jueves, 24 de noviembre de 2022

VISIGODOS (y parte 3 )

El cristianismo levantó de las cenizas a las ciudades creando una nueva forma de vida, donde el circo, el baño público, etc. ya no tendrían cabida. Los templos paganos que podían albergar mucha gente se habían convertido en iglesias.
No obstante se considera al Rey Ataúlfo, primer Rey visigodo, en 415 en la provincia romana Tarraconense, según se señala hoy en la casa del rey actual.

Pero el Concilio de Toledo del 589 no propugna una unión de las iglesias. Se trata de la conversión del alto mando y elite militar y gobernante visigoda que se bautizan como cristianos católicos abandonando el arrianismo (por supuesto seguidos de todo el resto del pueblo godo, como marca la buena costumbre y usanza medieval), en lo que es a la vez un acto profundo de humildad y un acto político que le dará el apoyo de gran parte de la población romana, que vio así una nueva oportunidad de integrarse a la administración visigoda en buenos términos. De este hecho surge que la presencia bizantina ya no tenía la gran importancia del principio, estaban perdiendo algunos territorios y ahora perdían un excelente motivo de su permanencia en Spania, el religioso.
Pocos fueron los años de permanencia de Bizancio en España. Fueron años de intercambio cultural, y también los últimos años del imperio romano en España, donde por un siglo más perduraría el reino visigodo hasta su caída en muy poco tiempo ante los árabes (los visigodos probaban así el mismo dolor que los bizantinos experimentarían en 639-645.
No existen demasiadas fuentes que nos acerquen luz a todos los acontecimientos ocurridos en Spania durante estos setenta años.
Sin embargo la civilización de las ciudades, la cultura romana, la forma de vivir de los ciudadanos tiene una larga persistencia, hay una continuidad evidente que no se quiebra ni con la caída de Roma, ni con la llegada de los vándalos, ni con el primer tímido gobierno visigodo, que se fomenta y engrandece con la llegada de los bizantinos.
Pero tenía que llegar el hombre que pusiera las cosas en su sitio. Y llegó. El unificador de Iberia fue el rey visigodo Suintila. Era hijo de Recaredo I.

Reinó entre el 621 y 631. Pocos años pero muy bien aprovechados. Fue elegido rey ese mismo año, tras el fallecimiento de Recaredo II.
La verdad es que hoy es casi desconocido cuando fue el primer rey visigodo que consiguió unificar la Península Ibérica. Los bizantinos seguían en Spania, con lo cual Suintila se ocupó de ellos. Estaban en las costas mediterráneas desde Valencia hasta Cádiz. Aquí los derrotó y expulsó. Y así completó la unidad del territorio de la península ibérica, que había sido el sueño de todos los reyes visigodos anteriores y sigue siéndolo en muchas gentes. Isidoro de Sevilla habla de él como el primer monarca que llegó a reinar sobre toda la península, una sola autoridad y religión.
Suintila combatió a los bizantinos en el sur de Hispania y a los suevos en el norte, forjándose un gran prestigio como guerrero. También consolidó las instituciones eclesiásticas, apoyándose para ello en los hispanorromanos católicos.   
Dio pasos decisivos para la unificación de la península conquistando el reino suevo y sometiendo (temporalmente) a los vascos. En 581 celebró su victoria sobre los vascones fundando Vitoria (Victoriacum). 
Desde el 565, Atanagildo y luego sus sucesores, Liuva I y Leovigildo, fueron acosando con sucesivas campañas al poder bizantino, que se vio finalmente relegado a las ciudades del litoral.


Recaredo I (586-601) se convirtió al catolicismo, fe que profesaba la mayoría de la población indígena. El catolicismo fue declarado religión oficial en 589. A partir de  entonces los nativos hispanos dieron muestras de una firme lealtad hacia la monarquía visigoda. Esto facilitó, durante el reinado de Suintila (621-631), llamado después “El unificador”, la conquista de las plazas fuertes bizantinas del sur de la península.
A los prisioneros vascones les dio pala y pico y les obligó a construir Ologite para que, junto con Vitoria, serían una defensa contra las incursiones.
Pero también se ocupó de bajarles los humos tanto a los nobles como a la Iglesia, que habían conseguido acumular riquezas y poder. Falló en una cosa; declaró el carácter hereditario de la corona, designando heredero a su hijo.
Estos hechos provocaron el principio del fin de Suintila y en el año 631, el gobernador de la Narbonense, (Septimania, en la actual Francia), Sisenando, organizó una rebelión con apoyos extranjeros y del propio hermano del rey.
Finalmente Suintila fue depuesto y en el Concilio de Toledo del 633 fue excomulgado y confiscados todos sus bienes. El cabrón de Sisenando fue legitimado como rey y se estableció el carácter electivo de la monarquía. Suintila murió al año siguiente.
Desde ese momento los monarcas visigodos gobernaron en toda Hispania.
La conversión de Recaredo también simbolizaba el triunfo de la civilización hispanorromana sobre los bárbaros, y contribuyó a sellar una alianza entre la corona y la iglesia. Aquí es donde algunos historiadores señalan el comienzo de España como nación independiente.
El efímero reino visigodo se caracterizó por su crónica inestabilidad, cuyos mandatos eran por lo general de muy breve duración. Los regicidios y golpes de estado eran constantes. A lo largo del siglo VI hubo quince reyes godos, de los cuales nueve fueron asesinados, dos murieron en combate y cuatro fallecieron de muerte natural. Por fin, el último rey godo, Don Rodrigo, murió en la batalla de Guadalete, librada contra los invasores árabes y bereberes. Con lo que tenemos fechas que marcan su existencia en la península, acordaron con los romanos su entrada en el año 415 y fueron derrotados por los musulmanes en el 711. Trescientos años en la península, con lo cual sabemos que son muchas generaciones nacidas en la península, ya no podemos decir que eran extranjeros, pues tenían el mismo idioma, religión y organización social y militar.
La Hispania visigoda fue el crisol donde se fusionó el germanismo con el legado de la antigüedad. Hacia el siglo VII los visigodos ya habían abandonado su idioma germánico natal, sustituido por las lenguas romances, aunque algunas palabras españolas son de origen godo.
San Isidoro, arzobispo de Sevilla de 599 a 636 y principal consejero de los reyes visigodos, (hijo de hispano-romano y madre visigoda), recogió en sus voluminosos escritos todo el saber de la época y reforzó el papel de la iglesia como depositaria de la cultura, influyendo decisivamente en el posterior pensamiento de la Edad Media europea.
El rey Wamba (672-680) fue destituido a traición. Numerosas conspiraciones amenazaron a sus sucesores. Echaron la culpa del malestar a los judíos, a los que intentaron convertir al cristianismo o reducir a esclavos. En las últimas décadas del reino visigodo se decretó la conversión forzosa de los judíos, que fue seguida de una cruel represión.
Cuando murió el rey Witiza (710), que intentaba dejar el trono a su hijo, en su lugar, fue proclamado rey Don Rodrigo. Se cree que la familia de Witiza pidió ayuda a los musulmanes del norte de África para destronar a Don Rodrigo. Como respuesta, Tariq ibn Ziyad, gobernador de Tánger, cruzó con sus tropas el estrecho de Gibraltar en 711, y el 19 de julio derrotó a los ejércitos visigodos bajo el mando del rey Rodrigo en la batalla del río Guadalete. 

De los treinta y cinco reyes godos, la mitad palmaron asesinados.
El consiguiente vacío de poder facilitó la conquista de casi todo el territorio peninsular, llegando puntualmente las tropas musulmanas en su expansión hasta Poitiers. El reino visigodo se extinguió completamente, aunque su memoria inspiró posteriormente a los reyes de Asturias y León la posibilidad de sentirse herederos del reino visigodo, juntamente con la defensa y expansión de la religión cristiana.
Como curiosidad diremos que los historiadores consideran que la Monarquía en España apareció hace 1.600 años, cuando se instaló el Rey Ataúlfo, primer Rey visigodo, en 415 en la provincia romana Tarraconense según señala la casa del rey.
En la Plaza de Oriente de Madrid, frente al Palacio Real, tenemos veintiocho estatuas de reyes visigodos, y dentro del Palacio las restantes. Esto llega incluso a los territorios de otros continentes de la Monarquía española. Es por esto por lo que se incluyen las estatuas de los Emperadores Azteca e Inca, Moctezuma y Atahualpa, a la entrada del Palacio Real.

REYES MEDIEVALES DE LA RECONQUISTA - FERNANDO III DE CASTILLA

 FERNANDO III EL SANTO
El 23 de noviembre de 1248, el rey tomó Sevilla para la cristiandad.
La Batalla de Las Navas de Tolosa (1212) fue tan decisiva que la derrota almohade hizo que su poder en la península quedase muy debilitado, proliferando nuevas taifas que se declararían independientes.
El reino Taifa de Murcia abarcaba por entonces casi todo Al-Andalus, (1228-1266)
En febrero de 1236 llegó Fernando III a Córdoba con su ejército. Los cordobeses esperaron la ayuda de Ibn Hud, que venía desde Murcia, pero al comprobar que este no se decidía a intervenir y que se había retirado a Sevilla, iniciaron negociaciones de rendición con Fernando III. Al no aceptar las condiciones del rey para evacuar la ciudad, propició que la ciudad de Córdoba se rindiese en junio de aquel año. En las negociaciones se estableció una tregua de seis años y el pago de parias.

Monumento al rey San Fernando en la plaza nueva (en Sevilla).

Después de la caída de Córdoba, Ibn Hud se instaló en Almería, y aunque muchas plazas abandonaron su obediencia, siguió gobernando como si nada pasara. A principios de 1238, Ibn Hud fue asesinado por el gobernador de Almería, que inmediatamente se alzó con el poder en aquella ciudad. Poco tardó en anexionarse también el territorio almeriense al atacarle. El asesinato de Ibn Hud y el desmoronamiento del poder almohade propiciaron el avance de las tropas cristianas. Numerosas villas y castillos cordobeses fueron anexionados mediante pactos o por las armas.
Con su sucesor la influencia almohade en la península se redujo a la nada y fueron incapaces de socorrer a los musulmanes de Al-Ándalus mientras Fernando III avanzaba por el valle del Guadalquivir. En 1246 Ibn al-Yadd expulsó al gobernador hafsí, Abú Fares, y quedó como principal de Sevilla, firmando una tregua con Fernando III. Los elementos contrarios a este acuerdo le asesinaron y su líder, Axataf, pasó a ser el nuevo gobernante de Sevilla.
Después de la toma de Jaén en 1246 Fernando III devastó los campos sevillanos de Carmona, Lora y otros, como preparación al asedio a Sevilla para el año siguiente, dominando así todo el valle del Guadalquivir. La conquista de Sevilla no era fácil y se llevó de manera simultánea por tierra y por el río. Ordenó la formación de una flota con naves procedentes del Cantábrico, origen de la marina de Castilla para atacar a la flota musulmana. Eso les privó a los musulmanes de los refuerzos procedentes de África.

Mientras las plazas cercanas fueron atacadas por las tropas castellano-leonesas y se procedió al asedio de Sevilla, pero desde Niebla el emir les proporcionaba víveres a los sitiados que llegaban desde San Juan de Aznalfarache utilizando un puente de barcas, reforzado con cadenas de hierro, por lo que Fernando decidió destruirlo mediante barcos cargados de piedras. Así la ciudad quedó aislada del castillo de Triana y no tuvo más remedio que rendirse.
Después Fernando bajó por el Guadalquivir con dos compañías de saqueo, liquidando las resistencias restantes de las Marismas y de la comarca del estrecho de Gibraltar, Jerez, Arcos, Medina Sidonia y otras ciudades gaditanas como Puerto de Santa María, Sanlúcar, Rota y Trebujena. En estas actividades estuvo implicado el príncipe Alfonso, ejerciendo labores de gobierno, dada la mala salud de su padre. Sólo quedaba Cádiz y Niebla.Fernando creyó morir en esos días, pero murió cuatro años después, en 1252 cuando preparaba una expedición a Marruecos para conquistar Orán hasta el Atlántico para controlar ambos lados del estrecho. Ojalá lo hubiera hecho, aunque mucho tiempo después el cardenal Cisneros Logró tomar Orán.
En 1.590 el papa Sixto V confirmó que Fernando III merecía el tratamiento de santo, y más tardé el papa Urbano VIII acreditó su santidad e inició el proceso de beatificación en 1628. Pero fuel el papa Clemente X quien extendió el culto al beato a todos los reinos peninsulares y lo canonizó en 1672. Más de cuatrocientos años después de su muerte.
No fue santo por ser pacífico, sino por su constancia en pelear contra los musulmanes, si bien es cierto que mostraba gran piedad y respeto a la moral cristiana. Instauró la costumbre de lavar los pies a doce de sus súbditos más pobres, costumbre que perduró en la corte de Castilla y después en la española hasta el siglo XX. Cuando estaba en campaña rezaba el oficio “parvo mariano”, antecedente medieval del santo Rosario.

Destacó en el aspecto cultural, en la construcción de catedrales como las de Burgos, Toledo y León. Impulsor de la Universidad de Salamanca. Encargó a Jiménez de Rada que escribiese la “Historia Gótica”. Instauró el castellano en sustitución del latín, como lengua oficial. Designó a doce varones sabios y prudentes para que le aconsejaran, germen del Consejo del Reino. Buen jinete, hábil cazador y excelente jugador de ajedrez.
Fernando III engrandeció Castilla como no lo había hecho ningún otro rey ni antes ni después de su reinado. En pocos años la población triplicaba a la de Portugal y Aragón, por lo que se rompió el equilibrio entre los reinos cristianos en la península, pues territorial y demográficamente, la Corona de Castilla – León era muy superior a todas ellas.

martes, 22 de noviembre de 2022

HISPANIA - 2- VISIGODOS

El Imperio Romano de Occidente desapareció en el 476 y los visigodos alcanzaron su independencia. Nunca se consideraron invasores en Hispania ya que habían venido a través de un pacto con Roma y los hispanorromanos, población autóctona los toleró. 

No obstante se registraron revueltas en la primera mitad del siglo V, por grupos de población. Protestas de campesinos víctimas de la explotación y genes de las ciudades. Ya no se sentían romanos pero no tenían un proyecto político. Algunos autores han querido ver en ello el embrión confuso del primer sentimiento nacional y empeño de desvincularse de un poder superior. Se denominaron “bagaudas”, y fueron un elemento más en la descomposición política. Fueron derrotados por los visigodos.
Los últimos emperadores romanos estaban al servicio de los germanos hasta que la situación terminó con Rómulo Augústulo en el 476. Y así fue como Roma desapareció de Hispania después de seiscientos años.
Los visigodos al ser rechazados por os francos se fortalecieron durante todo el siglo VI en Hispania. Llegaron acarreando ya cierta organización política y social, heredada de la tradición clásica, aunque introdujeron cambios en muchos aspectos. Trajeron con ellos una monarquía electiva, aunque no siempre se respetó.
Los habitantes de la Hispania visigoda quedaron divididos en dos poblaciones, la hispanorromana, con sus propias leyes, su cultura latina y su cristianismo católico, y los invasores visigodos, que eran cristianos arrianos, y que, aunque estaban en minoría, detentaban el poder militar. Su número sería de unos 250.000 frente a los 7 millones de nativos peninsulares. 
Dado que los visigodos que ocuparon la Península Ibérica estaban más romanizados que el resto de los pueblos germánicos no hubo un gran choque cultural entre los invasores y los invadidos. Sin embargo, dadas sus leyes y costumbres distintas, y su profesión de fe arriana, la asimilación de los visigodos por la población hispanorromana fue lenta y complicada. El control de la Península por los visigodos era incompleto, ya que persistía el reino independiente de los suevos en Galicia. Los vascos rechazaron su sumisión a autoridades extranjeras. En cambio, los hispanorromanos del sudeste acogieron con entusiasmo la restauración del régimen imperial.
Los visigodos vivieron en relativa armonía con el pueblo hispánico, regidos por un soberano que en teoría tenía autoridad solamente sobre los visigodos y no sobre los hispanos. Había un código de leyes para los pueblos nativos y otro sistema legislativo para los invasores. Se prohibió el matrimonio entre visigodos e hispanorromanos, prohibición que fue levantada en tiempos de Leovigildo.

IGLESIA VISIGODA- SAN JAUN DE BAÑOS 

Los suevos vivían en Galicia y perduraron hasta el año 585, resistiendo los ataques de unos y de otros, abrazaron el catolicismo. Fueron vencidos en la batalla de Astorga en el 546, pero no eliminados. Después el visigodo Leovigildo acabó con toda resistencia sueva en 586 y en lo sucesivo Gallaecia sería gobernada por un dux visigodo. Leovigildo se proclamó rey de “Galia, Spania y Gallaecia”. Sin embargo, los suevos estaban ya casi totalmente fusionados por la población hispanorromana de Gallaecia. Nunca más sintieron el deseo de luchar por su independencia o por sus costumbres. La lengua sueva desapareció antes de la invasión musulmana.
En 572 Leovigildo elevó Toledo al rango de capital del reino hispano godo. Leovigildo (568-586), se erigió en único monarca y gobernar la totalidad del reino.
Para entonces tenían nuevos vecinos, el Imperio Bizantino.
Llamamos Imperio Bizantino a la parte oriental del Imperio Romano que existió durante toda la Edad Media llegando hasta el Renacimiento. Bizancio era el nombre antiguo de su capital, Constantinopla, actual Estambul. Spania era un territorio incluía una zona de la península ibérica arrebatada al reino visigodo, que había formado parte del desaparecido reino vándalo.
Tras el fin de la conquista de Italia, el emperador bizantino Justiniano, abordó una posible conquista de toda la península ibérica. Pero en el año 549 d.C. los hispano-romanos béticos, se sublevaron contra los visigodos, siendo rey de éstos Ágila, que se negaron a reconocerle. Los bizantinos acudieron en su ayuda bajo el mando de su jefe militar, Liberio. Agila es derrotado y retirado a Mérida, donde los propios visigodos le asesinaron, y reconocieron a su jefe Atanagildo como su soberano. Éste hubo de aceptar que los bizantinos, a cambio de la ayuda prestada, se instalaran en el sur. Las zonas que eran romanizadas eran más prósperas y ricas, quedando en poder de Bizancio, creando además una cabeza de puente sobre todo el territorio español además Baleares y amenaza continua para los puertos catalanes y el sur de Francia. La ciudad de Septem (actual Ceuta), aunque también perteneció al reino visigodo, fue incluida en la provincia de Mauretania. Cuando los bizantinos se apoderaron del sureste peninsular fundaron una nueva provincia conocida como Spania. Una inscripción procedente de la ciudad de Cartagena y fechada hacia 589 o 590, durante el reinado del emperador Mauricio (582-602), en la que se nos dice que el patricio Comenciolo era magister militum Spaniae. El Imperio Romano de Oriente era el Imperio Bizantino. En esa zona estaba establecida la lengua griega, por lo que se considera un imperio griego aliado de Roma.
Justiniano I fue emperador del Imperio Romano de Oriente hasta su muerte en agosto del 565. En 572 queda Leovigildo como rey. Con él se inició el fin de la provincia de Spania. El reinado de este monarca estuvo lleno de conflictos militares, políticos y religiosos, que con gran habilidad logró superar, logrando además conquistar una buena parte de la provincia de Spania.
Según Isidoro de Sevilla, el año 552 se firmó un pacto entre el noble visigodo Atanagildo y el emperador Justiniano (bizantino), por el que el visigodo Atanagildo, que se había revelado, solicitaba ayuda militar para combatir a su rival, el rey visigodo Agila I.
Ese año tropas bizantinas desembarcaron en Carthago Nova (Cartagena), ocupando otras importantes ciudades costeras y continuando su avance hacia el interior.
La ocupación se vio favorecida por la debilidad política y económica de los visigodos en las antiguas provincias romanas Cartaginense y Bética, que estaban dominadas  por terratenientes hispanorromanos hostiles a la dominación visigoda, y con una población fuertemente romanizada, siendo la ciudad de Corduba (Córdoba) un importante bastión de rebeldía. La falta de informaciones precisas sobre los bizantinos en la península Ibérica es grande. Dos puntos seguros de conquista bizantina son Carthago Spartaria (Cartagena) y Malaca (Málaga). Además de esas ciudades Asidona (Medina Sidonia) también fue conquistada. La plaza de Sagontia (Gisgonza/Gigonza), al norte de Asidona en la calzada romana hacia Sevilla, también estaba en manos bizantinas, (porque sabemos que los generales de Witerico años 603-610, la tomaron durante su reinado). La conquista abarcó la provincia de Bética. No hay constancia de que Córdoba o Sevilla llegasen alguna vez a estar en manos de los bizantinos.
Las tropas bizantinas en Spania no eran muy numerosas, debido a las guerras que mantenía el Imperio bizantino en otras regiones. Esto hizo que los bizantinos se fortificaran en las ciudades que habían ocupado, dejando el terreno abierto a los visigodos y comenzando así un período de esporádicas luchas, sin resultados para ambos bandos.
La idea era volver a reconstruir el antiguo Imperio Romano, y para ello se conquistaron territorios en Grecia, el Norte de África, Italia o España. Los bizantinos controlaron una zona de la península entre 552 y 624 d.C., aunque quedan escasos restos de esta zona llamada Spania. Poco tiempo como se ve. Además los romanos hispanos seguían hablando latín, tal vez ya algo deformado por el tiempo, pero era latín, el idioma de la civilización, y los visigodos tenían su propia lengua gutural, primitiva y germana, con lo cual había otro motivo para que las dos naciones no se integraran.
Los motivos porque la población hispano-romanos de Spania rechazaban a los visigodos, y es que los godos eran herejes arrianos (una forma distinta del cristianismo romano), mientras que los romanos eran católicos como los romanos orientales o bizantinos. Ya Leovigildo había dado varios pasos a favor de un acercamiento entre los arrianos y los católicos.

Pero los visigodos tuvieron un rey que supo ser más inteligente y ver el futuro, con lo cual se dio cuenta de las ventajas que le reportaría la conversión al catolicismo de toda la élite visigoda: Recaredo I, hijo de Leovigildo, fue mucho más allá que su padre: convocó un Concilio en Toledo, logrando que en él los arrianos visigodos de la casta dirigente se convirtieran al catolicismo. Año 589.

lunes, 21 de noviembre de 2022

9 - PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD - SEGOVIA

Una de las ciudades más bellas del Mundo. Todo contribuye: su Acueducto Romano, su Catedral gótica, su Alcázar de ensueño, sus iglesias románicas, sus palacios renacentistas, sus jardines y calles, sus vistas de la sierra nevada, su gastronomía, su vitalidad turística.

La Santa Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y de San Frutos de Segovia, conocida como la Dama de las Catedrales por sus dimensiones y su elegancia, es una catedral construida entre los siglos XVI y XVIII, de estilo gótico con algunos rasgos renacentistas. 
ALCÁZAR
La primitiva Catedral fue destruida en 15211 durante la Guerra de las Comunidades, por su cercanía al Alcázar, el claustro y otros elementos fueron trasladados a este lugar. Comenzó su construcción en 1525 según escritos fue financiada por el pueblo segoviano mediante aportaciones de los gremios y sisas del ayuntamiento.
Por su parte el Alcázar tiene los primeros documentos escritos de esta colosal obra del S. XII. Pero ya en tiempos de la dominación romana de la ciudad ya hubo de haber un castro o fortificación. Sobre los restos de éste, el Alcázar fue erigido como fortaleza hispano-árabe En la Edad Media, estaba formado por un par de torres y un modesto lienzo defensivo que contaba con foso. El Alcázar se ubicó en una zona estratégica y perfecta para la defensa de la ciudad.

El Acueducto de Segovia está situado en la ciudad. Su construcción se data a principios del siglo II d.C., en época del emperador Trajano. La parte más visible, y por lo tanto famosa, es la arquería que cruza la plaza del Azoguejo, en la ciudad. El acueducto de Segovia conduce las aguas del manantial de la Fuenfría, situado en la sierra cercana a 17 kilómetros de la ciudad, Está construido con sillares de granito asentados sin argamasa entre ellos. Sobre los tres arcos de mayor altura había en la época romana una cartela con letras de bronce donde                                                                                   constaba la fecha y el constructor.

Caminando por Segovia entre sus callejuelas estrechas y retorcidas, destacan la calle Real de Segovia y la calle Cervantes, aparecen iglesias como la de San Martín, del siglo XII y considerada una auténtica joya del románico castellano, a pesar de sus orígenes mozárabes; la de San Millán, con su admirable campanario; o la de San Juan de los Caballeros, la iglesia más antigua que ver en Segovia, plazas, como la Plaza Mayor o la de Medina del Campo, antiguas mansiones y palacetes, y la Judería, donde podrás   admirar el legado de una de las comunidades judías más ricas de Castilla.

CATEDRAL DE SEGOVIA
Además, en el centro encontrarás bares y restaurantes que llenan de vida la parte más histórica que ver en Segovia. Aunque es mundialmente famoso el cochinillo asado segoviano, no dejes de probar otras propuestas como el lechazo asado, los judiones de La Granja, patatas guisadas con chorizo, perdices y setas a la segoviana, o truchas, muy abundantes en las frías aguas de sus ríos y embalses.
La dinastía de los Trastámara sentía una gran predilección por Segovia, convirtiéndola en una de las principales ciudades de Castilla y su Alcázar se transformó en residencia real y se  convirtió en una de las residencias favoritas de los Reyes de Castilla, en especial de Alfonso X. Fue habitado muchas veces y llegó a ser uno de los más suntuosos palacios-castillos en el siglo XV, siendo testigo mudo de acontecimientos claves de la Historia de España como la proclamación de Isabel la Católica (13 de diciembre de 1474) o la misa de velaciones entre Felipe II y Ana de Austria (14 de noviembre de 1570) en su capilla.

Está ubicado en la Ciudad vieja, y declarada Patrimonio Mundial de la Unesco en 1985, tanto la ciudad como el Alcázar.
Ha sido castro romano, fortaleza medieval, palacio real, custodio del tesoro real, prisión de estado, Real Colegio de Artillería y Archivo General Militar.
Sobre sus restos, se cree que se edificó alguna fortaleza hispano-árabe, aunque la primera datación que tenemos de una construcción defensiva se la debemos a Alfonso VI de León en 1122. Esta construcción se mantuvo más o menos igual, con su estilo gótico castellano, con interiores mudéjares, al gusto de la época hasta Felipe II, que realizó bastantes cambios para adecuarlo al gusto de los castillos europeos del siglo XVI. Cambia la característica teja segoviana por la teja de pizarra que tan a la moda estaba en Austria. Además edificará algunos torreones, con lo que la construcción adquiere la silueta que disfrutamos actualmente que a tantos ha conquistado. 

HISPANIA -1- DESDE ROMA A LOS VISIGODOS

En el siglo IV ante el empuje de los hunos, procedentes de la estepa euroasiática determinó la división de pueblos que acabó por desbordar las fronteras romanas, precisamente en un momento en que Roma estaba instalado en un momento de crisis social, política y económica, pero nada hacía anunciar su declive.
Los pueblos germánicos se habían instalado en las fronteras forzados por su huida y por los cambios climáticos en Escandinavia hacia el 500 a.C. Su continuo movimiento entre unos pueblos y otros, durante siglos habían mantenido muy viva una tradición guerrera. 
Los godos eran un pueblo indoeuropeo, nórdico. Su lengua, el gótico, hasta donde se sabe de ella, entronca con el germano antiguo y posiblemente tuviera la misma raíz.
Desde allí, se desplazaron hacia el sur y el este y en el siglo II d.C. se establecen en las estepas de lo que hoy es Ucrania. Allí se dividieron, por un lado los godos del este en gran parte se quedaron en estas regiones y a partir de entonces se les conocerá con el nombre de ostrogodos. Por otra los godos del oeste se les llamaron visigodos. Éstos se desplazaron hacia las llanuras de Rumanía y Hungría. Al igual que los romanos en esta época, eran cristianos, pero practicaban el arrianismo, doctrina creada por Arrio, un sacerdote de la ciudad de Alejandría. Eran seminómadas.
Roma desde el siglo I, en pleno apogeo, había desistido de la conquista de Germania, pueblos belicosos e incontrolables que habitaban en un país muy frío, boscoso y ofrecía dificultades para extender la cultura romana. Hubo batallas y triunfos no obstante, pero Roma optó por replegarse y construyó una línea defensiva. Pero a finales del siglo III hubo muchas incursiones germanas en territorios romanos y los militares romanos ya no tenían la disciplina que siempre les caracterizó. Con el tiempo incluso fueron adoptando hombres germanos entre las tropas romanas. Luego hasta llegaron a puestos de mando importantes. Los germanos llegaron a romanizarse plenamente.
La situación parecía haber llegado a un equilibrio o al menos a una coexistencia y entre Roma y los germanos, nada hacía presagiar la catástrofe que se avecinaba. Al llegar el siglo V ya eran evidentes las dificultades económicas del Imperio, también había problemas sociales  por las diferencias con las desigualdades.
Y para colmo los hunos, un pueblo nómada que recorría la estepa euroasiática, que fueron desalojados por los chinos y  se desplazaron al Oeste, arrollando a los pueblos que iban encontrando. Hacia el 370 franquearon el Don y encontraron a los ostrogodos a los que desplazaron y eso hizo que a sus hermanos, los visigodos establecidos al otro lado del Dniéster, parcialmente cristianizados e influidos por Roma, ante el empuje de los hunos pidieron ayuda al emperador Valente. El emperador no consideraba peligrosos a los visigodos y les permitió atravesar el río Danubio para escapar de los hunos. Se calcula que entrarían unos 200.000. Una vez en los Balcanes marcharon hacia el Mediterráneo con  saqueos y pillanes que Valente intento atajar.

El 19 de Agosto de 378 cerca de Adrianápolis, se produce la batalla fundamental que cambió el curso de la historia de aquel momento. Unos 18.000 visigodos derrotaron a unos 70.000 romanos, y el mismo emperador romano, Valente, moriría en la batalla.
El sucesor, Teodosio evitó la toma de Constantinopla por los godos y les obligó a pactar y los instaló en Tracia. A la muerte del emperador en el 395, el Imperio se dividió en dos, una parte oriental, que conocemos como Imperio Bizantino adjudicado a Arcadio, y otro occidental adjudicado a Honorio. Los godos reemprendieron sus correrías en diversas partes del Imperio de Occidente.
Geroncio, general de Constantino, que conspiró para quitarle el poder, se alió con las bandas de suevos, alanos y vándalos que merodeaban por las Galias, y les franqueó el paso a Hispania. En el 408 Geroncio acompañó en Hispania al hijo de Constantino, el recién nombrado César, Honorio.
En el 409 es cuando se inician las primeras incursiones de pueblos germánicos en la península, los pueblos suevos, vándalos y alanos que habían cruzado los Pirineos y se asentaron sin encontrar ninguna resistencia y se dedican al pillaje durante dos años. Geroncio realizó un pacto con los visigodos que se habían instalado en el sur de la provincia de Aquitania para que atravesaran los Pirineos y entraran en Hispania. Así llegaron los visigodos. A los Alanos les concedió las provincias de Lusitania y la Carthaginensis, los Vándalos recibieron la Bética, los Suevos ocuparon la actual Callaecia y los visigodos controlaban la Tarraconensis, ya que los visigodos civiles buscaban un asentamiento con intención de población definitiva. Se asentaron en el valle del Ebro. Entraron también en la Cartaginense, estableciendo poblamientos desde Soria hasta Ávila. Los visigodos trasladan a Hispania las formas de gobierno que ya habían tenido en la Galia.
Y en agosto del 410 los visigodos comandados por Alarico entran en Roma. Era la primera vez en 800 años que un ejército extranjero ponía los pies en la ciudad de Roma, Alarico consintió el saqueo que duró 3 días. Roma quedo hecho un estropicio. Asesinaron, violaron, quemaron edificios y templos. Y aunque Roma ya no era lo que había sido era todavía un símbolo del Imperio y su destrucción conmovió al mundo
En 415, en virtud de un pacto (foedus) celebrado entre el emperador romano Honorio y el rey visigodo Walia, los visigodos se asentaron en la provincia romana de Aquitania Secunda (Aquitania II), en el sur de las Galias. Para frenar el avance, el Imperio romano de Occidente autorizó a los visigodos a asentarse en el sur de la Galia y controlar territorios de Hispania. Los visigodos recibieron tierras donde establecerse, a cambio de la obligación de defender el Imperio frente a los enemigos, las “bagaudae” (rebeliones),  y otros pueblos germánicos. A partir de dicho establecimiento se constituyó un reinado en suelo imperial, con capital en Tolosa, (que perduró hasta el 507 en la batalla de Vouillé entre francos y visigodos, con derrota de estos, que tuvo como consecuencia el traslado del reino visigodo de Tolosa, Toulouse actual en Francia, a Toletum Toledo en Hispania). Pero todo esto es posterior.
Los visigodos entre 416 y 476 luchan contra los alanos y los vándalos, y confinaron a los suevos en Galicia. Después de derrotar a los visigodos, los alanos le ofrecen la corona a Gunderic (428-477 d.C.), quien comienza a llamarse rey de los vándalos y los alanos.
Los Vándalos en su territorio (Vandalucía), vencieron a un ejército romano en el 428, se apoderaron de Sevilla, Cartagena y pasaron a las Baleares. Y vencieron a los Suevos en Mérida. Fracasados los romanos ante los suevos aceptaron abandonar la península en manos de los barbaros. 
Más tarde, atraídos por las riquezas romanas en África y bajo la presión de las luchas permanentes con los visigodos, en el año 429 d.C. los vándalos dejan España por el estrecho de Gibraltar.
El Imperio Romano de Occidente desapareció en 476, y los visigodos alcanzaron su independencia. En ningún momento los visigodos se consideraron a sí mismos invasores ya que su asentamiento en Hispania había sido legalizado por el muerto Imperio Romano de Occidente. La población autóctona, los hispanorromanos, tampoco los vio como invasores, sino como vecinos molestos y groseros, gente con la que había que acostumbrarse a vivir, aunque nunca de rodillas.
Esta situación de inestabilidad contribuyó a empeorar las condiciones sociales que ya se vivían. Se registraron revueltas en la primera mitad del siglo V, por grupos de población. Protestas de campesinos víctimas de la explotación y genes de las ciudades. Ya no se sentían romanos pero no tenían un proyecto político. Algunos autores han querido ver en ello el embrión confuso del primer sentimiento nacional y empeño de desvincularse de un poder superior. Se denominaron “bagaudas”, y fueron un elemento más en la descomposición política. Fueron derrotados por los visigodos.
Roma se sumió en la anarquía y los germanos acabaron por hacerse con el control del gobierno imperial de Occidente. Los últimos emperadores fueron hombres de paja al servicio de los germanos hasta que la situación terminó con el último emperador, Rómulo Augústulo en el 476. Y así fue como Roma desapareció de Hispania después de seiscientos años.

domingo, 20 de noviembre de 2022

PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD - 8- MEDINA AZAHARA

 

LA "CIUDAD BRILLANTE" Fue construida en las faldas de la serranía cordobesa. Se trata de uno de los conjuntos arqueológicos más importantes de España,. Medina Azahara fue la nueva sede del califato y residencia del Califa. No se trata solo de un palacio sino de una auténtica ciudad dotada de una compleja organización urbanística en cuyo interior se desarrollaba la administración civil y militar del nuevo Estado. Era el símbolo de la independencia del soberano omeya frente a los califatos islámicos orientales, de Damasco y de Egipto. Abd al-Rahmán III en el año 929 se autoproclamaba máximo dirigente político y religioso del Islam como sucesor del profeta Mahoma y príncipe de los creyentes. Es un yacimiento arqueológico, pero artísticamente se trata de uno de los complejos monumentales más originales dentro de la arquitectura hispanomusulmana y del arte islámico en general. Esto se debe a que ni su estructura ni su ornamentación han sido alteradas con modificaciones posteriores.

Y es que el tan desconocido yacimiento de Medina Azahara en Córdoba, otrora el gigantesco palacio que Abderramán III ideó para su amada, Azahara, fue un enclave pensado para amedrentar con su imponente lujo a los grandes enemigos de los Omeya. Abderramán III era descendiente de los Omeya, pero con abuela paterna navarra y madre cristiana. Medina Azahara ya poseía a mediados del siglo X una red de agua corriente que abastecía a todos sus edificios y a sus insignes habitantes. que eran la élite de la ciudad de Córdoba, enclave que entonces contaba con más de 500.000 habitantes, mientras que París tenía 50.000 y en Londres solo vivían 12.000 personas.
Córdoba y su ciudad palacio eran el lugar más importante del mundo en aquel momento, destino privilegiado de cerebros y hombres cultos venidos de otros países, que pasaban por Medina Azahara e incluso se instalaban allí, contratados por el califa. Científicos, músicos, astrónomos, filósofos y matemáticos cuyo trabajo fue clave para la posterior aparición del Renacimiento cinco siglos más tarde disfrutaron de los lujos y comodidades de una ciudad palacio sin igual.
La grandeza de su Emirato y luego Califato fue en gran parte debida a su impulso personal y al mecenazgo de sabios y científicos avanzados. Medina Azahara contaba con suelos de los materiales más sorprendentes traídos de todo el mundo, alumbrado público nocturno y alcantarillado, al igual que el resto de la ciudad de Córdoba, salones refinados que recibían a boquiabiertos emisarios de otros países, delicadas alquerías y fabulosas filigranas en los capiteles de sus columnas. La ciudad se disponía en tres terrazas amuralladas, con zonas residenciales, zonas oficiales, mezquita propia, áreas de descanso, restaurantes y cocinas, recreo, zonas para la belleza y el descanso. En Medina Azahara se utilizaban vasos y copas de cristal transparente, algo impensable en un mundo en que el mayor lujo hasta entonces eran los recipientes de metal. Se usaban desodorante, champú y dentífrico con sabor agradable. Se acompañaban las comidas con música de fondo de laudes y de otros detalles. Las guerras intestinas de Al-Andalus redujeron a Medina Azahara a ruinas solo setenta años después de su fundación. Y la ciudad-palacio permaneció abandonada, sirviendo de cantera extraoficial para muchos de los patios y edificios cordobeses

TRATADOS CON PORTUGAL A RAÍZ DEL DESCUBRIMIENTO

Para entender los acuerdos entre el reino de Portugal y el de Castilla-León, hemos de remontarnos a la Guerra de Sucesión Castellana entre a...