viernes, 5 de marzo de 2021

111.- ESPAÑA SIGLO XIX (10) DECADA OMINOSA

 

Como sabemos reinaba Fernando VII y en 1823 la situación de España en el Trienño Liberal comprometía el equilibrio de las monarquías europeas. Francia, Rusia, Austria y Prusia deciden, con la inhibición de Inglaterra que solo estaba interesada en la suerte de las colonias americanas, intervenir militarmente si fracasa la diplomacia. No se atendieron las demandas y la invasión de los "Cien Mil hijos de San Luis" comenzó el 7 de abril de 1823.

La situación de España comprometía el equilibrio de las monarquías europeas. Francia, Rusia, Austria y Prusia deciden, con la inhibición de Inglaterra que solo estaba interesada en la suerte de las colonias americanas, intervenir militarmente si fracasa la diplomacia. No se atendieron las demandas y la invasión comenzó el 7 de abril de 1823. Las tropas francesas que las comandaban el duque de Angulema. Fueron conocidas como “Los Cien Mil Hijos de San Luis”. El Gobierno y las Cortes en Madrid decidieron trasladarse a Sevilla, pero la llegada de las tropas francesas obligó a trasladar la capital a Cádiz, llevándose al monarca con ellos. Cádiz fue sitiada y bombardeada. Los franceses no pudieron tomar la ciudad, aunque acabaron con las fortalezas que la protegían. Al final se llegó a un pacto: Fernando VII saldría y prometería defender la libertad alcanzada por los españoles con la Constitución de 1812 y a cambio se rendiría la plaza. Acordado con los franceses, Fernando VII salió de la ciudad, pero de forma inmediata se unió al invasor y el mismo 1 de octubre decretó la abolición de cuantas normas jurídicas que habían sido aprobadas durante los tres años anteriores, dando fin al Trienio Liberal y comienza lo que con vergüenza se llama “Década Ominosa”. Fernando VII recuperó el poder absoluto.

LOS CIEN MIL HIJOS DE SAN LUIS

En principio se cerraron las universidades de provincia y se prohibió la enseñanza de las matemáticas y de la astronomía. Se eliminaron las reformas liberales y se endureció la política absolutista, pero no se pudo evitar la decadencia del Antiguo Régimen ante el avance de la burguesía.

El monarca desencadenó una ola represiva que muchos veían como justa y necesaria pero llegó a alarmar a los gobiernos europeos temerosos de que se avivara una respuesta liberal. Para el rey la represión era algo inevitable. Una de los castigos ejemplarizantes y cuya conveniencia política fue puesta en duda por el gobierno francés recayó en Rafael de Riego. Todo fue realizado de forma vejatoria. Lo trasladan a Madrid y le encausan, condenándole a la pena de muerte. Pidió perdón y clemencia al rey y a todos aquellos a los que hubiera ofendido por sus posibles crímenes liberales, en una carta publicada por la Gaceta de Madrid. Pero todo fue en vano y fue declarado culpable de alta traición, por haber sido uno de los diputados que había votado por la incapacitación del rey. El 7 de noviembre de 1823 Rafael de Riego, hundido moral y físicamente, fue arrastrado en una espuerta por la calles de Madrid al patíbulo en la calle de la Cebada y ahorcado y decapitado entre los insultos de la misma población madrileña que poco antes le había aclamado como un gran héroe. Su cabeza fue enviada al pueblo donde cuatro años antes había proclamado la Constitución de 1812.

RAFAEL DE RIEGO ES AHORCADO EN MADRID

No obstante los liberales huidos se organizaban para volver a intentar el control del gobierno. En agosto de 1824 un grupo de liberales se apoderó de Tarifa y fueron sofocados por el ejército y aliados franceses. En febrero de 1826 unos 100 hombres liberales desembarcaron en Guardamar, pero también fueron derrotados y fusilados.

En 1830 en Francia se produjo una revolución que hizo caer a Carlos X y tomó el trono Luis Felipe de Orleans que juró la Carta Constitucional, hecho que daba alas a los liberales españoles. De hecho fueron ayudados por el ministro de Guerra francés y, organizados, procuraron la invasión entrando por los Pirineos. No contaron con el esperado apoyo del pueblo español y fueron derrotados en varias ocasiones. Otro intento desde Gibraltar con manifiesto del General Torrijos de carácter moderado, se adentraron por Ronda. Tampoco encontraron apoyo y el pronunciamiento pactado con militares españoles no se produjo. Traicionado Torrijos por un compañero de armas fue apresado junto con otros cincuenta hombres y todos fueron fusilados en diciembre de 1831.

FUSILAMIENTO DE TORRIJOS Y LIBERALES

Los años pasaban y el que fuera imperio español se iba reduciendo cada vez más y a excepción de Cuba y Puerto Rico la mayoría de las posesiones de ultramar habían dejado de serlo. En 1824 las fuerzas americanas mandadas por Sucre derrotaron en Ayacucho a las tropas metropolitanas y poco después la caída de la fortaleza del Callao marcó el fin de la dominación española. A pesar de este revés Fernando VII durante los últimos años de su reinado no cesó en su afán de reconquista de los territorios del antiguo Imperio.

Mientras tanto, los liberales se encontraban refugiados en el extranjero principalmente en Londres donde mantenían relaciones con los dirigentes liberales locales. - Inglaterra decidió adoptar una postura favorable al reconocimiento de los nuevos estados americanos. - El deseo de reconquista de Fernando VII le condujo a tomar pésimas decisiones. Derrota tras derrota se fueron mermando las posiciones españolas y al final del reinado solo Cuba y Filipinas permanecían bajo la Corona de España. - La grave enfermedad que padeció Fernando VII en septiembre de 1832 sirvió para desatar la lucha sucesoria. - Fernando se había casado en 1829 con su sobrina María Cristina de las Dos Sicilias, hija de su hermana menor. Y tuvieron dos hijas, Isabel (la futura reina) y Luisa Fernanda. - Dado la enfermedad del rey, María Cristina fue nombrada Regente y se apoyó en los medios menos intransigentes mientras durase la enfermedad.

FIRMA DEL ACUERDO DE SUCRRE EN LA BATALLA DE AYACUCHO

Fernando VII en marzo de 1830 vino a promulgar la “Pragmática Ley” de 1789, dejando nuevamente “Las Partidas” tradicionales que determinan la sucesión a la corona. De haber continuado la “Ley de Sucesión Fundamental”, que regía por promulgación de Felipe V, y que da preferencia a los varones y sus descendientes masculinos en la línea de sucesión, excluyendo a las mujeres, hubiera heredado su hermano Carlos Isidro. Al promulgar la Pragmática, hereda Isabel y eso fue el desencadenante que dio base a los carlistas y a las tres Guerras Carlistas.

A finales de 1832 comenzó una situación de transición que se ha llamado " Despotismo Ilustrado”. Durante el período que duró este gobierno de transición se promulgó una amnistía que permitió el regreso a España de miles de liberales desterrados, se reformó el ejército y se abrieron las universidades que habían sido cerradas en 1830. A partir del mes de enero de 1833 el Rey volvió a ocuparse de los asuntos del estado pero fue María Cristina quien siguió dominando la situación.

El 29 de septiembre de ese mismo año moría Fernando VII y su testamento convertía a su esposa en Regente hasta la mayoría de edad de Isabel.

MUERE FERNANDO VII (MUSEO DEL PRADO)

Fernando dejó tras de sí una estela vergonzante. Conspiró y se amotinó contra su padre, abdicó devolviendo la corona, aplaudió a un rey extranjero que le sustituyó, abandonó a su pueblo, que estaba luchando por su vuelta durante seis años, mientras vivía prisionero en jaula de oro. Juró la Constitución de 1812 y luego la derogó, reprimió cruelmente a los hombres que habían luchado por rescatarle de Napoleón, no supo defender el imperio americano, no supo negociar ni detener las emancipaciones americanas, pidió ayuda al ejército francés para luchar contra su propio pueblo, derrochó las obras de arte más importantes regalando una fortuna impresionante y con su actitud pasiva favoreció el expolio de los franceses. Nos dejó de regalo al morir el problema Carlista.

miércoles, 3 de marzo de 2021

110.- ESPAÑA SIGLO XIX (9) TRIEÑO LIBERAL

 En la llegada de Fernando VII, derogando la Constitución estableció el sexenio absolutista que ya hemos narrado en el capítulo anterior, desde 1814  a 1820 con durísimas represiones. -  En América la situación independentista se estabilizó durante los primeros años de la monarquía absoluta pero en 1816 la resistencia apareció de nuevo. Tanto los absolutistas como los liberales sabían que la situación tanto económica como social de España no permitía una intervención inmediata en América. Poco a poco, numerosos proclamaron su independencia. Sólo algunas zonas aisladas de Colombia y Perú permanecían fieles a la Corona en 1820.

Otro de los problemas al que se enfrentó el gobierno fue la abolición de la trata de negros. España tuvo que firmar en 1817 un tratado con el que el que el comercio de esclavos quedaba abolido al norte del Ecuador y en 1820 este tratado fue generalizado a toda América. Además de las perdidas en América del Sur, España reconoció por el tratado de Washington en 1820 todas las concesiones de territorios hechas antes de enero de 1818. Así Florida, Luisana pasaron a formar parte definitivamente de los estados Unidos. Chile, Nueva Granada y parte de Venezuela eran ya independientes.

En los seis años que van desde el retorno del rey hasta el pronunciamiento de Riego se pasó de la confianza de la mayoría de los españoles a una total desconfianza en él y en los gobiernos que nombró. La inestabilidad política y económica, e incluso la hambruna en algunas zonas del país fueron creando un caldo de cultivo de rechazo al sistema impuesto por el rey.

TRIEÑO LIBERAL

Existía un malestar popular e incluso en el ejército. Muchos de ellos simpatizaban con las medidas liberales.

A partir de 1815, varias guarniciones intentaron derrocar el régimen absolutista, pero fracasaron. - Tanto Espoz y Mina en Navarra en 1814 como Porlier en Galicia al año siguiente intentaron en vano oponerse al ejército fernandino y este último será incluso condenado a muerte y ejecutado. En 1817 se produce un nuevo pronunciamiento del general Lacy en Cataluña apoyado por la burguesía catalana y por los militares. Los pronunciamientos continuados materializaban en un malestar que trascendía el ánimo de los cuarteles. La Constitución de 1812 fue entonces un referente que aglutinaba a los descontentos, al margen de sus diferencias. Se preparó el ambiento para lo inevitable, la caída del absolutismo fernandino.

Tras varios intentos fallidos, el pronunciamiento de Riego en 1820 benefició de circunstancias mucho más favorables que los anteriores. Así el 1 de enero de 1820 las tropas, que estaban a punto de zarpar rumbo a las Américas, mandadas por el coronel Riego se alzaron en las Cabezas de San Juan y restauraron la Constitución de 1812. Otras regiones van a seguir este ejemplo.

CAPITAN GENERAL R. DEL RIEGO

Tras el pronunciamiento de Riego en marzo de 1820, y constituida en La Coruña una Junta militar que subleva la región a favor de la Constitución, es imitada en otros muchos lugares. Constituida en Cádiz la Junta militar días más tarde, Riego se dirige a Cádiz y es recibido con gran entusiasmo. Sigue la proclamación de la Constitución  en su apoyo  el Rey juró la Constitución de 1812, iniciándose así el Trienio liberal. “Me habéis hecho entender vuestro anhelo de que restableciese aquella Constitución que entre el estruendo de las armas hostiles fue promulgada en Cádiz el año de 1812. He jurado esa Constitución por la que suspirabais y seré siempre su más firme apoyo. Marchemos francamente, y Yo el primero, por la senda constitucional”. Manifiesto del Rey el 10 de marzo de 1820. El pronunciamiento de Riego dio inicio al llamado “Trienio Liberal”, durante el cual se restablecieron la Constitución y los decretos de Cádiz.

Riego se apresura a ponerse a disposición del Rey, confiado en que fuese la del Rey una postura verdadera. Incluso aquel felón se permitió el nombramiento de Riego como Ayudante de Campo del Monarca. Es nombrado Comandante General de Aragón, hasta su confinamiento en Lérida. En las elecciones es elegido diputado por Asturias. Luego Presidente de las Cortes.

En el bando liberal pronto surgieron las primeras divergencias. El partido liberal se dividió rápidamente en dos grupos: los moderados y los exaltados o progresistas.

Durante el trienio liberal, Fernando VII no dejó de apoyar a los absolutistas aunque no quiso romper las relaciones que le unían a los liberales, mayoritarios en las Cortes.

Los liberales en ese período de tres años habían decretado la libertad de industria y comercio, disposiciones sobre la liberalización de la tierra, volvieron a abolir la Inquisición que había reinstaurado Fernando y llevaron una reforma en el clero. Pero los liberales estaban claramente divididos y las tendencias fueron llamados los “exaltados” y los “moderados”. Nunca supieron aunar sus fuerzas. A todo esto el rey en el uso de sus facultades favoreció a los moderados y se salta las normas cuando demandó la intervención militar para imponer el poder autoritario. Designó cargos públicos, para lo que no estaba autorizado, y esto desembocó en el Motín de Madrid. Se formaron por todo el país partidas favorables al rey y otras contrarias. Realmente hubo una guerra civil. Los realistas se movían por los Pirineos, y vencidos se refugiaron en Francia.

La impotencia de los realistas y la petición del rey forzó la intervención extrajera de conformidad con el pacto de la política de la Santa Alianza. La situación de España comprometía el equilibrio de las monarquías europeas. Francia, Rusia, Austria y Prusia deciden, con la inhibición de Inglaterra que solo estaba interesada en la suerte de las colonias americanas, intervenir militarmente si fracasa la diplomacia. No se atendieron las demandas y la invasión comenzó el 7 de abril de 1823. Las tropas francesas que las comandaban el duque de Angulema. Fueron conocidas como “Los Cien Mil Hijos de San Luis”.

Luego, tan pronto entraron los franceses y voluntarios españoles, el Gobierno y las Cortes en Madrid decidieron trasladarse a Sevilla, a falta de apoyo popular, e instaron a que Fernando VII les acompañase.

El día 10 de abril de 1823 llegó la familia real española a Sevilla, y al día siguiente la Comisión Permanente de las Cortes. Hasta el 11 de junio Sevilla fue la capital de España de facto, pero la llegada de las tropas francesas obligó a trasladar la capital a Cádiz, llevándose al monarca con ellos. Cádiz fue sitiada y bombardeada. Los franceses no pudieron tomar la ciudad, aunque acabaron con las fortalezas que la protegían. Al final se llegó a un pacto: Fernando VII saldría y prometería defender la libertad alcanzada por los españoles con la Constitución de 1812 y a cambio se rendiría la plaza. Acordado con los franceses, Fernando VII salió de la ciudad, pero de forma inmediata se unió al invasor y el mismo 1 de octubre decretó la abolición de cuantas normas jurídicas que habían sido aprobadas durante los tres años anteriores, dando fin al Trienio Liberal.

Y aquí comienza lo que con vergüenza se llama “Década Ominosa”.

109.- ESPAÑA SIGLO XIX (8) VUELTA DE FERNANDO VII

 ABSOLUTISMO. - Una vez que acabó la contienda con los franceses, Fernando VII regresó a España, con la intención, según sus propias palabras, de ser “un rey absolutamente absoluto”. Dio buena prueba de sus propósitos, pues al llegar a Madrid ordenó a la comitiva que le acompañaba que evitase el paso ante el edificio de las Cortes, donde le aguardaban los representantes del pueblo que había luchado por su regreso. Por fin el 24 de marzo de 1814 Fernando VII entró en España y desoyendo las órdenes de la Regencia, marchó de Figueras a Valencia. Allí un grupo de absolutistas le presentaron al rey un “Manifiesto de los Persas”, llamado así por su redacción en las primeras palabras. Allí se le solicitaba al rey que propugnase reformas políticas y que estimase sin valor esa Constitución de Cádiz no aprobada por el rey ni por las provincias. Los redactores se desmarcan de la filosofía liberal al proponer una participación de la nobleza en tareas directivas, lo cual significaba una regresión a la época del Antiguo Régimen, donde la soberanía nacional residía en el monarca, a diferencia de las ideas liberales, en la que la soberanía residía en el pueblo.

Sucedió también en esas fechas un hecho trascendental, la abdicación de Bonaparte en Francia, a la que siguió la restauración de un monarca también Borbón, Luis XVIII, produciéndose un hecho similar al español. Solo que el rey francés acató la Constitución aceptando los cambios surgidos y en cambio Fernando se negó a jurar la Constitución de 1812. Firmó decretos en los que recuperaba la soberanía y dejaba en suspenso toda labor de las Cortes de Cádiz.

¿VIVAN LA CAENAS!

¡Vivan las cadenas! es el grito que daban los absolutistas al desenganchar los caballos de la carroza del rey Fernando VII al volver a España, sustituyéndolo por personas. También fua acuñado como forma peyorativa después por los liberales indicando el servilismo y la falta de libertades que trajo otra vez el absolutismo.

Se inicia así lo que se llama el “Sexenio Absolutista”. Desde 1814 a 1820 Fernando VII gobernó de forma absoluta, la labor de gobierno no era más que su propia voluntad sin estar limitada la acción de los Consejos que él mismo reinstauró.

Enseguida mandó encarcelar a aquellos liberales que habían atentado contra la soberanía de Su Majestad votando en las Cortes liberales. Persiguió a los afrancesados y todos aquellos que aborrecían del despotismo. Los afrancesados fue el nombre que se dio a los que colaboraron con el monarca Napoleón. Unos lo hicieron convencidos de la ideología y los más por oportunismo, pensando que ganaría la guerra. A pesar de que había prometido respetar sus cargos, los envió al destierro a todos aquellos que hubiesen tenido responsabilidades durante la monarquía de José I.

Y comenzó el apresamiento de ministros y diputados liberales. - En un país como la España de 1814 en el que la opinión pública no existía, donde no había ni partidos políticos, ni libertad de asociación ni de prensa, tan solo el ejército y el clero eran las únicas fuerzas sociales que disponían de cierta organización.

FERNANDO VII -EL ABSOLUTISMO

La primera etapa de su gobierno tuvo lugar la persecución y depuración de liberales y afrancesados, así como por un intento de sanear la economía y la Hacienda Pública. Fue un período de privación de libertades, teniendo lugar el cierre de universidades, la supresión de publicaciones y el acoso a los liberales rebeldes. La ruina absoluta de la Hacienda Pública hacía imposible la añorada reconquista de las colonias americanas emancipadas, viéndose frustrada a su vez la posibilidad de elevar a España al rango de potencia europea. Fernando llevó personalmente la gestión de su gobierno, incluyendo la depuración de afrancesados y liberales. Pronto pasó el monarca de ser el "rey deseado", a convertirse en "rey malquerido" y "rey felón".   

Toda la legislación de Cádiz fue derogada, con las consecuencias inevitables en la estructura económica y social del país: desamortización de baldíos y bienes comunales, secularización de bienes de los conventos…También se intentó contener la inflación sobrevenida después de la guerra, con medidas clásicas de restricción a la extracción y circulación de metales preciosos. No obstante, hay que señalar que la economía española apenas era aún mercantil puesto que la mayoría de la población agraria vivía en un ciclo primitivo de economía cerrada.

Fernando VII nombró entonces nuevos ministros, el primero de ellos fue el duque de San Carlos y así empezó una era de represión contra todo sospechoso de liberalismo o de simpatía a la obra de las Cortes. Ninguno de los acuerdos firmados por el rey durante su captura entró en vigor y los jefes liberales fueron condenados por no someterse a la autoridad del soberano. En 1815 viendo que la justicia era demasiado lenta, Fernando VII decretó el arresto y decidió, el mismo, las penas a las que fueron condenados los liberales que intentaron oponerse a la monarquía absoluta. A partir de aquel momento, el verdadero gobierno del país era llevado por la camarilla del rey. La camarilla era un grupo de individuos allegados al monarca que constituían una verdadera organización paralela de gobierno. Varios ministros fueron nombrados durante este periodo, pero según numerosas fuentes solo Martín Garay fue competente, era un liberal al que apelaron los absolutistas para sanear las finanzas pero dada la crisis que atravesaba el país su misión se vio seriamente dificultada.

SÍMBOLO DE LA MASONERÍA

Al mismo tiempo, el clero reclamó y obtuvo la restauración del tribunal de la Inquisición y el restablecimiento de los jesuitas en España. Además del descontento de los militares, numerosos intelectuales que habían estado prisioneros en Francia se habían hecho masones y se establecieron numerosas logias en España. La masonería siempre había estado opuesta a la Iglesia y al Gobierno absolutista. Así, estas organizaciones secretas constituyeron, en un principio la única oposición al gobierno absolutista y a las clases sociales que lo apoyaban.

domingo, 28 de febrero de 2021

108.- ESPAÑA SIGLO XIX (7) CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1812

 El rey Fernando VII vuelve al terminar la guerra en 1814. Pero tenemos que decir que los hechos se solapan, y mientras que el rey estaba en manos de Napoleón y se desarrollaba la guerra, en España los liberales se organizaron además de en lo militar también en lo político. De forma que hemos de retroceder un poco.

La España patriota, disgregada en un movimiento acéfalo de Juntas, entre levantamientos, sitios y guerrillas se unió finalmente en una Junta Central Suprema, y después en una Regencia de cinco miembros, cuyos cometidos principales fueron la dirección de la guerra y la reconstrucción del Estado. La designación de los Diputados a las mismas se realizó de manera anómala, explicable por la situación del país, y su aportación fundamental fue la Constitución de 1812. La obra de las Cortes de Cádiz combinó las tendencias constitucionales netamente españolas y la afrancesada

PROCLAMACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN 

Las tensiones surgidas y el desarrollo de la guerra permitió que en septiembre de 1810 los liberales de Cádiz se convirtieron en Cortes Constitucionales. Se declararon legalmente constituidos y que representaban a la Nación Española, y en esas Cortes reside la Soberanía Nacional. Y así es como llevando las reformas necesarias se consigue la sustitución de las estructuras sociales económicas y políticas del Antiguo Régimen, (Régimen absolutista imperante en Europa) por la de un Estado Liberal. Un proceso largo y escalonado que desemboca en la redacción de una Constitución en 1812

Popularmente llamada La Pepa, fue promulgada el día de San José, el 19 de marzo de 1812, por las Cortes Generales Españolas en Cádiz. Se trata de la primera Constitución promulgada en España, además de ser una de las más liberales de su tiempo.

Sin embargo, apenas si entró en vigor, puesto que buena parte de España se encontraba en manos del gobierno de José I Bonaparte, y otra en poder Juntas opuestas a José I. Oficialmente en la zona liberal estuvo en vigor solo dos años, desde su promulgación hasta su derogación en Valencia el 4 de mayo de 1814, tras el regreso a España del borbón Fernando VII. Posteriormente se volvió a aplicar durante el Trienio Liberal (1820-1823), así como durante un breve período en 1836-1837, bajo el gobierno progresista que preparaba la Constitución de 1837.

MONUMENTO EN CÁDIZ A LA CONSTITUCIÓN

En efecto, la constitución enlazaba con las Leyes tradicionales de la Monarquía española pero, al mismo tiempo, incorporaba principios del liberalismo democráticos. La separación de poderes, la más rígida de nuestra historia, siguió el modelo de la constitución francesa de 1791 y la de los Estados Unidos, inspirada en el pensamiento de Montesquieu.

Las Cortes se organizaban en una Cámara única, pues se temía que el clero y la nobleza consiguieran apoderarse de una Asamblea de Próceres, obstaculizando la renovación política, social y económica que se pretendía operar.

Los diputados a Cortes eran elegidos mediante sufragio indirecto, siendo necesario para ser candidato poseer una renta anual procedente de bienes propios, con lo cual, el Parlamento quedaba en manos de las clases acomodadas.

En lo que a los poderes del Rey se refiere, se introdujeron modificaciones sustanciales. Si en el Antiguo Régimen el Rey había ostentado su condición en virtud de un título divino, ahora lo hacía por la gracia de Dios y la Constitución. Su poder se vio limitado, conservando una participación en el Poder legislativo, con una tímida iniciativa y un veto suspensivo así como la titularidad del Poder ejecutivo, aunque sus actos debían ser refrendados por los Secretarios de despacho.

El resto de los territorios de la Corona Española, los virreinatos, se hallaban en un estado de confusión y vacío de poder causado por la guerra contra el invasor.

La Constitución establecía la soberanía en la Nación, que residía en el pueblo, ya no en el rey, se establecía una monarquía constitucional, la separación de poderes, la limitación de los poderes del rey, el sufragio universal masculino indirecto, la libertad de imprenta, la libertad de industria, el derecho de propiedad o la fundamental abolición de los señoríos, entre otras cuestiones. Además, incorporaba la ciudadanía española para todos los nacidos en territorios americanos, prácticamente fundando un solo país junto a las colonias americanas.

Por el contrario, el texto consagraba a España como Estado confesional católico, prohibiendo expresamente en su artículo duodécimo cualquier otra confesión, y el rey lo seguía siendo “por la gracia de Dios y la Constitución”. No contempló derechos para la mujer, ni siquiera la ciudadanía, aunque hoy sería impensable este hecho, por entonces esto sucedía en los usos y costumbres de toda Europa. No obstante fue la Constitución más liberal de las existentes. Pensemos que solo eran anteriores a esta la de Estados Unidos de 1787 y la de la Revolución Francesa de 1789.

A llegar Fernando VII a España derogó ésta Constitución que no volvió a estar vigente hasta 1820. Hubo varios pronunciamiento militares pero fue el encabezado por Riego en 1820, cuando el rey se vio obligado y juró esta Constitución de 1812, iniciándose así el Trienio liberal. “Me habéis hecho entender vuestro anhelo de que restableciese aquella Constitución que entre el estruendo de las armas hostiles fue promulgada en Cádiz el año de 1812. He jurado esa Constitución por la que suspirabais y seré siempre su más firme apoyo. Marchemos francamente, y Yo el primero, por la senda constitucional”. Manifiesto del Rey el 10 de marzo de 1820.

El pronunciamiento de Riego dio inicio al llamado “Trienio Liberal”, durante el cual se restablecieron la Constitución y los decretos de Cádiz, produciéndose una nueva desamortización. A medida que los liberales moderados eran desplazados por los exaltados, el rey, que aparentaba acatar el régimen constitucional, conspiraba para restablecer el absolutismo, lo que se logró tras la intervención de los “Cien Mil Hijos de San Luis” en 1823, que fueron un contingente francés con voluntarios españoles que combatió en 1823 en defensa de Fernando VII de España, poniendo fin a la Guerra Realista y al Trienio Liberal, de lo que hablaremos más adelante.

Con ello terminó la vigencia de la Constitución de Cádiz, pero no su influjo, que gravitó sobre la política nacional, directamente hasta 1868, e indirectamente, durante el resto del ciclo liberal. Tuvo además una gran influencia fuera de España, tanto en América, en las constituciones de las viejas colonias españolas al independizarse, como en Europa, en la que durante años operó como un auténtico mito, influyendo en las ideas constitucionales portuguesas, en el surgimiento del Estado italiano e incluso en la Rusia zarista.

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