martes, 11 de marzo de 2025

AL -ANDALUS SIGLO XIV-XV - (Parte 10)


Estamos a finales del siglo XIII. Todo se ponía difícil para la Corona de Castilla-León. Muhammad II había conseguido hacerse fuerte frente a Castilla aliándose con Aragón y con los Benimérines. La política exterior granadina con el nuevo emir, Muhammed III cambió ya que firmó un nuevo tratado con Castilla en 1303 convirtiéndose en vasallo del rey castellano. 

Fernando IV de Castilla 

Muhammad III rompió definitivamente con Aragón en 1304. Dos años después emprendió la conquista de Ceuta. Al mismo tiempo las coronas de Castilla y Aragón acordaban la paz en el conflicto por Murcia en la Sentencia Arbitral de Torrellas (1304) y el Tratado de Elche (1305), por lo que dejaban en una posición delicada al reino de Granada.
En 1308 los reinos de Castilla y Aragón firmaron el Tratado de Alcalá de Henares para iniciar la guerra contra Granada. Castilla y León atacarían las plazas de Algeciras y Gibraltar, mientras que los aragoneses conquistarían la ciudad de Almería. Jaime II atacó Almería, mientras los benimerines recuperaban Ceuta, que se rebeló contra el dominio nazarí. Las tropas castellanas, por su parte, emprendieron el sitio de Algeciras.
 Nasr el nuevo emir desde 1309, rápidamente se puso en contacto con los benimerines con los que concretó la paz. La ruptura del acuerdo tripartito hizo que fracasaran. Los castellanos solo pudieron tomar Gibraltar. La Tregua de 1310 significó la paz entre los contendientes, a la vez que obligaba a Granada a pagar.
La situación de tregua fue rota y al Azafi, señor de Ceuta,  logró derrotar a una escuadra castellana en 1316. Los castellanos, dirigidos por el infante Pedro de Castilla, tutor del rey Alfonso XI que era menor de edad, emprenden una campaña en la frontera del Reino de Jaén.
El avance cristiano fue derrotado en la Vega de Granada (1319). La tregua de 1321 permitió al sultán Ismail recuperar algunas plazas. El reino de Aragón renovó la paz con Granada en 1321.
Cuando el rey Alfonso XI de Castilla alcanzó la mayoría de edad comenzó una campaña expansiva contra Granada, obtiene la ayuda del rey aragonés Alfonso IV, que facilitó la conquista de la zona. Finalmente la campaña terminará con la Tregua de 1331 entre Castilla y Granada.
El mayor éxito de los benimerines fue la toma de Gibraltar en 1333, mal defendida y que se convirtió en la plaza fuerte de los norteafricanos. Al año siguiente se firmó la paz.
El reino de Aragón se unió a esta paz con Alfonso IV y renovada con Pedro IV el Ceremonioso, rey de Aragón desde 1336.
En 1338, al expirar la tregua, deseoso de conquistar Tarifa y derrotar a los castellanos, el sultán  pasó el Estrecho con su ejército y comenzó el cerco de Tarifa, por su parte, la alianza para esta lucha entre los reinos de Portugal y Castilla obligó a presentar batalla a los benimerines cerca de Tarifa. En octubre de 1340 se desarrolla La batalla del Salado, de las más importantes de la Reconquista cristiana. Supuso el triunfo definitivo de Alfonso XI sobre los benimerines. 

BATALLA DEL SALADO 

El rey Alfonso XI puso sitio a Algeciras. Los nazaríes intentaron socorrer a la población, pero fueron vencidos en batalla naval cerca de Estepona. Finalmente en 1344 las tropas castellanas tomaban Algeciras, dejando a Gibraltar como único baluarte benimerín en la Península. En 1344 se acuerda una tregua por 10 años entre Castilla, Granada y los benimerines. Un año más tarde se firmó la tregua entre Aragón y Granada.
Alfonso XI respetó la tregua hasta 1349, cuando decidió la toma de Gibraltar, a la que puso sitio en verano. Sin embargo, el avance de la plaga de la peste negra por Europa alcanzó el campamento cristiano en el que falleció el rey.
La gran beneficiaria, Castilla, quedaba como dueña de las plazas del Estrecho, salvo Gibraltar, pero las guerras civiles posteriores facilitaron la supervivencia del Reino de Granada y desviaron su atención en la zona del Estrecho. La rebelión de Gibraltar (1411) significó el último intento de los benimerines de mantener influencia en la Península.
Los portugueses tomaron Ceuta en 1415, Tetuán en 1437 y Tánger en 1471 cuando ya el poder benimerín había desaparecido.
La lucha por el Estrecho concluye con la toma de Gibraltar en 1462 por parte de los castellanos, superando el intento fracasado en 1436. Con ello, el Estrecho quedaba en manos castellana en su parte europea (Tarifa, Algeciras, Gibraltar) y en manos portuguesas en la zona africana (Tánger y Ceuta).

FERNANDO II DE ARAGON 
ISABEL I DE CASTILLA 

Ya solamente quedaba el reino nazarí de Granada, cuya guerra comenzaría en 1482.
El gobernador de Ronda, Mohamed al Zagrí, que se apoderó de la plaza de Zahara en 1481. Toda una provocación, y Fernando II de Aragón y esposo de Isabel I de Castilla, se acuarteló en Córdoba. Organizó un ejército con su Estado Mayor. Había nacido la guerra moderna. En las luchas los moros eran derrotados y en el Palacio crecieron las intrigas. Para colmo el rey Muley Hacén, algo viejo ya, se encaprichó con una concubina cristiana mucho más joven que él llamada Soraya. Su esposa Aixa, muy resentida por perder la condición de favorita, se conchabó en secreto con su hijo Boabdil para que le destronase y traicionase. 

BOABDIL EL CHICO, REY DE GRANADA

Boabdil, se dejó enredar. El rey moro salió a la lucha por recuperar Alhama y su hijo Boabdil aprovechó la ausencia de su progenitor para dar un golpe de mano con la ayuda del poderoso clan de los Abencerrajes, una familia aristocrática traicionera. Fernando de Trastámara, se enteró de la cuestión e influyó lo que pudo para incrementar las rencillas del palacio moro. El rey Muley Hacén, se refugió en el castillo de Mondújar. Boabdil condujo entonces un ejército hasta los territorios cristianos, donde los castellanos salieron a su encuentro, le derrotaron en Lucena y se lo enviaron a Fernando cargado de cadenas. Todos los cristianos pedían la cabeza de Boabdil, pero a Fernando eso le parecía un desperdicio. Le dejó marchar a cambio de que, en secreto, fuese su aliado y pagase una indemnización. En prenda se quedó con sus dos hijos.  El Papa había echado una mano otorgando bula de Cruzada a la guerra, lo que significaba dinero. Con el emirato partido en dos bandos Fernando se dispuso a ir troceando con paciencia los dominios del enemigo. Ronda y Marbella cayeron en 1485, Loja en 1486 y Málaga en 1487, tras un sonado asedio. Málaga era muy importante. Los reyes reclamaron soldados de todos sus reinos, y hasta allí llegaron enfervorecidas huestes de vizcaínos, guipuzcoanos, asturianos y valencianos. La flota castellana bloqueó el puerto para evitar que la ciudad recibiese refuerzos y provisiones de Marruecos. A finales de agosto se rindió. Tanto había costado doblegarla que Fernando fue cruel con los supervivientes. Lo que quedaba del emirato estaba dividido entre Boabdil, que controlaba Granada, y su tío el Zagal, que tenía en su poder Almería y Guadix. Muley Hacén había muerto dos años antes. Fernando antes dar el remate a Boabdil, que se escondía en el Albaicín, siguió y  los castellanos conquistaron Baza, envió un emisario al Zagal para pedir la rendición. El Zagal lo entendió enseguida. Entregó Almería y se largó al norte de África. Granada, la capital en 1490, era lo que quedaba. Fernando sabía que entrar a saco hubiera sido una carnicería por ambos bandos, y con resultado incierto. De modo en lugar de tratar de tomarla al asalto, la sitió. Mandó construir una ciudad junto a Granada, a la que llamó Santa Fe. Caso insólito éste; edificar una ciudad para sitiar otra. No se volvería a ver cosa igual.

ENTREGA DE GRANADA                         

Granada resistía, Isabel envió un emisario negociador. Ofreció a Boabdil un señorío en la Alpujarra, rentas y el compromiso de respetar la religión y las costumbres de los granadinos.  Se fijó el 2 de enero de 1492 para hacer efectiva la entrega de la ciudad. Al amanecer, los reyes esperaron a Boabdil a orillas del Genil. El moro se acercó derrotado; hizo ademán de besar las manos de Fernando, cosa que éste rechazó, y entregó las llaves al rey, que, a su vez, se las dio a Isabel. Era su regalo, el más preciado que una reina de Castilla pudo soñar jamás. La unión de la península era un hecho por la religión cristiana. Rodríguez de Almela, cronista e historiador les recordaba que el origen de la legitimidad de los reinos, estaba en la estirpe visigoda, que a su vez la recibiera de Roma por el primer pacto (Foedus) del 418, en Tolosa.
La noticia recorrió el continente y todos los reyes de Europa celebraron la conquista y ordenaron misas en gratitud por la victoria. El Papa hizo repicar al unísono todas las campanas de Roma.

domingo, 9 de marzo de 2025

EL CARDENAL RICHELIEU Y SU INFLUENCIA EN CATALUÑA

El famoso cardenal Richelieu será siempre recordado como el malo de Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas. Pero los españoles deberíamos recordarle como el traidor a la propia iglesia católica, que tanto defendía España en esos años. Además, ¿Qué influencia tuvo su gestión sobre Cataluña?

CARDENAL RICHELIEU

En 1621 Luis XIII propuso al Papa que hiciese cardenal a Richelieu. Sólo tres años después se convertía en primer ministro. Desde el principio, Richelieu tuvo como meta neutralizar a los Austrias españoles y alemanes, extender el imperio de ultramar y centralizar el poder en Francia. Pero para eso no dudó en apoyar a los protestantes suizos contra España y a los también protestantes holandeses y alemanes en la Guerra de los Treinta años.

Fue alentado por Luis XIII, un monarca que lo aborrecía, pero al que no se le escapaba su sagacidad política. El resultado fue un fortalecimiento de la posición de Richelieu y el exilio definitivo de la reina madre. Se produjo en un momento crucial, porque durante esa época, los protestantes alemanes estaban dispuestos a llegar a un acuerdo con los Austrias que garantizaba a estos la hegemonía a cambio del reconocimiento de la libertad religiosa. 


LUIS XIII DE FRANCIA  REY DE NAVARRA Y CONDE DE BARCELONA 

En 1635, Richelieu logró entrar abiertamente en la guerra de los 30 años de parte de los protestantes, aún siendo un país católico, pero es que veía el poder del Sacro Imperio y el de España. En 1635 declaró la Guerra a España y la situación de Cataluña era clave dado su posición fronteriza. Dejando a un lado las batallas habidas, recordamos que quiso invadir España por Navarra, y fue derrotada en Fuenterrabía. Los catalanes no quisieron acudir a esa asedio francés. Después de su derrota, casi había cortado el camino a Flandes, que usaban los Tercios para abastecerse. De ahí viene lo difícil que es poner una pica en Flandes. Se pensó abrir un segundo frente en los Pirineos, que permitiría un rápido abastecimiento a las tropas. Este frente se abriría en Cataluña, lo que posibilitaría una aportación del Principado. La presencia del ejército no era agradable para las poblaciones fronterizas. El pueblo despreciaba al ejército, los nobles no querían aportar y la situación económica que era grave, influía negativamente para que Cataluña, al igual que el resto de España, entrara en guerra.

PAU CLARÍS 

Encabezados por Pau Claris, jefe del estamento eclesiástico, se impusieron en Barcelona los radicales secesionistas. Ese mismo año de 1640 en septiembre, la Diputación Catalana pide a Francia apoyo armamentístico. En octubre de 1640 navíos franceses usaban los puertos catalanes y Cataluña pagaba a un ejército francés de tres mil hombres, para empezar, que Francia enviaría al condado.  Al mes siguiente un ejército del rey recuperó Tortosa camino de Barcelona. Al acercarse a la ciudad estalló una revuelta más importante que la del Corpus, por lo que se selló la alianza con Francia. El 16 de enero de 1641, la Junta de Brazos (Las Cortes sin el rey) aceptaron la propuesta de Clarís de poner a Cataluña bajo protección del rey de Francia.

El enviado del rey francés a Cataluña ofreció la intervención militar solo en el caso de ser reconocido como soberano el rey francés. Lo aceptaron de forma que Luis XIII de Francia pasó a ser el nuevo conde de Barcelona. Poco después, en enero, un ejército franco-catalán lucharon y vencieron en Barcelona al ejército de Felipe IV que se retiró y no volvería hasta diez años más tarde. El Presidente de la diputación catalana, proclama la República y se la ofrece al rey Francés que es nombrado Conde de Barcelona y se consideran subditos de la corona francesa. El campo de batalla entre Francia y España que era Cataluña, los catalanes querían evitar al comienzo de la guerra y por no querer costear algo su defensa en favor de España, ahora lo hacían en favor de Francia, para colmo cediendo parcialmente su administración a un extranjero.

Richelieu nombró entonces un virrey y llenó la administración catalana de conocidos pro-franceses. A Cataluña el ejército francés le salía cada vez más caro y además se mostraban como un ejército de ocupación, un invasor. Por otro lado los comerciantes franceses competían con los catalanes favorecidos por Francia, y Cataluña se convirtió en una zona mercante más. Si a esto le sumamos la guerra, su costo, la consecuente inflación, para colmo hubo plagas y enfermedades generalizadas, llevó a la población a una situación límite. Advirtieron que su situación era peor con Francia que con Felipe IV.


EL ROSELLÓN 

En 1643, el ejército francés de Luis XIII conquista el Rosellón, Monzón (en Aragón) y Lérida. Richelieu y el rey francés murieron en 1643. Por una de esas ironías de la Historia, su sucesor en el cargo sería también un cardenal, llamado Mazarino y la regente era Ana de Austria, hermana de Felipe IV. Toda una ironía del destino. La política del país apenas varió con el valido, cardenal Mazarino. En 1648 termina la guerra de los 30 años con el Tratado de Westfalia y con la retirada de la guerra de sus aliados, los Países Bajos, Francia comienza a perder interés por Cataluña. Pero la guerra en Cataluña prosiguió

El fin de la guerra se saldó con la anexión del Rosellón (que jamás se recuperaría), y otras comarcas a la corona francesa, anexión confirmada en el Tratado de los Pirineos (1659), aunque en la Cataluña francesa los fueros catalanes fueron derogados en 1660. Se estipuló también el casamiento de la infanta María Teresa de Austria, hija de Felipe IV, con Luis XIV de Francia. Así se impuso la hegemonía de Francia sobre España.


jueves, 6 de marzo de 2025

LO QUE NATURA NON DA SALAMANCA NON LO PRESTA.

 

La Universidad de Salamanca inició su ininterrumpida actividad docente en 1218. Fernando III de Castilla (1199-1252) confirmaría por Real Cédula todas las franquicias y privilegios otorgados a las Escuelas salmantinas; privilegios que, en 1254, ratificaría su hijo Alfonso X "el Sabio", quien emplea por primera vez la palabra universidad en relación con el establecimiento docente.


El papa Alejandro IV concedió al alma máter salmantina el título de Estudio General, quedando así equiparada a las universidades ya existentes en París, Bolonia y Oxford. La Universidad de Salamanca se convirtió, junto con París, Oxford y Bolonia en una de las primeras universidades europeas y hoy en día es la única española que ha mantenido su actividad a través de los siglos.

En el siglo XVI, momento de esplendor de la universidad salmantina (que se convirtió en el foco más importante del neoescolasticismo español frente al erasmismo dominante en Alcalá de Henares), llegaron a frecuentar sus aulas hasta 12.000 estudiantes en un año, muchos de ellos de los más diversos países de Europa, para asistir a sus cursos, impartidas por insignes maestros de la categoría de Fray Luis de León, y otros nombres ilustres del Siglo de Oro.

La Universidad salmantina  ha quedado vinculada a la Historia Universal por una serie de hechos y personalidades que llegaron a marcar la evolución de la sociedad occidental

A causa de la Universidad, en Salamanca se construyeron diversos colegios, sobre todos los llamados Mayores. El más antiguo fue el Colegio Viejo o de San Bartolomé (1401), debido a la iniciativa del arzobispo don Diego de Anaya. El actual edificio, de estilo neoclásico, más conocido como Colegio de Anaya, fue construido en el siglo XVIII sobre otra edificación anterior. Uno de los personajes más ilustres vinculados a la Universidad de Salamanca fue Miguel de Unamuno. Catedrático de griego y rector de la facultad, un busto suyo preside una lujosa escalera en dicho colegio. De entre su ornamentado arquitectónico sobresale su fachada construida en estilo plateresco hacia el año 1525, y se ha convertido en el centro de interés artístico de la universidad. Sobre las dos arcadas de la fachada, se divide en tres cuerpos: en el primero aparece un medallón con los Reyes Católicos y una inscripción en griego que dice “los reyes a la Universidad, y esta a los reyes”; en el central, el escudo imperial de Carlos V, y en el superior, la figura del Papa con dos cardenales.

miércoles, 5 de marzo de 2025

ARQUITECTURA BRUTALISTA EN MADRID

La capital fue escenario de una fertilísima regeneración arquitectónica en la década de los sesenta cuyo emblema es Torres Blancas y cuyas huellas de hormigón describen un itinerario fascinante (y fantasmal). 


Edificio "los Cubos"
Una de las obras más interesantes de la arquitectura madrileña no existe. Y no porque desapareciera con el paso del tiempo, sino porque el Ayuntamiento de Madrid permitió demolerla en 1999. Me refiero a la Pagoda de Miguel Fisac, sobrenombre de la sede de los laboratorios JORBA y víctima de un atentado urbanístico que las autoridades permitieron a expensas de la reputación del brutalismo.


Edificio La Pagoda 
El brutalismo en Madrid más escondido: entre el mal gusto y los ecos a Le Corbusier
El brutalismo es una corriente arquitectónica que se derivó de la precariedad de la posguerra, II Guerra Mundial y cuya idiosincrasia tanto se reconocía en la sobriedad de los materiales, el hormigón, el ladrillo, el metal, como en la funcionalidad de las construcciones. Era la manera de reaccionar a la desolación de los bombardeos y a la devastación de las ciudades, aunque las emergencias de la corriente arquitectónica no contradijo el esmero de una estética severa y responsable, empezando por los "prototipos" de Londres.

Instituto del patrimonio Nacional 
La monstruosidad de la Guerra había introducido un discurso filosófico respecto a la misión del arte. Y a la resignación con que debía aceptarse el fin de la belleza en su dimensión más lúdica y creativa. Procedía un periodo de oscuridad, de sobriedad. O un movimiento de rotundidad y grisura al que pusieron adjetivos interesantes varios de los arquitectos más cualificados de Occidente. Incluidos Le Corbusier, Mies van der Rohe o Alvar Aalto.

Torre de Valencia 
El brutalismo prorrumpió en la España de Franco y lo hizo en Madrid. No me refiero a la fealdad y al feísmo de las construcciones precarias, ni a la vacuidad hortera de la arquitectura megalómana, sino a la condescendencia con que el régimen toleró las fórmulas vanguardistas.
La difunta Pagoda de Fiscac, inaugurada en 1967, fue una de ellas, aunque la expresión brutalista más popular de todas probablemente consiste en las Torres Blancas, de Sáenz de Oiza. No se explica la realización de la obra (1969) sin la mediación de Juan Huarte, propietario de la empresa constructora y mecenas polifacético de las vanguardias.
Se ha convertido Torres Blancas en un icono de la ciudad, más interesante de cuanto puedan serlo la Cibeles o la Puerta de Alcalá. Y en el ejemplo de una peculiaridad del brutalismo madrileño: las obras que jalonan el interés del movimiento no se localizan en barrios populares ni en modelos desarrollistas, sino en zonas privilegiadas de la ciudad y en barrios acomodados.
Es el caso de la urbanización Galaxia en Argüelles o de la zona más exclusiva de Cuzco, aunque el brutalismo también puede identificarse en otros edificios civiles que han sobrevivido a los vaivenes de las modas y que han adquirido una singularidad estética en las entrañas de la villa.
Torres Blancas 
El brutalismo no discrepa de la armonía ni de la belleza, pese a la semántica del movimiento arquitectónico. 
Ni siquiera se manifiesta en la excentricidad o las variedades estrafalarias. Por eso tiene sentido detenerse en el suburbio carísimo de Somosaguas. Y asombrarse con el chalé de hormigón que concibió Javier Carvajal a finales de los sesenta.
Esta corriente bebe de las fuentes del concepto residencial Unité d'Habitation de Le Corbusier en Marsella, fechado también a comienzos de mitad de siglo XX. "La expansión global de este nuevo estilo coincide con la necesidad de reconstrucción en las ciudades en periodo de posguerra, lo que incrementa su popularidad", en palabras de Ana del Rosario Íscar, para Open House Madrid.

Casa Carvajal
Se trata de una propiedad privada, pero la visita clandestina en los aledaños del templo civil permite hacerse una idea del racionalismo brutalista en su expresión más pura y estética. No hace falta transgredir la propiedad privada. Otra posibilidad para apreciarla consiste en navegar en las filmotecas y reanimar La madriguera, una película inquietante de Saura que se rodó en la Casa Carvajal y que redunda en la fertilidad con que las vanguardias cohabitaron con el franquismo, no por afinidad, claro, sino por la ceguera del caudillo y el desinterés mismo. 
 

REINO DE ARAGÓN (Parte 3)

Murió don Ramón Berenguer IV en Lombardía en 1162. Fue el conde de Barcelona y el gobernante del reino Aragón al estar casado con la heredra...