lunes, 31 de mayo de 2021

GUERRA NAVAL CON INGLATERRA - PARTE 7- GUERRA DEL HEREDERO INGLÉS

España había retomado la Guerra de Flandes tras la Tregua de los Doce Años en 1.621. El rey Felipe III murió ese mismo años poco antes de que terminara la tregua. Fue sucedido por su hijo de 16 años, Felipe IV, y tuvo que formarse el nuevo gobierno bajo el mando del conde-duque de Olivares. La opinión en el gobierno español era que la tregua había sido ruinosa para España pero las finanzas españolas seguían beneficiándose de la plata americana. Inglaterra tenía vínculos militares con las Provincias Unidas de los Países Bajos, que fue un Estado formado por las siete provincias del norte de los Países Bajos, agrupadas desde la Unión de Utrecht (1579), a las que había apoyado en la guerra de Flandes.
CARLOS I DE INGLATERRA
En Inglaterra, reina Jacobo I y su hijo Carlos pretende a la hija del Rey español. El Príncipe de Gales en marzo de 1623 viaja a Madrid, para organizar los detalles de su boda con María Ana de España, pero las negociaciones fracasaron: los españoles pedían la conversión al catolicismo del príncipe y heredero de la corona inglesa, algo que no fue aceptado por los ingleses. Al regresar a Inglaterra, el Príncipe de Gales solicitó que se declarara la guerra a España. En marzo de 1.624 Jacobo I, que hasta entonces había seguido una política pacifista, declaró la guerra a España con el apoyo de la Cámara de los Comunes, con el fin de impedir que los Países Bajos cayeran en poder español. El rey inglés Jacobo I muere en marzo de 1625 y le sucede su hijo Carlos I y su valido el duque de Buckingham, y con el apoyo de las Provincias Unidas de los Países Bajos, organizaron una gran flota angloholandesa con el objetivo de atacar algún puerto español importante y capturar la flota de Indias proveniente de América.
Mientras los avances del duque de Espínola eran totales y culminan con la conquista de la ciudad de Breda en 1.625 y el éxito de la guerra comercial contra las Provincias Unidas, hizo que los holandeses fueran lentamente recuperándose.
El duque de Buckingham, encargado de la organización nombró a Edward Cecil como almirante de la flota. Robert Devereux, III conde de Essex era vicealmirante. Ninguno de los dos tenía experiencia naval.
La planificación fue un desastre, de las tres semanas que se había pensado, se hizo todo en una sola. Las tropas de leva no habían recibido instrucción, y su disciplina era escasa; los marinos fueron reclutados a la fuerza. la temporada del año era propicia a peligrosas tormentas en el Atlántico.
GEORGE VILLIERS (Duque de Buckingham)
Las armas que deberían usar, días después de zarpar se descubrió que algunos de los mosquetes no tenían ánima, y que la munición era de un calibre equivocado. Algunas de las naves tenían los mástiles sueltos, las velas y los cabos estaban podridos y las quillas agujereadas; la carga venía mal estibada, la flota no tenía cartas de navegación adecuadas ni inteligencia de los puertos españoles, las provisiones eran escasas y tuvieron que ser racionadas pocos días después de zarpar.
Parten de Plymouth el 15 de Octubre de 1625 nueve galeones de la armada británica más una gran cantidad de buques de transportes de tropas. Unas 90 naves en total. A estos se le une 15 barcos holandeses bajo el mando de Guillermo de Nassau. Ciento cinco barcos Y diez mil soldados. Les sorprende una tormenta lo que los devuelve a puerto . Vuelven a zarpar. Y otra tormenta le sobreviene a la altura de Oporto causándoles cuantiosas bajas. Navegaban con avanzadillas a 50 kilómetros de la costa para no ser vistos. El golpe a Cádiz debía ser mortal.
No tenían planes claros. Se trataba de tomar alguna ciudad de importancia y esperar a la flota de Indias. De camino concretaron en Cádiz y en desembarcar en el Puerto de Santa María, para conquistar Sanlúcar y de ahí saquear.
En Cádiz se avista la flota el 1 de noviembre y al principio se pensó que era la flota de indias, pero al verse el error cundió el pánico en los habitantes. El duque de Medina Sidonia fue avisado y alertó al resto de la provincia. En la Bahía solo había entre 8 y 15 galeones que resguardaron el puente de Suazo, única conexión por tierra con la Península. En la Bahía los invasores tuvieron conocimiento por un comerciante inglés, de la poca guarnición de la ciudad, lo que decidió el ataque contra Cádiz. De nuevo como en 1596 intentan desembarcar en el Puntal. Pero resultó un desastre. Los angloholandeses se disparaban entre ellos. Al final toman la torre del Puntal, que estaba en construcción, dejando con vida por su valentía en combate a las tropas capturadas, y quedando la mayoría de tropas inglesas atrincheradas en Torregorda.
El día 2 llegaban los refuerzos pedidos. Entraba Luis Portocarrero por el puente Suazo con  2.300 hombres y Diego Ruiz salió de Cádiz también con tropas a hostigar a los ingleses. Edward Cecil, responsable militar de la expedición, se ve en medio de los dos y decide ir con 8.000 hombres al encuentro del primero, Luis Portocarrero y una vez que inicia el ataque se da cuenta de que no le llegaba la intendencia y no tenían comida ni pertrechos. Suspende el ataque. Las tropas inglesas fueron a por alimentos. Los ingleses no habían comido desde el desembarco en el Puntal. Entrando en los caseríos cercanos, encontraron barriles de vino, almacenado en espera de la llegada de la flota de Indias, con el que se emborracharon, amotinándose contra sus mandos. En una casa se hospedaron los almirantes ingleses con gran provisión de alimentos y vino y fueron atacados por su propia tropa. Mientras, Cádiz se abastecía con embarcaciones que partían desde Sanlúcar y Chiclana y cruzaban las líneas enemigas para surtir de víveres la ciudad.
DUQUE DE MEDINA SIDONIA
Ante tal situación ni se plantean atacar la ciudad fortificada de Cádiz. La mañana del día 4 de noviembre Cecil ordena la retirada dejando tras de sí 100 hombres a los que le podía más la resaca del vino de Jerez que el miedo al Duque de Medina Sidonia, los cuales fueron ejecutados sin demora por Portocarrero. El día 7 salieron de Cádiz con mucha más pena que gloria, pero aun así deciden esperar en Faro por si llegara la Flota de Indias. Las malas condiciones de las naves y falta de suministro hacen que el 26 de Noviembre decidan partir a Inglaterra. El 29 pasaba por allí la flota de Indias. Regresaron ingleses y holandeses sin honores ni botín alguno. El viaje de regreso fue desastroso. Los barcos holandeses, hastiados de la incompetencia inglesa, se marcharon sin previo aviso. Con mal tiempo, sin comida ni bebida, las enfermedades se extendieron entre los marinos y soldados de la flota inglesa. Llegaron a diferentes puertos ingleses e irlandeses en los meses siguientes.
Consecuencias
En España esto se sumó a otras operaciones militares contra Inglaterra desde 1585, igualmente exitosas. Pero la guerra continuaría hasta 1630.

sábado, 29 de mayo de 2021

GUERRA NAVAL CON INGLATERRA - (Parte 6)- GUERRA DEL DESIGNIO

"Western Design" (1655-1660)
El impulso de Oliver Cromwell. Hemos de tener en cuenta que Oliver Cromwell fue el principal protagonista de la Guerras Civiles inglesas (1642-1649) que llevarían a la ejecución del rey Carlos I de Inglaterra y a la instauración de la República (1649-1653) y del Protectorado (1653-1658), durante el cual ejerció un poder absoluto como lord protector de Inglaterra.
Mientras en España reina Felipe IV. El "Western Design" fue uno de los proyectos favoritos de Cromwell. El plan pasaba por quitar a España el Imperio que había construido en América para poder apropiarse de sus grandes riquezas y así poder luchar por la causa del luteranismo en el mundo. Para llevarlo a cabo se preparó la primera gran expedición militar que lanzaría Inglaterra hacia el Nuevo Mundo. Sin embargo las cosas no iban a salir exactamente como estaban previstas.
ISLA LA ESPAÑOLA 
En 1653 tras un golpe de estado, Oliver Cromwell asumió el título de Lord Protector de Inglaterra e Irlanda (y más tarde de Escocia), convirtiéndose en el dirigente de la República Inglesa. Uno de sus primeros pasos fue finiquitar la impopular guerra con Holanda (1652-54) y ponerse a la búsqueda de un enemigo exterior más adecuado.
Para elegir el nuevo enemigo se tuvieron en cuenta criterios de estabilidad política interna, criterios económicos (no ser costosa y a ser posible incluso rentable económicamente) y criterios religiosos (debía ser una cruzada religiosa para extender el protestantismo por el mundo). Hay que señalar que Cromwell y muchos miembros de su círculo eran sinceros creyentes en la Providencia Divina y creían ser sus instrumentos. Sus éxitos no hacían sino confirmar su creencia de que sus decisiones debían haber sido bendecidas por Dios y por tanto correctas desde un principio. En la situación mundial había 2 claros candidatos para entablar una guerra contra ellos: Francia y España. Ambas estaban agotadas tras una serie de cruentas guerras que habían desgarrado internamente a ambos países.
España presentaba mejores oportunidades en el terreno económico: un Imperio colonial grande y rico que capturar; además de la posibilidad de convertir al protestantismo las colonias españolas.

OLIVER CROMWELL
De esta forma quedó establecido el “Western Design” (Designio Occidental): se mandaría una expedición militar a las Antillas que capturaría una o varias colonias españolas convirtiéndolas en bases para una posterior conquista de la América Española.
En agosto de 1654 empezó a organizarse en firme de la expedición. El potente ejército inglés, el New Model Army, debía proporcionar una fuerza capaz de vencer cualquier oposición. Pero dado que no se quería mandar a América regimientos completos ya existentes se decidió formar nuevos regimientos para la ocasión en base a soldados que proporcionarían las unidades ya existentes, con el añadido de nuevos reclutas. El resultado es que la mayoría de los comandantes del ejército aprovecharon para librarse de aquellos que consideraban prescindibles o directamente problemáticos mandándolos a América.
Para argumentar el ataque indecente echa mano del argumentario de un tal Guillermo de Orange. Es aquí donde los ingleses reviven la Leyenda Negra para poder justificar la guerra. Y es en Santa Cruz de Tenerife donde se consiguió la primera de sus tres cabezas de león (la de Robert Blake).
La embajada española en Londres no pudo dejar de advertir los preparativos de la expedición. Aunque el destino final era un secreto, todo apuntaba a que se dirigía hacia el Caribe y especialmente salía a mención el nombre de la isla La Española. El embajador, Alonso de Cárdenas, pasó aviso a Madrid, donde estas noticias se recibieron con cierto escepticismo.
MORTERO INGLÉS
Los ingleses pensaron en un ataque a la isla “La Española”. El presidio de Santo Domingo era considerado importante pero no lo suficiente para tener la categoría superior de “plaza de armas” (que adquiriría tras el ataque). Sus defensas y guarnición estaban en principio pensadas para hacer frente a incursiones piratas y no a ejércitos.
Santo Domingo contaba con un recinto amurallado anticuado.
En España se situó una armada al mando de Pablo de Contreras frente a la flota inglesa de Blake. Dado que no había estallado formalmente la guerra, ambas flotas se limitaron a observarse. El 23 de abril de 1655 se presentó ante Santo Domingo la flota inglesa. La flota se dividió en dos marchando una parte hacia el oeste de la ciudad buscando un lugar apropiado para desembarcar. Finalmente el desembarco se realizó en la zona de Niza o el día 24. Venables se quejaría por haber sido desembarcado el ejército tan lejos de Santo Domingo, en una zona selvática sin agua potable. Los españoles, mientras reunían sus fuerzas, se aprestaron a entorpecer lo máximo posible el avance del enemigo hacia la ciudad mandándose varias fuerzas a hacer emboscadas y “cortaduras” aprovechando lo espeso de los montes cercanos a Santo Domingo. La vanguardia inglesa (unos 500 hombres) fue emboscada así como un regimiento que acudió en su socorro. Sólo la disciplina del regimiento naval evitó una catástrofe. Además los ingleses fueron cañoneados desde el fuerte de S. Jerónimo que dominaba el camino hacia Santo Domingo (se había talado una zona de la campiña para facilitar el tiro). Se acercó la armada inglesa a atacar las defensas españolas para apoyar a sus tropas pero fue rechazada por la artillería española (destacando la recientemente construida plataforma de artillería, equipada con 6 cañones de bronce) sin llegar a producirse daños de relevancia. Los ingleses decidieron retirarse.
Algo más de una semana después del primer ataque, el ejército inglés volvió a marchar con intención de acercarse al fuerte de S. Jerónimo y plantar su artillería para batirlo. Nuevamente los españoles estaban esperando. Se preparó una fuerza de emboscada. La artillería del fuerte disparo contra el camino por el que iban los ingleses cortándoles en dos y dejando a una parte a merced de los españoles que desbarataron el ejército enemigo produciéndoles un destrozo mayor que la primera vez ya que perdieron casi un millar de soldados (muchos de ellos en la huida de los ingleses). Las bajas españolas fueron de apenas unos 30 muertos. A pesar del revés los ingleses consiguieron acercarse por la noche al fuerte y montaron una posición. Sin embargo surgieron discusiones sobre si esa posición era adecuada y nuevamente el ejército se retiró al Jaina.
ESTATUA DE OLIVER CROMELL EN LONDRES
El 20 de Mayo los ingleses desembarcaron en Jamaica dirigiéndose a la capital de la isla Santiago de la Vega (Spanish Town). No llegó a haber asalto ya que tras un tiempo de negociaciones el gobernador rindió la ciudad al carecer de recursos para resistir.
Los españoles se retiraron a la parte montañosa de la isla dedicándose a hacer una guerra de guerrillas mientras se evacuaba a la población por el norte de la isla. En su persecución, la fuerza inglesa fue azotada por enfermedades tropicales y el hambre. Especialmente grave fue la falta de agua potable.
Las tensiones entre ejército y marina aumentaron todavía más. Entre Mayo y Noviembre de 1655 se estima que la mitad de los 7000 hombres del ejército del Protectorado en Jamaica murieron, principalmente de enfermedad.
A finales de junio Penn embarcó de vuelta para Inglaterra, considerando unilateralmente su labor ya cumplida. Cuando llegaron a Inglaterra, Cromwell encerró a ambos capitanes  una temporada en la Torre de Londres. Una vez liberados se tuvieron que retirar de los asuntos públicos.
Tras un falso rumor de victoria, la noticia del desastre de Santo Domingo supuso inicialmente un shock para el gobierno inglés. Para gente como los puritanos que creían firmemente en la providencia divina, esto suponía un serio golpe; y de hecho los opositores se lanzaron a señalar que esto suponía un juicio divino negativo al gobierno.
Los enfrentamientos de Cromwell con la cúpula militar son continuos y la precaria situación económica en que se encuentra Inglaterra al no conseguir sus objetivos de guerra vuelven a llevar al país a un período de gran inestabilidad. Muere Cromwell. En abril de 1660 Carlos II es declarado rey de Inglaterra y entonces decide suspender las hostilidades contra España y tapar vergüenzas.
Curiosamente si buscáis “Western Design” en Google no aparece ninguna información en la wiki inglesa. Sí en castellano, en alemán, en francés, pero no en inglés.
Oliver Cromwell escribió en sus cartas y discursos:
“Y el español no solo es nuestro enemigo accidentalmente, sino que también lo es de manera providencial, de modo que Dios, en su sabiduría, lo dispuso para que fuera cuando hicimos una brecha en la Nación española hace mucho tiempo ".

miércoles, 26 de mayo de 2021

GUERRA NAVAL CON INGLATERRA - 1585-1604 - (parte 5)

ISLA FLORES. Otra de las derrotas dentro de la Guerra Naval con Inglaterra, que es poco conocida hablaremos hoy de esta. La de la Isla de Flores. Fue una batalla difícil de olvidar para la pérfida Albión. Aquel día, 30 de agosto de 1.591 una flota los infames corsarios de su Graciosísima Majestad falló estrepitosamente en su habitual intento de saquear hasta la última moneda de oro que los navíos hispanos traían de América en sus bodegas. Felipe II hacía frente a una deuda nacional que era sufragada con las insuficientes monedas traídas desde América. España combatía por entonces contra la reina Isabel I de Inglaterra, quien no dudaba en pagar a piratas, (Corsarios).
EL REVENGUE 
Los ingleses se enteraron de una noticia: los españoles pensaban hacerse a la mar desde América con una gran partida de oro y joyas en dirección a España. Se pusieron manos a la obra para armar una flota. Dispusieron una veintena de navíos, varios de ellos piratas, cuyo mando fue otorgado al afamado oficial Thomas Howard, un viejo conocido por su participación en varios asaltos y batallas contra los españoles. Además, entre las filas se destacaba nada menos que el bucanero Richard Grenville, capitán del galeón inglés “Revenge” (el buque que, durante años, había navegado a las órdenes del cruel pirata Francis Drake). La Royal Navy se dispuso a viajar a las Azores. Lo que no sabían era que España, harta como estaba de la piratería, había dispuesto una flota de 55 barcos al mando de Alonso de Bazán para, de una vez por todas, escarmentar a los saqueadores.
RICHARD GRENVILLE
El 9 de septiembre de 1591, Bazán organizó el combate. A pesar de que el asalto no se produjo con toda la celeridad que Bazán pretendía, los ingleses no tuvieron los arrestos de plantar combate en mar abierto y, para asombro de los españoles, la mayoría de la flota de la Royal Navy inició la huida a toda vela. Pero la retirada fue demasiado deshonrosa para Grenville quien, desoyendo las órdenes, decidió mantener la posición y, junto a otros dos navíos ingleses más, plantar batalla a los españoles. Bazán ordenó a parte de sus fuerzas acabar con el Revenge mientras varios buques seguían en su huida a los ingleses.
La contienda no fue muy extensa. A las pocas horas, los buques que escoltaban a Grenville habían abandonado sus posiciones y sólo el Revenge se enfrentaba valientemente a los navíos españoles
Al anochecer, el que había sido buque insignia de Francis Drake, había caído en manos españolas. De 250 hombres que traía el navío quedaron 100, los más de ellos heridos.
BATALLA DE FLORES
Por parte española fallecieron aproximadamente 100 soldados y marineros debido al hundimiento de varios buques durante la contienda. No obstante, aquel día España demostró a su Majestad Isabel I que no estaba dispuesta a sufrir más el pillaje de sus infames corsarios.
El sucesor de Felipe II, al morir éste en 1598, continuó la guerra. Felipe III de España en mayo de 1600 se iniciaron conversaciones de paz en Boulogne-sur-Mer, que resultaron fallidas. Las tropas españolas serían derrotadas a comienzos de 1602 en la batalla de Kinsale, con la coalición perdiendo 1200 hombres, entre ellos 90 españoles, forzando así su regreso a España y dejando como prioritaria la consecución de sus objetivos en Flandes. 
LUCHA A BORDO
Tras la muerte de Isabel I en 1603, su sucesor Jacobo I de Inglaterra firmó en 1604 el tratado de Londres con Felipe III, mediante el cual ambos países acordaban el fin de la guerra. El resultado para España fue mucho más positivo. Fue la principal potencia europea en el siglo XVII, hasta que las derrotas contra Francia en la guerra de los Treinta Años y el ascenso del poderío naval holandés acabaron reduciéndola a una potencia más. Pero para Inglaterra llegaría el más grande de todas sus derrotas, la del asedio de Cartagena de Indias. Esto se enclava ya en otra guerra y el sitio acaeció en mayo de 1741.

Puede que las aguas europeas se hayan teñido multitud de veces con la sangre de los marineros españoles e ingleses. No obstante, la armada ibérica y la Royal Navy pueden presumir de haberse plantado cara a lo largo y ancho del mundo entero. Precisamente, uno de los lugares más recónditos en los que se encontraron fue en la bahía de Pensacola, cerca de la Florida. Allí, en un día de 1.781, la Infantería de Marina hispana desembarcó y expulsó del terreno a los defensores de la Pérfida Albión.
Para saber por qué la armada de nuestro país viajó miles de kilómetros para derramar sangre inglesa hay que remontarse hasta finales del SXVIII, concretamente a 1.763, año en que Inglaterra venció a una coalición de países entre los que se encontraban Francia y España. Por entonces reinaba ya Carlos III que deseaba devolver la afrenta, y cuando llegaron las primeras noticias de que las Trece Colonias americanas habían iniciado un levantamiento contra los británicos. España dio comienzo a una abismal campaña de apoyo a los rebeldes, a los que equipó con armas, munición y uniformes. 
En la guerra de Independencia de los Estados Unidos, España intervino a favor de las colonias americanas contra los ingleses.
España, aliada con Francia a través de los Pactos de Familia, vio la Revolución de las Trece Colonias como una oportunidad.

domingo, 23 de mayo de 2021

GUERRA NAVAL CON INGLATERRA - 1585-1604 - (parte 4)

LA CONTRA-ARMADA INGLESA EN EL ATLANTICO. - Siguiendo con las batallas contra Inglaterra, recordaremos que en Lisboa en junio de 1589, tras la dura derrota sufrida por los ingleses en el ejército terrestre del  Norris, Francis Drake decidió abandonar con su flota las aguas lisboetas y adentrarse en el Atlántico. Por su parte, los marinos españoles se dispusieron para la persecución del enemigo.
RÉPLICA DE LA GALERA DE JUAN DE AUSTRIA UTILIZADA EN LEPANTO

Martín de Padilla y Manrique experimentado marino, comandaba la escuadra de galeras de Castilla. Las galeras eran ideales para atacar tropas terrestres desde las aguas costeras poco profundas, como se había demostrado en Lisboa, pero eran claramente inferiores a cualquier velero de guerra en un combate naval. No obstante la ausencia de viento dejaba a los barcos de vela prácticamente inmóviles, sin capacidad de maniobra y al capricho de las corrientes marinas
GALERA DE 1590 
En cambio, las galeras podían ser remadas, situarse a popa del velero, batiéndolo con su escasa artillería de modo que los proyectiles atravesasen el velero. Maniobra arriesgada en realidad. Padilla partió tras la flota inglesa con siete galeras. Los españoles mantuvieron la distancia con la flota enemiga. Durante la noche, Padilla se adentró entre la flota enemiga, y envió a un capitán inglés católico a bordo de un esquife para ponerse en contacto con los marinos ingleses y tratar de averiguar sus planes. Las tripulaciones inglesas se encontraban enfermas y desmoralizadas.
Con vientos muy débiles, las galeras se lanzaron a la caza. Padilla ordenó a sus barcos formar en hilera y atacar a los buques enemigos. Murieron unos 570 ingleses, y unos 130 fueron hechos prisioneros. Los españoles solo lamentaron dos muertos y 10 heridos. Padilla, muy preocupado por el peligro que corría Cádiz, decidió ir para participar en su defensa llegado el caso.
Drake puso rumbo entonces a las islas Azores, pero sus fuerzas estaban ya muy mermadas, y fueron rechazados sin grandes dificultades por las tropas ibéricas destacadas en el archipiélago. Perdida la ventaja de la sorpresa inicial, se decidió que el objetivo de formar una base permanente en las Azores no era posible. Tras otra tormenta que provocó nuevos naufragios y muertes entre los ingleses, Drake saqueó la pequeña isla de Puerto Santo en Madeira, y ya en las costas gallegas, desesperado por la falta de víveres y agua potable se detuvo en las Rías Bajas de Galicia para, el 27 de junio, arrasar la indefensa villa de Vigo, que en aquella época era un pueblo marinero de unos 600 habitantes aunque éstos se defendieron causando bajas en los ingleses. Drake tuno numerosas deserciones y un nuevo brote de tifus. El propio Drake regresaría a las Azores para tratar de apresar la flota española  que venía de América, mientras que el resto de la expedición regresaría a Inglaterra.
Drake capturó una flota de barcos comerciales. Pero aquello no sirvió para sufragar los gastos de la expedición. Antes de conseguir llegar de nuevo a las Azores, otro temporal obligó al almirante inglés a retroceder, se dio por vencido y ordenó poner rumbo a Inglaterra.

RÉPLICA DEL GOLDEN HIND BUQUE DE FRANCIS DRAKE
Diego Aramburu recibió la noticia de que el enemigo navegaba por el Cantábrico camino de Inglaterra por lo que inmediatamente partió, consiguiendo finalmente capturar dos buques ingleses más, que remolcó a Santander. La retirada inglesa degeneró en una carrera individual en la que cada buque luchaba por su cuenta para llegar lo antes posible a un puerto amigo. Drake arribó a Plymouth el 10 de julio de 1589 con las manos vacías, habiendo perdido a más de la mitad de sus hombres y numerosas embarcaciones, y habiendo fracasado absolutamente en todos los objetivos de la expedición. Sus hombres se amotinaron porque no aceptaban los miseros cinco chelines que se les ofreció como paga. Las autoridades inglesas ahorcaron a siete amotinados.
La Contra armada Inglesa fue una expedición desastrosa, uno de los más grandes fracasos navales de la historia. Sólo superado, siglo y medio después y durante la Guerra del Asiento, por la derrota sufrida en el sitio de Cartagena de Indias de nuevo a manos de Blas de Lezo un pequeño ejército contra una impresionante armada inglesa.
En la expedición las baja mortales fueron numerosas, el contraalmirante William Fenner, ocho coroneles, decenas de capitanes y centenares de nobles voluntarios murieron debido a los combates, los naufragios, y las epidemias de aquella empresa. Más del 70 por 100 de los expedicionarios fallecieron en la operación. Veinticuatro navíos, barcazas y lanchas. Los costes de la expedición agotaron el tesoro real de Isabel.

GALERA DEL IMPERIO ESPAÑOL
Aunque al principio pensaron en crear una comisión para esclarecer los hechos y las causas, prefirieron ocultar los hechos por temas políticos. Sir Francis Drake, quedó condenado a un casi total ostracismo tras el fracaso. Años después se le dio la ocasión de comandar otra expedición, también fracasó y además perdió la vida en 1595 en combate contra los españoles en el Caribe. La guerra dejó exhaustos las cajas de ambos países. Felipe II tuvo que declararse en bancarrota en 1596, tras otro ataque a Cádiz.
Tras la derrota de la Contra-Armada, España rehízo su flota, que rápidamente incrementó su supremacía marítima hasta extremos superiores a los de antes de la Gran Armada.

martes, 18 de mayo de 2021

GUERRA NAVAL CON INGLATERRA - 1585-1604 - (parte 3)

LA CONTRA-ARMADA INGLESA. El intento de invadir Inglaterra y crear la Gran Armada Española por parte de Felipe II costó la vida a 1.000 hombres, eso lo sabemos, pero muchos no saben que en 1589, un año después del desastre de la Gran Armada, Inglaterra reunió una flota aún mayor que la española y que fue derrotada en los puertos españoles y portugueses. Se la conoce como la Contra-Armada y fue desastrosa para los intereses ingleses. Pero Inglaterra consiguió ocultar la vergonzosa retirada, en la que murieron 20.000 hombres, durante siglos. Sin embargo, el relato ha permanecido completamente oculto en el acervo cultural popular. Y además se supone que tras el fracaso de Armada Española se iniciaba la caída del Imperio Español. Nada más lejos de la realidad.
Recordemos que existía una guerra no declarada entre Inglaterra y España , de lo cual hemos hablado en anteriores capítulos, y que comenzó en 1585. En octubre de ese año Drake, saqueó Vigo y Santiago de Cabo Verde, además de intentar hacer lo mismo en La Palma, donde el asalto no tuvo éxito; cruzó a las Indias Occidentales capturando Santo Domingo y Cartagena de Indias, por cuya devolución exigió a las autoridades españolas el pago de un rescate, y San Agustín (en la Florida). Luego vino la victoria inglesa en Cádiz en 1587. La flota inglesa de Francis Drake destruyó la armada española fondeada en la bahía. Desembarcó en el Algarve destruyendo varias fortalezas, atacó la flota de Álvaro de Bazán amarrada en Lisboa, y poniendo rumbo a las islas Azores. En el transcurso de la expedición la flota inglesa consiguió destruir más de 100 barcos españoles, retrasando los planes españoles de invasión más de un año.
Irritado por estos ataques, Felipe II mandó armar una gran flota con la misión de invadir Inglaterra, cuyos movimientos y resultados están en el capítulo anterior.
En 1589, hace ahora 432 años, los barcos españoles supervivientes a la fallida Armada Española, unos 100, se encuentran replegados en los puertos del norte de España. Inglaterra realiza un movimiento militar para aprovechar el momento de debilidad de la Armada. Frente a los a los 130 barcos que Felipe II envió a Inglaterra, Isabel I reúne una flota de entre 190 y 200 navíos para dar un golpe de suerte a España. Parten desde Plymouth el 28 de abril. También conocida como Expedición Drake-Norreys.
Sucedió en el marco de las operaciones de la guerra anglo-española de 1585-1604. Aquella expedición fue comandada por Francis Drake, que ejercía de almirante de la flota.
Desde el primer momento, la indisciplina de las tripulaciones inglesas se hizo notar. Drake se negó a atacar Santander como se le había ordenado, alegando vientos desfavorables y el temor a verse cercado por la flota española en el golfo de Vizcaya. En su lugar, Drake decidió poner rumbo a La Coruña.
El ataque a La Coruña se produjo desde el 4 al 19 de mayo de 1589. Las defensas de La Coruña eran bastante deficientes. El gobernador de la ciudad tan solo podía contar con unos 1500 hombres. A pesar de todo, la población civil de la ciudad se dispuso a ayudar a la defensa en todo lo que fuese necesario, lo cual resultaría decisivo. Tan solo se contaba con el galeón, una nao, la urca Sansón y el galeoncete San Bernardo, así como con dos galeras.
Unos 8000 ingleses desembarcaron en la playa de Santa María de Oza, llevando a tierra varias piezas de artillería y batiendo desde allí a los barcos españoles que no podían cubrirse ni responder al fuego enemigo.
Durante los siguientes días, las tropas inglesas atacaron la ciudad, tomando sin demasiada dificultad la parte baja de la misma, saqueando el barrio de La Pescadería y matando a unos 500 españoles, entre los cuales se contaban numerosos civiles. Tras esto se lanzaron hacia la parte alta de la ciudad, pero esta vez se estrellaron contra las murallas coruñesas. Apostados tras ellas, la guarnición y la población de la villa, incluyendo a mujeres y niños, se defendió con total determinación del ataque inglés, matando a cerca de 1000 asaltantes. Fue durante esta acción donde se distinguió la que hoy en día sigue siendo considerada heroína popular en la ciudad de La Coruña: María Mayor Fernández de la Cámara y Pita, más conocida como María Pita. La leyenda cuenta que muerto su marido en los combates, cuando un alférez inglés arengaba a sus tropas al pie de las murallas, doña María se fue sobre él con una pica y lo atravesó, arrebatándole además el estandarte, lo que provocó el derrumbe definitivo de la moral de los atacantes. Otra mujer que aparece en las crónicas de la época por su distinción en los combates fue Inés de Ben. María Pita fue nombrada por Felipe II Alférez Perpetuo, y el capitán Juan Varela fue premiado por su actuación al mando de las tropas y milicias coruñesas.
MARÍA PITA
Finalmente, y ante la noticia de la llegada de refuerzos terrestres, las tropas inglesas abandonaron la pretensión de tomar la ciudad y se retiraron para reembarcar el 18 de mayo, habiendo dejado tras de sí unos 1000 muertos españoles, y habiendo perdido por su parte unos 1300 hombres. Tras hacerse a la mar, otros diez buques de pequeño tamaño con unos 1000 hombres a bordo decidieron desertar y tomaron rumbo a Inglaterra. El resto de la flota, a pesar de no haber conseguido aprovisionarse en La Coruña, prosiguió con el plan establecido y puso rumbo a Lisboa.
Estamos en la primavera de 1589. Isabel I de Inglaterra estaba empeñada en disminuir el poder de la corona española y Portuguesa en esos momentos en manos de Felipe II. Un pretendiente portugués a la corona, el prior de Crato, heredero final de la Casa de Avis, le pidió ayuda, y ella vio una oportunidad en esto. La realidad es que la inglesa deseaba obtener una base en las islas Azores desde la que atacar a los mercantes españoles y finalmente, arrebatar a España el control de las rutas comerciales a las Indias.
La flota inglesa fondeó en la ciudad portuguesa de Peniche el 26 de mayo de 1589 e inmediatamente comenzó el desembarco de las tropas expedicionarias. Los ingleses perdieron 80 hombres. Inmediatamente la fortaleza de la ciudad, bajo mando de un seguidor de Crato, se rindió a los invasores. Acto seguido, el ejército inglés, compuesto por unos 10 000 hombres, partió rumbo a Lisboa. Paralelamente, la flota comandada por Drake también puso rumbo a la capital portuguesa.

El ejército inglés tuvo una durísima marcha hasta llegar a Lisboa. Además, las autoridades españolas habían vaciado de materiales y pertrechos utilizables por los ingleses todos los pueblos entre Peniche y Lisboa. La esperada adhesión de la población portuguesa no se produjo nunca. La ciudad se aprestaba a la defensa. La guarnición lisboeta estaba compuesta por unos 7000 hombres entre castellanos y portugueses.
Inmediatamente las galeras de Bazán atacaron a las fuerzas terrestres inglesas desde la ribera del Tajo causando numerosas bajas a los invasores con su artillería. La noche siguiente montaron su campamento en la oscuridad para evitar ser detectados por las temibles galeras. De Bazán ordenó simular un desembarco, cayeron en la trampa y fueron abatidos. Drake con su flota alegaba que no tenía posibilidades de entrar en Lisboa debido a las fuertes defensas y al mal estado de su tripulación. Lo cierto es que mientras las tropas terrestres llevaban todo el peso de la batalla. En junio entraban en Lisboa otras nueve galeras de la escuadra de España, transportando a 1000 soldados de refuerzo. Esto supuso el punto de inflexión, y el 16 de junio, siendo ya insostenible la situación del ejército inglés, Norreys ordenó la retirada. Inmediatamente se ordenó a las tropas hispano-lusas salir en persecución de los ingleses. Tras la dura derrota sufrida por el ejército de Norris, Drake decidió abandonar con su flota las aguas lisboetas y adentrarse en el Atlántico. Por su parte, los marinos españoles se dispusieron para la persecución del enemigo.

viernes, 14 de mayo de 2021

GUERRA NAVAL CON INGLATERRA - 1585-1604 (parte 2)

El combate de la Gran Armada.
En el capítulo anterior estábamos en que Felipe II había decidido invadir Inglaterra y para ello construir una gran flota. Por fin, según el plan definitivo, el asalto a Inglaterra sería llevado a cabo por los tercios viejos afincados en Flandes de Alejandro Farnesio, con el Duque de Parma.
Así pues, D. Álvaro de Bazán únicamente se dirigiría con una flota desde Lisboa (Portugal era de soberanía española desde 1580) hasta los Países Bajos, siendo esta flota un instrumento de apoyo, transporte de los tercios de Flandes a Inglaterra.
Pero Álvaro de Bazán murió poco después en Lisboa en febrero de 1588.
La Armada necesitaba un nuevo almirante y el elegido por Felipe II fue Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina Sidonia y noble del más alto rango, que sin embargo, no tenía conocimientos en la navegación e incluso se mareaba al hacerlo.
Se ha culpado al Duque de Medina Sidonia del fracaso, se le ha tratado poco menos como a un inepto, lo cierto es que en combate solo se hundió un navío. 
Dos años fueron necesarios para que los astilleros construyeran la flota. Tal era su magnitud que fue necesario reacondicionar buques mercantes para el combate.

GRAN Y FELICÍSIMA ARMADA EN FORMACIÓN.
La Armada contaba 130 navíos, 8.000 marineros y 20.000 hombres. Así, enarbolando la bandera católica, la flota comenzó a formar para iniciar su viaje.
Por fin el 22 de julio de 1588, viernes, zarpa de La Coruña, con buen tiempo, la Gran Armada con sus 127 naves agrupadas en 10 escuadras.
Una vez fuera de puerto, la primera parada fue en La Coruña, lugar en el que los españoles esperaban recibir víveres y munición.
La Felicísima Armada tenía órdenes de no combatir a menos que fuera estrictamente necesario. Anclaron en la Coruña, pero se declaró una violenta tormenta que dispersó casi la mitad de la flota. Varios días después seguían sin tener noticias de numerosos navíos, otros estaban averiados y cada día caían más hombres enfermos. Tras algunas semanas de trabajo se recuperó prácticamente. El 26 de julio otra terrible tormenta acosó de nuevo a la armada provocando que casi medio centenar de buques perdieran su rumbo y se alejaran del resto del convoy. Con todo, a base de trabajo duro se consiguió reunir de nuevo a los buques y reanudar la marcha hacia Inglaterra tres días después no sin ciertos problemas.
DUQUE DE MEDINA SIDONIA 
Los ingleses no tardaron en avistar a la Armada española. Según cuenta la leyenda, el corsario
Esa misma noche, los británicos armaron 54 buques y dirigieron sus velas hacia la Invencible. Los españoles no tenía órdenes de combatir, sino de atravesar el Canal de la Mancha y llegar hasta Flandes para recoger a la infantería que invadiría Inglaterra.
Ambas escuadras se divisaron cerca del extremo suroeste de las costas inglesas.
Una vez frente a frente, los ingleses comprendieron que no podían enfrentarse a aquella mole de navíos sin salir mal parados, por lo que decidieron aprovechar su poderosa artillería y andanada tras andanada, bombardearon a la Armada desde la lejanía sin recibir ningún daño a cambio.
Mientras, a los españoles no les quedó más remedio que intentar, mediante todo tipo de tretas, que los ingleses se acercaran lo suficiente para bombardearles hasta la muerte. Fue imposible, los enemigos, más livianos y veloces, atacaban y se retiraban a placer para desesperación hispana.
Finalmente, una flota inglesa inferior en número logró hacer huir a la Armada. Alrededor del mediodía los soldados de Isabel I abandonaron la contienda sin hacer excesivos daños a la Felicísima, de hecho recibió las primeras bajas serias mientras continuaba su viaje, lento pero imparable, hacia Dunkerque. Y es que, Medina Sidonia tenía órdenes de no detener su camino y no combatir contra el inglés.
Las primeras pérdidas españolas de importancia se produjeron después de la batalla: la “San Salvador” fue pasto de las llamas debido al estallido de unos barriles de pólvora. Después, la “Nuestra Señora del Rosario” chocó al maniobrar con otra embarcación andaluza resultando gravemente dañada. Ambas caerían en pocas horas en manos de los ingleses.
El 6 de agosto los españoles arribaron al puerto francés de Calais, ubicado a unos 46 kilómetros de Dunkerque. Escasos de munición y con unos buques dañados después de varios combates, Medina Sidonia envió una misiva desesperada al Duque de Parma: debía trasladarse lo más rápidamente posible hasta esa posición con sus hombres para poder cumplir la misión. Pero el de Parma no se encontraba preparado debido a la falta de materiales y munición.
Para más desgracia, en la mañana siguiente los ingleses atacaron lanzando sobre la Armada española, ahora amarrada, con varios brulotes. Medina Sidonia había sospechado que los ingleses lanzarían un ataque con brulotes y puso centinelas, de forma que, cuando se lanzó el ataque, durante la noche del 7 al 8 de agosto, dos de las naves inglesas fueron interceptadas y encallaron. Quedaban seis, que pasaron. Los ingleses habían cargado los cañones de las naves con doble carga, de forma que la explosión, el humo y el fuego eran tremendos, sembrando el pánico y el temor. Estas curiosas armas consistían en barcos que, una vez desalojados, eran cargados con munición y pólvora. A continuación, se les prendía fuego y se les lanzaba contra el enemigo. Un “barco bomba” sería hoy.
La mayoría de los capitanes cortaron amarras y huyeron. “De un solo golpe la Armada se había transformado de una fuerza de combate cohesionada y formidable en un conjunto de barcos dominados por el pánico”, determinan, en este caso, el historiador Geoffrey Parker y el profesor emérito de arqueología submarina Colin Martin en su popular obra conjunta “La Gran Armada: La mayor flota jamás vista desde la creación del mundo”.
Al amanecer del 8 de agosto el duque contaba solo con su capitana y cuatro naves de escolta para protegerla. Poco a poco las naves regresaron, con los galeones fuertemente armados para proteger la retaguardia de la dispersa Armada mientras se reagrupaba. La cruda realidad, no obstante, era que los ingleses los tenían donde ellos querían. 
Al fin podían utilizar su superior potencia de fuego a bocajarro, con un efecto devastador.
Esta fue la llamada “Batalla de Gravelinas” que se desarrolló el 8 de agosto entre Gravelinas y Ostende en el norte de Francia. Esta batalla fue la única relativamente importante de la expedición y duró nueve horas. Dos naves tuvieron accidentes, mientras que otro, el María Juan, llegó a hundirse: el único que lo haría. Pero lo peor estaba todavía por llegar. “A media tarde se desencadenó un violento temporal mientras los españoles estaban cada vez más indefensos, contra los ingleses y contra el viento que les arrastraba”, señala por su parte Gómez Centurión en su popular libro. Medina Sidonia aceptó su derrota y se dispuso a volver a aguas españolas. Este sencillo plan también se planteaba difícil.
Para regresar, Medina Sidonia ordenó bordear por el norte Inglaterra, una dura travesía que acabó con los restos de la Armada Invencible. “Se inició así un largo y penoso viaje de retorno, a veces convertido en una auténtica pesadilla, durante el cual miles de hombres perdieron la vida y varias decenas de barcos se fueron a pique”, explica el experto español.
RECORRIDO DE LA GRAN ARMADA
Temerosos de iniciar un prolongado enfrentamiento, la armada inglesa se batió en retirada hacia su isla para preparar el reabastecimiento y esperar el milagro; sin embargo la flota española, exhausta, con sus objetivos demasiado desdibujados, incapaces de llegar a ningún puerto aliado y con numerosas pequeñas averías se vería obligada a rodear la isla británica. Las condiciones fueron horribles. Los pequeños arañazos alcanzados por los ingleses fueron transformando los barcos en ruinas flotantes por las tempestades y la defectuosa cartografía portada por los españoles. En realidad, de los aproximadamente 130 barcos que componían la Armada Española al salir, regresaron a España unos 95 y hasta los mismo ingleses esperaban su retorno inmediato cuando el viento les fuese favorable, sospechando que habrían esperado su oportunidad fondeando en las costas danesas o noruegas. Finalmente, en septiembre de 1588 la Gran Armada llegó a las costas españolas. Entre los españoles hubo 1.000 muertos y 800 heridos. Fue una medida del liderazgo de Medina Sidonia y de la fortaleza y resistencia de sus hombres que tantos buques llegasen a regresar.
Esto es la gran victoria por la que brindan: que los españoles tuvieran que dar media vuelta debido al temporal y a la imposibilidad de combate. Y es que más que una victoria Inglesa fue un cúmulo de desastrosos contratiempos que bien resumió Felipe II en su célebre frase: “Yo envié a mis naves a pelear contra los hombres, no contra los elementos”.
Pero en la pérfida Albión, no hubo festejos, sino las epidemias y la hambruna que habían poblado la costa, exhaustas por el estéril sobresfuerzo.
 

jueves, 13 de mayo de 2021

GUERRA NAVAL CON INGLATERRA - 1585-1604 (parte 1)

 En la corona de Felipe II, durante el SXVI, se expandía una enorme cantidad de territorios en todo el planeta. Por lo tanto el trabajo del rey era abrumador. El “Rey prudente” era un gran administrador y sabía desempeñar su poder mediante una gran cadena de mandos. Felipe II fue uno de los monarcas que más energía y medios destinó a estas misiones y revisaba centenares de documentos al día en su despacho de El Escorial. Esta era una característica de la inteligencia española, los "papeles" eran eje de todo el mecanismo del espionaje dirigido por el rey.  Los Países Bajos, y la siempre pérfida Albión eran sus dos grandes problemas. Del primero se encargaban los famosos Tercios de Flandes. Y los ingleses atacaban a las flotas españolas que cruzaban las aguas cargadas con riquezas de las Américas eran atacadas por piratas (corsarios, que decían finamente los británicos) patrocinados por Isabel I, reina de Inglaterra. Para colmo esa mujer, digna hija de su padre el bestia de Enrique VIII, extendía su religión protestante entre sus súbditos, que siempre habían seguido a la religión de Roma y ahora se veían obligados a cambiar de fe.

ISABEL I DE INGLATERRA

Isabel I de Inglaterra decidió ayudar a los territorios que combatían contra España en los Países Bajos. Esta fue la gota que colmó la paciencia de Felipe. Además Isabel se alió con el diablo, lanzaron al Atlántico una flota de 25 navíos, al mando de Francis Drake, con el propósito de hostigar a los barcos españoles y asaltar sus colonias en las Indias occidentales.

Francis Drake en el mes de octubre de 1585 navegó por la costa oeste española y saqueó Vigo y Santiago de Cabo Verde, y en La Palma el asalto no tuvo éxito; cruzó a las Indias Occidentales capturando Santo Domingo y Cartagena de Indias, por cuya devolución exigió a las autoridades españolas el pago de un rescate, San Agustín, en la Florida. - Dos años después, en abril de 1587 se organizó otra expedición al mando de Drake en las costas de la península. No se declaró guerra por parte inglesa. Partieron con barcos de la Royal Navy veinte barcos más, buques mercantes y galeras. Los gastos de estos barcos fueron costeados por un grupo de comerciantes de Londres, que participarían de los beneficios en la misma proporción en que hubieran hecho sus aportaciones a la flota; la reina Isabel, como dueña de las cuatro naves de la Royal Navy, recibiría el 50 % de los beneficios. En abril​ de 1587 la flota zarpó de Plymouth. A la altura de Galicia fueron informados que en Cádiz se estaba preparando una gran flota española de guerra lista para partir a Lisboa. El 29 de abril la flota inglesa entró en la bahía de Cádiz. En aquel momento había en el puerto sesenta naos, y varios barcos más pequeños. El duque de Medina Sidonia llegó para hacerse cargo de la defensa. El combate fue durante la noche del 29 y todo el día y la noche siguientes. Al amanecer del 1 de mayo los ingleses se retiraron, habiendo destruido más de 50 naves españolas. Drake se dirigió por la costa suroeste de España y Portugal, destruyendo todas las naves que encontraron a su paso, incluidos los barcos pesqueros. El 14 de mayo desembarcaron 1000 hombres en el Algarve portugués, y asaltaron las fortalezas. De allí se dirigió hacia Lisboa, donde Álvaro de Bazán estaba preparando la flota que debería unirse a la de Cádiz para la invasión de Inglaterra. La flota inglesa se detuvo en Cascais, desde donde propusieron a Álvaro de Bazán un intercambio de prisioneros. No hubo trato, y tanto Drake como Bazán rehusaron entrar en combate. Abandonando Cascais se cruzaron con un buque portugués al que atacaron y capturaron, procedente de la India venía cargada de riquezas en oro, especias y seda. Tras esto la flota inglesa regresó a Inglaterra, llegando el 6 de julio.

SIR FRANCIS DRAKE

Las pérdidas económicas y materiales causadas entre la flota española por el ataque inglés provocaron que los planes españoles de invasión de Inglaterra hubieran de ser pospuestos más de un año. Los documentos incautados por los ingleses se detallaba el tráfico marítimo con las Indias Orientales y servirían años después como base para la fundación de la Compañía Británica de las Indias Orientales.

En otro orden de cosas, la ejecución de María Estuardo, María I de Escocia, meses antes, en febrero de 1587 ultrajó a los católicos de la Europa continental. Su reivindicación al trono fue heredada por Felipe II, que era viudo de María I de Inglaterra. En julio del mismo año, Felipe recibe autorización del Papa Sixto V para deponer a Isabel I de Inglaterra, que ya en 1570 había sido excomulgada por Pío V. - Felipe II con este asunto y con el gran problema que quería acabar, la piratería inglesa y sus constantes incursiones en las posesiones hispánicas, al tratarse Inglaterra de una isla de poco menos de 3.000.000 de habitantes, de los cuales menos de un cuarto se encargaban de su protección, una fuerza militar anticuada y falta de experiencia, Felipe II estimó que un pequeño contingente sería suficiente para someter en pocas semanas todo el país.

ALVARO DE BAZÁN 

En Inglaterra lo que en un primer momento hubo fue  terror ante la reacción del monarca más poderoso de su era, Felipe II, y pánico después ante la cercanía de la mayor flota, en esfuerzos, que ninguna nación ha conseguido nunca reunir, y, finalmente, estupor ante la posibilidad de un contraataque. - Felipe II ya desde inicios de 1586, había encargado a su Almirante D. Álvaro de Bazán, la elaboración de un plan importante para la empresa que le estaba dando vueltas pero se atrasó por la expedición de Drake.  

Felipe decidió llevar a cabo una empresa impresionante para la época: tomar Inglaterra por la fuerza. Concretamente, inició los preparativos para que una armada partiera de Portugal y viajara hasta Dunquerque (al norte de Flandes) atravesando el Canal de la Mancha. Una vez allí, la flota se reuniría con varios Tercios españoles al mando del Duque de Parma, a los que ofrecería escolta hasta Inglaterra. Ya en tierras británicas, los soldados tenían órdenes de asediar Londres y capturar a tantos miembros de la familia real como pudieran. Con el plan de ataque trazado, Felipe quiso asegurarse la victoria y ordenó construir una gigantesca flota que, solo con su presencia, helara los corazones de sus enemigos. Esta, sería la conocida como “La Felicísima Gran Armada”. - Aquí hemos de aclarar que “La Armada Invencible” es un término despectivo de origen inglés, para referirse a la Empresa de Inglaterra de 1588. Pertenece al contexto de la Guerra anglo-española de 1585-1604. Pero hay que saber que solo hubo una batalla, la de “Las Gravelinas”, con la pérdida por parte de España de un solo buque hundido en combate. Aunque aquel primer ataque fracasó, la guerra se prolongó dieciséis años más y terminó con el Tratado de Londres de 1604, favorable a España. Como ya veremos  más adelante.

EL "LA VENGANZA DE LA REINA  ANA"

El plan realizado por D. Álvaro era desmesurado. Más de 700 naves de todos los tamaños y unos 100.000 hombres, la mitad de infantería.  Felipe II optó, sin embargo, por un nuevo plan en cuya realización intervinieron, además de Álvaro de Bazán, Alejandro Farnesio, Zúñiga, Juan del Águila, pero las discusiones ocasionaron demora y mermaron cualquier ataque por sorpresa a Inglaterra.

jueves, 6 de mayo de 2021

LA BATALLA DE AYACUCHO (La mentira)

Ayacucho puso fin al Virreinato del Perú y destituyó a su último virrey. Con esta batalla del 9 de diciembre de 1824, prácticamente termina el periodo de emancipaciones de la América del Sur.
El escritor peruano Herbert Ore, indica que Inglaterra tras la pérdida de las 13 colonias de Norteamérica, que se habían independizado (EE. UU) necesitaba nuevos mercados. América del sur estaba en manos de los españoles y el comercio que realizaban con los criollos (la burguesía de hijos de españoles) se limitaba al contrabando. Por ello la Logia de Inglaterra, la más grande del mundo en ese momento, ideó un plan para independizar la mayoría de las colonias españolas en América. Para ello formó Logias en toda América, como la Logia Lautaro. Éstas Logias eran Operativas, es decir, tenían una meta específica, en éste caso la independencia de las colonias españolas, una vez logrado el objetivo las Logias se disolvían. Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Sucre (Venezuela), O´Higgins (Chile), José de San Martín, Manuel Belgrano, Alvear, Monteagudo (Argentina) eran Masones. Una vez lograda las distintas independencias, Inglaterra fue el primer país en reconocerlas, así enviaba un embajador y entablaba relaciones comerciales y diplomáticas bilaterales. Herbert termina su relato dejando claro que no fue casual el abrazo masónico de Simón Bolívar y San Martín en Guayaquil.


Pero yendo un poco antes hay que saber que hubo un plan perfectamente diseñado en Inglaterra. Se conoce al plan elaborado por el general escocés Thomas Maitland, al cual él había llamado originalmente "Plan para capturar Buenos Aires, Chile y Perú" Los puntos principales de este plan consistían en: Ganar el control de Buenos Aires. Tomar posiciones en Mendoza. Coordinar las acciones con un ejército separatista en Chile. Cruzar los Andes. Derrotar al ejército realista y controlar Chile. Continuar por mar y someter Perú.
El plan de 1804 elaborado por el general escocés Thomas Maitland constituía un proyecto británico para separar las provincias sudamericanas de la Corona hispánica y poder someterlas a su propia esfera de influencia económica. A grandes rasgos, los pasos de este plan consistían en enviar una fuerza al virreinato del Río de la Plata con el objetivo de tomar Buenos Aires, para luego avanzar al interior hacia Mendoza (borde oriental de la cordillera de los Andes), cruzar la cordillera y liberar Chile, aprovechando la alianza de las tribus indígenas presuntamente hostiles al Rey situadas al sur del río Bío-Bío (esta parte del plan fracasó, pues los araucanos del sur chileno se mostraron leales a España, liderados por los patriotas Pincheira). En Chile se cortarían los abastecimientos de trigo al Perú para debilitarlo por hambre, para finalmente enviar una flota que llevaría estas fuerzas desde la Capitanía General hacia el Perú y Quito para separarlas del imperio. Este plan fracasó en las invasiones inglesas al Río de la Plata de 1806 y 1807. Sin embargo, el historiador Rodolfo Terragno en su obra “Maitland y San Martín” editado por la Universidad Nacional de Quilmes, (Argentina) y también por Felipe Pigna, plantea la posibilidad de que exista una vinculación entre el libertador y el mencionado proyecto, del que habría tomado conocimiento durante su estadía en Inglaterra, desde donde se dirigió al Río de la Plata en la fragata Canning. De esta manera, los británicos lograron a través de los generales emancipadores lo que no pudieron conseguir a través de la conquista militar y política.
Junto con esta afirmación, Terragno aclara que el gran mérito de San Martín fue el haber ejecutado dicho plan.
Mientras tanto en España el rey Fernando VII regresa de su retención por Napoleón, tras la victoria de la Guerra de Independencia española, en 1814, y aunque al principio deroga todas las medidas liberales, entre 1820 y 1823 existe un periodo liberal en que el rey acata la Constitución de Cádiz, pero en 1823 se inicia la restauración del absolutismo durante diez años de venganzas. Decretó la abolición de todo lo aprobado en el Trienio Liberal incluyendo los nombramiento de jefes militares que comandaban los ejércitos de América lo que provocó una ola de insubordinación e insurrecciones.
Ya no se envió ninguna expedición militar a Sudamérica y por lo tanto el colapso era inevitable. Los mandos españoles se encontraron relegados por el rey y el desgobierno y entre ellos mismos tenían fuertes disputas por sus ideas, unos liberales y otros absolutistas.
La batalla de Ayacucho puso fin al Virreinato del Perú y destituyó a su último virrey el general José de la Serna e Hinojosa, Conde de los Andes.
La batalla se libra el 9 de diciembre de 1824 en Ayacucho, (Perú), y fue favorable al ejército rebelde frente al ejército realista español.
La capitulación ha sido llamada por el historiador español Juan Carlos Losada como "la traición de Ayacucho" y en su obra Batallas decisivas de la Historia de España (Ed. Aguilar, 2004), afirma que el resultado de la batalla estaba pactado de antemano. El historiador señala a Juan Antonio Monet como el encargado del acuerdo: “los protagonistas guardaron siempre un escrupuloso pacto de silencio y, por tanto, solo podemos especular, aunque con poco riesgo de equivocarnos”. Batalla tenía que haber. Una capitulación sin batalla se habría juzgado indudablemente como traición. Los jefes españoles, de ideas liberales, y acusados de pertenecer a la masonería al igual que otros líderes militares independentistas, no compartían las ideas del rey español Fernando VII, un monarca firme sostenedor del absolutismo.


Fue la última gran batalla por la independencia de América del Sur y la erradicación definitiva del ejército español en el territorio.
El ejército realista venía siguiendo desde hacía muchos días al de Sucre y en Ayacucho por fin se encontraron. Ambos estaban agotados y con falta de víveres, lo que pudo desencadenar los hechos porque veían que se quedaban sin alimentos. El ejército realista estaba compuesto de muchos campesinos y prisioneros capturados anteriormente que si bien aumentaban el número no así su lealtad, cansados y hartos del sacrificio.
Las tropas rebeldes derrotaron al ejército realista y su jefe, el virrey del Perú José de la Serna fue capturado junto a sus 583 oficiales y 2000 soldados aproximadamente.
El gobierno de Simón Bolívar en el Perú (1824-1826) no fue bien visto ni por las elites políticas recién conformadas, ni por la antigua elite criolla, quienes vieron en el libertador a un dictador y usurpador “napoleónico” que quiso establecer un gobierno absoluto basado sólo en su figura.

TRATADOS CON PORTUGAL A RAÍZ DEL DESCUBRIMIENTO

Para entender los acuerdos entre el reino de Portugal y el de Castilla-León, hemos de remontarnos a la Guerra de Sucesión Castellana entre a...