lunes, 5 de mayo de 2025

RESUMEN DE MUSULMANES EN HISPANIA

Personalmente sostengo que los musulmanes no dominaron 800 años en la Península Ibérica como habitualmente se da por verdadero. Daré algunos datos concretos.
Los territorios conquistados por los musulmanes se dio en llamar al-Andalus., que formaba parte de un gran Imperio que abarcaba lo que hoy es Marruecos y que por el norte de África llegaba hasta Punjab en la India. El gobernante era el Califa, el califato fue ocupado por los Omeya sucesor De Mahoma, el profeta de Alá. Entre los años 661 y 750.

En Hispania la capitalidad de la provincia se fijó primero en Sevilla, y en el año 717 se trasladó a Córdoba, pero no olvidar que eran provincias del califato Omeya de Damasco.
La ambición del califato era la Galia, (Francia), pero fueron rechazados definitivamente en el Aquitania en el 736 después de dos batallas con distintos resultados.
Ya habían sufrido la derrota de Covadonga en el 718, pero es posible que no le dieran mucha importancia, dado que pensaban en la Galia y en consolidar al-Andalus.
No obstante, Covadonga, fuera o no una batalla importante, si lo fue para la moral de los cristianos, no solo para los peninsulares, incluso para los reyes francos y luego para Carlomagno.

La invasión aunque se conseguían, no eran gratis ni tan sencillas como habían pensado. Omar II, el Califa por entonces en Damasco, en el año 718, hasta se pensó seriamente abandonar Hispania.
El impresionante gasto militar para sostener un poderoso ejército lejos del Califato proporcionaban unos ingresos que no compensaban el esfuerzo. Por otra parte los bereberes estaban recién islamizados, componían la mayor parte del ejército. Los árabes veían a los bereberes con desdén por este motivo. Para colmo los bereberes habían recibido una pequeña parte de las pagas y se sentían ofendidos.
EMIRATO DE CÓRDOBA EN EL 814
Mientras continuaban estos conflictos en Damasco sucumbía la Dinastía Omeya en el 750. Y era sustituida por la Abbsí. Un príncipe omeya superviviente de la matanza llegó al norte de África y negoció con los musulmanes de la península para restaurar el poder Omeya. Los yemeníes le prestaron su apoyo. Él se llamaba Abd al-Rahman y se inaugura entonces el emirato Independiente de Córdoba. Reinó desde el 756 al 788. Mientras tanto Barcelona formó parte del al-Ándalus desde el año 718 al 801. En aquel tiempo, la ciudad fue conocida como (Barshilūna o Barshaluna). Casi un siglo de historia.
En el reino astur, Oviedo fue saqueada por los musulmanes en el 794. La superioridad militar era evidente en los musulmanes, además para ellos era una guerra Santa, dentro del ambiente devoto de Hisham I.

CARGA ALMORÁVIDE 
Pero si la guerra era santa para ellos, pronto lo sería también para los cristianos. El supuesto hallazgo del santo Sepulcro de Santiago, entre 812 y 814, fue determinante en ese sentido. Los comienzos de la Iglesia en el norte fueron difíciles, debido a la nula cristianización de los pueblos primitivos, (prerromanos), pero debido a la posición social y cultural los cristianos hispano-visigodo pudieron imponerse
Durante la fase del nuevo “Emirato independiente” que duró cerca de dos siglos, desde el 756 al 929, se consolidó el poder del islam de Hispania. Sólo escapaban al control de los emires musulmanes las comarcas montañosas del norte de la península Ibérica, en donde subsistían los miembros de los pueblos prerromanos de aquel territorio (galaicos, astures, cántabros, vascones, etc.) o godos refugiados.
En el año 1031 desaparece el califato de Córdoba y se forman los primeros “reinos de Taifas”.
GUERREROS ALMORÁVIDES 
La Taifa de Toledo fue muy importante a partir del 1035. Pensemos que controlaba Toledo, Madrid, Guadalajara, Cuenca y Ciudad Real. Es por esto por lo que el rey Alfonso VI de León y Castilla, “el bravo”, conquista Toledo el 25 de mayo de 1085. Ese reino, considerado la herencia visigoda fundamental ya que había sido la capital del antiguo reino visigodo, directos antepasados de los reinos cristianos de la península. Las Taifas solicitaron, a sabiendas de su poder y su peligro, la ayuda de los Almorávides, monjes guerreros bereberes que defendían la fe del islam de una forma muy rigurosa. Venían procedentes del Magreb.
En este año de 1085, ya el poder musulmán pierde una buena parte de su poder. Las Taifas, no todas, pero si muchas han de pagar para no ser dominadas por los reinos cristianos, es decir se convierten en reinos vasallos de los reinos cristianos, pagando una serie de impuestos llamados parias, generalmente en oro. Un impuesto a cambio de protección militar y la garantía de no ser atacados.. El poder total que habían tenido los musulmanes se estaba apagando.

ALFONSO EL BATALLADOR 
Desde año 714 al 1085 van 321 años de dominación por zonas de los musulmanes. A partir de aquí comencemos a restar de los famosos 800 años de dominación que se habla. Por supuesto que esto no se realiza de un día para otro. Es un largo proceso, cubierto de luchas.
Por ejemplo al caer Toledo se interfiere la comunicación musulmana a Sevilla, pasando por Zaragoza. Valencia acabó siendo conquistada por el Cid en el año 1092.
Zaragoza cayó en manos cristianas de Alfonso I de Aragón, “el Batallador” en diciembre de 1118 y luego cayo Tudela. Calatayud cayó con Alfonso I en 1120.
Los mozárabes andaluces eran cristianos que pagaban tributo a los musulmanes, eran los descendientes de los hispano-romanos. Llamaron al rey Alfonso I de Aragón, que terminaba de tomar Zaragoza por esas fechas, (1118). Prometieron facilitarle la entrada a la ciudad de Granada, para que la conquistase. El rey comenzó una incursión militar por Andalucía, sin tomar Granada porque no pudieron abrirle las puertas, con lo cual Alfonso saqueó los campos. Venció en la batalla de Arnisol, rescató a muchos mozárabes y repobló las tierras conquistadas. Esta campaña duró un año, lo que habla a las claras de la debilidad musulmana. Los mozárabes que no fueron rescatados por los cristianos, fueron represaliados y enviados deportados al norte de África. Y como se trataba de gente laboriosa y productiva, con buen desarrollo cultural, se empobrecieron aún más las tierras musulmanas.
A todo esto hay que sumar el tremendo descontento de la población musulmana con el dominio almorávide. Estalló una revuelta en Córdoba.
Pero las cosas empeoraban. La situación financiera sobre todo. Los musulmanes aumentaron los impuestos para mantener una guerra siempre a la defensiva.
Alfonso el Batallador cercó Fraga en 1134 siendo vencido pero murió poco después. Los almorávides, envalentonados intentaron recuperar Toledo, pero no lo consiguieron.
Una dinastía musulmana bereber, los Almohades, llegó y dominó el norte de África y el sur de la península ibérica desde 1147 a 1269. Tenían una aplicación muy rigurosa de la ley islámica eliminando las relajaciones de las costumbres almorávides.

LA CARGA DE LOS TRES REYES 
Los almohades emprendieron la larga campaña de siete años que acabó con el Estado almorávide. Éstos perdieron el Sáhara. A partir de 1140 se fue hundiendo el poder almorávide en al-Ándalus. Sevilla se alió con Alfonso VII para mantenerse, aunque luego se perdió la ciudad a manos de los almohades. Algunas Taifas resurgieron por la pérdida de los almorávides y por rebeliones. El descontento por la crisis económica, social y política del momento fue fundamental para permitir la toma del poder de los rebeldes. Los gobernantes musulmanes, se hicieron con el poder en Málaga, Jaén y Córdoba.
Ante estas revueltas internas y el acoso almohade hay que contar con las campañas cristianas. Alfonso VII en el 1146 se impuso al gobernador almorávide de Córdoba y al año la conquista de Almería.
Los almorávides se quedaron con Granada que perdieron ante los almohades en 1155. Los Almohades se instalaron en Sevilla, hicieron frente a los cristianos, aunque algunos se aliaron con él. El caudillo musulmán decretó la conversión de los judíos o su expulsión. Fue derrotado en Santarém y falleció poco después.
Su sucesor Abu Yusuf al-Mansur, se ocupó de Portugal con éxito y pactó una tregua con los castellanos ya que con los leoneses tenía un acuerdo hasta 1195.
Alfonso VIII de Castilla rompe el acuerdo en 1190.
Abu Yusuf al-Mansur al llegar al frente de un gran ejército desembarca en Tarifa y se dirige a Castilla. Alfonso consigue el apoyo de León, Navarra y Aragón pero no espera la llegada de sus aliados  y se dirige hacia Alarcos, donde en julio de 1195 sufre una derrota importante. Incluso los musulmanes se atreven a asediar Toledo, Madrid y Guadalajara, al año siguiente.
La venganza cristiana se cumplirá con el triunfo total en la batalla de las Navas de Tolosa, en 1212. Esta vez si los tres reinos cristianos combatieron juntos, Castilla, Navarra y Aragón. León no acudió porque Castilla no había cumplido el pacto convenido, pero si se presentaron voluntarios leoneses.
Consiguió el ejercito cristiano una victoria decisiva. Aunque no supuso el fin del Imperio almohade, la derrota militar conllevó un significativo declive de los almohades en la península ibérica. El asesinato del califa al-Násir provocó las luchas sucesorias que hundieron el califato. Se firmaron treguas con los castellanos en 1214. Muhammad I es reconocido como emir de Granada en 1237 por los suyos.
En los condados, hartos de la piratería en las Baleares decidieron acabar con ello. Conquistaron Mallorca, Menorca en 1231 convino a pagar tributo a Jaime el conquistador y se hizo con Ibiza en 1235. Al-Andaluz era un fracaso militar ante los cristianos. Los almohades eran incapaces de mantener su unidad.
Los terceros reinos de Taifas surgidos se mantuvieron hasta las conquistas de Jaime I de Aragón en Valencia en 1238, y Játiva en 1244. Fernando el Santo en Córdoba en 1236 y Sevilla en 1248.
Los Nazaríes crearon un reino independiente con capital en Granada que fue fundado en 1238

En 1266 el reino Nazarí de Granada se convierte en vasallo de la Corona de Castilla-León. Isabel y Fernando cobraban un tributo en oro, porque Granada, que se beneficiaba de sus privilegiadas relaciones de sangre con el norte de África, era la puerta del oro africano.
El oro comenzó a escasear, y además, los jóvenes reyes Isabel y Fernando tenían la idea de reunir bajo sus reinos todos los territorios que habían sido cristianos.
El gobernador de Ronda, Mohamed al Zagrí, que se apoderó de la plaza de Zahara en 1481, realmente calculó mal. Los cristianos se lo pensaron muy bien. Fernando se acuarteló en  Córdoba, organizó un ejército con su Estado Mayor. Había nacido la guerra moderna.
Pero eso es otra historia, de sobra sabemos que capitularon los musulmanes en 1492. Es decir que esa dominación musulmana se fue efectiva desde el 711 hasta el 1031 y luego permaneció siendo vasallos o defendiéndose hasta ser vencidos y expulsados de los territorios cristianos que ocupaban los hispano-visigodos, sus ascendiente.
 

viernes, 2 de mayo de 2025

LEVANTAMIENTO DEL 2 DE MAYO (Y 2)

Napoleón lo calculó mal, ya que no contó con que los españoles eran un pueblo orgulloso y patriótico, con una larga y rica historia y tradiciones, y poseían cierto desprecio por las costumbres extranjeras. Además, los españoles también eran católicos profundamente devotos: las políticas de descristianización aplicadas durante la Revolución francesa convencieron a los españoles de que los franceses eran unos herejes impíos. La población española ya estaba enfurecida por la ocupación francesa, pero la gota que colmó el vaso fue la noticia de que su rey había sido arrestado.
Jean-Baptiste Grivel, militar francés nos cuenta que en su ruta a Madrid, a finales de abril de 1808 se encontró una primera visión del pueblo español que para el francés fue lo que le hizo sospechar que las cosas podrían torcerse y complicarse. Ningún acto de violencia se había producido por el pueblo y ejército en todo el país aún, pero sabían que el lugarteniente de Napoleón en Madrid, el general Murat, no había reconocido a Fernando como rey, no consideraba la abdicación de Carlos IV nada más que como una rebelión y una actitud forzada. Al llegar a Madrid vio que la ciudad estaba realmente tomada por las tropas francesas. La verdad es que era una ciudad triste, vacía. Y las noticia iban llegando.

Secuestro del infante Francisco de Paula 
El 29 de abril de 1808, el lugarteniente de Napoleón en Madrid, Murat, recibe la orden de enviar a los restantes miembros de la familia Borbón a Bayona, Carlos IV, Fernando VII y el valido Godoy ya estaban allí. Napoleón se había hecho con los mandos completamente. 
Pero en Madrid, el infante don Francisco de Paula se negaba a salir de España, tenía 12 años, y más cabeza que toda su familia.
Tres días después, en la noche del 1 al 2 de mayo de 1808, probos ciudadanos españoles reunidos en el concejo de la villa de Móstoles en la Ermita de Nuestra Señora de los Santos para renovar los cargos municipales, Simón Hernández Orgaz, de sesenta y cuatro años, fue elegido alcalde de la villa por el Estado General. Por su parte, Andrés Torrejón, de setenta y dos años —en calidad de depósito, esto es, con carácter interino— alcalde ordinario de Móstoles por el Estado Noble.
Al día siguiente Juan Villamil se encontraba en su casa de Móstoles y recibió la comunicación de que el pueblo en Madrid se había revelado cuando las tropas francesas sacaban del Palacio Real al infante Francisco de Paula para llevarlo a Francia. El infante se negaba a salir de España, tenía 12 años, y más cabeza que toda su familia.

La Carga de los Mamelucos - Francisco de Goya 
El pueblo madrileño se alzó en armas, es un decir, ya que apenas si tenían. El ejército español tenía orden de su rey de amistad con los franceses, por lo que además de estar en clara diferencia numérica era una desobediencia militar al rey. Pero el pueblo recibió la ayuda de algunos destacamentos del ejército y los capitanes del parque de artillería Daoíz y Velarde, que proveyeron de armas y ante los hechos, fueron atacados por los franceses muriendo en la refriega.
El mismo 2 de mayo por la tarde, en la villa de Móstoles, ante las noticias horribles traídas por los fugitivos de la represión en la capital, Juan Villamil, jurista, redactó un oficio que fue firmado por el alcalde de Móstoles, Andrés Torrejón y Simón Hernández, y que sería distribuido por todo el país. Se trataba de una declaración de guerra a Napoleón. Un pueblo, que no un gobierno, el alcalde de un pueblo que prácticamente sin armas, le declaran la guerra al Emperador europeo, al mejor ejército del mundo en aquellos años. Encendida estaba la llama de la lucha por la libertad del sometimiento. La reacción del pueblo español representó lo mismo que había representado la Revolución Francesa unos años antes.

Juan Pérez de Villamil 
Los alcaldes de Móstoles fueron los primeros en declarar abiertamente la guerra contra los franceses y su disconformidad ante la invasión extranjera. Firmaron un bando en el que proclamaban la alerta de la situación que se estaba viviendo en Madrid y de la consecuente toma de la ciudad por parte de las tropas napoleónicas. El objetivo principal era hacer un llamamiento de auxilio de la capital al resto de pueblos, principalmente aquellos que unían Madrid con Badajoz, así como dar a conocer la situación que allí se estaba viviendo.
A esta iniciativa se unió el alcalde mayor de Navalcarnero que remitió un oficio complementario al bando. Invitaba a la movilización de las autoridades civiles y militares de las poblaciones situadas igualmente en torno al camino real que conducía a Extremadura. El rápido envío de la información sobre la situación que se estaba viviendo en la capital, permitió que las noticias llegasen en poco tiempo tanto a Extremadura como a Andalucía que rápidamente se unieron a los levantamientos.
Los hechos sucedieron de esta forma: A la madrugada del día 2 de mayo el pueblo veía como se llevaban a la reina María Luisa con los dos infantes. Alguien dio el aviso voz en grito y “mueras” a los franceses y se fue creando una multitud, que llevaron a las armas para evitar que se llevaran a los infantes. Apareció entonces el infante don Francisco de Paula, emocionado por el acto del pueblo, solo tenía doce años. Su aparición provocó un estallido de entusiasmo en la gente. El alboroto hizo llegar a los franceses que dispararon contra la muchedumbre. Lo que causó que se extendiera la rebelión. Se trató de un acto espontáneo, carente de preparación y medios. Murat, el francés, disponía de 50 mil hombres armados. Los militares españoles no eran más de 5 mil y estaban a las afueras, no obstante fueron avisados. Se acuartelaron pero el pueblo no se retiró, hasta soltaron a los presos que pidieron sumarse a la lucha. Armados con palos, agujas, barras de hierro, cuchillos y poco más. Cargaron contra un destacamento francés y le robaron el cañón. En fin, que los españoles hicieron lo que pudieron frente a un ejército profesional. Al final fueron conducidos a una emboscada donde los “mamelucos”, soldados musulmanes del ejército francés, se despacharon a gusto con sus cimitarras. Se dice que el Goya pudo ver desde una ventana la matanza. Al día siguiente comenzó una represión cruel. 

Los fusilamientos del 3 de mayo - Francisco de Goya 
Los franceses, no conformes con haber aplacado el levantamiento, se plantearon tres objetivos: controlar la administración y el ejército español, aplicar un riguroso castigo a los rebeldes para escarmiento de todos los españoles y afirmar que ellos gobernarían España. Reprimida la protesta por las fuerzas napoleónicas presentes en la ciudad, se extendió por todo el país una ola de proclamas de indignación y llamamientos públicos a la insurrección armada que desembocaría en la Guerra de la Independencia Española (1808-1814) que sí fue un enfrentamiento militar entre España y el Primer Imperio Francés, provocado por la pretensión de Napoleón de instalar en el trono español a su hermano José.
Todas las exigencias y abusos producidos por el ejército extranjero en contra de la población española, y concretamente de Madrid, llegaría a oídos de los militares que se encontraban establecidos en la Academia de Ingenieros y el Regimiento de Zapadores y Minadores del cuartel de Alcalá de Henares.
En un principio, los militares allí ubicados se habían resignado, y aunque no estaban conformes con la situación, principalmente con el nombramiento de José I rey, no les quedaba más remedio que subordinarse al gobierno establecido.

Manuela Malasaña y su padre

Pero el día 23 de mayo, los hechos se agravaron, por lo que los oficiales, temiendo que les obligasen a jurar lealtad al nuevo monarca, decidieron pasar a la acción. Fueron las compañías del Regimiento Real de Zapadores Minadores de la localidad de Alcalá de Henares los que dieron el primer paso convirtiéndose en ejemplo para el resto de compañías.
La fuga comenzó a formarse de la mano de algunos profesores de Ingenieros, en la medianoche del 24 de mayo, la columna compuesta finalmente por unos 700 hombres aproximadamente, en correcta formación, con la bandera desplegada y a tambor batiente, salía de Alcalá de Henares en dirección Cuenca-Valencia-Cataluña.
El plan inicial era llegar hasta Cuenca, donde había tenido éxito el levantamiento producido a principios de mes. De manera que optaron por marchar a la ciudad, invitarles a que se unieran y continuar camino hacia otras ciudades. En la ciudad de Cuenca, las autoridades no estaban lo suficientemente convencidas de la acción que estaba llevando a cabo el Regimiento llegado desde Alcalá, por lo que los militares decidieron continuar su camino hacia Valencia sin esperar a nadie. Entraron en la ciudad de Valencia el 7 de junio de 1808, donde fueron recibidos con vítores, tras lo cual el Regimiento decidió seguir respaldando las numerosas contiendas que se estaban desarrollando en esos momentos en otros puntos de España.

Monumento en Madrid a Daoiz y Velarde 
Mientras tanto, entre el 20 y el 27 de mayo, los gobernadores profranceses de Badajoz, Cartagena y Cádiz fueron asesinados y surgieron tres juntas provinciales que empezaron a formar ejércitos de patriotas españoles. La junta de Sevilla le pidió ayuda a Gran Bretaña, lo que llevó a los británicos a enviar un ejército expedicionario a la península al mando de sir Arthur Wellesley, el futuro duque de Wellington. A pesar de las fuerzas que se estaban reuniendo contra él, Napoleón no estaba preocupado. "Si pensara que me iba a costar 80.000 hombres, no la llevaría a cabo, esta guerra" dijo Napoleón con arrogancia, "pero no me costará más de 12.000".
Se sucedieron levantamientos en muchas ciudades, siguiendo el ejemplo de Madrid, que culminarían con la formación de varias juntas. Pero fueron movimientos populares sin apenas planteamiento previo, igual que había pasado en Madrid, y  fueron revueltas rápidamente sofocadas. 
Francisco de Goya retrató magistralmente con sus pinceles dos escenas de la gloriosa jornada: la carga de los mercenarios egipcios que servían a sueldo en el ejército francés, los llamados mamelucos, en la Puerta del Sol, así como los fusilamientos de la Moncloa aquella misma noche, a la luz de los faroles.
Así se comenzó la Guerra de la Independencia.

jueves, 1 de mayo de 2025

INVASIÓN NAPOLEONICA EN ESPAÑA (Primera parte)

Napoleón se había proclamado emperador en 1804.
Tenemos en la memoria de España que perdimos la batalla naval de Trafalgar  en 1805, cuando en realidad la perdió Francia, porque el que estaba al mando era el vicealmirante francés Pierre Villeneuve, impuesto así por Napoleón. España sufrió a partir de entonces que Inglaterra controlara a través de Gibraltar por sus buques, ocasionando un estancamiento en el comercio español por mar.
En 1807 Napoleón ordenó un bloqueo a Inglaterra y ésta se alió con Portugal. El francés maduró el plan. Hacer de España otro reinado satélite como los que ya tenía en Holanda y Alemania.

Se firmó el Tratado de Fontainebleau el 27 de octubre de 1807 en el que previsiblemente se repartirían Portugal. Para ello era necesario ocupar militarmente el territorio español. Napoleón contaba con el rechazo que el pueblo tenía por sus gobernantes e incluso contaba con el beneplácito de los liberales españoles. Por lo tanto, llegó la ocupación militar de España. A comienzos de 1808 llega a Madrid un ejército francés a las órdenes de J. Murat. Barcelona, Pamplona y San Sebastián ya acogían fuerzas francesas. Godoy no se fiaba un carajo y aconsejó al rey marchar al sur de la península o a  América. En marzo de 1808, temiéndose lo peor, la familia real se retiró a Aranjuez para, en caso de necesidad, seguir hacia Sevilla y embarcarse para América, como ya había hecho Juan VI de Portugal. Godoy recomendó romper la alianza con Napoleón y preparó la marcha de la familia real y de la corte a Andalucía.
Voy a pasar de narrar la “Conspiración del El Escorial y también “El Motín de Aranjuez”, ambas acciones propias de un traidor como el príncipe Fernando que deseaba el trono de su padre. Los acontecimientos de Aranjuez fueron el principio de la agonía de un pueblo manipulado, pero Fernando consiguió la renuncia de Godoy, la abdicación forzada del Rey y el acceso legitimado por la voluntad del pueblo. Comienza a reinar Fernando VII el 19 de marzo de 1808, apresando al ministro Godoy.

Fernando VII 
Querido amigo lector imagínate que en aquel momento tú, una persona de cultura convencido Napoleón traería las luces, la ilustración y el progreso que recorrían Europa. Y crees que por fin a llegado la Francia napoleónica, hija de la Revolución de 1789 y que eso era el foco de luz adecuado; el faro que podía animar a los españoles de buen criterio a sacudirse el polvo miserable en el que vivían rebozados y hacer de éste un país moderno y con futuro: libros, ciencia, deberes ciudadanos, responsabilidad intelectual, espíritu crítico, libre debate de ideas y otros etcéteras. Pues hubieras recibido con alborozo la noticia de que España y Francia son aliadas y que en adelante van a caminar de la mano, y comprende que ahí se abre una puerta estupenda por la que tu patria, convertida en nación solidaria, va a respirar un aire diferente al de las sacristías y calabozos. Y todas tus ilusiones se van al carajo cuando ves que los ejércitos franceses, nuestros aliados, entran en España con la chulería de quienes son los amos de Europa.
Pocos días después Napoleón manda llamar a toda la familia a Bayona. Y a partir de aquí la historia es apasionante y desgraciada para España por la vergonzosa y cobarde actitud de los personajes ante el enano francés.
Antes de partir, Carlos había pedido a Murat, el lugarteniente de Napoleón, que liberase a Godoy. No sin dificultades éste lo consiguió y lo envió también a Bayona, donde se encontraron todos. Carlos IV había mandado hacía semanas una carta a Napoleón indicando que había abdicado en su hijo obligado por las circunstancias, pero que en realidad no lo reconocía como rey, y que por tanto esperaba su apoyo.
Fernando VII al marchar de Madrid también había dispuesto que las instituciones cooperaran con las autoridades francesas y había dejado una Junta Suprema de Gobierno. Órgano de regencia para dirigir los asuntos del reino en su ausencia, y nombró al incompetente de su tío el infante Antonio Pascual como presidente. Este permaneció en el cargo y en Madrid, unos días y se despidió a la francesa, es decir, dejando una carta.
Fernando VII abandonó Madrid el 10 de abril de 1808 para ir al encuentro del emperador que lo reclamaba. Llegó hasta Burgos entre vítores de las poblaciones. Allí no estaba Napoleón como le habían dicho. Esta vez le anunciaron que le esperaba en Vitoria. Tampoco estaba allí, ni siquiera había cruzado la frontera. Indignado y con el consejo de sus asesores, permaneció en territorio español. El general francés que acompañaba al rey, viendo que se le podía escapar su presa, se dirigió a galope a Bayona donde encontró al emperador. Éste ordenó que arrestara a Fernando si fuera necesario. No hizo falta pues en Vitoria, Fernando supo que su hermana, su padre, su madre y Godoy se dirigían a Bayona al encuentro con Napoleón, para conseguir su apoyo, cosa que no le favorecía. Pese a los consejos del marqués de Urquijo, Fernando marchó a Bayona para defender sus intereses frente a su padre y conseguir el apoyo de Napoleón. Fernando iba yendo solito a la jaula que le tendía Napoleón. Para empezar, al entrar en suelo francés no fue recibido por comisión alguna, ni escolta siquiera. Pero al llegar al castillo de Marracq, Napoleón lo recibió con halagos. Pero no lo trató como rey.
Al día siguiente el emperador puso las cartas boca arriba y le dijo a la familia que la Providencia le había indicado que debía hacerse con Inglaterra, y crear un gran imperio más grande aún, y para ello había tenido en cuenta, dado que en el pasado España había combatido contra Francia (la guerra por el Rosellón), no podría dejar el reino español en manos de un Borbón.
Napoleón aseguró que no entregaría la corona, ni a Carlos IV ni a Fernando VII. Pero que elegiría a un miembro de su propia familia y además ofrecería  unas comodidades a los Borbones, de acuerdo con sus rangos.
Con la propuesta de Napoleón, prácticamente una orden, Carlos IV la pensó y no lo vio mal, le aseguraba una vejez tranquila y de paso tomaba venganza contra su hijo por lo de Aranjuez. En todo esto Godoy le apoyaba.
La Junta Suprema de Gobierno en Madrid, aceptó la petición de enviar a Bayona una comisión para formar una Asamblea de Notables españoles. Fueron elegidos 150 individuos del clero, la nobleza, las ciudades, instituciones militares y económicas, y las universidades. Sólo acudieron a Bayona 65. Se ventilaba la abdicación de Carlos dándole formalidad.
Por lo pronto los Borbones permanecieron, prisioneros de hecho, en suelo francés.

Joaquín Murat 
En Madrid, el lugarteniente de Napoleón, Murat, hacía ostentación de sus fuerzas, lo cual causaba animadversión en el pueblo madrileño. Se sabía que Napoleón tenía medio secuestrados a Carlos IV y Fernando VII. Y eso era un mal presagio. Además las tropas napoleónicas se comportaban con chulería propia de un invasor. Ni la corte ni el ejército pensaban en la resistencia frente al francés en aquél momento. Nadie iba a suponer que Fernando VII, después de proclamarse rey en el motín de Aranjuez, con el apoyo popular, iba a ser el mayor traidor que hubo en España. Solo estaba interesado en lamerle las botas a Napoleón. Deseaba ser nombrado rey por Napoleón y emparentar con él. Pero estas no eran las ideas del emperador. Quería desterrar definitivamente a los Borbones.
Mientras tanto, el 25 de abril la Junta en Madrid recibe un decreto y se daba la paradoja de que existía un reino sin rey, con lo cual Murat ostentaba el grado de Lugarteniente del emperador hasta el nombramiento de un nuevo rey.
Como sabemos, el 29 de abril de 1808, Murat recibe la orden de enviar a los restantes miembros de la familia Borbón a Bayona. Pero el infante don Francisco de Paula se negaba a salir de España, tenía 12 años, y más cabeza que toda su familia. Tres días después, en la noche del 1 al 2 de mayo de 1808, el letrado Juan Villamil es nombrado miembro de una nueva Junta Suprema de Gobierno (clandestina), para reemplazar a la que ya los franceses dominaban.
 
 

GENOCIDIO EN AMÉRICA

Es uno de los puntales de la Leyenda Negra que vertieron los enemigos del Imperio español para menoscabar su prestigio.  La catástrofe demográfica que sufrió el continente americano desde 1492, el año de la llegada de Colón, es un hecho irrefutable. La disminución demográfica fue dramática: el 95 % de la población total de América murió en los primeros 130 años después de la llegada de Colón.

La sangría demográfica hay que buscarla en dos factores: el traumatismo de la conquista (las bajas causadas por la guerra, el desplome de las actividades económicas y los grandes desplazamientos poblaciones) y las enfermedades. Los habitantes de América habían permanecido aislados del resto del mundo. Cuando las enfermedades traídas desde Europa, que habían evolucionado durante miles de años de Humanidad, entraron en contacto con el Nuevo Mundo causaron miles de muertes ante la fragilidad biológica de sus pobladores. Un sencillo catarro nasal resultaba mortal para muchos indígenas. Una epidemia de viruela que se desató en Santo Domingo entre 1518 y 1519 acabó con prácticamente toda la población local. Esta misma epidemia fue introducida por los hombres de Hernán Cortés en México y, tras arrasar Guatemala, diezmó a la mitad de la población. La llegada de Francisco Pizarro a Perú fue el golpe final a un imperio que se encontraba colapsado por las enfermedades. La epidemia de viruela fue seguida por el sarampión (1530-31), el tifus en 1546, y la gripe en 1558. La difteria, las paperas, la sífilis y la peste neumónica también golpearon fuerte en la población. "Los españoles han causado una muerte miserable a 20 millones de personas", escribió en su texto "Apología" el holandés Guillermo de Orange, esforzado padre de la propaganda negativa del Imperio español. 
Han pasado muchos siglos de aquello, y los historiadores e hispanistas han escrito desde entonces sobre el tema, y la mayoría coindicen en que es un error llamarlo genocidio. Entonces ¿Por qué hoy se sigue teniendo esa percepción? Aquí aparecen dos asuntos, el primero es la ignorancia de los españoles y sus instituciones para conocer y divulgar lo que realmente sucedió durante y después de la conquista.
La Real Academia de la Lengua define genocidio como «exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad»
Nunca hubo una idea de exterminar a aquellas poblaciones. Muy al contrario, la primera orden era evangelizar. Pensemos que la religión era lo más importante en aquellas épocas y para los RR CC saber que existían multitud de personas con unas religiones muchas veces con sacrificios humanos era impensable para ellos abandonarlos espiritualmente. Pero eso lo supieron a la vuelta del primer viaje de Coló, cuando se presentó ante ellos con unos pocos indios y con la idea de esclavizarlos.
La negativa fue rotunda. Serían vasallos de la Corona de Castilla y solamente en caso de ser enemigos en lucha y vencidos podrían ser esclavizados, como era costumbre en la Edad Media. Si un indígena era evangelizado no podría ser esclavizado y era súbdito de la corona al igual que cualquiera.
Sabiendo que no habían llegado a Japón ni a la India el objetivo era la explotación del territorio y ahí es donde el indígena era fundamental. A la vez de conseguir zonas para la explotación, durante casi todo el siglo XVI se exploró a lo largo y ancho del continente con desigual fortuna, y a veces se conseguía la dominación por acuerdos de paz y otras luchando.
“Muchos fallecieron en las guerras y otros por los excesos de la esclavitud a la que fueron sometidos, pero no cabe duda de que la principal causa de mortandad fueron las enfermedades”, dice la profesora Gisela Von Wobeser, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM.
Con la intención de menoscabar el prestigio de la Monarquía hispánica, dueña absoluta del continente durante casi un siglo, los holandeses, los ingleses y los hugonotes franceses exageraron las conclusiones del libro "Brevísima relación de la destrucción de las Indias", escrito por el fraile dominico Bartolomé de Las Casas. Este fraile que acompañó a Cristóbal Colón en su segundo viaje no había imaginado que su texto iba a ser la piedra central de los ataques a España cuando denunció el maltrato que estaban sufriendo los indígenas. Las traducciones y reediciones se multiplicaron entre 1579 y 1700, escritas en neerlandés, en francés y en inglés. Lo que todos obviaron cuando emplearon a Las Casas para atacar al Imperio español es que él mismo representaba a un grupo de españoles con el coraje de denunciar el asunto, la mayoría misioneros, y a una creciente preocupación que atrajo el interés de las autoridades. Los críticos consiguieron que en 1542 las leyes nuevas recordaran la prohibición de reducir a los indios a esclavitud y sancionaron el fin del trabajo forzoso, la encomienda.
Bartolomé de las Casas
Curiosamente, los enciclopedistas franceses, muy críticos con todo lo referido a España en otras cuestiones, fueron los primeros en ver que las cifras presentadas por de Las Casas, 20 millones de muertos causados por los métodos de los conquistadores, eran del todo imprecisas. En "El Ensayo sobre las costumbres" (1756), Voltaire afirma que Las Casas exageró de forma premeditada el número de muertos e idealizó a los indios para llamar la atención sobre lo que consideraba una injusticia. «Sabido es que la voluntad de Isabel, de Fernando, del cardenal Cisneros, de Carlos V, fue constantemente la de tratar con consideración a los indios», expuso en 1777 el escritor francés Jean-François Marmontel en una obra, «Les Incas». La Revolución francesa y la emancipación de las colonias en América elevaron a Las Casas a la categoría benefactor de la Humanidad.

Más allá del brutal impacto de las enfermedades, es cierto que la violencia de la Conquista de América provocó la muerte directa e indiferente de miles de personas. El que existiera un grupo de personas críticas con los métodos empleados por los conquistadores –un grupo de hombres que perseguían como principal objetivo el hacerse ricos– o que los Reyes españoles plantearan soluciones –aunque fueran incompletas e incluso hipócritas– no exime a España de sus pecados y del daño cometido, pero sí la diferencia de precisamente los países que censuraron una actuación que luego ellos mismos practicaron. 
Sin entrar a valorar el fangoso proceso llevado a cabo por los anglosajones en Norteamérica, la explotación de caucho en el África negra dejó a sus espaldas 10 millones de muertos en el Congo Belga. "La colonización europea de los siglos XIX y XX fue culpable de crímenes semejantes a los cometidos por los conquistadores españoles. La única diferencia es que no encontraron a un Las Casas para denunciar las injusticias con tanta repercusión", sentencia el hispanista Joseph Pérez en el citado libro.

COLÓN Y LA FUERZA DE SU PASIÓN - (2)

En 1.484 Colón presentó al reino de Portugal su empresa de ir a las Indias Orientales por Occidente. Juan II le escuchó atentamente y quedó ...