domingo, 23 de noviembre de 2025

PACTOS DE LA MONCLOA- 1977

Adolfo Suárez, presidente del gobierno, había sostenido conversaciones con Felipe González y Santiago Carrillo, después de constituirse las Cortes Generales tras las elecciones del 15 de junio de 1977, con el fin de sondear la posibilidad de un acuerdo de estabilidad, dado que el apoyo parlamentario del Gobierno no era de mayoría absoluta. Además, las Cortes no se habían planteado como constituyentes, y esa era la intención de la oposición y de una parte significativa de miembros de la Unión de Centro Democrático, partido del gobierno.

ENRIQUE FUENTES QUINTANA 
Al mismo tiempo, Suárez encargó al Ministro de Economía y Hacienda, Enrique Fuentes Quintana, que tratase la posibilidad de un acuerdo marco con los nuevos sindicatos legalizados, Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CC.OO.), para evitar el alto nivel de conflictividad social. La UGT y la CNT rechazaron el acuerdo, así como también algunas secciones sindicales de Comisiones Obreras. Más tarde las centrales obreras UGT y CC.OO. finalmente firmaron el acuerdo, junto a la Patronal y otras fuerzas políticas españolas, siendo la anarcosindical CNT quien mostró su total rechazo a los Pactos.
Para abordar el asunto de la economía tenemos que retroceder un poco. En los primeros años de la década de los 70 se habían alcanzado cifras próximas a las medias europea. Y precisamente ahora que estrenábamos el sistema democrático, todavía en el horno, nos tocaba lidiar con problemas económicos muy serios que preocupan a toda la población. Se precisaba pues una actuación decidida que imprimiera un giro a la situación, ya que además la democracia peligraba por los extremos.


Sindicalistas, Nicolás Redondo (UGT) y Marcelino Camacho (CC.OO)
Ya la situación económica mundial, agravada por la del petróleo, tuvo como consecuencias un descontento generalizado en la sociedad, con huelgas y manifestaciones y complicada situación laboral en 1976. Esto obligó al primer gabinete de la monarquía a tomar medidas como la devaluación de la peseta en febrero de 1976. A la caída de Arias Navarro se procedió a poner parches mediante decretos ley hasta que se definiera el horizonte.
La tasa de inflación llegaría a límites impensable en 1977, más del 35%.
El primer gobierno elegido democráticamente en junio de 1977 lo había conseguido Suárez y contaba entre sus ministros al profesor Enrique Fuentes Quintana, el hombre más destacado de la economía española de aquel momento. Clave para encauzar el proceso económico. Una figura que a poco de ser nombrado habló por televisión a toda España explicando donde estábamos y lo que había que hacer. Y lo lograron. Como vicepresidente económico llevó a cabo el Programa de Saneamiento y Reforma Económica acordado por las fuerzas democráticas en lo que se llamó “Los Pactos de la Moncloa”, una profunda reforma fiscal para sanear y reformar la Hacienda. Entregó un diagnóstico de la situación a los firmantes donde apuntaba que la situación de España era de una crisis interior dentro de otra exterior, y aquella motivada por las carencias de estructuras y por la falta de realismo con la que se había enfrentado a los problemas. Las medidas correctoras serían necesariamente impopulares ya que exigía sacrificios. Reducción del gasto público, crecimiento salarial no superior a la inflación prevista, y reducción de las cuotas a la Seguridad Social. Dar facilidades a la contratación laboral, intensificación de la exportación y otras medidas.
Los “Pactos de la Moncloa” se firmaron el 25 de octubre de 1977 con los representantes de los partidos políticos y reflejaban la voluntad popular mayoritaria expresada en los votos de las anteriores elecciones. Suárez, Carrillo, Fraga, Roca-Junyent, Tierno Galván y otros, fueron los componentes. Se comprometieron a su desarrollo el Congreso de los Diputados y en el Senado, entre el Gobierno de España de la legislatura constituyente, los partidos políticos con representación parlamentaria, las asociaciones empresariales y el sindicato Comisiones Obreras, la Unión General de Trabajadores y la CNT, con el objetivo de llegar a una estabilización del proceso a la democracia plena y también conseguir adoptar una serie de políticas de orden económico para contener la hiperinflación que sufría el país.

Manuel Fraga (A.P) y Sangiago Carrillo (P.C.)
Entonces teníamos a gente de valía en los puestos importantes.
Los políticos españoles habían dejado de lado momentáneamente sus intereses partidistas para conseguir una democracia sólida y duradera. Digan lo que digan, por ejemplo Manuel Fraga y Santiago Carrillo supieron darse la mano. Marcelino Camacho, secretario general de Comisiones Obreras, (y más adelante diputado comunista), que había luchado en la Guerra Civil dijo el 16 de octubre de 1977, cuando se aprobó la Ley de Amnistía, (la segunda, que fue muy amplia),  "La amnistía es una política nacional y democrática, la única consecuente que puede cerrar ese pasado de guerras civiles y cruzadas. Nosotros, precisamente, los comunistas que tantas heridas tenemos, que tanto hemos sufrido, hemos enterrado nuestros muertos y nuestros rencores, pedimos amnistía para todos, sin exclusión del lugar en que hubiera estado nadie. Yo creo que esta propuesta nuestra será, sin duda, para mí el mejor recuerdo que guardaré toda mi vida de este Parlamento".
Tras la firma de los pactos fueron aprobados en el Congreso y el Senado. Los efectos de su puesta en marcha no tardaron en hacerse sentir con equilibrio primero y mejora poco después. Se frenó la inflación y se redujo el déficit exterior y ya en 1979 arrojaba un superávit.
Pero si bien la economía era un problema fundamental, existían muchos otros como el terrorismo, el paro, la intransigencia de unos y otros, y las nacionalidades históricas, y las relaciones internacionales, temas aún por resolver.

Componentes del Pacto de la Moncloa 
Todo aquello se trató, se acometieron medidas muchas controvertidas e impopulares, otras rechazadas por algunos, pero se fue avanzando, incluso a medida que la figura del presidente Suárez fue declinando.
La política exterior estuvo desarrollada en el ministerio por Marcelino Oreja Aguirre, que ya había renovado acuerdos en 1975 con EE. UU. La voluntad de ingresar en la Comunidad Económica Europea y de tener un cierto equilibrio, planteaba además la conveniencia de integrarse en la OTAN, organización militar vinculada a EE.UU. También se abordó, como tema doméstico la vieja reclamación de Gibraltar frente a Gran Bretaña. La actividad diplomática fue muy intensa ante la CEE, y obtenido el visto bueno del Consejo de Ministros Comunitario, se solicitó formalmente. Se ingresó en el Consejo de Europa y se firmó la Convención Europea de los Derechos Humanos, medidas fundamentales antes de las negociaciones que se habían prorrogado para más adelante.

jueves, 20 de noviembre de 2025

MUERTE DE FRANCO – CAMBIO DE RÉGIMEN

Franco muere después de varias operaciones el día 20 de noviembre de 1975 y las instituciones entraron en funcionamiento como un reloj. Dos días después don Juan Carlos es proclamado rey de España. La oposición mostró su recelo hacia Arias Navarro, nombrado presidente el 1 de diciembre.
Incluso la legitimidad de Juan Carlos también era discutible. Don Juan de Borbón no había renunciado y era el legítimo heredero de la corona. Pero en enero de 1967 Manuel Fraga había creado  la Ley Orgánica del Estado asegurando la monarquía.

ADOLFO SUÁREZ
El núcleo del Movimiento Nacional ejerció su influencia para que sea nombrado Arias Navarro, éste dio un discurso aperturista pero muy moderado. Evidentemente contó con gente de pasado franquista, pero de talante liberal como Fraga Iribarne, José M. Areilza y Antonio Garrigues y Díaz-Cañabate. La cartera del ministerio del Movimiento la ocupó un casi desconocido Adolfo Suárez, un falangista.
Tres días después de la proclamación del rey hubo un primer indulto, muy lejos de la amnistía general. Se liberó a unos 4.000 presos, de ellos solamente 200 políticos, pero salieron a la calle personas de significación, como Marcelino Camacho y otros de Comisiones obreras, comunistas declarados. Quedaban conmutadas las penas de muerte y otros aspectos beneficiosos para los detenidos.
El 2 de diciembre de 1975 don Juan Carlos nombra a Torcuato Fernández-Miranda presidente de las Cortes, y ya había sido presidente del gobierno de forma interina en el 73, tras el asesinato de Carrero Blanco, y también fue el profesor de Derecho Político de Juan Carlos  que contaba con él para el pilotaje de la Transición desde la dictadura a la democracia.

TORCUATO FERNÁNDEZ MIRANDA 
En un libro de José Luis de Vilallonga cuenta una entrevista con D. Juan Carlos y éste le confiesa que en una charla que tuvo con Torcuato le manifestaba su preocupación por el juramento que habría de prestar, y que él consideraba que incluso habiendo jurado mantenerlos, los principios del franquismo no podían seguir vigentes, pues ello equivalía a admitir que el régimen precedente seguía en su lugar. Pero Torcuato Fernández Miranda, sin perder la calma, me decía: “Vuestra Majestad no debe preocuparse. Jurad los Principios del Movimiento, que más tarde los iremos cambiando legalmente uno tras otro.” Su frase favorita era: “Hay que ir de la Ley a la Ley a través de la Ley” Y así fue como se hizo…
Torcuato Fernández-Miranda fue el cerebro de la Ley para la Reforma Política. Arias Navarro y algunos otros fueron obstáculos en un camino claramente trazado desde los franquistas.

JUAN CARLOS I JURA COMO REY DE ESPAÑA 
El desmantelamiento del Régimen era el objetivo y va a comenzar.
El 13 de diciembre, en el primer gobierno del Rey, Torcuato Fernández-Miranda jura desempeñar sus cargos “con absoluta lealtad al Rey y estricta fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y Leyes Fundamentales del Reino” pero también dice que “el pasado no me ata”.
Siendo aún Arias Navarro el Presidente del gobierno, Adolfo Suárez, todavía Ministro Secretario del Movimiento, el día 9 de junio de 1976 pronuncia un discurso ante las Cortes Franquistas y coloca acertadamente unas palabras, de Machado, sin nombrarlo, un poeta republicano, fallecido en el destierro. “Está el hoy abierto al mañana. Mañana al infinito. Ni el pasado ha muerto, ni el mañana ni el ayer está escrito”.
Aparece Adolfo Suárez.  Tras unas declaraciones del rey y otras cuestiones forzaron a Arias Navarro a dimitir el 1 de julio de 1976, con lo cual el camino quedaba expedito. El hombre ya estaba elegido por el rey y seguramente por Fernández-Miranda también. Cumplía los requisitos que habían pensado. En los ambientes políticos y periodísticos se comentaba que los candidatos más señalados eran José Ma. Areilza y Manuel Fraga. Pero en realidad debía ser una persona algo joven, pero con experiencia en política, audaz y que no pusiera frenos a la democratización del país. No podía estar ligado a poderes fácticos o a las grandes empresas, la banca o el ejército.

SE APRUEBA LA LEY DE LA REFORMA POLÍTICA 

De entre todas las posibilidades que el Consejo del Reino consideraba fueron descartados Fraga y Areilza a las primeras de cambio. El Rey se las había ingeniado para que Suárez figurase en la terna en la cual él debía decidir. No era una personalidad de peso y los consejeros lo incluyeron precisamente porque pensaban que era simplemente para “hacer bulto”, el candidato previsto era Solís. De la ingeniería política se encargaría el propio Fernández-Miranda y de la economía se pensaba en alguien relevante como Fuentes Quintana. El filtro de combinaciones fue inteligentemente gestionado. Realmente es para una novela de intrigas.
Fernández-Miranda reúne al Consejo del Reino para elaborar una terna de la cual el rey debía escoger al nuevo Presidente del Gobierno. Así fue quedando la lista con 9 miembros de los que se eligieron a 6. En esa jornada quedaron, finalmente, 3 candidatos. Fernández-Miranda, que tenía voz y voto en el Consejo mueve los hilos a fin de que en la terna de candidatos se encontrara Suárez, tal y como deseaban él y el monarca. Fueron elegidos Federico Silva, que había sido ministro con Franco, era el más considerado, Gregorio López Bravo, hombre de confianza y muy conocido como ministro de Industria y de Asuntos Exteriores, y Adolfo Suárez, que lo incluyeron como relleno, para formar la terna que debían entregar al rey, un candidato de trámite.
Finalmente el 3 de julio de 1976, Adolfo Suárez es elegido por el rey como Presidente del Gobierno. La decisión sorprendió tanto a políticos como a la opinión pública, ya que Suárez era prácticamente desconocido. Dos días antes había dimitido Carlos Arias Navarro.
La elección de Juan Carlos recayó en un político joven y ambicioso, pero que tenía experiencia y conocía bien el funcionamiento del régimen franquista.
En 1947 Carrero había redactado la “Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado”, en la que España quedaba establecida como “Estado católico, social y representativo” quedaba “Constituido en Reino”. Esto fue ampliado por Fraga en enero de 1967 con la Ley Orgánica del Estado asegurando la monarquía., y luego otra redacción por Torcuato Fernández-Miranda.
Aquel verano del 76 Adolfo Suárez había sido nombrado presidente del gobierno español.

SUÁREZ JURA SU PRESIDENCIA 

Tenía un “pequeño” encargo del rey Juan Carlos: coger un país educado en una dictadura de 40 años y convertirlo en una democracia. Conseguir esa meta suponía desmontar el régimen franquista pieza a pieza; anular sus estructuras de poder, que estaban incrustadas en toda la sociedad; vencer la resistencia de unas Fuerzas Armadas que se consideraban depositarias de la legalidad franquista; convencer a la oposición democrática de la seriedad del propósito y, sobre todo, desactivar los restos del fascismo refugiados en el búnker desde el que defendían sus creencias y azuzaban a militares y policías.
La Reforma Política. Buscó Suárez entre las personas tolerantes y aperturistas un grupo de prestigio.
Lo primero era promulgar una Ley para la Reforma Política. Encargó el trabajo a juristas. Obtuvo por lo tanto muchos borradores que complicaban el asunto, y encargó a Fernández-Miranda que estudiara el tema entregándole los borradores. Éste los estudió concienzudamente y a finales agosto le entregó un trabajo manuscrito con una nota, "Aquí te dejo esto que no tiene padre".
Ese texto se convirtió en la Ley para la Reforma Política. Era el instrumento preciso para desmontar el aparato franquista con la aprobación de los propios franquistas. Es decir, que políticamente debían suicidarse. El punto de inflexión, la gran prueba de fuego era la aprobación por las Cortes Franquistas de la Ley de la Reforma Política que traería precisamente la desaparición del franquismo legalmente votado por los franquistas.
El cambio lo ejecutó después Adolfo Suárez, con el guion de Torcuato que, en realidad, era el único posible para un cambio de régimen incruento y sin revanchismos de guerra-civilistas.
Todas las personas de las Cortes franquistas fueron consultadas en realidad para tantear las posibilidades en una futura votación. Se ingenió una solución arriesgada y novedosa. A los menos proclives se les pago unas vacaciones de un mes en el caribe, acompañados por la familia, cosa que no rechazaron. En ese periodo se realizarían las elecciones.  
En el año 76 los hechos se sucedían con una rapidez inusitada, y solamente por recordar los más importantes diremos que en octubre es aprobado el Proyecto de Ley para la Reforma Política, ante el Consejo Nacional del Movimiento, órgano consultivo, y ya en noviembre se queda aprobada dicha ley por las Cortes Franquistas, además por amplia mayoría, que se llamó “el suicidio”. En diciembre ocurre el desgraciado atentado de la matanza de Atocha. No obstante, el paso siguiente era someter a referéndum la Ley para la Reforma Política y se celebró el 15 de diciembre de 1976 registrando una participación cercana al 80%, con una aceptación del 94% de los votos.
Suárez se comprometió públicamente a realizar la reforma constitucional y la celebración de elecciones antes del 30 de julio de 1977. Dio a conocer la composición del gobierno y ganó credibilidad. Ante la oposición de jefes del ejército, destacados franquistas, algunos dimitieron y nombró al general Gutiérrez Mellado en la dirección de las Fuerzas Armadas, hombre más liberal, para iniciar un lento proceso de renovación de los jefes del Ejército y también de la Guardia Civil y la Policía Armada, todos por aquel entonces bajo la jurisdicción militar. El terrorismo de ETA no cesaba.
Los meses posteriores fueron de gran confusión. Los partidos políticos no gozaban aún de estatuto oficial, pero debían de ser tolerados. También ocurrió que algunos amnistiados pasaron de ser convictos a ser protegidos con escolta policial, como el sindicalista Marcelino Camacho. Tanto la ETA como el GRAPO continuaron con su espiral de violencia. Pero si algo realmente podría realizar una seria oposición a los cambios planteados eran el ejército y el Partido Comunista.
Era necesario legalizar al Partido Comunista, pues no se podría ir a unas elecciones democráticas sin su participación, no sería creíble que parte del pueblo no pueda manifestar su derecho a elegir. Y también de cara a la credibilidad internacional era necesario demostrar que estábamos en la senda de la auténtica democracia. Pero si había algo en realidad peligroso era precisamente la legalización de los comunistas.
Negociaciones, habilidad política, manejo de los tiempos y mucho sentido de las responsabilidades conferidas. Por lo tanto en enero de 1977 se suprime el Tribunal de Orden Público, de negro recuerdo, también la Secretaría General del Movimiento, que ya no tenía razón de ser.
Formados los partidos políticos en el mes de febrero de 1977, salvo el partido Comunista, que en un acto entre la valentía y la ocultación se legaliza el Partido Comunista en abril.

CORTES FRANQUISTAS 

Hay que destacar que en aquella época todos aquellos políticos supieron dejar de lado sus ideologías para comprometerse en conseguir una España democrática, y fueron capaces de entenderse entre rivales ideológicos. Carrillo dejó el comunismo ruso para pasar al comunismo europeo, Fraga tuvo el acierto enorme de aglutinar en un partido democrático a los anteriores franquistas más liberales. Felipe González hizo que el PSOE abandonara el marxismo, no sin críticas. Y hasta Tierno Galván, termino siendo aliado, con su socialismo al PSOE. Otros como partidos de la Democracia Cristiana, Liberales y Monárquicos y otros, se unieron bajo el paraguas de la UCD de Adolfo Suarez.
Cumplido su trabajo Fernández-Miranda en mayo de 1977 dimitió como presidente de las primeras Cortes de la Monarquía al estar en desacuerdo con Adolfo Suárez y con el modo en el que se habían abordado algunos acontecimientos que escapaban a su control, especialmente la cuestión autonómica. Fue reconocido por el rey con la concesión del Toisón de Oro, máxima condecoración posible y el puesto de senador por designación real.
Falleció, olvidado, el 19 de junio de 1980 en Londres, a consecuencia de un paro cardíaco.
Gracias a hombres como Fernández-Miranda en menos de tres años se pudo pasar del franquismo a la promulgación de una Constitución Democrática, consensuada por los partidos políticos y aprobada en referéndum por el pueblo español.
Suárez se había comprometido a “Hacer normal en la ley lo que a nivel de calle es simplemente normal”. Pero había que hacerlo todo sin quebrantar la paz civil, logrando que los viejos enemigos se dieran otra vez la mano. “Todo está atado y bien atado”, había dicho el general Franco en su mensaje de Navidad de 1969. La tarea empezaba por encontrar los nudos y desatarlos.

Votación en las Primeras Elecciones Democráticas. 
La Ley de la Reforma reconocía los derechos fundamentales de las personas y otorgaba potestad legislativa a los representantes previendo un sistema electoral democrático y de representación proporcional.  Por lo tanto, se elaboró un decreto presentado el 18 de marzo del 77 que permitió celebrar las elecciones el 15 de junio para elegir a senadores y diputados. Ganaron las posiciones de centro, la UCD de Suárez y el PSOE de González, quedando a distancia tanto los comunistas como los conservadores de Fraga. La Ley ofrecía la posibilidad de que la iniciativa de la reforma constitucional correspondiera al Gobierno o al Congreso de los Diputados. Y se eligió al Congreso.

miércoles, 19 de noviembre de 2025

LUCHAS DE REINOS CRISTIANOS - 711-1492

No se puede llamar "Guerra de Reconquista" a una guerra que dure tantos siglos. Si hubo luchas, batallas y “cabalgadas”, que eran un peinado profundo de territorios de las Taifas para desalojarlos, o desmantelar ese reino y convertirlo en vasallo. Incluso hubo luchas de unos reinos cristianos entre sí y otros contra los musulmanes y también estos entre sí. Por control del territorio y también por defender una religión determinada. Por disputas de herencia de pueblos y territorios.

ALFONSO XI EN LA BATALLA DEL ESTRECHO 
Los Reinos de Taifas se formaron por las disputas y ambiciones de los musulmanes en el Califato de Córdoba proclamado por el emir Abderramán III como califa en 929, y se descompuso en el 1031. Cien años a duras penas duró. Y procedía de anterior emirato instaurado por Abderramán I en 756, es decir que éste duró 173 años. Cada Taifa pertenecía a una dinastía. Las primeras Taifas van desde principio del siglo XI  hasta finales Sólo la de Zaragoza llega al siglo XII.
Eran 37 Taifas la mayoría de musulmanes Almorávides y otros bereberes o moros. Careciendo de las tropas necesarias, las taifas contrataban mercenarios para luchar contra sus vecinos o para oponerse a los reinos cristianos del norte. Incluso guerreros cristianos, como el propio Cid Campeador, sirvieron a reyes musulmanes, luchando incluso contra otros reyes cristianos. Los reinos cristianos aprovecharían la división musulmana y la debilidad de cada taifa individual para someterlas. Al principio el sometimiento era únicamente económico, forzando a las taifas a pagar un tributo anual, las parias, a los monarcas cristianos. Es decir que aceptaron su existencia, lo que demuestra que el concepto de nación unificada no existió por entonces. No es que no hubiera recuperación de territorios en la Edad Media. Lo que no hubo fue idea de nación.

En 1085, Alfonso VI de León conquista de Toledo y las taifas de Sevilla y Badajoz vieron el peligro que suponían los reinos cristianos e hicieron un llamamiento de ayuda a los almorávides. Éstos dirigidos por Yusuf Ibn Tasufin derrotan a Alfonso VI en la batalla de Sagrajas de 1086, y se retiraron de vuelta al Magreb. Pero la debilidad de las Taifas y su pueblo agobiado por la presión fiscal, trajo como consecuencia el retorno de las fuerzas almorávides en junio de 1090.
A mediados del siglo XII surge un movimiento antialmorávide y van apareciendo gobiernos independientes que constituyen las llamadas segundas taifas. Los reyes musulmanes llamaron a los Almohades, y surgieron los llamados segundos reinos de taifas (1144-1170) que formaron unas 12 Taifas.
La batalla de las Navas de Tolosa en 1212 marcó el principio del fin de la existencia musulmana en la península. Se formaron el tercer periodo de los reino de Taifas, unas 18, casi todas vasallos de algún reino cristiano, poniendo fin al período almohade, que terminó en la primera mitad del siglo XIII con las conquistas cristianas de Jaime I de Aragón (Valencia, 1238 y Játiva, Fernando III el Santo en Baeza 1226, Úbeda 1233, Córdoba, 1236 y Sevilla, 1248 y perduró en Granada con la fundación del reino nazarí, vasallo de la corona de Castilla, y se terminó la precaria existencia musulmana el 2 de enero de 1492, fecha que puso fin a la Reconquista.
Los cronistas medievales hablan de conquistas, no reconquistas. Si en la Edad Media nadie pensó en la Reconquista, el término nació con unos contenidos totalmente ajenos a la medievalidad peninsular, en cualquier caso siempre ha sido un mito utilizado ideológicamente. La palabra “Reconquista” nunca se empleó en textos antiguos, aparecen en la época del romanticismo, donde se ensalza la españolidad, el Cid, y batallas que no existieron o que fueron simplemente escaramuzas. En realidad se trató de conquistas militares del territorio invadido por los musulmanes y a la vez de conquistas de unos reinos cristianos a otros.
Después de la victoria de Don Pelayo en Covadonga, El Reino De Asturias empezó a organizarse. En el siglo IX se establece la capital en Oviedo y Galicia y parte de la meseta Norte se va poblando con visigodos para evitar nuevos ataques árabes. Luego se traslada la capital a León. El Reino de Asturias pasa a llamarse “Reino de León”. Se formó el Reino de Navarra que se encontraba entre el estado franco (Marca Hispánica) y Al-Andalus. Con Sancho III el Mayor llegó a su apogeo entre los años 1000-1035 y extendió su poder a Aragón y Castilla. Se enfrentaron a los árabes. La resistencia estuvo protagonizada por Iñigo Arista, rey de Pamplona en el año 830. Incorporó el condado de Aragón a su reino. La llamada “Marca Hispánica” quedó integrada por condados dependientes de los monarcas carolingios a principios del siglo IX. Designaron condados, algunos de origen franco y otros con gobernantes autóctonos.

ALMORÁVIDES
Los más importantes fueron los de Pamplona, convertido en Reino, Aragón, condado independiente, Urgel condado y sede episcopal y el condado de Barcelona, que pasado un tiempo se convirtió en hegemónico de los condados de Ausona y Gerona. Wilfredo el Velloso, conde de Barcelona, conquistó territorios árabes en la zona de Tarragona, y consiguió que los restantes condes reconocieran su autoridad, y ya en el siglo X, el condado de Barcelona se independizó del reino franco.
El Condado De Castilla era frontera entre el reino de León y la zona musulmana. Fernán González declaró la guerra al rey de León en el 927. La paz fue sellada por un matrimonio que unía a las dos familias y reinos. En el año 1065, pasó a convertirse en el “Reino de Castilla”. Durante la etapa del hundimiento del califato cordobés y de la creación de los Reinos de Taifas, León y Castilla aprovecharon para ocupar la cuenca del Tajo. Toledo es reconquistada en el año 1085 por Alfonso VI. La llegada de los refuerzos llamados por los musulmanes, los almorávides y almohades, fue un periodo detenido en la lucha. Después continuó, tras las importantes conquistas de Zaragoza por Alfonso I de Aragón y Tortosa y Lérida por Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona. Portugal conquistó Lisboa en el año 1147. Castilla y León consiguieron dominar el valle del Guadiana y de los pasos de Sierra Morena. Ese proceso culminó con la batalla de Las Navas de Tolosa (1212), que abrió definitivamente el avance cristiano hacia el valle del Guadalquivir y Valencia.

PRIMERAS TAIFAS 
El Reino de Granada fue fundado en el año 1238 y fue aliado de la Corona de Castilla y luego pasó a pagar impuestos para mantenerse independiente siendo vasallo y pudiendo asistir a las cortes castellanas.
Los musulmanes iban huyendo hacia el sur de la península, hacia Granada. Pero 200 años después, en 1482, comenzó la Guerra de Granada que duró 10 años, y fue un conjunto de campañas emprendidas por los Reyes Católicos. Se conquistaron Ronda (1485) y Málaga (1486) y culminaron con las Capitulaciones de Granada de Boabdil el día 2 de enero de 1492. El Reino Nazarí había durado 254 años. El resto del poder musulmán había desaparecido hacía 244 años antes que Granada. A nivel defensivo, la victoria en Granada sirvió para asegurar que los turcos no invadiesen el país. El papa Alejandro VI reconoció a Isabel y Fernando con el título de Reyes Católicos en 1496. Enrique IV, el hermano de Isabel ya había conquistado Gibraltar en 1462 y Ceuta en 1415 era Portuguesa pasando a España tiempo después. Los musulmanes invadieron en el 711 y en pocos años dominaron todo el territorio, pero pronto tuvieron que empezar a defenderse. Y se fueron creando reinos cristianos, que paulatinamente avanzaron e ganando y también perdiendo batallas, pero avanzando hasta sacudirse la existencia musulmana.
Si los agarenos hubieran dominado realmente estos reinos cristianos  no hubieran nacido ni se hubieran desarrollado.

REINOS CRISTIANOS

REINO DE ASTURIAS, ampliado como "reino asturleonés", brevemente separado por fragmentación de éste y definitivamente incorporado al que se denominó reino de León. Independiente desde el 714 al 924.
REINO DE GALICIA, de existencia episódica, inicialmente condado del reino de León, independiente desde 910 al 914
NAVARRA, inicialmente Condado de Pamplona (del Imperio carolingio) y reino de Pamplona. También se usó la denominación reino de Nájera. Del 810 al 1076 en que se une a Aragón
REINO DE LEÓN, inicialmente segregado del de Asturias (o "asturleonés"), que posteriormente se le incorpora. Independiente desde 910 al 924.
MARCA HISPÁNICA (Imperio Carolingio) Condados Pirenaicos formados por: Condado de Barcelona. Del 801 al 1164 en que se une a la Corona de Aragón, continuando como condado. El Condado de Sobrarbe, Ribagorza, Condado de Barcelona, en torno al que se unificaron todos los condados (Ahora Cataluña). Condado de Aragón. (del Imperio carolingio, junto con, Sobrarbe y Ribagorza)
ARAGÓN. Unidos los Condados en reino del 1035 AL 1707. Aragón en el 1076 se une a Pamplona. En 1134 se dividen los reinos hasta 1504. En 1479 se une a Castilla. Y se une Navarra en 1512. NAVARRA desde 1134 hasta 1512
CASTILLA. Condado desde 930 hasta 1230 del reino de León, independizado, vinculado al reino de Navarra, vuelto a separar convertido en reino, reunificado y separado varias veces con el reino de León hasta la formación definitiva de la Corona de Castilla.
CORONA DE CASTILLA  Y LEÓN Incluye León, Asturias y Galicia desde 1230 hasta 1516.
REINO DE PORTUGAL, inicialmente condado del reino de León desde 930 al 1065 pertenece a León y luego a Galicia por breve periodo, y luego independiente desde 1143 a 1580 y hasta 1640 unido a España. Independiente hasta 1910.

martes, 18 de noviembre de 2025

SALAMANCA PATRIOMONIO DE LA HUMANIDAD

 

Universal, magnífica, sabia, joven y dorada. Todo español debería conocer esta ciudad. Su Centro Histórico ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Posee un legado monumental magnífico, con ejemplos arquitectónicos sobresalientes de distintos estilos: románico, gótico, barroco, plateresco. La Universidad, además de ser de las más antiguas de Europa, es una de las mejores muestras del renacimiento en España. No obstante, en la actualidad, Salamanca continúa siendo un importante lugar de encuentro e intercambio cultural, hasta el punto de convertirse en Capital Europea de la Cultura en el año 2002.


CATEDRAL VIEJA 
La Catedral de Santa María se empezó a construir en el primer tercio del siglo XII gracias a las aportaciones de los reyes Alfonso IX y Fernando II y se terminó a finales del siglo XIV, aunque el exterior es de estilo románico, el interior es de un nuevo estilo que se empezaba a imperar en España, el “Ojival” o gótico. La fábrica románica en su pureza hay que acercarse al patio y admirar los ábsides y sobre todo la “Torre del Gallo”, un bello cimborrio orientalista, en línea con el de Zamora pero más esbelto y elaborado gracias a dos filas de ventanas superpuestas y a su remate final en forma de pirámide. Parece pequeña al lado de su hermana la nueva, así su portada se modificó en el siglo XVII. Al interior del templo se puede acceder desde la catedral nueva y vemos su sencillez. Planta de cruz latina, con bóvedas de crucería, tres ábsides y esculturas, capiteles y estatuas románicas y tumbas mudéjares. Dada la necesidad de una sede episcopal de mayor dimensión, Fernando el Católico decidió levantar la nueva catedral y se decidió, con buen criterio, no derribar la antigua.

CATEDRAL NUEVA DE SALAMANCA 
Se divide en dos partes, la primera obra del siglo XVI, crucero, fachada sur capillas laterales, etc. y la otra al lado Este ya en el siglo XVII y siguiente. En 1560 se trasladó el culto a la catedral nueva. En 1491 el Cabildo salmantino planteó la necesidad de un templo de mayores dimensiones por resultar la catedral vieja, románica, algo pequeña y oscura. Se encontraron los maestros mayores de las catedrales de Toledo y Sevilla. Su misión fue la construcción de la nueva con la supervisión de arquitectos como Gil de Hontañón, Covarrubias, Juan de Álava y otros. Se colocó la primera piedra el 12 de mayo de 1513. 

CATEDRAL 
De planta rectangular, con tres naves, crucero y capillas entre contrafuertes. Esbeltos pilares góticos separan las tres naves y a la vez apean las bóvedas, más elevada la central. Durante la construcción intervinieron otros muchos arquitectos de renombre para dar su parecer sobre la marcha de las obras hasta tal punto que la catedral es una de las páginas más vivas e interesantes de la arquitectura española. En 1714 la familia Churriguera levantaron el cimborrio que hubo de rehacerse por los daños producidos por el terremoto de Portugal. Los maestros del siglo XVII y XVIII respetaron la inicial arquitectura gótica del templo. Los hermanos Churriguera desarrollaron todo su talento en la sillería del coro y el retablo. Exteriormente causa una gran impresión cuando se contempla desde la Plaza de Anaya por su fastuosa decoración gótica y el bello color rosado de la piedra de Villamayor. La Catedral de la Asunción de la Virgen es la sede de la Diócesis de Salamanca. Es la segunda mayor catedral de España en dimensiones y su campanario ocupa el segundo puesto también en altura de entre los de las catedrales españolas, con 110 metros

PUENTE ROMANO 
Se sitúa la construcción del puente en el siglo I d. C., en tiempos del emperador Trajano. El puente atraviesa una de las zonas más anchas del río Tormes y está situado sobre un subsuelo rocoso. Su longitud alcanza los 176 m. y la anchura es de 3,70 m. Está dotado de 26 arcos de medio punto y robustos pilares. Forma parte de la Calzada romana de la Plata, que unía Mérida con Astorga.

Huerto de Calixto y Melibea. 
Es un pequeño espacio ajardinado sobre la muralla que tiene unas hermosas vistas de las Catedrales y de la ribera del Tormes. Se halla en un lugar de encuentro de los protagonistas de la obra de Fernando de Rojas, "La Celestina"

CASA DE LAS CONCHAS 
De estilo gótico. Su construcción se inició a finales del siglo XV, aunque también está dotada de elementos renacentistas y mudéjares. Pertenece al denominado arte isabelino. Este edificio civil, llama la atención por las más de trescientas conchas que revisten sus muros exteriores. En el siglo XVIII sufrió agrietamientos, por lo que fue remodelada en su parte más alta, la cual carece de las conchas que decoran el resto de la fachada. Destaca su puerta de entrada, con un escudo gótico en su parte superior que contiene representadas las flores de lis. Actualmente alberga la Biblioteca Pública de Salamanca y una oficina de información.

Plaza Anaya y lateral de la iglesia de San Sebastián



PALACIO DE ANAYA 
Contiene la Facultad de Filosofía y Letras, y un legado histórico con gran solera impreso en sus paredes, ventanas y rincones. Fue construido a principios del s. XV por Diego de Anaya y Maldonado, para la enseñanza. Fue fundado en 1762. Todo el edificio es de estilo neoclásico. La fachada cuenta con grandes columnas jónicas rematadas por un frontón triangular y una amplia escalinata. También se le conoce como Colegio Mayor de San Bartolomé. A mediados del s. XVIII fue derribado y reconstruido, por lo que actualmente podemos visitar el “nuevo” Palacio de Anaya. Podemos contemplar la zona del Colegio, donde encontramos entre otros atractivos preciosos paseos de columnas y escalinatas, el busto de Unamuno, o el Aula Magna y su galería. Por otro lado, encontramos la Hospedería, donde antiguamente se alojaban los alumnos del colegio tras terminar los estudios y mientras se introducían en el mundo laboral, y donde actualmente encontramos un magnífico edificio con impresionantes enrejados en ventanas y balcones, y un patio interno interesantísimo por las galerías repletas de arcos.


PLAZA MAYOR DE SALAMANCA 
Debido a la expansión de la villa hubo que buscar un nuevo centro geográfico donde instalar el mercado, dado que el que existía a espaldas de la iglesia de Santa María de la Sede se había quedado pequeña. La encrucijada de los caminos que venían desde Zamora y Béjar fue el lugar elegido. Ya existía un mercado o zoco junto a la parroquia de San Martín. Pronto, sin más, la Plaza de San Martín se convirtió en la Plaza de Salamanca. Se instaló en ella un mercado estable, pero el proceso de traslado de todos los comerciantes y habitantes de la ciudad fue muy lento y duró casi toda la Edad Media. No así el Consejo, que se trasladó enseguida, aunque la nueva Casas Consistorial no se levantó, por orden de los Reyes Isabel y Fernando hasta 1485. Con el tiempo se fue convirtiendo en el centro de la vida social de la ciudad. La plaza no solo celebraba el mercado permanente, sino todo tipo de fiestas y espectáculos públicos, motivo por el que influyeron en la creación de una Plaza Mayor. Ésta, que es la actual, fue construida desde el año 1729 al 1756, por orden de Felipe V, si bien la iniciativa partió del Ayuntamiento y también el sufragio enorme de la parte económica ya que se pensó en estilo barroco. El diseño es del arquitecto Alberto Churriguera (constructor de pabellones Real y de San Martín) y posteriormente continuada por otros con pocas modificaciones respecto al proyecto inicial. A comienzos del siglo XIX sufrió diversas remodelaciones urbanísticas, hasta que poco a poco a mediados del siglo XX fue desprovista de sus jardines, quiosco de música central y urinarios públicos para quedar diáfana. Fue declarada Monumento Nacional. Definida por Miguel de Unamuno, que hacía su tertulia diaria en la terraza que tiene en la plaza el Café Novelty: “Es un cuadrilátero. Irregular, pero asombrosamente armónico.”

LA CLECERÍA

LA CLERECÍA 
Nombre dado al antiguo Real Colegio del Espíritu Santa, de la Compañía de Jesús. Construido entre los siglos XVII y XVIII, de estilo barroco. Se diferencia la Iglesia del colegio. San Ignacio de Loyola (fundador de la orden), fue encerrado en la torre de la Catedral por la Inquisición y en desagravio, en tiempos de Felipe III su esposa, Margarita de Austria, mandó construir el edificio. Posteriormente en 1767 Carlos III expulsó a los jesuitas y se entregó el edificio a la Real Clerecía de San Marcos, y éste cedió el inmueble, salvo la iglesia, a la Diócesis de Salamanca donde instalaron el él, el Seminario de San Carlos. Hoy en día es la sede de la Universidad Pontificia. Se encuentra frente a la Casa de las Conchas, creando un enorme conjunto arquitectónico formado por la iglesia, dos grandes pabellones que inicialmente fueron residencia de estudiantes y religiosos, el claustro que es otra joya del barroco salmantino y varias dependencias. Todo el complejo arquitectónico, además de definir el perfil de la ciudad, se integra en el tejido urbano de manera sorprendente.

UNIVERSIDAD DE SALAMANCA 
Ha quedado vinculada a la Historia Universal por una serie de hechos y personalidades. La creación de la primera gramática del castellano en 1492 por Antonio de Nebrija. Los preparativos de Cristóbal Colón para su primer viaje en el descubrimiento de América. La primera mujer universitaria del mundo: Beatriz Galindo, “La Latina”. La primera mujer profesora de universidad del mundo, Lucía de Medrano, durante el curso 1508-1509. Los años de estudio de Hernán Cortés antes de partir a América. La defensa de los derechos de los indígenas del Nuevo Mundo por parte de la Escuela. Aquí es donde se propuso al papa Gregorio XIII el calendario que se vino a conocer como calendario gregoriano actual. El hecho de que el primer bibliotecario con sueldo de la historia se dio en la biblioteca antigua de la Universidad de Salamanca. La traducción parcial de la Biblia al español, hecha por Fray Luis de León. El libro impreso sobre ajedrez moderno más antiguo conservado, publicado en Salamanca en 1496. La estancia de Miguel de Cervantes Saavedra, como alumno. Es instituido en 1218 creado por Alfonso IX de León, fue el segundo más antiguo de España, tras su homólogo palentino, fundado entre 1208 y 1221. Pero Salamanca fue la primera institución educativa europea en obtener el título propiamente de Universidad, por la real cédula de Alfonso X el Sabio fechada el 9 de noviembre de 1252, y posteriormente ratificada por Alejandro IV en el año 1255. Alfonso IX de León quiso tener estudios superiores en su reino y por ello creó en 1218 las “scholas Salamanticae”, germen de la actual Universidad de Salamanca que ha cumplido los 800 años de historia ininterrumpida creando, promocionando y divulgando el conocimiento. Entre la legislación fundacional de la Universidad salmantina destacan la carta otorgada por el rey Alfonso X, con fecha de 8 de mayo de 1254, por la que se establecen las normativas de organización y dotaciones financieras; y las bulas pontificas de Alejandro IV, expedidas en el año 1255, por las que se confirma la fundación universitaria, se reconoce la validez universal de los grados por ella otorgados y se le concede el privilegio de tener sello propio. El primer Estudio contó, según el decreto de 1254, con un maestro en leyes, otro en decretos, dos de decretales, dos de lógica, dos de gramática, dos de física o medicina, uno de órgano, un apotecario, un bibliotecario y dos conservadores. Así, la Universidad de Salamanca se convirtió, junto con París, Oxford y Bolonia en una de las primeras universidades europeas y hoy en día es la única española que ha mantenido su actividad a través de los siglos. Destacan especialmente el Edificio de Escuelas Mayores con su fachada plateresca, en el interior del cual se encuentra la Biblioteca General Histórica con 2.774 manuscritos, 483 incunables y alrededor de 62.000 volúmenes impresos entre los siglos XVI y XVIII. Visita obligada es también el Patio de Escuelas Menores que alberga en una de sus salas la conocida pintura del “Cielo de Salamanca”, obra atribuida a Fernando Gallego que recoge temas astronómicos y astrológicos. Son obras de arte y reflejos de la historia de la institución. Una historia cargada de tradiciones donde destacan, por ejemplo, las tradicionales ceremonias de investidura de los doctores honoris causa con su tradicional y colorido desfile de togados, la celebración del patrón Santo Tomás o las aperturas solemnes de curso.

CONVENTO DE SAN ESTEBAN 
Quedó consagrado, casi desde sus comienzos, como centro de estudio y docencia de la Teología. En 1299 se establece en él el Estudio General de los Dominicos de España. En cambio, la enseñanza principal en la Universidad (fundada hacia 1218) era la de Derecho. La Teología entra en ella en el siglo XIV, cuando se crean cuatro cátedras de Teología. Dos de ellas las regentarán los dominicos de San Esteban. La progresión de la Teología en las aulas universitarias y en San Esteban será constante hasta bien doblado el siglo XVII. En el siglo XVI la universidad salmantina, de la mano de los grandes teólogos de San Esteban, adquirió su máximo prestigio. El más sobresaliente de todos sus Maestros fue fray Francisco de Vitoria (1483-1546), iniciador de la «Escuela de Salamanca», creador del Derecho Internacional y defensor de los derechos humanos, que aplicara a los indígenas de América en sus famosas Relecciones. Junto a él destaca fray Domingo de Soto (1495-1560), preclara inteligencia y teólogo principal en el concilio de Trento. La rica historia de San Esteban se completa con la aportación a la Evangelización de las tierras de América y Filipinas. En el año 1509, los frailes de este convento decidieron comprometerse en la tarea misionera de las nuevas tierras descubiertas de América. A él pertenecían los primeros dominicos que llegaron a la isla de La Española a mediados de septiembre de 1510. Allí predico fray Antón Montesinos, el 21 de diciembre de 1511, el primer sermón en defensa de los derechos de los indios –«Estos, ¿no son hombres?»–, contra la opresión a que eran sometidos por los encomenderos. A este grupo se uniría el clérigo encomendero Bartolomé de Las Casas, que, convertido por la predicación de Montesinos, se haría dominico en su mismo convento de La Española. Durante la guerra de la Independencia, el convento fue ocupado por los franceses en 1809. No destruyeron mucho, fuera de algunas imágenes, relieves, columnas, etc., pero se apoderaron de todos los objetos (o de casi todos) de oro y plata que tenía el convento. Los frailes hubieron de salir y el edificio quedo como cuartel de las tropas de Napoleón hasta 1813.

lunes, 17 de noviembre de 2025

MIGUEL DE UNAMUNO

(Bilbao, 29 de septiembre de 1864-Salamanca, 31 de diciembre de 1936)
Escritor y filósofo español perteneciente a la generación del 98. Cultivó todos los géneros literarios: ensayo, novela, poesía, periodismo y teatro.
Rector de la Universidad de Salamanca de 1900 a 1914 y de 1931 a 1936, destacado opositor a la dictadura de Primo de Rivera. Diputado de las Cortes constituyentes de la Segunda República, de la que se fue distanciando hasta el punto de adherirse a la sublevación militar que dio inicio a la Guerra Civil, si bien terminó retractándose de dicho apoyo
En 1886 publicó en El Noticiero bilbaíno su primer cuento, titulado “Ver con los ojos”. Viajó a Italia y Francia en 1889. En 1891 opositó a la Cátedra de Griego de la Universidad de Salamanca ante un tribunal presidido por Menéndez Pelayo, y allí conoció a Ganivet, que optaba, ante el mismo tribunal, a la Cátedra de Granada. Unamuno obtuvo la plaza, y pocos meses después, en verano de 1891, acudió a Salamanca, que entonces era una ciudad de 23.000 habitantes, para tomar posesión de su cátedra. 

En octubre de 1894 comenzaron las contribuciones de Unamuno al semanario de inspiración socialista “La lucha de clases”.  En 1899 se celebró la oposición a la Cátedra de Filología Comparada del Latín y el Castellano de Madrid, a la que concurrió Menéndez Pidal. Unamuno, que figuraba entre los firmantes, no se presentó. En 1900, Unamuno fue nombrado rector de la Universidad de Salamanca. En 1902 apareció el primer volumen publicado por Unamuno: En torno al casticismo, que reúne cinco ensayos publicados en 1895 en la revista La España Moderna. El 26 de agosto de 1908 actuó Unamuno como mantenedor en los Juegos Florales de Bilbao, donde pronunció un discurso, que irritó a muchos, en el que instaba a abandonar el cultivo del vascuence (lengua en la que “no cabe el pensamiento moderno”) y a “irrumpir en el castellano”.
En 1915 fue elegido concejal del Ayuntamiento de la ciudad, función que desempeñó hasta 1920. En noviembre de 1917 publicó el artículo “Ni indulto ni amnistía, sino justicia”, que llevaba como subtítulo “Si yo fuese rey”. Como consecuencia se produjo el inmediato proceso del autor, y los tribunales valencianos condenaron a Unamuno a dieciséis años de cárcel por injurias al Rey de España. Se negó a solicitar el indulto y sólo aceptó pedir la revisión de su condena.
La Facultad de Letras eligió decano a Unamuno y a comienzos de 1921 fue elegido vicerrector por el claustro universitario. En 1922 Unamuno acudió a Palacio y se entrevistó con el Rey, en medio de una gran expectación.
En 1923, la instauración del directorio de Primo de Rivera despertó en Unamuno los peores augurios. En una carta a Alfonso Reyes, fechada el 23 de octubre de 1923, escribió: “El Primo ese de Rivera no tiene más seso que una rana; es un prototipo de frivolidad y vanidad señoritil”. En febrero de 1924 recibió la comunicación de que había sido destituido de sus cargos, suspendido de empleo y sueldo y condenado a pena de destierro. Pasó ocho días en un hotel de Cádiz, y allí recibió a un enviado de Martínez Anido que le ofreció el indulto a cambio de una retractación pública. Unamuno rechazó el ofrecimiento. En compañía del periodista Rodrigo Soriano, también deportado, Unamuno llegó a Las Palmas el 2 de marzo. Significativa fue la protesta de ciertos escritores extranjeros, como Romain Rolland, Max Scheler, Gabriele D’Annunzio o Leopoldo Lugones. En España, algunas reacciones a favor de Unamuno acarrearon sanciones inmediatas: Fernando de los Ríos fue procesado, y a los catedráticos de Madrid Jiménez Asúa y García del Real se les abrió expediente administrativo. Instalado ya en la pensión de Puerto Cabra se trasladó a París, adonde llegó el 21 de julio. Allí lo acogieron, entre otros, Eduardo Ortega y Gasset, Alfonso Reyes y Crawford Flitch. En agosto de 1925 decidió acercarse a España y se instaló en Hendaya.
En su refugio de Hendaya recibió Unamuno las visitas de escritores como Jules Supervielle y el conde de Keyserling. Corrió la voz de que Unamuno figuraba entre los candidatos a recibir el Premio Nobel de Literatura, y el gobierno español hizo saber al de Suecia que el escritor vasco era considerado “un factor de desorden”. En diciembre de 1929 se produjo la caída de Primo de Rivera. El 9 de febrero de 1930, Unamuno cruzó la frontera de Hendaya y pisó tierra española después de seis años de ausencia. El 11 de febrero llegó a Bilbao. La entrada en Salamanca al día siguiente, en un automóvil se produjo entre las aclamaciones de la multitud. Unamuno se encaminó directamente a casa para saludar a su familia y luego, desde el balcón, dirigió algunas palabras a los miles de personas que abarrotaban la calle, a quienes recordó que se había cumplido la promesa que hizo seis años antes en la estación, cuando partía hacia el destierro: “Volveré, no con mi libertad, que nada importa, sino con la vuestra”. El advenimiento de la República en 1931 volvió a colocar a Unamuno en un lugar destacado de la vida pública: el 12 de abril fue elegido concejal de Salamanca por la coalición republicano-socialista, y dos días después fue el encargado de proclamar la República desde el balcón del Ayuntamiento. 


El 18 de abril, el claustro universitario lo eligió nuevamente rector; el 27 del mismo mes recibió el nombramiento de presidente del Consejo de Instrucción Pública, y el 28 de junio fue elegido diputado de las nuevas Cortes Constituyentes. El día 1 de octubre de 1931, Unamuno inauguró, en su calidad de rector, el nuevo curso académico, y lo hizo “en nombre de Su Majestad España, una, soberana y universal”. A comienzos de 1932 murió su hermana María, y en noviembre Unamuno rompió con el diario El Sol y pasó a colaborar en Ahora. El 14 de diciembre la Real Academia Española eligió a Unamuno miembro de número. 1931 fue el año del fallecimiento de su mujer, Concha. En 1934 se produjo la jubilación oficial. Al acto de homenaje asistió el presidente de la República y Unamuno pronunció su última lección. Niceto Alcalá Zamora, presidente de la República, había dejado firmado un decreto por el que se nombraba a Unamuno rector perpetuo de la Universidad y se creó una cátedra con su nombre. Se inauguró el busto de Unamuno, hecho por el escultor Victorio Macho en Hendaya, que preside la escalinata del palacio de Anaya. A raíz de la Revolución de Asturias y el restablecimiento de la pena de muerte, Unamuno vio cómo el 18 de octubre se prohibía la publicación de un artículo. El 10 de febrero de 1935 asistió en Salamanca a un mitin de Falange Española, cuyo fundador, José Antonio Primo de Rivera, lo había visitado antes en su despacho. A finales del mismo mes viajó a Inglaterra para recibir el doctorado honoris causa que le concedió la Universidad de Oxford. El 10 de abril Unamuno acudió a París, con Blas Cabrera, Ortega y Gasset y otras personalidades, para asistir a la inauguración del Colegio de España, donde pronunció una conferencia sobre Quevedo. Pocos días más tarde, el 13 de abril, un decreto presidencial nombró a Unamuno ciudadano de honor de la República. En 1936, poco después de estallar la rebelión militar del 18 de julio, Unamuno efectuó a un corresponsal de la agencia International News unas declaraciones críticas contra el gobierno de Azaña. Miguel de Unamuno decide apoyar públicamente la sublevación militar que promete traer orden a la convulsa situación del país. Esto provoca la derogación, el 22 de agosto de 1936, del decreto por el que, dos años antes, se había nombrado a Unamuno rector perpetuo de Salamanca. Desde la sede del Gobierno provisional de los sublevados en Burgos y a manera de réplica, el general Cabanellas firmó el 1 de septiembre otro decreto para confirmar a Unamuno en todos sus cargos. Inmediatamente es destituido por el gobierno republicano como rector de la Universidad de Salamanca. Mientras, el general Franco consigue sumar sus tropas al frente sublevado e inicia una exitosa campaña con la secreta esperanza de hacerse con el mando único de la guerra.

La deriva sangrienta del conflicto y el encarcelamiento de algunos de sus compañeros provoca que Unamuno empiece a cuestionar su postura inicial y a sopesar sus principios. Cuando Franco traslada su cuartel a Salamanca y es nombrado Jefe del Estado en la zona nacional, Unamuno acude a su Palacio, decidido a hacerle una petición. Ocho días antes del incidente de la Universidad denunció directamente ante el dictador los desmanes del bando nacional. Miguel de Unamuno se reunió con el general Franco el día 4 de octubre de 1936 en el Palacio Episcopal de Salamanca. Unamuno le recrimina a Franco: "No se trata de conquistar; hay una diferencia entre conquistar y convertir"
Unamuno, que en principio veía con simpatía el hecho de que las fuerzas militares tratasen de poner orden en la anarquía reinante sin pronunciarse por ello expresamente contra la República, reaccionó pronto ante la ola represiva de condenas y fusilamientos que se desató en Salamanca apenas instaladas en la ciudad las fuerzas rebeldes. El día 12 de octubre, en el acto literario celebrado en el Paraninfo de la Universidad, Unamuno intervino para declarar que “La nuestra es una guerra incivil” y que “Primero hay que persuadir porque vencer no es convencer”, junto a otras observaciones que exasperaron al general Millán Astray y a otros jefes militares y desencadenaron actitudes amenazadoras. Unamuno tuvo que salir del recinto acompañado por la esposa del general Franco. A raíz del incidente, el claustro universitario pidió la destitución de Unamuno como rector, y, por decreto de 22 de octubre, las nuevas autoridades nombraron a Esteban Madruga. Unamuno permaneció recluido en su domicilio, donde aún recibió algunas visitas, y murió el 31 de diciembre.


Comentario:
Miguel de Unamuno se reunió con el general Franco el día 4 de octubre de 1936 en el Palacio Episcopal de Salamanca. Apenas cuatro días antes, el 30 de septiembre, el Boletín Oficial de la Junta de Defensa de España había publicado el nombramiento de Francisco Franco como Generalísimo de los Ejércitos y Jefe del Gobierno del Estado.
"La entrevista fue publicada en enero de 1937 en el número 52 de la revista: “Esprit: revue International”. "Fue realizada el 5 de noviembre del 36 por un periodista que trabajaba para el grupo de prensa católica belga Ven l'Avenir, seguramente Maurice Tock, y acabó publicada sin firma en la revista Esprit porque Unamuno era un referente en el pensamiento cristiano y humanista de aquella época en Europa", nos aclara el autor del libro.
"He lanzado un grito de alarma -dice Miguel de Unamuno-. He sido también el primero en proclamar que era necesario salvar la libertad de España.
Se cometen crímenes, venganzas, ejecuciones sumarias, no aquí en Salamanca, sino en Valladolid, por ejemplo, y en los pueblos apartados donde reina la fuerza y la arbitrariedad.
Esto es inadmisible. He sugerido a Franco que debía hacer reinar el orden en todas partes. No se trata de conquistar; hay una diferencia entre conquistar y convertir.
El libro de Severiano Delgado lleva como subtítulo "El acto del 12 de octubre de 1936 en el paraninfo de la Universidad de Salamanca" La estructura del libro se sostiene sobre las 15 entrevistas concedidas por Unamuno a diferentes periodistas, entre el 6 de agosto y el 26 de diciembre de 1936.
Basándose en nuevos documentos, Delgado refuerza su tesis de que fue Luis Portillo, joven profesor de Salamanca que participó en la guerra en el bando republicano y posteriormente se exilió a Londres, quien creo el mito del brutal enfrentamiento dialéctico entre Unamuno y Millán Astray. Según su investigación la realidad de lo ocurrido nada tiene que ver con lo que ha llegado al imaginario popular: "Luis Portillo construyó su relato literario sin haber estado ahí. Unamuno no contestó a Millán Astray. Anunció, al principio del acto, que lo presidía en representación de Franco (su mujer estaba sentada a su lado). Unamuno tomó la palabra para contestar un discurso previo del catedrático de Literatura Francisco Maldonado que había identificado a Cataluña y el País Vasco con la "antiespaña". Eso era algo que Unamuno no podía soportar.
Para él hablar de lo "antiespañol" o la "antiespaña" era algo inadmisible que había combatido toda su vida. Él tenía un concepto universal de lo español enlazado con el idioma. Y utilizó el ejemplo de lo ocurrido con José Rizal (fusilado injustamente por los españoles y posterior héroe de la independencia de Filipinas). Fue la referencia a José Rizal lo que hizo saltar a Millán Astray que lanzó el grito "Mueran los intelectuales traidores" porque él había combatido en la guerra de Filipinas contra los autoproclamados seguidores de Rizal". Según lo recordado por Millán Astray él, después de pedir hablar, advirtió con unas breves palabras a los jóvenes soldados para que no fuesen embaucados "por intelectuales que hacían juegos malabares con las palabras".
Para Delgado, el discurso que Luis Portillo puso en la boca de Unamuno como respuesta a una supuesta intervención anterior de Millán Astray, es una invención literaria de arriba abajo. "Ni viva la muerte, ni gritos de rigor, ni venceréis pero no convenceréis, ni retratos de Franco... Nada de eso ocurrió. Unamuno tomó la palabra y de una manera muy didáctica intentó explicar por qué vencer no era convencer y conquistar no podía ser convertir. Hace unos días se lo había explicado también a Franco. Denunció con claridad los excesos de la guerra a la que calificó como "incivil" y específicamente las barbaridades que se estaban cometiendo en la zona nacional y, especialmente, la actitud de las mujeres que acudían a los fusilamientos entre rezos y rosarios".
La fabricación de la leyenda que ha llegado hasta nuestros días, incluso reproducida en el cine a través de la película de Amenabar Mientras dure la guerra, queda perfectamente documentada con la reproducción por parte de Severiano Delgado de un sinfín de documentación. Entre ellos la primera página de dos documentos desconocidos: la nota de prensa de la Oficina de Propaganda del Gobierno de la República (probablemente redactada por Luis Portillo), y una copia mecanografiada de "Unamuno`s Last Lecture" (el artículo que Luis Portillo publicó en la revista Horizon en 1941 y que fue la fuente en la que bebió Hugh Thomas en su primera investigación sobre la Guerra Civil en 1961) sin firma ni fecha encontrada en la Universidad de Puerto Rico.

PACTOS DE LA MONCLOA- 1977

Adolfo Suárez, presidente del gobierno, había sostenido conversaciones con Felipe González y Santiago Carrillo, después de constituirse las ...