martes, 31 de mayo de 2016

LO QUE NATURA NON DA SALAMANCA NON LO PRESTA

LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA Inició su ininterrumpida actividad docente en 1218. Fernando III confirmaría por real cédula todas las franquicias y privilegios otorgados a las Escuelas salmantinas; privilegios que, en 1254, ratificaría su hijo Alfonso X el Sabio, quien emplea por primera vez la palabra universidad en relación con el establecimiento docente. El papa Alejandro IV concedió al alma máter salmantina el título de Estudio General, quedando así equiparada a las universidades ya existentes en París, Bolonia y Oxford.

En el siglo XVI, momento de esplendor de la universidad salmantina (que se convirtió en el foco más importante del neoescolasticismo español frente al erasmismo dominante en Alcalá de Henares), llegaron a frecuentar sus aulas hasta 12.000 estudiantes en un año, muchos de ellos de los más diversos países de Europa, para asistir a sus cursos, impartidas por insignes maestros de la categoría de Fray Luis de León, y otros nombres ilustres del Siglo de Oro.

A causa de la Universidad, en Salamanca se construyeron diversos colegios, sobre todos los llamados Mayores. El más antiguo fue el Colegio Viejo o de San Bartolomé (1401), debido a la iniciativa del arzobispo don Diego de Anaya. El actual edificio, de estilo neoclásico, más conocido como Colegio de Anaya, fue construido en el siglo XVIII sobre otra edificación anterior. Uno de los personajes más ilustres vinculados a la Universidad de Salamanca fue Miguel de Unamuno. Catedrático de griego y rector de la facultad, un busto suyo preside una lujosa escalera en dicho colegio. De entre su ornamentado arquitectónico sobresale su fachada construida en estilo plateresco hacia el año 1525, y se ha convertido en el centro de interés artístico de la universidad. Sobre las dos arcadas de la fachada, se divide en tres cuerpos: en el primero aparece un medallón con los Reyes Católicos y una inscripción en griego que dice “los reyes a la Universidad, y esta a los reyes”; en el central, el escudo imperial de Carlos V, y en el superior, la figura del Papa con dos cardenales.

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