martes, 22 de diciembre de 2020

65.- ESPAÑA SIGLO XVI - (1) CARLOS I

En 1516 había muerto Fernando el católico, Isabel lo había hecho en 1504 y Felipe e hermoso en 1506. Quedaba Juana I de Castilla, como heredera de las coronas. Pero enferma de sufrimientos y encerrada durante años, no estaba en condiciones de regir y mucho menos de gobernar todo el Imperio Español que heredaba. Entramos en otro periodo de la historia de España y también de Europa. El tercer período de la historia de la humanidad, es decir el que sigue a la Edad Media se ha dado en llamar la Edad Moderna. Para algunos la fecha fundamental del cambio de era fue el Descubrimiento de todo un continente hasta entonces desconocido en 1492. Se coincide en el siglo XVI con el momento de máximo prestigio internacional de España como nación, el momento que ha alcanzado la máxima extensión territorial y asimismo el periodo de mayor poder económico que jamás hasta entonces había conocido el país. Capitanes y diplomáticos, mercaderes y obispos españoles cumplen la labor de difundir una cierta idea de España en los lugares más distantes. Es por esto que en el exterior, mucho más que en la propia península se comienza a hablar de España como de un Estado unificado y homogéneo, y no como una reunión más o menos azarosa de diversos reinos y territorios, como lo fue en el siglo anterior. Esa España moderna se sostiene casi exclusivamente extrayendo recursos humanos y financieros de las entrañas de Castilla y de la explotación de los territorios americanos. Sería posible decir que Enrique IV de Castilla y Juan II de Aragón y Alfonso V de Portugal fueron los últimos reyes medievales de la península. Y sus sucesores, los reyes católicos, los que reinaron a caballo entre ambas edades, e incluso más aún, han sido protagonistas del desarrollo de este proceso.
Como sabemos en 1492, bendito año, se había terminado de conquistar al reino nazarí de Granada, con lo cual todo el territorio peninsular era cristiano, heredado como tal de los romanos, mil años antes. También se había descubierto un continente, aunque todavía no se sabía que esta era así. Los Reyes Católicos nunca fueron conscientes de la envergadura del Descubrimiento. Su participación en el proyecto fue muy limitada. El dominio español se limitada a varias islas periféricas. La herencia dejada fue complicada, por la enajenación de la hija heredera, la reina Juana que fue regentada en dos ocasiones por el cardenal Cisneros, hasta la muerte de Fernando, cuando llegó Carlos de Habsburgo la cuestión se dilucidó. Bien, pues dejamos ya al siglo XV empezamos a centrarnos en el XVI y siguientes. Cuando muere en 1516 Fernando el Católico, dejando vacante la corona de Aragón, y la corona castellana en manos de doña Juana, recluida en Tordesillas debido a su enajenación mental, convertía a su hijo Carlos en gobernador del reino de Castilla aunque en realidad todo el poder quedaba en sus manos. La llegada de Carlos de Habsburgo supuso el principio de un nuevo poder imperial en Europa. A la suma de las herencias continentales de los Habsburgo y la monarquía española, se añadieron las conquistas en América, que arriesgados capitanes españoles iban agregando con mucho sacrificio y valentía. En el siglo XVI, los dominios españoles habían alcanzado la mayor extensión territorial de su historia. Los romanos, el mayor Imperio hasta entonces conocido habían dominado unos 3,5 millones de kilómetros cuadrados. El Imperio Español llegó a tener alrededor de los 20 millones de kilómetros cuadrados, entendiendo que los territorios se les consideraba tierra española, no colonias, como lo hicieron otras potencias. Es por esto que en el exterior, mucho más que en la península, se habla de España como un Estado unificado y homogéneo, y no como una reunión más o menos azarosa de diversos reinos y territorios.
RECREACIONES DE LA LLEGADA DE CARLOS I ---
El mantenimiento del Imperio sería la razón de ser de toda la gestión del monarca austríaco y sus sucesores. España se consolidaría su importancia al ponerse como protector máximo de la religión cristiana y cercano al papa. Los Habsburgo ocupaban el trono Imperial de Austria desde 1279. Ya Maximiliano I consiguió el Franco Condado y los Países Bajos. A esto suma su hijo Felipe el hermoso, tras su boda con Juana de Castilla, el imperio español. Murió pronto Felipe y heredó Carlos I de España el Imperio en 1517, con su madre Juana I que no participó en el gobierno. A partir de entonces pasarían doscientos años de la casa de Austria en España, sumando unos cambios impensables para los tiempos de los RR CC. “A ellos les debemos todo” sentenció una vez Felipe II, al hablar de Isabel y Fernando. Y no le faltaba razón, porque dejaron una sólida base. Unos fundamentos de unidad y religión cristiana de marcado acento español. Y también con el centralismo, una monarquía absolutista, como es lógico en ese tiempo. Pero a Carlos, al principio parte de la nobleza desconfiaba de él, por ser extranjero, no hablar castellano y venir rodeado de personajes con las intenciones de poder y riqueza por bandera, y sobre todo porque Carlos tenía diecisiete años y era aún influenciable. Sin embargo este descontento popular, por más extremado que fuera, como las revueltas castellanas y las de Valencia y Mallorca, que más adelante contaremos, debe entenderse como un estado de rebelión y agitación que entre el pueblo llano venía arrastrándose desde el siglo anterior. Una de las causas era el intento de imponer el poder absoluto en Castilla para todo el país. Una pretensión que no era nueva, los Reyes Católicos ya habían sentado las bases para su imposición cuando aprovecharon los enfrentamientos entre la nobleza y las oligarquías locales para reforzar su poder. Castilla contaba ya con un poder real centralizado que representó el eje de la monarquía sobre el que Carlos se apoyó para aclimatarse a un país que lo acogió y secundó en sus empresas. Bien es cierto que al principio, hubo problemas, como hemos contado, las revueltas castellanas y las de las germanías, con hechos sangrientos. Pero supo el monarca imponerse y tomar a España como su tierra, como el propósito primero de su vida política y militar. Profundamente religioso fue un paladín de la fe católica y le tocó lidiar con las luchas con los reformistas. Por entonces llegó Martín Lutero, nacido en lo que hoy es Alemania en noviembre de 1483 y murió en febrero de 1546. Lutero en sus “95 Tesis” del 31 de octubre de 1517 que fueron clavadas en la puerta de la iglesia del Palacio de Wittenberg (Sajonia) se condenaba la avaricia y el paganismo en la Iglesia como un abuso, y pedían una disputa teológica. En sus tesis no cuestionaba directamente la autoridad del Papa. Pero hablaremos un poco de Carlos en el siguiente capítulo.

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