En el año 987, el
conde Borrell II fue el primero en no prestar juramento al monarca de la
dinastía de los Capetos, (francos), pero se sometió en vasallaje al poderoso
Califato de Córdoba.
La idea romántica que, gracias a él nació la actual Cataluña, es obra de Serafín Pitarra. Esta surgió de la Gesta “comitum barchinonensius” escrita en el siglo XII por los monjes de Ripoll. En ella se sobredimensionó su figura. La realidad es que la independencia de facto de los condados se debe a la decadencia del Imperio carolingio y no a un afán independentista de Wifredo. Con respecto al escudo de armas, del cual se estableció a senyera, la historia es romántica, pero falsa. Se dice que Carlos el Calvo, antes de morir Wifredo, puso la mano en su herida y con los dedos ensangrentados pintó su escudo de defensa. La leyenda es romántica, pero nada más. Los escudos heráldicos se empezaron a utilizar 400 años después de la muerte de Wifredo. Tampoco Carlos el Calvo no pudo hacerlo, pues murió en el 877, veinte años antes, en 897 murió Wifredo. Los escudos heráldicos se empezaron a utilizar porque los caballeros iban completamente tapados y no se les reconocía. Con un dibujo en su escudo se sabía quien era cada uno de ellos. Por otra parte, la senyera empezó a ser emblema de Cataluña cuando Ramón Berenguer IV se casó con Petronila, uniéndose el condado de Barcelona al reino de Aragón. La senyera es de origen aragonés.
La idea romántica que, gracias a él nació la actual Cataluña, es obra de Serafín Pitarra. Esta surgió de la Gesta “comitum barchinonensius” escrita en el siglo XII por los monjes de Ripoll. En ella se sobredimensionó su figura. La realidad es que la independencia de facto de los condados se debe a la decadencia del Imperio carolingio y no a un afán independentista de Wifredo. Con respecto al escudo de armas, del cual se estableció a senyera, la historia es romántica, pero falsa. Se dice que Carlos el Calvo, antes de morir Wifredo, puso la mano en su herida y con los dedos ensangrentados pintó su escudo de defensa. La leyenda es romántica, pero nada más. Los escudos heráldicos se empezaron a utilizar 400 años después de la muerte de Wifredo. Tampoco Carlos el Calvo no pudo hacerlo, pues murió en el 877, veinte años antes, en 897 murió Wifredo. Los escudos heráldicos se empezaron a utilizar porque los caballeros iban completamente tapados y no se les reconocía. Con un dibujo en su escudo se sabía quien era cada uno de ellos. Por otra parte, la senyera empezó a ser emblema de Cataluña cuando Ramón Berenguer IV se casó con Petronila, uniéndose el condado de Barcelona al reino de Aragón. La senyera es de origen aragonés.
LA SEÑERA
Hemos de tener en cuenta que en el año 1017 estaba ya muy avanzada la guerra civil cordobesa que desmembró el califato de Córdoba en decenas de reinos de taifas y que provocó su caída en el 1031. Incluso ya existía un reino taifa independiente, el de Tortosa. Este reino dominaba prácticamente toda la actual provincia de Tarragona y continuaba hacia el sur, seguramente hasta Sagunto, donde lindaba con la taifa de Valencia. El resto de la zona andalusí de la actual Cataluña, con Lérida y Balaguer como centros más importantes, se integrará luego en la Taifa de Zaragoza aunque, en ese momento, pertenecía teóricamente al califato de Córdoba. Esa era la situación de la actual Cataluña hace 1000 años: un mosaico de condados de origen franco, aún lejos de estar unidos, que estaban tratando de expandirse hacia el sur aprovechando la debilidad del poder musulmán.
A Berenguer Ramón I le sucedieron sus hijos Ramón Berenguer II y Berenguer Ramón II, (no confundir). El primero murió asesinado y su hermano fue acusado por lo que se le llamó “el fratricida”. Éste conde fue el que inició una campaña contra Zaragoza, aliado de Aragón, Navarra y los los reinos musulmanes de Lérida y Tortosa, y acabó fracasando en Almenar en el 1082.
Hemos de tener en cuenta que en el año 1017 estaba ya muy avanzada la guerra civil cordobesa que desmembró el califato de Córdoba en decenas de reinos de taifas y que provocó su caída en el 1031. Incluso ya existía un reino taifa independiente, el de Tortosa. Este reino dominaba prácticamente toda la actual provincia de Tarragona y continuaba hacia el sur, seguramente hasta Sagunto, donde lindaba con la taifa de Valencia. El resto de la zona andalusí de la actual Cataluña, con Lérida y Balaguer como centros más importantes, se integrará luego en la Taifa de Zaragoza aunque, en ese momento, pertenecía teóricamente al califato de Córdoba. Esa era la situación de la actual Cataluña hace 1000 años: un mosaico de condados de origen franco, aún lejos de estar unidos, que estaban tratando de expandirse hacia el sur aprovechando la debilidad del poder musulmán.
A Berenguer Ramón I le sucedieron sus hijos Ramón Berenguer II y Berenguer Ramón II, (no confundir). El primero murió asesinado y su hermano fue acusado por lo que se le llamó “el fratricida”. Éste conde fue el que inició una campaña contra Zaragoza, aliado de Aragón, Navarra y los los reinos musulmanes de Lérida y Tortosa, y acabó fracasando en Almenar en el 1082.
Lucharon las tropas del rey musulmán de la Taifa de Zaragoza al mando del
Cid Díaz de Vivar, contra las tropas del rey de las Taifa de Lérida, apoyado
por el rey de Aragón y el conde de Barcelona Berenguer Ramón II. El resultado
fue favorable al Cid Campeador, que hizo prisionero al conde. Luego lo liberó a
cambio de un importante rescate.
Le sucedió su hijo Ramon Borrell y tuvo que soportar incursiones de Almanzor entre los años 1000 y 1002. En el año 1010 el Califato de Córdoba había entrado en crisis y organizó una expedición militar que derrotó a Sulaimán lo que puso de forma definitiva el dominio musulmán sobre Barcelona. En el año 1035 heredó los condados su hijo Ramón Berenguer I y gobernó junto a su madre Ermesenda, lo que provocó descontento en la forma de actuar entre los nobles. Ermesenda era la regente de sus nietos menores de edad que eran los titulares de los demás condados. Debido al descrédito del poder condal durante el cogobierno en Barcelona, Gerona, Osona y especialmente en la zona del Panadés, área fronteriza con los musulmanes, los nobles, prescindiendo totalmente de la potestas del conde, tomaron ellos mismos el control de las fortalezas de las que dispusieron para cederlas como feudo como si fuesen de su propiedad. Las disputas patrimoniales entre oligarcas y nobles rechazando a su vez a la abuela y a Ramón Berenguer I llegamos al 1035 en que éste fallece.
La batalla de Almenar se produjo en 1082 entre las tropas del rey Al-Mutamán de la Taifa de Zaragoza, comandadas por Rodrigo Díaz de Vivar, contra las tropas del rey de la Taifa de Lérida, que contó con el apoyo del rey de Aragón, Sancho Ramírez, el conde de Barcelona, Berenguer Ramón II y el conde de Cerdaña y Berga, Guillermo Ramón I. El resultado fue favorable al Cid Campeador, que hizo prisionero al conde de Barcelona. Luego lo liberó a cambio de un importante rescate.
Le sucedió su hijo Ramon Borrell y tuvo que soportar incursiones de Almanzor entre los años 1000 y 1002. En el año 1010 el Califato de Córdoba había entrado en crisis y organizó una expedición militar que derrotó a Sulaimán lo que puso de forma definitiva el dominio musulmán sobre Barcelona. En el año 1035 heredó los condados su hijo Ramón Berenguer I y gobernó junto a su madre Ermesenda, lo que provocó descontento en la forma de actuar entre los nobles. Ermesenda era la regente de sus nietos menores de edad que eran los titulares de los demás condados. Debido al descrédito del poder condal durante el cogobierno en Barcelona, Gerona, Osona y especialmente en la zona del Panadés, área fronteriza con los musulmanes, los nobles, prescindiendo totalmente de la potestas del conde, tomaron ellos mismos el control de las fortalezas de las que dispusieron para cederlas como feudo como si fuesen de su propiedad. Las disputas patrimoniales entre oligarcas y nobles rechazando a su vez a la abuela y a Ramón Berenguer I llegamos al 1035 en que éste fallece.
La batalla de Almenar se produjo en 1082 entre las tropas del rey Al-Mutamán de la Taifa de Zaragoza, comandadas por Rodrigo Díaz de Vivar, contra las tropas del rey de la Taifa de Lérida, que contó con el apoyo del rey de Aragón, Sancho Ramírez, el conde de Barcelona, Berenguer Ramón II y el conde de Cerdaña y Berga, Guillermo Ramón I. El resultado fue favorable al Cid Campeador, que hizo prisionero al conde de Barcelona. Luego lo liberó a cambio de un importante rescate.
BERENGUER RAMÓN II
En el año 1096 el conde participó en la I Cruzada a Tierra Santa dejando a su sobrino Ramón Berenguer III. Éste supo consolidar y ampliar los límites del condado. Conquistó parte del condado de Ampurias y, al frente de una amplia coalición, emprendió también la conquista de Mallorca, narrada en el documento pisano llamado “Liber maiolichinus” (1117), en el que se llama a Ramón Berenguer III “Dux Catalanensis” y catalanicus heros, mientras que sus súbditos son denominados “Christicolas catalanenses”, en lo que se considera la referencia documental más antigua a Cataluña. Se trata de un libro sobre las luchas para liberar a los esclavos cristianos y vencer a los corsarios musulmanes que, con base en las Baleares, sembraban el terror por todo el Mediterráneo “desde Hispania hasta Grecia”.
Sin embargo, el conde tuvo que abandonar sus conquistas ante el avance de las tropas almorávides en la península. Recibió asimismo mediante herencia los condados de Besalú y Cerdaña, formando progresivamente un espacio territorial muy similar al de la llamada Cataluña Vieja, además de avanzar hacia Lérida y repoblar territorios fronterizos como la ciudad de Tarragona, restaurándola efectivamente como sede episcopal. Éste se casó con la hija del Cid, María, y acudió en ayuda de Valencia en el 1099, ciudad que estaba gobernada por Jimena, viuda ya del Cid. Murió su esposa y se casó con la condesa Dulce, de forma que pudo ampliar sus dominios transpirenaicos al incorporar el condado de Provenza gracias a su matrimonio. Éste conde legó a su hijo, que sería Ramón Berenguer IV los condados de Vic, Barcelona, Gerona, Cerdaña y Besalú.
Con una sociedad de aire eminentemente feudal, se inició una importante expansión territorial, que empezó, en el tránsito de los siglos XI al XII, en tiempos del conde Ramón Berenguer III desde 1097 al 1131, el más importante entre los condes de esta zona, además de conde de Barcelona y Gerona, lo era de Osona, Provenza y Cerdaña. Tras asegurar el control de los territorios de su tío, Ramón Berenguer III, supo consolidar y ampliar los límites del condado que heredó. Fruto de esta expansión fue la incorporación de la llamada Cataluña Nueva al sur y a poniente del río Llobregat y hasta la línea del Ebro, que fue conquistada y repoblada en el siglo XII. Cataluña Nueva es el nombre que se da, a partir del siglo XII, a los territorios conquistados por Ramón Berenguer IV, hasta entonces pertenecientes a los reinos taifa de Tortosa y Lérida.
Su frontera con la Cataluña Vieja es aproximadamente una línea formada por el río Llobregat.
Cataluña vieja, el obispado de Gerona, la mitad del obispado de Barcelona (marcando la división en el río Llobregat) y la mayor parte del obispado de Vich.
En el año 1096 el conde participó en la I Cruzada a Tierra Santa dejando a su sobrino Ramón Berenguer III. Éste supo consolidar y ampliar los límites del condado. Conquistó parte del condado de Ampurias y, al frente de una amplia coalición, emprendió también la conquista de Mallorca, narrada en el documento pisano llamado “Liber maiolichinus” (1117), en el que se llama a Ramón Berenguer III “Dux Catalanensis” y catalanicus heros, mientras que sus súbditos son denominados “Christicolas catalanenses”, en lo que se considera la referencia documental más antigua a Cataluña. Se trata de un libro sobre las luchas para liberar a los esclavos cristianos y vencer a los corsarios musulmanes que, con base en las Baleares, sembraban el terror por todo el Mediterráneo “desde Hispania hasta Grecia”.
Sin embargo, el conde tuvo que abandonar sus conquistas ante el avance de las tropas almorávides en la península. Recibió asimismo mediante herencia los condados de Besalú y Cerdaña, formando progresivamente un espacio territorial muy similar al de la llamada Cataluña Vieja, además de avanzar hacia Lérida y repoblar territorios fronterizos como la ciudad de Tarragona, restaurándola efectivamente como sede episcopal. Éste se casó con la hija del Cid, María, y acudió en ayuda de Valencia en el 1099, ciudad que estaba gobernada por Jimena, viuda ya del Cid. Murió su esposa y se casó con la condesa Dulce, de forma que pudo ampliar sus dominios transpirenaicos al incorporar el condado de Provenza gracias a su matrimonio. Éste conde legó a su hijo, que sería Ramón Berenguer IV los condados de Vic, Barcelona, Gerona, Cerdaña y Besalú.
Con una sociedad de aire eminentemente feudal, se inició una importante expansión territorial, que empezó, en el tránsito de los siglos XI al XII, en tiempos del conde Ramón Berenguer III desde 1097 al 1131, el más importante entre los condes de esta zona, además de conde de Barcelona y Gerona, lo era de Osona, Provenza y Cerdaña. Tras asegurar el control de los territorios de su tío, Ramón Berenguer III, supo consolidar y ampliar los límites del condado que heredó. Fruto de esta expansión fue la incorporación de la llamada Cataluña Nueva al sur y a poniente del río Llobregat y hasta la línea del Ebro, que fue conquistada y repoblada en el siglo XII. Cataluña Nueva es el nombre que se da, a partir del siglo XII, a los territorios conquistados por Ramón Berenguer IV, hasta entonces pertenecientes a los reinos taifa de Tortosa y Lérida.
Su frontera con la Cataluña Vieja es aproximadamente una línea formada por el río Llobregat.
Cataluña vieja, el obispado de Gerona, la mitad del obispado de Barcelona (marcando la división en el río Llobregat) y la mayor parte del obispado de Vich.
RAMIRO II DE ARAGÓN
Y ahora hablaremos de Ramón Berenguer IV. En noviembre de 1137, Ramiro II, rey de Aragón, ofreció a su hija (de un año de edad), en matrimonio al conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, pero la boda lógicamente se celebró años después. Depositó el rey en su yerno el reino, pero no la dignidad real, firmando éste al casarse como Conde de Barcelona y Príncipe de Aragón (la reina era su mujer Petronila). Luego Ramiro II renunció al gobierno, aunque no a su título de Señor Mayor de la Casa de Aragón.
Y ahora hablaremos de Ramón Berenguer IV. En noviembre de 1137, Ramiro II, rey de Aragón, ofreció a su hija (de un año de edad), en matrimonio al conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, pero la boda lógicamente se celebró años después. Depositó el rey en su yerno el reino, pero no la dignidad real, firmando éste al casarse como Conde de Barcelona y Príncipe de Aragón (la reina era su mujer Petronila). Luego Ramiro II renunció al gobierno, aunque no a su título de Señor Mayor de la Casa de Aragón.
RAMÓN BERENGUER IV Y PETRONILA DE ARAGÓN
Ramón Berenguer IV, era conde de Barcelona, y Gerona, Osona y Cerdaña fueron los condados que Ramón Berenguer IV aportó a su matrimonio. La boda se celebró en Lérida en agosto de 1150. En 1157 nacía en Huesca el primogénito de la pareja, llamado Alfonso. Tras la muerte de su marido, Ramón Berenguer IV, Petronila abdicó en su hijo Alfonso II el Reino de Aragón y el Condado de Barcelona, hecho aprobado por el papa. A partir de esto, se retiró y vivió privadamente el resto de su vida. El abuelo, Ramiro II, después de su muerte, cumplió su sueño de salvar la monarquía y además unir el Reino de Aragón con el Condado de Barcelona en un heredero suyo.
Petronila y Ramón se habían casado conforme al derecho aragonés, es decir, en un tipo de matrimonio donde el marido se integraba a la casa principal como un miembro de pleno derecho. El acuerdo supuso, como dijimos, la unión del condado de Barcelona y del Reino de Aragón en la forma de lo que luego fue conocido como Corona de Aragón. En un contexto de alianzas medievales, la asociación de ambos territorios no fue, pues, el fruto de una fusión ni de una conquista, sino el resultado de una unión dinástica pactada entre la Casa de Aragón y la poseedora del Condado de Barcelona. De hecho, originalmente los territorios que formaron la Corona mantuvieron por separado sus leyes, costumbres e instituciones.
Así es que con el hijo de estos, Alfonso II, quedaron asentados Aragón y el condado bajo las cuatro barras de la monarquía aragonesa. Las primeras Cortes documentadas del reino se celebraron en Zaragoza en 1164. Sus dominios con la incorporación del reino de Valencia constituían a finales del siglo XII la denominada corona de Aragón, pues gobernó como rey de Aragón, con sus condados de Sobrarbe y Ribagorza, y como conde de Barcelona el condado de Gerona, Besalú y Osona.
Hacemos un apartado para aclarar que los términos “Catalania y catalanenses” no se encuentran escritos hasta 1117 en los Usatges de Barcelona,(condiciones de los usos y costumbres).
Y la denominación Principado de Cataluña (Principatus Cathaloniae) no la encontramos escrita hasta 1350. Siendo una denominación jurídica, no exactamente un título de casa real.
En la época de la unión con Aragón se hablaba del Condado de Barcelona, que no abarcaba todo lo que hoy es Cataluña. No podemos hablar todavía de Cataluña, sino de los que ahora llamamos los Condados Pirenaicos.
Ramón Berenguer IV, era conde de Barcelona, y Gerona, Osona y Cerdaña fueron los condados que Ramón Berenguer IV aportó a su matrimonio. La boda se celebró en Lérida en agosto de 1150. En 1157 nacía en Huesca el primogénito de la pareja, llamado Alfonso. Tras la muerte de su marido, Ramón Berenguer IV, Petronila abdicó en su hijo Alfonso II el Reino de Aragón y el Condado de Barcelona, hecho aprobado por el papa. A partir de esto, se retiró y vivió privadamente el resto de su vida. El abuelo, Ramiro II, después de su muerte, cumplió su sueño de salvar la monarquía y además unir el Reino de Aragón con el Condado de Barcelona en un heredero suyo.
Petronila y Ramón se habían casado conforme al derecho aragonés, es decir, en un tipo de matrimonio donde el marido se integraba a la casa principal como un miembro de pleno derecho. El acuerdo supuso, como dijimos, la unión del condado de Barcelona y del Reino de Aragón en la forma de lo que luego fue conocido como Corona de Aragón. En un contexto de alianzas medievales, la asociación de ambos territorios no fue, pues, el fruto de una fusión ni de una conquista, sino el resultado de una unión dinástica pactada entre la Casa de Aragón y la poseedora del Condado de Barcelona. De hecho, originalmente los territorios que formaron la Corona mantuvieron por separado sus leyes, costumbres e instituciones.
Así es que con el hijo de estos, Alfonso II, quedaron asentados Aragón y el condado bajo las cuatro barras de la monarquía aragonesa. Las primeras Cortes documentadas del reino se celebraron en Zaragoza en 1164. Sus dominios con la incorporación del reino de Valencia constituían a finales del siglo XII la denominada corona de Aragón, pues gobernó como rey de Aragón, con sus condados de Sobrarbe y Ribagorza, y como conde de Barcelona el condado de Gerona, Besalú y Osona.
Hacemos un apartado para aclarar que los términos “Catalania y catalanenses” no se encuentran escritos hasta 1117 en los Usatges de Barcelona,(condiciones de los usos y costumbres).
Y la denominación Principado de Cataluña (Principatus Cathaloniae) no la encontramos escrita hasta 1350. Siendo una denominación jurídica, no exactamente un título de casa real.
En la época de la unión con Aragón se hablaba del Condado de Barcelona, que no abarcaba todo lo que hoy es Cataluña. No podemos hablar todavía de Cataluña, sino de los que ahora llamamos los Condados Pirenaicos.