viernes, 11 de diciembre de 2020
56.- REINOS DE CASTILLA Y ARAGÓN (19)
LA EXPULSIÓN DE LOS JUDÍOS -----------
En tiempos de los reyes cristianos se identificaba la política con la religión. Solo los bautizados estaban en condiciones de ser súbditos del rey y por tanto de estar bajo el amparo de las leyes, usos y costumbres del reino. Al comienzo del reinado de Fernando e Isabel, judíos y musulmanes formaban comunidades propias, pero habitaban en tierra ajena. El hispanista francés Joseph Pérez ha destacado las semejanzas que existen entre esta expulsión y la persecución de los judíos en la Hispania visigoda casi mil años antes de la realizada por los Reyes Católicos firmada en Granada y que ésta no fue una excepción en Europa, salvo por tardía, a pesar de la fama de antisemitas que arrastran los monarcas. Ese mismo año, incluso la Universidad de la Sorbona de París trasmitió a los Reyes Católicos sus felicitaciones. De hecho, la mayoría de los afectados por el edicto eran descendientes de los expulsados siglos antes en Francia e Inglaterra. Los que abandonaron finalmente el país pertenecían a las clases más modestas. La razón que se escondía tras la decisión, además del recelo histórico de los cristianos contra los hebreos, era la necesidad de acabar con un grupo de poder que algunos historiadores, como William Thomas Walsh, han calificado como ”Un Estado dentro del Estado”. Su predominio en la economía y en la banca convertía a los hebreos en los principales prestamistas de los reinos hispánicos. Con el intento de construir un estado moderno por los Reyes Católicos, se hacía necesario acabar con un importante poder económico que ocupaba puestos claves en las cortes de Castilla y de Aragón. Así y todo, los que abandonaron finalmente el país pertenecían a las clases más modestas; los ricos no dudaron en convertirse.
Como ha señalado Joseph Pérez, "La tolerancia implica no discriminar a las minorías y respetar la diferencia. Y entre los siglos VIII y XV, no hallamos en la península nada parecido a la tolerancia". Henry Kamen, por su parte, afirma que "las comunidades de cristianos, judíos y musulmanes nunca habían vivido en pie de igualdad; la llamada convivencia fue siempre una relación entre desiguales". En los reinos cristianos, destaca Kamen, tanto judíos como musulmanes eran tratados "con desprecio" y las tres comunidades "vivían existencias separadas". Los judíos ocupaban puestos administrativos y financieros importantes, como Abraham Seneor, desde 1488 tesorero mayor de la Santa Hermandad, un organismo clave en la financiación de la guerra de Granada. En tiempos de los Reyes Católicos, siempre según datos aproximados, los judíos representaban el 5% de la población de sus reinos con cerca de 200.000 personas. De todos estos afectados por el edicto, 50.000 nunca llegaron a salir de la península pues se convirtieron al Cristianismo y una tercera parte regresó a los pocos meses alegando haber sido bautizados en el extranjero o se bautizaron al entrar. Algunos historiadores han llegado a afirmar que solo se marcharon definitivamente 20.000 habitantes. El edicto les prohibía sacar oro, plata, monedas, armas y caballos del reino.
Aunque la expulsión de 1492 fue sobredimensionada respecto a otras en Europa, causando a España una inmerecida fama de país hostil a los judíos, nada quita que la decisión provocara un drama social que obligó a miles de personas a abandonar el único hogar que habían conocido sus antepasados. Según establecía el edicto, los judíos tenían un plazo de cuatro meses para abandonar el país. El texto sólo permitía llevarse bienes muebles. En Francia, Luis XII también los expulsó hacia 1496. Comenzaba en esos días una odisea para los llamados judíos sefarditas que duraría siglos, y que generó una nostalgia histórica hacia la tierra de sus abuelos todavía presente. Las causas que movieron a nuestros reyes a decretar la expulsión siempre ha sido muy debatida. El odio o desprecio del pueblo cristiano por la usura y acumulación de riquezas. También muchas desavenencias entre los grupos privilegiados de la nobleza y el clero contra la burguesía de los judíos. Sin embargo en aquella época poco importaban la opinión de las masas populares y tampoco era tan grave el asunto de la nobleza. Seguramente la presión de la Inquisición que pretendía resolver de una vez el problema de los falsos conversos. También ha habido un fondo político; el fortalecimiento de la monarquía autoritaria de los RR CC para lograr una mayor integración social que repetidamente daba manifestaciones y tumultos antijudíos en la década de 1480. La unidad por la fe católica se interpretaba como la maduración del poder de la monarquía en la construcción del Estado que pretendían componer. En el tema económico resultaron muchos problemas de difícil solución. Debían vender los inmuebles y lo que no pudieran llevarse. Cayeron los precios a causa de la oferta. En algunos sitios se prohibió la compra a los cristianos.
También se les permitía dar poderes a otras personas para que liquidaran las propiedades con menos prisas. Debían dejar los caballos, el oro, la plata y la moneda acuñada. También hubo contrabando y sobornos a algunas autoridades. Podían entregar a los banqueros dinero y metales preciosos obteniendo una letra de cambio que podía hacerse efectiva fuera de España. Génova se aprovechó bastante de esto, cobrando grandes intereses. Los cristianos que debían dinero se negaron a saldar sus deudas inmediatamente. Los que fueron a Portugal luego fueron expulsados o esclavizados. Otros fueron a Orán, otros a Marruecos donde fueron robados y las mujeres fueron violadas. Pero muchos grupos, sobre todo de Aragón fueron a Génova, Nápoles, Turquía, los Balcanes y otras tierras de Oriente Próximo y Medio Oriente. También a Francia y los Países Bajos. Abatidos por tanto sufrimiento muchos volvieron a España y en noviembre de 1492 los reyes les permitieron entrar con la condición de que se bautizaran, o tuvieran certificado de bautismo legal. En este caso se les permitió recuperar los bienes vendidos por el mismo precio que habían recibido. Los reyes tenían la conciencia de que no trataban con individuos en concreto, sino con la comunidad judía como tal. Las propiedades de las aljamas, que eran bienes comunitarios de ellos, estaban expropiados por la corona. En 1499 la cuestión judía quedó resulta. Se emitió un decreto que determinaba que cualquier judío que fuese capturado en los reinos peninsulares, sería condenado a muerte. Estos judíos que se llamaban sefardíes o sefarditas, (Sefard era el nombre que daban a España), muchos descendientes han llegado hasta hoy, conservando aquel habla castellana tan pintoresca y algunos hasta la llaves de la casa que habitaron sus antepasados. El Imperio Turco reconoció su nacionalidad española. Los que se quedaron o regresaron se fundieron paulatinamente con la población española y llegaron a ocupar altos cargos en la administración e incluso en el clero. Los apellidos típicos, conservados hasta hoy nada dicen de su origen y es posible que quien lo lleve ni siquiera sepa de su linaje judío.
jueves, 10 de diciembre de 2020
55.- REINOS DE CASTILLA Y ARAGÓN (18)
ADMINISTRACIÓN DE LOS REINOS. ---
El trabajo que van realizando los reyes de Castilla y Aragón, no es fácil ni pequeño. Fernando se había batido el cobre en Cataluña contra Francia por el Rosellón en vida de su anciano padre, que murió en 1479. Ese mismo año, Fernando sucedió a su padre como rey de Aragón. En ese año, 1479, suele fijarse la unión de ambas coronas. En plena guerra contra Portugal, entre los partidarios de Isabel y los de la hija de Enrique, Juana la Beltraneja, Fernando consiguió ser proclamado corregente de Castilla con los mismos derechos que Isabel mediante la Concordia de Segovia el 15 de enero de 1475. En ella se disponía que en Castilla los documentos reales debían ser expedidos a nombre de los dos reyes, aunque encabezados por el de Fernando, en su condición de varón. Ambos monarcas administrarían las rentas y firmarían las sentencias judiciales. En cambio, los nombramientos de oficiales, las tenencias de fortalezas y la presentación de dignidades correspondían exclusivamente a la reina. En heráldica, las armas de Castilla y León tendrían precedencia sobre las de Sicilia y la Corona de Aragón. Al mes siguiente se estableció además la igualdad jurídica entre castellanos y aragoneses dentro del reino. Las negociaciones habían despejado la mayor parte de las dudas sobre la posible intromisión aragonesa en el gobierno de Castilla. Las siguientes dudas se disiparían en abril de 1475, al recibir Fernando de facto los poderes reales. Ambas coronas quedaban así unidas. Los reyes en los siguientes años tuvieron que afianzar la monarquía. Se institucionalizó la figura del Corregidor, los Maestrazgos de la Ordenes Militares.
--------MUDÉJARES---------
Las revueltas campesinas fue un fenómeno que se produjo en toda Europa en aquellos tiempos. Las condiciones de vida habían empeorado debido a una mayor exigencia de impuestos y de servicios por parte de los nobles. Para colmo las guerras y la peste negra supusieron una mortalidad enorme con la consiguiente despoblación del campo. Esto hizo que la nobleza aplicara con dureza los privilegios antiguos, conocidos en Cataluña como “Los malos usos”. En 1484 y 1485 los campesinos se rebelaron, ya lo habían hecho contra Juan II de Aragón, pero esta vez fueron derrotados por Fernando. Pero “una de cal y otra de arena”. Con Fernando en Aragón se solucionaron problemas antiguos de Cataluña. Fernando abolió los malos usos, las “remensas” y los “contratos de enfiteusis”, que consistía en una cesión perpetua o por largo tiempo del dominio útil de la tierra y casa mediante el pago de una pensión anual. Las consiguió anular en la sentencia arbitral de Guadalupe en 1486. Los señores feudales en Cataluña tenían sometidos a los campesinos al trabajo, y en caso de abandonar la tierra, debían éstos pagar una indemnización. También consiguieron los reyes reorganizar la hacienda real e incluso se sancionó a los nobles rebeldes. Fernando introdujo en Castilla las instituciones aragonesas de los consulados. El Consulado de Mar de Burgos y los gremios, favoreciendo de este modo el desarrollo económico castellano, especialmente el comercio de la lana. También actuaron con contundencia contra a los nobles rebeldes a su autoridad, que vieron asolados sus castillos y suprimidos sus privilegios. La pacificación del reino, que atravesaba desde hacía muchos años una situación de anarquía ante la falta de un poder que impusiera orden y justicia en el territorio, disolviendo las ambiciones de los señores feudales, las imposiciones partidistas territoriales, etc. Por otra parte la creación de la Santa Hermandad, llevada a cabo en las Cortes de Madrigal en 1476 fue todo un acierto. Se trataba de una milicia formada por cuadrillas armadas que las poblaciones de más de treinta hogares debían formar, para perseguir y castigar los delitos comunes del ámbito rural. Todo un precedente de la actual Guardia Civil. Se consiguió con ello casi la seguridad en los caminos, algo que fue una lacra durante siglos. También actuaron hasta 1498 como recaudadores de impuestos. No obstante, dado que la nobleza y el clero estaban exentos de impuestos, que solo pagaban los “pecheros”, es decir los trabajadores manuales, artesanos, comerciantes, etc. al aumentar estos impuestos que fueron sufriendo para financiar fundamentalmente un ejército profesional, acabó más adelante, provocando el estallido de los Comuneros, ya en tiempos de Carlos I. Los musulmanes que seguían practicando su religión, en los reinos cristianos, antes de la conversión forzada se les llamaba “Moriscos”. Eran tributarios y según la zona tenían diferentes nombres, en Castilla se decía “Mudéjares”.
-------SARRACENOS----
En Aragón se les llamaba “Moros” y en Valencia “Sarracenos” Era el nombre dado a los musulmanes que permanecieron en los territorios ocupados por los cristianos durante el periodo de la reconquista. Pensad que en época de Isabel tan solo quedaba el reino nazarí de Granada. El resto de los musulmanes vivían entre cristianos. Los acuerdos pactados con las poblaciones de Al-Andalus vencidas variaron según la forma en que fueron ocupadas, pero en general se garantizó la permanencia de los musulmanes y se les permitió conservar su religión, costumbres, organización y derecho, aunque las obligaciones tributarias que mantenían con la antigua administración fueron transferidas al nuevo poder. Esta actitud de los monarcas cristianos se producía, principalmente, por la necesidad de no despoblar y mantener la vida económica de los territorios ocupados. Pero los moriscos eran rechazados por los cristianos, no los consideraban auténticos del país y recelaban de ellos. Sus costumbres, vestimentas, su religión y su idioma los hacían claramente diferentes del cristiano, que al fin y al cabo eran hijos de los hispano-romanos y visigodos.
Por otra parte, la presencia judía, cuya presencia se remonta a la época romana, y su antipatía hacia ellos, eran para los cristianos igual de antigua. Su dedicación a la banca y al préstamo y el estricto mantenimiento de sus costumbres eran otras razones que iban alimentando el rechazo de la población.
----------JUDÍOS -------
Ya a finales del siglo XIV había habido revueltas populares contra las comunidades judías, que provocaron conversiones. La desconfianza de las conversiones llevó a los reyes a solicitar del papa Sixto IV, en 1478, la autorización para poner en marcha una nueva Inquisición que persiguiera la herejía, es decir la práctica de los ritos judíos por parte de los falsos conversos. Se restableció y asentó la Inquisición. Ya la había establecido Enrique IV hacía años, pero prácticamente no funcionó. Si bien el vocablo “inquisición” (inquirir), se aplicará como sinónimo de “investigación” o “pesquisa” cuando eran procesos contra los oficiales del reino por su actuación pública en el desempeño de sus oficios. En el año 1483, oficialmente al menos, la Inquisición quedó establecida también en los dominios aragoneses, con la extensión dada en 17 de octubre de dicho año a los poderes del Inquisidor Torquemada. Aunque no estuvieron exentos de episodios de violencia religiosa, los judíos españoles habían vivido con menos sobresaltos la Edad Media que en otros lugares de Europa. En la corte de Castilla, no así en la de Aragón, los judíos ocupaban puestos administrativos y financieros importantes, como Abraham Seneor, desde 1488 tesorero mayor de la Santa Hermandad, un organismo clave en la financiación de la guerra de Granada.
miércoles, 9 de diciembre de 2020
54.- REINO DE CASTILLA (17)
DESCENDIENTES DE ISABEL Y FERNANDO -- Cuando se proclamó Isabel como reina de Castilla en diciembre de 1474, se comunicó inmediatamente a las ciudades y en los días siguientes unos y otras obedecieron haciendo reconocimiento de la proclamación. Recibieron claro está, el respaldo de Aragón y del papa Alejandro VI, (el papa Borja, valenciano). Ya habían fallecido el rey de Castilla y el más directo enemigo de Isabel, Juan Pacheco.
De la Guerra de Sucesión que se desató la guerra de Sucesión Castellana que ya hemos hablado en el capítulo anterior. Una vez conseguida la paz, la administración de Castilla fue encauzándose por nuevos derroteros. Pero ante de hablar de esto repasemos un poco la escasa fortuna que tuvieron con la vida de sus hijos. Ya sabemos que, sobre todo, en aquella época, tener un descendiente varón era el gran deseo de toda casa real y las mujeres era necesario casarlas con príncipes herederos o directamente reyes, para conseguir acuerdos, buscar alianzas y evitar guerras, aunque las mujeres en Castilla podían reinar si no tenían hermano varón.
No tuvieron suerte en general los Reyes Católicos con la vida de sus cinco hijos.
Su primera hija fue Isabel De Aragón. Nació en 1770 y murió con 27 años. Fue casada con el infante Alfonso de Portugal según los acuerdos de Alcácovas para finalizar la guerra con Portugal. Falleció su marido al poco tiempo pronto y tiene un periodo de desequilibrio emocional bastante problemático, pero logran casarla con Manuel I de Portugal, primo de su primer esposo. De este rey tuvo el hijo Miguel de la Paz, y ella muere en el parto. El niño al ser nieto de Fernando e Isabel e hijo del rey de Portugal era toda una gran felicidad, pero murió sin cumplir los dos años. Hubiera sido el heredero de tres coronas, Castilla, Aragón y Portugal
Su segundo hijo fue Juan De Aragón. El único hijo varón, y nació en junio de 1478. Heredero a las coronas de Castilla y Aragón. Al nacer desplazó a su hermana Isabel como heredera, y al morir él, nuevamente la convirtió en heredera. En 1497 se había casado con la hija del Rey de Romanos Maximiliano de Habsburgo por lo que lo emparentaba con la casa más importante de Europa. Pero murió seis meses después de la boda. Tuvo un hijo póstumo que murió en el parto.
La tercera hija fue Juana I De Castilla. Apodada la Loca, nació en noviembre de 1479, se casó con Felipe de Austria, apodado el Hermoso, hijo del emperador Maximiliano I de Habsburgo de Austria. Heredó la Corona de Castilla al morir la reina Isabel en 1504. Pero estaba realmente enferma. Incluso en el testamento la reina Isabel había previsto la situación de que no pudiera reinar. Su marido, Felipe murió dos años después y Juana enloqueció definitivamente, y cuatro años después su padre la encerró en Tordesillas. Vivió encerrada siendo viuda, más de cuarenta años. Tuvo una vida desgraciada. Sin embargo, aunque gobernaron por ella, primero su marido, luego al morir éste, su padre que dejó en regencia al cardenal Cisneros, y luego su hijo Carlos. Vivió encerrada cuarenta y seis años, y murió siendo reina. Fue la última persona en mantener la dinastía Trastámara.
Su cuarta hija fue María De Aragón. Nació en junio de 1482 y se casó Manuel I de Portugal, su cuñado, al morir su hermana Isabel. Fue reina consorte de Portugal y la única hija que vivió normalmente. Pero no frecuentó mucho a sus padres.
La última hija fue Catalina De Aragón. Nació en diciembre de 1485 y se casó con el príncipe heredero de la Corona de Inglaterra, Arturo Tudor, y tras la prematura muerte de éste, se casó con su hermano, el nuevo rey Enrique VIII de Inglaterra. Repudiada por su marido para casarse con Ana Bolena, quedó divorciada, lo que nunca aceptó, tuvo una vida desgraciada, y fue cautiva de su esposo. En la época en que reinó se ganó al pueblo inglés que la siguió respetando siempre, hasta después de su fallecimiento.
Con la llegada de Carlos de Habsburgo, el nieto de los RR CC en 1516, se unen todas las coronas en una sola persona.
Los reyes de Castilla y Aragón no fueron unos reyes que disfrutaran de la corte, de fiestas y placeres, más allá de la caza o las justas de Fernando, y algunas reuniones y comidas o charlas con nobles e ilustrados por parte de Isabel. Trabajaron conjuntamente y pusieron fin a las graves crisis del siglo XV, resultado por alcanzar el equilibrio peninsular, de un lado y de las pugnas de los nobles con el poder regio.
Fueron sentando las bases para unas monarquías donde hubiese justicia, sentido de pertenencia a una nación, tal como se podría entender en aquellos tiempos. Pero estamos en 1479 y los duros trabajos acababan de empezar. Al comienzo del reinado de Fernando e Isabel, judíos y musulmanes formaban comunidades propias, pero habitaban en tierra ajena. Tenían casas de oración, sus leyes y autoridades y escuelas. Tenían permiso del rey para ello. Abonaban una cantidad de dinero por ello y no podían formar parte de las instituciones. Todo esto es importante para entender los hechos que tanto se les reprochan a nuestros reyes y que inicia la enorme falacia de la “Leyenda Negra”. Si se pierde este punto de vista, tan alejado de nosotros en nuestros días, no podremos comprender los hechos sucedidos, sus porqués y las decisiones que tomaron en aquella época. Los cronistas de las cortes presentaban en sus escritos a los reyes como iluminados por Dios en el ejercicio de su gobierno. Esta actividad propagandística, alentada por la corona, fue una característica de la dinastía de los Trastámara, cuyo difícil acceso al trono necesitaba revestirse de legitimidad, a la cual también sirvió la Iglesia estrechamente vinculada a las coronas castellana y aragonesa. A la vez fue el inicio de un crecimiento económico, de expansión y nuevos horizontes políticos.
domingo, 6 de diciembre de 2020
53.- REINO DE CASTILLA-16
GUERRA DE SUCESIÓN CASTELLANA --
Muchas cosas se pueden decir de la proclamación de Isabel como reina, y de la Guerra que se desató con Portugal por esta causa. Pero tenemos que reconocer que la visión de alcance de estos todavía jóvenes reyes era algo prodigioso. La guerra por la sucesión al trono de Castilla fue inevitable, estalló y duró cinco años, de 1474 a 1479. Los enemigos eran el reino de Portugal, y los enemigos de Aragón, Francia y los que habían sido partidarios de Pacheco, el noble castellano contrario a Isabel.
Aquí hay que apuntar que los reyes tuvieron una hija, Isabel de Aragón, que nació en octubre de 1470 y al ser primogénita era la heredera de ambas coronas.
Hay que tener en cuenta que la hija de Enrique IV, Juana (la Beltraneja), era la esposa del rey portugués, Alfonso de Portugal. Ella era una niña de doce años y su marido tenía 42 años. Isabel por su parte convocó a Cortes en 1476 en Madrigal y allí su hija Isabel fue proclamada heredera a la corona de Castilla al ser ella la primogénita de los reyes de Castilla y al no tener sus padres descendencia masculina. Por otro lado, en Portugal, Juana aunque se proclama reina de Castilla, está manipulada por su marido, el rey y por los nobles castellanos que en su día eran opositores a Isabel. Este es el motivo del conflicto bélico. Está claro que las intenciones del rey portugués era hacerse con Castilla, ampliando su reino, que asociado a Francia sometería a Aragón y el condado catalán, con todas las posesiones.
Los partidarios de Juana cuentan con el apoyo de los reyes de Portugal y Francia, y con algunos nobles castellanos, que son realmente los inductores de la imposible sucesión de Juana, en la que ya nadie dudaba que no era hija biológica de Enrique IV. Además Juana para todos ellos no contaba para nada, con doce años estaba completamente al margen. Se la consideraba la legítima reina de Castilla. Pero Isabel sabía que si no era ella misma la reina, lo sería Juana con lo cual el reino pasaría a manos portuguesas. Eso para ella era inadmisible. La guerra fue inevitable, estalló y duró cinco años, de 1474 a 1479. Francia apoyaba a Portugal porque la unión de Aragón y Castilla le debilitaba en su guerra particular con Aragón. Recordemos la intervención de Fernando en el Rosellón y el envío de tropas de Isabel al conflicto ayudando a Cataluña. La escasa fuerza militar portuguesa y las consecuencias de la batalla de Toro, marzo de 1476, consiguió que la unión de los partidarios de Juana se fuera disolviendo. La famosa batalla realmente tuvo un resultado incierto, ya que Fernando al frente de sus tropas tuvo una victoria, huyendo el rey portugués, pero luego fue derrotado sin consecuencias graves, con lo cual ambos bandos se consideraron vencedores. Pero mientras que Portugal se reorganizaba militarmente, Fernando, siempre hábil en todos los campos, envió cartas a todas las ciudades de Castilla y a varios reinos extranjeros, dándoles la noticia de una gran victoria, en la que las tropas portuguesas habían sido aplastadas. El portugués se vio forzado a regresar a su reino. Francia se retiró del conflicto y la guerra se convirtió en batallas navales, donde los portugueses se impusieron y se libró la batalla decisiva en Guinea. Finalmente la guerra terminó con un Tratado de paz en Alcácovas, reconociendo Portugal a Isabel y Fernando como reyes de Castilla y a quedando en manos portuguesas la hegemonía del Atlántico, salvo las Islas Canarias. Juana permaneció para siempre en Portugal. Un hecho importante se desprende del Tratado de Alcácovas. Concertaba el matrimonio de la hija de los reyes de Castilla, Isabel con el infante Alfonso de Portugal, que tenía en 1480 solo cinco años, vivía con su abuela, y al año siguiente llegó Isabel de Aragón que tenía unos diez años. La boda se celebró por poderes en 1490. Pero Alfonso de Portugal murió en julio de 1491, al año siguiente de su boda, dejando viuda a Isabel, la hija de los reyes de Castilla.
El rey de Aragón Juan II moría en enero de 1479, quedando su hijo Fernando con todos sus títulos. Ya era rey de Sicilia y heredó además de Aragón, Cerdeña y Conde de Barcelona. El reino de Navarra lo heredó su hermana Leonor, que solo lo ocupó unas semanas, ya que falleció. Dejó entonces como heredero a su nieto Francisco de Foix bajo la regencia de su madre Magdalena, que era hermana del francés Luis XI. Y dispuso en el testamento que ante cualquier conflicto que se recurriera a Francia. Esto era algo que Fernando no podía permitir, pero en estos momentos no estaba en condicione de ocuparse del asunto.
Antes de esto, en junio de 1478 Isabel I daba a luz un niño, Juan de Aragón, que desplazó de la herencia a su hermana Isabel por ser varón, siendo Príncipe de Asturias y por lo tanto heredero de la corona de Castilla. Era el segundo hijo de los reyes. Pero murió joven en 1497 con diecinueve años. Juan se había casado ese mismo año con la hija del Emperador Maximiliano de Habsburgo, Margarita de Austria. Se dijo que murió por exceso carnal, pero Juan de Trastámara no murió por desenfreno sexual o por “exceso de amor” como se dice aún, que bajo ningún supuesto se puede calificar como una causa de muerte, sino por tuberculosis. El prematuro fallecimiento del heredero de los Reyes Católicos, que estaba destinado a unir en su corona los dos reinos peninsulares más extensos, condenó a la dinastía de los Trastámara, que habían gobernado en España desde hacía dos siglos, a la desaparición. Al morir Juan convierte a su hermana Isabel de Aragón, otra vez en la heredera del trono de Castilla, que a la sazón era reina consorte de Portugal ya que siendo viuda se había vuelto a casar con el que luego llegó a ser Manuel I de Portugal. Este matrimonio tuvo un hijo que se llamó Miguel de la Paz, nacido en 1498 y que al ser varón fue heredero de las coronas de Castilla, Aragón y Portugal. En el parto murió su madre Isabel. El niño estuvo al cuidado de sus abuelos Fernando e Isabel, pero murió en el año 1500. Este fallecimiento es el que provoca que sea su hermana Juana la heredera de la Corona de Castilla.
Por especular dejamos en el aire el tema imposible de saber que se trata de que si no hubiera muerto Miguel de la Paz, toda la Península Ibérica sería un solo país y una sola corona.
Jornadas de Recreación Histórica con la Guerra de Sucesión Castellana (1475) en el Castillo de Belmonte (Cuenca)
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