sábado, 17 de agosto de 2019

BOLÍVAR - IMPERIALISTA Y REVOLUCIONARIO

Desobedeciendo al rey de España, en ese momento José I, (hermano de Napoleón), se inicia la Revolución del 19 de abril de 1810 en Caracas, fecha que marca el inicio de la lucha por la Independencia de España en Venezuela. El Cabildo constituye la Junta Suprema de Caracas, primer forma de gobierno autónomo y se firma un Acta el 19 de abril, creando la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII, a la sazón “secuestrado” por Napoleón en Francia. Destituido entonces el Capitán español, al ceder los poderes trajo como consecuencia la expulsión de los funcionarios españoles y son enviados a España. Tres meses después se crea la “Sociedad Patriótica”, asociación revolucionaria creada por los criollos. En diciembre de ese año se une la importante figura de Francisco de Miranda. Este hombre era un militar y diplomático. Fue militar en el ejército español con el grado de coronel. Hoy se le considera el Precursor de la Emancipación Americana. Había sido partícipe de la Independencia de los Estados Unidos y de la Revolución Francesa. En esta sociedad entre otros figura Simón Bolívar. Fue Miranda y no Bolívar, el creador del proyecto geopolítico conocido como Gran Colombia, que Bolívar trataría de llevar a cabo tras la liberación de los territorios que hoy son Colombia, Panamá, Ecuador y Venezuela en 1826, aspirando a unificarlos en una sola nación. El Acta de Independencia de Venezuela (5 de julio de 1811) proclama una Constitución de carácter Federal inspirada en la americana, pese a la oposición de Miranda y Bolívar, que defendían un estado unitario.

Hay que saber que Francisco de Miranda fue un español nacido en el Nuevo Mundo (Como San Martín y Bolívar), que no dudó en combatir a las órdenes de Carlos III convencido de la bondad de la Corona. La revolución no caló en las áreas rurales donde surgieron grupos armados contrarios a los independentistas, integrados por esclavos, llaneros, mestizos, negros y mulatos. Estos grupos significaron el enfrentamiento abierto entre las clases populares y la burguesía criolla. El fin de la primera experiencia republicana en Venezuela fue la capitulación de Miranda ante el ejército general dirigido por el realista (se llamaban así a los partidarios del rey de España), Monteverde, que había conseguido rendir en Puerto Cabello a Bolívar. Como resultado de este fracaso Bolívar se retiró a Cartagena que estaba regida por una Junta instituida en mayo de 1810. Esta ciudad se declaró autónoma. Bolívar declaró solemnemente la “guerra a muerte” a los españoles y en 1812 entró en Caracas culminando una rápida campaña. Bolívar, al concluir la campaña, escribió al Congreso de Nueva Granada que había atravesado nueve ciudades y pueblos, "donde todos los europeos y canarios casi sin excepción fueron fusilados”. Abolió la Constitución y se erigió en Dictador, con el título de Libertador, porque mantenía que la dictadura era la única manera de imponer ideas revolucionarias en un pueblo que era poco permeable a las mismas. Hay que aclarar que en la antigua Roma, en casos de guerra o estados de emergencia, el Senado romano dotaba a un hombre de poderes absolutos durante un periodo máximo de 6 meses, sin que por ello quedase derogado el ordenamiento político y jurídico existente. Recibía el título de Dictador.

Un año después fue derrotado por las tropas llaneras, (esclavos, mestizos, negros, mulatos y llaneros) y nuevamente se refugió en Cartagena. En 1815 desde Cartagena, Bolívar inició otra campaña para liberar la costa atlántica venezolana y también fracasó. De esta forma se logró que Nueva Granada fuera reconquistada por tropas del rey Fernando VII, reavivando así el sentimiento independentista. Bolívar se refugió en Jamaica y redactó la célebre Carta de Jamaica, que en realidad es un programa político. Se declaraba contrario a la esclavitud, al federalismo y a la democracia. Pretendía formar la República de Colombia que agrupase Venezuela y Nueva Granada. Ayudado por José A. Páez cabecilla llanero convertido a la causa que desarrolló una acción proselitista consiguiendo la incorporación de las tropas llaneras al bando de Bolívar, gracias también a la muerte de su caudillo original, Boves. También recibieron la ayuda de Inglaterra. No obstante no consiguió extender la zona liberada más allá de los Llanos, donde Morillo comandaba a las tropas criollas. En 1819 se proclamó la Tercera República, donde en su carta constitucional consagra la dictadura de Bolívar que le concedía amplio poderes. Emprendió una acción militar amplia venciendo en Boyacá, Bogotá y liberó parte de Nueva Granada que en diciembre de ese año el congreso unificó en una sola nación, Gran Colombia. Posteriormente se firmó un armisticio y España reconoció a los rebeldes como a un ejército dando un trato de igualdad. En mayo de 1821 se nombró a Bolívar como presidente de Gran Colombia y el junio se produjo la victoria de Carabobo que significó la liberación de Venezuela. En 1823 Bolívar fue autorizado por el Congreso de la Gran Colombia para tomar el mando y en septiembre llegó a Lima, cuyo gobierno le pedía que dirigiera la guerra y se reunió con Sucre para planificar el ataque. El Congreso peruano le nombró Dictador el 10 de febrero de 1824, y a partir de entonces logró controlar las intrigas de la nueva República En realidad el sueño panamericanista de Bolívar había fracasado, existían tensiones entre los miembros de la unión a la República de Colombia. Venezuela era secesionista y en 1830 se separaron. Más tarde lo hizo Ecuador. Panamá lo consiguió ya entrado el siglo XX. Bolívar en realidad soñaba con una Sudamérica unida de la cual él tendría que ser el gran dirigente panamericano. Estaba enfrentado a las ideas de San Martín que pretendía una federación de naciones independientes con carácter monárquico español en principio. Él temía que los criollos americanos, que siempre dependieron de las autoridades coloniales que representaban al Rey, no fueran capaces de gobernarse a sí mismos, pues carecían de la experiencia política necesaria, lo que podría desencadenar en una cruenta guerra civil por querer llegar al poder. No se equivocó, pues tras su partida y especialmente, tras la partida de Bolívar unos años después, los caudillos militares desataron un gran caos político en casi toda Hispanoamérica, para satisfacer sus ansias de poder. Las ideas de Bolívar fueron similares a las Napoleónicas. También las de Hitler, si apartamos el holocausto judío. Realmente las emancipaciones americanas fueron una enorme Guerra Civil, no una guerra entre diferentes países. Bolívar murió en diciembre de 1830 y Venezuela se había separado en mayo de ese año. Pero desde 1819 hasta su muerte fue presidente de la Gran Colombia

miércoles, 14 de agosto de 2019

BATALLAS NAVALES CONTRA INGLATERRA (Y Parte 3)

Existen bastantes batallas que los ingleses no quieren recordar. Y por esas cosas de nuestra querida España, aquí tampoco las recordamos. Las derrotas sí que las recordamos, o nos las hacen recordar, en libros, películas y utilizando la proverbial candidez de nuestros gobernantes e instituciones. Pero en este grupo somos distintos, y vamos a contar las verdades, tralalá...! 1.- Hubo una Guerra de las Armadas (1585-1604). La reina “Virgen” Isabel I termina derrotada y hundiendo a Inglaterra junto con su Contra Armada. Felipe II reina en España. De aquella guerra los episodios más reconocidos son la Gran Armada Española y la Contra-Armada Inglesa. Con un resultado pésimo en ambos casos. Sabemos de sobra que la Gran Armada Española fue vencida. La diferencia, la gran diferencia, fue que la Monarquía Hispánica (MMHH) se rehízo con rapidez del desastre pero Inglaterra se sumió en un pozo muy profundo del que tardó más de dos décadas en salir una vez finalizada la guerra. Ocurre que los acontecimientos en torno a la “Gran Armada”, sólo se entienden en el marco de la Guerra anglo-española de 1585 a 1604. Al sacarlos de contexto se deforma mucho la realidad, sería semejante a hablar de la Segunda Guerra Mundial y detenerse en la caída de Francia en 1940, sin mencionar otras importantes batallas como Midway, Stalingrado, o el desembarco de Normandía. Además, fue una guerra con un desenlace y tratado favorable a España. 2.- ISLA FLORES Fue una batalla difícil de olvidar para la pérfida Albión. Aquel día de 1.591 una flota los infames corsarios de su Graciosísima Majestad falló estrepitosamente en su habitual intento de saquear hasta la última moneda de oro que los navíos hispanos traían de América en sus bodegas. Felipe II hacía frente a una deuda nacional que era sufragada con las insuficientes monedas traídas desde América. España combatía por entonces contra la reina Isabel I, quien no dudaba en pagar a piratas Los ingleses se enteraron de una noticia: los españoles pensaban hacerse a la mar desde América con una gran partida de oro y joyas en dirección a España. Se pusieron manos a la obra para armar una flota. Dispusieron una veintena de navíos, varios de ellos piratas, cuyo mando fue otorgado al afamado oficial Thomas Howard, un viejo conocido por su participación en varios asaltos y batallas contra los españoles. Además, entre las filas se destacaba nada menos que el bucanero Richard Grenville, capitán del galeón inglés «Revenge» (el buque que, durante años, había navegado a las órdenes del cruel pirata Francis Drake). La Royal Navy se dispuso a viajar a las Azores. Lo que no sabían era que España, harta como estaba de la piratería, había dispuesto una flota de 55 barcos al mando de Alonso de Bazán para, de una vez por todas, escarmentar a los saqueadores. El 9 de septiembre, Bazán organizó el combate. A pesar de que el asalto no se produjo con toda la celeridad que Bazán pretendía, los ingleses no tuvieron los arrestos de plantar combate en mar abierto y, para asombro de los españoles, la mayoría de la flota de la Royal Navy inició la huida a toda vela. Pero la retirada fue demasiado deshonrosa para Grenville quien, desoyendo las órdenes, decidió mantener la posición y, junto a otros dos navíos ingleses más, plantar batalla a los españoles. Bazán ordenó a parte de sus fuerzas acabar con el «Revenge» mientras varios buques seguían en su huida a los ingleses. La contienda no fue muy extensa. A las pocas horas, los buques que escoltaban a Grenville habían abandonado sus posiciones y sólo el «Revenge» se enfrentaba valientemente a los navíos españoles Al anochecer, el «Revenge», buque insignia de Francis Drake, había caído en manos españolas. De 250 hombres que traía el navío quedaron 100, los más de ellos heridos. Por parte española fallecieron aproximadamente 100 soldados y marineros debido al hundimiento de varios buques durante la contienda. No obstante, aquel día España demostró a su Majestad Isabel I que no estaba dispuesta a sufrir más el pillaje de sus infames corsarios. Puede que las aguas europeas se hayan teñido multitud de veces con la sangre de los marineros españoles e ingleses. No obstante, la armada ibérica y la Royal Navy pueden presumir de haberse plantado cara a lo largo y ancho del mundo entero. Precisamente, uno de los lugares más recónditos en los que se encontraron fue en la bahía de Pensacola, cerca de la Florida. Allí, en un día de 1.781, la Infantería de Marina hispana desembarcó y expulsó del terreno a los defensores de la Pérfida Albión. Para saber por qué la armada de nuestro país viajó miles de kilómetros para derramar sangre inglesa hay que remontarse hasta finales del SXVIII, concretamente a 1.763, año en que Inglaterra venció a una coalición de países entre los que se encontraban Francia y España. Por entonces reinaba ya Carlos III que deseaba devolver la afrenta, y cuando llegaron las primeras noticias de que las Trece Colonias americanas habían iniciado un levantamiento contra los británicos. España dio comienzo a una abismal campaña de apoyo a los rebeldes, a los que equipó con armas, munición y uniformes. En la guerra de Independencia de los Estados Unidos, España intervino a favor de las colonias americanas contra los ingleses. España, aliada con Francia a través de los Pactos de Familia, vio la Revolución de las Trece Colonias como una oportunidad.
3.- La Guerra del Designio Occidental o ‘Western Design’ (1655-1660) El impulso de Oliver Cromwell. Felipe IV reina en España. El plan pasaba por quitar a España el Imperio que había construido en América para poder apropiarse de sus grandes riquezas y así poder luchar por la causa del luteranismo en el mundo. Para argumentar el ataque indecente echa mano del argumentario de un tal Guillermo de Orange. Es aquí donde los ingleses reviven la Leyenda Negra para poder justificar la guerra. Y es en Santa Cruz de Tenerife donde se consiguió la primera de sus tres cabezas de león (la de Robert Blake). Los enfrentamientos de Cromwell con la cúpula militar son continuos y la precaria situación económica en que se encuentra Inglaterra al no conseguir sus objetivos de guerra vuelven a llevar al país a un período de gran inestabilidad. Muere Cromwell. En abril de 1660 Carlos II es declarado rey de Inglaterra y entonces decide suspender las hostilidades contra España y tapar vergüenzas. Curiosamente si buscáis “Western Design” en Google no aparece ninguna información en la wiki inglesa. Sí en castellano, en alemán, en francés, pero no en inglés. Oliver Cromwell escribió en sus cartas y discursos: “Y el español no solo es nuestro enemigo accidentalmente, sino que también lo es de manera providencial, de modo que Dios, en su sabiduría, lo dispuso para que fuera cuando hicimos una brecha en la Nación española hace mucho tiempo ". 4.- La Guerra del Heredero inglés. (1625-1630) Felipe IV reina en España. En Inglaterra, Jacobo I. Su hijo Carlos pretende a la hija del Rey español. Pero fue rechazado. Jacobo muere y le sucede su hijo Carlos I, y ya tenemos la guerra. El episodio más relevante sucede en Cádiz, cuando los ingleses intentan atacarla. Una flota de más de 100 barcos, 15.000 soldados y marineros. Fue un costoso fracaso para Inglaterra. La mala gestión junto con los costos desorbitados y el pésimo resultado de la contienda con la dificultad de financiar tal escándalo, enfrentan seriamente al Parlamento con la Monarquía. 5.- LA OREJA DE JENKINS Un capitán español capturó una nave inglesa dedicada al contrabando en el mar Caribe. El capitán inglés, de apellido Jenkins, fue llevado ante el capitán español. Este le cortó la oreja, pero le perdonó la vida. Eso sí, le mandó un mensaje el rey de Inglaterra Jorge II, que decía básicamente que le hubiera cortado también la oreja al rey, si lo hubiese capturado también. Jenkins guardó su oreja en alcohol y volvió eventualmente a Inglaterra. Contó lo acontecido a todos, incluso a la prensa inglesa. El rey, cuando oyó de dicho incidente, montó en indignación. Y esto hizo que se le llamara “La batalla de la oreja de Jenkins” Las incendiarias proclamas de un parlamentario, decidieron dar un golpe decisivo, para lo que reunió una formidable flota de 186 buques, con 27 600 hombres, armada con 2000 cañones, que salió desde Port Royal (Jamaica) y fondeó a principios de marzo de 1741 junto a la costa de Cartagena de Indias, la ciudad más importante del Caribe. Inglaterra estaba tan segura de su victoria que el rey inglés mandó acuñar monedas celebrando su triunfo, en las que se leía "La arrogancia española humillada por el almirante Vernon y los héroes británicos tomaron Cartagena” abril de 1741 En ellas aparecía Blas de Lezo representado de rodillas entregando su espada al almirante Vernon. La ciudad estaba defendida militarmente por el almirante vasco, marino con experiencia en batallar con los británicos y los piratas africanos, que disponía solamente de unos 3600 hombres y de una flota de seis buques solamente. El asedio y la batalla se ha contado infinidad de veces, porque el arrojo, la valentía y la inteligencia de Blas de Lezo fueron tan determinantes, tan grandes que ha quedado para la historia y los anales de las batallas casi imposibles de ganar. Pero se logró. Blas de Lezo, manco, cojo y tuerto, con sólo seis barcos y la décima parte de hombres, derrotó a la Armada de Vernon, que fue un desembarco solo superado en la historia por el de Normandía de la II Guerra Mundial. El fracaso de la Armada inglesa, se mire desde el punto de vista que se mire, fue muy superior al de la Gran Armada de Felipe II. La humillación de la derrota inglesa fue tal, que el rey Jorge II ordenó a los historiadores ingleses que no se escribiera nada de la derrota; y los historiadores ingleses son hegemónicos, lo que ellos no publican no existe. Y como los historiadores no escribieron nada sobre Cartagena de Indias, esta batalla fue injustamente ocultada para la historia. A pesar de su profundo descrédito, a Vernon a su muerte en 1757 se le decidió enterrar su cuerpo en la Abadía de Westminster, como si fuera un héroe más de los que allí reposan. Blas de Lezo corrió una suerte diferente. Blas quedó muy mal herido por los combates de Cartagena de Indias, murió cinco meses más tarde víctima de las heridas del combate. Y lo lamentable, nadie sabe dónde está enterrado. Sus restos quedaron en una fosa común, por lo que su cuerpo no pudo ser enterrado en las condiciones que merecía, Blas de Lezo murió en Cartagena en septiembre de 1741. Existe un monumento al Almirante inaugurado por el entonces rey de España Juan Carlos I, acompañado por el embajador de Colombia del 2014. También hay una fragata de la Armada Española con el nombre “Blas de Lezo”

martes, 13 de agosto de 2019

BATALLAS NAVALES CONTRA INGLATERRA (Parte 2)

La ejecución de la Estuardo, María I de Escocia en febrero de 1587 ultrajó a los católicos de la Europa continental. Su reivindicación al trono fue heredada por Felipe, que era viudo de María I de Inglaterra. En julio del mismo año, Felipe recibe autorización del Papa Sixto V para deponer a Isabel I de Inglaterra, que ya en 1570 había sido excomulgada por Pío V. Luego vino la victoria inglesa en Cádiz en 1587. La flota inglesa de Francis Drake destruyó la armada española fondeada en la bahía. Desembarcó en el Algarve destruyendo varias fortalezas, atacó la flota de Álvaro de Bazán amarrada en Lisboa, y poniendo rumbo a las islas Azores. En el transcurso de la expedición la flota inglesa consiguió destruir más de 100 barcos españoles, retrasando los planes españoles de invasión más de un año. Felipe II con este asunto y con que quería acabar con la piratería inglesa y sus constantes incursiones en las posesiones hispánicas, al tratarse Inglaterra de una isla de poco menos de 3.000.000 de habitantes, de los cuales menos de un cuarto se encargaban de su protección, una fuerza militar anticuada y falta de experiencia, Felipe II estimó que un pequeño contingente sería suficiente para someter en pocas semanas todo el país. Ya en el capítulo anterior hemos hablado de la “Gran Armada”, que al ser derrotada los ingleses la bautizaron “La Armada Invencible”, quedándose este nombre irónico incluso entre los españoles para siempre. ¡Seremos idiotas! La armada dirigida por el duque de Medina-Sidonia atacó a la flota inglesa liderada por Charles Howard en el canal de la Mancha. Las condiciones climatológicas adversas y los enfrentamientos con la flota inglesa provocaron la derrota en la que realmente los ingleses solo provocaron el hundimiento de un solo navío español. El resto lo hicieron la circunstancias climatológicas y la mala cartografía. La Contra armada inglesa, desplegó unas 160 naves de varios tipos y perdió 40 navíos entre hundimientos y capturas causando fuertes pérdidas en las arcas inglesas. A la vez permitió la reconstrucción de la flota española. Ayudados por corsarios, los ingleses continuaron con sus robos en alta mar. Pero un sistema de escolta frustró los ataques. Expediciones de piratas como Martin Frobisher y John Hawkins fueron derrotadas. El navío “Revenge” uno de los más importantes de su marina fue apresado cerca de las Azores en la Batalla de Flores (1591), cuando una flota inglesa pretendía capturar la Flota de Indias. En 1592 Pedro de Zubiaur vencía a un convoy inglés de 40 buques incendiando la nave capitana y capturando otros tres barcos. En 1593 en la batalla de Blaye derrotaba a una pequeña flota de seis buques ingleses hundiendo sus dos unidades principales. Entre 1595 y 1596, Drake y Hawkins murieron en las derrotas sufridas por los enfrentamientos de una expedición inglesa contra los asentamientos españoles en el Caribe, primero en Las Palmas de Gran Canaria y luego en diferentes localizaciones caribeñas. En 1595, cuatro barcos españoles comandados por Carlos de Amésquita desembarcaron en Cornualles, al oeste de Inglaterra. También huyeron sin problemas de una flota enviada para destruirlos.
En julio de 1596, una expedición angloholandesa dirigida por el Robert Devereux, II conde de Essex saqueó Cádiz, destruyendo la flota española fondeada en la bahía. Esta armada fue reorganizada y los ingleses no pudieron atacarla por otra tormenta en las costas gallegas. Entre junio y agosto de 1597, la flota inglesa organizó la expedición Essex-Raleigh a Ferrol y las Azores, donde no consiguió imponerse a la flota española de regreso de las Indias. Una nueva expedición española contra Inglaterra en octubre del mismo año fue desbaratada por un temporal en el canal de la Mancha. El sucesor de Felipe II, al morir éste, continuó la guerra. Felipe III de España en mayo de 1600 se iniciaron conversaciones de paz en Boulogne-sur-Mer, que resultaron fallidas. Las tropas españolas serían derrotadas a comienzos de 1602 en la batalla de Kinsale, con la coalición perdiendo 1200 hombres, entre ellos 90 españoles, forzando así su regreso a España y dejando como prioritaria la consecución de sus objetivos en Flandes. Tras la muerte de Isabel I en 1603, su sucesor Jacobo I de Inglaterra firmó en 1604 el tratado de Londres con Felipe III, mediante el cual ambos países acordaban el fin de la guerra. El resultado para España fue mucho más positivo. Fue la principal potencia europea en el siglo XVII, hasta que las derrotas contra Francia en la guerra de los Treinta Años y el ascenso del poderío naval holandés acabaron reduciéndola a una potencia más. Pero para Inglaterra llegaría el más grande de todas sus derrotas, la del asedio de Cartagena de Indias. Esto se enclava ya en otra guerra y el sitio acaeció en mayo de 1741. El almirante inglés Edward Vernon atacó con éxito Portobelo en panamá. La plaza solo contaba con 700 hombres. Realmente Inglaterra pretendía cortar la comunicación española y el comercio entre el Virreinato de Nueva España y Nueva Granada. Para terminar por dificultar las posibilidades de navegación entre América y España. Con este triunfo y ante un clima de euforia y aprovechando un hecho extraño. Un capitán español capturó una nave inglesa dedicada al contrabando en el mar Caribe. El capitán inglés, de apellido Jenkins, fue llevado ante el capitán español. Este le cortó la oreja, pero le perdonó la vida. Eso sí, le mandó un mensaje el rey de Inglaterra Jorge II, que decía básicamente que le hubiera cortado también la oreja al rey, si lo hubiese capturado también. Jenkins guardó su oreja en alcohol y volvió eventualmente a Inglaterra. Contó lo acontecido a todos, incluso a la prensa inglesa. El rey, cuando oyó de dicho incidente, montó en indignación. Y esto hizo que se le llamara “La batalla de la oreja de Jenkins” Las incendiarias proclamas de un parlamentario, decidieron dar un golpe decisivo, para lo que reunió una formidable flota de 186 buques, con 27 600 hombres, armada con 2000 cañones, que salió de Port Royal (Jamaica) y fondeó a principios de marzo de 1741 junto a la costa de Cartagena de Indias, la ciudad más importante del Caribe. La ciudad estaba defendida militarmente por Blas de Lezo, marino con experiencia en batallar con los británicos y los piratas africanos, que disponía solamente de unos 3600 hombres y de una flota de seis buques solamente. El asedio y la batalla se ha contado infinidad de veces, porque el arrojo, la valentía y la inteligencia de Blas de Lezo fueron tan determinantes, tan grandes que ha quedado para la historia y los anales de las batallas casi imposibles de ganar. Pero se logró. Blas de Lezo, manco, cojo y tuerto, con sólo seis barcos y la décima parte de hombres, derrotó a la Armada de Vernon, que fue un desembarco solo superado en la historia por el de Normandía de la II Guerra Mundial. El fracaso de la Armada inglesa se mire desde el punto de vista que se mire, fue muy superior al de la Gran Armada de Felipe II

lunes, 12 de agosto de 2019

BATALLAS NAVALES CONTRA INGLATERRA SIGLOS XVI Y XVII (PARTE 1)

Durante el siglo XVI, la rivalidad entre España e Inglaterra fue muy recurrente. Estamos acomplejados porque nos quedamos con verdades a medias, pero no podemos olvidar que somos de los países que mejor nos ha ido contra los británicos. Pero si algo diferencia sus derrotas del resto es su tendencia a esconder estos fracasos, como ocurrió en Cartagena de Indias. Lo que ha faltado en España es el interés por leer y estudiar estos episodios. Hemos permitido durante demasiado tiempo que nuestros enemigos escondieran los méritos españoles. Eso es culpa nuestra. Si hiciéramos caso a Hollywood que los británicos son invencibles en el mar. Pero es completamente falso. Cualquier inglés o español al que le pidamos que cite tres derrotas de la Armada española, si es mínimamente conocedor de la historia, lo hará sin muchas dificultades: la Armada invencible, Trafalgar y la Guerra de Cuba. Si pidiéramos lo mismo sobre la Royal Navy sería casi imposible encontrar siquiera tres. Derrotas inglesas que hoy día parecen estar recuperándose del olvido, como Cartagena de Indias, la Contra-armada o Tenerife, hasta otras confrontaciones desconocidas para el gran público como Veracruz, Atacames, Cádiz o el Raid del Medway. Entre las más ignoradas tenemos la Incursión Castellana de 1380, cuando Fernando Sánchez de Tovar logró penetrar por nada menos que hasta el Támesis. Isabel I de Inglaterra era hija de enrique VIII, la bestia parda que se lió con Ana Bolena dejando de lado a su mujer, Catalina de Aragón, que era hija de nuestros Reyes Católicos, o lo que es igual, tía del Emperador Carlos V. El caso es que antes que Isabel había reinado María Tudor, que era hija la primera hija de Enrique y la única de Catalina. María Tudor como buena hija de española era cristiana apostólica romana, no protestante como había instituido su padre para divorciarse. Con lo cual además de volver al cristianismo de Roma, también se casó con nuestro Felipe II. Y aunque no parezca, Felipe fue rey consorte de Inglaterra antes que de España. Pero no tuvieron hijos. Y María Tudor reinó desde 1553 hasta su muerte en 1558. Con lo cual al morir ella, Felipe ya no pintaba nada en Inglaterra. Y el problema estaba aquí, en la sucesión, porque de haber tenido un hijo todo hubiera cambiado, pero heredó Isabel, que si el padre era un animal, la hija los tenía cuadrados. Y volvieron las cosas de la religión donde habían quedado antes de María, es decir a las reformas religiosas sin la autoridad del papa de Roma. Isabel además de palmar en Holanda varias veces tuvo la feliz idea de apoyar a un ladrón de los mares como Francis Drake. Ya sabemos que en el amor y en la guerra todo vale, y eso lo debió haber pensado Isabel porque echó mano de lo que sea para defender lo suyo. Concedió numerosas “patentes de corso”, que era una especie de licencias para convertir un oficio deplorable como era la piratería en su servicio útil al pueblo inglés. Así, contó con una armada formada por piratas “por cuenta ajena”. Por tanto, asaltar los buques españoles, asesinar a su tripulación y robar su mercancía ya no era un execrable crimen, sino que era una forma de servir a Dios y a su sagrado pueblo anglicano, puesto que se limpiaba el mar de católicos españoles. Además, esta práctica ayudaba a sanear las finanzas de Inglaterra, que era, casualmente también, la nación predilecta de Dios según la nueva religión. Pero claro, Felipe II gobernaba la gran potencia del mundo de entonces que era España, y eso de robar y asaltar galeones españoles no estaba bien visto.
Felipe tenía ganas de dejarse de mamandurrias y asaltar Inglaterra entera. Necesitaba una razón de peso para ello. Y llegó. Supo que había una conspiración para asesinar a Isabel y coronar a María Estuardo, que era cristiana. Fue descubierto el complot y aunque al principio se resistió, Isabel terminó por ordenar la ejecución de María, que en su testamento cedió todos sus derechos al trono inglés a Felipe II. María fue ejecutada en febrero de 1587. Y es aquí donde podemos decir que se inicia la guerra naval entre España e Inglaterra. Aunque la guerra comenzó en 1585. En octubre de ese año Drake, saqueó Vigo y Santiago de Cabo Verde, además de intentar hacer lo mismo en La Palma, donde el asalto no tuvo éxito; cruzó a las Indias Occidentales capturando Santo Domingo y Cartagena de Indias, por cuya devolución exigió a las autoridades españolas el pago de un rescate, y San Agustín (en la Florida). Irritado por estos ataques, Felipe II mandó armar una gran flota con la misión de invadir Inglaterra. La ejecución de María I de Escocia en febrero de 1587 ultrajó a los católicos de la Europa continental. Su reivindicación al trono fue heredada por Felipe, que era viudo de María I de Inglaterra. Continuará

viernes, 2 de agosto de 2019

LEYES DE ESPAÑA SOBRE LOS INDÍGENAS DE AMÉRICA

Ya la Reina Católica, Isabel de Castilla, promulgó decretos en 1494 para la protección de los indios frente a los posibles (y ciertos) abusos de los colonizadores. Determinó que los indios seguirían siendo propietarios de sus tierras y prohibió expresamente la esclavitud. Pero la corona no se quedó solo en esto, puso decisión, recursos, conocimientos y sus mejores hombres a la tarea de integrar a los pueblos americanos a la cultura española, es decir la que predominaba en Europa. Posteriormente en diciembre de 1512 Fernando el Católico promulga “Las Leyes de Burgos u Ordenanzas para el tratamiento de los Indios” Juristas y teólogos estudiaron el asunto y de aquí salió el resultado de que lo importante era la evangelización del indígena. También que la corona tenía el dominio sobre los territorios descubiertos o por descubrir, y el indio era un hombre libre, no podrá ser explotado pero debía trabajar a favor de la corona, a través de los españoles que allí estaban, y para ello se crearon la “encomienda” y el “requerimiento”. Estas Leyes de Burgos se les considera hoy como el primer acuerdo sobre los Derechos Humanos, siendo el precursor de ese derecho. El Requerimiento era una serie de razones para el sometimiento de los indígenas sin necesidad de enfrentamientos. Un escrito redactado en castellano que, mediante intérprete, debían leerse al nativo al comienzo de una empresa de Conquista. Finalizaba con una exhortación formal a los aborígenes de que se sometieran a su nuevo señor y adoptasen el cristianismo. Si los indios aceptaban se les respetarían sus costumbres, propiedades y haciendas, pero si se negaban se le amenazaba con guerrear contra ellos con todos los recursos y despojarles de sus propiedades y reducirles a la esclavitud, incluyendo a las mujeres y niños. Se les concedía a los indígenas un tiempo para que pensasen en todo esto y, si lo aceptaban, pasaban a ser cristianos y súbditos del Rey y no había guerra. Si lo rechazaban, se les haría la guerra. La Encomienda era el derecho que se le concedía al colono para tener a su cargo a un grupo de indígenas, juntamente con el derecho fundamental el de la cobranza del tributo indígena. Todo indígena varón que tuviera entre 18 y 50 años era considerado tributario, es decir estaba obligado a pagar un tributo al rey, en su condición de “vasallo libre” de la Corona de Castilla. Este tributo, era el que cedía el Rey al encomendero como merced otorgada a su labor en la Conquista. Ateniéndonos a un estudio de la Orden de los caballeros de San Ignacio de Loyola, podemos asegurar que España no se limitó a explorar aquel vasto territorio sino que realizó una empresa aún más asombrosa y trascendente: la incorporación de sus gentes a su cultura y a su fe, en definitiva, a la civilización cristiana, europea y occidental. Y no con la intención de que fuera una forma circunstancial, sino definitiva. Ya con el rey Carlos I, en noviembre de 1542 se promulgó en Barcelona la Pragmática “Leyes y ordenanzas nuevamente hechas” conocidas por Las Leyes Nuevas. Fundamentalmente sus puntos es que suprime las Encomiendas, y regula la forma de hacer los nuevos Descubrimientos y de gratificar a los Conquistadores. También suprime la esclavitud de los indígenas, y las guerras de Conquista. Además las Leyes de Indias recogen, entre otros, los siguientes derechos: la prohibición de injuriarlos o maltratarlos, la obligación de pagarles salarios justos, su derecho al descanso dominical, la jornada laboral máxima de ocho horas y un grupo de normas protectoras de su salud, especialmente de la de mujeres y niños. Esto en el año 1542. La conquista española de los territorios estaba orientada por la información que daban los nativos. Buscando la riqueza, y porque era más fácil recibir noticias, los conquistadores fueron al encuentro de las civilizaciones más desarrolladas. Éstas estaban mejor estructuradas y tenían un poder concentrado, que en realidad facilitó su conquista. Los españoles se limitaron en realidad a “heredar” el poder y eligieron la forma del protectorado, como fue el caso de Pizarro, al elegir a Manco Capac como nuevo Emperador Inca. La política era aprovechar lo que había y se aventuraban en empresas solo si se suponía que compensarían los tremendos gastos y el riesgo. Supieron aprovecharse del descontento de muchos pueblos y tribus contra la opresión de los Aztecas o los Incas, lo que permitió conseguir aliados y enfrentarlo entre ellos o también organizar un ejército con los propios indígenas. Utilizaron guías, espías, porteadores y guerreros. Evidentemente uno de los mayores problemas de los españoles era además de tomar un territorio el problema siguiente era repoblarlo dada la inferioridad numérica que tenían demográficamente.
UNIVERSIDAD DE MÉXICO La rapidez de la conquista no se explica acudiendo al tópico del heroísmo y tesón, solamente. Una idea patriótica pero plagada de prejuicios. Primero hay que tener en cuenta la tecnología. Armas de fuego y también los caballos y perros. El soldado español tenía una concepción de la guerra completamente distinta al nativo. Los mexicas solo atacaban con luna llena, por ejemplo. Por su religión no entendían una lucha tan aguerrida como la cristiana, que al fin y al cabo provenía de las luchas de los reinos cristianos contra los musulmanes durante siglos. Desde 1573 se dictaron normas y ordenanzas para la fundación y disposición urbanística de las nuevas ciudades y se reguló hasta el extremo. Se adoptó el sistema de cuadrícula castellano. Una plaza mayor y alrededor las principales edificaciones gubernativas y religiosas. La plaza era el centro del comercio, el paseo, celebraciones, etc. Actividades de ocio y festivas. Misas diarias y sobre todo dominicales. En fin, que esto lo conocemos sobradamente. España dejó unas 30 Universidades funcionando antes de la independencia, 39 ciudades y monumentos que son ahora Patrimonio de la Humanidad, más de 150.000 licenciados en diversas materias, de distintas razas y colores de piel, dejamos hospitales Lima por ejemplo tenía una cama por cada cien habitantes cifra que hoy no tiene por ejemplo Los Ángeles. Se construyeron caminos, alguno de más de tres mil kilómetros como en Camino real de México a la tierra alta hoy EE. UU. De lo que se obtenía llegaba tan solo un 20% a la península, que una parte era de particulares y el resto, amén de los chupópteros que no pagaban impuestos, como los nobles y el clero, se lo gastaron nuestros reyes en defender la religión católica en sus tierras de la casa de Austria por centro Europa. Carlos I tenía serios problemas de dinero a causa de eso, y se vio obligado a endeudarse con banqueros europeos. Al igual que Felipe II, que en su reinado pasaron dos crisis muy serias. En el siglo XVII todavía Felipe IV no lo tuvo mejor, de hecho, cerrada la posibilidad de abastecer a los famosos “Tercios de Flandes” fue lo que propició el declive militar en Europa de España alrededor de 1650. Eso confirma que la gran parte del oro y la plata de América se invirtió allí mismo. Y que la corona no se enriqueció, ya que lo que se podía sacar a mano en aquella época durante 250 años, se saca hoy, aún, en un solo año.

TRATADOS CON PORTUGAL A RAÍZ DEL DESCUBRIMIENTO

Para entender los acuerdos entre el reino de Portugal y el de Castilla-León, hemos de remontarnos a la Guerra de Sucesión Castellana entre a...