Felipe II no tuvo suerte con sus hijos. Su primer hijo, Carlos, después de una operación de cabeza nunca rigió bien y según parece Juan de Austria advirtió a su hermano Felipe II que su propio hijo planeaba matarle. Fue confinado Carlos en el castillo de Arévalo. Murió Carlos en julio de 1568 produciendo hondo dolor en su padre.
En
1559 Felipe había promulgado una pragmática en Aranjuez por la que, para evitar
contagios del protestantismo, prohibía a todos sus súbditos estudiar en
universidades extranjeras. Incluso a los clérigos y mandaba regresar a los que
ya estuvieran fuera. Felipe afirmó que mantendría con todas sus energías la
religión católica en España. Consiguió el impuso del Concilio de Trento, que se
celebró en enero de 1562 y enero de 1564, allí se definieron las doctrinas de
la iglesia católica que perduraron cuatro siglos, sin hacer la menor concesión
a los protestantes.
Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez de Guzmán, IV Duque de Alba
Por
entonces Felipe era el adalid de la Iglesia Católica. Se comenzó un ataque contra el papa Pablo IV,
que reprobaba la presencia española en Italia y que había concentrado una
alianza con Enrique II de Francia, siempre dispuesto a perjudicar a España
favoreciendo sus pretensiones sobre Italia. El duque de Alba atacó al pontífice
en 1556 y en una tregua el ejército francés acudió en ayuda del papa. Las
tropas españolas se replegaron esperando refuerzos y consiguieron repeler un
ataque francés. El duque de Saboya penetró por Francia y consiguió la famosa
victoria de la batalla de San Quintín, en agosto de 1557. Carlos I, por
entonces ya retirado en Yuste, creyó que su hijo invadiría París, pero Felipe
no aprovechó una circunstancia tan propicia.
El
pontífice capituló ante el duque de Alba. Francia aprovechó para adueñarse de
Calais en enero de 1558, última plaza inglesa desde la guerra de los Cien Años,
que estaban vinculados a España por la boda de María Tudor con Felipe II, y
también atacaron Luxemburgo y Flandes. Todo se saldó con la firma de la paz de
Cateau-Cambrésis en abril de 1559. Francia consolidó su posición al recuperar
Calais cortando la vía de comunicación española a ambos lados de su frontera.
Pero deparó la hegemonía de España en Europa.
CABALLEROS DE LA ORDEN DE MALTA
En
mayo de 1565, la armada otomana llegó a las costas de Malta e inició el asedio a
la isla, defendida por los caballeros de la Orden de San Juan u Orden de Malta.
El asedio fue durísimo. Por suerte, este gran ataque fue detenido por los miles
de soldados que envió España para socorrer a los sitiados. De haber caído en
manos del Imperio Otomano, Malta se hubiera convertido en el trampolín perfecto
para asaltar Italia.
En
previsión de un ataque a la isla, el papa Pío V solicitó a España y
Venecia la creación de una alianza militar con los Estados Pontificios con
el objetivo de frenar la expansión otomana en el Mediterráneo. En 1571, Madrid,
Venecia y Roma crearon la Santa Liga. Dada la mayor participación española, se
decidió que el mando recayera en don Juan de Austria, hermano de Felipe II.
Cuesta creer hoy día que las tranquilas aguas del mar Mediterráneo fueran en
otro tiempo escenario de asedios, batallas y guerras. En 1571, los buques de la
Santa Liga y la Armada turca mantuvieron uno de los combates marítimos más
grandes de la historia, la Batalla de Lepanto. La «Santa Liga» juntó una de las
mayores flotas que han surcado los mares a través de la historia. Además, entre
las tropas de la Santa Liga destacaban los famosos Tercios españoles, que esos
primero mataban y después preguntaban, si acaso.
Así, con las tropas preparadas para asestar el golpe definitivo a los turcos, la flota partió hacia Grecia. El grupo, formado en su mayoría por buques españoles. Tan sólo unos pocos días después de partir, el 7 de octubre, ambas armadas se encontraron cerca del Golfo de Lepanto dando lugar a lo que sería una de las batallas más sangrientas de la historia.
La
Batalla se desarrolló el 7 de octubre de 1571 en aguas griegas.
El
grupo de la Santa Liga estaba formado por una coalición católica, formada por
el Imperio Español, los Estados Pontificios, la República de Venecia, la Orden
de Malta, la República de Génova y el Ducado de Saboya. Y en su mayoría por
buques españoles. Se decidió que el mando recayera en don Juan de Austria,
hermano de Felipe II.
En
una de las galeras cristianas se hallaba, espada en mano, un joven literato que
no superaba los 24 años; Miguel de Cervantes.
BATALLA DE LEPANTO
En
una galera veneciana surgió un problema de competencias entre don Juan de
Autriay los venecianos, donde, por defender cada uno a su gente, se enfrentaron
con las armas el capitán de la galera y el capitán de los soldados
embarcados, venciendo éste al veneciano.
El almirante veneciano, Veniero, hizo que ahorcaran al capitán de los soldados
puestos por don Juan, por lo que este convoca consejo de guerra del cual
excluye a Veniero. Juan Andrea Doria, un experimentado marino prefiere
marcharse y dejar solos a los venecianos, ya que no se fía de ellos. Álvaro de
Bazán, hombre de gran prestigio como marino, discrepó, y dijo que sería un
disparate desaprovechar el esfuerzo realizado. Juan de Austria, convencido,
decide dejar las cosas como están.
DON ÁLVARO DE BAZÁN