martes, 7 de febrero de 2023

GUERRA CIVIL ESPAÑOLA - (CAPÍTULO 3)


La batalla de Madrid - 
El general Mola en el mes de agosto de 1936 consiguió tomar Tolosa, Irún y San Sebastián. Cortaron el enlace con la frontera francesa. - Mientras el frente se sostiene en tres puntos, Somosierra y Navacerrada. En Guadarrama se detuvo el general Mola y envió una parte de su ejército a Guadalajara donde los republicanos habían tomado la ciudad. Tuvieron que volverse dado las noticias que llegaban que harían imposible la lucha. Aquí es donde comienza la conocida como “La batalla de Madrid”, que fue en realidad un conjunto de acciones que se prolongaron unos cinco meses en operaciones en la carretera de La Coruña, Jarama y en Guadalajara. Y comenzó la batalla de Guadarrama. Desde finales de julio a mediados de agosto hubo combates en Navacerrada. En los Altos del León y en Somosierra los combates fueron terribles muriendo unos 5.000 hombres entre ambos bandos, ya que los prisioneros eran fusilados. Finalmente, los republicanos mantuvieron la posición y los rebeldes no pudieron atravesar los puertos de montaña, y ese frente quedo estable hasta el final de la contienda. Esa batalla presentará el primer gran revés para el ejército rebelado, y tendrá como consecuencia la prolongación durante mucho más tiempo de la guerra. La toma de la capital, Madrid, era de suma importancia. El bando republicano recibió ayuda de todos los puntos de España, dese Barcelona, Aragón y un número elevado de voluntarios vascos. El 21 de octubre comienza el ataque de Navalcarnero donde los republicanos recibieron carros de combate soviéticos. Para el día 30 comienza el bombardeo sobre Madrid que sufrirá ataques aéreos terribles. El 4 de noviembre los nacionales se hacen con Getafe, y avanzan por las carreteras, para tomar la Ciudad Universitaria y la Moncloa. El día 6 de noviembre el gobierno de Largo Caballero abandona Madrid y se dirige a Valencia. En diciembre de 1936 con motivo de la evacuación a Valencia de los contenidos del Museo del Prado en camiones, algunos de los cuadros de grandes dimensiones no pueden cruzar por el puente y tienen que apearse, siendo trasladados mediante rodillos a lo largo del puente del Jarama. Para el día siguiente los generales republicanos contaban en Madrid con un total de 30.000 hombres contando las Brigadas Internacionales. Los nacionales, con el mismo número de hombres ocupan la Casa de Campo, a la entrada de la ciudad, produciéndose duros combates, pero ya no pueden avanzar más.
El asalto inicial de los rebeldes fue un fracaso. La moral republicana iba en aumento y también aumentaba la ayuda soviética con aviones que contrarrestan a los aviones nacionales. Entre la población el entusiasmo era total. Ser hizo ya popular y definitivo el grito ¡No pasarán!PANCARTA EN MADRID 
Vuelven a la carga los nacionales los días 11 y 12 y luego los 16 y 17, abortando los defensores, ya ,cualquier intento. Las luchas que venían por la carretera de la Coruña corrió igual suerte. No obstante, tomaron varios pueblos y concentraron la fuerza entre Madrid y Brunete. El 3 de enero de 1937 se reanudan las hostilidades y los defensores no consiguen recuperar Pozuelo, pero la llegada de tropas de refresco republicanas rompieron los cercos e hicieron retirar a las tropas franquistas.
En la carretera de Valencia las cosas estaban difíciles. Luchas en el Puente de Arganda. El objetivo del bando nacional era cortar la comunicación de Madrid con Valencia tomando Alcalá de Henares, el movimiento de tropas hace que los días 6 y 7 de febrero de 1937 se concentran tropas en las cercanías del puente, este intento es rechazado por las Brigadas Internacionales (Batallón Garibaldi). Ernest Hemingway presencia esta batalla e inspira una de sus novelas, “Por quién doblan las campanas". La batalla del Jarama fue la primera gran batalla moderna de la historia de España, donde participaron fuerzas de infantería, caballería, fuerza acorazadas y escuadrones de cazas rusos e italianos que lucharon valerosamente en los cielos del valle del Jarama. El campo de batalla fue escenario durante las tres semanas de febrero de 1937 de feroces combates. Acabó en tablas, mientras que tácticamente se puede considerar una victoria de los nacionales al avanzar el frente entre 15 o 20 kilómetros en dirección Madrid a lo largo de un frente de 20 kilómetros. Los cazas soviéticos eran superiores a los Junkers alemanes. Las luchas fueron encarnizadas y el 23 de febrero el frente estaba estancado y los hombres exhaustos. Murieron más de 40.000 hombres entre ambos bandos. Franco logra controlar un tramo hacia Valencia, pero no puede avanzar hacia Madrid. Otra derrota de las tropas franquistas. La última operación sobre Madrid era caer sobre Guadalajara. A principios de febrero el ejército republicano pierde Málaga ante las tropas italianas. Franco decidió concentrar tropas para romper líneas en Guadalajara y cercar Madrid. Las divisiones italianas tenían 60.000 hombres, cañones y aviones.  En la ofensiva ocuparon varias localidades pequeñas. Los republicanos ocupan Torija y los italianos no pueden hacerse aún con Brihuega debido a la nieve. Las tropas italianas ocupan Trijueque y otros pueblos. Pero los republicanos concentraron un gran apoyo aéreo y abortaron la toma de la ciudad misma y siendo el barro su mejor aliado que impidió el despegue de los aviones de los rebeldes. Ametrallaron sin dificultad desde lo alto a los italianos y en las praderas, sin protección posible, fueron cazados fácilmente. La batalla por Guadalajara ha terminado con derrota franquista.PUENTE DE ARGANDA ACTUALMENTE (no se utiliza)
Franco cambió de estrategia. Decidió renunciar a la toma de Madrid y avanzar hacia el norte. Comprende que habrá que tomar España pedazo a pedazo y emprende con dirección al norte.
Durante la primavera de 1937 las tropas de Franco se trasladaron al norte. Consiguieron bloquear los puertos y la frontera vascofrancesa, por lo que la zona industrial quedó aislada del apoyo republicano. Avanzaron imparablemente con la ayuda de la aviación y los republicanos iniciaron una serie de ofensivas en otros puntos como La Granja, Hueca, Brunete, Belchite, etc. que no tuvieron éxito. La contundente reacción armada popular, que había logrado parar los pies a los rebeldes en los núcleos urbanos más importantes como Madrid, Barcelona, Valencia y el País Vasco, había sido espontánea y descoordinada. Pero la guerra larga que estaba por delante requería acciones concertadas, mandos unificados, disciplina y fuerzas militares organizadas para combatir con éxito al enemigo profesional que tenían enfrente. Aquello, sin embargo, era una casa de locos. 
FEDRICA MONTSENY

La autoridad real era inexistente, fragmentada en cientos de comités, consejos y organismos autónomos socialistas, anarquistas y comunistas que tenían ideas e intenciones diversas. Los anarquistas, sobre todo, reacios a cualquier forma de autoridad, fueron una constante fuente de indisciplina y de problemas durante toda la guerra.

 

lunes, 6 de febrero de 2023

GUERRA CIVIL ESPAÑOLA - CAPÍTULO 2


 Franco puso en marcha, paralela a la acción militar, una implacable política de fascio-militarización nacional basada en dos puntos clave: unidad de la patria amenazada por las hordas marxistas y defensa de la fe cristiana. En eso basó su diferencia de los dictadores de Italia y Alemania. Buscó y encontró su legitimación popular en el cristianismo. - De modo que, conduciendo sin prisas una guerra metódica cuya duración lo beneficiaba, obedecido por los militares, acogotando a los requetés y falangistas que pretendían ir por libre y reuniendo en su mano todos los poderes imaginables, el astuto, taimado e impasible general Franco se elevó a sí mismo a la máxima magistratura como dictador del nuevo Estado Nacional.  Con el jefe de la Falange, José Antonio, recién fusilado por los rojos, los requetés carlistas bajo control, y las tropas dirigidas por generales que le eran por completo leales tenía en sus manos todo el poder.

TERCIOS DE REQUETÉS

El entusiasmo fue lo más característico de ambos bandos en la guerra civil. Pero aquí debemos hacer hincapié en que no todos los que combatieron en lo que se dio en llamar “Bando Nacional” eran de derechas y asimismo todos los que lucharon en la zona llamada “Roja” eran republicanos convencidos. Algunos fueron de mala gana, otros incluso pensaban en contra del bando que les había tocado, y otros aprovecharon la ocasión para dedicarse a satisfacer sus propias venganzas con lo que les salía de la entrepierna. La división militar se había convertido en una posición política que a cada cual le había tocado,  por convicción o por suerte, de manera que la adhesión y la lealtad fue inculcada con la propaganda y también con el instinto de conservación de los indiferentes.

La actuación de las potencias extranjeras también fue de importancia, por acción y por omisión. Mientras que los nacionales recibieron ayuda militar, económica y logística, materiales, hombres y adiestramiento, por parte de Alemania e Italia, la inhibición de los países democráticos como Gran Bretaña y Francia resultó catastrófico para los republicanos. Europa estaba en crisis, y las frágiles democracias no estaban por la labor de ayudar, pero la repercusión fue inmediata. El gobierno republicano no gozaba de las simpatías de los gobiernos democráticos por su alineamiento parcial a la Rusia comunista. Se acordó en Europa un Comité de No Intervención, en las que se alinearon 27 países, entre ellos Alemania, Italia, Rusia y Portugal. Se prohibió la ayuda de armas y establecer un control por las potencias. Pero todo esto no se organizó correctamente y Alemania, Portugal e Italia se las arreglaron para favorecer a los nacionalistas españoles. - Mientras tanto la Rusia comunista ayudó desde octubre del 36 en lo bélico y en lo político, no gratis. Pero está claro que sin la ayuda soviética con asesores y material bélico, la guerra hubiera durado unos pocos meses. La ayuda soviética lo que logró es alargar el conflicto. Realmente el Comité de No Intervención fue poco más que una farsa. - Stalin denunció que existía una ayuda ítalo-germana al bando nacional. Parece ser que deseaba involucrar a Francia y Gran Bretaña en la guerra contra el fascismo. Los soviéticos recibieron grandes cantidades de oro de las reservas del banco de España a cambio de material y tropas.

La aparición de las Brigadas Internacionales fue un hecho diferenciador. Debían ayudar a la causa republicana, se comenzó a reclutar en París, pero el gobierno español no tenía material para armar a los propio milicianos españoles. Se calcula que llegaron entre 30.000 y 40.000 brigadistas. Allí había de todo. Excombatientes de la I Guerra, obreros comunistas, socialistas, demócratas que no simpatizaban con los comunistas. Y de unos 60 países diferentes. Entre 1937 y 1938 se realizó su retirada definitiva, con el apoyo del gobierno republicano.

BRIGADISTAS INTERNACIONALES

Por su parte el ejército nacional recibió unos 48.000 italianos combatientes. Los alemanes tardaron algo más en enviar ayuda pero finalmente mandaron a su Legión Cóndor, unos 4.000 aviones y su tripulación. Más ayuda de materiales y financiera.

Realmente la guerra se decidió por la ayuda extranjera. La italiana y alemana fue mucho más poderosa y organizada.  Estos trataron directamente con Franco y sus generales, enviando su material de guerra. Stalin creyó que las armas que enviaba y las Brigadas Internacionales asegurarían el dominio del partido comunista proporcionándole una buena zona de influencia.

España se convirtió en un banco de pruebas. Además de un excelente mercado de armas obsoletas y experimentales. Realmente llegaron pocos aparatos modernos, solo para experimentar su capacidad de fuego y papel táctico en una guerra moderna para un objetivo bélico inmediato.

Los sublevados habían pulsado eficazmente con anterioridad el asunto con Alemania e Italia. Gracias a la ayuda técnica, aviones y demás, las columnas rebeldes aseguraron posiciones y avanzaron hacia los centros de resistencia más próximos. Se enfrentaban así eficacia y competencia militar, de una parte, contra entusiasmo popular y ganas de pelear de la otra. Los sublevados, que apelaban a los valores cristianos y patrióticos frente a la barbarie marxista, empezaron a llamarse a sí mismos “tropas nacionales”, y en la terminología general quedó este término para ellos, así como el de “rojos” para los republicanos. Pero había gente de izquierdas en zona nacional y gente de derechas en zona roja. Incluso soldados de ambos bandos estaban donde les había tocado, no donde habrían querido estar. También gente ajena a unos y otros, a la que aquel sangriento disparate pillaba en medio. Con la mayor parte del ejército en rebeldía, secundada por falangistas, carlistas y otras fuerzas, sólo organizaciones políticas de izquierda, en unión de algunas tropas leales, guardias de asalto y unos pocos guardias civiles no sublevados, estaban preparadas. Así que se decidió armar al pueblo como recurso. Eso funcionó con irregular resultado.

Así, poco a poco, entre durísimos combates, los frentes se fueron estabilizando. Pero allí donde alguien vencía, todos acudían en socorro del vencedor: Unos por congraciarse con el más fuerte, otros para borrar viejas culpas, otros por ambición, supervivencia o ganas de venganza, y se mataba y moría por sus ideas o simplemente porque la casualidad la había puesto en tal o cual bando, también gentuza emboscada, delincuentes, oportunistas, ladrones y asesinos, que sin ir al frente se la pasaban matando, torturando, violando y robando a mansalva, lo mismo como miliciano que como requeté o la camisa azul de Falange.

SOLDADOS DE LA FALANGE 

Durante la guerra, en la zona republicana se aplicaron medidas contra todo aquel que pudiera ser sospechoso de apoyar a los nacionales. Se confiscaron bienes, fábricas, etc. se cometieron asesinatos y saqueos por grupos de milicianos y la iglesia fue la institución más perjudicada. Se calcula que unos 6.000 religiosos perecieron en estos ataques. Dentro de cada partido existían comités de control y se fusilaba sin juicio previo. El gobierno no tenía forma de controlar esta situación. La estructura militar y policial estaba rota. Realmente el aparato del Estado no existía ya, los poderes locales y provinciales se derrumbaron y fueron sustituidos por un poder popular, espontáneo sin unidad y contradictorio a veces.

En la zona nacional el proceso era muy diferente. Más organizados pero igual de intransigentes. También se desató una horrible represión contra la izquierda bajo el signo del terror.

domingo, 5 de febrero de 2023

LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA - CAPÍTULO 1


 Si has leído los capítulos anteriores, no podrás decir que fue un golpe orquestado por un grupo de militares exaltados sin más. - Al principio se pensó que debía ser algo rápido, como señaló el General Mola y la sublevación militar iniciada en Melilla se extendió al resto de plazas africanas y a la península con el apoyo civil de carlistas y falangistas.
Casares Quiroga el día 17 de julio tiene noticias de la revuelta en Tetuán. Melilla se subleva en la madrugada del día 18.Es necesario traer a Franco que se traslada a Canarias, luego pasará a Casablanca. El día 19 aterriza en Tetuán y toma el mando de las tropas rebeldes. Ya se había hecho público su discurso por las radios locales de Canarias donde se presentaba los principios básicos del alzamiento y se declaraba el estado de guerra en todo el Marruecos español.
EL DRAGON RAPIDE (Avión que transportó a Franco)

En julio de 1936 la sublevación militar iniciada en Melilla se extendió al resto de plazas africanas y a la península con el apoyo civil de carlistas y falangistas. En Barcelona, en Oviedo, en Madrid, en Valencia, en la mitad de Andalucía, la sublevación fracasó; y muchos rebeldes, que no esperaban tanta resistencia popular, quedaron aislados y en su mayor parte acabaron palmando.

El General Goded se hizo cargo de la rebelión en Barcelona. Declaró el estado de guerra, pero fracasó en su intento de tomar el control de la ciudad, no obstante, logró hacerse con el control de las islas de Mallorca e Ibiza. Ante la situación de bloqueo, y tras los duros combates Goded se rindió. Días después fue fusilado junto a otros compañeros.
El General Sanjurjo se encontraba en Portugal y debe viajar a Burgos pues asumiría el mando del golpe de Estado, pero su avión se estrella en Cascais el día 20. Su muerte y la de los ya fusilados generales Goded y Fanjul obligaron a reorganizar los planes.
En Burgos no se dispara ni un tiro, o casi. De esta forma será la sede de la Junta de Defensa Nacional, en espera inútilmente, del general Sanjurjo. Barcelona resiste y aquí la sublevación es sofocada.
En Madrid el asunto se complica para ambos bandos. Los rebeldes se concentraron en los cuarteles y uno de ellos, el de “La Montaña”, el gobierno exigió la entrega de las armas que había, que eran inservibles, y se negaron con lo cual el cuartel se sumó a los sublevados. El general Fanjul, defensor del cuartel y otros oficiales decidieron salir, pero una multitud de ciudadanos les cerró el paso con lo cual se inició durante toda la noche un enfrentamiento, seguido de una masacre contra los defensores del cuartel que habían sobrevivido. Como dijimos Fanjul y Goded fueron fusilados. El gobierno como tal, queda superado por los hechos y se duda en armar a la población. Incluso se intenta negociar con el general Mola. Pero éste responde que ya es tarde, seguro de su victoria.   
Cuatro días después, lo que iba a ser un golpe de estado rápido y brutal, visto y no visto, se empezó a estancar. Las cosas no eran tan fáciles como en el papel. Sobre el 21 de julio, España ya estaba partida en dos.
Para el 20 de julio el alzamiento militar es considerado un fracaso. Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia permanecían fieles a la República. Y en las restantes zonas el control de los nacionales no era total. El gobierno controlaba las zonas mineras de Asturias y Vizcaya y la textil de Cataluña. Es decir que la República controlaba las zonas industriales y los nacionales las rurales. Pero el fracaso fue para ambos bandos. Ninguno de los dos hubiera podido decir que controlaba España. Estábamos como siempre. Es necesario convertir un golpe en una guerra larga.
Por lo tanto, el 24 de julio de 1936, los nacionales constituyeron en Burgos la Junta de la Defensa Nacional, que asumió los poderes del Estado representando al país. La formaron militares como Moscardó, Cabanellas, Dávila, etc. Más tarde se sumaron Quiepo de Llano, Franco y Gil Yuste. El objetivo era la coordinación de la guerra. Más adelante pasó a ser un organismo administrativo. 
Las primeras decisiones eran sustituir al estado Republicano, ilegalizar los partidos políticos y los sindicatos. Medidas inmediatas de carácter contrarrevolucionario, como por ejemplo la anulación de las leyes que avalaban las ocupaciones campesinas de los yunteros en Extremadura o la devolución a sus antiguos propietarios de las tierras expropiadas. 
Franco envió negociadores a Mussolini y a Hitler. Ambos dictadores concedieron su apoyo no de muy buen grado. Tuvieron en cuenta que Stalin había decidido enviar a ayuda al gobierno de Madrid. El temor a una España dirigida por comunistas que pudieran incorporarse al recién ratificado Tratado de Alianza entre Francia y la Unión Soviética pesaba mucho en Roma y Berlín. Para Hitler y Mussolini no era cuestión de si Franco era o no fascista, sino que al menos era un seguro anticomunista. Y a finales de agosto y primeros de septiembre llegaron las ayudas prometidas. Los soldados recién llegaron a finales de octubre. Incomprensiblemente la aviación republicana no atacó estas ayudas.
En estas circunstancias los tres jefes de los mandos sublevados obtuvieron considerables victorias. Franco estaba en Sevilla el 7 de agosto del 36 y avanzó hacia Extremadura. Mérida cae el 11 de agosto y el 14 lo hace Badajoz. En ambas plazas la limpieza siembra el terror. La de Badajoz es uno de los hechos más trágicos de la guerra. Las tropas de Franco habían vencido en Talavera de la Reina, cerca de Madrid, pero no avanzó hacia la capital, sino que se dirigió a Toledo, donde el Alcázar era defendido de su asedio a sangre y fuego.
Barcelona se convierte en el claro ejemplo de revolución urbana dentro de la España republicana. Lluís Companys puso su cargo a disposición de los anarquistas, quienes lo compartieron con el resto de las fuerzas de izquierda. Fueron quemadas casi todas las iglesias y se salvó la catedral gracias a la intervención de Companys. Valencia era más moderada. Estaban dirigidas por los socialistas de la UGT y los anarquistas y las expropiaciones se efectuaron a menor escala. De todos modos, en ambas ciudades lo saqueos, asesinatos a cualquiera que pudiera parecer burgués se dejó notar con la euforia revolucionaria inicial.
Madrid estaba controlada por la UGT y había poca radicalización. Pero los comunistas del PCE ya se iban haciendo notar, en parte a la división interna por el ala radical encabezada por Largo Caballero. Había otro sector moderado junto a Indalecio Prieto y otro que se oponían a la guerra presididos por Julián Besteiro.FRANCO ELEGIDO EL 1 DE OCTUBRE DE 1936
El bando nacional comprendió, con mucha lucidez militar, la necesidad de un mando único para conducir de forma eficaz aquella matanza. También la Alemania nazi y la Italia fascista exigían un interlocutor concreto, un nombre, un rostro con quien negociar apoyo financiero, diplomático y militar. El general Mola había muerto en junio y Sanjurjo murió en julio, ambos en accidente de aviación. Quedaba el general Franco, del cual no se esperaba, debido a sus titubeos iniciales. Según las memorias del general Alfredo Kindelán, Franco rechazó la propuesta. Pero el 21 de septiembre de 1936, reunidos en Salamanca, fue elegido Franco como Generalísimo de los Ejércitos. También faltaba por decidir al Jefe del Gobierno y, sin la asistencia de Franco, se deliberó, ya que había llegado el hijo del rey, Juan de Borbón, sin ninguna autorización. Finalmente se firmó un decreto en nombre de la Junta en la que se reconocía a Franco Jefe del Gobierno y los poderes del Nuevo Estado. El día 1 de octubre, en Burgos se le proclamó en exaltación solemne y ante la sorpresa de algunos, la última cláusula del texto, concebida previamente, desapareció, y decía “durante la guerra”.
Y cuando las tropas nacionales fracasaron en su intento de tomar Madrid, y la cosa tomó derroteros de guerra larga, el flamante jefe supremo decidió actuar con minuciosa y criminal calma, sin prisas, afianzando de forma contundente las zonas conquistadas.
Así, mientras la parte bélica del que ya se llamaba Alzamiento Nacional discurría por cauces lentos pero seguros, el ahora Caudillo de la nueva España se puso a la tarea de concentrar poderes y convertirla en “Una, Grande y Libre” según sus palabras. A su peculiar estilo.
 

viernes, 3 de febrero de 2023

SITUACIÓN ANTES DE LA GUERRA CIVIL

El asesinato del diputado derechista Calvo Sotelo, un monárquico moderado que había sido ministro, como venganza, por los milicianos republicanos, va a señalar como la chispa detonadora de todo el proceso conspirativo y precipitó las cosas.
La ultraderecha acusó al gobierno del asesinato, lo cual no era cierto, pero vino a demostrar que el gobierno no podía controlar a sus agentes. El país estaba sumido en un profundo desorden, y el detonante no fue un factor político sino militar. Desde las elecciones de febrero de 1936 algunos oficiales de alto rango habían comenzado a conspirar, coordinados por el general Mola, con las instrucciones de estructurar un movimiento que recondujera la situación mediante el uso de la fuerza. Sanjurjo fue partidario de una extrema dureza para que sea un golpe rápido y efectivo.
GENERAL EMILIO MOLA 
Pasados ya más de 80 años del alzamiento nadie con sentido común puede decir que fue un golpe orquestado por un grupo de militares iluminados. Las cosas como son, por unas causas o por otras en aquellos entonces, todos, es decir los de cualquier ideología, incluso los que no las tuvieran estaban hartos del desgobierno, de machacar las libertades y de una justicia inoperante. Es cierto que un golpe se venía gestando. Eso no sale por generación espontánea, pero la ceguera política del Gobierno republicano presidido por Casares Quiroga hace que los acontecimientos se sucedan de forma imprevisible y no haya reacción. En 1936 con casi 900.000 obreros y campesinos en paro y con hambre, la economía hecha trizas, el capital esperando con miedo, la mediana y pequeña burguesía inquieta, los más previsores largándose a otros países, la calle revuelta y el pistolerismo de ambos bandos ajustando cuentas en cada esquina, el ambiente se pudría con rapidez. Aquello apestaba a pólvora y a sangre.
Las acciones contra la propia República del “Anarcosindicalismo”, la división del Socialismo, el ascenso del Comunismo de tipo estalinista, la posibilidad golpista de la derecha política y la creciente y enorme conflictividad social, esas fueron las cuatro fundamentales causas que condujeron a España a un levantamiento militar, que por otra parte se veía venir. Recordemos los hechos de la Primavera Trágica desde el 16 de febrero hasta el 15 de junio de 1936: muertes, heridos, iglesias destruidas, centros públicos y privados saqueados, 113 huelgas generales, periódicos destruidos.
Manuel de Irujo, hombre culto, Ministro de Justicia republicano y miembro del PNV, relató así los sucesos de esa Primavera Trágica: “Sacerdotes y religiosos han sido detenidos, sometidos a prisión y fusilados, sin formación de causa, por miles, hechos que, si bien amenguados, continúan aún, no tan solo en la población rural, donde se les ha dado caza y muerte de modo salvaje, sino en las ciudades, como Madrid y Barcelona y las restantes grandes poblaciones suman por cientos los presos en sus cárceles sin otra causa conocida que su carácter de sacerdote o religioso”.
TEMPLO ARRASADO
A menudo se le reprocha a la Iglesia su cercanía al bando nacional, o se justifica su persecución por esta cercanía. Lo que sucede es que la realidad permitiría más bien argumentar todo lo contrario. Que la Iglesia forzosamente tenía que estar más cerca del bando nacional porque el otro, la estaba exterminando desde antes incluso del alzamiento.
El estado de la nación justo antes del alzamiento consistía por parte de los violentos en que los líderes de la derecha eran sacados de sus casas y asesinados como perros por pistoleros de la izquierda.
El asesinato de Calvo Sotelo, el político monárquico más destacado supuso la chispa desencadenante de una guerra largo tiempo larvada y la demostración del fracaso convivencial del régimen republicano, fracaso en el que obviamente hay responsabilidades para todos. No obstante, el origen de la Guerra Civil no se ha de enmarcar en los acontecimientos inmediatos a la fecha del inicio del conflicto. Es necesario entender la evolución política del país para responder al porqué de los hechos.
Una serie de incapacidades para dar respuesta política y la evolución de la sociedad son motivos para pensar en un declive que hay que situar su comienzo ya en tiempos de Isabel II, incluso quizá desde el término de la Guerra de la Independencia. Fernando VII volvió de Francia a reinar a un pueblo que incomprensiblemente le quería, que habían sido capaces de otorgarse una Constitución, respetando a la monarquía, y sin embargo todo aquello se fue al carajo. Adiós la Ilustración no cogimos el tren de la Revolución Industrial, no del todo, y seguimos con un índice de analfabetismo tremendo y la iglesia seguía con su naftalina y el ejército con sus espadones, mientras que las corrupciones de todo pelo se sucedían desde el rey para abajo. La agonía se acelera con la dictadura de Primo de Rivera y con la ruptura que propone la Segunda República, los intentos reformistas, atropellados en ejecución el rompimiento con costumbres muy arraigadas, fundamentalmente con la Iglesia, con la Monarquía, señalando a eso como la causa de todos los males. Esto provoca que el ejército, la oligarquía y la iglesia encuentren en el formato de las conspiraciones del siglo XIX el modelo a seguir para evitar un cambio radical que ponía en serio peligro su estatus social.
En 1936 todo el mundo que estuviese un poco al tanto seriamente de las cuestiones políticas, sabía que habría un golpe de Estado, y unos pensaban que sería por parte de militares de derecha y otros pensaban que serían fuerzas de izquierda.
EL PRESIDENTE DEL GOBIERNO S. CASARES QUIROGA 

La tensión vivida en el Parlamento durante los meses previos al golpe de Estado ha de sumarse una violencia cada vez mayor. Una violencia que fue in crescendo que desemboca en esto, hace que tanto la oligarquía, parte del ejército y la Iglesia encuentran un peligro desatado que han de sofocar, ya que el gobierno, aunque realizó numerosos esfuerzos por controlar a la calle, se vio superada por los acontecimientos cada vez más drásticos.
Al frente del alzamiento se encontraban militares relativamente republicanos, como Goded, Quiepo de Llano, Mola y Franco, aunque éste último no había tenido ninguna actuación política. También algunos diputados de la CEDA colaboraron.
El alzamiento sería de carácter militar y nunca se pensó seriamente en una guerra. Detenidos lo miembros del gobierno y Sindicatos, un grupo de militares se haría cargo del poder en las principales ciudades, mediante el uso de la fuerza. El gobierno de Casares Quiroga, que no había decidido tomar medidas pese a las continuas advertencias de las organizaciones obreras, vio como el 17 de julio de 1936 el ejército de Marruecos iniciaba la rebelión golpista contra el gobierno de la República.
EL "DRAGÓN RAPIDE" 
Un avión llega desde Londres a la isla de Gran Canarias. Luego de recibir ordenes del general Sanjurjo, el indeciso general Franco será llevado hasta Tetuán, donde se pondrá al mando de las tropas insurrectas. En Melilla, legionarios y falangistas rinden a las fuerzas de asalto. Allí es donde se declara el Estado de Guerra.

RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN.

Nació en Villanueva de Arosa, en 1869 - Murió en Santiago de Compostela, 1935. Narrador y dramaturgo. Se le considera, junto con Federico Ga...