martes, 17 de octubre de 2023

REINO DE CASTILLA - (3 )

El 18 de Julio de 1195 se desarrollará la batalla de Alarcos,  entre el ejército Almohade y las tropas de Alfonso VIII de Castilla, con una humillante derrota cristiana. 
El 1 de junio de 1195 Abū Yūsuf desembarcó sus tropas, llegó hasta Sevilla, donde reunió un ejército de treinta mil hombres. Partió de Córdoba cruzando Despeñaperros. En ese día y al día siguiente el ejército almohade ya formó por completo. 

Alfonso VIII de Castilla  se alarmó tras estos hechos. Convino la ayuda de los reyes de León, Navarra y Aragón. Quedaron en la fortaleza de Alarcos, pero esta fortaleza estaba aún en construcción. La situación era apremiante y no esperó las ayudas de los reinos convenidos y se decidió a presentar batalla.
Abū Yūsuf no aceptó todavía enfrentarse en ese día y al día siguiente el 18 de julio el ejército almohade ya formó por completo. 
La primera carga cristiana fue rechazada y volvieron a cargar, para volver a ser rechazados. A la tercera la caballería cristiana consiguió romper la formación del centro de la vanguardia almohade, haciéndolos retroceder colina arriba, tratando de proteger al visir quien sucumbió en combate. El ejército almohade no se descompuso y prosiguió con el ataque.  La pericia que mostraron los arqueros y ballesteros almohades fue fundamental. Rebasaron a las tropas cristianas por los flancos del cerro y empezaron a atacarlas con una concentrada lluvia de flechas
El ejército castellano no estaba preparado y en inferioridad numérica finalmente se vio en la necesidad de huir o admitir la derrota. Las pérdidas fueron innumerables entre los cristianos y también resultaron elevadas para los musulmanes. No solo el visir, Abu Yahya.
Los cristianos comenzaron a huir  desordenadamente hacia donde podían. Entraron los moros a la fortaleza quemando sus puertas y matando, apoderándose de cuanto allí había, armas, riquezas, provisiones, caballos y ganado; hicieron cautivos a muchas mujeres y niños y mataron a los hombres. Los almohades se adueñaron de las tierras entonces controladas por la Orden de Calatrava; seis meses después cayó la fortaleza de Calatrava la Nueva y llegaron hasta las proximidades de Toledo.

CASTILLO DE CALATRAVA LA NUEVA 

Alfonso VIII obtuvo una alianza con el rey Alfonso IX de León (que estaba enfurecido con el rey castellano por no haberle esperado antes de la batalla de Alarcos) y la neutralidad de Navarra, ambos pactos temporales. Abū Yūsuf abandonó sus asuntos en al-Ándalus.
En un audaz golpe de mano de los caballeros calatravos, solo el castillo de Salvatierra, junto a Sierra Morena, pudo ser recuperado (1198)
Posteriormente, entre 1206 y 1212, los reinos cristianos convencieron al Papa Inocencio para que proclamase la Santa Cruzada contra el Imperio Almohade, gobernador en Al-Andalus.
En esta época, los reinos cristianos europeos estaban luchando en la 4º cruzada, intentando reconquistar Tierra Santa. Muchos caballeros y soldados de fortuna europeos acudieron a la llamada de la guerra contra el infiel en la península, y el Rey de Castilla Alfonso VIII, consiguió reunir una fuerza considerable para la época. Acudió el rey Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra, además de voluntarios portugueses y leoneses.
Partieron de Toledo en Mayo de 1212 y tras cruzar Despeñaperros se encontraron frente al ejército musulmán, separados únicamente por la llanura de las Navas de Tolosa.

El ejército cristiano tenía un tamaño ciertamente respetable, pero el gran número de tropas convocadas por el califa almohade Muhammad al-Nasir (Miramamolín para los cristianos) era similar. Son cifras calculadas por historiadores modernos, despreciando las crónicas antiguas dado lo desmesurado de las cifras.
El 16 de Julio, al alba, comenzaría el combate con un carga por parte de las tropas cristianas. El choque fue brutal, los miles de soldados almohades intentando descabalgar a los jinetes, que avanzaban bajo una lluvia incesante de flechas por parte de la retaguardia musulmana. An-Nasir, contraatacó con el grueso de su ejército e intentaron rodear al ejército cristiano gracias a su mayor número de tropas. Cercándose el mediodía en una lucha feroz a campo abierto, las fuerzas cristianas estaban en un punto crítico. Los cadáveres se contaban ya por miles.
Ante la desesperada situación, Alfonso VIII avanzó cargando heroicamente con las últimas y mejores tropas de su ejército entre las que se encontraba la caballería pesada capitaneados en primera línea por Pedro II de Aragón, Sancho VII de Navarra y el mismo Alfonso VIII de Castilla. Esta valentía quedaría en la historia como la carga de los tres reyes. Los monarcas prosiguieron su avance imparable hacia el campamento enemigo donde se encontrarían con la guardia negra de An-Nasir, soldados de raza negra que luchaban junto a los musulmanes. Su estilo de combate se basaba en atarse con cadenas en sus rodillas, y de sus rodillas al suelo o a un poste atado a él. Así simbolizaban su intención de luchar hasta el final.

Las cadenas fueron rotas por los hombres de Sancho VII, segando las vidas. Es por esto por lo que se incorporó el símbolo de las cadenas al escudo de Navarra. An-Nasir tuvo que huir de su tienda roja a toda prisa en desbandada, junto con su ejército a los que los caballeros cristianos en persecución durante varios kilómetros iban dando caza, mientras se ponía el sol. Así consiguió el ejército cristiano una victoria decisiva que cambiaría nuestra historia hasta día de hoy. Aunque no supuso el fin del Imperio almohade, la derrota militar conllevó un significativo declive de los almohades en la península ibérica.

CAPTURA DEL STANHOPE - 1710

Blas de Lezo, el almirante “Medio Hombre” , debido a la pérdida de una pierna a los 17 años en el combate naval de Vélez (Málaga), un ojo tr...