lunes, 26 de diciembre de 2016

NACIONALISMO CATALÁN 

Frente a la incapacidad para encontrar un germen de nación en la historia de este región española, la mitología romántica acuñó a finales del siglo XIX el término Países Catalanes (o Gran Cataluña). El primero en usarlo fue el valenciano Bienvenido Oliver, sin intenciones políticas, para englobar los territorios de habla catalana y sus variantes. Así, el mapa de los Países Catalanes se extiende por Cataluña, excepto el Valle de Arán, las Islas Baleares, Andorra, la Comunidad Valenciana, la región histórica francesa del Rosellón, la zona de Aragón limítrofe con Cataluña denominada actualmente Franja de Aragón y una pequeña comarca murciana, entre otras regiones. A pesar de la tendencia de los historiadores nacionalistas catalanes de retorcer la naturaleza "catalana-aragonesa" de la Corona de Aragón, nunca ha existido nada, en la historia medieval, y mucho menos en los tiempos modernos, que pudiera considerarse ni de lejos un embrión del Estado catalán, excepto en las imaginaciones más románticas y soñadoras», explica en uno de sus trabajos el historiador Enric Ucelay-Da Cal. No en vano, lo que era una simple denominación de carácter lingüístico se convirtió en boca de los nacionalistas en una especie de tierra prometida. Un ente que sirve para justificar, con supuestas raíces en la Edad Media, las actuales reivindicaciones políticas. Sin ir más lejos, la Generalitat de Cataluña da la información meteorológica de la Comunidad Valenciana en la televisión autonómica a través de lo que designa como «Países Catalanes». Suele incluir a la Comunidad Valenciana junto a Cataluña y Baleares en sus mapas, con claras intenciones políticas. No nos llevemos a engaño, este nacionalismo, a pesar de todo, no se remonta más allá de las décadas finales de XIX de la mano de Prat de la Riba y de las Bases de Manresa de 1892 preparadas por la incipiente burguesía catalana, justo después del fallido intento federalista de la Primera República. 
Antes (en el XIX) pudo y de hecho existió un cierto regionalismo e interés por las costumbres y usos catalanes del pasado derivados del romanticismo decimonónico que prendió en tantos otros lugares de Europa en esa misma época.  El hecho de armas que se celebra dentro de una semana conocido como la Diada no es más que la tergiversación, tan habitual en época romántica, de unos hechos que nada tenían de lucha 'nacional', sino de guerra dinástica y defensa de los intereses económicos de las élites mercantiles de Barcelona y la Plana de Vic.  Recordemos que los Borbones estaban enfrentados a Reino Unido y Holanda, los dos mercados más importante de los productos y exportación catalán, lo que les hizo decantarse por la opción austracista.  No es cierto que Cataluña fuese un estado soberano en 1714, sino un territorio con algunas instituciones propias, como en cualquier otro lugar de la Europa del Antiguo Régimen, y parte constituyente de la Corona de Aragón, es decir, de España. No es cierto que se tratase de una guerra entre castellanos y catalanes, sino entre partidarios de dos candidatos al trono de España. No es cierto que lo que moviese a los catalanes fuera la castellanofobia, sino la francofobia. No es cierto que Felipe V suprimiera la soberanía nacional representada en las Cortes catalanas, pues eran estamentales y no representaban a soberanía nacional alguna. No es cierto que Felipe V incorporara Cataluña a Castilla, sino que uniformizó legislaciones y centralizó el gobierno, fenómeno general en toda la Europa de aquel tiempo, lo que también conllevó grandes cambios en la vieja planta castellana, detalle que no suele recordarse. No es cierto que los catalanes fuesen austracistas y los castellanos, borbónicos: muchos de los más importantes gobernantes castellanos fueron austracistas y en Cataluña hubo comarcas enteras que se destacaron por su borbonismo. No es cierto que Cataluña fuese austracista desde el primer momento, pues las cortes catalanas juraron por rey a Felipe V en 1702, tres años antes de hacer lo propio con el Archiduque Carlos tras el desembarco angloholandés en Barcelona. No es cierto que en el famoso 11 de septiembre combatieran catalanes contra castellanos, pues hubo castellanos defendiendo Barcelona del mismo modo que el ejército de Felipe V contó con miles de voluntarios catalanes. Y no es cierto que los catalanes austracistas fueran separatistas, sino que presumieron de ser los más españoles de todos. Posteriormente esa Cataluña despojada de sus fueros y privilegios derivados de época medieval (fueros que otros mucho territorios gozaban) se introdujo bastante rápido en el nuevo Estado borbónico y ya en época de Carlos III se convirtió en la región más pujante de España. Ni que decir tiene que en aquella época no había el más mínimo atisbo de 'nacionalismo' como hoy lo entendemos, y que muchos de los austracistas exiliados habían vuelto ya a España tras la paz de Viena de 1725 entre Felipe V y el emperador Carlos VI.  Es más en Cataluña vemos una defensa fervorosa de la patria española durante la invasión napoleónica. Posteriormente en el Principado prendería la llama del Carlismo, o lo que es lo mismo, la defensa de la España más tradicionalista, católica y monárquica y mucho de sus hijos y nietos son los que después fundarían la Unió Catalanista. Con el surgimiento de las corrientes nacionalistas de finales de siglo XIX, las teorías lingüísticas hicieron las veces de elemento aglutinante –a falta de una base histórica– identificando a la nación con la lengua. Bajo esta falsa premisa, los nacionalistas consideran que todos los que hablan catalán o sus variantes son igualmente catalanes y conformaron la ficción histórica de los «Països Catalans».  El error de base está en estimar que la lengua es el único elemento definidor de una nacionalidad (con desprecio de la religión, la idiosincrasia, la geografía, la historia, etc Una lengua no equivale a una nación. Si en la ONU hay 193 naciones y en el mundo varios miles de lenguas, ¿faltan miles de naciones en la ONU o sobran miles de lenguas en el mundo? Todos los países europeos son multilingües, con la única excepción de Islandia. Y España no es precisamente el más multilingüe de todos: más variedad de lenguas hay en Francia o en Italia. Además, si una lengua es igual a una nación, ¿pertenecerían los araneses a la nación catalana? Finalmente, ¿por qué de la existencia de una lengua han de deducirse consecuencias políticas? La extensión del castellano sobre tierras catalanas comenzó en la Edad Media, cuando fue consolidándose como la lengua franca, la lengua en la que era más fácil entenderse dada su mayor extensión territorial, su mayor número de hablantes y su posición geográfica central. Los lingüistas lo han explicado mil veces En otro orden de cosas, en tiempos más cercanos, Cataluña fue la región española que más encarnizadamente se alzó contra la invasión napoleónica, según palabras del mariscal Berthier. Los gerundenses prefirieron morir antes que entregarse. Y la primera batalla ganada a los franceses fue la del Bruch. Durante todo el siglo XIX; Cataluña fue la región más patriota, belicista, islamófoba, esclavista, colonialista e imperialista de España. Durante la Guerra de Marruecos de 1859-60 Cataluña se llenó de versos, canciones, zarzuelas, himnos y obras de teatro incitando a los jóvenes catalanes a alistarse para borrar la Media Luna de la faz de la tierra. Respecto a la esclavitud, de todas las ligas antiabolicionistas de España, la más activa fue la de Barcelona.
Tropas voluntarias de catalanes participaron en la Guerra de África, voluntarios y oficiales. Fueron comandados por Juan Prim i Prats, que posteriormente sería Ministro de la Guerra y luego presidente del Consejo de Ministros en 1869. Sus hazañas fueron inmortalizadas por Mariano Fortuny, quien recibió el encargo de la Diputación de Barcelona de hacer un cuadro que reflejara la gesta del General Prim (catalán) y de los catalanes en la Batalla de Wad-Ras, "Prim en la batalla de los Castillejos” Y por Francesc Sans i Cabot en un no menos conocido cuadro épico de Prim espada en ristre, rodeado de combatientes catalanes y una ondeante bandera española al fondo La obra hoy en día se puede admirar en el Museo de Arte Moderno de la ciudad condal. Allí se libró el 23 de marzo de 1860 la más dura y sangrienta batalla de la Guerra de África. El general Prim, nacido en Cataluña, a bayoneta calada, se lanzó con los 250 voluntarios catalanes que quedaban vivos para romper el cerco. En tiempos más cercanos habría que olvidarse, de los dos principales apoyos eclesiásticos de Franco, los cardenales Gomá y Pla. Y de un Cambó que, tras medio siglo de liderazgo catalanista, puso su fortuna a disposición de Franco y organizó en París, junto con Llonc, Ventosa, Estelrich y otros huidos de la Cataluña republicana, la Oficina de Propaganda y Prensa para defender el bando franquista ante la opinión pública europea y organizar su servicio de espionaje. Cambó también fue el responsable del manifiesto que secundaron cientos de personalidades catalanas de la política, la empresa y la cultura en el que proclamaron que «como catalanes, afirmamos que nuestra tierra quiere seguir unida a los otros pueblos de España por el amor fraternal y por el sentimiento de la comunidad de destino, que nos obliga a todos a contribuir con el máximo sacrificio a la obra común de liberación de la tiranía roja y de reparación de la grandeza futura de España». Otros catalanes que se distinguieron por su apoyo a Franco fueron, entre otros muchos, Josep Pla, Eugenio d’Ors, Agustí Calvet, Federico Mompou y Salvador Dalí. Por no hablar de los miles de alcaldes, gobernadores, procuradores, diplomáticos y ministros catalanes del régimen franquista. Entre estos últimos estuvieron Joaquín Bau y Nolla, Francisco Serrat y Bonastre, Eduardo Aunós, Joaquín Planell y Riera, Pedro Gual Villalbí, José A. Samaranch etc. La actual Constitución de 1978 fue aprobada con el 87% de lo votos favorables, siendo Cataluña la región que mayor participación registró, con un total voto del "si" del 90,46% de los votantes.

domingo, 25 de diciembre de 2016

HERNÁN CORTÉS

Este personaje de nuestra historia es uno de los más desconocidos en su verdad en la historia, por las mentiras de la puñetera Leyenda Negra. Como será que fue el primer defensor que planteó públicamente la no esclavización de los indígenas. Nació en Extremadura, en Medellín en1485, hijo de una baja nobleza hidalga. Culto y fervorosamente religioso, con sentido de la moral. Se embarcó con 19 años hacia la isla de La Española (posteriormente Santo Domingo), se trasladó 7 años después hasta la isla de Cuba, donde encontró el amor de la mismísima cuñada del todopoderoso Gobernador de la isla, Don Diego Velázquez, quién encomendó a Cortés en 1518 el mando de una flota que tendría que conseguir lo que dos veces antes no se había logrado. Abrir nuevos caminos y proporcionar un prestigio y riqueza inestimables para todos. Pero, traiciones maquiavélicas aparte, la misma noche en que se enteró del intento de frenar su partida, se embarcó en secreto por la noche con 600 tíos dispuestos a todo. Barcos, cañones, caballos, y provisiones, lo justito para ir aguantando una temporada. Y muchos, muchos arrestos, por no decir otra cosa. Y fueron, a hacerse ricos, como sea, por las buenas o por las malas. ¿Enemigos? Todos los que quieras, empezando por sus propios compañeros, sus jefes y los indígenas, que al fin y al cabo eran los mejores.  Y fueron, y aguantaron la selva, las fiebres, las enfermedades desconocidas, el calor y la humedad insoportable, las órdenes con mala leche, aguaceros, caimanes, corazas, armas, medallas, rezos, miedos y odios.  Y a abrirse paso, matando, saqueando y persiguiendo la sempiterna quimera del oro. Y muchos tuvieron que pagar muriendo en las laderas de los ríos, devorados luego por las alimañas, sacrificados por indígenas en la pira. También hay luchas entre propios, donde se aclaran asuntos pendientes que terminan con la muerte del que tenía razón, es decir del que era más rápido. Caín existía ya.  En la isla de Cozumel, donde tras someter a los indígenas mayas de la isla y rescatar a los náufragos, Cortés conoció a la que se convertiría en amante, consejera, intérprete y guía fundamental para el Capitán durante todo el tiempo que duró la gesta. Se llamaba Malinalli Tenépatl, posteriormente bautizada como Marina (la famosa "Malinche"). La verdad es que tenían todas las de perder ante la incursión en aquellas frondosísimas, pobladísimas y muy desconocidas tierras, pero tras llegar al continente y fundar aquella ciudad, no se lo pensó mucho y, de perdidos al río. Si había cruzado el océano, cabreado al gobernador, puesto los cuernos a su mujer, pues, decidió frente a la misma costa hundir todos los barcos de su flota, evitando así que sus hombres tuvieran la más mínima tentación de regresar por donde habían venido. A ver quién se atrevía a desafiar a un hombre así. No había vuelta atrás. Y mientras unos se pierden en la espesura tras el amor de la india y que le den por saco a la corona, otros consiguen conquistar a aquellas gentes y enseñarles que están equivocados en sus dioses. Cortés inició su marcha tierra adentro, donde con la ayuda de su intérprete, aquella india valiente e inteligente. Comprobaron que los habitantes de las aldeas y pueblos aztecas mostraban un gran sufrimiento ante el despótico y cruel poder que sobre ellos ejercía su emperador. -"Que no tú, como te llames, que no se trata así a una chavala y que si hay que ser un hombre, pues demuéstramelo enfrentándote a tu dictador particular". Los convenció a que se unieran a él y le acompañaran hasta Tenochtitlán para derrocar a la bestia. En los sacrificios del ritual azteca, se arrancaba el corazón al elegido mientras estaba vivo. Tras ello, su cuerpo se troceaba y se lanzaba hacia abajo por los escalones de las pirámides, para ser finalmente devorado por la gente hambrienta. Cortés logró formar un ejército que uniéndose a los mismos pueblos indígenas como los Tlaxcaltecas o pueblos refugiados, sobrevivientes de la antigua Teotihuacán. Por eso se dice, que fueron los propios indígenas mexicanos los que, junto a los españoles, conquistaron Tenochtitlán e hicieron posible la fundación de México y del Virreinato de la Nueva España. En la capital del Imperio, el Emperador el gran Moctezuma, los recibió pacíficamente. Por temas de su religión él estaba esperando la llegada de un hombre que cambiaría los destinos de su pueblo. Una leyenda decía que vendrían unos hombres blancos con barbas y cambiarían el destino. Se sometió al Rey de España y convertirse en súbdito de la Corona de Castilla.
Cuando Cortés se ausento se produjo una rebelión que a su vuelta intentó sofocar pero no solo no consiguió su objetivo, sino que finalmente Moctezuma murió y los españoles fueron expulsados violentamente de la capital tras la famosa “Noche Triste del 30 de junio de 1520” refugiándose en la ciudad de Tlaxcala hasta que con alianzas se consiguió la victoria final de la  batalla de Otumba frente al ejército del nuevo emperador Cuauhtémoc. Se tomó completamente Tenochtitlán y, junto a un gran ejército de indígenas, se construyó la gran ciudad española que llamamos México, fundando el Virreinato de la Nueva España y expandiendo inmediatamente después los dominios continentales hacia los actuales territorios de Honduras y Guatemala, o hacia los territorios de la Baja California, anexionados a México por Hernán Cortés entre 1533 y 1539. Una grandiosa gesta militar, con resultados de riqueza que convirtió a las tierras, de Nueva España en un punto fundamental de la provisión de riquezas del Imperio Español en América. Se llevó la primera imprenta de América en 1535, y comenzó una nueva era. En siglos venideros México sería el punto central del comercio con Asia y Europa. No es por nada pero la ciudad de México fue más avanzada social, cultural y comercial que Londres, Paris o Nueva York en aquellos tiempos. Tras las independencias americanas, provocadas por la ambición de determinados personajes engañaron al pueblo, como siempre y también, en honor a la verdad, por culpa de ciertas malas políticas impuestas desde España, todo Méjico se vino abajo. Llegó la corrupción y todo lo que era cultura y refinamiento se volvió oscuro y osco. Hernán Cortés regresó a España y escribió todos los detalles de la Conquista de Méjico en las famosas “Cartas de Relación”, que envió al Rey y que son una absoluta verdad, donde cuenta la geografía de los lugares, las batallas, las costumbres de los indígenas y la inmensidad de dificultades a las que tuvo que enfrentarse. Cuatro cartas fueron enviadas al emperador, y en todas se pide que envíen religiosos a fin de poder evangelizar y expandir la religión cristiana. Fue nombrado a modo honorífico Capitán General de la Nueva España y Gobernador de la misma, así como marqués del Valle de Oaxaca. Luego participó en la expedición contra Argel en 1540.  Murió en dicho pueblo y pasó a la posteridad como un gran héroe, como el Conquistador del Imperio Azteca y como el primer hombre del Nuevo Mundo que planteó públicamente la no esclavización de los indígenas, salvo los que ya estaban esclavizados por los aztecas y no sería posible cambiar su forma de vida.
La “Leyenda Negra” que contra el Imperio Español es la que mintiendo en beneficio de Inglaterra y Holanda, sobre todo, afectó de lleno a Cortés. En libros y ahora películas se puede ver al conquistador como un mercenario sanguinario, un despiadado asesino de indios indefensos. Cuando la realidad es que luchó exactamente por lo contrario a lo que se le acusa.

jueves, 15 de diciembre de 2016

EL GENOCIDIO EN LAS INDIAS

"Genocidio en America", es uno de los puntales de la Leyenda Negra que vertieron los enemigos del Imperio español para menoscabar su prestigio.  La catástrofe demográfica que sufrió el continente americano desde 1492, el año de la llegada de Colón, es un hecho irrefutable. La disminución demográfica fue dramática: el 95 % de la población total de América murió en los primeros 130 años después de la llegada de Colón.
La sangría demográfica hay que buscarla en dos factores: el traumatismo de la conquista (las bajas causadas por la guerra, el desplome de las actividades económicas y los grandes desplazamientos poblaciones) y las enfermedades. Los habitantes de América habían permanecido aislados del resto del mundo. Cuando las enfermedades traídas desde Europa, que habían evolucionado durante miles de años de Humanidad, entraron en contacto con el Nuevo Mundo causaron miles de muertes ante la fragilidad biológica de sus pobladores. Un sencillo catarro nasal resultaba mortal para muchos indígenas. Una epidemia de viruela que se desató en Santo Domingo entre 1518 y 1519 acabó con prácticamente toda la población local. Esta misma epidemia fue introducida por los hombres de Hernán Cortés en México y, tras arrasar Guatemala, diezmó a la mitad de la población. La llegada de Francisco Pizarro a Perú fue el golpe final a un imperio que se encontraba colapsado por las enfermedades. La epidemia de viruela fue seguida por el sarampión (1530-31), el tifus en 1546, y la gripe en 1558. La difteria, las paperas, la sífilis y la peste neumónica también golpearon fuerte en la población. "Los españoles han causado una muerte miserable a 20 millones de personas", escribió en su texto "Apología" el holandés Guillermo de Orange, esforzado padre de la propaganda negativa del Imperio español. Con la intención de menoscabar el prestigio de la Monarquía hispánica, dueña absoluta del continente durante casi un siglo, los holandeses, los ingleses y los hugonotes franceses exageraron las conclusiones del libro "Brevísima relación de la destrucción de las Indias", escrito por el fraile dominico Bartolomé de Las Casas. Este fraile que acompañó a Cristóbal Colón en su segundo viaje no había imaginado que su texto iba a ser la piedra central de los ataques a España cuando denunció el maltrato que estaban sufriendo los indígenas. Las traducciones y reediciones se multiplicaron entre 1579 y 1700, escritas en neerlandés, en francés y en inglés. Lo que todos obviaron cuando emplearon a Las Casas para atacar al Imperio español es que él mismo representaba a un grupo de españoles con el coraje de denunciar el asunto, la mayoría misioneros, y a una creciente preocupación que atrajo el interés de las autoridades. Los críticos consiguieron que en 1542 las leyes nuevas recordaran la prohibición de reducir a los indios a esclavitud y sancionaron el fin del trabajo forzoso, la encomienda.
Curiosamente, los enciclopedistas franceses, muy críticos con todo lo referido a España en otras cuestiones, fueron los primeros en ver que las cifras presentadas por de Las Casas, 20 millones de muertos causados por los métodos de los conquistadores, eran del todo imprecisas. En "El Ensayo sobre las costumbres" (1756), Voltaire afirma que Las Casas exageró de forma premeditada el número de muertos e idealizó a los indios para llamar la atención sobre lo que consideraba una injusticia. «Sabido es que la voluntad de Isabel, de Fernando, del cardenal Cisneros, de Carlos V, fue constantemente la de tratar con consideración a los indios», expuso en 1777 el escritor francés Jean-François Marmontel en una obra, «Les Incas». La Revolución francesa y la emancipación de las colonias en América elevaron a Las Casas a la categoría benefactor de la Humanidad.
Más allá del brutal impacto de las enfermedades, es cierto que la violencia de la Conquista de América provocó la muerte directa e indiferente de miles de personas. El que existiera un grupo de personas críticas con los métodos empleados por los conquistadores –un grupo de hombres que perseguían como principal objetivo el hacerse ricos– o que los Reyes españoles plantearan soluciones –aunque fueran incompletas e incluso hipócritas– no exime a España de sus pecados y del daño cometido, pero sí la diferencia de precisamente los países que censuraron una actuación que luego ellos mismos practicaron. Sin entrar a valorar el fangoso proceso llevado a cabo por los anglosajones en Norteamérica, la explotación de caucho en el África negra dejó a sus espaldas 10 millones de muertos en el Congo Belga. "La colonización europea de los siglos XIX y XX fue culpable de crímenes semejantes a los cometidos por los conquistadores españoles. La única diferencia es que no encontraron a un Las Casas para denunciar las injusticias con tanta repercusión", sentencia el hispanista Joseph Pérez en el citado libro.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

AVENTURA DE LOS CONQUISTADORES

Plantearse ir al Nuevo Mundo era asumir una vida dura, difícil y, sobre todo, fugaz. A las inclemencias del tiempo y de la selva, aquellos hombres aguerridos tuvieron que enfrentarse a la enfermedad, los mosquitos, el hambre, la sed, las emboscadas de los indígenas y a la avaricia. Esto era igual para cualquiera. Pero hablaremos de los jefes comandantes. Toda jefe expedicionario debía recibir un permiso de la Corona en el que figuraban sus derechos y obligaciones. No se deseaba cometer el error que se hizo con Colón concediendo muy valiosas prerrogativas. Hasta el año 1542 solo eran autorizados por el rey, pero con las Leyes Nuevas desde 1572 se hizo obligatoria la consulta previa al Consejo de Indias. Dejaba en manos del particular la tarea de buscar el capital, el material y los hombres, quedando al Estado la única obligación de prometer determinadas concesiones. Conscientes del tremendo desequilibrio existente entre riesgos y beneficios, ello no impidió que hombres como Hernán Cortés, Francisco de Pizarro, Pedro de Valdivia, Diego de Almagro, Alvar Núñez Cabeza de Vaca o Juan Vázquez de Coronado se hicieran al mando de cientos de hombres en busca de su particular El Dorado. El grueso de la comitiva la conformaban los soldados, pero en ella no podían faltar carpinteros, herreros, porqueros, mozos de caballerizas y, sobretodo, médicos o, en su defecto, un boticario o barbero instruido en el arte de curar. Milagrosamente, durante el primer viaje de Colón solo se registró un enfermo. La norma era que la enfermedad y las heridas estuvieran siempre a la orden del día. Uno de los capitanes más previsores fue Hernán Cortés, quien siempre llevaba en su corte a cirujanos, boticarios, curanderos y ensalmadores. Ninguno de ellos cobraba sueldo fijo, sino que se les pagaba por herido atendido. Cada uno de estos profesionales tenía sus trucos propios, heredados de la experiencia y de sus estudios, si los tenían, claro, que de todo siempre hubo. Contaban con el libro Milicia y descripción de las Indias. Por ejemplo, para curar las heridas por armas emponzoñadas recomienda cortar toda la carne afectada y levantarla con un anzuelo sin tocar los nervios. Pero si este remedio nos parece doloroso, peor era no contar con nadie que supiese de medicina. En esos casos solo restaba atajar los problemas de raíz y con los medios al alcance. Así lo hizo Alonso de Ojeda, quien, herido durante una refriega con los indios, optó por cauterizarse las heridas con un hierro al rojo vivo y luego envolverlas en mantas empapadas en vinagre por si las flechas estuvieran envenenadas. Entre los males destacaban las niguas, suerte de insectos cuya hembra penetra en la piel para depositar sus larvas que, al crecer, se van alimentando de la carne del huésped. La única forma de extraerlas era con un alfiler o una aguja. Después era muy difícil eliminarlas de la piel y su evolución solía conllevar la pérdida de los dedos o de los pies. Junto a las niguas, la sífilis y la modorra. De la sífilis poco hay que decir, al tratarse de un mal muy conocido en Europa. No así en América, donde diezmó a la población indígena. En cuanto a la modorra, esta sí fue una enfermedad novedosa para los españoles. Los síntomas incluían apatía generalizada, somnolencia acompañada por fiebres, falta de apetito… y al final, la muerte. Además de estas enfermedades, todos los conquistadores sufrieron períodos más o menos intensos de hambruna y de sed. Pese a lo bien planificadas de las expediciones, lo largo de las caminatas y los continuos percances menguaban las provisiones, obligando a los hombres a ingerir alimentos podridos, cortezas de árboles y hasta restos de sus compañeros muertos para sobrevivir. Famoso es ese episodio descrito por el expedicionario Ulrico Schmidel, relatando, cómo en el poblado de Santa María de los Buenos Aires, unos españoles aprovecharon la noche para rebanar los muslos y otras partes de tres compañeros suyos que yacían ahorcados por haberse comido un caballo para saciar su hambre. Leyendo lo descrito hasta el momento, no costará imaginarse lo sufrido que fue en verdad la conquista de América. “Los enfermos vivían muriendo; y los que estaban sanos aborrecían la vida, deseaban la muerte por no verse como se veían”, escribió Pedro de Cieza de León en su Descubrimiento y conquista del Perú. Entonces, ¿por qué continuaban avanzando? Primero, por sus deseos de mejorar socialmente. Dar la vuelta podía significar salvar la vida, pero también regresar a su vida de pobreza y miseria. Segundo, porque muchas veces se cruzaba el llamado punto de no retorno, tras el cual era más seguro proseguir que recular. Y tercero, porque ningún expedicionario abandonaba jamás a un compañero, ni le permitía dirigirse solo a la muerte una vez se emprendía la aventura. Pero también estaban los soldados, que la mayoría no eran profesionales. Imaginemos un poco la situación de esta gente. En el siglo XVI y dos siguientes más, era apenas un agricultor que sacaba para ir tirando malamente, campos que no eran suyos, sino del noble que correspondía, o de la Iglesia. Y sus antepasados hicieron lo mismo, pasarlas muy mal. De cuando en cuando era obligado a luchar en causas que no se había metido, pero de perderlas, en vez de trabajar para este, trabajaba para otro, que además le sometía un poco más, si es que se salvaba de morir, claro. 
Además sabía que sus hijos también harían lo mismo. Agachar la cabeza y rezar, que para eso estaba Dios que perdonaba todos tus malos pensamientos y las ganas de saquear al noble, mandar al cura al carajo y echarse al monte y robar por los caminos, que es lo que muchos hicieron, al fin y al cabo daba lo mismo morir de una manera que de otra, pero no daba igual vivir así.  Pero le llegan noticias de que, no se sabe muy bien en que punto de este puñetero mundo, hay una posibilidad de salir de estas. Se trata de ponerse a las órdenes de un tío, que ha descubierto unas tierras, que están a tomar por saco, pero que si llegas, si luchas, si no te matan y si tienes mucha suerte y logras volver, vendrás con oro y otras riquezas. Lo de vivir como la mierda aquí ya está claro, y lo de morir de asco también, con lo cual hay que intentarlo. Y fuiste, a hacerte rico, como sea, por las buenas o por las malas. ¿Enemigos? Todos los que quieras, empezando por sus propios compañeros, sus jefes y los indígenas, que al fin y al cabo eran los mejores. 
Y fuiste, y aguantaste la selva jodida, las fiebres, las enfermedades desconocidas, el calor y la humedad insoportables, las órdenes con mala leche, aguaceros, caimanes, corazas, armas, medallas, rezos, miedos y odios.  Y a abrirse paso, matando, saqueando y persiguiendo la sempiterna quimera del oro. Y muchos tuvieron que pagar el precio estipulado, morir en las laderas de los ríos, devorados luego por las alimañas, sacrificados por indígenas en la pira. Pero también en los ratos libres, mientras unos se pierden en la espesura tras el amor de la india, otros consiguen conquistar a aquellas gentes y enseñarles que están equivocados en sus dioses, y también en su idioma, que lo usen pero para ellos, que aprendan a hablar en cristiano. Y consiguen levantar pueblos, enseñarles lo que es una rueda, para qué sirve un caballo, y que no se hacen sacrificios a un compañero ni a una chavala de esa forma. Y lentamente se va formando una nueva civilización, todos con la bendición del papa y de la corona.  Algunos vuelven al pueblo y con algo de riqueza y muchas heridas en el cuerpo y en el alma. La mayoría se queda allá, en aquellas tierras, en tumbas perdidas en el mejor de los casos. Los que vuelven, están jodidos, terminan pidiendo limosna en nombre de Dios a las puertas de las iglesias. Mientras tanto la vida sigue y España se puebla de buitres reales, en forma de burocracia, de explotadores de minas y otras mandangas que se hacen cargo del asunto. Pero de todas formas, aquellos hombres, muchos se casaron con las indias, porque así lo manda la Santa Madre Iglesia, y queriendo a sus hijos, cuidándolos e inculcando lo poco que sabían unos, o lo mucho otros, que de todo ha habido, pero incorporándolos a una cultura que, en las tierras españolas que dejaron, eran capaces de construir catedrales góticas, conocer la física, la química, las matemáticas, la astronomía, saber navegar, medicina, escritura y artes. Para algo tenían de abuelo nada menos que a Roma y otras civilizaciones que les habían ido enseñando. Nada que ver con lo que estaban haciendo en el norte con los indios los ingleses, franceses y otras raleas que se dedicaban a exterminar o si acaso a juntarlos en zonas “reservadas”.  En fin, que de esta y otras formas, todos aquellos hombres fueron haciendo un mundo nuevo donde una lengua enorme aglutina hoy a 500 millones de personas.  Ya lo dijo Carlos Fuentes, "Se llevaron el oro, pero nos trajeron el oro". 

domingo, 16 de octubre de 2016

FECHAS TRANSICIÓN ESPAÑOLA

22/07/1969 FRANCO DESIGNA A JUAN CARLOS COMO FUTURO REY DE ESPAÑA 
09/06/1973 CARRERO BLANCO SUCEDE A FRANCO EN LA PRESIDENCIA DE GOBIERNO
20/12/1973 ATENTADO A CARRERO BLANCO Y MUERTE
20/12/1973 PRESIDENTE - TORCUATO FERNANDEZ MIRANDA 
31/12/1973 PRESIDENTE - CARLOS ARIAS NAVARRO HASTA EL 1 JULIO 76 
20/11/1975 MUERTE DE FRANCO 
12/12/1975 ADOLFO SUAREZ - MINISTRO. SECR. GRAL MOVIMIENTO 
28/01/1976 ARIAS INICIA TIMIDA APERTURA ANCLADO EN EL FRANQUISMO 
09/06/1976 SUAREZ DISCURSO Y APROBACIÓN LEY ASOC. PARTIDOS POLITICOS 03/07/1976 SUAREZ PRESIDENTE 
 30/07/1976 SUAREZ LEY DE AMNISTÍA (PRIMERA)
10/09/1976 SUAREZ EN TV- LEY REFORMA POLITICA 
16/10/1976 APROBADO EL PROYECTO DE LEY  REFORMA POLITICA ANTE EL CONSEJO NACIONAL DEL MOVIMIENTO 
16/11/1976 APROBADA LEY PARA REFORMA POLITICA POR LAS CORTES FRANQUISTAS 
15/12/1976 REFERENDUM PARA LA LEY DE LA REFORMA 
10/01/1977 SUPRESIÓN DEL TRIBUNAL DE ORDEN PUBLICO 
01/04/1977 SUPRIMIDA LA SECRETARIA GRAL. DEL MOVIMIENTO 
15/06/1977 PRIMERAS ELECCIONES 
22/07/1977 SUAREZ GANA LAS PRIMERAS ELECCIONES DEMOCRÁTICAS 
09/09/1977 LEGALIZADO EL PARTIDO COMUNISTA 
10/10/1977 FIRMA DE LOS PACTOS DE LA MONCLOA 
15/10/1977 NUEVA LEY DE AMNISTIA 
27/09/1978 PROMULGACION DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA 
06/12/1978 APROBADA POR REFERENDUM  LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA 
01/03/1979 ELECCIONES GENERALES GANA LA UCD DE SUAREZ 
29/01/1981 ADOLFO SUAREZ DIMITE COMO PRESIDENTE 
23/02/1981 INTENTO DE GOLPE DE ESTADO 
25/02/1981 PRESIDENTE LOEPOLDO CALVO-SOTELO
 

viernes, 14 de octubre de 2016

LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA III

EL 3 de julio de 1976  se dio a conocer el nombre del nuevo presidente del gobierno: Adolfo Suárez. La decisión sorprendió tanto a políticos como a la opinión pública, ya que Suárez era prácticamente desconocido. Dos días antes había dimitido Carlos Arias Navarro, cuya lentitud en las reformas e inmovilismo político deterioraron su relación con el rey desde que éste accedió a la jefatura del Estado en 1975. La elección de Juan Carlos recayó en un político joven y ambicioso, pero que tenía experiencia y conocía bien el funcionamiento del régimen franquista. Entre los dos procedieron en los meses siguientes al desmantelamiento del franquismo y a poner las bases de una nueva democracia española. El guión a seguir, en lo fundamental, estaba escrito por Carrero Blanco, ampliado por Fraga, luego otra redacción por Torcuato Fernández. Era necesario asegurarse que la unidad del pueblo aprobase una monarquía que aunara y asegurase la paz y una forma de gobierno. No se buscaba la continuidad del régimen, que de hecho, había cambiado mucho ya en vida del Dictador. Muy poco se parece el régimen de la primera parte de la dictadura a la segunda, que empieza en los 60 con la puesta en marcha de la industrialización y otros aspectos sustanciales de la economía y que termina con la muerte del dictador. El diseño de Carrero, con el Rey como continuidad y cambio del régimen, estaba apoyado por algunos miembros y por el propio Franco, que nunca pensó en otro rey que Juan Carlos. El cambio lo ejecutó Suárez con guión de Torcuato Fernández Miranda. Arias Navarro y algunos otros fueron obstáculos en un camino claramente trazado desde el franquismo y que, en realidad, era el único posible para un cambio de régimen incruento y sin revanchismos de guerra-civilistas. Suarez, como presidente del gobierno, todavía franquista, elaboró la Ley Fundamental para la Reforma Política que, no sin tensiones, fue finalmente aprobada por las Cortes franquistas y sometida a referéndum el día 15 de diciembre de 1976, se promulgó el 4 de enero de 1977. Esta norma contenía la DEROGACIÓN tácita del sistema político franquista en sólo cinco artículos y una convocatoria de elecciones. Eran las primeras desde la Guerra Civil. La coalición Unión de Centro Democrático (UCD) liderada por Adolfo Suárez resultó la candidatura elegida, sin mayoría pero fue la encargada de formar gobierno. A partir de ese momento comenzó el proceso de construcción de la democracia en España y de la redacción de una nueva constitución. Enseguida se iniciaron lo que se dio en llamar “Los Pactos de la Moncloa”, que fueron firmados durante la transición española en de octubre de 1977, comprometiéndose a su desarrollo el Congreso de los Diputados y en el Senado, entre el Gobierno de España de la legislatura constituyente, los partidos políticos con representación parlamentaria, las asociaciones empresariales y el sindicato Comisiones Obreras, la Unión General de Trabajadores y la CNT, con el objetivo de llegar a una estabilización del proceso a la democracia plena y también conseguir adoptar una serie de políticas de orden económico para contener la hiperinflación que sufría el país que llegaba a más del 25%.  También se arobó una nueva Ley de Amnistía, mucho más amplia que la del año anterior. 
Una vez elaborada la Constitución se sometió a referéndum, fue ratificada por el pueblo el 6 de diciembre de 1978, siendo posteriormente sancionada por el rey Juan Carlos  entrando en vigor el 29 de diciembre. Las Comunidades Autónomas se recogen en la Constitución del 1978. El artículo 2 reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las regiones y nacionalidades que componen la Nación. En cambio el mapa autonómico de España es fruto de los pactos autonómicos de 1981 y 1992, que nunca refrendado ni llevados a las Cortes. Tras la dimisión de Adolfo Suárez y el intento de golpe de Estado del 23-F se marca un punto de inflexión en la política autonómica que exige actuar con acierto para encauzar la situación. En julio de 1981, Leopoldo Calvo-Sotelo, presidente del Gobierno, y Felipe González, líder del PSOE, plasman las conclusiones de dicho informe en los primeros pactos autonómicos. Suarez obtuvo un éxito con el Referéndum para la Reforma Política, su triunfo electoral en 1977, con la redacción y votación de la Constitución en 1978 y con las elecciones y nueva victoria de 1979. Suárez consiguió pasar de Secretario General del Movimiento en 1976 a Presidente del Gobierno democrático en 1977 y constitucional en 1979. En sólo tres años prodigiosos, al principio junto al Rey y el grueso del franquismo y, después, en consenso con AP, el PCE y el PSOE, (pero no el PNV) Suárez logró un milagro. 
Lo que no pudo es sobrevivir al milagro obtenido. Desde 1979, el PSOE, el Ejército, su propio partido y, sobre todo, el Rey, que pasó de padrino a enemigo, conspiraron incansablemente para echarlo del poder. Un hombre que encantaba al pueblo, tenía en su haber los éxitos conseguidos durante la dictadura y había dirigido la transición y conseguido promulgar una Constitución democrática y afianzado a la Monarquía. No se podía tolerar. Suárez estaba convencido de que sólo podían hacerlo mediante un golpe de Estado Y entonces se produjo el segundo milagro, el más importante: el falangista Suárez demostró, frente al Rey, los partidos y los poderes fácticos, que él sí que creía en la soberanía nacional y en la democracia. Y se adelantó a todos. Dimitió, y en sus propias palabras, "para que la democracia no fuera un paréntesis en la historia de España". Jugada magistral ya que obligaba a unas nuevas elecciones democráticas. El golpe contra Suárez, teledirigido, entre otros, por el Rey, ya no se podía parar. Pero en el lío del 23-F orquestado por el CESID se perdió la pista, pero ha quedado grabado para siempre, el valor político ante el golpismo de Adolfo Suárez. Es verdad que traicionó al régimen franquista, pero no traicionó a España. Abordó con genio la tarea política más difícil del siglo XX: enterrar en libertades, en democracia, a la Guerra Civil y al Franquismo. El rey traicionó a Adolfo Suárez, según escribió en una columna el coronel Amadeo Martínez Inglés.

domingo, 9 de octubre de 2016

LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA (II)

Si don Juan Carlos ha llegado a ser rey ha sido porque Franco así lo propuso. Ese era el proyecto político de su vida: modernizar España para que desaparecieran las causas profundas que habían provocado la guerra; crear un Nuevo Estado y coronarlo con la figura de un Rey. El 20 de noviembre de 1975 las instituciones entraron en funcionamiento como un reloj. Sigue como Presidente Arias Navarro. El 2 de diciembre de 1975 don Juan Carlos nombra a Torcuato Fernández-Miranda presidente de las Cortes; el desmantelamiento del Régimen va a comenzar. Torcuato también jura pero en su discurso, tras afirmar que la memoria de Franco es “para todos nosotros inolvidable”, también dice que “el pasado no me ata”. El 13 de diciembre, en el primer gobierno del Rey, Torcuato jura desempeñar sus cargos “con absoluta lealtad al Rey y estricta fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y Leyes Fundamentales del Reino.”
En una entrevista con José Luis de Vilallonga, publicada en un libro, D. Juan Carlos confiesa que en una charla que tuvo con Torcuato le manifestaba su preocupación por el juramento que habría de prestar, y que él consideraba que incluso habiendo jurado mantenerlos, los principios del franquismo no podían seguir vigentes, pues ello equivalía a admitir que el régimen precedente seguía en su lugar. Pero Torcuato Fernández Miranda, sin perder la calma, me decía: «Vuestra Alteza no debe preocuparse. Jurad los Principios del Movimiento, que más tarde los iremos cambiando legalmente uno tras otro.» Su frase favorita era: «Hay que ir de la Ley a la Ley a través de la Ley» Y así fue como se hizo… Torcuato Fernández-Miranda fue el cerebro de la Ley para la Reforma Política. El cambio lo ejecutó después Adolfo Suárez, con guión de Torcuato. Arias Navarro y algunos otros fueron obstáculos en un camino claramente trazado desde el franquismo y que, en realidad, era el único posible para un cambio de régimen incruento y sin revanchismos de guerra-civilistas. Torcuato Fernández en mayo de 1977 dimitió como presidente de las primeras Cortes de la Monarquía al estar en desacuerdo con Adolfo Suárez y con el modo en el que se habían abordado determinados acontecimientos que escapaban a su control, especialmente la cuestión autonómica. La idea de Torcuato Fernández-Miranda era establecer un sistema con dos partidos políticos, uno conservador y otro de tipo más liberal, y que en su opinión podía ser el Partido Socialista Obrero Español (histórico) que presidía Rodolfo Llopis, y que se caracterizaba por ser más moderado que el PSOE Renovado del interior, encabezado desde 1976 por Felipe González, Alfonso Guerra, Javier Solana y Enrique Múgica, tras la escisión del Congreso de Suresnes. Falleció, olvidado, el 19 de junio de 1980 en Londres, a consecuencia de un paro cardíaco. Pero lo cierto es que gracias a hombres como Torcuato en menos de tres años se pudo pasar del franquismo a la promulgación de una Constitución Democrática, consensuada por los partidos políticos y aprobada en referéndum por el pueblo español. El trabajo fue delicado, rápido, consensuado y valiente. Llevado en momento con mucha discreción y secretismo, soportando presiones por los más aferrados al pasado y también por una oposición democrática demasiado impaciente en ver cambios reales. Pasos que fueran demostrando al pueblo la verdad de las promesas democráticas, afrontadas con valor y decisión y también con la prudencia necesaria para no romper y echar por tierra lo andado por la negativa de los poderes todavía franquistas. Era necesario conceder una amnistía al menos para presos políticos. Era necesario legalizar al Partido Comunista, pues no se podría ir a unas elecciones democráticas sin su participación, no sería creíble que parte del pueblo no pueda manifestar su derecho a elegir. Y también de cara a la credibilidad internacional era necesario demostrar que estábamos en la senda de la auténtica democracia. Pero si había algo realmente peligroso era precisamente la legalización de los comunistas. Negociaciones, habilidad política, manejo de los tiempos y mucho sentido de las responsabilidades conferidas. Pero el punto de inflexión, la gran prueba de fuego era una solicitud de suicidio: la aprobación por las Cortes Franquistas de la Ley de la Reforma Política que traería precisamente la desaparición del franquismo. Antes de esto, siendo aún Arias Navarro el Presidente del gobierno, Adolfo Suarez, todavía Ministro Secretario del Movimiento, el día 9 de junio de 1976 pronuncia el discurso de la Ley de Asociación de Partidos Políticos ante las Cortes Franquistas. Suarez coloca acertadamente unas palabras, de Machado, sin nombrarlo, un poeta republicano, fallecido en el destierro. “Está el hoy abierto al mañana. Mañana al infinito. Ni el pasado ha muerto, ni el mañana ni el ayer está escrito”. La ley fue aprobada. Pero Arias Navarro no era el hombre que debía llevar el gobierno del país. No podía por ley ser destituido, pero tuvo el acierto de dimitir lo que permitió buscar entre gente nueva a la persona que llevara el proceso con la inteligencia necesaria. No era tarea fácil. Los candidatos más señalados eran Areílza y Fraga. De entre todas las posibilidades que el Consejo del Reino consideraba fueron descartados ambos a las primeras de cambio. El Rey se las había ingeniado para que Suarez figurase en la terna en la cual él debía decidir. No era una personalidad de peso y los consejeros lo incluyeron precisamente porque pensaban que era simplemente para “hacer bulto”, el candidato previsto era Solís.

jueves, 6 de octubre de 2016

LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA (1)

El día 22 de julio de 1969 en las Cortes franquistas, Don Juan Carlos pasó a la derecha del asiento de Franco. El silencio en la Cámara era absoluto. Ante el Jefe del Estado y el presidente de las Cortes, el Príncipe hincó las rodillas sobre un cojín de terciopelo granate, colocado sobre una tarima de madera. Sobre la mesa, el libro de los Santos Evangelios, el mismo en el que prestaron juramento la Reina María Cristina, como Regente, y el Rey Alfonso XIII, bisabuela y abuelo, respectivamente del Príncipe don Juan Carlos. El presidente de las Cortes preguntó al Príncipe: – En nombre de Dios y sobre los Santos Evangelios, ¿juráis lealtad a Su Excelencia el Jefe del Estado y fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y demás leyes Fundamentales del Reino? – Sí, juro lealtad a Su Excelencia el Jefe del Estado y fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y demás Leyes Fundamentales del Reino. El presidente de las Cortes, concluyó – Si así lo hiciereis que Dios os lo premie, y si no, os lo demande. Con este juramento quedó sellado la forma en que transitaría el gobierno de España a la muerte de Franco.
Hay un detalle que muchos no se ponen de acuerdo y es en señalar la fecha de que comienza la Transición. Como sabemos Francisco Franco gobernó como dictador después de ganar la Guerra Civil. Pero lo que nunca se aprecia es que el franquismo no fue totalitario sino autoritario. El totalitarismo es poner el partido por encima del estado. Franco hizo lo contrario, puso al Estado, que era él, por encima del partido. El resultado es el mismo: represión e inseguridad jurídica. Pero esa diferencia es lo que permitió evolucionar al régimen hacia otra cosa, ir tomando los raíles hacia la monarquía. Ya que fue por su voluntad y no la del partido y sus gentes la que fue pensando en la Transición para después de su muerte. Por eso digo que la Transición empezó en 1969, no con la muerte de Franco. Ya desde los años 60 el país había entrado en un proceso modernizador, industrial, turístico y con un desarrollo lento pero efectivo y consolidado. Se rodeó de tecnócratas y gentes que supieran evolucionar, dentro de sus principios, con ideas que fueran colocando al país en el lugar que le correspondía en el concierto internacional. Franco diseñó un futuro que asegurase los valores y sobre todo la unidad de España. Nombró a Carrero Blanco, su mano derecha y el hombre del cual nunca tuvo dudas de su fidelidad. El sería el encargado de asegurarse esa unidad y que el pueblo aprobase una monarquía que aunara y que asegurase la paz y una forma de gobierno que evitase lo sucedido en las aventuras republicanas del país y que habían llevado a un desgobierno lleno de huelgas, atentados, asesinatos e incluso declaraciones de independencia. A Franco podríamos llamarle muchas cosas menos que fuese tonto o poco previsor. Años antes de morir piensa y prepara el futuro como una monarquía que asegurase los valores y sobre todo la unidad de España. El guión estaba escrito por Carrero Blanco. Pero el 20 de diciembre de 1973 el Almirante Carrero es brutalmente asesinado por ETA. Fue un gran golpe en todos los sentidos, incluso en lo personalmente emocional. Designa a Arias Navarro como presidente de gobierno lo que sorprende a los más conservadores. En abril del 74 Portugal logra que su “Revolución de los claveles” triunfe sin derramamiento de sangre, lo que es un aviso para el Franquismo. Mientras ETA da su golpe asesino en la calle del Correo de Madrid, lo que hace endurecer las medidas del gobierno. No obstante Arias había iniciado unas tímidas reformas anunciadas en lo que se llamó el “espíritu del 12 de febrero”. A pesar de la enorme presión internacional el 27 de septiembre del 75 son ejecutados 5 de los 11 etarras condenados a muerte, lo que provoca gran cantidad de manifestaciones y retirada de embajadores y descrédito internacional. Sin embargo el pueblo español el día 1 de octubre realiza manifestaciones de apoyo a Franco realmente multitudinarias, fundamentalmente la de la Plaza de Oriente de Madrid. Poco tiempo después Franco sufre un infarto, del que se recupera, pero a partir de entonces queda seriamente enfermo. No está en condiciones de gobernar, y aunque se opone al principio, Juan Carlos recibe poco después la orden de Franco de asumir la Jefatura del Estado. Lo que no conoce el dictador es que el rey de Marruecos Hassan II ha ordenado una marcha civil sobre los territorios españoles en el Sahara, lo que provoca gran tensión militar ya que no sería posible disparar a una población civil desarmada. El asunto se resuelve después de muchas negociaciones, algunas secretas, con la entrega del territorio el 14 de noviembre. Franco muere después de varias operaciones el día 20 de noviembre. Dos días después don Juan Carlos es proclamado rey de España. El diseño de Carrero Blanco, con el Rey como continuidad y cambio del régimen, estaba apoyado por algunos miembros, y el propio Franco nunca pensó en otro rey que Juan Carlos.

domingo, 19 de junio de 2016

ESPAÑA SIGLO XVIII (FINALES)

Estamos en 1763, se firma la “Paz de París” con lo que finalizó la guerra hispano –francesa contra Inglaterra, ratificó el poder inglés de su armada y terminó con el Imperio francés en América. España recuperó Manila y La Habana pero no consiguió Gibraltar, pero era un paz tensa, Inglaterra se estableció por las bravas en las Islas Malvinas La realidad es que Europa estaba llena de graves problemas. Inglaterra, con las protestas de las trece colonias, que acabó en insurrección a favor de la Independencia. España mantenía su Imperio Americano prácticamente intacto, pero temía un contagio independizador, pero continuó ayudando a Estados Unidos pretendiendo Menorca y Gibraltar a cambio de neutralidad. No fue posible con lo cual la guerra franco española con Inglaterra era inevitable. Se invadió Florida y cercó a Gibraltar, que no se logró pero mantuvo a raya a la armada inglesa con la intención de invadir Inglaterra. Ésta, obligada concertó la “Paz de Versalles” en 1783, reconociendo la independencia de los Estados Unidos y devolvió Menorca, Honduras y Florida a España. Pero nuestro rey Carlos III muere en 1788 y asciende al trono su hijo Carlos IV. Con la desaparición de Carlos III y luego sus ministros ilustrados, se fastidió lo que habían sido casi tres décadas de progreso, de iniciativas sociales y científicas. Aquella indolente España, era incapaz de sacar provecho del vasto imperio colonial, frenada por una aristocracia ociosa y por una Iglesia católica que defendía sus privilegios, pero lo cierto es que, impulsada por hombres inteligentes y lúcidos que combatían todo eso, se había empezado a levantar poco a poco la cabeza.
Nunca había sido España tan unitaria ni tan diversa al mismo tiempo. Teníamos monarquía absoluta y ministros todopoderosos, pero por primera vez no era en beneficio exclusivo de una casa real o de cuatro golfos con título nobiliario, sino de toda la nación. Los catalanes, que ya podían negociar con América e iban con sus negocios para arriba, ni se acordaban de sus fueros en aquellos momentos. Los vascos, integrados en los mecanismos del Estado, en la administración, el comercio y las fuerzas armadas, siempre ha habido vascos en todas las hazañas bélicas de la época, entonces no discutían su españolidad ni hartos de vino. Y los demás, tres cuartos de lo mismo. España, despacio pero notándose, empezaba a respetarse a sí misma, y aunque tanto aquí como en la América hispana quedaba tela de cosas por resolver, el futuro pintaba prometedor. Y entonces, por esa extraña maldición que pesa sobre esta desgraciada tierra, donde tan aficionados somos a cargarnos cuanto conseguimos edificar, a Carlos III le sucedió el imbécil de su hijo Carlos IV. Además en Francia estalló una sangrienta revolución que iba a cambiar Europa, y todo se nos fue al carajo. Al Carlos IV, cornudo feliz, bondadoso, apático y mierdecilla como él sólo, la España recibida en herencia le venía grande. Lo habían casado con su prima María Luisa de Parma, que aparte de ser la princesa más fea de Europa, era más puta que María Martillo. Aquello no podía acabar bien, y para colmo entró en escena Manuel Godoy, que era un guardia de palacio alto, simpático, apuesto y guaperas, que además de calzarse a la reina le caía bien al rey, que lo hizo superministro de todo. Así que España quedó en manos de aquel nefasto ménage à trois, precisamente en un momento en el que habría necesitado buena cabeza y mejor pulso al timón de la nave.
Porque en la vecina Francia había estallado una revolución sangrienta, violenta y exportable. Guillotinaban rapidito, no daban abasto. Primero aristócratas y luego a todos, al rey Luis XVI y a su consorte María Antonieta los habían afeitado en seco. Eso produjo en toda Europa una reacción primero horrorizada y luego belicosa, y todas las monarquías, puestas de acuerdo, declararon la guerra a la Francia regicida. España también, qué remedio; y hay que reconocer, en honor de los revolucionarios gabachos, que cantando su Marsellesa y tal nos dieron una enorme mano de hostias en los Pirineos, pues llegaron a ocupar Bilbao, San Sebastián y Figueras. Temiendo que el virus revolucionario contagiase a la peña de aquí, se cerró la frontera y se pusieron a machacar a todos cuantos hablaban de ilustración, modernidad y progreso. La Iglesia católica y los sectores más carcamales se frotaron las manos, y España se convirtió de nuevo en defensora a ultranza del trono y de la fe. Pero había reformas que ya eran imparables, y el tal Godoy a quien el cargo venía grande pero no era en absoluto gilipollas, dio cuartelillo a científicos, literatos y gente ilustrada. Aun así, el frenazo en materia de libertades y modernidad fue general. Los que hasta entonces defendían reformas políticas fueron considerados sospechosos; y conociendo el percal hispano, procuraron ocultar la cabeza bajo el ala. Encima, nuestros nuevos aliados ingleses, encantados, como siempre, de que Europa estuviera revuelta y en guerra, después de habernos hecho la puñeta todo el siglo, aprovecharon el barullo para seguir dándonos por saco en América, en el mar y donde pudieron. El Despotismo Ilustrado se acababa, estamos en unos momentos especiales en Europa y por tanto en el mundo, la Revolución Francesa, La Revolución Industrial Inglesa, el Liberalismo Económico, y entonces, señoras y señores, para dar la puntilla a aquella España que pudo ser y no fue, en Francia apareció un fulano disfrazado de demócrata con teorías expansionistas llamado Napoleón.

viernes, 17 de junio de 2016

EXPULSIÓN JUDÍOS EUROPA

En tiempos de los reyes cristianos se identificaba la política con la religión. Solo los bautizados estaban en condiciones de ser súbditos del rey y por tanto de estar bajo el amparo de las leyes, usos y costumbres del reino. El cristianismo es una fe que se proclama verdad absoluta, “dogma de fe” y la vida es un tránsito durante el cual se deben obtener los méritos para una posterior vida eterna, que es la importante. Norma válida para todos, desde el rey hasta el último morador. Por lo tanto el primer deber de un rey era eliminar los obstáculos que hubiera para que sus súbditos pudieran alcanzar el logro de este fin sobrenatural. Al comienzo del reinado de Fernando e Isabel, judíos y musulmanes formaban comunidades propias, pero habitaban en tierra ajena. Tenían casas de oración, sus leyes y autoridades y escuelas. Tenían permiso del rey para ello. Abonaban una cantidad de dinero por ello y no podían formar parte de las instituciones. Todo esto es importante para entender los hechos que tanto se les reprochan a nuestros reyes y que inicia la enorme falacia de la “Leyenda Negra”. Si se pierde este punto de vista, tan alejado de nosotros en nuestros días, no podremos comprender los hechos sucedidos, sus porqués y las decisiones que tomaron en aquella época. Por ejemplo la apostasía, la herejía el sacrilegio y los pecados contra natura, eran castigados duramente, incluso con la muerte, dado que eran crímenes horrendos que había que extirpar. Por el contrario el poder y la justicia estaban sometidos a fuertes limitaciones porque por encima de ellos existía el orden moral del cual la iglesia es la custodia. Hay que saber que la religión del monarca era obligatoria para todos sus vasallos. En determinadas condiciones se toleró o aceptó a comunidades judías, pues dado que los cristianos no se les permitía prestar dinero y mucho menos cobrar intereses, esto si fue permitido a los judíos, lo que a la larga provocó la desconfianza del pueblo.
La primer comunidad judía registrada en Gran Bretaña fue llevada a Inglaterra en 1070 por el rey Guillermo I de Inglaterra, quien creía que sus habilidades comerciales harían que su país recién conquistado fuese más próspero. Doscientos años más tarde los judíos ya no eran bienvenidos. El rey Eduardo I de Inglaterra aprobó el Estatuto de la judería (Statutum de Judaismo) en 1275, la cual restringía las actividades de la comunidad, más notablemente declarar ilegal la práctica de la usura (cobro de intereses). Cuando, 15 años después, Eduardo encontró que muchas de estas disposiciones fueron ignoradas, expulsó a los judíos de Inglaterra. Ellos emigraron a países como Polonia, donde eran protegidos por la ley. Una pequeña comunidad inglesa persistió en la clandestinidad a pesar de la expulsión. Los judíos no fueron prohibidos de Escocia, que hasta 1707 era un reino independiente. PAISES QUE HAN EXPULSADOS A LA COMUNIDAD JUDÍA • Año 586 a.C. El primer exilio ocurrió cuando el rey de los babilonios, Nabucodonosor II, conquistó el Reino de Judá, destruyendo el Primer Templo de Jerusalén . Primera diáspora • Año 70 d.C. El general romano Tito derrotó la revuelta judía y destruyó el Segundo Templo de Jerusalén del cual queda un muro, (el de las lamentaciones), y provoca la expulsión del pueblo judío de unas tierras que ellos consideran sagradas. Era la segunda diáspora. • Año 135 d.C. Un número aún mayor de judíos fue expulsado de Judea después de haber sido aplastada la rebelión de Bar Kojba. Desde entonces los judíos se dispersaron por todo el Imperio romano y, posteriormente por el mundo, encontrándose en casi todos los países. • Año 1016 Crimea Expulsados ese año. • Año 1290 Inglaterra: Los judíos fueron expulsados en 1290 por Eduardo I • Año 1290 Gales. Expulsados ese año. • Año 1306 Francia. Algunos regresaron y expulsados en 1394. Poblaciones judías en Bordeaux, Avignon, Marseilles (expulsados en 1682) • Año 1349 Sajonia, Alemania Expulsados ese año. • Año 1360 Hungría, expulsados y regresaron, en 1582 fueron expulsados nuevamente. • Año 1370 Bélgica. Unos pocos se asentaron nuevamente en 1450 • Año 1380 Eslovaquia: Expulsados de Praga, muchos volvieron después de 1562. • Año 1420 Austria: Expulsados por Alberto V. • Año 1445 Lituania- Expulsados ese año. • Año 1492 España: Expulsados • Año 1492 Portugal: Expulsados • Año 1510 Prusia: Expulsados • Año 1537 Túnez Expulsados ese año. • Año 1540 Italia: Expulsados del Reino de Napolés y de Sardinia • Año 1551 Bavaria: Expulsados permanentemente • En 1744 María Teresa los expulsó nuevamente. • Año 1791 Rusia. Obligados a residir en asentamiento • Año 1843 Ucrania Expulsados ese año.

jueves, 16 de junio de 2016

TRATADO DE UTRECH

Ya Isabel la Católica, con una visión de estadista que asombra, hace más de 500 años, dejó dispuesto en su testamento que “Mando a la dicha Princesa, mi hija e al dicho Príncipe, su marido, e a los Reyes que después de ella sucederán en mis Reinos, que siempre tengan en la Corona o Patrimonio real de ellos la dicha ciudad de Gibraltar, con todo lo que le pertenece e no le den ni enajenen, ni consientan dar ni enajenar cosa alguna de ella”. Para el francés Luis XIV, el dominio sobre España tenía entre otros objetivos, según relata él mismo en una carta enviada a su embajador en Madrid, “el comercio de Indias y de las riquezas que producen” Si hay un momento histórico en que pueda fijarse el inicio de la transformación de España en un país sometido y controlado por la intervención exterior, éste es sin duda la Guerra de Sucesión que se desarrolla entre 1701 y 1713. De ella sale nuestro país convertido en un juguete en manos de las grandes potencias europeas, Inglaterra y Francia. Muerto el último rey de los Habsburgo, Carlos II, sin descendencia, la sucesión al trono español se convierte en un asunto internacional y pone en evidencia que España, tras su continuo declive, se ha transformado en un tentador botín para las distintas potencias europeas. Tanto el rey francés Luis XIV como el emperador austriaco Leopoldo I alegan de inmediato derechos sucesorios, dado que ambos estaban casados con sendas hijas de Felipe IV y eran nietos, por parte de madre, de Felipe III. "Una guerra por la supremacía continental europea adopta la forma de una guerra civil española" Sin embargo, la entronización del nieto de Luis XIV al trono de España, suponía, en los hechos, la unión de España y su vasto imperio con Francia bajo una única dirección, la francesa, lo que otorgaba a Luis XIV la posibilidad de convertirse en la gran potencia hegemónica de Europa. Algo que es rechazado inmediatamente por Inglaterra y los Países Bajos, que pasan a alinearse con el pretendiente austriaco. Una de las primeras medidas que toma Felipe V al llegar a Madrid, es formar, siguiendo las indicaciones del embajador francés, un “Consejo de Despacho” que se convierte en el máximo órgano de gobierno del reino. Estará formado por el propio rey, el presidente de la Junta de Gobierno, el presidente del Consejo de Castilla, un alto funcionario nombrado como “Secretario de Despacho” y, por imposición de Luis XIV, el embajador francés en Madrid. Según la historiadora francesa Janine Fayard, pronto quedó claro que “Luis XIV iba a actuar como el verdadero dueño de España”.
Hasta tal punto Luis XIV toma las riendas del gobierno en España que en junio de 1701 manda a su consejero-secretario, Jean Orry, como auténtico ministro de Economía y Hacienda encargado de reformar el Estado español para reconstruirlo a imagen y semejanza del francés, envía en 14 años más de 400 cartas a su nieto dándole toda clase de consejos políticos y órdenes expresas. En palabras del historiador Joaquim Albareda Salvadó, “era, pues, el rey francés (...) quien controlaba los auténticos resortes del poder. De este modo, los respectivos embajadores –Harcourt, Marcin, los dos Estrées, tío y sobrino, y Gramont– no actuaron como representantes legales de Francia en el sentido estricto sino como auténticos ministros”. Para Luis XIV, el dominio sobre España tenía entre otros objetivos, según relata él mismo en una carta enviada a su embajador en Madrid, “el comercio de Indias y de las riquezas que producen”. Intenciones que no tardó en llevar a la práctica. Una de las primeras medidas que toma el Consejo de Despacho instaurado por Felipe V –y en el que recordemos que uno de sus cinco miembros es el embajador francés– es el de favorecer e impulsar el comercio francés con el Imperio colonial de la América española. En pocos meses, un flota de más de una treintena de barcos realizaban ya continuos viajes entre los puertos franceses y los de Nueva España (México) y Perú. En poco tiempo, los puertos de la América española habían sido “pacíficamente invadidos” por cientos de navíos franceses rompiendo el monopolio del comercio con América del que durante dos siglos había disfrutado la Casa de Contratación de Sevilla. Se concede el asiento de negros –es decir, el monopolio de la trata de esclavos con América– a la "Compagnie de Guinée", compañía de la que abuelo y nieto, Luis XIV y Felipe V, se repartían el 50% del capital. Y que también recibiría el privilegio de extraer oro, plata y otras mercancías libres de impuestos de todos aquellos puertos donde hubiera vendido esclavos. Dominio político, control militar y saqueo económico aparecen así inexplicablemente unidos desde el principio de la intervención exterior sobre nuestro país.

miércoles, 15 de junio de 2016

EXPANSION Y DOMINIO DE INGLATERRA

LA INQUISICIÓN INGLESA Enrique VIII. Fue contra los cristianos que no quisieron abrazar la religión que el propio rey había creado. Fue horrible, sangrienta y despiadada. El protestantismo y anglicanismo causaron innumerables muertes. Las represiones contra los católicos causaron muchas más víctimas en menos tiempo que la Inquisición Española, aparte de confiscaciones de propiedades particulares, expolio de propiedades eclesiásticas y mil abusos más. LOS PIRATAS INGLESES. Isabel I la reina que concedió numerosas “patentes de corso”, que era una especie de licencias pata convertir un oficio deplorable como era la piratería en su servicio útil al pueblo inglés. Así, contó con una armada formada por piratas “por cuenta ajena”. Por tanto, asaltar los buques españoles, asesinar a su tripulación y robar su mercancía ya no era un execrable crimen, sino que era una forma de servir a Dios y a su sagrado pueblo anglicano, puesto que se limpiaba el mar de católicos españoles. Además, esta práctica ayudaba a sanear las finanzas de Inglaterra, que era, casualmente también, la nación predilecta de Dios según la nueva religión. LA EXPULSIÓN DE LOS JUDÍOS EN INGLATERRA Ordenada por Eduardo I de Inglaterra, la expulsión de los judíos de Inglaterra fue la primera gran expulsión de la Edad Media Los judíos que vivían en Inglaterra durante la Edad Media fueron tratados como propiedad del Rey. Les fue permitido quedarse ahí sólo por razones financieras: negocios y préstamo de dinero, lo que era muy ventajoso para la corona, ya que ganaban mucho dinero y pagaban altos impuestos al rey. Finalmente, esto empobreció a la mayoría de los judíos de tal manera que ya no resultaron rentables; fue entonces cuando Eduardo I, echó a los Judíos de Inglaterra en 1290. INVASIÓN DE IRLANDA. La conquista de Enrique II. Todo empezó cuando en 1166 un rey de Leinster llamado Diarmuid MacMorrough propuso a un normando formar parte de su reino, fue entonces cuando Enrique II de Inglaterra temiendo que Irlanda se convirtiese en un reino rival decidió invadirla imponiendo el poder de Inglaterra sobre Irlanda que dura hasta día de hoy. Al invadir Irlanda, Inglaterra decidió imponer sus leyes discriminatorias a los irlandeses. Una de sus primeras leyes racistas, promulgada en 1367, fue el Estatuto de Kilkenny que prohibía el matrimonio entre irlandeses y británicos bajo pena de muerte, hablar el gaélico irlandés o adoptar cualquier costumbre irlandesa. Para los británicos los irlandeses no eran seres humanos. AUSTRALIA El navegante James Cook fue quien cartografió lo que es hoy Australia y Gran Bretaña utilizó al principio el territorio para usarlo como penal por la enorme cantidad de presos que tenían. A la vez colonizó el continente y las islas. "Guerra negra" En Tasmania no alude a ninguna guerra, sino a la agresión cometida en Tasmania a comienzos del siglo XIX, por los invasores británicos, en agravio de la población aborigen, para adueñarse de su territorio. Este genocidio fue promovido y recompensado económicamente, por el gobierno británico. En 1772 en Australia los tasmanos fueron convertidos en esclavos, tomados como fuente de placer sexual, fueron torturados y mutilados por los colonos invasores ingleses les daban caza y las vendían sus pieles, a cambio de una recompensa otorgada por el gobierno. Los hombres eran asesinados; a las mujeres se las dejaba marchar con las cabezas de sus esposos atadas alrededor del cuello. Los hombres que no morían de esa manera eran castrados, los niños morían golpeados y apaleados. Nueva Zelanda (bajo el dominio de la Corona desde 1840) crearon una nueva zona para la migración desde las islas británicas, por lo que las poblaciones indígenas tuvieron que sufrir guerras y, especialmente, enfermedades, reduciéndose su tamaño en alrededor de un 60–70% en algo menos de un siglo. LA GUERRA DE LOS SIETE AÑOS supuso la consolidación del Reino de Gran Bretaña en Norteamérica por la expulsión del Reino de Francia del Canadá y el territorio de Luisiana de la margen oriental del río Misisipi, así como la obtención de los derechos franceses de exploración en la India y la incorporación de la Florida Española en 1763.
LAS GUERRAS DEL OPIO Las guerras anglo-chinas fueron dos conflictos bélicos que ocurrieron en el siglo XIX entre los imperios chino y británico. Sus causas fueron los intereses comerciales que creó el contrabando británico de opio desde la India hacia China y los esfuerzos del Gobierno chino para imponer sus leyes a ese comercio. La derrota china en las dos guerras coaccionaron a los chinos para firmar los Tratados Desiguales y anexándose a los ingleses Hong Kong. Esto trajo primero la Rebelión Taiping, a mediados del siglo XIX, y la Rebelión de los Bóxers, a principios del XX, y la caída de la Dinastía Qing en 1912. También, acabó con el relativo aislamiento chino respecto a Occidente. EL IMPERIO BRITÁNICO- CIEN MILLONES DE MUERTOS Los dominios de la reina Victoria I (1819-1901), reina de Gran Bretaña e Irlanda y emperatriz de la India (entre 1876 y 1901), se extendían a lo largo y a lo ancho de 32 millones de kilómetros cuadrados (130 veces la superficie actual del Reino Unido). Las rebeliones de los países sometidos dentro de tan vasto imperio (Afganistán, Australia, Birmania, Egipto, India, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Sudán, etc.), y los conflictos instigados por Londres, como las dos Guerras del Opio y la Guerra de los Boxers en China, provocaron más de cien millones de muertos en un período de apenas sesenta años (1840-1900). El Imperio comienza a principios del siglo XVII, mediante el establecimiento por parte de Inglaterra de las 13 colonias de Norteamérica, que fueron el origen de los Estados Unidos así como de las provincias marítimas de Canadá. También se produjo la colonización de pequeñas islas en el Mar Caribe como Jamaica y Barbados. Las colonias productoras de azúcar del Caribe, donde la esclavitud se convirtió en la base de la economía, eran las colonias más importantes y lucrativas para Inglaterra. Las colonias americanas producían tabaco, algodón, y arroz en el sur y material naval y pieles de animales en el norte. LA INDIA- CEILÁN (ACTUAL SRI LANKA)-BIRMANIA La victoria de las fuerzas de la Compañía Británica de las Indias Orientales en la batalla de Plassey en 1757 abrió la provincia india de Bengala al dominio británico, aunque la posterior hambruna (1770) exacerbada por las expropiaciones realizadas por el gobierno provincial fue controvertida en la metrópoli. El siglo XIX vio como el control de la Compañía se extendía sobre toda la India. Tras el motín de 1857 los territorios de la Compañía pasaron a estar bajo la administración de la Corona (1858). La Reina Victoria (1837-1901) fue proclamada Emperatriz de la India Británica en1876. EGIPTO El gobierno británico del conservador Benjamin Disraeli compró al endeudado gobernante de Egipto, Ismail Pasha, su parte en el Canal de Suez para asegurarse el control de esta vía estratégica, un canal para el tráfico entre Reino Unido y la India desde su apertura seis años antes, bajo el Emperador Napoleón III. El control financiero conjunto de Reino Unido y Francia sobre Egipto acabó en la ocupación británica del país en 1882. La ocupación de Egipto por parte del Reino Unido (a raíz de los intereses en el Canal de Suez) contribuyó a un aumento de la preocupación respecto del control del valle del Nilo, que condujo a la conquista del vecino Sudán en1896–98 y al enfrentamiento con fuerzas expedicionarias francesas en Fashoda en septiembre de 1898. AFRICA En 1914 tan sólo Etiopía y la república de Liberia permanecían fuera del control europeo. La transición entre un «imperio informal» que controlaba a través de la dominación económica y el control directo supuso una lucha por el territorio entre las potencias europeas. La actividad francesa, belga y portuguesa en la zona del Río Congo amenazaba con debilitar la ordenada colonización del África tropical. En 1899 Reino Unido se lanzó a completar la conquista de Sudáfrica, que había comenzado con la anexión en 1795 de El Cabo, a través de la invasión de las repúblicas afrikaner en la región productora de oro del Transvaal y del vecino Estado Libre de Orange. Ya había tomado las tierras al norte, rebautizándolas como Rodesia en homenaje a su jefe, el magnate del Cabo Cecil Rhodes. Las críticas por estas anexiones condujeron al «Espléndido aislamiento» del Reino Unido. El Reino Unido, acérrima defensora del libre comercio, emergió en 1914 no sólo con el mayor imperio de ultramar gracias a su larga presencia en la India, sino como vencedora en la lucha por África, dada su ventajosa posición al comienzo de la misma. Entre 1885 y 1914 Reino Unido tomó aproximadamente al 30% de la población africana bajo su control, comparado con el 21% de Francia, el 9% de Alemania, el 7% de Bélgica o el 1% de Italia: sólo Nigeria contribuía con 15 millones de súbditos, más que todo el África Occidental Francesa o todo el imperio colonial de Alemania. TRAS LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL el Imperio británico vio su período de máxima extensión, ya que Reino Unido obtuvo el control de Palestina y Mesopotamia a través del mecanismo del mandato de la Sociedad de Naciones, tras la caída del Imperio otomano en el Oriente Próximo, así como las antiguas colonias alemanas: Camerún, Togolandia, África Oriental Alemana (Tanganica, Ruanda y Burundi), África del Sudoeste (actual Namibia) y Nueva Guinea Alemana (las dos últimas quedaron bajo control de la Unión Sudafricana y Australia, respectivamente IMPERIO BRITÁNICO EN 1921. Tras los territorios adquiridos en el Tratado de Versalles es el momento en el que este imperio alcanzó su máxima extensión territorial, que desmoronaría en unas pocas décadas al acabar la Segunda Guerra Mundial África del Sudoeste, parte de la Unión Sudafricana (actual Namibia) Ascensión (Santa Elena, Ascensión y Tristán de Acuña) Bechuanalandia (actual Botsuana) Basutolandia (actual Lesoto) Togolandia Británica (parte de la actual Ghana) Camerún del Norte (Parte del actual Camerún y parte de la actual Nigeria) Costa de Oro (actual Ghana) Egipto británico (pasó a Reino de Egipto, actual Egipto y la franja de Gaza) Gambia Kenia Mauricio Nigeria Nyasalandia (actual Malaui) Santa Elena (Santa Elena, Ascensión y Tristán de Acuña) Sierra Leona Somalilandia Británica (parte de la actual Somalia) Rodesia del Norte (actual Zambia) Rodesia del Sur (actual Zimbabue) Suazilandia Seychelles Sudán Anglo-Egipcio (Sudán, dividido actualmente en Sudán y Sudán del Sur) Tanganika y Zanzíbar (actual Tanzania) Tristán de Acuña (Santa Elena, Ascensión y Tristán de Acuña) Protectorado de Uganda (actual Uganda) Unión Sudafricana (Sudáfrica) AMÉRICA Y EL ATLÁNTICO DEL NORTE Guyana Británica (actual Guyana) Honduras Británica (actual Belice) Canadá Islas Malvinas (reclamadas por Argentina) Dominio de Terranova (actualmente Terranova y Labrador en Canadá) Indias Occidentales Anguila Antigua y Barbuda Bahamas Barbados Bermudas Islas Vírgenes Británicas Islas Caimán Dominica Granada Jamaica Montserrat San Cristóbal y Nieves Santa Lucía San Vicente y las Granadinas Trinidad y Tobago Islas Turcas y Caicos Islas Georgias del Sur (reclamadas por Argentina) Islas Sandwich del Sur (reclamadas por Argentina) ASIA Archipiélago de Chagos (Territorio británico del Océano Índico) Protectorado de Adén y Colonia de Adén (Antiguo Yemen del Sur actualmente parte de Yemen) Baréin Bután Brunéi Birmania británica (actual Birmania) Catar Ceilán (actual Sri Lanka) Colonias del Estrecho (actual Singapur y partes de Malasia) Concesiones en Tianjín (actual Tianjin en China) Estados de la Tregua (Emiratos Árabes Unidos) Hong Kong británico (actual Hong Kong de China) India Británica (actuales India, Pakistán y Bangladés) Kuwait Maldivas Mandato británico de Mesopotamia (Reino de Irak, actual Irak) Nepal Palestina (actuales Israel y Territorios Palestinos) Borneo Septentrional (hoy día parte de Malasia) Omán Sarawak (hoy día parte de Malasia) Transjordania (actual Jordania) Unión Malaya (Mayor parte de la actual Malasia) Weihawei (actual ciudad de Weihai) EUROPA Gibraltar, territorio de Reino Unido, es reclamado por España. Se encuentra en la lista del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas. Chipre Gibraltar (Reclamado por España) Islas del Canal Jersey (Dependencia de la Corona) Guernsey (Dependencia de la Corona) Malta Isla de Man (Dependencia de la Corona) Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda Estado Libre Irlandés (en 1937 se proclama la actual República de Irlanda) OCEANÍA Australia Islas Ellice (actual Tuvalu) Fiyi Islas Cook (actualmente estado asociado a Nueva Zelanda) Islas Gilbert (actualmente parte de Kiribati) Nauru Niue (actualmente estado asociado a Nueva Zelanda) Nueva Zelanda Pitcairn Islas Salomón Tokelau (actualmente estado asociado a Nueva Zelanda) Tonga Papúa Nueva Guinea Nuevas Hébridas (actual Vanuatu) Samoa Actualmente los países que son potencias mundiales o de una gran importancia política mundial herederos del Imperio británico son: Australia, Canadá, India, Nueva Zelanda y Sudáfrica.

sábado, 11 de junio de 2016

MATRIMONIOS - ESPAÑOLES E INDÍGENAS

EN 1514 UNA REAL CÉDULA QUE VALIDABA CUALQUIER MATRIMONIO ENTRE VARONES CASTELLANOS Y MUJERES INDÍGENAS. LA LEY DE MATRIMONIOS MIXTOS QUE CAMBIÓ LA COLONIZACIÓN DE AMÉRICA.  Los contactos entre los conquistadores y las mujeres nativas fueron un problema y una característica de la conquista de América. El matrimonio también era una herramienta para la conversión de los indios. En 1503, los Reyes Católicos fomentaron los matrimonios mixtos La situación estuvo llena de irregularidades y vacíos jurídicos. Fue la importancia de regularizar tales uniones lo que llevó al rey Fernando el Católico a aprobar la ley de 1514 que sería en una de las principales características de la experiencia colonial española: el mestizaje. El quinto centenario que se celebra este año. Sin embargo, es cierto que la casi total ausencia de mujeres castellanas en las Américas causó problemas desde el principio, y determinó la tendencia a buscar esposas o parejas no formales entre las mujeres locales. Cristóbal Colón atribuyó la destrucción del fuerte Navidad, fundado en su primer viaje, al hábito de los castellanos de amancebarse con hasta "cuatro mugeres" y de apropiarse de las nativas a placer.
Las relaciones entre castellanos e indias crecieron exponencialmente a medida que la colonización de las islas caribeñas iba avanzando. Muchos colonos desposaron a las hijas de caciques locales con el objetivo de heredar tierras y mano de obra. Esta táctica matrimonial, practicada con asiduidad en La Española, llamó la atención del tercer gobernador de la isla, fray Nicolás de Ovando. Tales matrimonios suponían la peligrosa creación de una nobleza basada en la tierra, reconocida por los nativos pero encabezada por españoles. Ovando trató de limitar los matrimonios mixtos, todavía en el limbo legal, imponiendo una licencia matrimonial y otorgando encomiendas a quienes se habían casado con las hijas de caciques en territorios alejados de las tribus a las que pertenecían. La mezcla de ambos grupos, además de ser una necesidad obvia, se había convertido en una cuestión política.
La validez de estas uniones matrimoniales se veían afectadas además por un problema legal añadido: el del status jurídico de los indios. Los indios, según entendió Colón desde el principio, podían ser esclavizados. Sin embargo, la corona tenía una interpretación diferente. Ya en 1495, la reina Isabel la Católica se había visto obligada a intervenir para evitar que el Almirante vendiera cuatro nativos americanos que había traído consigo de su segundo viaje.
La ambigua situación de los indios creaba una gran incertidumbre acerca de la legalidad de los matrimonios mixtos y su descendencia. Tal incertidumbre desapareció a principios del siglo XVI. Si bien la postura oficial de los Reyes Católicos con respecto a los indios era aún imprecisa en 1495, tan sólo cinco años más tarde, en 1500, los monarcas publicaron una real cédula prohibiendo su esclavización. La política de PROTECCIÓN DE LOS NATIVOS AMERICANOS INICIADA POR ISABEL fue continuada por su cónyuge, el rey Fernando: las LEYES DE BURGOS, promulgadas en 1512 y complementadas por LAS LEYES DE VALLADOLID DE 1513, trataron de suprimir los abusos de los colonos españoles en ultramar, al tiempo que buscaban la conversión de los indígenas y su sujeción al entramado colonial. En este contexto, la REAL CÉDULA DE 1514, aunque de mucha menor envergadura, suponía un gran avance en la afirmación de los derechos de los indios. A pesar de la frecuencia con la que varones castellanos se emparejaban con mujeres nativas con anterioridad a la real cédula de 1514, la ley se consideraba necesaria dado que la mayoría de estas relaciones carecían de un verdadero status legal. La convivencia variaba desde meras mujeres de compañía hasta esposas, formalizadas a veces a través de ritos indios y no cristianos. Fray Bartolomé de las Casas afirmaba que el grado de amancebamiento era tal que los colonos se referían a sus parejas con el término "criadas". No obstante, y a pesar de la abundancia de casos de convivencia fuera del matrimonio que se daba en América, las uniones reconocidas parecen haber sido la regla general. Según el historiador británico Hugh Thomas, el repartimiento de 1514 organizado por Rodrigo de Alburquerque sugería que la mitad de los colonos castellanos de La Española estaban formalmente casados con mujeres indígenas. El matrimonio también era una herramienta para la conversión de los indios. En 1503, los Reyes Católicos enviaron una ordenanza al gobernador Ovando instándole a fomentar los matrimonios mixtos con la esperanza de facilitar la tarea evangelizadora. Un ejemplo especialmente importante fue la política de enlaces matrimoniales que Cortés empleo con los herederos de Moctezuma, entre ellos, los de Isabel de Moctezuma, hija del emperador mexica Moctezuma II, nació con el nombre de Tecuichpo Ixcazochitzin. Siendo aún niña fue desposada con el noble Atlixcatzin, quien murió en 1520. Tras la muerte de Moctezuma, Tecuichpo se casó sucesivamente con los dos emperadores que sucedieron a su padre, Cuitláhuac y Cuauhtemoc, convirtiéndose en la última emperatriz azteca. La conquista de Tenochtitlán supuso un cambio radical de gobierno al que Tecuichpo sobrevivió convirtiéndose al catolicismo y adoptando el nombre de Isabel. Isabel de Moctezuma fue desposada en 1526 con Alonso de Grado, uno de los lugartenientes de Cortés. Este enlace encarna la política de integración adoptada por Cortés con el objetivo de incluir a la estructura de poder azteca dentro del entramado colonial español y, al mismo tiempo, el intento por parte de los españoles de legitimar su dominio sobre Méjico a través de la autoridad de los gobernantes aztecas. El matrimonio de Isabel de Moctezuma con Alonso de Grado incluía como encomienda la ciudad de Tacuba, y era la mayor propiedad en el Valle de Méjico. Alonso de Grado murió sin dejar descendencia, e Isabel se casaría otras dos veces, e incluso daría a luz a un hijo ilegítimo de Hernán Cortés. De su último matrimonio con el español Juan Cano, Isabel engendró cinco hijos que iniciarían la genealogía de los duques de Miravalle, título aún existente y uno de los muchos legados directos de la conquista española de Méjico. Con sus seis matrimonios, y viuda tres veces antes de cumplir los dieciocho años, Isabel de Moctezuma fue una de las grandes figuras femeninas de la conquista y del mestizaje. Sus matrimonios con lugartenientes de Cortés respondían a una razón simbólica: Isabel era la última emperatriz de los aztecas.
El matrimonio no sólo era una herramienta para la conversión, sino también para la integración cultural y la hispanización. Isabel de Moctezuma encarna en su persona la unión cultural entre la América Precolombina y la España imperial, unión de la que emergería Hispanoamérica. A pesar de su importancia, la real cédula de 1514 no fue percibida como una gran innovación por sus contemporáneos. Comprendida entre los grandes cuerpos jurídicos de las Leyes de Burgos de 1512 y las Leyes Nuevas de 1542 que sentarían las bases del DERECHO INDIANO, la real cédula además adolecía de dificultades obvias en cuanto a aplicación y control. Si bien es cierto que las uniones entre españoles e indias ya eran numerosas antes de 1514, la real cédula sentó las bases de un cambio social desconocido hasta entonces. Al reconocer la posibilidad del matrimonio entre ambas razas, la cédula de Fernando el Católico sirvió para llenar un vacío legislativo referente a la condición legal de los indios, asegurando la absoluta legitimidad e igualdad de la descendencia que surgiera de los matrimonios mixtos comparados con los matrimonios de Castilla. No sólo reconocía una realidad ya existente. También abría la puerta al mestizaje y a la simbiosis cultural, que fueron características exclusivas del imperio español, y que hicieron única a la experiencia colonial española en comparación con los demás imperios europeos.

TOMA DE CÁDIZ - 1262

En 1262 Alfonso X el Sabio reconquistaba Cádiz para Castilla. El 14 de septiembre las tropas castellanas lograron tomar Cádiz tras un asedio...