domingo, 10 de agosto de 2025

BATALLA DE SAN QUINTIN

Se desarrolló el día 10 agosto de 1557. Pero veamos los precedentes. Carlos I de España era Carlos V del Sacro Imperio Germano Romano. Por lo tanto heredero de Carlomago y como tal garante del cuidado de la religión católica en Europa. Pero, ya existía una ruptura protestante que había que rechazar. Se ratificaba en el Imperio de Carlos V la ruptura religiosa. Se añadieron a los conflictos de estos años el ataque francés a Córcega (1553), que era de Génova, a la que el príncipe Felipe socorrió desde España para asegurar la amistad de la fiel república italiana, y la rebelión en el mismo año de Siena, alentada por los franceses, que terminó en 1555 con la independencia de ésta. 

CARLOS I DE ESPAÑA 

Con la mediación del Papa y de Inglaterra, cuya reina María Tudor había desposado al futuro Felipe II en 1554, terminaron los enfrentamientos hispano-franceses en frentes tan diversos. Con La Paz de Habsburgo firmada en 1555, un acuerdo entre Carlos V y los Estados del Sacro Imperio Romano Germánico, permitió a los príncipes elegir la religión oficial (católica o luterana) de sus territorios. Este tratado puso fin, de forma temporal, a las guerras religiosas que habían asolado Europa tras la Reforma Protestante, aunque solo reconoció el luteranismo y el catolicismo, excluyendo otras ramas del protestantismo como el calvinismo.
Al mes siguiente Carlos V, abdicó en su hijo Felipe II, el 25 de octubre de 1555, y por lo tanto buscaba la paz con Francia, ya que éstos se habían aliado con los protestantes alemanes, algo difícil de entender. 
A tal efecto, concluyó una tregua de cinco años en Vaucelles en febrero de 1556 que firmó el representante de Felipe II sobre la base del statu quo en el momento inicial de la guerra, situación que beneficiaba a Francia.
Pero en octubre de 1556 el francés declara la guerra a Felipe II. El papa permitió el paso de tropas francesas para invadir Nápoles y excomulgó a Carlos V y a Felipe II, además prometió a los Franceses el reino de Nápoles. El duque de Alba rechazó a los franceses y comenzó a asediar Roma, y el papa firmó una tregua. Felipe II, rey consorte de Inglaterra consiguió dinero y tropas inglesas y se fue a Flandes, al llegar hizo una maniobra de distracción para confundir mientras que el duque de Saboya invadía Francia.

FELIPE II 

El 25 de julio de 1557 se inició el ataque en dirección a la plaza del fuerte de San Quintín, clave en el camino a París. Se inició el asedio y las defensas eran muy buenas con un millar de soldados. Saboya rodeó la ciudad y tomó un bastión. Los franceses recibieron algo de ayuda a pesar del bloqueo Lo intentaron por segunda vez y fueron descubiertos perdiendo unos 400 infantes.
En realidad San Quintín fue una gigantesca emboscada para los franchutes, sorprendido por las buenas tácticas españolas. El ejército francés al mando de Montmorency llegó cerca de San Quintín esperando refuerzos llevados por Enrique II. Pero decidió atacar a plena luz del día sin haber inspeccionado el terreno y contaba con que los españoles no cruzarían el puente estrecho de Rouvray. Pero Saboya había construido dos puentes algo más arriba. Por esos puentes cruzó la caballería del duque con 7000 jinetes. Cuatro horas duró el suplicio para los franceses. La infantería española al mando personal del duque de Saboya se desplegó rápidamente a la vanguardia francesa y los acribilló a cañonazos.


Mientras tanto unos 3000 españoles continuaban con el asedio para evitar cualquier salida de los defensores. Montmorency se lanzó a la lucha personalmente, quizá buscando una muerte honrosa, pero no la obtuvo. Fue herido y capturado por un sencillo soldado español, de nombre Sedano, que luego fue ayudado por su capitán para trasladar al herido. El soldado posteriormente fue recompensado económicamente por Felipe II.
El desastre francés fue mayúsculo. Unos 7000 muertos y otros tantos prisioneros. Entre los heridos Montmorency fue atendido por los españoles e incluso cenó con el atento duque de Saboya. Los españoles tuvieron unas mil bajas entre muertos y heridos, llevando la peor parte la caballería.
Felipe II que se encontraba a unos 60 kilómetros, enterado de la victoria se dirigió al campo de batalla. Después de las felicitaciones a oficiales y tropa, escribió a su padre, ya retirado en el monasterio de Yuste.
Algunos militares experimentados aconsejaron al rey que marchara sobre París. Pero el rey, que por algo le llamaban “el Prudente”, sabía que Enrique II estaba preparando un fuerte ejército y que el asedio saldría muy costoso, además la victoria no estaba concluida. El monarca en persona dirigió el asedio a la plaza de San Quintín que fue cañoneada, minada y tomada a sangre y fuego el 27 de agosto de 1557. Los defensores rechazaron la capitulación, quizá esperando refuerzos que no llegaron. El francés se vistió con sus mejores galas y joyas para ser reconocido en el feroz asalto y ser cambiado por un rescate, como así fue.


La precaución de Felipe II fue acertada ya que el rey francés selló una alianza con el Imperio Turco. Se encontraron más adelante, en la batalladle las Gravelinas en julio de 1558 con un resultado similar al de San Quintín. En el plazo de un año Francia suplicaba la paz. Ésta se firmó el 2 de abril de 1559 en el castillo de Cateu-Cambrésis. Francia reconoció la superioridad española, devolvió Piamonte y Saboya, renunciando a la Península Italiana y el Franco Condado.
Se rubricó con la boda entre Felipe II, ya viudo, con Isabel de Valois, precisamente la hija de Enrique II, que en los festejos que organizó el francés murió al clavársele una lanza en un ojo durante un torneo. Francia dejaría de ser un problema durante muchos años, ya con Felipe IV.
Carlos I moría ese años de 1558, seguramente satisfecho de las victorias españolas y de las decisiones de su hijo Felipe.

sábado, 9 de agosto de 2025

CONDADOS DE LA MARCA HISPANICA

Dado la expansión musulmana, Carlomagno pacta con los musulmanes la creación de unos límites territoriales, que llamó la Marca Hispánica. Territorios del sur de Francia y del norte de la península ibérica y derivó en la formación de un conjunto de pequeños condados vinculados a los monarcas francos. Los condados que hoy llamamos catalanes, por entonces eran: Condado de Barcelona, de Berga, de Cerdaña, de Conflent, Besalú, de Ampurias, de Gerona, de Manresa, de Osona, de Pallars, el Rosellón y el de Urgel. Los condados de Ribagorza y Sobrarbe son los que formarían más adelante el reino de Aragón.                                   


El control de la Marca Hispánica como único territorio hispano de influencia carolingia, es sin duda la circunstancia del hecho diferencial catalán, zona dependiente de los reyes francos. Y aunque los musulmanes consiguieron penetrar en los Pirineos occidentales, no fue por mucho tiempo dejando aislada por ejemplo Navarra, no entrando de esta forma en la Marca Hispánica que había establecido el Imperio Carolingio. Los montes cantábricos y pirenaicos quedarían libres del efectivo dominio musulmán y en ellos se formarían prontamente dos reinos, Asturias y Navarra, resultado del pacto alcanzado entre las gentes autóctonas y los refugiados godos. En lo que hoy conocemos como Navarra el norte de la comunidad permaneció poco tiempo bajo dominio musulmán y pronto se organizó en un núcleo cristiano de fugaz sometimiento al Imperio carolingio y con centro en la ciudad de Pamplona. Su primer soberano conocido fue Íñigo Arista, hacia el 810, cabeza de la primera dinastía navarra. De este modo se conformó el Reino de Pamplona, más tarde llamado Reino de Navarra. Íñigo Arista, señor de Pamplona, se le considera como el fundador del reino de Navarra (810-840) .   
El primer conde de Barcelona fue Bera (801-820) personaje de origen franco-visigodo. Esta autoridad era favorable a la paz con los musulmanes, por lo que fue acusado de traición. Fue destituido y el gobierno pasó totalmente a manos de los francos. Se establecieron regiones administrativas, (los condados), y los más importantes fueron Pamplona, Aragón que se haría condado independiente en el 809 con el conde Aznar, Urgel, condado con dinastía propia desde el 815 y el condado de Barcelona dinástico desde el 878, que se convirtió en hegemónico sobre otros como Gerona. La Marca Hispánica, de hecho, se conformó como una débil unión de condados independientes, coordinados por una asamblea anual, en los cuales todos los nobles al frente soñaban con consolidar un poder vitalicio a su favor. La realeza astur-leonesa, la aragonesa y también los Condes de Barcelona, reivindicarán su estirpe visigoda como factor de legitimación histórica de los nuevos poderes resultantes de la articulación territorial de la resistencia hispánica frente al invasor islámico. Entramos aquí, lentamente, en otro periodo histórico, sucesivo de la Monarquía gótica, la llamada Reconquista, denominado así por la pretensión de los nuevos poderes autóctonos de recuperar el territorio peninsular ocupado por los musulmanes. La Península Ibérica es para Carlomagno una de las joyas de la corona imperial. A él no le vale sólo con defender la cruz; defiende, además, determinada cruz, esto es, la unidad eclesial total, pues Roma teme, y hace bien, las tendencias centrífugas entre los cristianos; que son tan fuertes que en Constantinopla generarán incluso crueles masacres en los siguientes 500 años. Poco después de la invasión peninsular, un grupo de musulmanes se entrevista con Carlomagno. Le ofrecen su apoyo si entra en la península y le prometen la entrega de Zaragoza                                                                               TRATADO DE CORBEIL

 
Hacemos un aparte para recordar que estos condados que formaron la “Marca Hispánica” franco-carolingia, fue gobernada por Carlomagno y sus descendientes en la corona francesa desde el año 801 hasta que el rey de Francia Luis IX y el rey de Aragón Jaime I el Conquistador firmaran el Tratado de Corbeil en 1258, con el fin de llegar a un acuerdo de paz y establecer unas fronteras estables entre Francia y Aragón, renunciando Luis IX a los condados (actualmente catalanes), que pasan a ser feudatarios del Rey de Aragón y Jaime I renuncia a su parte de Lanquedoc, salvo Montpellier. Queda claro entonces que en dicho tratado ambos reyes cedieron derechos sobre territorios, Jaime I de Aragón sobre territorios Occitanos y el francés sobre los condados, que pasaron a depender únicamente del monarca de la Corona de Aragón. Pero habíamos dejado a Carlomagno reunido con los musulmanes. Con la palabra de apoyo ofrecida por los musulmanes, las fuerzas de Carlomagno se atreven a entrar en territorio español para tomar Zaragoza. Serán rechazadas en la ciudad y en su retirada son emboscados en Roncesvalles por vascos, o tal vez gascones, esto posiblemente en el 778. Carlomagno, que de todas formas controla los Pirineos, pone sus ojos en la iglesia hispana. Este movimiento permite el control total por parte de los clérigos carolingios de la sede de Urgel, elemento fundamental para la consolidación del poder franco en la Marca Hispánica. Y, lo que es más importante, sella la alianza entre los monarcas asturianos y el Imperio Carolingio, una alianza que marcará el destino de España. Carlomagno enviará mucho dinero a la sede compostelana, y Santiago se convertirá en la gran luz de la cristiandad medieval, construyendo un cordón umbilical entre la España y la Europa cristianas.                                                                                        CARLOMAGNO 

En la Historia, Santiago se le aparece en sueños a Carlomagno y lo anima a ir a España, mostrándole el camino de estrellas que desde Frisia (Países Bajos) le llevará a Galicia, donde se encuentra su cuerpo y donde también, tras la liberación del sepulcro de manos musulmanas por el propio Carlomagno, gentes de todos los países irán en peregrinación por los siglos. Sin embargo en los condados pirenaicos termina el imperialismo carolingio en España. Carlomagno sólo conseguirá el control y el impulso de la ruta jacobea. Su gran fracaso será controlar a la Iglesia de los condados. La peregrinación jacobea será fundamental para España y para Europa. Se rompe la línea dinástica carolingia en París lo que generará toda una serie de rebeliones de nobles que, a lo largo de todo el territorio franco, entenderán que dicha ruptura les otorga fuerza moral a ellos para independizarse. Flandes, Borgoña o Aquitania inician estos procesos, como lo inicia Cataluña de la mano de Vilfredo el Velloso, considerado el primer gobernante autónomo de la región, y que a su muerte dejará sus tierras a sus hijos. No se puede decir, por lo tanto, que la huella carolingia en España sea ni débil ni despreciable.

jueves, 7 de agosto de 2025

LA CONQUISTA DEL NORTE DE ÁFRICA

La muerte de Felipe el hermoso, rey consorte de Castilla, permitía a Fernando el católico volver a ocupar el poder en Castilla, (Isabel murió 2 años antes), esta vez como regente en nombre de su hija Juana I y de su nieto, el futuro emperador Carlos V, por entonces un niño de seis años.

El Cardenal Cisneros 
Es una persona de probada honestidad y fiel a la corona, por lo que es elegido para ser regente de la corona, en colaboración con un Consejo del Reino, en medio de aquel avispero. Fernando marcha a Aragón y luego a Italia. Mientras en Castilla siguen las disputas entre los partidarios de Fernando y los todavía partidarios de Felipe. Etapa muy  complicada para Cisneros que debía calmar los ánimos.
Fernando el católico quedó como regente de Castilla por segunda vez, aunque se centró en Italia y dejó en su lugar al cardenal Cisneros como Canciller Mayor de Castilla.
En 1507 Cisneros también fue nombrado Inquisidor general de Castilla. Desempeñando Cisneros un papel importante en la conquista de Orán, al igual que en los tiempos de Isabel la Católica había participado de manera activa en la conquista de Granada.

CONQUISTA DE ORÁN 
En Cardenal Cisneros, en 1509 inicia la conquista de Orán con su financiación y la aprobación del rey Fernando. A la hora de idear un asalto a Orán, Cisneros quiso que la campaña fuese calculada en todos sus aspectos: geográficos, económicos, militares y religiosos. Sin embargo, la expedición se preparó con una celeridad inusitada y zarpó la armada desde Cartagena hacia Orán. Se produjo el asalto, acaso con complicidad de los moradores.
Pero la idea de Cisneros era muy ambiciosa. Ansiaba hacerse con el control geopolítico de todo el norte de África hasta Egipto, establecer allí una especie de protectorado y recuperar los Santos Lugares. Para Cisneros y muchos otros, la África del norte había sido romana y cristiana, la patria de San Agustín, de ahí que una vez terminada la Reconquista en la Península, debía proseguir en África, rechazar a los moros y proseguir hacia Egipto. Regresó de prisa: tenía que asegurar el sustento militar y económico de la plaza, organizar su vida municipal y configurar su ordenamiento religioso dentro de la Iglesia de Toledo, que tendría allí una de sus colegiatas. No obstante regresa con un botín, camellos obras de arte y libros, incluso el Corán, lo que indica que ya no es aquel Cisneros de veinte años atrás cuando fue Inquisidor.

Orán en la actualidad 

Lo que hoy es Marruecos, formaba parte de los objetivos a largo plazo de la corona de Castilla. La península ibérica y el norte de África constituían una unidad geográfica, política y también cultural, por más que ahora nos resulte extraño y más bien lo contrario. Además, el gran puntal de la expansión en el norte de África estaba relacionado con la propia seguridad del reino de Castilla: el peñón de Gibraltar no era suficiente y se necesitaban plazas al otro lado para contrarrestar la amenaza del corso berberisco. "El estrecho de Gibraltar no alarga las distancias, sino que les acorta", escribe Ramiro Feijóo en 'Corsarios Berberiscos' (Belacqva), "no supone ninguna barrera geográfica, sino más bien una suave cortina sobre la que deslizarse al otro continente". Esta defensa de una nueva frontera, de la retaguardia de Granada, recién conquistada del Reino nazarí y tras las capitulaciones de Santa Fe, es el motivo esencial, siguiendo con la recomendación de Isabel, asegurar el norte de África: Orán y Argel. 
El momento clave fue la expansión castellana con la toma de Melilla en 1497 por parte del duque de Medina Sidonia, la de Mazalquivir (Argelia) en 1505, según los designios del arzobispo de Toledo en 1508 por parte del conde Pedro Navarro y la de Orán dirigida por el cardenal Cisneros en 1509. De esa misma época y estrategia data el enclave del Ifni y las Islas Canarias. Estas islas habían sido conquistadas a instancias de la Corona de Castilla, después de que los señores de las islas hubiesen cedido sus derechos sobre Gran Canaria, La Palma y Tenerife a los Reyes Católicos en 1477. El resto de las islas estaban conquistadas con anterioridad.  El Ifni en el Sáhara, que ahora controla Marruecos, fue de hecho la última guerra colonial de España, ya en 1958 y por el mandato de la ONU, el terreno a descolonizar que ahora ha entregado el gobierno actual.

Ni Canarias, ni el Sáhara, ni Ceuta y Melilla fueron fruto del colonialismo europeo del XIX, sino del mismo nacimiento del imperio español en el XV y XVI. Diego García de Herrera desembarca en las Islas Canarias en 1476 y el cardenal Cisneros, siguiendo la última voluntad de Isabel la Católica, prepara la conquista de Orán, justo cuando los últimos cabos sueltos del futuro imperio se están atando.  La expedición de Cisneros culminó con éxito y tras la toma de Orán, lo que supuso que los corsarios de Argel reconocieran en 1510 la autoridad del reino cristiano, para asentarse en el peñón de Argel después de otra victoria naval contra el corso. Argel, temiendo ser la siguiente en la lista de ciudades conquistadas y cuidadosamente saqueadas, acata finalmente el vasallaje al rey de Castilla. Al sometimiento argelino le siguió Trípoli, en la actual Libia, consolidando la presencia de la monarquía hispánica en el norte de África siguiendo la voluntad de la reina Isabel en su testamento. El resultado fue que entre 1505 y 1510 toda la costa norteafricana, desde Melilla hasta Trípoli, se convierte en española. La expansión en el norte de África tenía un interés defensivo y de consolidación en el Mediterráneo, ya que sus ciudades eran pobres y no se sacaba un especial provecho de su ocupación y vasallaje. Sin embargo, el dominio de las orillas era un puntal necesario y de increíble valor estratégico para el imperio en ciernes. A mediados del XV, la reacción de los corsarios berberiscos, apoyados por el sultán otomano, supuso más de dos siglos de guerras y batallas en el Mediterráneo. 
España abandonaría Argelia en 1830 poco antes  de la invasión francesa, que le convertiría en una de las colonias europeas del XIX. Había llegado antes y tuvo que renunciar a Argel, pero no a Ceuta y Melilla, y además con las Canarias, pasarían a formar parte del suelo español, a pesar de estar en otro continente. No fueron colonias sino territorios. El problema se intensificaría siglos después y España sí tuvo que ceder el protectorado de Marruecos tras la Segunda Guerra Mundial, pero las plazas de Ceuta, Melilla y Canarias  ya eran parte del reino y así ha seguido. 

La clave de esa expansión norteafricana se revelaría en los siguientes pasos del gran imperio que acaba de nacer con el testamento de Isabel I de Castilla. El mayor impulsor de ese proyecto sobre el norte africano isabelino, fue el cardenal Cisneros, hombre a quien la historia de España le debe mucho ya que a la muerte de Isabel y las regencias de Fernando fue el hacedor del gobierno de toda Castilla y cumpliendo al pie de la letra las órdenes que recibía de Fernando y las testamentarias de Isabel. 
Todo esto para entregarle un Imperio Español al nieto de su reina, Carlos I, que luego se convertiría en el Emperador católico que conocemos.
 

miércoles, 6 de agosto de 2025

MUSEOS DE MADRID

Madrid merece la pena por muchas cosas: sus vistas, su gente, su comida, su ocio nocturno... pero sobre todo por el atractivo cultural que supone a millones de personas que se desplazan cada año a ver alguno de sus museos. Además muchos son gratis. La oferta cultural en la capital es de lo más amplia, y existen distintos centros que abarcan buena parte de la historia del arte de nuestro país, desde el más clásico al más contemporáneo. 
La mayoría de estos centros son de pago, pero existen una serie de días y horas en los que uno puede acudir de manera gratuita. Si no dispones de ningún tipo de descuento para poder ir en cualquier momento a un precio reducido no pasa nada, porque aquí te traemos cuándo ir a cada museo para que la entrada te salga completamente gratis, desde el ilustre Museo del Prado a otros como el Reina Sofía o la Casa Museo Cerralbo.

Museo Thyssen-Bornemisza
Inaugurado en 1992, el Thyssen es uno de los museos modernos más completos de Madrid, pues tienen una colección que abarca todo tipo de épocas y estilos artísticos, además de contar con exposiciones temporales de lo más interesantes. Si bien la entrada general vale 13 euros, uno puede acceder al museo gratis todos los lunes del año, aunque si no puedes ir ese día dispones de varios descuentos que reducen considerablemente el precio de la entrada.

Museo Sorolla
Sin duda uno de los museos más bonitos de Madrid, porque en realidad es mucho más que un museo, es también la casa del pintor Joaquín Sorolla. Ubicada en el número 37 del Paseo del General Martínez Campos, entre las estaciones de Iglesia, Ruben Darío y Gregorio Marañón, se puede encontrar este majestuoso complejo con un precioso jardín que da acceso a la casa museo, en la que se puede encontrar buena parte de la obra del pintor valenciano. El acceso vale 3 euros, aunque es gratuito si acudes los sábados a partir de las 14:00 y hasta el cierre de la misma a las 20:00, pero también es gratis los domingos si vas por la mañana, entre las 10 y las 15 horas.

Museo Reina Sofía
Situado junto a la antigua estación de Atocha, ahora rebautizada como Estación del Arte en buena medida por este museo y por el Prado, el Museo Nacional Reina Sofía es el indicado si estás buscando algo de arte más contemporáneo y exposiciones que se salgan de lo normal. La entrada general tiene un precio de 12 euros, pero puedes acudir de forma gratuita más días que en cualquier otro museo. El Reina Sofía es gratuito los lunes, miércoles, jueves, viernes y sábado de 19 a 21, siempre y cuando acudas de manera individual y no en un grupo organizado. Además, los domingos está abierto a todo tipo de público, grupal o individual, y de manera gratuita entre las 12:30 y las 14:30, así que hay momentos de sobra para pasarse por allí.  Te puede interesar: La Galería de las Colecciones Reales.

Museo del Romanticismo
Uno de los grandes desconocidos del panorama museístico madrileño es el Museo del Romanticismo, que se encuentra cerca la salida de la estación de metro de Tribunal, en el número 13 de la calle de San Mateo. Se trata de un antiguo palacio del siglo XVIII que, como bien indica su nombre, contiene algunas de las obras más representativas del Romanticismo. Su entrada general vale 3 euros, pero puedes acceder de forma gratuita todos los sábados a partir de las 14 horas y los domingos durante todo el día, así como días festivos señalados como el 18 de abril,18 de mayo,12 de octubre o 6 de diciembre.

Museo Arqueológico
En la calle de Serrano número 13, junto a la Estación de Recoletos, se encuentra el icónico MAN, el Museo Arqueológico Nacional que lleva en pie desde que fuera fundado en 1867 por la reina Isabel II. Si bien su entrada cuesta 3 euros, se puede acceder gratuitamente si uno se desplaza hasta allí tanto los sábados desde las 14 horas como los domingos durante toda la mañana.
Museo Cerralbo
Otra opción interesante para ver un tipo de museo distinto, como sucede con el de Sorolla, es la Casa Museo Cerralbo, la antigua residencia del marqués de Cerralbo y que alberga todo tipo de piezas en su sede de Ventura Rodríguez 17, junto a la estación de Plaza de España. La entrada vale 3 euros, pero es gratis los jueves de 17 a 20 horas y todos los domingos.

Museo del Prado
Por último, pero no menos importante, se encuentra el que probablemente sea el más ilustre de todos los museos de Madrid, el Prado. Ubicado en la calle C. de Ruiz de Alarcón 23 junto al paseo que da nombre el museo, este histórico museo es uno de los más demandados por los turistas y los propios madrileños. La tarifa general es de 15 euros, pero existen varias franjas al día en las que es gratuito. 



Biblioteca Nacional
No es un museo, pero merece la pena una visita.La Real Biblioteca se abrió en 1712. Felipe V firmó el Real Decreto fundacional, que aclaraba el carácter público de la biblioteca, abierta a “todos los estudiosos” y establecía las normas fundamentales para su funcionamiento. Es un organismo autónomo encargado del depósito del patrimonio bibliográfico y documental de España. Dedicado a reunir, catalogar y conservar fondos bibliográficos, custodia alrededor de treinta millones de publicaciones producidas en territorio nacional desde comienzos del siglo XVIII: libros, revistas, mapas, grabados, dibujos, partituras y folletos.
Difunde este patrimonio bibliográfico a través de su catálogo y de la elaboración de la Bibliografía Española y desarrolla servicios al público que van desde las salas de consulta y los servicios a distancia a través su página web, a los servicios de información bibliográfica especializada y el préstamo interbibliotecario. 

LOPE DE VEGA CARPIO – EL GENIO

Uno de los escritores más importantes de la historia de la literatura española. De vida polémica, muchas veces alejado de las normas y la mo...