pie del monumento que recuerda al viajero la personalidad y la obra del naturalista fallecido. El detalle resulta emotivo en un momento de falsas idolatrías, donde por lo general la gratitud y el reconocimiento son monedas caducas y de escaso porvenir. La tarde anda de caída; los buitres y los quebrantahuesos dibujan lentamente círculos concéntricos sobre el cielo de Sigüenza. A nuestra izquierda se alcanza a ver, lejana, la chorrera que el río produce al despeñarse por la angosta abertura que, con el paso de los siglos, consiguió surcar entre las rocas. 

El rugido de las aguas al caer apenas llega hasta nosotros. Después, tomando, el arroyo pasa lento entre los arbolillos en sombra que crecieron a lo largo y el apacible hierbazal por el que se cuela, como una cinta, la estrecha senda de los campesinos. En pleno verano, cuando la media tarde abre en la comarca, el barranco del río Dulce se cubre de sombras antes de abocar en Pelegrina. El pueblo aguas abajo, sobre un leve oterillo en medio de la vertiente.
Los documentales del doctor Rodríguez de la Fuente, sobre todo la serie dedicada a la fauna ibérica, deberían ser de visionado obligatorio en los colegios. 

MONUMENTOEN SU PUEBLO NATAL - POZA DE LA SAL 

FRAY LUIS DE LEÓN

Nació en Belmonte (Cuenca) en 1527 y murió en Madrigal de las Altas Torres, (Ávila) en 1591
En 1541 el joven Luis es enviado a estudiar a Salamanca, donde su tío Francisco de León, es catedrático de Leyes. Pertenece Luis a una familia bien situada de juristas, y la intención de su padre debió de ser la de que el primogénito continuara la saga familiar. Sin embargo, el joven debió sentir la llamada de la vocación religiosa, pues ya en la capital del Tormes, ingresa en el convento de los agustinos en 1542.

ESTATUA JUNTO A LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA 
PATIO DE LS ESCUELAS 

Inicialmente cursa los estudios de Artes (Gramática latina, Lógica, Filosofía Moral y Natural), necesarios para acceder a una de las titulaciones superiores (Teología, Medicina, Leyes, Cánones). Era frecuente que los frailes profesos cursaran esos estudios en sus propios conventos. El curso 1546-47 se matricula como estudiante en la Facultad de Teología, donde cursará sus estudios hasta 1551. A partir de ese momento iría combinando la formación académica con el ejercicio de la docencia en conventos de la propia orden, como los de Soria y Salamanca. En 1557 en que se encarga del sermón de apertura. Su denuncia fogosa de los males de la Orden no dejó indiferente a los mayores, que señalan el celo mal entendido del joven.
En 1560 obtiene mediante exámenes los títulos de licenciado (licentia docendi) y de maestro (doctor) en Teología. A partir de ese momento, podía optar a la docencia universitaria. Comienza un peregrinaje por distintas cátedras de Teología, que le lleva a la cátedra de Santo Tomás, en 1561 y a la cátedra de Durando en 1565. Esta es la que ocupa cuando en 1572 se desata el episodio que mejor se conoce de la vida de fray Luis: la denuncia y prisión en las cárceles de la Inquisición entre 1572 y 1576, el proceso de fray Luis.
El ambiente de crispación en la Universidad de Salamanca venía de lejos. A él contribuye el sistema de oposiciones a cátedras, en las que intervenía el voto de los alumnos, con un complejo sistema de recuento. Era frecuente la formación de grupos de presión, y los sobornos y fraudes no eran extraños. Junto con ello, la polarización en la Facultad de Teología entre agustinos y dominicos, opositando por las distintas cátedras generaba en ocasiones conflictos.
En 1569 se inicia la comisión de teólogos presidida por el decano de la Facultad, Francisco Sancho, comisario después del Santo Oficio. Las reuniones derivaban con frecuencia en duros enfrentamientos y amenazas entre fray Luis y León de Castro, profesor de griego en la Facultad de Artes y defensor de opiniones contrarias a las del agustino. Ese apasionamiento tenía por objeto la puesta en cuestión de la autoridad de la Vulgata y de la traducción griega de los Setenta, frente al mejor conocimiento de los textos originales hebreos.
Los tres contestatarios son denunciados resultando la denuncia en el encarcelamiento de los tres en el mes de marzo de 1572. Se inicia así una experiencia humana de la que fray Luis sale con nueva fortaleza, pero que causa el abandono de su actividad y el retiro por parte de Cantalapiedra, y que acaba en 1575 con la vida de Gaspar de Grajal antes de cerrarse el proceso. Finalmente, los tres serán absueltos, fray Luis en 1576, Cantalapiedra en 1577, y Grajal, cuyo proceso continúa incluso después de muerto, en 1578.
Las acusaciones, diez en primera instancia, a las que se añaden otras nuevas a lo largo del proceso, son de importancia.
Durante los cuatro años largos que dura el proceso, lento y minucioso, de marzo de 1572 a diciembre de 1576, fray Luis se enfrenta con entereza y denuncia la lentitud de la burocracia y la maldad de sus acusadores, la envidia y mentira. También es leyenda que fray Luis escribiera en la cárcel buen parte de su obra literaria.
En esos escritos reconstruimos una concepción de la teología, más acorde con el espíritu humanista: el mejor conocimiento de las lenguas en que se han escrito los textos originales permitirá una mejor traducción de los textos bíblicos. Con todo ello se construirá una teología bíblica en la que nuevos sentidos iluminen los textos. Pero todo ello será visto como escandalosa novedad mal sonante y herética.
El 7 de diciembre de 1576 llega de Madrid sentencia absolutoria, recomendando que sea reprendido y advertido de la necesaria moderación y prudencia. Había pasado la tormenta y el fraile salía fortalecido.
De vuelta a Salamanca en diciembre de 1576, se reintegra a la Universidad, pero como su antigua cátedra de Durando estaba ocupada en propiedad, la Universidad le ofrece una cátedra extraordinaria de Teología para que explique teología escolástica. Ocupa esa cátedra hasta 1578 en que oposita y gana la cátedra de Filosofía Moral, en la Facultad de Artes. Es un paso intermedio para llegar a la que era su verdadera aspiración: la cátedra de Sagrada Escritura, la misma a la que había opositado en su primer intento en 1560. Ahora, en 1579, la gana, teniendo como rival a un hijo dominico de Garcilaso de la Vega. De nuevo la oposición se viste de pendencias entre agustinos y dominicos. Pero la chancillería de Valladolid falla a su favor y podrá desempeñar su docencia sin nuevos cambios de cátedra hasta el fin de sus días.
También en torno a 1561 había realizado el comentario romance al Cantar de los Cantares, retirado por la Inquisición (y que no verá la luz hasta 1798).
Y enseguida se pondrá manos a la obra para construir su prestigio literario, dando a la imprenta su primera gran obra en español y una de las cumbres del Renacimiento: De los nombres de Cristo. El diálogo de los tres frailes agustinos, Marcelo, Juliano y Sabino, constituye un auténtica summa de la teología humanista, y una cumbre prodigiosa de la prosa renacentista, en busca de su estatus de lengua clásica. La obra sale en 1583. Cada una de estas ediciones sale acompañada de una obra, La perfecta casada.
Un nuevo proceso en 1582, por opiniones expresadas en un acto en la Facultad de Teología
Los años ochenta son época de grandes trabajos universitarios, tanto en la docencia de la cátedra de Biblia, y los actos extraordinarios, que le llevan a ser recibido en audiencia por el propio rey Felipe II.  La Madre Ana de Jesús, sucesora de Teresa de Jesús al frente de las carmelitas descalzas le encarga a fray Luis que ponga orden en los papeles de la madre Teresa, y los prepare para la imprenta. Fray Luis llevará a cabo esa labor de editor y crítico textual, culminando con la edición de las obras de la Madre Teresa de Jesús en Salamanca, en 1588.
En 1591 comienza para fray Luis con un agravamiento de su salud, probablemente un tumor. En enero se justifica ante la Universidad por sus largas estancias en Madrid, y presenta certificados médicos de su quebrantada salud. Termina los últimos capítulos del Libro de Job, entre Madrid y Salamanca, se reincorpora a las clases de verano de la Universidad en julio, pero en agosto debe presidir el capítulo de la Orden, que se reúne en Madrigal de las Altas Torres (Ávila). El 14 de agosto es elegido Provincial de la Orden en ese capítulo, pero no pudo llevar a cabo ninguna acción como tal, porque el 23 de agosto muere en el convento de San Agustín del lugar. Su cuerpo es trasladado a Salamanca, donde llega el día 24 por la noche. Se le entierra con asistencia de la Universidad y de los conventos en el claustro del convento de San Pedro de la Orden de San Agustín.
Muchos años después, reducido el convento a ruinas por el abandono y los estragos de la Guerra de la Independencia, la Universidad de Salamanca y la ciudad se propusieron recuperar los restos de su hijo insigne. El 28 de marzo de 1856 los restos localizados fueron trasladados solemnemente a la capilla de San Jerónimo de la Universidad. Aquel día, sobre el féretro que contenía los restos del agustino, una corona de laurel y un tintero, reposaba el manuscrito autógrafo de la Exposición del Libro de Job, la obra a la que fray Luis puso punto final poco antes de morir.
 

ARAGÓN REINO (primera parte)

  Al hundirse el estado visigodo ante el Islam en el siglo VIII, surgen algunas resistencias cristianas, y entre ellas lo que en el futuro f...