En la historia hay derrotas momentáneas que sirven de guía y son el germen de la victoria final. La gente pacífica dejó de serlo porque las cosas no pintaban bien para su país. Lógicamente el clero se opone a los franceses, libertinos conocidos. Con lo cual el pueblo español se alza en armas, pero con un desparrame brutal de entrada.
JOAQUIN MURAT - LUGARTENIENTE FRANCÉS EN MADRID
Algunos
que habían esperado de Francia que ayudara a España a entrar en la modernidad y
trajeran los avances, y el progreso de las ideas nuevas de Europa, pues resulta
que son los enemigos de país, y por el contrario los que defienden a España y
están dispuestos a dar su vida por la patria, combaten defendiendo a un rey que
no le importa su país ni su pueblo, solo quiere emparentar precisamente con su
invasor, porque vive en un exilio dorado a costa de Bonaparte. Ahí viene el
dilema. Elegir entre ser patriota o ser afrancesado. Y así toda España se
vuelve una trampa inmensa, tanto para los franceses como para quienes, y esto
es lo más triste de todo, creyeron que con ellos llegaban, por fin, la libertad
y las luces. Cartagena, Zamora, Oviedo, La Coruña, Badajoz, Sevilla, Murcia,
Valencia, etc. fueron alzándose contra el francés.
Los
franceses a los que muchos esperaban con sus nuevas ideas, resulta que nos
invaden y atropellan despiadadamente. Mientras que los que defienden a España
son en gran parte el rancio pasado y el estancamiento.
Se
delegó en instituciones ancestrales como las Cortes del Reino de Aragón, que no
se habían reunido desde la derogación de los fueron a comienzos del siglo
anterior. Donde no existían esas instituciones se crearon nuevas llamadas
Juntas supremas. Lo primero que hicieron las Juntas es declarar la guerra a
Napoleón. Y crear un ejército al mando de un general de prestigio, Marcenado,
Blake, Castaños o González de la Llama. Se contaba con los cuerpos regulares y
la presencia de voluntario alistados en todos los lugares. Se organizaron
colectas, se suprimieron impuestos e incluso se llegó a acuñar moneda en el
exterior.
RENDICIÓN FRANCESA EN BAILEN
Las
Juntas Supremas habían conseguido la ayuda de los ingleses, que se la tenían
jurada a Napoleón, y mandaron al general Wellington al frente de sus tropas y
del ejército español. También recibieron ayuda económica y militar.
El
alzamiento de Zaragoza fue fundamental ya que se extendió por Cataluña, Navarra
y Castilla la Vieja.
La
primera revuelta popular fue en Asturias. Se publicaron los sucesos de Madrid
del 2 de mayo. Los representantes de las autoridades y cabildos se reunieron en
la Junta General del Principado y decidieron mantener la monarquía de Fernando
a la vez que defender la nación. Se comunicó a las capitales vecinas,
Santander, León, y las Juntas de Galicia los acuerdo adoptados, propagando la
sublevación. La Junta General Asturiana se desvinculó de la autoridad central,
el Consejo de Castilla y le sustituyó en el poder. Se extendió por todo el
país. En Barcelona, que estaba ocupada por los franceses, la sublevación
comenzó en la provincia. Fijaron la Junta General en Lérida.
En
el sentido administrativo de la rebelión se aplicó el fundamento jurídico
utilizado en el Compromiso de Caspe. Al rey se le consideraba secuestrado por
Napoleón, lo órganos de la monarquía estaban incapacitados por encontrarse la
Corte ocupada por un enemigo. Y esa autoridad, la soberanía, volvía a recaer en
el pueblo, quien la había transmitido a las Juntas Supremas Provinciales. Hay
realmente un sentimiento de unidad que a mediados de julio se robusteció por la
victoria de Bailén y por la insistencia británica de tener un interlocutor
válido que canalizara las ayudas económicas y militares aprobadas en aquel
país. Por lo que las Juntas con representantes se reunieron y declararon
constituida la Junta Central Suprema y Gubernativa del reino. No obstante no lo
tuvieron fácil ya que había instituciones provenientes del antiguo orden que no
querían cambios, por lo que la Junta Central acabó por traspasar a las Cortes
de Cádiz la misión de la transformación administrativa.
En
una primera fase de la guerra las fuerzas españolas cosechan derrotas una
detrás de otra. Los primeros enfrentamientos fueron derrotas en Cabezón de la
Sal y en Medina de Rioseco. Los prisioneros fueron ejecutados y el pueblo
saqueado. Esto hizo pensar que el asunto estaba prácticamente resuelto para
Napoleón. Ocuparon Logroño y en el ataque a Zaragoza los franceses fueron
incapaces de tomar casa por casa. La
participación de paisanos españoles, de toda clase y condición en defensa de la
ciudad convirtió esta batalla en algo desconocido para los franceses. Es cuando
se enteran de su derrota en Bailén, lo que hace que desistan de Zaragoza
replegándose a Vitoria.
El
general Castaños estaba destinado en el Campo de Gibraltar, y desde el mes de
abril mantenía contactos secretos con el gobernador británico de Gibraltar, sir
Hew Dalrymple. El 26 de mayo recibió un mensaje de la Junta de Sevilla para
unirse al alzamiento, cosa que hizo inmediatamente poniéndose él y a sus 9.000
hombres a la órdenes de esta la misma.
CUADRO "LOS DESASTRES DE LA GUERRA" GOYA
La
Junta le nombró general en jefe de un improvisado ejército que se encuadró e
instruyó en pocas semanas con tropas regulares y voluntarias. Con este ejército
logró derrotar al general Dupont en la batalla de Bailén el 19 de julio de
1808.
Realmente
la batalla se produjo en unas condiciones climáticas duras. Un extremo calor
que asfixiaba a las tropas recibió ayuda de la población cercana. Hubo
encuentros muy sangrientos y finalmente el francés general Dupont, sin recibir
los refuerzos previstos y ante el temor que Castaños llegara por la retaguardia
ayudando a las tropas del General español Redding, fue derrotado. Esperando la
llegada de Castaños para negociar las capitulaciones de su victoria Redding
cesa las hostilidades. Unos 18000 soldados franceses depusieron sus armas.
La batalla de Bailén será la primera victoria sobre un cuerpo de ejército
de Napoleón en toda Europa. Aunque la historiografía señala al
general Castaños como el vencedor de Bailén, ya que era el comandante supremo y
el estratega organizador, llevándose los honores, lo cierto es que en la
batalla propiamente dicha no intervino en la misma, sino que fue Redding el
artífice de la victoria española.
En
la batalla de Bailén participó como ayudante de campo de Coupigny en la 2ª
división, José de San Martín, futuro libertador de lo que hoy es
Argentina. Estaba asignado al escuadrón de Caballería Borbón. Su valiente y
brillante comportamiento le valió el ascenso a teniente coronel y la Medalla de
Oro de Bailén.