martes, 12 de agosto de 2025

EL EMPECINADO (El guerrillero)

“Diga usted al rey que si no quería la constitución, que no la hubiera jurado; que el empecinado la juró y jamás cometerá la infamia de faltar a sus juramentos”. Respuesta a Fernando VII. Al regreso de su cautiverio y con la derrota de Napoleón en España, el rey juró la Constitución de 1812 durante el Trienio Liberal (1820-1823), pero luego la abolió. El Empecinado, por su parte, fue un líder guerrillero que luchó contra la ocupación francesa y apoyó la Constitución. Su juramento a la Constitución se interpretó como un compromiso con la causa liberal.
Se llamaba Juan Martín Díez o Díaz, y nació en Castrillo de Duero, Valladolid en 1775.


Conocido también como “El terror de los franceses”, este liberal luchó en la Guerra de Independencia Española.
Como soldado combatió contra la Francia de la Convención en la Guerra del Rosellón (1792-95). Posteriormente, su animadversión contra los franceses le llevó a realizar alguna operación de sabotaje en la época en que Francia era aliada de España. Ya desde el primer momento, en 1808, con el que dio comienzo la Guerra de la Independencia, se unió a las fuerzas del general Cuesta, vencidas por los franceses en las batallas de Cabezón y Medina de Rioseco. Después de la derrotas, fue consciente de la dificultad de vencer al poderoso ejército napoleónico en campo abierto, y organizó partidas de guerrilleros que hostigaron continuamente a los franceses con pequeñas acciones rápidas que dificultaban las comunicaciones; amparándose en el conocimiento del terreno y en la movilidad de pequeñas partidas irregulares, sostuvo una guerra de desgaste penosa para el ejército napoleónica. Organizó diversas partidas por las provincias de Valladolid, Burgos, Segovia, Guadalajara y Cuenca, como la “Partida de descubridores de Castilla la Vieja”, los “Tiradores de Sigüenza” o los “Voluntarios de Guadalajara”, hasta un total de unos diez mil hombres; sus acciones se extendieron ocasionalmente hasta la costa mediterránea y la frontera portuguesa, y estuvieron coordinadas con la ofensiva inglesa mandada por Wellington.

FERNANDO VII 
Los franceses intentaron infructuosamente capturarle. El Empecinado se convirtió en un héroe mítico en la imaginación del pueblo y la Junta Central y la Regencia le reconocieron sus méritos concediéndole el grado de general. Muchas han sido sus célebres victorias, entre ellas su participación en la liberación de Roa en 1813, cuando acude al pueblo para ayudar al Cura Merino que realizó un ataque por sorpresa a los franceses que ocupaban la villa.
En el pueblo de Torija, en Guadalajara el castillo sirvió de refugio al famoso guerrillero liberal que acabó volando sus muros para que no pudieran ser utilizados por las tropas de Napoleón.

Cuando el rey Fernando VII regresó a España en 1814, derrotado  el ejército de Napoleón, el rey restauró el absolutismo, y rechazó la Constitución de 1812  que mantenía la monarquía pero no el absolutismo. Con lo cual tomó medidas contra los que consideraba enemigos liberales, entre otros el Empecinado, que fue desterrado a Valladolid. 
En 1820 el Empecinado volvió a las armas, para luchar contra las tropas reales de Fernando VII. 
Al parecer, el rey Fernando VII intentó que el Empecinado se adherirse a su causa (a pesar de previamente haber jurado la Constitución de Cádiz) y se uniera a los “Cien Mil Hijos de San Luis”; ofreció otorgarle un título nobiliario y una gran cantidad de dinero, un millón de reales.
La respuesta del Empecinado fue: “Diga usted al rey que si no quería la constitución, que no la hubiera jurado; que el Empecinado la juró y jamás cometerá la infamia de faltar a sus juramentos”
En 1823 vencidos los liberales, acaba el “Trienio Liberal”. Juan Martín marchó entonces al destierro en Portugal. Decretada la amnistía el 1 de mayo de 1824, pidió un permiso para regresar sin peligro, permiso que le fue concedido. Pero Fernando VII no estaba de acuerdo con la benevolencia del decreto y el 23 de mayo había ordenado su arresto.
Volviendo el Empecinado a su tierra con unos 60 de sus hombres que le habían acompañado como escolta a Portugal, fue detenido en la localidad de Olmos de Peñafiel junto con sus compañeros por los Voluntarios Realistas de la comarca. Llevados los presos a Nava de Roa, fueron entregados al alcalde de Roa, que lo trasladó a esta localidad.
Al llegar, el pueblo, que había cambiado de bando y eran fieles al rey, sin haber recibido orden de superior alguno, había montado en la Plaza Mayor un tablado y el preso fue subido allí, donde fue insultado y apedreado. Fue encerrado con sus compañeros en un antiguo torreón.

LEPOLDO O´DONNELL

La causa debería haber sido llevada a la Real Chancillería de Valladolid, donde el militar liberal Leopoldo O'Donnell habría conseguido que fuese juzgado con benevolencia, pero el corregidor de la comarca, enemigo personal del preso, dio parte al rey que lo nombró comisionado regio para formar la causa en Roa. La cual “puesta en manos de su Majestad... aprobó la sentencia dictada en la que se condenaba al Empecinado a ser ahorcado en la Plaza Mayor de Roa”
El alcalde de Roa, que llevó a cabo los preparativos de la ejecución y fue testigo de esta, dijo del Empecinado: "Cuando se dio cuenta de que lo iban a subir por la escalera del cadalso, dio tan fuerte golpe con las manos, que rompió las esposas. Se tiró sobre el ayudante del batallón para arrancarle la espada, que llegó a agarrar; pero no pudo quedarse con ella porque el ayudante no se intimidó y supo resistir. Trató de escapar entonces en dirección a la Colegiata y se metió entre las filas de los soldados. La confusión fue terrible. Tocaban los tambores, corrían despavoridas las gentes sin armas y las autoridades; los sacerdotes y el verdugo se quedaron como paralizados... 
Por fin, los voluntarios realistas pudieron sujetarlo y lo colocaron en el mismo sitio donde estaba cuando rompió las esposas, esto es, junto a la escalera de la horca...” 
Tras dos años de encierro se ordena su ejecución en la horca el 19 de agosto de 1825. Años más tarde, en 1843, se produjo el traslado solemne de sus restos a Burgos, los honores militares y el monumento a su memoria.

HOMENAJE AL EMPECINADO EN ROA 
Pocos años después de su muerte, el pueblo de Roa rinde homenaje a este guerrillero, dedicándole la calle de Las Armas a su nombre. Ya en 1993, la Asociación raudense “Amigos de El Empecinado”, promueve el levantamiento de su monumento, obra del artista burgalés José Ignacio Ruiz. Anualmente, con motivo de la fecha de su injusta ejecución, la Villa de Roa celebra un homenaje frente a su monumento.
Murió ahorcado en lugar de ser fusilado.

lunes, 11 de agosto de 2025

SIMÓN BOLÍVAR - REVOLUCIONARIO E IMPERIALISTA

Bolívar era un criollo, es decir un español nacido en América. Descendiente de una familia de origen vasco que se hallaba establecida en el territorio de la capitanía General de Venezuela, dependiente del Virreinato de Nueva Granada, desde fines del siglo XVI, y ocupaba en la Provincia una destacada posición económica y social. Simón Bolívar nació en la ciudad de Caracas el 24 de julio de 1783. Sus padre fue el Coronel don Juan Vicente Bolívar y Ponte.

SIMÓN BOLÍVAR 
Bolívar era un aristócrata americano, burgués y rico. Es un ilustrado. Y tiene una educación irregular, pero buen orador. Hombre polifacético, militar, político, populista conductor de masas.
Pero Bolívar no es nadie en 1810. Un viudo joven, pero cuando llega a Londres busca el reconocimiento de la Junta autonomista de 1810 y se encuentra con la biblioteca de Francisco de Miranda, que fue un político, militar, diplomático, humanista e ideólogo venezolano, precursor de la emancipación americana contra el Imperio español. Había participado en la Revolución estadounidense y en la Revolución francesa, acontecimientos donde fue protagonista destacado, por lo que le fue otorgado el título de héroe de la revolución. En la América hispana se leía, se escribía, se estaba al día de las cosas. El Imperio español, al contrario de lo que se suele decir, era una estructura sólida, bien gestionada en líneas generales,  que duró tres siglos.
Pero en el siglo XIX, España entra en la Guerra de Independencia contra Francia, estamos en 1808. Los liberales se hacen con el poder durante un trienio y las arcas de la Metrópoli están exhaustas. 
Desobedeciendo al rey de España, en ese momento José I Bonaparte, en Caracas se inicia la Revolución del 19 de abril de 1810, fecha que marca el inicio de la lucha por la Independencia de España en Venezuela. El Cabildo constituye la Junta Suprema de Caracas, primer forma de gobierno autónomo y se firma un Acta el 19 de abril, creando la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII, a la sazón “secuestrado” por Napoleón en Francia. Destituido entonces el Capitán español, al ceder los poderes trajo como consecuencia la expulsión de los funcionarios españoles y son enviados a España. Tres meses después se crea la “Sociedad Patriótica”, asociación revolucionaria creada por los criollos. En diciembre de ese año se une Francisco de Miranda. Este hombre era un militar y diplomático. Fue militar en el ejército español. Hoy se le considera el Precursor de la Emancipación Americana. En esta sociedad entre otros figura Simón Bolívar. Fue Miranda y no Bolívar, el creador del proyecto geopolítico conocido como Gran Colombia, que Bolívar trataría de llevar a cabo tras la liberación de los territorios que hoy son Colombia, Panamá, Ecuador y Venezuela en 1826, aspirando a unificarlos en una sola nación. El Acta de Independencia de Venezuela (5 de julio de 1811) proclama una Constitución de carácter Federal inspirada en la americana, pese a la oposición de Miranda y Bolívar, que defendían un estado unitario.

FRANCISCO DE MIRANDA 
Hay que saber que Francisco de Miranda fue un español nacido en el Nuevo Mundo (Como San Martín y Bolívar), que no dudó en combatir a las órdenes de Carlos IV convencido de la bondad de la Corona.
La revolución no caló en las áreas rurales donde surgieron grupos armados contrarios a los independentistas, integrados por esclavos, llaneros, mestizos, negros y mulatos. Estos grupos significaron el enfrentamiento abierto entre las clases populares y la burguesía criolla.  En América, en un contexto de guerras civiles  forma un enorme desorden étnico, social, político, y ahí, personajes como Bolívar, que declara la Guerra Civil en 1813, con el decreto de “Guerra o muerte, españoles o canarios, o conmigo o contra mí”, eso es una parte siniestra de la figura de Bolívar que actúa como un arquitecto social de la muerte y del conflicto.
Los indígenas estuvieron contra la independencia. Bolívar forma parte de una raza blanca, antiespañola. Los mulatos, pardos, los negros afrodescendientes, zambos, querían conseguir la libertad, y eran agentes políticos importantes. La República de Haití, la primera república negra del mundo, proclamada en 1804, le daba terror a Bolívar. Tenía miedo al jacobinismo y la partidocracia, el gobierno del pardo, negro e indígenas.
La idea de la Gran Colombia es primero una República, y recordando que a raíz de la revolución francesa surgen los Derechos del hombre y del ciudadano. Los ciudadanos, hombres, ricos, de cierta edad y categoría social, etc. Nada de mezclas.
Las principales causas de descontento con la metrópoli española  fueron fundamentalmente dos, el estado de guerra permanente y la posibilidad de comerciar directamente.

JOSÉ DE SAN MARTÍN 
El fin de la primera experiencia republicana en Venezuela fue la capitulación de Miranda ante el ejército general dirigido por el realista (se llamaban así a los partidarios del rey de España), Monteverde, que había conseguido rendir en Puerto Cabello a Bolívar. Como resultado de este fracaso Bolívar se retiró a Cartagena que estaba regida por una Junta instituida en mayo de 1810. Esta ciudad se declaró autónoma. Bolívar declaró solemnemente la “guerra a muerte” a los españoles y en 1812 entró en Caracas culminando una rápida campaña. Bolívar, al concluir la campaña, escribió al Congreso de Nueva Granada que había atravesado nueve ciudades y pueblos, "donde todos los europeos y canarios casi sin excepción fueron fusilados”. Abolió la Constitución y se erigió en Dictador, con el título de Libertador, porque mantenía que la dictadura era la única manera de imponer ideas revolucionarias en un pueblo que era poco permeable a las mismas. Hay que aclarar que en la antigua Roma, en casos de guerra o estados de emergencia, el Senado romano dotaba a un hombre de poderes absolutos durante un periodo máximo de 6 meses, sin que por ello quedase derogado el ordenamiento político y jurídico existente. Recibía el título de Dictador.
Un año después fue derrotado por las tropas llaneras de Tomás Boves, (esclavos, mestizos, negros, mulatos y llaneros) y nuevamente se refugió en Cartagena. En 1815 desde Cartagena, Bolívar inició otra campaña para liberar la costa atlántica venezolana y también fracasó. De esta forma se logró que Nueva Granada fuera reconquistada por tropas del rey Fernando VII, reavivando así el sentimiento independentista. Bolívar se refugió en Jamaica y redactó la célebre Carta de Jamaica, que en realidad es un programa político. Se declaraba contrario a la esclavitud, al federalismo y a la democracia. Pretendía formar la República de Colombia que agrupase Venezuela y Nueva Granada. Ayudado por José A. Páez cabecilla llanero convertido a la causa que desarrolló una acción proselitista consiguiendo la incorporación de las tropas llaneras al bando de Bolívar, gracias también a la muerte de su caudillo original, Boves. También recibieron la ayuda de Inglaterra. No obstante no consiguió extender la zona liberada más allá de los Llanos, donde Morillo comandaba a las tropas criollas.
En 1819 se proclamó la Tercera República, donde en su carta constitucional consagra la dictadura de Bolívar que le concedía amplio poderes. Emprendió una acción militar amplia venciendo en Boyacá, Bogotá y liberó parte de Nueva Granada que en diciembre de ese año el congreso unificó en una sola nación, Gran Colombia. Posteriormente se firmó un armisticio y España reconoció a los rebeldes como a un ejército dando un trato de igualdad.

TOMÁS BOVES 
En mayo de 1821 se nombró a Bolívar como presidente de Gran Colombia y el junio se produjo la victoria de Carabobo que significó la liberación de Venezuela. En 1823 Bolívar fue autorizado por el Congreso de la Gran Colombia para tomar el mando y en septiembre llegó a Lima, cuyo gobierno le pedía que dirigiera la guerra y se reunió con Sucre para planificar el ataque.
El Congreso peruano le nombró Dictador el 10 de febrero de 1824, y a partir de entonces logró controlar las intrigas de la nueva República
Dos años después de la última batalla de la metrópoli española,  contra los independentistas criollos, en 1826, se reunió el Congreso de Panamá, al que acudieron representantes de los nuevos Estados americanos. Fue el último intento serio de Bolívar de crear una confederación, o mejor dicho un imperio, donde antes estuvieron los virreinatos. Un intento vano. El Congreso de Panamá de 1826 intentó apoderarse de Cuba y Puerto Rico para crear su propio imperio. No hay que negarle una grandeza y fe ciega en su proyecto, pero nunca supo organizar las nuevas naciones, administrar con probidad y cuidar de las arcas públicas.
Bolívar aun soñaba con su grandeza personal como dictador (en el sentido romano del término), en una federación, pero nunca en una monarquía. Sabía bien que era una empresa difícil porque México les llevaba la delantera en tratar la paz con España y sus dirigentes no tenían intenciones de agruparse.
Por otra parte, los líderes locales que habían tocado el gusto al poder, y tampoco querían perder su dominio territorial. En Argentina estaban en luchas internas por alzarse con el mando y Rivadavia era el más fervoroso anti-Bolívar, Chile era un caos, Perú se resistía a ser liberado… A fin de cuentas, la independencia fue un gran negocio para unos cuantos. Bolívar era una personalidad compleja, ambigua, cambiante, en lo tocante a la disposición de la economía todo fue derroche, deuda, déficit y una entrega desigual a los intereses mercantiles británicos.
Bolívar pretendía un gobierno federal que controlara las relaciones exteriores y la defensa, compatible con la independencia limitada de las nuevas repúblicas. Por supuesto, con él al frente. Un contrapeso a Brasil y Estados Unidos y un freno a las aspiraciones europeas. Al menos una federación entre Colombia (todavía con Ecuador y Venezuela), Perú y Bolivia. En el Congreso de Panamá debía aprobarse una Constitución que refrendará las ideas confederales. El Congreso nació ya con el virus de la división y el localismo de los caciques de las diversas repúblicas. Y estuvo tutelado siempre por un enviado de los Estados Unidos que, con buenos modos y promesas, trató de evitar que naciera un rival potente. Los mandatarios impuestos en Perú querían la provincia de Guayaquil y México trataba de apoderarse de una parte de Guatemala, que previamente perdió.
España conservaba todavía en América Cuba y Puerto Rico. Y sobre estas posesiones se volvieron los ojos ávidos de los nuevos americanos. Sabían los que en La Habana se estaban concentrando tropas peninsulares y una gran armada muy superior a la de Colombia, temían un ataque pero no por eso cejaron en sus pretensiones. Uno de los documentos preparativos del Congreso, titulado Objetos de deliberación exclusivamente para las potencia beligerantes, establecía en su punto 4º que se decidiría sobre “las islas de Cuba y Puerto Rica para libertarlas del yugo español”. Y el punto 6º se redactó así: “Determinar si estas medidas se extenderán a las islas Canarias y Filipinas»”.


Bolívar, que había abandonado Panamá, escribió el 11 de agosto de 1826 una carta a los plenipotenciarios reunidos donde exponía un plan. Era un hombre bélico, no se acostumbraba a la paz. Quería formar un gran ejército con hombres de los estados confederados e imponer a España una paz o seguir la guerra contra los pocos españoles que quedaban. Y, aquí lo sorprendente: “Expedicionar contra La Habana y Puerto Rico y marchar a España con mayores fuerzas después de la toma de Cuba y Puerto Rico, si para entonces no quieren la paz los españoles”.
Esta carta no tuvo ningún efecto en un Congreso prorrogado y agónico. En todo caso, el reparto también estaba previsto: Cuba para México y Puerto Rico para Colombia. Una entelequia. México ya no era Nueva España y estaba a punto de perder casi la mitad de su territorio a manos de Estados Unidos. Colombia se disolvería en Venezuela, Ecuador y Colombia. Y los propios americanos del norte evitaban estos sueños porque ya tenía sus ojos colocados en los restos españoles en América.
La guerra había empobrecido a América y diezmado su población. Algo parecido ocurrió con la agricultura ya que los malos caminos impedían el comercio y los productores no podían competir con lo que llegaba en barco, dedicándose solo a la provisión del interior.
Se suprimieron los censos para que los nuevos propietarios patriotas tuvieran la propiedad absoluta. Los impuestos directos produjeron un gran descontento en la población y los ingresos disminuyeron sin poder atender a los sueldos de tropas y empleados públicos cada vez más numerosos. Las instituciones decayeron y los caudillos se hicieron muy poderosos.
En realidad el sueño panamericanista de Bolívar había fracasado, existían tensiones entre los miembros de la unión a la República de Colombia. Venezuela era secesionista y en 1830 se separaron. Más tarde lo hizo Ecuador. Panamá lo consiguió ya entrado el siglo XX. Bolívar en realidad soñaba con una Sudamérica unida de la cual él tendría que ser el gran dirigente panamericano.
Las ideas de Bolívar fueron similares a las Napoleónicas. Realmente las emancipaciones americanas fueron una enorme Guerra Civil, y no una guerra entre diferentes países.
Bolívar murió en diciembre de 1830 y Venezuela se había separado en mayo de ese año. Pero desde 1819 hasta su muerte fue presidente de la Gran Colombia.   
 

domingo, 10 de agosto de 2025

BATALLA DE SAN QUINTIN

Se desarrolló el día 10 agosto de 1557. Pero veamos los precedentes. Carlos I de España era Carlos V del Sacro Imperio Germano Romano. Por lo tanto heredero de Carlomago y como tal garante del cuidado de la religión católica en Europa. Pero, ya existía una ruptura protestante que había que rechazar. Se ratificaba en el Imperio de Carlos V la ruptura religiosa. Se añadieron a los conflictos de estos años el ataque francés a Córcega (1553), que era de Génova, a la que el príncipe Felipe socorrió desde España para asegurar la amistad de la fiel república italiana, y la rebelión en el mismo año de Siena, alentada por los franceses, que terminó en 1555 con la independencia de ésta. 

CARLOS I DE ESPAÑA 

Con la mediación del Papa y de Inglaterra, cuya reina María Tudor había desposado al futuro Felipe II en 1554, terminaron los enfrentamientos hispano-franceses en frentes tan diversos. Con La Paz de Habsburgo firmada en 1555, un acuerdo entre Carlos V y los Estados del Sacro Imperio Romano Germánico, permitió a los príncipes elegir la religión oficial (católica o luterana) de sus territorios. Este tratado puso fin, de forma temporal, a las guerras religiosas que habían asolado Europa tras la Reforma Protestante, aunque solo reconoció el luteranismo y el catolicismo, excluyendo otras ramas del protestantismo como el calvinismo.
Al mes siguiente Carlos V, abdicó en su hijo Felipe II, el 25 de octubre de 1555, y por lo tanto buscaba la paz con Francia, ya que éstos se habían aliado con los protestantes alemanes, algo difícil de entender. 
A tal efecto, concluyó una tregua de cinco años en Vaucelles en febrero de 1556 que firmó el representante de Felipe II sobre la base del statu quo en el momento inicial de la guerra, situación que beneficiaba a Francia.
Pero en octubre de 1556 el francés declara la guerra a Felipe II. El papa permitió el paso de tropas francesas para invadir Nápoles y excomulgó a Carlos V y a Felipe II, además prometió a los Franceses el reino de Nápoles. El duque de Alba rechazó a los franceses y comenzó a asediar Roma, y el papa firmó una tregua. Felipe II, rey consorte de Inglaterra consiguió dinero y tropas inglesas y se fue a Flandes, al llegar hizo una maniobra de distracción para confundir mientras que el duque de Saboya invadía Francia.

FELIPE II 

El 25 de julio de 1557 se inició el ataque en dirección a la plaza del fuerte de San Quintín, clave en el camino a París. Se inició el asedio y las defensas eran muy buenas con un millar de soldados. Saboya rodeó la ciudad y tomó un bastión. Los franceses recibieron algo de ayuda a pesar del bloqueo Lo intentaron por segunda vez y fueron descubiertos perdiendo unos 400 infantes.
En realidad San Quintín fue una gigantesca emboscada para los franchutes, sorprendido por las buenas tácticas españolas. El ejército francés al mando de Montmorency llegó cerca de San Quintín esperando refuerzos llevados por Enrique II. Pero decidió atacar a plena luz del día sin haber inspeccionado el terreno y contaba con que los españoles no cruzarían el puente estrecho de Rouvray. Pero Saboya había construido dos puentes algo más arriba. Por esos puentes cruzó la caballería del duque con 7000 jinetes. Cuatro horas duró el suplicio para los franceses. La infantería española al mando personal del duque de Saboya se desplegó rápidamente a la vanguardia francesa y los acribilló a cañonazos.


Mientras tanto unos 3000 españoles continuaban con el asedio para evitar cualquier salida de los defensores. Montmorency se lanzó a la lucha personalmente, quizá buscando una muerte honrosa, pero no la obtuvo. Fue herido y capturado por un sencillo soldado español, de nombre Sedano, que luego fue ayudado por su capitán para trasladar al herido. El soldado posteriormente fue recompensado económicamente por Felipe II.
El desastre francés fue mayúsculo. Unos 7000 muertos y otros tantos prisioneros. Entre los heridos Montmorency fue atendido por los españoles e incluso cenó con el atento duque de Saboya. Los españoles tuvieron unas mil bajas entre muertos y heridos, llevando la peor parte la caballería.
Felipe II que se encontraba a unos 60 kilómetros, enterado de la victoria se dirigió al campo de batalla. Después de las felicitaciones a oficiales y tropa, escribió a su padre, ya retirado en el monasterio de Yuste.
Algunos militares experimentados aconsejaron al rey que marchara sobre París. Pero el rey, que por algo le llamaban “el Prudente”, sabía que Enrique II estaba preparando un fuerte ejército y que el asedio saldría muy costoso, además la victoria no estaba concluida. El monarca en persona dirigió el asedio a la plaza de San Quintín que fue cañoneada, minada y tomada a sangre y fuego el 27 de agosto de 1557. Los defensores rechazaron la capitulación, quizá esperando refuerzos que no llegaron. El francés se vistió con sus mejores galas y joyas para ser reconocido en el feroz asalto y ser cambiado por un rescate, como así fue.


La precaución de Felipe II fue acertada ya que el rey francés selló una alianza con el Imperio Turco. Se encontraron más adelante, en la batalladle las Gravelinas en julio de 1558 con un resultado similar al de San Quintín. En el plazo de un año Francia suplicaba la paz. Ésta se firmó el 2 de abril de 1559 en el castillo de Cateu-Cambrésis. Francia reconoció la superioridad española, devolvió Piamonte y Saboya, renunciando a la Península Italiana y el Franco Condado.
Se rubricó con la boda entre Felipe II, ya viudo, con Isabel de Valois, precisamente la hija de Enrique II, que en los festejos que organizó el francés murió al clavársele una lanza en un ojo durante un torneo. Francia dejaría de ser un problema durante muchos años, ya con Felipe IV.
Carlos I moría ese años de 1558, seguramente satisfecho de las victorias españolas y de las decisiones de su hijo Felipe.

sábado, 9 de agosto de 2025

CONDADOS DE LA MARCA HISPANICA

Dado la expansión musulmana, Carlomagno pacta con los musulmanes la creación de unos límites territoriales, que llamó la Marca Hispánica. Territorios del sur de Francia y del norte de la península ibérica y derivó en la formación de un conjunto de pequeños condados vinculados a los monarcas francos. Los condados que hoy llamamos catalanes, por entonces eran: Condado de Barcelona, de Berga, de Cerdaña, de Conflent, Besalú, de Ampurias, de Gerona, de Manresa, de Osona, de Pallars, el Rosellón y el de Urgel. Los condados de Ribagorza y Sobrarbe son los que formarían más adelante el reino de Aragón.                                   


El control de la Marca Hispánica como único territorio hispano de influencia carolingia, es sin duda la circunstancia del hecho diferencial catalán, zona dependiente de los reyes francos. Y aunque los musulmanes consiguieron penetrar en los Pirineos occidentales, no fue por mucho tiempo dejando aislada por ejemplo Navarra, no entrando de esta forma en la Marca Hispánica que había establecido el Imperio Carolingio. Los montes cantábricos y pirenaicos quedarían libres del efectivo dominio musulmán y en ellos se formarían prontamente dos reinos, Asturias y Navarra, resultado del pacto alcanzado entre las gentes autóctonas y los refugiados godos. En lo que hoy conocemos como Navarra el norte de la comunidad permaneció poco tiempo bajo dominio musulmán y pronto se organizó en un núcleo cristiano de fugaz sometimiento al Imperio carolingio y con centro en la ciudad de Pamplona. Su primer soberano conocido fue Íñigo Arista, hacia el 810, cabeza de la primera dinastía navarra. De este modo se conformó el Reino de Pamplona, más tarde llamado Reino de Navarra. Íñigo Arista, señor de Pamplona, se le considera como el fundador del reino de Navarra (810-840) .   
El primer conde de Barcelona fue Bera (801-820) personaje de origen franco-visigodo. Esta autoridad era favorable a la paz con los musulmanes, por lo que fue acusado de traición. Fue destituido y el gobierno pasó totalmente a manos de los francos. Se establecieron regiones administrativas, (los condados), y los más importantes fueron Pamplona, Aragón que se haría condado independiente en el 809 con el conde Aznar, Urgel, condado con dinastía propia desde el 815 y el condado de Barcelona dinástico desde el 878, que se convirtió en hegemónico sobre otros como Gerona. La Marca Hispánica, de hecho, se conformó como una débil unión de condados independientes, coordinados por una asamblea anual, en los cuales todos los nobles al frente soñaban con consolidar un poder vitalicio a su favor. La realeza astur-leonesa, la aragonesa y también los Condes de Barcelona, reivindicarán su estirpe visigoda como factor de legitimación histórica de los nuevos poderes resultantes de la articulación territorial de la resistencia hispánica frente al invasor islámico. Entramos aquí, lentamente, en otro periodo histórico, sucesivo de la Monarquía gótica, la llamada Reconquista, denominado así por la pretensión de los nuevos poderes autóctonos de recuperar el territorio peninsular ocupado por los musulmanes. La Península Ibérica es para Carlomagno una de las joyas de la corona imperial. A él no le vale sólo con defender la cruz; defiende, además, determinada cruz, esto es, la unidad eclesial total, pues Roma teme, y hace bien, las tendencias centrífugas entre los cristianos; que son tan fuertes que en Constantinopla generarán incluso crueles masacres en los siguientes 500 años. Poco después de la invasión peninsular, un grupo de musulmanes se entrevista con Carlomagno. Le ofrecen su apoyo si entra en la península y le prometen la entrega de Zaragoza                                                                               TRATADO DE CORBEIL

 
Hacemos un aparte para recordar que estos condados que formaron la “Marca Hispánica” franco-carolingia, fue gobernada por Carlomagno y sus descendientes en la corona francesa desde el año 801 hasta que el rey de Francia Luis IX y el rey de Aragón Jaime I el Conquistador firmaran el Tratado de Corbeil en 1258, con el fin de llegar a un acuerdo de paz y establecer unas fronteras estables entre Francia y Aragón, renunciando Luis IX a los condados (actualmente catalanes), que pasan a ser feudatarios del Rey de Aragón y Jaime I renuncia a su parte de Lanquedoc, salvo Montpellier. Queda claro entonces que en dicho tratado ambos reyes cedieron derechos sobre territorios, Jaime I de Aragón sobre territorios Occitanos y el francés sobre los condados, que pasaron a depender únicamente del monarca de la Corona de Aragón. Pero habíamos dejado a Carlomagno reunido con los musulmanes. Con la palabra de apoyo ofrecida por los musulmanes, las fuerzas de Carlomagno se atreven a entrar en territorio español para tomar Zaragoza. Serán rechazadas en la ciudad y en su retirada son emboscados en Roncesvalles por vascos, o tal vez gascones, esto posiblemente en el 778. Carlomagno, que de todas formas controla los Pirineos, pone sus ojos en la iglesia hispana. Este movimiento permite el control total por parte de los clérigos carolingios de la sede de Urgel, elemento fundamental para la consolidación del poder franco en la Marca Hispánica. Y, lo que es más importante, sella la alianza entre los monarcas asturianos y el Imperio Carolingio, una alianza que marcará el destino de España. Carlomagno enviará mucho dinero a la sede compostelana, y Santiago se convertirá en la gran luz de la cristiandad medieval, construyendo un cordón umbilical entre la España y la Europa cristianas.                                                                                        CARLOMAGNO 

En la Historia, Santiago se le aparece en sueños a Carlomagno y lo anima a ir a España, mostrándole el camino de estrellas que desde Frisia (Países Bajos) le llevará a Galicia, donde se encuentra su cuerpo y donde también, tras la liberación del sepulcro de manos musulmanas por el propio Carlomagno, gentes de todos los países irán en peregrinación por los siglos. Sin embargo en los condados pirenaicos termina el imperialismo carolingio en España. Carlomagno sólo conseguirá el control y el impulso de la ruta jacobea. Su gran fracaso será controlar a la Iglesia de los condados. La peregrinación jacobea será fundamental para España y para Europa. Se rompe la línea dinástica carolingia en París lo que generará toda una serie de rebeliones de nobles que, a lo largo de todo el territorio franco, entenderán que dicha ruptura les otorga fuerza moral a ellos para independizarse. Flandes, Borgoña o Aquitania inician estos procesos, como lo inicia Cataluña de la mano de Vilfredo el Velloso, considerado el primer gobernante autónomo de la región, y que a su muerte dejará sus tierras a sus hijos. No se puede decir, por lo tanto, que la huella carolingia en España sea ni débil ni despreciable.

LOS MOZÁRABES

A los cristianos que viven bajo el poder musulmán que invade España desde el 711 se les llama “mozárabes”. Desde el siglo IX están en minorí...