martes, 25 de marzo de 2025

LAS DESAMORTIZACIONES

Consistió en poner a la venta en subasta pública, inmuebles expropiados,  las tierras y bienes que no se podían enajenar (vender, hipotecar o ceder) y que se encontraban en poder de las llamadas "manos muertas" o sea, la iglesia, órdenes religiosas  que  procedían de donaciones privadas, y los llamados terrenos baldíos y las terrenos de los municipios que servían de complemento para la precaria economía de los campesinos. La desamortización fue una apropiación por parte del Estado y por decisión unilateral, sin negociación de ningún tipo sobre bienes para la venta y asignación del importe obtenido con las ventas a la amortización de los títulos de la deuda.

Sanatorio de Censuras

Ya en tiempos de Carlos III (en 1766) fueron un amplio plan de reforma o regulación de la economía agraria como medida para la calma popular después del “Motín de Esquilache”. Pero se efectuó en lo referente a tierras improductivas, fundamentalmente.
Con Carlos IV tuvo lugar la llamada "Desamortización de Godoy". Obtuvo permiso de la Santa Sede para expropiar los bienes de los Jesuitas y otras como de hospitales, hospicios, Casas de Misericordia y de Colegios Mayores universitarios e incluía también bienes de las misiones en la América española.
Realmente se buscaba dinero para solucionar en parte  la deuda pública, a diferencia de lo ocurrido con la hecha por Carlos III que buscaban la reforma de la economía agraria.
Posteriormente, el rey José I, decretó en 1809 la supresión de todas las Órdenes regulares, monacales, mendicantes y clericales, pero no era expropiación de la propiedad, sino de las rentas que produjeran, para la financiación de la guerra de las tropas francesas. Las supresiones terminaron al huir el rey en 1814.


Monasterio Santa María de Bonaval - Guadalajara 

Por supuesto que la enorme deuda dejada por Carlos IV, perdiendo Trafalgar y luego en época de su hijo el rey Fernando VII, cuando se desarrolla la Guerra de Independencia contra las tropas de Napoleón, determina una cantidad que en aquel entonces se estimó en 7.000 millones de reales.
Por lo que las Cortes de Cadiz, en 1811, plena guerra, aprobaron  la propuesta de Arguelles, donde se establecía desamortizar determinados bienes de "manos muertas" que se pondrían a la venta.
Las “Manos muertas” eran las propiedades que no se podían enajenar, fundamentalmente del clero, pero también de ayuntamientos y otras instituciones. Incluían además propiedades de los llamados “traidores” o “afrancesados”. Pero apenas se pudo aplicar dado el retorno del absolutismo con la vuelta de Fernando VII.
Pero con la llegada al poder de los liberales en 1820, las nuevas Cortes revalidaron el decreto de las Cortes de Cádiz de septiembre de 1813 mediante el decreto en agosto de 1820. Así el decreto suprimió todos los monasterios de las Órdenes monacales; los canónigos regulares de San Benito, de la congregación claustral tarraconense, los de San Agustín y los premonstratenses; los conventos y colegios de las Órdenes Militares de Santiago, Calatrava, Montesa y Alcántara; los de la Orden de San Juan de Jerusalén, los de la de San Juan de Dios, etc. Sus bienes muebles e inmuebles fueron declarados "bienes nacionales" sujetos a su inmediata desamortización.


Más adelante, en la desamortización de Mendizábal en 1836, ministro de la regente María Cristina de Borbón, se procede a la venta del patrimonio del clero regular (monjes, frailes) y de parte del secular, lo que implicó la desaparición de monasterios y conventos y que el Estado se comprometiera a proteger al clero por medio de subvenciones y pago de salarios. Esto tuvo unas consecuencias muy importantes para la historia económica y social de España. Los pequeños labradores no pudieron entrar en las pujas y las tierras fueron compradas por nobles y burgueses urbanos adinerados, de forma que no pudo crearse una verdadera burguesía o clase media en España.
La desamortización realizada según La Ley General de 1 de mayo de 1855 o Ley Pascual Madoz es la más importante, dado que es la de mayor duración y completa la enajenación de los bienes del clero tanto regular como secular.
Se ponían a la venta todas las propiedades principalmente comunales del ayuntamiento, del Estado, del clero, de las Órdenes Religiosas Militares, cofradías, obras pías, santuarios, del ex infante Don Carlos, (carlistas),  de los propios y comunes de los pueblos, de la beneficencia y de la instrucción pública.
Fue ésta la desamortización que alcanzó un mayor volumen de ventas y tuvo una importancia superior a todas las anteriores. Sin embargo, los historiadores se han ocupado tradicionalmente mucho más de la de Mendizábal, cuya importancia reside en su duración, el gran volumen de bienes movilizados y las grandes repercusiones que tuvo en la sociedad española.


En otro orden de cosas en 1866 una fuerte crisis económica, con quiebras empresariales, restricción de créditos, caída de las bolsas, una desocupación laboral, malas cosechas, para colmo, y como no, la especulación y la corrupción. Al final gran parte de esas propiedades o fueron a manos de los pudientes de siempre o se quedaron para crear telarañas primero y lentamente derrumbarse ante la desidia general.
Como ha señalado Caro Baroja, además de las económicas, la supresión de las órdenes religiosas, tuvo unas "consecuencias enormes en la historia social”


Monasterio Santa María de Moreruela - Zamora 

Muchos cuadros y libros de monasterios fueron vendidos a precios bajos y acabaron en otros países, aunque gran parte de los libros fueron a engrosar los fondos de las bibliotecas públicas o universidades. También muchos fueron a parar a manos de particulares, que sin tener noción del valor real de los mismos, se perdieron para siempre. Quedaron abandonados numerosos edificios de interés artístico, como iglesias y monasterios, con la subsecuente ruina de los mismos, pero otros en cambio se transformaron en edificios públicos y fueron conservados para museos u otras instituciones.
En el aspecto urbanístico, la desamortización de los conventos contribuyó a la modernización de las ciudades. Se pasó de la ciudad conventual, con grandes edificios religiosos, a la ciudad burguesa, con construcciones de más altura, ensanches y nuevos espacios públicos.
Más adelante muchos campesinos se vieron afectados al verse privados de unos recursos que contribuían a su subsistencia, por lo cual se acentuó la tendencia emigratoria de la población rural, que se dirigió a zonas industrializadas del país o a América. Este fenómeno migratorio alcanzó niveles muy altos a finales del siglo XIX y principios del XX.
Pero muchos edificios como iglesias, conventos, monasterios y palacetes quedaron en el abandono total, siendo una tristeza y ejemplo de la mala gestión

lunes, 24 de marzo de 2025

LA APORTACIÓN CULTURAL SIGLOS XVI Y XVII

España fue unificada bajo el Imperio de los Reyes Católicos y regida posteriormente por soberanos muy firmes en la defensa de la fe cristiana y concentrados en la lucha contra el separatismo religioso, el protestantismo. Esto influye notablemente en su cultura, ya que la importancia de la Iglesia fue fundamental.
Sin fechas concretas, el "Siglo de Oro", usualmente superior a un siglo a pesar de su nombre, los inicios estarían después de la toma de Granada por los Reyes Católicos, quizá con la Gramática Castellana de Pedro de Nebrija en 1492 y sus fines alrededor de 1681, con la muerte de Pedro Calderón de la Barca.


Abarca dos períodos distintos: El Renacimiento y el Barroco.
El renacimiento tiene lugar en el siglo XVI durante el reinado de los reyes católicos Carlos I y Felipe II, con las influencias italianas renacentistas en confluencia con formas estéticas propiamente ibéricas, como la influencia ejercida por el Islam.
El barroco hispano. Ya en el siglo XVII durante el reinado Felipe III, Felipe IV y Carlos II, y presenta una verdadera explosión de las artes plásticas y la literatura en un estilo propio de abundancia de formas y temáticas sociales atrevidas.
La imprenta tuvo un desarrollo considerable en España en aquella época. En torno al 1600 en Madrid y Sevilla se editaban más de 700 títulos en cada ciudad y en Valladolid y Toledo unos 400. Seguramente fueron muchos más pues hay ediciones enteras de las que ni un solo ejemplar ha llegado hasta nosotros. Salamanca, Barcelona, Valencia tenían un volumen muy considerable también. Esos libros los leían los universitarios, los funcionarios, la nobleza y el clero, sin duda. Se han revisado fuentes notariales, judiciales y fiscales. Se deduce que en el medio urbano había menos iletrados que en el rural, cosa lógica y habitual. Los datos que se tienen del conjunto de España demuestran que la mejora de la educación en el siglo XVI había dado sus frutos y que el nivel educativo era similar al conjunto de países de Occidente. Existían bibliotecas de cierta importancia en las casas de algunos encausados y también en casa de otros de modesta condición.

Francisco de Vitoria en el patio de la Universidad de Salamanca

Pero no solamente se puede considerar las artes como el todo en el Siglo de Oro.Trabajos importantes de avance científico, militar y humanista hicieron de España la nación más adelantada del mundo. 
Las ciudades más importantes de España en este periodo son: Sevilla, por recibir las riquezas coloniales y a los comerciantes y banqueros europeos más importantes, Madrid, como sede de la Corte, Toledo, Valencia, Valladolid y Zaragoza. Las áreas culturales más cultivadas fueron literatura, las artes plásticas, la música y la arquitectura. El saber se acumula en las prestigiadas universidades de Salamanca y Alcalá de Henares.
En el terreno de las humanidades su cultivo fue extenso y profundo y de matiz más divulgativo que erudito, a pesar de que la filología ofreció testimonios eminentes como la Biblia políglota complutense (1520) o la Políglota de Amberes (1572), y las numerosas gramáticas y vocabularios de las lenguas indígenas recién descubiertas, obra de los numerosos frailes misioneros que evangelizaron el continente recién descubierto.
También en el campo científico hubo avances importantes que, por ejemplo, en la agronomía, llegaron a constituir una revolución. España aportó a América numerosos adelantos en agricultura, ganadería, arquitectura, ciencia educación, además del idioma y la religión por no hablar del mestizaje. América aportó, sobre todo a España la patata, el maíz, el frijol, el cacao, el tomate, el pimiento y el tabaco.
Grandes navegantes y exploradores, descubridores y colonizadores, además de aportes significativos para la geografía y cartografía. Como el cosmógrafo Martín Cortés de Albacar que descubrió la declinación magnética de la brújula y el polo norte magnético. En la antropología y las ciencias naturales (botánica, mineralogía, etc.)
Hubo también figuras eminentes en matemáticas, como Sebastián Izquierdo, Juan Caramuel, Pedro Nunes, Pedro Ciruelo, Juan de Rojas y Sarmiento, Rodrigo Zamorano y otros muchos. En el campo de la medicina y la farmacología cabe destacar al botánico Andrés Laguna; así como el descubrimiento por la condesa de Chinchón (1638) de las propiedades contra las fiebres y la malaria de la quina, antecesor de la quinina. En la psicología y la pedagogía cabe destacar a Juan Luis Vives y a Juan Huarte de San Juan. La filosofía vio la formulación del punto de partida racionalista con Francisco Sánchez. Y qué decir de los personajes de la  Escuela de Salamanca como Francisco Suárez. A causa del gran impacto que tuvieron los descubrimientos de nuevos pueblos, se formularon leyes impensables en aquél tiempo, como las Leyes de Indias de 1514 o las Nuevas de 1542, con el derecho natural y el derecho de gentes, con figuras como Bartolomé de las Casas. Todo fue influyente de los derechos humanos.
Y los grandes autores del Siglo de Oro español fueron:
Miguel de Cervantes. Escritor del Quijote, así como de las Novelas Ejemplares. Luis de Góngora. Poeta y dramaturgo.
San Juan de la Cruz. Poeta místico, religioso. Desde 1952 es patrono de los poetas en lengua española. Santa Teresa de Jesús. Religiosa y cofundadora de la orden de las Carmelitas Descalzas, se la considera junto a San Juan de la Cruz la cumbre de la poesía mística española. Francisco de Quevedo. Uno de los autores fundamentales de la literatura española y autor de poesía, narrativa y dramaturgia. Tirso de Molina. Dramaturgo, poeta y narrador, religioso, se le considera uno de los tres grandes de la dramaturgia del barroco español.
Pedro Calderón de la Barca. Segundo de los tres grandes dramaturgos del siglo de Oro, es autor de la célebre La vida es sueño, fue también sacerdote. Lope de Vega. El tercero de la trinidad de grandes dramaturgos del Siglo de Oro y uno de los autores más prolíficos de la literatura universal. Renovó las fórmulas del teatro para la época. Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, Luis de Alcalá, Martín de Azpilcueta, Tomás de Mercado o Francisco Suárez, todos ellos iusnaturalistas y moralistas, son los fundadores de una escuela de teólogos y juristas que realizó la tarea de reconciliar la doctrina tomista con el nuevo orden social y económico.
Durante el apogeo cultural y económico de esta época, España alcanzó prestigio internacional en toda Europa. Cuanto provenía de España era a menudo imitado; y se extiende el aprendizaje y estudio del idioma castellano.

Estatuas en la Plaza de España - Madrid 

El advenimiento de la Edad Moderna supuso un cambio importante en el concepto del hombre en sociedad. La Escuela de Salamanca abordó estos problemas desde nuevos puntos de vista. Lo formaron un nutrido grupo de profesores universitarios españoles, a raíz de Francisco de Vitoria en la Universidad de Salamanca. La llegada de la Edad Moderna y sobre los siglos XV- XVI, las ideas tradicionales en su concepto científico, social, económico y jurídico fueron cuestionados.
En 1665, murió el rey Felipe IV. Pero hemos de reconocer que fue un mecenas de las artes; la suya fue la mayor colección de pintura que hubo en Europa.  Reunió para los palacios de la Corona centenares de cuadros, la mayoría expuestos o guardados en la actualidad en el Museo del Prado. Entre los artistas de los que incorporó obras a la Colección Real figuran Rubens, el pintor más prestigioso de Europa en su época, Rafael, Mantegna,Durero, pintores venecianos como Tiziano, Veronese y Tintoretto, múltiples pintores barrocos españoles, flamencos, italianos y franceses, Ribera, Zurbarán, Van Dyck, Reni, etc. pero el pintor español más importante por la protección que dispensó a lo largo de cuarenta años fue Velázquez. Sin el apoyo de este rey, el pintor sevillano no hubiese desarrollado una carrera tan brillante. Fue el Casón de Buen retiro, regalo del Conde Duque de Olivares al rey, de lo que realmente nos ha llegado solo la mitad de la construcción. La música ocupó un lugar importante en la Corte de Felipe IV. Mateo Romero fue el Maestro de Capilla pero hubo otros compositores cerca suyo: Gabriel Díaz, Álvaro de los Ríos, Miguel de Arizo, Juan Bas de Castro y Manuel Machado, trabajaron en la composición de partituras. Felipe IV no sólo se mantuvo contemplativo en relación a las artes sino que llegó a pintar, escribir y componer música. Su reinado fue clave para el desarrollo artístico en España, lo cual explica que este siglo sea conocido como EL Siglo de Oro en España. Aquella España alumbró numerosos genios. 
Los datos que se tienen del conjunto de España demuestran que la mejora de la educación en el siglo XVI había dado sus frutos y que el nivel educativo era similar al conjunto de países de Occidente. Existían bibliotecas de cierta importancia en las casas de algunos encausados y también en casa de otros de modesta condición. Pero tanto con Felipe III como con su hijo Felipe IV existió un sistema corrupto y de fastos imposibles desde el trono mismo. El oportunismo, la desvergüenza, se convirtieron en señas de identidad. Fue ese personaje mismo, el pícaro el protagonista de cierta literatura de entonces, dando, ironías del destino, al más brillante género literario español de todos los tiempos: la picaresca. El Lazarillo de Tormes, La Celestina, El buscón o el gran tacaño, Guzmán de Alfarache, Marcos de Obregón, fueron nuestras principales encarnaduras literarias. Pero por suerte el corazón de un loco sobrevoló por encima de todos. Un hidalgo, apaleado iluso, defensor de causas perdidas alumbró para siempre las letras españolas y de la humanidad completa. Cervantes escribe en defensa de la libertad y la justicia, de la dignidad humana.
En materia de letras España no tuvo parangón. Obras de teatro, poesía, prosistas. Incluso a ambos lados del océano. Góngora, Sor Juana, Alarcón, Tirso de Molina, Calderón, Lope, Quevedo, Cervantes, Baltasar Gracián, Sor María de Ágreda, Fray Luis de León…

Teatro de Almagro 

El teatro asombra su pluralidad y diversidad. Muchas gozaron del favor del público. Los éxitos de Lope de Vega sirvieron a otros muchos como estímulo que se atuvieron al modelo. Los más relevantes Tirso de Molina y Calderón de la Barca. Sor Juana Inés de la Cruz, monja mexicana se procuró una formación autodidacta y compuso poemas líricos, autos sacramentales e incluso comedias de capa y espada.

En arquitectura el Barroco se superpuso al Románico y al Gótico. La decoración barroca española “Churrigueresca”, de la familia Churriguera, es de un trabajo y belleza impresionantes. Plazas mayores, retablos, esculturas y ornamentaciones nos las podemos encontrar a lo largo y ancho de España, a cual más hermosa. Ha habido arquitectos notables como Juan de Nantes, Pedro de Brizuela, Juan Gómez de Mora, Diego Praves, Nicolás de Vergara, Juan B. Monegro, a quienes alumbra el talento descomunal que desarrolló el gran Juan de Herrera. En la pintura influyó que las obras fueran encargadas por la Iglesia, en un gran porcentaje, en detrimento de la mitología, la pintura de guerra y la profana. Los focos principales fueron Madrid y Sevilla por motivos económicos y administrativos. Algunos de los pintores más importantes de aquella época: -Velázquez, Murillo, Zurbarán, Ribera, Ribalta, Valdés Leal, Antonio del Castillo. La primera generación de pintores tiene tres focos principales de actividad artística, que son Sevilla, Toledo y Valencia. En el Sur, Juan de las Roelas o de Ruelas, Francisco Pacheco, Francisco de Herrera el Viejo. En el Centro, siguiendo las huellas de Navarrete el Mudo y del Greco, el discípulo de este, Luis Tristán, Juan Bautista Maino, Sánchez-Cotán, Orrente, Carducho y en Levante Ribalta. En el Escorial y Madrid continúa la escuela oficial del retrato, con los sucesores de Moro y de su discípulo Sánchez-Coello, Pantoja de la Cruz, Rodrigo de Villandrando y Bartolomé González, Con la tercera generación, la difusión de los modelos flamencos de Rubens y su escuela y la afición a los espectáculos llevan la pintura hacia la exteriorización de sentimientos y a efusiones del pincel y del color, que se alejan del sosiego imperturbable de Velázquez o Cano. Murillo y Valdés Leal, hacen pasar de moda el estilo de Zurbarán, decae la pintura andaluza, Valencia sobrevive a duras penas con los March. Madrid se convierte en el centro artístico, con Mateo Cerezo, Antolínez, Claudio Coello. Lienzos de altar, retratos y cuadros de colección.
El teatro dio pie al desarrollo de la música escénica y espectáculos cantados y las óperas fueron representaciones habituales en la Corte. No obstante era Italia la potencia en el mundo operístico. Juan de Hidalgo adaptó óperas italianas. Pero acabó creando un estilo propio, con músicos y cantantes españoles, de menor coste que hoy llamamos la Zarzuela. Pero desapareció y renació después en el siglo XIX, que es la versión que hoy conocemos. Juan de Hidalgo compuso la primera ópera española en 1660. Calderón escribió libretos para dramas escénicos. Avellaneda, (el del falso Quijote), también fue autor de piezas escénicas. Vicente Espinel fue un destacado músico de gran fama. Añadió la quinta cuerda a la guitarra. Este instrumento conoció su mayor auge a raíz de la decadencia de la vihuela. El mejor compositor fue el aragonés Gaspar Sanz.
Podíamos seguir hablando de innumerables personajes españoles, pero esto al menos da una idea de que, cosas de esta tierra, cuando las cosas están difíciles, surge el talento.

sábado, 22 de marzo de 2025

EL INFRAVALORADO REY FERNANDO

En su libro “Fernando el Católico: vida y mito de uno de los fundados de la España moderna”, el hispanista Henry Kamen, en cuanto a su carácter, asegura que Fernando el católico ha merecido a lo largo de la historia un saco de elogios y críticas, que, solo se basan en mitos e imprecisiones. “En realidad, sabemos muy poco sobre su vida, porque la documentación del periodo es malísima, especialmente en lo referido a la Corona Aragonesa”, explica Kamen. No en vano, el primer archivo nacional surgió en el siglo XVI en Castilla y, por tanto, la documentación sobre los Reyes Católicos está monopolizada por la figura de Isabel la Católica. “Se le atribuyen a ella muchas cosas que son mérito exclusivo de él”, apunta. Antes que él, sólo Jaume Vicens Vives logró una aproximación solvente a la figura del aragonés a través de una biografía fuertemente contestada por los nacionalistas. “Los que están fabricando la nueva ideología de Cataluña no saben nada de historia y copian las ideas de los nacionalistas del siglo XIX, que originalmente vieron al Monarca como una figura positiva pero luego le achacaron las culpas de la crisis demográfica que vivió Barcelona durante su reinado”, señala el británico. Pero no solo los catalanes han despreciado a Fernando el Católico. 

Tampoco los castellanos han mostrado nunca grandes simpatías por un hombre que en realidad solo hablaba castellano y, pese a nacer en la región de Zaragoza, contaba con raíces profundas en el reino vecino. “La nobleza castellana sentía aversión por Fernando, al que llamaban sin fundamentos, de forma despectiva, “el viejo catalán”. A lo mejor tiene que ver con su carácter o su actitud”, analiza Kamen. 

De esta forma, a la muerte de su esposa, Isabel, en 1504, la nobleza castellana se decantó de forma mayoritaria por el extranjero, Felipe el Hermoso y por Juana la Loca, mientras el viejo aragonés abandonaba el reino visiblemente ofendido. La inesperada muerte de Felipe I cuando solo llevaba dos meses en el trono devolvió a Fernando el control de Castilla ante la incapacidad de su hija. “La preferencia de los nobles por Felipe es más bien por su hija Juana, lo cual se ve reflejado en que serán sus hijos quienes protagonizan la sucesión”, sostiene el hispanista. Siendo Rey de Aragón, Valencia, Sicilia, Nápoles y Navarra, conde de Barcelona y gobernador del Reino de Castilla, Fernando murió el 23 de enero de 1516 en Madrigalejo, intuyendo que iba a ser el último representante de la dinastía de los Trastámara y, por encima de todo, el primer Monarca en ceñir todas las coronas que constituyen la España de hoy. “Fernando no fue el unificador de las Españas que reza el mito, pero sí es el iniciador de una gran aventura”, asegura Kamen. En su opinión, España nació a través de matrimonios entre una misma familia y no a base de conquistas o reformas administrativas. Los Reyes Católicos nunca fueron conscientes de la envergadura del Descubrimiento de América y su participación en el proyecto fue muy limitada. “El ideólogo del Descubrimiento es un loco, Cristóbal Colón, que corre con la planificación y con los riesgos. Además, los descubrimientos más importantes se llevaron a cabo después de la muerte de los Reyes”. En el momento en que murió Fernando, el dominio español se limitada a varias islas periféricas y en Europa apenas se conocía en ese momento datos sobre aquellas tierras. A mi juicio esto es discutible dado que por ejemplo en Tratado de Tordesillas de 1494 entre Portugal y Castilla, establece la división territorial del continente, bien es cierto que fue hecha sobre una superficie imaginaria en el mar. Aunque es verdad que no se sabía que era un nuevo continente. Recién en 1503 Américo Vespucio en su escrito Mundus Novus, relata el viaje realizado en 1501 en una flotilla de tres naves portuguesas y afirma que las costas exploradas son tierra firme continental, no islas, y añade que ese continente está "más densamente poblado (...) que nuestra Europa o Asia o África" y que es lícito llamarlo "Novum Mondum".

Cardenal Cisneros 

Fernando impulsó la Junta de Toro en 1505 para la búsqueda de un atajo que hiciera más corto el camino a las Indias. Vespucio, Juan de la Cosa, Yáñez Pinzón y Juan de Solís se presentaron en la corte, entonces en Burgos en 107, ya muerta Isabel. En 1513 Vasco Núñez de Balboa cruza el istmo de Panamá y descubre el Pacífico. Pero si es cierto que trataban los territorios como islas y Fernando seguramente nunca consideró con visión la importancia, más allá de las riquezas que existían cuando supo que se había descubierto un continente enorme. Además es necesario tener en cuenta que la política de Protección a los nativos de América fue iniciada por Isabel y continuada por Fernando. Las Leyes de Burgos, promulgadas por él en 1512 y complementadas por Las Leyes de Valladolid de 1513 y la Real Cédula de 1514. Todas suponían un avance en la afirmación de los derechos a los indios. Todo esto cuando ya había fallecido Isabel en 1504.

Las cédulas de Fernando sirvieron para llenar un vacío legislativo referente a la condición legal de los indios, asegurando la absoluta legitimidad e igualdad de la descendencia que surgiera de los matrimonios mixtos comparados con los matrimonios de Castilla.

Mientras en España, Fernando no pudo llevar a cabo la venganza contra la alta nobleza, por el enorme potencial militar de tan poderoso grupo. Pero cuando las circunstancias lo permitieron, Fernando se apresuró a dar un escarmiento a quienes lo hubieran desafiado. La vejez de Fernando corrió en paralelo con el engrandecimiento de la figura del Cardenal  Cisneros. Hombre de Iglesia y de Estado, Jiménez de Cisneros fue inquisidor general, arzobispo de Toledo e incluso cardenal. Asumió la regencia de Castilla durante la estancia de Fernando en Nápoles, y volvería a desempeñar tal papel desde la muerte del rey hasta la llegada a España de Carlos V. Cisneros utilizó las inmensas rentas que le proporcionaba su extenso y rico arzobispado para una empresa que tuvo mucho de aventura personal: la conquista de la estratégica plaza norteafricana de Orán, un paso más en la expansión imperial española. Esta nueva hazaña no frenó el declive físico de Fernando. El rey, el “viejo aragonés”, se moría. Acosado por una esposa mucho más joven, ansiaba tener descendencia a toda costa.  El legado de Fernando consistió en otorgar todas sus posesiones a favor de su hija Juana, y en el puesto de ella, debía asumir el gobierno y la regencia de los reinos de Castilla y Aragón, su nieto Carlos de Gante, futuro Carlos I y hasta su llegada de la corte de Flandes, nombró a su hijo Alonso de Aragón (hijo de Aldonza y nacido antes de su matrimonio con Isabel) regente de los reinos de la Corona de Aragón y al Cardenal Cisneros, regente de Castilla.

Falleció el gran rey Fernando el católico el 23 de enero de 1516, cuando se hallaba en una remota aldea extremeña, Madrigalejo. Como escribió el historiador de la época, Pedro Mártir de Anglería, “el señor de tantos reinos, el adornado de tantas palmas, el propagador de la religión católica y el vencedor de tantos enemigos, murió en una miserable casa rústica y, contra la opinión de las gentes, pobre”.

El cardenal Cisneros estaba al frente del gobierno y lo estuvo hasta la llegada de Carlos de Gante el 19 de septiembre de 1517

jueves, 20 de marzo de 2025

BATALLAS FAMOSAS DE LOS TERCIOS

1- BATALLA DE CERIÑOLA 1503
El origen de los Tercios, aunque nominalmente esté en la ordenanza de Génova de 1536, lo ubicamos en las campañas de Italia del Gran Capitán.
Esta batalla enfrentó a tropas francesas dirigidas por Luis de Armagnac contra las tropas españolas comandadas por el Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba. Los franceses contaban con 9500 hombres y 26 piezas de artillería, mientras que los españoles con 9000 hombres y 13 piezas. La victoria hispana en esta batalla marcó el inicio de la hegemonía de la Monarquía Hispánica en los campos de batalla europeos.
2- BATALLA DE PAVÍA 1525
En este combate se enfrentaron las topas del emperador Carlos V contra las de su acérrimo enemigo Francisco I, rey de Francia. Los franceses sitiaron la ciudad italiana que solo contaba con 6300 hombres como guarnición, mientras que las tropas del rey francés eran unos 30 mil. Mientras tenía lugar el sitio, los mercenarios alemanes y suizos empezaron a mostrar ciertos recelos al no recibir sus honorarios. Los generales españoles empeñaron sus fortunas personales para poder pagar a sus tropas. Viendo la situación de sus oficiales, los arcabuceros españoles decidieron que seguirían defendiendo Pavía, aún sin cobrar. Finalmente llegaron los refuerzos del emperador que liberaron la ciudad.


3- BATALLA DE MÜHLBERG 1547
Los príncipes protestantes se unieron para luchar contra el emperador en lo que se conoció como la Liga de Esmalcalda. Ambos ejércitos se enfrentaron en la ciudad alemana de Mühlberg. Los ejércitos imperiales contaban con 25 mil infantes 4500 jinetes y 20 cañones, y las tropas protestantes estaban formadas por 12 mil infantes 3 mil jinetes y 13 cañones. Las tropas hispano-germanas estuvieron lideradas por el propio emperador y el Duque de Alba.
4- BATALLA DE SAN QUINTÍN 1557
Se enmarca en las Guerras Italianas que enfrentaron a franceses y españoles. Los franceses invadieron Nápoles, como respuesta Felipe II ordenó a las tropas españolas situadas en los Países Bajos y lideradas por el Duque de Alba, que invadieran Francia. Los españoles, sin embargo, eran minoría en un ejército formado por valones, flamencos, borgoñones, saboyanos, húngaros, italianos y, sobre todo, alemanes. La victoria sobre las tropas francesas fue la primera gran batalla bajo el reinado de Felipe II, recién coronado. Por ello mismo, el rey decidió construir el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, conmemorando así la victoria, que tuvo lugar el día de San Lorenzo (10 de agosto).
5- BATALLA DE GRAVELINAS 1558
Enrique II de Francia, desquitado por la derrota en San Quintín, preparó una contra-ofensiva. Sin embargo, el duque de Saboya y Felipe II reunieron un ejército de 12.500 infantes y 3.200 jinetes, dando el mando al conde de Egmont y avanzó hacia Calais. Sorprendidos por la rápida maniobra española y con el río Aa a sus espaldas, los franceses no tuvieron más alternativa que presentar batalla. Tras una nueva derrota, Enrique II se rinde y renuncia a los territorios italianos y firma la Paz de Cateau-Cambrésis.
6- RESCATE DE MALTA 1565
El Imperio Otomano, bajo el gobierno de Solimán el Magnífico, tenía la intención de conseguir la hegemonía en el Mediterráneo. El ataque a la isla de Malta fue un importante movimiento. Los cristianos resistieron durante cuatro meses el ataque de los casi 50 mil turcos, mientras que ellos solo contaban con 6 mil hombres. Sin embargo, en septiembre Felipe II mandó 9 mil hombres a socorrer a los sitiados. Destacó la audacia de Álvaro de Sande, uno de los mandos de las tropas de refuerzo, quien, viendo a los turcos acercarse, cargó sobre ellos con una única compañía de arcabuceros, sin esperar a ponerse la coraza o a recibir órdenes. Los desmoralizados turcos, asombrados y viendo que se les venían encima todas las huestes de la Monarquía Católica, dieron media vuelta y huyeron abandonando la isla.
7- BATALLA DE JEMMINGEN 1568
En 1566 se levantaron en armas los rebeldes protestantes de los Países Bajos en una guerra que duraría 80 años. Una de los primeros encuentros entre éstos y las tropas católicas de la Monarquía Hispánica fue en Jemmingen. El Duque de Alba condujo a las tropas a una decisiva victoria en la que el rebelde Luis de Nassau tuvo que salir huyendo. En esta batalla jugaron un papel decisivo el Tercio Viejo de Lombardía y el de Sicilia, que sumaban unos 3500 hombres frente a los 12000 holandeses.
8- BATALLA DE LEPANTO 1571
Juan de Austria, condujo a la Santa Liga formada por Venecia, los Estados Pontificios y la propia Monarquía Hispánica a una gloriosa victoria en el golfo de Lepanto. Participaron personajes ilustres como Álvaro de Bazán, Alejandro Farnesio o Luis de Requesens. También estuvo presente el famoso Miguel de Cervantes, escritor del Quijote y conocido como “el manco de Lepanto” quien describió la batalla como “la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros”.
9- BATALLA DE MOOK 1574
Los españoles también eran inferiores en esta batalla, encuadrada en la Guerra de los Ochenta Años contra los rebeldes holandeses. Los ejércitos españoles obtuvieron una sorprendente victoria gracias al arrojo del Capitán Sancho Dávila. Ante tal muestra de ferocidad los holandeses huyeron precipitadamente, lo que causó numerosas bajas y la muerte de sus comandantes, Luis y Enrique de Nassau.

BATALLA DE MÜHLBERG

10- BATALLA DE GEMBLOUX 1578
Don Juan de Austria y Alejandro de Farnesio comandaban a los 1600 infantes con los que salieron a dar caza al ejército de los Estados Generales holandeses, unos 20 mil hombres. El 31 de enero avistaron la retaguardia enemiga y Farnesio lanzó la caballería pero con órdenes para que no entablaran combate. Al ver que la caballería holandesa flaqueaba, ordenó el ataque. La formación rebelde se desmoronó ante el arrojo español y en su huida desorganizó a su propia infantería. El resultado fue la aniquilación del ejército hereje.
11- CAGAYÁN 1582
Una flotilla española comandada por Juan Pablo de Carrión fue enviada a las islas Filipinas para combatir a los piratas japoneses que acosaban los asentamientos europeos. Algunos de estos piratas fueron antiguos samuráis que habían caído en desgracia. Las picas y espadas españolas se mostraron muy superiores a las katanas japonesas, pues solamente unos 40 españoles derrotaron a 1000 piratas en estos combates que se dieron al otro lado del mundo. Hay que aclarar que no eran propiamente Tercios, pero algunos de los hombres que combatieron en Cagayán habían sido reclutados en las Indias y probablemente habían estado previamente en algún tercio en Europa. Pero aunque no lo estuvieran no dejaban de ser soldados españoles, formados en la misma doctrina que los tercios y con los mismos códigos de honor.
12- BATALLA DE EMPEL 1585
También es conocido como el Milagro de Empel. Todavía en el contexto de la Guerra de los Ochenta Años contra los rebeldes holandeses, las tropas de la Monarquía Hispánica se encontraron ante una situación difícil la primera semana de diciembre de el año 1585. Casi 5 mil soldados se vieron rodeados por una flota holandesa en la isla de Bommel. El capitán rebelde, Felipe de Hohenlohe-Neuenstein, les ofreció una rendición honrosa, pero el Maestre Francisco de Bobadilla le respondió: «Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos». Ante la negativa española los holandeses abrieron los diques e inundaron la zona, por lo que las tropas católicas tuvieron que agruparse en el montecillo de Empel. Allí, cavando una trinchera, unos soldados encontraron una tabla con la imagen de la Virgen Inmaculada. La noche del 7 de diciembre sopló un viento gélido que congeló las aguas y dejó bloqueados a los barcos enemigos. Al amanecer del día 8 de diciembre los españoles atacaron y obtuvieron la victoria, estableciendo a la Inmaculada como patrona de los Tercios, hoy de la Infantería Ligera española.

RENDICION DE BREDA 

13- SITIO DE BREDA 1625
La Guerra de los Ochenta Años dio mucho de sí para aumentar las gloriosas victorias de los Tercios españoles. Ya en el siglo XVII destaca la toma de Breda por los Tercios comandados por el Capitán General de Flandes Ambrosio Spínola inmortalizada en el famoso cuadro de Velázquez. Los holandeses resistieron 11 meses el asedio católico, pero a pesar de su resistencia y de los refuerzos que envió Inglaterra, la ciudad acabó cediendo.
14- BATALLA DE NÖRDLINGEN 1634
Algunos historiadores califican a la Guerra de los Treinta Años como la primera guerra mundial, puesto que enfrentó a la grandes potencias de la época en Europa central. Las tropas de los bandos enfrentados estaban compuestas hombres de naciones muy diversas. La Monarquía Hispánica aportó sus Tercios, que destacaron en la batalla de Nördlingen. La feroz resistencia de las tropas hispanas en la colina de Allbuch rechazando hasta 15 cargas de los regimientos suecos fue determinante para la victoria.
15- BATALLA DE ROCROI 1643
En esta batalla los Tercios no resultaron victoriosos, pero hasta cuando se echaba encima la derrota, los infantes españoles supieron permanecer firmes aguantando las cargas de caballería francesa. Esta vez eran españoles y no de otras naciones, puesto que los tercios italianos presentes salieron huyendo. El propio enemigo describió a las formaciones hispánicas como si de un “muro humano” se tratara, inquebrantable aún cuando se acabó la munición de los mosquetes. Esta batalla marcó el declive de los temidos Tercios que dominaron Europa durante más de un siglo. No obstante no fue la última batalla de los Tercios y además hubo otro triunfo como la batalla de Honnecourt librada el 26 de mayo de 1643  que resultó en una victoria para las fuerzas españolas. La batalla se produjo en el marco de una campaña ofensiva española en los territorios de los Países Bajos meridionales, conquistados por los ejércitos franceses en los años previos de la guerra, durante la cual Melo recuperó las plazas de Lens y La Bassée. Después, el 23 de noviembre de 1643, un ejército imperial aniquiló a otro galo en la Batalla de Tuttlingen. Estos dos ejemplos pueden ilustrar que en sí misma la batalla de Rocroi no tuvo un peso decisivo en las operaciones militares.

REINO DE ARAGÓN (Parte 3)

Murió don Ramón Berenguer IV en Lombardía en 1162. Fue el conde de Barcelona y el gobernante del reino Aragón al estar casado con la heredra...