viernes, 4 de diciembre de 2020
52.- REINO DE CASTILLA -15-
Como sabemos el 13 de diciembre de 1474, Isabel de Trastámara asiste a los funerales de su hermano el rey Enrique IV y en virtud de los acuerdo habidos en Los Toros de Guisando, se proclama como reina de Castilla. No esperó a que Fernando volviese de Cataluña. La reina envió una relación detallada de los acontecimientos de Segovia y el enviado partió y se encontró con Fernando en Calatayud. Algunos personajes importantes no habían asistido a la proclamación de Isabel porque acompañaban al féretro de rey por su promesa de fidelidad.
Fernando ya se dirigía a Segovia y Fernando escuchó los comentarios negativos sobre la proclamación de la reina en ausencia de su esposo. Especialmente el pasaje que mandó leer en voz alta sobre algo que hoy no valoramos suficientemente, pero entonces tenían esos detalles gran importancia. El portar la espada por Gutierre de Cárdenas, abriendo la comitiva de Isabel, cuando fue proclamada reina, un papel simbólico y que en los acuerdos del matrimonio entre Fernando e Isabel estaba dispuesto para Fernando. Pero ante su ausencia, Isabel no esperó y le otorgó ese encargo a Gutierre de Cárdenas. Un símbolo importante perdido que Fernando no esperaba. El día 2 de enero de 1475,Fernando, despojado de su capa negra de luto, dejó a la vista sus vestidos bordados en oro y seda, repitiendo el gesto de su esposa, y entraba en Segovia por la puerta de San Martín. Salieron los nobles a esperarle, Carrillo y Mendoza delante. Subieron la cuesta hacia el alcázar por las estrechas calles. Casi de noche, la comitiva se alumbraba con antorchas. La Reina les esperaba en la Catedral. Ya juntos los dos, entraron en el templo asistir en el altar mayor a la ceremonia litúrgica de acción de gracias. Pasaron luego al alcázar para presidir el banquete de bienvenida.
De que hablaron en la mesa, en su intimidad, no es posible saberlo, pero dados los resultados y hechos posteriores, seguramente la reina supo convencer a Fernando de que se había hecho lo más conveniente para el reino. Tres razones explicaron los reyes a Fernando del Pulgar, el cronista real. Una; La tradición política y sobre todo la religión cristiana no admite diferencia sustancial entre varón y mujer. Segundo; pasados cinco años de matrimonio solo habían tenido una hija, y no debían a hacer peligrar sus derechos de herencia para pasarlos a otro miembro indirecto de la Monarquía, cosa que algunos pretendían aún. Tercero; La reina siempre manifestó y abrigaba el deseo de un poder compartido, como una función, no una propiedad. De este modo dos personas podían simultáneamente ejercerlo. En este sentido se les encargó a personas de ambas tendencias, Carrillo y Mendoza, que elaborasen un documento con forma de acta arbitral determinando la forma y circunstancia en que debía llevarse en adelante el ejercicio compartido del poder real. Aquella sentencia La Concordia de Segovia, firmada el 15 de enero de 1475 estipulaba que todas las cartas, sellos y monedas llevarían ambos nombres, precediendo el del marido como era costumbre cristiana, pero anteponiendo las armas de Castilla a las de Aragón. Todos los homenajes y rentas serían hechas a la reina, en Castilla, pero de todo aquel dinero ella daría cuenta a su marido para que juntos decidieran en que invertirlo. Lo mismo hará luego Fernando con la Corona de Aragón. En cambio la administración de justicia y nombramientos podrían hacerse por separado, conforme las circunstancias lo aconsejasen. El 28 de abril Isabel entregó a su marido un documento delegando en él sus propios poderes, sin renunciar a ninguno, de tal forma que encontrándose ella presente o ausente pudiera Fernando ejercer las funciones reales. A su vez Fernando el 14 de abril de 1481, cuando entró en posesión de la Corona de Aragón, entregaría a Isabel un documento similar. Este documento figura en los Registros de aquel Archivo con esa fecha. De esta forma se completaba un proceso iniciado en 1369 con la revolución que derribó al rey Pedro I comenzando la dinastía Trastámara. Se emprendió una tarea impresionante, proyectos de Alfonso X y Alfonso XI. La Monarquía Hispana surgía como primera forma de organización de un Estado, que busca una razón de existir. Esa forma de Estado se apoyaba en dos principios. España era una unidad preexistente a la que correspondía una conciencia histórica, y la monarquía aparecían como los garantes sobre todo, de la justicia, el cumplimiento de las leyes, cartas, fueron, privilegios, buenos usos y costumbres, considerados en conjunto como ejercicio de libertades en plural. A punto de heredar la Corona de Aragón, nuestros protagonistas tuvieron que plantearse el modelo político que les convenía. La norma castellana, que se aplicaría en el caso de Granada, tendiendo al unitarismo institucional, mientras que la aragonesa se inclinaba por la unión de los reinos, conservando cada uno las tres características esenciales, un territorio, un fuero y unas Cortes. Cuando Navarra fue incorporada a la Corona de Castilla, años después, se hará mediante pacto que le permitía conservar esa condición de reino. Una demostración de que se había optado por la fórmula de unión de Reinos. Si bien esta fórmula no renunciaba a la condición de soberanía, definida además con el calificativo de “absoluto”, y que se define como independiente de cualquier otra autoridad superior.
Modelo en el espíritu de la caballería; tal debían ser los reyes. Esto nos revela el lema “Tanto Monta” No se refiere a la paridad de la pareja. Como Caballero del Toisón de Oro, Fernando necesitaba un emblema y una leyenda acorde. Isabel había escogido el haz de flechas, que significaba la reunión de los reinos, y la F era la inicial de su marido. Acudió Fernando al humanista Antonio de Nebrija, poniéndole como condición que comenzara por la letra Y, como ya lo hiciera en el signo del yunque utilizado por él en justas y torneos. El gran latinista le propuso una pequeña historia que Quino Curcio había introducido en la biografía de Alejandro Magno. Llegado éste a Gordión el macedonio se había encontrado un yugo con la letra Y, en torno a la cual se había atado un nudo con tal malas artes que nadie era capaz de desatar. A esto estaba la promesa de conquistar el mundo. Alejandro sacó su espada y la cortó de un tajo diciendo “Tanto Monta”, lo que en castellano del tiempo viene a decir, “da lo mismo cortar que desatar”. En otras palabras, se aclaraba que Fernando, haciendo valer su posición, tomase la vía recta, y que el fin justifica los medios, asunto hoy discutible, pero entonces no. Los dos emblemas, yugo y flechas, aparecen juntos en los escudos de armas y sirven para la identificación del reinado.
-
LA ORDEN DEL CLUNY La reforma de la Orden de San benito, iniciada por los monjes franceses de la abadía de Cluny, había de tener consecuenci...
-
Isabel y Fernando tuvieron cinco hijos. Y criaron a dos más que eran hijos bastardos de Fernando, concebidos, según se cree, antes del matri...
-
En 1931, José Ortega y Gasset, Ramón Pérez de Ayala y Gregorio Marañón, firman el manifiesto «Al servicio de la República», manifiesto anti...