martes, 2 de septiembre de 2025

PREMIOS NOBEL ESPAÑOLES

“El mercader de la muerte, ha muerto”. Este fue el titular que en 1888 se encontró Alfred Nobel en un diario francés en el que era un obituario dirigido a su persona. La cuestión es que Nobel no había fallecido, aunque este mensaje le calaría hondo. Y es que la invención de la dinamita, que en principio se utilizaba para la construcción, pero enseguida pasó a ser un elemento usado en las guerras; y que su empresa estaba vinculada al mundo de los metales y la fundición y por ende a la fabricación de cañones, le generaron esa fama de 'mercader de la muerte', la de una persona que se había hecho rico creando herramientas para matar más rápido a gente.
Este hecho desencadenaría la creación de los premios Nobel. Sin mujer ni hijos y con 350 patentes a sus espaldas, como ya se ha explicado, decidió destinar su fortuna a la fundación de los reconocidos galardones. España ha sido un país que ha aportado grandes figuras a campos como la ciencia, ejemplo de ello es la recientemente fallecida Margarita Salas, o la literatura, donde es fácil recitar un reguero de escritores patrios que han puesto su granito de arena a la historia de las letras. A pesar de ello, la representación española en los Premios Nobel no ha sido muy boyante desde que los prestigiosos galardones suecos se entregaron por primera vez en 1901.

JOSÉ ECHEGARAY
Premio Nobel de Literatura. En el año 1904 recibió este premio siendo el primer español en ser condecorado con este galardón.
Nació en Madrid el 19 de abril de 1832 y murió en Madrid el 14 de septiembre de 1916. Un hombre que lo fue todo en la ciencia, en la literatura y en la política. Como diputado participó, entre otros muchos debates, en la elaboración y aprobación de la Constitución de 1869. Recorremos la extensa biografía de este ilustre parlamentario que vivió todos los cambios del último tercio del siglo XIX y los primeros años del XX. Fue ingeniero de caminos, catedrático de Cálculo y de Física matemática, presidente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales; diputado y ministro de Hacienda y de Fomento. Y, sobre todo, fue dramaturgo y premio Nobel de Literatura -compartido con el poeta provenzal Frédéric Mistral en 1904-, primer español en obtener el galardón de la Academia Sueca. Es por todo ello una figura esencial de la segunda mitad del siglo XIX.
La noticia del Nobel es recibida con un enorme interés en la prensa y en las calles, aunque estará acompañado de cierta polémica, ya que algunos autores ponen en duda sus méritos literarios. La entrega del galardón se celebra un año más tarde en el propio Senado, en una ceremonia presidida por el rey Alfonso XIII. También el Ateneo de Madrid acoge un acto conmemorativo al día siguiente tras una multitudinaria manifestación organizada en su honor.
 
SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL
Premio Nobel de Medicina. En 1906 recibió este premio junto a Camilo Golgi en reconocimiento a su aporte sobre la estructura del sistema nervioso, además de otros trabajos para la ciencia.
Nació en Petilla de Aragón, Navarra, el 1 de mayo de 1852 – Murió en Madrid, 17 de octubre de 1934. fue un médico especializado en histología y anátomo-patología. Obtuvo el premio Nobel de Medicina por descubrir los mecanismos que gobiernan la morfología y los procesos conectivos de las células nerviosas, una nueva y revolucionaria teoría que empezó a ser llamada la "Doctrina de la neurona", basada en que el tejido cerebral está compuesto por células individuales. Pedro Laín Entralgo lo ha considerado la cabeza de la llamada "Generación del 80" o "Generación de Sabios"

JACINTO BENAVENTE
Nació en Madrid, 12.VIII.1866 –y murió en Madrid el 14.VII.1954. Dramaturgo y renovador del teatro del siglo XX. Premio Nobel de Literatura galardonado en 1922 tras una gran carrera en la que escribió varios géneros como poesía, teatro o relato. Propuesto por José Echegaray, Jacinto Octavio Picón y José Rodríguez Carracido, Benavente fue elegido académico en 1912 para ocupar el sillón L, vacante desde la muerte de Marcelino Menéndez y Pelayo, aunque nunca llegó a escribir su discurso de entrada a la Real Academia Española.  Entre 1920 y 1924 escasearon sus estrenos, pero fueron años de renovado éxito en América, adonde volvió a viajar, esta vez como director artístico de la compañía de Lola Membrives. En Argentina recibió la noticia de que le había sido concedido el Premio Nobel. Tras numerosos homenajes en su prolongado viaje por América —incluso fue nombrado hijo adoptivo de Nueva York—, regresó a España y recibió una calurosa acogida de su público, aunque, como sucedió en 1905 con la concesión del Nobel a Echegaray, el premio fue motivo de polémica. A pesar del reconocimiento oficial que significó la imposición de la Gran Cruz de Alfonso XIII por el rey, el mundo de las letras le dio la espalda cuando el crítico y poeta Enrique Díez-Canedo pidió para él un homenaje.

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Premio Nobel de Literatura. En 1956 se convirtió en el tercer Nobel de la literatura española, dejando en su trayectoria una de las obras más conocidas de la historia de España, ‘Platero y yo’.
Nació en Moguer, Huelva, 1881 – Murió en San Juan de Puerto Rico, 1958
Entre 1905 y 1912 el autor vivió en su pueblo natal, entregado a la lectura y admirando la vida campesina andaluza. Este acercamiento al mundo rural se tradujo en un nuevo sentimentalismo que, sin abandonar la languidez inicial, se enriqueció con impulsos apasionados y juveniles.
En este período escribió Elegías (1908-1910), Olvidanzas (1909), La soledad sonora (1911), Poemas mágicos y dolientes (1911), Melancolía (1912) y Laberinto (1913), así como el libro en prosa Platero y yo (1914), tierna elegía a un borriquillo que se convirtió en uno de sus textos más célebres. De regreso a Madrid conoció a Zenobia Camprubí, española educada en Estados Unidos, con la que se casó en Nueva York en 1916. La vitalidad y las constantes atenciones de Zenobia influyeron decisivamente en el rumbo que adoptó su trayectoria poética. 

SEVERO OCHOA
Premio Nobel de Medicina. En 1959 recibió este premio junto al estadounidense Arthur Konberg por sus descubrimientos sobre el ADN y el ARN. Nació en Luarca, Asturias, 24 de septiembre de 1905 – Murió en Madrid, 1 de noviembre de 1993). Bioquímico y biólogo molecular.
Emigra a los Estados Unidos en 1941 y empieza a trabajar en el Departamento de Farmacología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, en Saint Louis, donde realiza interesantes estudios enzimológicos con los investigadores Carl Cori y Gerty Cori.
En 1942 pasa a trabajar en la Universidad de Nueva York como investigador asociado en la Facultad de Medicina. Es profesor asistente de Bioquímica en 1945, profesor y director del Departamento de Farmacología de dicha facultad desde 1946 hasta 1954, y profesor de Bioquímica y jefe del Departamento de Bioquímica desde 1954 hasta su jubilación.
En 1971 es nombrado director del Laboratorio de Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid y en 1985 se traslada definitivamente a España. En la década de los 80 dirige simultáneamente dos grupos de investigación sobre biosíntesis de proteínas, uno en el Instituto de Biología Molecular de Madrid y otro en el Roche Institute of Molecular Biology de Nueva Jersey. Aunque se jubila oficialmente en 1975, nunca abandona la investigación.

VICENTE ALEIXANDRE
Premio Nobel de Literatura. Este escritor sevillano recibió el galardón en 1977 en reconocimiento a su gran obra poética que representa con veracidad la dura realidad española de su época.
Nació en Sevilla, 26.IV.1898 y murió en Madrid, 13.XII.1984
Poeta perteneciente a la Generación del 27, de la que también formaron parte escritores como Federico García Lorca, Pedro Salinas, Luis Cernuda, Rafael Alberti o Dámaso Alonso. Vicente Aleixandre escribió un total de doce poemarios, entre los que se encuentran "Ámbito", "En un vasto dominio" o "Diálogos del conocimiento", cinco obras en prosa y más de una docena de cuadernos sueltos. Además, ganó el Premio Nacional de Literatura y el Premio de la Crítica en dos ocasiones.
Su lenguaje poderoso, cruzado por rafagueantes imágenes y por conceptos sometidos a una tensión que nunca acaba de resolverse, conduce a un mundo de sobrecogedora grandeza, de dilatados límites, en el que el hombre encuentra su lugar al lado de las demás criaturas y seres elementales, unido a una naturaleza de la que consustancialmente no se diferencia: hijo, al fin, de una misma patria universal. Con La destrucción o el amor obtuvo el Premio Nacional de Literatura de 1933, aunque no fue publicado el libro hasta entrado 1935. Al estallar la Guerra Civil, los jóvenes poetas movilizados lo llevaban en sus mochilas como un talismán.
Durante la contienda, Aleixandre participó con Rafael Alberti en un meeting para los obreros ferroviarios en la Estación del Norte y colaboró en las revistas republicanas y con la dramática “Oda a los niños de Madrid muertos por la metralla”, inspirada en los bombardeos de la aviación insurgente el día 7 de noviembre de 1936 contra la población civil de la capital. La evocación en prosa de Federico García Lorca, al enterarse de la terrible muerte del amigo, fue otra de sus contribuciones a la causa republicana.

CAMILO JOSÉ CELA. 
Premio Nobel de Literatura. El autor español recibió en 1989 este premio, un galardón más, aunque quizás el más destacado, entre los muchos premios que recibió a lo largo de su carrera gracias a su obra con grandes éxitos como ‘La Colmena’.
Nació en La Coruña, 1916 y murió en Madrid, 2002
Su trayectoria transitó desde la narrativa de posguerra, hasta erigirse en uno de los valores de la literatura posterior a la Guerra Civil, junto a autores como Miguel Delibes, Carmen Laforet, Juan Goytisolo, Rafael Sánchez Ferlosio o Gonzalo Torrente Ballester. Suceden a estas obras los primeros y mejores libros de viajes, modalidad paisajística y testimonial: Viaje a la Alcarria (1948).
La colmena se publicó en 1951, fue su novela más  famosa. Una excelente muestra de la vida en Madrid en la época de posguerra.
Personaje carismático, y transgresor, muy serio de aspecto pero con un fino sentido del humor y la ironía. Fue senador por designación real y el corrector de la Constitución de 1978.  Cela fue miembro de la Real Española (1957) y fue galardonado, entre otros muchos premios, con el Príncipe de Asturias de las Letras (1987).

MARIO VARGAS LLOSA
Premio Nobel de Literatura en 2010. El autor nacido en Perú pasó buena parte de su vida ligado a España, nacionalidad que obtuvo en el año 1993. Nació en Arequipa, Perú el 28 de marzo de 1936 y murió en Perú el 13 de abril de 2025. Esta condecoración por parte de la Academia Sueca hace honor a su extensa y exitosa obra.
En 1962, visitó la Cuba revolucionaria como corresponsal durante la crisis de los misiles, y en ese contexto expresó simpatía por la revolución, a la que consideraba de carácter libertario. Su cercanía con el proceso cubano lo llevó a participar como jurado del premio de novela de la Casa de las Américas en 1965. Sin embargo, en 1971, tras el encarcelamiento del poeta Heberto Padilla, rompió públicamente con el régimen de Fidel Castro, marcando un giro en su postura política
Mario Vargas Llosa, que ganó el Premio Nobel de Literatura en 2010 y desde 1993 compartió la nacionalidad peruana con la española. Asimismo, Llosa posee entre sus logros el Premio Príncipe de Asturias, el Planeta y el Cervantes. Entre sus libros, se pueden destacar títulos como "La ciudad y los perros", "La tía Julia y el escribidor", "La fiesta del chivo", "La guerra del fin del mundo", "Conversación en la Catedral", "Travesuras de la niña mala" o "El pez en el agua". Recientemente, sacó al mercado "Tiempos Recios".
En 1994 fue incorporado como miembro de la Real Academia Española y galardonado con el Premio Miguel de Cervantes. Su obra ha sido traducida a más de 30 idiomas.

lunes, 1 de septiembre de 2025

PALACIO EPISCOPAL DE ASTORGA

Fue edificado probablemente en el siglo XII gracias a la donación de un solar que hizo la reina Urraca I de León. Era un vetusto caserón cuadrangular, con un amplio patio y numerosas habitaciones que, a mediados del siglo XIX, estaba en un estado ruinoso. Este edificio quedó totalmente destruido por un incendio el 23 de diciembre de 1886. Ya que la ciudad no disponía de un arquitecto diocesano, el obispo Juan Bautista Grau Vallespinós decidió encargar la construcción del nuevo palacio a su amigo Gaudí.


Proyectado por el arquitecto Antoni Gaudí. Está situado en la ciudad, en cuya capital se encuentra la casa Botines, que junto con El Capricho de Comillas (Cantabria) son las únicas obras de Gaudí fuera de Cataluña. La construcción se llevó a cabo entre 1889 y 1915.
Esta obra pertenece al período neogótico de Gaudí (1888-1898), etapa en que el arquitecto se inspiró sobre todo en el arte gótico medieval,
El encargo fue del obispo Grau y tras la muerte de éste en 1893, Gaudí dimitió por desavenencias con el cabildo, por lo que las obras estuvieron paradas durante varios años, quedaba por terminar el piso superior y la cubierta. Finalmente, fue terminado entre 1907 y 1915 por el arquitecto Ricardo García Guereta, quien siguió el trazado de Gaudí pero con un sello más convencional.


Durante la Guerra Civil se utiliza como cuartel y oficinas de la Falange y alojamiento de fuerzas nacionales.
En 1956 D. José Castelltort, obispo natural de Igualada, hace las últimas adaptaciones en el piso segundo del edificio con la intención de habitarlo lo antes posible, pero su repentino fallecimiento lo impide.


Le sucederá en la silla episcopal D. Marcelo González Martín, quien decide definitivamente residir en el Seminario y dedicar el Palacio a sede del Museo de los Caminos, que abrirá al público en 1964.



sábado, 30 de agosto de 2025

DON JUAN DE BORBÓN Y BATTENBERG

Alfonso XIII de Borbón y de Habsburgo-Lorena y Victoria Eugenia de Battenberg, reyes de España, tuvieron durante su matrimonio, cinco hijos, tres hombres y dos mujeres. Alfonso, el mayor, falleció prematuramente en un accidente de circulación, el segundo, Jaime, también hemofílico, nació sordomudo. Juan, el tercero de los hermanos, y el único sin hemofilia. Gonzalo, el pequeño, murió también prematuramente por complicaciones derivadas de su condición de hemofílico.


Juan era el quinto hijo, tercero entre los varones. En 1930 ingresó en la Academia Naval de San Fernando. El 14 de abril de 1931, al proclamarse la República en España, tuvo que trasladarse a Gibraltar; desde allí viajó a Génova y, posteriormente, a París. En razón de su firme deseo de ser marino, Alfonso XIII logró que fuera admitido en la Escuela Naval de Dartmouth (Reino Unido).
Al renunciar a sus derechos sucesorios su hermano Alfonso para casarse con una mujer que no pertenecía a la realeza, su padre también le pidió a Jaime que hiciese lo mismo; éste aceptó la petición paterna y renunció el 23 de junio de 1933. Alfonso XIII lo consideraba incapacitado, al ser sordo.
A consecuencia de la renuncia de sus hermanos Alfonso y Jaime a sus derechos al trono de España, por haber contraído matrimonio morganático, el primero, y por razones de salud el segundo, el infante don Juan quedó como sucesor de Alfonso XIII. Juan de Borbón contrajo matrimonio con la infanta María de las Mercedes de Borbón y Orleans, que era hija de don Carlos de Borbón, príncipe de las Dos Sicilias y de María Luisa de Orleans, princesa de Francia. El matrimonio se celebró el 12 de octubre de 1935 en Roma. A partir de 1936 nacieron Pilar, Juan Carlos, Margarita y Alfonso. Al iniciarse la Guerra Civil de España, don Juan quiso incorporarse al ejército de los sublevados; esta posibilidad le fue negada, en un primer momento, por el general Mola y, posteriormente, por el general Franco cuando solicitó incorporarse al crucero Baleares.

Don Juan siguió con interés la guerra y el triunfo de los alzados. Ante las peticiones de una posible restauración, Franco manifestó a Alfonso XIII, que no volvería a ser rey de España y que se preocupara por la educación del príncipe Juan, y apartara de él cuantos pudieran torcer su buen natural. Su padre, Alfonso XIII, cuya salud estaba muy deteriorada, abdicó en don Juan el 15 de enero de 1941 y falleció el 28 de febrero de ese año. El nuevo jefe de la Casa Real española no podía utilizar el título de rey de España, ya que era imposible jurar ante las Cortes. Por ese motivo, y por el consejo, entre otros, de la reina Victoria Eugenia, adoptó el título real de conde de Barcelona. Juan de Borbón manifestó, en sus primeras palabras, que hacía suya la petición de su padre y que deseaba ser “Rey de todos los españoles”.
Don Juan, que al comienzo de la Segunda Guerra Mundial vivía en Francia, se trasladó a Roma, y en el año 1942 fijó su residencia en Lausana (Suiza). Un conjunto de personas fueron sus consejeros, entre ellos Alfonso de Orleans, teniente general Alfredo Kindelán, Juan Luis Roca de Togores, Francisco Carvajal, Francisco Moreno, José María Gil-Robles, Pedro Sainz Rodríguez, Joaquín Satrústegui...

Bautizo de Felipe VI. Su abuela fue la madrina. 

Don Juan, que estaba identificado con una de las versiones del pensamiento tradicionalista, comenzó a plantear a Franco la necesidad de la restauración de la Monarquía. Estas peticiones culminaron en un telegrama de agosto de 1943 en el que el conde de Barcelona reclamaba al general Franco que le entregara el poder; pocos días antes, Mussolini había sido destituido, y el Gobierno de Italia trataba de salir de la guerra.
El ritmo de la Guerra Mundial llevó a pensar a los consejeros de don Juan que, al finalizar la contienda, los aliados occidentales invadirían España, y ante esa situación el conde de Barcelona publicó el Manifiesto de Lausana, de fecha 19 de marzo de 1945. Don Juan instaba al general Franco a que se retirara, por ser incompatible con la nueva situación de Europa, y prometía la aprobación de una constitución por votación popular. Don Juan no pretendía rebelión alguna, sino que, ante la contingencia de que el régimen de Franco no pudiera subsistir en el mundo posterior a la Segunda Guerra Mundial, la Monarquía hiciera acto de presencia para salir al paso de cualquier solución republicana. Don Juan seguía identificado con los principios del Movimiento Nacional, y las propuestas que hacía no llevaban a una democracia liberal.
Esta actitud de don Juan, fue interpretada por Franco y Luis Carrero, especialmente por este último, como una neta oposición del conde de Barcelona al general Franco, y aunque Carrero aconsejó no prescindir totalmente de don Juan, sugirió que era necesario comenzar a preparar la educación del príncipe niño: Juan Carlos.
En 1945, Franco pensó que el príncipe Juan Carlos realizase sus estudios en España. Don Juan decidió trasladarse a Portugal, donde llegó en los primeros días de febrero de 1946. Antes de su traslado había recibido noticias de que los gobiernos de Estados Unidos y de Reino Unido iban a presionar a Franco, pero no tenían previsto llegar a la ruptura de las relaciones diplomáticas. El Gobierno de Estados Unidos necesitaba de España desde el punto de vista militar y el Reino Unido no podía prescindir de las exportaciones que le llegaban desde España. La restauración era prácticamente imposible.

Una de los muy pocas fotos de Franco con don Juan 

El general Franco preparó una Ley de sucesión a la jefatura del Estado en los primeros meses de 1947. El futuro monarca sería designado por Franco, que quedaba investido en la condición vitalicia de jefe del Estado. Ante esta situación, don Juan hizo público un manifiesto en el que expresaba su negativa ante ese modo de proceder de Franco, se instauraba una Monarquía electiva, y rechazó la Ley de sucesión. A partir de ese momento, continuaron unas no difíciles relaciones entre Franco y don Juan que culminaron con la entrevista en el Azor —agosto de 1948— y en la que se acordó la incorporación a España del príncipe Juan Carlos, a la vez que José María Gil-Robles intentaba alcanzar a un acuerdo con Indalecio Prieto, acuerdo que no podía tener una larga duración. La llegada a España del príncipe Juan Carlos suponía un impulso a la política de los monárquicos franquistas. Para otros monárquicos como Gil-Robles comportaba la imposibilidad de llegar hasta el final en su política de acuerdos con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), a la vez que estos acuerdos eran acompañados por la presión diplomática de Reino Unido y Estados Unidos.
No obstante, el punto clave era la educación del príncipe Juan Carlos. El enfrentamiento entre don Juan y el general Franco no fue tanto por la orientación de la educación sino por la persona que la dirigía. Franco consideraba que sería él mismo. Don Juan, como padre, deseaba tener la responsabilidad última de la educación. A lo largo de los años cincuenta, Franco y don Juan se volvieron a ver en 1954 y en 1960, y en todas las decisiones importantes sobre la educación del príncipe prevaleció la opinión de Franco. Juan Carlos fue a las academias militares y posteriormente inició un programa de estudios universitarios en Madrid.

El modo de pensar del conde de Barcelona, en cuanto a sus ideas políticas, no se diferenciaba mucho de las ideas políticas básicas de Franco, y por ello don Juan pudo jurar los principios de la Comunión Tradicionalista. Se puede mencionar a José María Gil-Robles, y algunos más, que veían en la Monarquía una posibilidad funcional de llegar a un régimen democrático, o por lo menos más representativo y conforme a derecho.
Los años cincuenta vieron algunos momentos de aparente mayor acercamiento de Juan de Borbón a Franco y momentos muy dolorosos para el conde de Barcelona, como el día 29 de marzo de 1956, en el que el infante don Alfonso falleció a consecuencia de una manipulación en una pistola de salón.
La correspondencia entre don Juan y el general Franco a lo largo de los años cincuenta corresponde a un período en el que parece que la sintonía de ideas es cada día mayor.
La posibilidad de una nueva entrevista entre Franco y don Juan fue considerada, pero nunca se llegó a un acuerdo. Don Juan trataba de llegar al máximo número posible de políticos, militares, financieros, y alcanzar un cierto acuerdo con Franco para que no le descartara en el día que hubiera que nombrar un sucesor. Basta recordar, por ejemplo, la frase: “La Monarquía debe nacer como una evolución natural y lógica del régimen mismo hacia otras formas institucionales de Estado”.
Con motivo del compromiso matrimonial del príncipe Juan Carlos con la princesa Sofía de Grecia, Juan de Borbón puso todos los medios para que el último en enterarse fuera el general Franco. El motivo era que la boda del futuro Rey de España no debía ser aprobada por las Cortes españolas. Este hecho selló en Franco la casi definitiva decisión de excluir a Juan de Borbón como su sucesor a título de Rey. Juan Carlos tenía en aquel momento veinticuatro años; bastaba esperar seis y se le podría designar sucesor “a título de Rey”.
Al finalizar los años sesenta, Juan Carlos trató de hacer ver a don Juan que Franco había tomado una decisión, que él era el elegido y que el único modo de conseguir que la Monarquía se restaurara en España era en su persona. Don Juan se resistía a pensar que Franco fuera a saltar el orden dinástico, realidad tan importante para la Corona.

Monumento a don Juan en Madrid 

Al poco tiempo de casarse, los príncipes recibieron del generalísimo el consejo de que viajaran por España, conocieran el país y fueran conocidos por los españoles. A partir del año 1969, la vida de Juan de Borbón se desarrolló en un segundo plano respecto a la vida política española. Desde 1969, don Juan recibió en Estoril a numerosas personalidades de la vida política española.
A partir de la designación de Juan Carlos como sucesor a título de Rey, se inició un difícil período en la vida de don Juan y de Juan Carlos. El conde de Barcelona no renunciaba a ninguno de sus derechos y a la vez no interfería en la actuación de Juan Carlos, que mantenía también una actitud de relativo silencio. Además, padre e hijo no podían aparecer como enfrentados entre sí.
Los años que transcurrieron desde 1970 hasta 1975 son un período difícil en las relaciones de don Juan con su hijo Juan Carlos, ya designado sucesor por Franco. Don Juan tiene que acabar haciendo el papel de persona que está en la reserva y Juan Carlos asegurar la continuidad de la dinastía.
Don Juan Carlos juró como Rey de España el 22 de noviembre de 1975. A partir de ese momento, don Juan pasó a una actitud de reserva y consejo a su hijo. El 14 de mayo de 1977, cuando ya estaban muy próximas las primeras elecciones generales democráticas, don Juan hizo cesión a don Juan Carlos de sus derechos como jefe de la Casa Real, excepto el título de conde de Barcelona que se reservó para él.


Juan de Borbón y su esposa se instalaron definitivamente en Madrid en 1982. Desde esas fechas se multiplicaron los reconocimientos del mundo académico, ciudadano y social. En 1988 comenzó a ser tratado, en la Clínica de la Universidad de Navarra, de un cáncer de laringe. En esta clínica universitaria falleció el 1 de abril de 1993. A lo largo de la enfermedad puso de manifiesto, una vez más, su fortaleza y capacidad de sufrimiento. Fue enterrado en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, y en su funeral recibió honores de jefe de Estado.

Versión de E. Tormo del escudo del Rey de España, con las órdenes del Toisón de Oro y Carlos III. También usada por el infante Juan de Borbón, conde de Barcelona y pretendiente al trono de España desde 1941 a 1977.


viernes, 29 de agosto de 2025

BAEZA - JAEN

Una ciudad Patrimonio de la Humanidad que, a pesar de no ser capital, lo tiene todo, y todo bien regado donde lo tradicional y lo vanguardista ponen la guinda a una localidad bañada de olivos y de la luz única del sur.
En la  caída del Califato de Córdoba en 1031,  llega la época de los reinos de Taifas durante la cual “Bayyasa” será sometida por unos y otros. En 1147 es reconquistada por Alfonso VII el Emperador. La ciudad acuñará moneda para el rey leonés.
Poco después los almohades la conquistan. Pero a raíz de la batalla de las Navas de Tolosa las tropas cristianas comandadas por Alfonso VIII destruirán el Imperio Almohade. En unas terceras taifas, Bayyasa se erige en capital de una efímera Taifa de Baeza. Su "emir" se declaró vasallo de Fernando III, apoyándole en campañas contra otros emires musulmanes pero murió asesinado a traición en Almodóvar del Río y Fernando III, toma posesión definitiva de Baeza e integra la ciudad en el Reino de Castilla. 
Con la llegada del 1700, el nuevo siglo trae también una nueva dinastía, los Borbones, que dieron otro aire al reino de España. Para la Baeza agotada, quizá fue ya demasiado tarde. Muy grave resultó el terremoto de Lisboa, de 1755, que quebrantó la mayoría de edificios y viviendas. 
Baez se encuentra en el mismo centro geográfico de la provincia de Jaén, enclavada en la comarca de la Loma de la que se considera su capital occidental. Ubicada cerca del río Guadalquivir, en un paisaje de tierras fértiles de huertas, olivares y cereal. La ausencia de tierras no agrícolas reduce los espacios de interés natural al río Guadalquivir y a los humedales de la laguna Grande, de gran riqueza ecológica y la mayor de la provincia.

Plaza de Santa María 

La Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza se alza desde el siglo VII escribiendo su historia como sede episcopal visigoda, más tarde como musulmana y nuevamente cristiana tras la Reconquista. Tras su hundimiento, fue reconstruida por Andrés de Vandelvira con su característico toque renacentista, a los que se añaden otros góticos y mudéjares. Igualmente maravilloso es su Museo Catedralicio y su exterior, donde preciosos callejones transportan a los paseantes a la época musulmana entre piedra y silencio.   A pocos metros, la pequeñísima Plaza Santa Cruz aloja la iglesia homónima, del siglo XIII, curiosa por su cantería típica del norte de España y con frescos que datan del siglo XV, que representan escenas como la de la Santa Cena. Casi desde su puerta es posible ver la sorprendente fachada del Palacio de los Marqueses de Jabalquinto, obra de Juan Alfonso de Benavides Manrique y Monumento Histórico Artístico por ser un bello ejemplo de gótico isabelino, con ventanales en punta de diamante, arquerías de medio punto y columnas renacentistas.



La presencia de Antonio Machado en la localidad no pasa desapercibida. El legado que dejó el poeta, que se trasladó a Baeza meses después de enviudar para dar clases, sigue presente como un velo cultural que ya es una más de sus señas de identidad. A pesar de la pena que arrastraba el profesor y las primeras impresiones negativas de un lugar en el que no quería estar –había solicitado plaza en Madrid–, muchas son las pruebas de amor a esta tierra que dejó en su obra.
Baeza se asienta sobre un terreno que ha estado continuamente habitado, al menos desde la Edad del Bronce. Por esta razón, y a pesar de las sucesivas destrucciones sufridas por las construcciones de todos los períodos, la ciudad aún retiene un destacado patrimonio histórico y cultural de carácter monumental, en el que están representadas diversas culturas, períodos y estilos artísticos. En Baeza pueden contemplarse restos de la Edad del Bronce, de la Época Romana, y de la Hispania visigoda, islámica y cristiana. No obstante, el más rico patrimonio monumental conservado corresponde a los diversos estilos artísticos presentes en la Baeza cristiana: desde el tardo-románico y el gótico, al renacentista, manierista, barroco y neoclásico. No en vano en 2003 el casco histórico de la población, con su antigua ciudad intramuros, fue declarado Patrimonio Mundial por la Unesco.


Uno de los lugares que guarda más de su recuerdo es la Antigua Universidad de Baeza. Fundada en el siglo XVI, fue una de las cuatro universidades más antiguas de Andalucía hasta que la desamortización la convirtió en centro de enseñanza secundaria. Además de su hermoso patio de doble arcada, se conserva aún el Aula Antonio Machado con el mobiliario de la época y retazos de su paso por el lugar. Contigua al edificio se encuentra la Capilla Universitaria de San Juan Evangelista, otra de las bellas estampas que deja la calle Conde Romanones.
Hace más de seis mil años las gentes que se asentaban en esta atalaya frente al valle del Guadalquivir trabajaban el silex, creaban piezas de cerámica lisa y tallaban piedra pulimentada. Desde entonces la vida se fue abriendo paso y fue creando una geografía urbana que ha llegado al siglo XXI con no pocos y hermosos testigos pétreos de su historia.


Rey Fernando III, el santo 

En la zona que fue intramuros, antes de que desaparecieran las poderosas murallas de Baeza, al principio de la soberbia Cuesta de San Felipe Neri que culmina en la Catedral, nos encontramos con la singular fachada de un palacio de piedra dorada. En su piel escribieron los autores un relato cuyos ecos se escuchan entre el veraniego revoloteo de las golondrinas, y el silencio de niebla de los inviernos, desde hace más de quinientos años.





Seminario San Felipe Neri
Es el palacio de Jabalquinto levantado a finales del siglo XV, cuando el gótico se resistía a abandonar la piel de los edificios y el renacimiento invadía su espacio entablando una conversación que en España se dio en llamar Estilo Isabel, o Gótico Flamígero.
La sede del Señorío de Jabalquinto
Baeza, ciudad de realengo desde su reconquista en 1227, era el hogar de múltiples familias nobles llegadas del norte, que lograron sus títulos por sus actividades en campañas militares a favor de la Corona. En recompensa, ésta les cedía señoríos en los territorios conquistados. Una de aquellas familias, oriunda de León, fue la del linaje de los Benavides que por sus servicios a los reyes sucesivos, obtuvieron el señorío de Jabalquinto, que le da nombre a este edificio.


Catedral de Baeza
Según la interpretación de los escudos que aparecen en la fachada, fue Juan Alfonso de Benavides Manrique, segundo señor de Jabalquinto y notable guerrero, quien comenzó la fábrica de este emblemático palacio sobre las fincas adquiridas por su padre, Manuel Benavides, hacia 1484. 
De aquellos comienzos sólo se conserva la fachada principal. 

Sus dos primeros cuerpos están enmarcados por dos machones circulares, en cuyo remate la ornamentación evoca ecos mudéjares, por los mocárabes que envuelven la especie de capitel que sujeta el suelo de los sencillos balcones que los coronan. Por cierto el gracejo popular ha convertido la ornamentación de estos "capiteles" en símbolos sexuales que representan ambos géneros, a uno y otro lado de la fachada.
El resto del muro es un derroche ornamental cuya exuberancia crece entre pináculos, cardinas y vanos conopiales geminados del más puro sabor tardo gótico, y la siembra simétrica de puntas de diamante, flores de piña, escudos nobiliarios, amorcillos, gotas, seres humanos y fantásticos animales, del nuevo lenguaje renaciente que llegaba a la Península.


García Lorca visitó Baeza en 1916 y en 1917, cuando Antonio Machado era allí profesor de francés. Os dejamos la visión de esta fachada de aquel joven poeta:
…En estas cabalgatas hombres musculosos van desnudos, apretando guirnaldas de rosas que cubren sus sexos, y las mujeres llevan las bocas abiertas lujuriosamente y sus brazos son serpientes que se retuercen para convertirse en hojas de acanto y lluvias de bolitas. Las marchas las cortan monstruos marinos con cuernos de árboles y manos de flores, que abriendo sus bocas hacen huir a las demás figuras. Algunas vuelan absurdamente y otras descansan muy serias con las manos sobre los senos. 


Cobija este bosque decorativo de flores y figuras un gran alero primorosamente labrado, sostenido por grandes zapatas en las que hay hombrones destartalados, perrazos enormes, caras de noble expresión, entre ramajes de rostrillos, de margaritas, de puntas de diamante, y de cabecitas de chivo… Coronando el palacio hay una veleta que tiene forma de corazón, a su lado se eleva un ciprés. Impresiones y Paisajes. (1918)

RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN.

Nació en Villanueva de Arosa, en 1869 - Murió en Santiago de Compostela, 1935. Narrador y dramaturgo. Se le considera, junto con Federico Ga...