lunes, 30 de noviembre de 2020

48.- CASTILLA Y ARAGON -13-

La Ceremonia de la Val de Lozoya fue el acto que se celebró en de octubre de 1470 en la que el rey Enrique IV de Castilla desheredó a Isabel, declarando nulo los acuerdos de los Toros de Guisando, ya que Isabel se había casado sin su permiso, y se leyó la dispensa papal dispensando de los juramentos prestados y declaró heredera al trono del Reino de Castilla a Juana la Beltraneja. Los historiadores con los años pudieron confirmar que la dispensa era falsa, pues no consta en los registros vaticanos. Pero lo de Val de Lozoya tuvo un efecto rebote. Muchos vieron la jugada de Pacheco en esto. Según Manuel Colmeiro, de la Academia de la Historia, en su libro “Introducción a Cortes de los antiguos Reinos de León y de Castilla” nos dice : “Es sabido que Enrique IV, muerto su hermano el Príncipe D. Alonso, mandó jurar Princesa y heredera de sus reinos a la Infanta Doña Isabel el 19 de Setiembre de 1468 en la venta de los Toros de Guisando. Concurrieron a esta ceremonia muchos prelados y caballeros. Un pueblo innumerable fue testigo de aquella solemnidad, a la cual faltó, para ser completa, la presencia de los procuradores de las ciudades y villas del reino. Subsanaron la falta, la presencia de las Cortes de Ocaña de 1469.
Confirmada la jura de la Princesa en las Cortes inmediatas, se desvanecen todos los escrúpulos acerca del derecho de sucesión en la Corona que asistía a doña Isabel; derecho declarado por el único tribunal competente. Por lo tanto no pudo invalidar el posterior acuerdo en el Ayuntamiento de Val-de-Lozoya, porque no se reunieron allí los tres estados del reino, como era necesario, para anular la concordia de los Toros de Guisando” Se refiere aquí el historiador al repudio realizado por el rey por la boda de Isabel y Fernando en 1469, que no contaba con su aprobación como señalaba los Pactos de los Toros de guisando. El rey reconoció nuevamente los derechos de su hija Juana en la Ceremonia de la Val de Lozoya en noviembre de 1470, porque no asistieron allí representantes de los tres estados del reino, como era preceptivo para anular el pacto anterior. Fernando iba tomando decisiones importantes, se supone con el visto bueno de Isabel. Tenían ambos en la cabeza y desmontando poco a poco las influencias que nobles y prelados tenían sobre la monarquía. Los tiempos iban cambiando y se terminaba la Edad Media y lentamente aparece el Renacimiento con la Edad Moderna.
Fernando se desprendió de Carrillo, lo que parecía una locura, pero con eso demostró que las cosas cambiarían, nada de validos ni consejeros directos, sino realizar Consejos, y secretarios que ejecutaran las decisiones. Digamos, con prudencia, más democrático. El reino se iba desintegrando porque Enrique se estaba quedando con el culo al aire. Tenía el poder, pero no el favor del pueblo. Para los intereses de Roma la cuestión política no primaba. Era la salud de la Iglesia. Y los nuevos príncipes ofrecían la misma o mayor garantía y además un futuro continuado en este asunto. El 1 de noviembre de 1471 figuran dos bulas confirmando la legitimidad de la boda de Fernando e Isabel por el nuevo papa. Desde Valencia comunicó Fernando la buena nueva a Isabel, que se hallaba en Torrelaguna. Y hemos de recordar aquí que esa localidad fue la cuna de un hombre fundamental para los posteriores Reyes Católicos, se llamaba Gonzalo Jiménez de Cisneros, el famoso Cardenal Cisneros. Poco a poco la aceptación del reino parecía asegurada, cada vez recibían más adhesiones y no solo de la nobleza. Pacheco, por otro lado, ya no era el mismo, su salud se iba minando. Los partidarios de la niña aceptaron la propuesta de casarla con el nieto de Fernando de Antequera, Enrique Fortuna, pero la jugada indujeron al muchacho y su madre a saber que eran utilizados en los avatares castellanos, con lo cual se marcharon a Aragón. En su guerra con Francia Juan II de Aragón aunque recuperó el Rosellón, quedó cercado en Perpiñán. Luis XI ordenó el ataque y el aragonés pidió ayuda. Isabel escribió a los “Consellers” de Barcelona, que salía Fernando con cuatrocientas lanzas, que era de lo que podía disponer. Les escribió para decir eso y para decirles, subliminalmente, que los consideraba como sus súbitos. Aquél fue el primer servicio que, tras el matrimonio, Castilla pudo prestar a Cataluña, pero no el único.
Fernando estaría en Rosellón un año luchando. La presencia de Fernando con tropas suyas, castellanas le presentaba como uno de los protagonistas del conflicto. Inglaterra, Borgoña, Nápoles y el papa le consideraban el futuro rey. Portugal guardaba silencio. Mientras Pacheco, fiel a sí mismo, urdía un plan funesto para los príncipes. Se haría con el tesoro real, con Segovia e influiría en los pueblos en contra de los judíos y conversos de forma que se pusieran a su favor como protector y a la vez en contra de Isabel. Enterada de esto, Isabel movió sus hilos con nobles y señores para hacer ver que ella era la mejor garantía de hacer cumplir las leyes de Castilla, con lo cual protegía a los judíos en esos momentos. En esos días, Isabel fue una defensora de los judíos. Aviso a navegantes. Con la ayuda de Cabrera y su mujer, Beatriz de Bobadilla, que pudieron habar con el rey y explicarle que en caso de que Pacheco se hiciera con los mandos de Segovia, la infanta Juana quedaba sin protección. Era importante casarla con alguien apropiado y abandonar la idea de la sucesión. En esos días llegó Fernando. Isabel, disfrazada y con una pequeña escolta llegó y entró en Segovia, donde estaba Enrique. Ante el rey se inclinó y besó sus manos en señal de respeto y éste la abrazó. La reconciliación se había realizado, en los momentos más apremiantes. El 1 de enero de 1974 se conocieron Fernando de Aragón y Enrique IV de Castilla en el Alcázar. A partir de aquí los príncipes actuaban como sucesores de la corona sin problema alguno y con la consideración de todos.

sábado, 28 de noviembre de 2020

47.- CASTILLA Y ARAGÓN (12)

Bueno, pues ya se habían casado el jueves, 19 de octubre de 1469 en Valladolid. La boda no tenía el consentimiento expreso del rey Enrique. Lo sabía y tampoco había dicho algo al respecto. Pero los contrarios a Isabel comenzaron a difundir comentarios y tratar de socavar la legitimidad del enlace. Los esposos y el arzobispo Carrillo escribieron al rey explicándole como se había realizado el enlace y que se declaraban obedientes al monarca y a los pactos habidos. Por otra parte, veladamente señalaban que no había alternativa. En román paladino, todos querían meter mano en la cuestión. Carrillo se consideraba el gestor único del proceso y a partir de ahora decidiría los pasos a seguir. Juan II de Aragón, el padre de Fernando también enviaba cartas con sus consejos. Otros nobles y prelados también aconsejaban “desinteresadamente”, ya que el asunto, tarde o temprano se convertirían en reyes de Castilla y Aragón, y había que ir tomando posiciones. Fernando demostró que no se dejaba manejar fácilmente, e Isabel ahora con más razón, al verse apoyada por su marido y coincidiendo en sus planes, escuchaban, callaban y procuraban ganarse a la mayor cantidad de gente que se adhirieran a su causa. Aparte de enviar Procuradores al rey, para que oficialmente realizara la aprobación, reclutaron una guardia de mil hombres que serían pagados con las rentas de la Cámara de Sicilia, que les pertenecía.
Legó la respuesta del rey que como siempre dilataba la decisión alegando que el maestre de la orden de Santiago, Juan Pacheco (un pérfido), se encontraba ausente y no podía consultar con él, y que más adelantes les daría las resoluciones que adoptaría. El monarca supeditaba al enemigo de Isabel la resolución, con lo que era evidente la debilidad de los esposos, cosa que Carrillo, su protector, detectó con preocupación ya que si Isabel era mujer de tesón, Fernando era sereno y enérgico. Por ello se quejó al rey aragonés del comportamiento y la situación de la pareja, que pagaba mal su trabajo y desvelos. El aragonés intentó entonces acelerar en Roma las gestiones para obtener la dispensa papal. Pero Fernando le reconvino, a que el asunto estaba bajo control. Recordemos que el nuncio en España, Veneris, autorizó la boda, y faltaba la confirmación. Primera muestra de que Fernando era prudente y contundente, no se dejaba gobernar. Isabel por su parte lo tenía meridianamente claro.
No había contravenido en nada los acuerdos de Guisando y demostraba la obediencia al rey, siempre que sus mandatos no fueran contra las leyes del reino ni los principios de la moral cristiana. Les faltaban a ambos una amplia aceptación por parte de los súbditos y el restablecimiento de las relaciones personales con el rey. Y aquí es donde les esperaba Pacheco. Pero estaba equivocado. Nobles como los Mendoza, familia fundamental en Castilla y prelados y gente del pueblo, sabían y se dieron cuenta de que Pacheco no podía defender ahora, lo que antes había vilipendiado, (en la Farsa de Ávila). Por otra parte, todos querían un reino fuerte y estable, desprovisto de un juego de intereses de cortesanos y aprovechados. No obstante Pacheco trabajó bien y consiguió para sus intereses convencer al rey de que el pacto de Guisando no había sido respetado por Isabel, dejando entonces las manos libres al rey para tomar las decisiones que considerase.
Para que reinara Juana (la Beltraneja), algún día, era necesario casarla y el rey portugués ya había abandonado el proyecto de Castilla. Quedaba Guyena, que había sido rechazado por Isabel. Pacheco consiguió apoyo de los linajes principales, organizó un enorme reparto de ascensos y dádivas en el reino. A unos les entregó importantes sumas de dinero, a otros el gobierno de Vizcaya y Guipúzcoa, qué estas rechazaron con energía. En Asturias invocaron fidelidad a “su princesa”, recordemos que Isabel era Princesa de Asturias y en esas tierras se consideraba mucho la herencia visigoda. A otros los nombró duques de Alba. De los Mendoza logró que le entregaran a la reina Juana y a su hija que estaban bajo su protección. Por otra parte soldados de Benavente se habían hecho con Valladolid, por lo que los príncipes debieron refugiarse en Ávila, pero sin dinero ni medios para conseguirlo. Las rentas a las que tenía derecho Isabel no llegaban. El verano de 1470 fueron las horas más bajas para los príncipes. En octubre nació su primera hija a la que llamaron Isabel. Además el rey Enrique realizó La Ceremonia de la Val de Lozoya, que fue el acto que se celebró en octubre de 1470 en el que se declaró heredera al trono del Reino de Castilla a Juana la Beltraneja anulando los acuerdos de los Toros de Guisando donde se había declarado heredera a Isabel. Pero…

viernes, 27 de noviembre de 2020

46.- REINOS DE CASTILLA Y ARAGÓN (parte 11)

En el capítulo anterior dedicado a Castilla, habíamos dejado las cosas en que en 1468 se había celebrado el pacto entre Isabel y su hermano el rey Enrique IV de Castilla, porque le reconoce a ella como Princesa de Asturias, es decir, heredera a la corona, en detrimento de su hija ilegal, Juana (la Beltraneja) Pasaban los meses y el rey no cumplió con las condiciones del pacto, de enviar a su esposa, la reina, a Portugal, tampoco entregó las villas y cobros a favor de Isabel. Pero a ella se le habían propuesto ya dos pretendientes a casarse. El rey portugués y el conde de Guyena, un viejo deforme francés. Ambos fueron rechazados por Isabel, que tenía facultades para hacerlo de acuerdo al pacto. Juan II de Aragón estaba interesado en casar a su hijo Fernando con la princesa con lo cual envió emisarios para ir tratando el matrimonio. El arzobispo Carrillo fue un entusiasta defensor de esta causa, ya que buscaba reforzar su influencia. Tres meses después de llegar, el “mosén” Peralta comunicó a Carrillo que Isabel le había dicho “me caso con Fernando o con ningún otro”. Es decir, que no le importaría entonces quedarse soltera. Isabel envió a Chacón y Cárdenas, personas de su absoluta confianza a Cataluña para negociar y firmar los capítulos sobre su matrimonio con Fernando. Dejando de lado la literatura, para los historiadores es importante destacar que para Isabel revelaba su decisión de ejercer funciones de soberana y que tampoco quería reducir a Fernando al mero papel de consorte en Castilla. Debía establecerse un sistema que pudiera compartirse. Para Isabel estaba claro que la mujer podía estar capacitada para gobernar, y que había diferencias, pero no debía haber desigualdad. Por ejemplo, ya casados, los bastardos que Fernando había tenido, fueron llevados a la Corte, donde la reina se cuidó de situarlos convenientemente. Durante el matrimonio no hay documentación ni seguridad para afirmar que hubiese aventuras extramatrimoniales, y si las hubo, fueron silenciadas cuidadosamente.
En febrero de 1469 en nombre del soberano aragonés a quién representaban, Peralta y Carrillo juraron que se cumplirían al pie de la letra todos los capítulos que por los procuradores de ambas partes acordaron. La princesa Isabel poco después les entregó una nota, escrita de su propia mano, diciendo que desde ese momento consideraba a Fernando, ya como su esposo “y a mi mandéis lo quisierais que haga ahora, pues lo tengo que hacer” Una palabra dada para toda la vida. Fernando firmó las capitulaciones tal cual estaban negociadas, bastante perjudiciales para Aragón, a las que Isabel incluyó una solo condición, que Fernando reconociera a Enrique IV como el único y verdadero rey de Castilla. Esto demuestra la firmeza y honestidad de las ideas de Isabel. Como dijimos quedaba la cuestión de la dispensa papal. Solicitada esta, es de suponer que Paulo II debió estar en un mar de confusiones. Deseaba la paz entre cristianos y a la vez no podía enemistarse con los reyes y los futuros reyes de Castilla ni con el de Aragón, como tampoco con el de Portugal. Con lo cual, dejó pasar el tiempo.
Dejó en suspenso la solicitud de Fernando, dado que era unilateral. Sólo la solicitaba Aragón. Los eclesiásticos que rodeaban a Isabel, con Carrillo a la cabeza la convencieron de que podía casarse sin preocupaciones de conciencia. No había orden papal de casarse con el portugués ni tampoco rechazo a casarse con Fernando. Carrillo se inventó una bula con fecha de cinco años atrás a nombre de Fernando, para incluirla en el acta y evitar un escándalo. A Veneris, el nuncio papal ante la corte de Enrique IV, y además embajador en Roma, se le pagó generosamente, según era costumbre en la Cámara de Sicilia, la promesa de la sede episcopal de Orihuela y la villa de Tortosa cuando fuera posible. Quedó entendido que la ceremonia de la boda sería en Castilla, donde luego se radicarían. Se necesitaba organizar el viaje de Fernando y sacar a Isabel de Ocaña, donde era prácticamente una prisionera. Enrique IV tenía que ir a Andalucía e hizo jurar a Isabel que no innovará nada en su matrimonio entes de que él volviera. Con lo cual queda claro que conocía las negociaciones con Aragón. Dado que pronto se cumpliría el primer aniversario de la muerte de su hermano Alfonso, con la excusa de organizar las honras fúnebres anunció a las damas que le cuidaban que viajaría a Ávila o a Arévalo. Le llegaron noticias que los caminos estaban siendo vigilados. Cambió la ruta y se fue a Madrigal. Estando allí llegaron otra vez los embajadores franceses para volver a ofrecer a su candidato, el de Guyena. Rechazado nuevamente por Isabel. Carrillo llegó oportunamente y con sus fuerzas la condujo a Valladolid, donde se sintió protegida y libre. Hay que tener en cuenta que en aquellos tiempos cada territorio, cada señorío era una especie de isla con medios para defenderse. Desde allí Isabel escribió al rey explicándole que de los tres pretendientes había escogido a Fernando, y que éste le reconocía también como su legítimo rey. Isabel se movía dentro de la legalidad con astucia. Fernando tenía dieciocho años, pero era todo un hombre, incluso iba a contar con dos hijos bastardos concebidos antes de casarse. En septiembre de 1469 Fernando estaba en Zaragoza y el camino hasta Valladolid era largo, pasaba por Calatayud a Soria. Se enteró que el duque de Medinaceli, Luis de la Cerda, había ordenado bloquear los caminos. Los aragoneses idearon un plan, se enviaría a dos negociadores para las cuestiones que interesaban a ambos reinos, y en la comitiva vestidos de forma de confundirse con los criados se insertaron Fernando, y otros dos personajes importantes. Salieron de Zaragoza y sin hacer un alto llegaron a Dueñas donde pasaron la noche en casa de un hermano de Carrillo. Isabel volvió a escribir al rey anunciándole que venía Fernando, sin armas ni intención de escándalos y males. Y pedía la aprobación del rey. Pero el rey que no había respondido a la carta anterior, tampoco lo hizo a esta. Sabemos que el que calla otorga con lo cual Isabel se consideró libre para obrar en consecuencia. Carrillo envió a ambos un escrito que debían firmar donde se especificaban los pasos que se darían a continuación. Eso es lo que entendieron los novios, pero Carrillo había redactado un documento para que le reconocieran como gobernante a él mismo, al igual que lo había sido Álvaro de Luna en su día.
El día 14 de octubre de 1469, por la noche ya, llegó la comitiva al caserón de los Vivero, (hoy Palacio de los Vivero) donde se conocieron Fernando e Isabel. Dado que nunca se habían visto, Cárdenas señalando con el dedo a Fernando, le dijo a Isabel “ese es”. En recuerdo de ese detalle, años después dispuso la reina que dos eses figurasen en su escudo. El día 19 jueves, se celebró la misa de velaciones en el altar mayor de la iglesia románica de Santa María la Mayor, que ya no existe, y aquella noche, marido y mujer consumaron matrimonio cumpliendo con las rudas condiciones que entonces eran preceptivas. Fue exhibida la sábana de cómo la princesa había entregado su virginidad al marido y al reino, anulando de este modo aquellos actos que pudieran quedar pendientes de que el papa quisiera confirmarlos. Nadie, absolutamente nadie formuló acusaciones o dudas de la validez del matrimonio.

jueves, 26 de noviembre de 2020

45.- REINOS CRISTIANOS - CORONA DE ARAGÓN (10)

Juan II de Aragón y de Navarra en julio de 1458 se coronó rey de Aragón. Y encumbró a su hijo Fernando en detrimento de Carlos. Juan era ya hombre de avanzada edad, sesenta y un años. Por su parte, el gobierno municipal de Barcelona, que asumía la capitalidad de los condados, se dirigió a Juan II para reclamar su presencia en la ciudad. Tanto las Cortes del reino de Aragón como las de Barcelona exigieron a Juan II que designara a su primogénito Carlos de Viana como príncipe heredero y futuro rey de la Corona de Aragón. El monarca aragonés decidió, firmar la llamada Concordia de Barcelona en enero de 1460 por la que perdonaba a su hijo Carlos, y reconoció obligado a Carlos como primogénito. El acercamiento entre padre e hijo duró poco tiempo ya que el príncipe Carlos, desde Barcelona, negoció con Enrique IV de Castilla su boda con Isabel de Castilla. Estos contactos, a espaldas de su padre, sirvieron de justificación para que Juan II ordenara la detención y encierro de su propio hijo en diciembre de 1460 en Lérida. Esto provocó revueltas en los condados donde las clases privilegiadas que eran contrarias a Juan obligaron al rey a liberar a su hijo y a firmar unas capitulaciones, en las que no podría entrar Juan en Barcelona y reconocía a Carlos heredero de todos sus reinos. Fernando y su madre llegan a Barcelona y entre diciembre de 1461 y febrero de 1462, la reina conspirará contra las autoridades desafectas a su esposo. Pero inesperadamente muere Carlos de Viana enfermo y se complicó la situación. Fernando II es reconocido heredero de la corona aragonesa. La reina, temiendo también ella por su vida y por la de su hijo Fernando, se refugia en el condado de Gerona. Los enemigos del monarca formaron un ejército para terminar con el levantamiento campesino y destituir al monarca en 1462. Aragoneses, valencianos y mallorquines, mientras tanto, prestan su apoyo a Juan II, además de los de la Busca y los remensas, y algunos nobles y clérigos. Juan II consiguió ayuda de Luis XI de Francia a cambio de las rentas del Rosellón y Cerdaña. El 28 de mayo de 1462 el Monarca rompió la Capitulación y entró con sus tropas en el condado de Barcelona; era el comienzo de la guerra civil iniciada desde las instituciones más representativas, la Generalitat, el Consell de Cent de Barcelona y el Consell del Principat, dominadas por los grupos oligárquicos. Pudo invadir los condados en 1462, lo que le costó su destitución según los acuerdos tomados en su día. El ejército de la Generalitat entra en Gerona y asedia la ciudadela, donde se encuentran la reina Juana y el infante Fernando. Aquellos días, tropas populares formadas por campesinos la ayudan a resistir, testimonio elocuente de la profunda división de la sociedad condal. La reina supo defenderse en espera de ayuda. La Diputació de Barcelona desposee a Fernando de los derechos de su primogenitura y ofrecen su gobierno a Enrique IV de Castilla, nombrándole Conde de Barcelona, pero se encontró la resistencia del rey francés y Enrique la rechazó. Luego se lo ofrecieron a Pedro de Portugal, pero este muere en la batalla de Calaf. Ofrecieron el condado también a Renato de Anjou, que había sido vencido por el padre de Juan II, (Alfonso V), en Nápoles y estaba refugiado en Francia. En 1466 que aceptó ser rey de Aragón pero envió a su hijo Juan que muere cuatro años después.
                                      ESCUDO DE JUAN II
En 1468 muere el infante Alfonso de Castilla, (el hermano de Isabel), por lo que después de numerosos conflictos, se llega al pacto de los Toros de Guisando, y se reconoce a la infanta Isabel, la hermana de Enrique IV, rey de Castilla, como heredera. El rey Juan II, padre de Fernando, trató de conseguir por todos los medios posibles el matrimonio de Fernando con Isabel. Se firmó un acuerdo según el cual los contrayentes actuarían conjuntamente y tomarían decisiones entre los dos. Además, este enlace no era del agrado del rey Enrique IV, por lo que se lleva a cabo en secreto.
En 1471, el rey Juan recupera gran parte de Barcelona y asedia el resto de la ciudad que llegará hasta octubre de 1472 en que la ciudad se rinde tras la promesa de una amnistía, (la Capitulación de Pedralbes). La guerra civil ha durado diez años. Se ponía fin a la guerra pero no a la crisis económica ni al conflicto entre los campesinos y los señores. También quedaba por recobrar los condados del Rosellón y Cerdaña que el francés retenía. Lo que hoy es Cataluña saldría a medio plazo bien librada porque mantenía sus estructuras políticas y sociales con capacidad de reforma y esto la hizo entrar en la modernidad. Sin embargo no fue igual para Aragón que había contribuido a la victoria de Juan II para que mantuviera unida a la Corona y asegurarse el comercio marítimo en el Mediterráneo. La fuerza de los nobles detuvo cualquier cambio. Juan II dejó a su hija de su primer matrimonio, Leonor, el reino de Navarra. Desde aquí es cuando Navarra queda desprendida de la unión con las fuertes coronas de Aragón y Castilla y Fernando, que era hijo de su matrimonio don Juana Enriquez, heredó el reino de Aragón y los condados catalanes. Todavía en 1478 Cerdeña se sometía definitivamente a la Corona de Aragón, viéndose así el anciano Monarca reconfortado en los últimos meses de su vida. Murió Juan II en enero de 1479. Fue enterrado en el real monasterio de Poblet. Su hijo Fernando el Católico le sucedía como rey de Aragón y de los restantes reinos y estados de la Corona, y representó el triunfo monárquico y el tránsito a la Modernidad. Su hija Leonor, habida con su primera esposa Blanca, le sucedió en el reino de Navarra, siendo jurada reina el día 28 del mismo mes en Tudela donde murió quince días más tarde. En su testamento dejó a su hermano Carlos todos los títulos y dispuso que fuera heredero Francis I Febo, su nieto, pidiendo que se encomendara a la protección al rey de Francia.

44.- REINOS CRISTIANOS - CORONA DE ARAGÓN (9)

Tenemos aquí a dos reyes con el mismo nombre y numeral, pero de coronas distintas, Juan II de Navarra y Juan II de Castilla, ambos Trastámara y primos carnales. Y ambos reinos ya desde hacía años, estaban ligados por diferentes motivos, y con los años lo estarían aún más. En 1425 murió Carlos III de Navarra, y Juan II fue proclamado como rey consorte de Navarra. Actuó, utilizó la dignidad real, en cambio, para sus continuas intervenciones militares en Castilla. La reina de Aragón tenía a su esposo Alfonso V en el extranjero, por lo que Juan II de Navarra junto con su cuñada María asumió las responsabilidades de gobierno. La Corona castellana por entonces se vio inmersa en una serie de guerras y conflictos internos de caos y desorden político, alimentados por las ambiciones de los “infantes de Aragón” (hermanos menores de Juan II de Navarra) para controlar al rey Juan II de Castilla; los intereses y alianzas fueron tan complejos que llevaron al enfrentamiento entre Juan, rey de Navarra, aliado circunstancialmente con el valido del rey de Castilla, Álvaro de Luna, y su propio hermano, el infante Enrique, que fue hecho prisionero por los castellanos. Las luchas se prolongaron durante los años 1425 a 1429, estando a punto el rey Alfonso V de invadir Castilla en este año y derrotar a don Álvaro, ahora en el bando contrario. Pero finalmente en julio de 1430 se firma una tregua de cinco años favorable, a la causa del valido Álvaro de Luna; los infantes de Aragón, por su parte, debían retirarse de Castilla, con los graves perjuicios que de ello se derivaban; la tregua debe interpretarse como la renuncia del monarca aragonés a seguir defendiendo sus intereses dinásticos en Castilla y los extensos dominios señoriales de los Trastámara aragoneses para dedicarse, en exclusividad a la política italiana. A fines de 1435 Alfonso V se marchó y ya no regresó a la Península, dejando a Juan como lugarteniente real de Aragón, Valencia y Mallorca. La falta de descendencia, hicieron recaer en Juan II la categoría de heredero, por lo que pudo actuar en el reino de Aragón como auténtico soberano. Al igual que en Navarra, Juan II desarrolló en Aragón una política personalista en la que primaron sus intereses dinásticos en Castilla; el reino aragonés se vio inmerso en un conflicto que le exigía una aportación continuada de dinero y de hombres, además de sufrir las zonas lindantes con Castilla los devastadores efectos de la guerra. En mayo de 1441 moría su esposa Blanca de Navarra. La muerte de la Reina se producía mientras su marido, Juan, seguía inmerso en las banderías internas castellanas, capitaneando la liga de nobles castellanos que, aliada circunstancialmente con los “infantes de Aragón”, conseguía desterrar del reino al valido Álvaro de Luna y capturar al rey de Castilla, su primo, en Medina del Campo; durante los dos años y medio siguientes, Juan de Navarra pudo actuar, siquiera momentáneamente, como amo y señor del gobierno de Castilla. La sucesión al reino de Navarra iba a generar un prolongado enfrentamiento entre dos bandos irreconciliables, los agramonteses y los beamonteses. Los distintos estados de la Corona de Aragón se negaban en Cortes a seguir suministrando ayuda económica a su lugarteniente para la guerra frente a Castilla. En Navarra el gobierno quedaba en manos del príncipe de Viana que, por ley, debía ser coronado, ya que, según el testamento de doña Blanca el primogénito Carlos quedaba como heredero universal de sus bienes, aunque le instaba a no tomar el título real sin contar con la anuencia paterna. El viudo rey consorte no tenía ninguna intención de perder su regio cargo, aunque, todavía ocupado en los asuntos castellanos, dejaba momentáneamente el gobierno de Navarra en manos de su hijo Carlos.
Juan II en Navarra firma las capitulaciones matrimoniales en 1443 con Juana Enríquez. La boda se celebró en 1447, y de este segundo matrimonio nacieron cuatro hijos: Fernando, el futuro Rey Católico, las infantas Leonor y María y Juana. Ya en la batalla de Olmedo habían sido vencidos los infantes de Aragón en 1445, con lo cual ese asunto se fue diluyendo. Juan II decidió en 1450 instalarse, junto con su nueva familia, en la Corte navarra, agravando así la crisis sucesoria. La destitución del príncipe de Viana, su hijo, del cargo de lugarteniente, se completó con la pérdida de poder de los beamonteses, partidarios de Carlos y de la legitimidad sucesoria, y el ascenso político de los agramonteses, partidarios de Juan II, culminando así la ruptura entre padre e hijo, que arrastró al reino de Navarra a una situación de guerra civil. Desde 1450 el príncipe Carlos, derrotado entró en negociaciones con Castilla, pactos firmados en septiembre de 1451, que sirvieron para ser acusado por su padre de alta traición. El enfrentamiento civil se saldó, momentáneamente, con la derrota de los beamonteses en Aybar, en octubre de 1451, en la que el príncipe Carlos fue hecho prisionero. Mientras que la mujer de Juan, que estaba en estado de gestación se trasladó a Sos, Aragón, donde nació Fernando, en 1452. Juan II llegó a nombrar a Juana Enríquez, su segunda mujer, como gobernadora de Navarra, y negoció, en 1455 en Barcelona, la sucesión al trono navarro, desheredando para ello a Carlos de Viana y a su hermana Blanca, en beneficio de su hija menor Leonor. El príncipe Carlos, derrotado en Navarra, acudió a Nápoles, donde fue acogido por su tío, el rey Alfonso V de Aragón. Con la muerte del rey de Aragón en 1458, Juan heredó el trono aragonés y su hijo Carlos se convirtió en el príncipe heredero de la Corona. Navarra desde entonces ocupó un lugar secundario en el desarrollo del conflicto por la sucesión entre padre e hijo. Alfonso V dejó a Ferrante, su hijo natural, el reino de Nápoles, mientras que su hermano Juan II fue reconocido como rey de Aragón y heredero de los diversos estados de la Corona, que eran muchos.

miércoles, 18 de noviembre de 2020

43.- REINOS CRISTIANOS - CORONA DE ARAGÓN (8)

Tras el compromiso de Caspe en 1412, se había elegido la opción de Fernando de Trastámara o de Antequera, con lo cual fue entonces infante de Castilla, rey de Aragón de Valencia, de Mallorca, de Sicilia, de Cerdeña y de Córcega; duque de Neopatria y de Atenas; conde de Barcelona, de Rosellón y de Cerdaña. Lo cierto es que ambas coronas quedaban en manos de una sola casa, una dinastía, los Trastámara, que aunque también tuvieron sus serios conflictos, (la guerra castellano-aragonesa de 1429-1430). Realmente a partir de aquí las coronas de Aragón y Castilla van uniéndose, con problemas y por diferentes motivos, pero llegan a eso.
- ------------------BENEDICTO XIII --------------- Acudió a Tortosa para ser investido por el papa Benedicto XIII, y le invistió también como rey de Sicilia, Córcega y Cerdeña a cambio del apoyo real en la disputa que Benedicto mantenía con los otros dos papas que simultáneamente gobernaban el orbe cristiano: Gregorio XII y Juan XXIII, en pleno Cisma de Occidente que dividía a la Iglesia Católica. Luego marchó a Barcelona a jurar la Constitución catalana. Fernando era hijo segundo de Juan I de Castilla y de Leonor de Aragón, hermana del rey aragonés Martín el Humano. Reinó poco tiempo tan solo tres años y nueve meses. Pero reorganizó la Hacienda y saneó la economía y la administración de la Corona. Trabajó en la seguridad ciudadana, intentó impedir las persecuciones contra los judíos y procuró luchar contra la corrupción. Normalizó la situación interna de Sicilia con el nombramiento en 1415 de su hijo Juan como virrey de Sicilia, logrando acabar con la guerra civil que desde el fallecimiento de Martín el Joven enfrentaba a la viuda de este, Blanca I de Navarra, con el hijo ilegítimo de aquel, Fadrique de Luna. Los llamados por Don Juan Manuel “infantes de Aragón”, Enrique, Pedro y Sancho los situó como grandes maestres de las órdenes militares de Santiago, Calatrava y Alcántara; por su parte, las infantas de Aragón María y Leonor acabaron siendo reinas consortes de Castilla y de Portugal respectivamente. Además, como perteneciente al linaje de Trastámara, Fernando I tenía grandes patrimonios en Castilla, donde era también regente, lo que le permitió de facto gobernar en ambas Coronas, ya que no renunció a la regencia castellana tras alcanzar el trono aragonés. Se desvinculó de Benedicto XIII (el papa Luna o antipapa) e intentó que renunciase al pontificado. Tras la decisión tomada en el Concilio de Constanza. La entrevista que Fernando I tuvo con el emperador Segismundo, el rey de Aragón decidió contribuir a poner fin al Cisma dejando de apoyar al papa Luna, lo que permitió que la Corona de Aragón volviera a ocupar el centro de las decisiones en Europa. A principios de 1416, encontrándose enfermo y preocupado por sus posesiones en Castilla cuya regencia ostentaba, comunicó a su segundo hijo Juan, que se encontraba en Sicilia que en cuanto tuviera noticia de su muerte se dirigiera inmediatamente a Sevilla para tomar el gobierno. Falleció en abril de ese año.
.-------------FERNANDO DE ANTEQUERA ------------ Le sucedió su hijo, Alfonso V de Aragón, llamado el Magnánimo, hijo primogénito de Fernando I y de Leonor de Alburquerque. El fallecimiento prematuro de su padre le hizo ceñirse la corona, con tan sólo veinte años. En 1419 surgieron las primeras discrepancias con las cortes catalanas, que no sólo exigían la destitución de sus consejeros castellanos, y también se oponían, paradójicamente, a proseguir la secular expansión de Cataluña por el Mediterráneo, debido al previsible perjuicio que la ausencia real provocaría en los estados hispánicos de la Corona de Aragón. El rey, sin embargo, zarpó hacia Cerdeña y consolidó el dominio catalán pero renunció dado el apoyo que la ciudad de Génova prestaba a los corsos en 1421. En julio de 1421, Alfonso el Magnánimo venció a Luis de Anjou, pretendiente al trono napolitano, y a los genoveses, aunque dos años más tarde una revuelta popular le obligó a replegarse a Cataluña. Permaneció en sus reinos peninsulares, enzarzándose en una estéril guerra con el monarca castellano Juan II para defender los intereses políticos y económicos de sus hermanos, los infantes de Aragón, en Castilla. En mayo de 1432, Alfonso V partió definitivamente hacia Italia, para instalarse en Sicilia. En 1435 intentó asediar Gaeta, pero en la batalla de Ponza cayó prisionero de los genoveses, aliados del nuevo soberano napolitano, Renato de Anjou. Años después en Milán, Alfonso se hizo amigo de Felipe María Visconti, duque de Milán y señor de Génova. Esta amistad facilitaría, en 1443, después de años de lucha con Venecia, Florencia, el Papado y los angevinos, la conquista de Nápoles por parte del rey aragonés. Estableció su corte en Nápoles, convirtió la ciudad un gran centro humanístico y se dedicó por completo a la política italiana. Dejó el gobierno de sus reinos hispánicos, sucesivamente, a la reina María (1432-1454) y al hermano de ésta Juan de Navarra (1454-1458). Con todo, desde la distancia, favoreció las aspiraciones de los campesinos de remensa catalanes (1448), aunque no dudó en sofocar violentamente la revuelta del campesinado mallorquín (1453). Alfonso V murió en junio de 1458, y fue sucedido en la Corona de Aragón por Juan II de Aragón por Juan II de Aragón y de Navarra, y en el reino de Nápoles por su hijo natural Fernando I de Nápoles. Juan II había nacido en 1398 en Medina del Campo, es decir que era castellano de nacimiento. Su padre era Fernando de Trastámara, (o Fernando de Antequera), segundo hijo del rey de Castilla y su madre Leonor de Alburquerque, tía de Fernando y sobrina del fundador de la dinastía Trastámara el rey Enrique II de Castilla. La rama menor de los Trastámara, hijos del rey Fernando I de Aragón y Leonor de Alburquerque ahora llamados los “infantes de Aragón”, controlaban la nobleza castellana y pretendían Navarra. De tal forma que a raíz del matrimonio del infante Juan y la heredera de Navarra, Blanca, en los acuerdos se establecía que el primogénito habido de la pareja, fuera hombre o mujer, heredaría el reino de Navarra y las propiedades territoriales que el infante Juan tuviera en Castilla y en Aragón. En mayo de 1421 nacía, en Peñafiel, el príncipe Carlos, hijo de Juan II y Blanca. Fue jurado como heredero de Navarra por las Cortes. Recibía también el título de príncipe de Viana. El interés dinástico y personal del infante Juan seguía centrado, no obstante, en Castilla, corona en la que tenía compromisos ineludibles. Juntamente con sus hermanos intervino desde 1419 decisivamente en los asuntos castellanos, primero apoyando la causa del valido Álvaro de Luna, y desde 1425 luchando en su contra. En 1425 murió Carlos III de Navarra, y Juan fue proclamado como rey de Navarra. La situación de Juan II como rey de Navarra fue compleja, ya que desde su reconocimiento como tal, actuó únicamente como rey consorte, utilizó la dignidad real, en cambio, para sus continuas intervenciones militares en Castilla.

42.- REINOS CRISTIANOS - CORONA DE ARAGÓN (7)

A Pedro IV le sucede su hijo Juan I de Aragón, el Cazador. Fue rey de Aragón, Valencia, Mallorca, Cerdeña y Córcega, y conde de Barcelona, Rosellón y Cerdaña (1387-1396). Tenía una buena formación intelectual y fue un promotor de las artes y las letras, cediendo el gobierno a su esposa Violante de Bar. Dedicó mucho dinero a los fastos de su corte no aportando suficiente para las revueltas en Cerdeña. Las Cortes de Aragón terminaron por rechazar el pago de los espectáculos y fiestas dado que el pueblo sufría por una fuerte crisis económica. Juan I pidió entonces dinero prestado a los banqueros florentinos y esto originó la decadencia de la economía catalana y de Aragón y Valencia. Esto además produjo revueltas contra los judíos en Mallorca, Valencia, Lérida y Barcelona en el año 1391. Murió sin descendencia masculina. Fue sucedido por su hermano Martín I de Aragón, el Humano. Rey de Aragón, de Valencia, de Mallorca, de Cerdeña y conde de Barcelona. Rey de Sicilia entre 1409 y 1410.
-----------COMPROMISO DE CASPE -------- Su esposa María de Luna se enfrentó a las pretensiones sucesorias de la viuda Violante de Bar, que argumentaba esperar un hijo del rey fallecido y que sería el heredero legal, como Mateo I, que en su momento alegó sus derechos al trono aragonés. Las tropas de Mateo fueron rechazadas por las de Martín. Éste juró los fueros ante las Cortes en octubre de 1397 y fue coronado en 1399. Un reinado marcado por el Cisma de Occidente desde 1378. Acudió a la coronación para jurar fidelidad a Benedicto XIII. Incluso le defendió en 1403 contra un ataque y lo acogió en su castillo de Peñíscola. Moría Martín I en mayo de 1410 sin sucesor, produciendo un interregno que duró dos años durante el cual se disputaron el trono hasta seis pretendientes. Se resolvería mediante la firma del “Compromiso de Caspe”. La línea sucesoria había reinado durante 275 años ininterrumpidamente. Hubo un plan de los catalanes, de reunir un Parlamento General de todos los Estados del reino, pero fue boicoteado. Luis de Anjou, proclamado como Luis II, Rey de Sicilia, gracias a su matrimonio con Yolanda de Aragón, en 1410, a la muerte de Martín I de Aragón, reclamó la Corona de Aragón. Con lo cual tenemos dos bandos enfrentados. Los de Anjou, contaban con el apoyo de la burguesía catalana y algunos nobles aragoneses bajo el mando de arzobispo de Zaragoza. Por su parte Jaime de Urgel, que era el familiar más cercano del fallecido, reclamó el trono también y contaba con los nobles de la parte norte de Aragón, la familia de los Luna, y otras familias valencianas.
--------------- FERNANDO DE ANTEQUERA ------------ Jaime fue nombrado lugarteniente de Aragón y realizó una mala gestión. Luego conde de Urgel le rechazaban porque no había nacido en Aragón y porque abusó del poder al enfrentarse con el bando que le era contrario antes de jurar su cargo, ocasionando varias muertes. Por su parte, Fernando de Trastámara o de Antequera, que era sobrino del fallecido reclamó el trono aragonés. Partía con clara desventaja, pero la rivalidad de sus contrincantes hizo que cometieran errores tácticos que le beneficiaron. Aunque el parlamento se reunió en Calatayud en febrero de 1411 se llegó a un acuerdo teórico para determinar la fórmula de elección. El asesinato del arzobispo de Zaragoza perpetrado por Antón de Luna desencadenó una gran violencia que decidió al gobernador aragonés a aceptar la intervención del ejército del de Antequera. Por otro lado, como el de Anjou no recibió la respuesta y ayuda de Francia, se pasaron al bando castellano. El de Urgel se fue quedando cada vez más solo en su actitud beligerante, rechazado por los que preferían una vía pacífica y legal, terminaron estos por elaborar una normativa que favorecía al de Castilla. Numerosas reuniones y gestiones de las Cortes finalmente se decidió formar un tribunal examinador con tres representantes de cada reino. Propuesta de los aragoneses en Alcañiz en 1412. La reunión de los compromisarios tuvo lugar en Caspe. El ganador debería tener la mayoría de los votos y al menos uno por cada reino. Mientras se esperaba la reunión, Fernando de Antequera invadió el 18 de abril de 1412 el reino de Valencia para presionar a los compromisarios, que tras escuchar durante dos meses los informes lo eligieron el 24 de junio. El poder de las armas y la fuerza bruta, en Caspe se transformó en el poder de la palabra y la convicción. Casi nada en un mundo regido por las guerras y la sangre. El conde de Urgel se levantó en armas. Fernando fue a Tortosa a ser investido por el papa Benedicto XIII, y luego a Barcelona para que lo acatasen como rey, donde le hicieron jurar que respetaría la constitución catalana y ser pactista con las Cortes catalanas. En agosto entró en Zaragoza para jurar su título ante las Cortes. Jaime de Urgel que como dijimos se había levantado en armas, fue vencido en Castelflorite, luego asediado en el castillo de Balaguer donde se rindió. Fue condenado, confiscado sus bienes y murió en Játiva en 1433. La sentencia del tribunal se inclinó por Fernando I de Trastámara, entronizando así una nueva dinastía en Aragón, los Trastámara. De aquella, los catalanes quedarían decepcionados pues ninguno de sus candidatos conseguiría aceptación. Algunos estudiosos interpretan que la dinastía de los Trastámara son los culpables de la decadencia de la lengua aragonesa y también de la forma de hacer política. Otros piensan que algunos traicionaron a la Corona de Aragón eligiendo a un castellano. Fernando de Trastámara o de Antequera fue entonces infante de Castilla, rey de Aragón de Valencia, de Mallorca, de Sicilia, de Cerdeña y de Córcega; duque de Neopatria y de Atenas; conde de Barcelona, de Rosellón y de Cerdaña. Lo cierto es que ambas coronas quedaban en manos de una sola casa, una dinastía, los Trastámara, que aunque también tuvieron sus serios conflictos, (la guerra castellano-aragonesa de 1429-1430), después se unirían con el matrimonio de Isabel y Fernando en 1469, siendo hijos de primos carnales.

41- REINOS CRISTIANOS - CORONA DE ARAGÓN (6)

Por conquistas de nuevos territorios para Aragón se incluyen: los reinos de Mallorca y Valencia (Jaime I, 1213-1276). Sicilia (Pedro III, 1276-1285). Rosellón y Cerdeña (Jaime II, 1291-1327). Nápoles (Alfonso V, 1416-1458) así como el efímero ducado de Atenas y Neopatria (Pedro IV, 1336-1387). Existió una corona aragonesa que constituyó el imperio más extenso del Occidente medieval, donde, bajo su nombre y sus barras, Aragón, Cataluña y Valencia compartieron aventuras, comercio, guerras e historia, enriquecieron sangres y lenguas con el latín, el catalán y el castellano, cartografiaron el mundo, construyeron naves, pasearon mercenarios almogávares y dominaron territorios que luego aportaron a lo que ahora llamamos España. Alfonso III de Aragón moriría en Barcelona en 1291.
------------JAIME II RECLAMA SU REINO ----- Le sucedió su hermano Jaime II, que ya poseía gran experiencia política, por haber gobernado Sicilia durante seis años desde 1286. Subió al trono en 1291 y después de jurados los fueron y el Privilegio General comenzó en 1304 la campaña de Murcia y en 1323 comenzó la conquista de Cerdeña. De su alianza con Fernando IV de Castilla para recuperar el reino de Granada, se obtuvo un fracaso, si bien consiguió incorporar parte del reino de Murcia, que actualmente corresponde a la provincia de Alicante. La disolución de la orden de los Templarios, rivales directos de Jaime II, recuperó muchos bienes que fueron entregados a los Hospitalarios. Roger de Flor, capitán de los almogávares, mercenarios encuadrados en las Compañías Catalanas, al mando de un ejército de unos cuatro mil hombres saqueó el barrio genovés de Constantinopla. Se eliminaba así la competencia que hacían los genoveses a los catalanes. Mas adelante los almogávares recibieron refuerzos y se sospechó que querían conquistar Bizancio para Jaime II. Se produjo el asesinato de Roger de Flor y la reacción fue la devastaciones del Imperio, entre ellas Tracia. Luego ocuparon el ducado de Atenas entre 1310 y 1311 y Tesalia en 1318, que pasó a denominarse ducado de Neopatria, territorios que se integraron en la corona de Aragón en 1379, durante el reinado de Pedro IV, segundo hijo de Jaime.
---------------TEMPLARIOS.--------------- El rey falleció en Barcelona, en noviembre de 1327. Su hijo primogénito, don Jaime, renunció a la corona y vistió el hábito blanco con la cruz roja. Se corona Alfonso IV, el Benigno, 1327-1336. La falta de cooperación con la Castilla de Alfonso XI malogró la campaña contra Granada. Otro problema fueron las concesiones que otorgó su segunda esposa, la ambiciosa Leonor de Castilla, al hijo de ambos, Fernando, lo que disgustó al heredero primogénito de Alfonso IV, el futuro Pedro IV, el ceremonioso, hijo de su primer matrimonio. Además entrañaba la división del reino. Finalmente la oposición de Valencia abortó esta operación.
------------------ROGER DE FLOR----------- A pesar de que la enemistad con Génova y Pisa debilitó la economía y posteriormente hubo una crisis de subsistencia, un brote de peste negra y una crisis financiera en 1381, su labor fue muy importante. Recuperó para Aragón el reino de Mallorca al que fue su último rey, Jaime III, que sólo se quedó con Montpellier, ciudad que vendió al rey de Francia para pagar a su ejército. También Alfonso IV sentó las bases para tomar Sicilia. La guerra con Génova trajo la enemistad con Pedro I de Castilla, el Cruel, ya que tenía intereses comunes. Fue llamada “La guerra de los dos Pedros”. Que duró desde 1356 hasta 1363. Enfrentamientos y treguas s ¡hicieron que la guerra se prolongara tanto, debido a que el aragonés debía reunir a las Cortes cada vez que necesitaba fondos para la guerra. Para colmo, el aspirante a rey de Castilla y enemigo de Pedro I, Enrique de Trastámara, al subir al poder se negó a entregar Murcia a Aragón, según estaba acordado. En 1375 fue cuando ambos reinos terminan el conflicto. Pedro IV debió enfrentarse a las presiones de los nobles aragoneses, descontentos poro el excesivo peso que habían conseguido los catalanes en las labores de gobierno y dirección de la política internacional. La revuelta de 1327 fue cuando nombra a su hija Constanza heredera al trono, temeroso de no dejar un hijo varón. Esto molestó a su hermano Jaime de Urgel que convenció a algunos en Zaragoza de que se trataba de una medida ilegal. Jaime consiguió recuperar sus derechos al trono. Pedro obtuvo dos victorias aplastantes contra su hermanastro Fernando, pero no pudo proyectar el éxito militar a lo político ya que nuevamente la peste negra y otros desastres naturales como la sequía o las plagas de langostas, consiguieron desarrollar una crisis económica y guerras exteriores, por lo que la oligarquía aragonesa mantuvo parte de sus privilegios. Entró en guerra contra Génova en 1351 apoyando a Venecia. Los genoveses ocuparon el Alguer, de donde fueron expulsados por los catalanes en 1354. Consiguieron la repoblación de la ciudad con aragoneses y catalanes, por lo que en la ciudad sarda aún se habla variedades lingüísticas de la Corona de Aragón. Pedro IV tuvo que enfrentarse asimismo a una rebeldía en la isla desde 1364 hasta 1386. Pedro IV falleció en Barcelona en enero de 1387.

viernes, 13 de noviembre de 2020

40.- REINOS CRISTIANOS - CORONA DE ARAGON (5)

Los últimos años de Jaime I estuvieron marcaos por las luchas nobiliarias. Su hijo primogénito, Pedro luchó contra el bastardo Fernando Sánchez de Castro. Éste propugnaba la desunión con Cataluña, cosa que no aceptaba Pedro. Fernando fue derrotado por Pedro y lo mandó matar en 1275. Posteriormente se reconcilió con su padre. Al año siguiente murió Jaime y le sucedió Pedro III como rey de Aragón, llamado “el Grande”, Conde de Barcelona y rey de Valencia, integrado por los condados de Rosellón y Cerdeña y el señorío de Montpellier. Pedro reinó desde 1276 a 1285. Atacó Sicilia amparándose en los derechos de su mujer, Constanza, y también en atención a los sicilianos que querían librarse de Francia. Fue excomulgado por el papa y despojado de sus derechos sobre sus Estados en beneficio de Felipe III de Francia, que invadió Aragón con a ayuda de Jaime de Mallorca-Rosellón, hermano del Pedro. -- -----CORONA DE ALFONSO III --------
-------ALFONSO III DE ARAGÓN---
Aquí se produce un hecho que marcaría, otra vez, la imposibilidad de alcanzar una unidad jurídica para España. Se trotó de la concesión de privilegios a los que se vio obligado Pedro III, (Privilegio General de Aragón, las “Consuetuds” a Barcelona y varias concesiones a Valencia y el resto de los condados catalanes). Esto marcó un equilibrio de poder entre el monarca, la alta nobleza y la oligarquía urbana. Juramentados en las Cortes de Tarazona y Zaragoza en 1283, para actuar unidos contra el rey le plantearon una serie de reivindicaciones imposibles de rechazar dada la situación. Pedro III consiguió rechazar la invasión francesa y poco después falleció. Con Pedro el Grande, se había hecho realidad el proyecto expansionista por el Mediterráneo central con las conquistas de Sicilia y Cerdeña y de los ducados de Atenas y Neopatria. La Corona de Aragón creo así un auténtico Imperio comercial mediterráneo que en algún momento llegó a competir con las repúblicas mercantiles italianas. Contaba con consulados repartidos por toda la cuenca del Mare Nostrum, de Occidente hasta Oriente, en tierras italianas, griegas y musulmanas, con un cónsul nombrado por el rey o por el condado de Barcelona. Éstos contaban con su propia iglesia. El papa llegó a plantear la licitud de comerciar con los musulmanes y llegó a excomulgar a quienes lo hicieran. Solamente sirvió para incrementar los precios.
.---------PEDRO III DE ARAGÓN --------- Esta expansión mediterránea de Aragón, unida a diversos factores, determinaron el auge económico de la Corona aragonesa desde finales del siglo XII hasta mediados del XIV, en que la peste, entre otras razones determinó un cambio de tendencia, en sentido negativo. El sucesor de Pedro fue su hijo Alfonso III de Aragón. Apodado el Liberal, nació en Valencia en 1265 y moriría en Barcelona en 1291. Fue rey de Aragón, y de Valencia, y conde de Barcelona entre 1285 y 1291, y rey de Mallorca entre 1286 y 1291. Los problemas de su corto reinado, estuvieron centrados en la posesión de Sicilia y en la oposición de la nobleza aragonesa. Cuando recibió la Corona el monarca se encontraba junto a la expedición de Mallorca, enviada por Pedro III para luchar contra su hermano Jaime, feudatario de la isla Gobernó la isla de Sicilia, antes de ser rey, durante las ausencias de su padre, pero el conflicto se internacionalizó al participar en el dominio de la isla el Pontificado, la casa francesa de Anjou y los reinos de Francia, Castilla y Mallorca. Carlos de Salerno, hijo de Carlos de Anjou, fue hecho prisionero por Pedro III, lo que trajo consigo la amenaza, por parte de los franceses, sobre el valle de Arán, Aragón y Gerona, ciudad que fue conquistada por Felipe III de Francia. Sin embargo, la postura beligerante de los aliados franceses solo fue posible con la ayuda de Jaime de Mallorca, quien permitió a los ejércitos franco pontificios atravesar los territorios del Rosellón y por la actitud de Sancho IV de Castilla, quien no acudió a ayudar al rey aragonés. Alfonso III firmó con Francia y con el papa Nicolás IV la paz de Canfranc el 26-X-1288. Alfonso III se comprometió a ir a Roma para que le fuera levantada la excomunión, realizar una cruzada en Tierra Santa y procurar la salida de Sicilia de los partidarios de Jaime. Por otra parte se instó a Nicolas IV a ejecutar sus compromisos anteriores y a reconocer el señorío de Alfonso III sobre Mallorca. Al surgir las batallas por la sucesión en el reino de Castilla, Alfonso apoyó al infante de la Cerda, a quien coronó en Jaca como rey de Castilla (1288) en contra de las aspiraciones de Sancho IV. La oposición aragonesa formada por la nobleza, mesnaderos, caballeros e infanzones de Aragón, Valencia y Ribagorza, no olvidó nunca el gesto de Alfonso III al tomar el título de rey sin haber jurado los fueros y llegó a ofrecer la Corona a Carlos de Valois. El monarca concedió a sus opositores el privilegio de la Unión, en 1287, conjunto de preceptos en detrimento del poder real Incluía, entre otros, el de que el rey ante aragoneses y valencianos de no ejecutar ni prender a nadie sin el consentimiento de las Cortes y de no embargar la propiedades rústicas sin sentencia del Justicia Mayor. El monarca aragonés instauró en las Cortes de Monzón (1289) el juicio de purga de taula, procedimiento por el que los oficiales públicos debían exculpar o reparar purga las equivocaciones cometidas. La purga de taula fue instituida en Cataluña y realizada por Pedro III en las Cortes de Barcelona de 1283. Alfonso III el Liberal falleció sin lograr contraer matrimonio con Leonor de Inglaterra. Dejo en su testamento los estados de Aragón a su hermano Jaime, rey de Sicilia, y la isla mediterránea al infante Fadrique.

martes, 10 de noviembre de 2020

39.- REINOS CRISTIANOS - CORONA DE ARAGÓN (4)

En la Batalla de Muret muere el Rey de Aragón Pedro II, frenando la expansión de la Corona de Aragón en la zona del Mediodía francés. Su sucesor era Jaime I. Nació en Valencia en 1208 y murió en 1276. Fue llamado el Conquistador. Fue Rey de Aragón, de Mallorca y de Valencia, conde de Barcelona y de Urgel y señor de Montpellier. Hijo de Pedro II de Aragón y de María de Montpellier. Cautivo de Simón de Monfort, caudillo de los cruzados partidarios del papa en la campaña albigense, solamente la intervención de los nobles aragoneses y catalanes con el papa consiguieron liberarle. En pocos años Jaime paso por duras pruebas que forjaron sus carácter. Una de las primeras dificultades que tuvo que afrontar el rey-niño, fue la amenaza del nuevo Papa Honorio III. Casa Jaime con Leonor de Castilla, aunque luego fue anulado, aunque ya tenían un hijo. Comienza los graves problemas. Pugna entre la nobleza y la monarquía, bancarrota financiera heredada de su padre, problemas derivados de la sucesión en el condado de Urgell y la rebelión de los ricos-hombres aragoneses.
A raíz de la batalla de las Navas de Tolosa se produjo el hundimiento y la fragmentación del poder almohade en al-Andalus, que propició en las décadas siguientes el avance de las fronteras de los reinos cristianos hacia el sur, y mientras Portugal llegaba al Algarbe en 1249, Castilla conquistaba Sevilla (1248) y Jaime I el castillo y villa de Biar (1245), dando por finalizada la conquista de las tierras valencianas. Por entonces se proclamó un emir de los musulmanes en Murcia. En 1229 se firmó en Calatayud un acuerdo por el que el emir se declaró vasallo de Aragón, le ofreció rentas y Peñíscola, Morella, Alpuente, Culla y Segorbe, a cambio de ayuda militar y la entrega de los castillos de Ademuz y Castielfabib. En 1235 se casaría con Violante de Hungría, con quien tuvo diez hijos. Jaime I fue el primer gran protagonista de la expansión mediterránea de la Corona de Aragón, comenzando por la conquista de Mallorca, que Jaime promocionaría como una obra colectiva, que a todos beneficiaría. Sobre la conquista de Mallorca, buena parte de la historiografía nacionalista le atribuye a Jaime I una premeditada intención pancatalanista con las conquistas de Valencia y Mallorca. Sin embargo antes de morir en 1276 lo que hizo fue desgajar su patrimonio dinástico entre sus hijos. A Pedro III le legó las posesiones peninsulares (Aragón, Cataluña y Valencia) y a Jaime II las ultrapirenaicas (Rosellón y Cerdaña) e insulares (Baleares). ----------CASTILLO DE MONZÓN -------
Además participaron unos 15.000 infantes y unos mil caballeros aragoneses en virtud de sus obligaciones con el soberano en su mayoría procedentes de condados catalanes, a los que se sumaron unos 500 mercenarios originarios de la Provenza, Marsella y Narbona. Además del del rey, aportaron huestes Nuño Sánchez I de Rosellón y Cerdaña. Hugo IV de Ampurias, la Orden de los Templarios, Ramón II de Moncada, entre otros. La isla de Ibiza fue conquistada en 1235. Mallorca se constituyó como un territorio más de la Corona. La conquista supuso acabar con la piratería islámica en las Baleares, que se constituían en puente para el comercio entre Cataluña y el norte de África. La conquista de Valencia, auténtica obsesión para Jaime I, cuyas energías absorbió durante quince años, se preparó minuciosamente dada su trascendencia, una vez ocupada Mallorca y alejado el peligro musulmán del Mediterráneo. El Puig se tomó en agosto de 1237. Se llega a los límites estipulados para la conquista entre Aragón y Castilla en el tratado de Almizra en 1244, firmado para delimitar las áreas de reconquista de las Coronas de Castilla y Aragón. Con el reino de Castilla, Jaime ayudó a su yerno Alfonso X a pacificar la rebelión de los mudéjares murcianos. Acudió en ayuda del rey de Castilla, sometió Murcia en 1266 e inició un proceso de repoblación con catalanes y aragoneses, devolviendo luego Murcia a Alfonso el Sabio. También el Conquistador autorizó a sus súbditos a luchar con el rey de Castilla frente a la ofensiva de Marruecos y Granada. Para resolver sus diferencias con Francia, el 11 de mayo de 1258 Jaime I firmó con Luis IX (San Luis), el tratado de Corbeil, en virtud del cual Luis IX renunció a los derechos que desde tiempos de Carlomagno pretendía tener sobre el Rosellón, Conflent y Cerdaña, y a los condados catalanes (Barcelona, Urgel, Besalú, Ampurias, Gerona y Vic), y Jaime I a los derechos que le asistían sobre diversos lugares del mediodía francés. El tratado ha sido juzgado con dureza por los historiadores, en particular los catalanes, ya que ponía fin a la expansión y política ultra pirenaica de la Corona de Aragón.
El espíritu de cruzada de Jaime I le llevó a emprender una expedición a Tierra Santa, como resultado de la embajada tártara que recibió. Los tártaros, enemigos de los turcos, ofrecían unir su ayuda a la del emperador bizantino Miquel Paleólogo en la expedición a Tierra Santa que desde hacía tiempo Jaime I proyectaba. El 4 de septiembre de 1269 zarpó de Barcelona pero una tempestad hizo fracasar la empresa. La mayoría de los historiadores apelan a la edad del monarca, con sesenta años, y, sobre todo, al deseo de estar junto a Berenguela Alfonso, con quien tenía amores. En 1275 se sublevaron los mudéjares valencianos y Jaime I El Conquistador fue derrotado por los moros en Llutxent (junio de 1276), falleciendo el mes de julio de ese mismo año. Su herencia se repartió entre Pedro III de Aragón, Valencia y conde de Barcelona, y Jaime, que recibió Mallorca, y los condados de Rosellón, Cerdaña y el señorío de Montpellier. Fue en el reinado de Jaime I cuando se produjo el nacimiento de la conciencia territorial en la Corona de Aragón, sobre todo en los Estados fundacionales de Aragón y el principado de Cataluña. En Cataluña, la protección de la monarquía permitió el triunfo de los Usatges de Barcelona y su difusión territorial por Cataluña a mediados del siglo XIII. También Jaime I otorgó a Valencia una ordenación político-administrativa. Para los historiadores aragoneses el juicio histórico sobre Jaime I suele ser negativo, acusándole de separar Aragón y Cataluña, entregando la primera a Alfonso y la segunda a Pedro, quedando Valencia para el tercer hijo, Jaime. Complicó el problema con el trazado de la frontera entre Aragón y Cataluña, tras la adjudicación final de Lérida a Cataluña, y puso la frontera en el cauce del Cinca, y el resultado fue el enfrentamiento entre ambos territorios, que llevaban cien años unidos. Y la misma opinión les merece sus acciones de conquista y la creación de los reinos de Valencia y de Mallorca. Obviamente, para mallorquines y valencianos, la visión del monarca es radicalmente opuesta y es el gran rey, el tótem histórico, el mito, el punto de partida de los futuros reinos de Mallorca y de Valencia, el creador de sus señas de identidad hasta nuestros días. Territorio, fueros, moneda e instituciones. Fue un gran creyente y un gran pecador, además de mujeriego, ya que sus últimos añores corresponden a las vísperas de su muerte. Monarca longevo, falleció a los 71 años, tras sesenta y tres de reinado, que coincide con la época del apogeo medieval.

38.- REINOS CRISTIANOS - CASTILLA (8)

El rey Enrique IV en 1468, se encuentra en una situación muy complicada. Su hermano Alfonso había muerto y su mujer estaba embarazada de otro hombre, lo que quedaba claro que la sospecha de la bastardía de su hija Juana fuera cierta ya que el rey no había tenido hijos con su primera mujer y con Juana pasaron siete años hasta el parto de Juana, (la Beltraneja). Esto contribuyó a que se decidiera a negociar. La poderosa Liga Nobiliaria a modifica su estrategia, eligiendo a Isabel para heredera al trono.
Se señaló la fecha del 19 de septiembre de 1468 para la entrevista en Guisando. Un día antes, en Cadalso, (a dos horas de Guisando), ambas partes firmaron un documento en que se señalaba las cosas de las que se hablaría. Erróneamente se ha llamado a este documento el Tratado de los Toros de Guisando. Al día siguiente se realizaron los actos, pero no se firmó ningún documento, pero se acordó, primero detener la guerra. Segundo, Isabel sería reconocida como Princesa de Asturias, otorgándose su juramento por las Cortes y la Junta de la Hermandad en el plazo de cuarenta días. Tercero, Isabel recibirá rentas y propiedad como el Principado de Asturias, las rentas de Ávila, etc. Cuarto, Isabel se comprometía a casarse con quien el rey acordase, con el consejo del arzobispo. Pero la princesa se reservaba el derecho a rechazarlo. Quinto se establece que el rey no está legítimamente casado con Juana de Avis “a servicio de Dios”, es decir, que aquel matrimonio entre primos segundos se realizó sin dispensa papal. Se haría divorcio y separación entre ambos, enviándose a ella a Portugal, dado su grave pecado de concubinato. Sexto, la “hija de la reina”, (por no certificar quien era su padre), será llevada a la Corte permaneciendo en ella. Al no estar casados sus padres, era hija ilegal. Pues bien. De momento estaba todo aclarado. Enrique ordenó detener la guerra y que se reconociera a Isabel como su heredera en el trono. Dado que Isabel estaba en Ocaña al amparo del marqués de Villena, Pacheco, este intrigante e incumplidor de pactos como sabemos, dejó pasar los cuarenta días acordados para el Juramento por las Cortes. Pacheco, astuto manejaba la situación e Isabel, que tenía aún diecisiete años y no contaba con experiencia en asuntos de Estado aún. Pero desde luego tonta no era, con lo cual en secreto encargó a persona de confianza que llevase un documento para su firma y hacer público lo firmado en Cadalso por el rey, haciendo hincapié en las donaciones que incluían el Principado de Asturias. Todo lo encomendado fue realizado y cuando el marqués Pacheco, tempo después, quiso deshacer lo hecho en Guisando, se encontró con la sorpresa de que tanto en Asturias como en Vizcaya no solo se negaron a obedecer, sino que reafirmaron su fidelidad a la princesa, en quién veían encarnarse la antigua legitimidad, y Covadonga, origen de aquella lucha por la recuperación de la cristiandad, no era para el pueblo asunto baladí.
Hay que tener en cuenta que Según Manuel Colmeiro, de la Academia de la Historia, en su libro “Introducción a Cortes de los antiguos Reinos de León y de Castilla” nos dice : “Es sabido que Enrique IV, muerto su hermano el Príncipe D. Alonso, mandó jurar Princesa y heredera de sus reinos a la Infanta Doña Isabel el 19 de Setiembre de 1468 en la venta de los Toros de Guisando. Concurrieron a esta ceremonia, que tanto pesó en la balanza de la fortuna de España, muchos prelados y caballeros que con el Rey estaban. Un pueblo innumerable fue testigo de aquella solemnidad, a la cual faltó para ser completa la presencia de los procuradores de las ciudades y villas del reino. Subsanaron la falta las Cortes de Ocaña de 1469, pues según la carta que la Princesa Doña Isabel escribió a Enrique IV, cuando ya meditaba el Rey el rompimiento con su hermana, después en la villa de Ocaña “por mandado de vuestra señoría, otros muchos prelados e procuradores de las cibdades e villas... lo juraron, según que vuestra señoría bien sabe, e a todos es notorio”.
Confirmada la jura de la Princesa en las Cortes inmediatas, se desvanecen todos los escrúpulos acerca del derecho de sucesión en la Corona que asistía a doña Isabel; derecho declarado por el único tribunal competente, que no pudo invalidar la jura posterior de doña Juana, hija presunta del Rey, en el Ayuntamiento de grandes, prelados y caballeros de Val-de-Lozoya, porque no se reunieron allí los tres estados del reino, como era necesario, para anular la concordia de los Toros de Guisando” Se refiere aquí el historiador al repudio realizado por el rey por la boda de Isabel y Fernando en 1469, que no contaba con su aprobación como señalaba los Pactos de los Toros de guisando. El rey reconoció nuevamente los derechos de su hija Juana en la Ceremonia de la Val de Lozoya el 25 de noviembre de 1470, pero no asistieron allí representantes de los tres estados del reino, como era preceptivo para anular el pacto anterior. No obstante unos cuantos nobles con Pacheco a la cabeza hicieron lo imposible para incumplir lo de Guisando. Pactaron casar a Isabel con Juan V de Portugal, (el africano), que la llevaría a su tierra, y por la enorme diferencia de edad es posible que no nacieran hijos, y se casaría a Juana con el príncipe heredero de Portugal, Joao. Se reconocerían los derechos tanto de Portugal como los de Castilla para la segunda pareja y se retiraba a Isabel de la escena política a la vez que también a los temidos aragoneses. Los embajadores de Enrique ya estaban en Roma para solicitar la dispensa papal para ambos matrimonios, estableciendo así un infranqueable argumento respecto a cualquier demanda que se plantease desde Aragón a favor de Fernando. Pero recordemos que en el acuerdo de Guisando, existía la posibilidad de que Isabel rechazara al pretendiente ofrecido por el rey. También sucedió que Juana de Avis no había sido enviada a Portugal. Tanto Pacheco como el rey estaban incumpliendo sus palabras. En enero de 1469 llegó la embajada portuguesa a concertar las condiciones el matrimonio de Alfonso V, (el rey portugués), viudo a la sazón, con Isabel, pero está claro que ella se negó rotundamente. Y en junio de 1469 la Cancillería Pontificia expidió la dispensa para el parentesco entre el rey de Portugal e Isabel. El portugués rechazado ya no volvió a ocuparse del asunto y durante años estuvo ajeno a los asuntos de Castilla. Pero los consejeros de Enrique establecieron que la princesa debía obedecer al rey, su señor, y al no hacerlo el rey quedaba facultado, por poder real, a revocar su nombramiento de sucesora. Isabel dio aquí otra muestra más de su templanza e inteligencia. Argumentó que al aceptar el rey en el documento de Guisando, que Juana no era nacida en matrimonio legítimo, por consecuencia no se la había dado nada a Isabel, sólo se le había reconocido una condición en derecho de heredera, y si ella no existiese a la muerte del rey, la corona pasaría a Fernando de Trastámara, hijo del rey de Aragón, esto era lógico ya que Fernando era un Trastámara. En este punto podemos suponer que la opción de la boda con Fernando ya la consideraba Isabel.
-------- Recreación popular del tratado de los Toros de Guisando ------ Enrique IV, presionado por Pacheco despidió a los consejeros de las Cortes, sin que tuvieran oportunidad de pronunciarse. Con lo cual, además de no enviar a Juana de Avis a Portugal, no había entregado las villas que debían de constituir las rentas de Isabel, había transcurrido más de siete meses del tiempo pactado para cumplir los acuerdos con las Cortes, e Isabel en abril de 1469 era casi una prisionera en Ocaña en manos de Pacheco. Se le propuso al duque de Guyena, un francés hermano de Luis XI, un indeseable y deforme persona que la hubiera llevado a Francia, que por supuesto rechazó. Con estos datos para Isabel una cosa estaba clara, el rey había incumplido los pactos habidos. Fundamentalmente porque había disuelto las Cortes. Aparece en escena Pieres de Peralta, un “mosén” (tratamiento usado en Aragón antiguamente reservados a los ciudadanos honorables). Enviado por Juan II de Aragón para ir tratando el matrimonio de su hijo con Isabel. El arzobispo Carrillo fue un entusiasta defensor de esta causa, ya que buscaba reforzar su influencia. No había muchos partidarios castellanos temerosos de la reclamación de bienes confiscados a los aragoneses. Tres meses después de llegar, Peralta comunicó a Carrillo que Isabel le había dicho “me caso con Fernando o con ningún otro”. Debemos entender la frase como es, o sea que se casa con Fernando, o se quedaba soltera, sin problema alguno. Había otra cuestión que se tuvo que lidiar: Isabel y Fernando eran hijos de primos hermanos, y era imprescindible una dispensa para legitimar el matrimonio. Pero se entendía que mientras la solicitud presentada no fuera negada por el papa, ésta ilegitimidad no existía. El riesgo es que se resolviera a posteriori. Recreación del tratado de los Toros de Guisando con motivo del 550 aniversario.

jueves, 5 de noviembre de 2020

37.- REINOS CRISTIANOS - CASTILLA (7)

El rey Alfonso XII de Castilla (el hermano de Isabel), proclamado por algunos nobles en la Farsa de Ávila, había fallecido en julio de 1468. La guerra de Sucesión por la corona se termina y se busca un pacto. Aprovechando la cuestión, el obispo Fonseca, que había sido uno de los que examinaron el proyecto del segundo matrimonio de Enrique IV, nuevamente dictaminó que Alfonso había sido el legítimo heredero a la corona. A todo esto, Diego de Mendoza, fiel al rey, se marchó llevándose a la hija de éste, Juana. Enrique IV estaba en Segovia con Beltrán de la Cueva y la reina Juana recluida con el obispo Fonseca. Vemos que la sucesión de Enrique IV se convirtió en toda una novela de intriga. Primero, la hija del rey es desechada de la sucesión por bastarda. El siguiente, Alfonso, aunque coronado de aquella manera, con guerra de por medio, muere joven sin descendencia. Isabel se salva de casarse con un indeseable que no merecía ser rey de Castilla. Y el rey Enrique es un hombre proclive a pactar antes que luchar. Es como si la divina providencia señalara a Isabel que había sido la tercera persona en línea de sucesión y ahora era posible que fuera reina. Hoy estamos en condiciones de saber los sucesos que se produjeron entre julio y septiembre de aquel trascendental año de 1468, gracias a los trabajos de investigación de los rigurosos historiadores Isabel de Val y Juan Torres Fontes.
No es cierto que Isabel enseguida haya querido proclamarse reina a la muerte de su hermano. Si es cierto que tenía partidarios de Isabel y contrarios a su hermano Enrique. Pero ella debía instalarse en una postura de legitimidad de origen, que en Castilla dependía del nacimiento y de la aceptación por parte del reino. Había dos argumentos extremos, obediencia a Enrique y rechazar el posible derecho de la hija, Juana. Por lo cual, esgrimiendo aquel documento que entre otros Fonseca había redactado en nombre del papa, y era ley, no se reconocía a Juana heredera, sino Alfonso, y muerto éste, sería Isabel la heredera. Además, Isabel ya entonces calculó que si Juana reinaba, podría casarse con algún heredero de Portugal, ya que su madre era nieta del rey de Portugal, y la corona de Castilla pasaría a manos portuguesas. Pero en Castilla las mujeres tenían derecho a reinar cuando faltaban varones en la línea de sucesión. El inteligente rey Juan II de Aragón se apresuró a tratar de conseguir que Isabel se casara con su hijo Fernando, ambos de edad similar, de la misma casa Trastámara y juntos fortalecerían la unidad de la península contra los musulmanes. Fernando aceptó firmando un documento en Cervera que le redactó su padre. Isabel no se pronunció al respecto. Ni una palabra, con lo cual queda claro que la iniciativa partía de la corona de Aragón, principal interesada. Isabel estaba decidida a sentarse en el trono, eso era evidente. Pero no quería hacerlo por las bravas, sino haciendo valer aquellos documentos que se habían firmado, primero por orden del papa y aquel otro, en que le obligó a arzobispo Carrillo a aceptar que se casase con la persona que ella misma decidiera. Escribió a Carrillo asegurando su fidelidad al rey, su hermano y a su vez le reclamaba de él que la reconociera como sucesora siendo así jurada por las cortes como Princesa de Asturias.
La legitimidad de Enrique era indiscutible. Pero no así la de Juana su hija. Con lo cual el matrimonio de Enrique habría que anularlo, quedando en el legado papal la última palabra. Primero dependía de la voluntad del rey a negociar. Pacheco quien fue clave para llegar a los acontecimientos de la explanada de Guisando y fue el gran defensor de Isabel con tal de fastidiar al rey Enrique. ¿Curioso, verdad? La jugada oculta estaba en el intrigante marqués Juan Pacheco. Una de las condiciones era que Isabel se casaría con un candidato propuesto por el rey Enrique. Se confirmaban las sospechas de Isabel, lo que urdía Pacheco eran los enlaces concertados de Isabel con el rey Alfonso V de Portugal. El hijo de éste, Juan, con la niña Juana (la Beltraneja), reconociendo sus derechos. De este modo reinarían primero Alfonso de Portugal y luego su hijo Juan de Portugal. Para ello Pacheco entregaría al rey todo su poder y sujetaría a Isabel políticamente. Pacheco tenía grandes intereses, tanto en Castilla como en Portugal.
Enrique viendo la situación tan delicada, y que todo se basa en la legalidad de su matrimonio y la paternidad por tanto de su hija, manda a su mujer a volver a la corte. En agosto de ese año Juana de Avis estaba en avanzado estado de gestación. No olvidemos que había sido sacada de la corte y enviada bajo la custodia del obispo de Ávila, Alonso de Fonseca al castillo de Alaejos. Ella era una mujer muy hermosa y tenía un amante, Pedro de Castilla con quien tuvo hijos gemelos, y abrumada, decidió huir descolgándose en un cesto por los adarves de la muralla, con su amante, y fue a refugiarse en Cuéllar, señorío de Beltrán de la Cueva, precisamente la peor opción. El deshonor de Enrique era evidente y motivo de murmullo y chanzas. Para Enrique IV es un golpe enorme que equivale a no poder demostrar la fidelidad de la reina y por consecuencia la sospecha de la bastardía de su hija Juana. Aunque el adulterio no tiene nada que ver con la situación jurídica de la niña. A esto se sumaba que la boda entre Enrique y Juana, que eran primos segundos, no tenía el necesario consentimiento papal. Pero al final todo esto contribuyó a derrumbar la resistencia que ofrecía el rey a negociar

miércoles, 4 de noviembre de 2020

36.- REINOS CRISTIANOS - CASTILLA (6)

Personalmente reconozco que mi admiración por Isabel, aparte de como reina y por sus hechos posteriores, viene dada por la claridad de ideas, su percepción de la realidad y su talento natural para entender asuntos tan intrincados como los vaivenes de una corte llena de ambiciones y vanidades, a una edad tan temprana, estamos en 1465, Isabel tenía solo catorce años, pero ya se percataba de los peligros que la rodeaban a ella y a su hermano Alfonso de dieciséis años.
Ambos pasaron de estar bajo la vigilancia de la reina Juana de Avis en la Corte, a estar en la protección dela marqués de Villena, Juan Pacheco, personaje intrigante y manipulador como pocos. Pero los hermanos estaban separados, Alfonso con el marqués y protegido por Gonzalo de Córdoba, (el que fuera el Gran Capitán), que estaba hacía algún tiempo en el mismo puesto pero custodiando a Isabel. Y por otro lado, Isabel abriría casa propia en Segovia, custodiada por Gonzalo Chacón, hombre honesto de la confianza de Isabel, y que también administraba sus ingresos y su seguridad, y acompañada por Beatriz de Bobadilla, hija del alcalde de Arévalo y la mejor amiga de Isabel, mujer once años mayor que ella, que se convirtió en su protectora durante los años de infancia que vivió en Arévalo, adonde la infanta llegó con su madre y su hermano Alfonso en 1454, tras la muerte de su padre. Esta mujer se casaría con Andrés de Cabrera, un converso de origen judío, que estaba emparentado con el rabino mayor de Castilla, recaudador de impuestos. Era un hombre de confianza de Isabel y de Gonzalo Chacón. Era tesorero de Segovia.
En esos días Isabel supo de la noticia de que a su hermano lo habían coronado como rey de Castilla una serie de nobles encabezados por Pacheco. (La Farsa de Ávila). Por lo tanto en Castilla había dos reyes, enemigos y hermanos de padre. Isabel ya entonces pensó que la propia vida de ser hermano corría peligro. Amenazaba el presagio de una guerra civil. El rey Enrique tenía sus partidarios. El más leal los nobles de la casa Mendoza. De esta forma es que estalla una guerra que terminará tres años después, en 1468 (Al morir el joven Alfonso por causas desconocidas). Pero Alfonso reinó incluso con el nombre de Alfonso XII durante tres años. Fue un títere en manos del marqués Pacheco y no fue seguido por muchos castellanos que seguían fieles a Enrique IV. Pero tuvo una corte con actividad cultural a la que acudían caballeros de renombre. Pasado el invierno de 1465 a 1466 era evidente que ambos bandos no estaban en condiciones de obtener la victoria. Mientras tanto, continuaba la guerra, y Pacheco sabedor que no podría asaltar la fortaleza de Segovia, ofreció al rey una propuesta de paz. Eliminaría a su rival (Alfonso) de la escena política. El rey debía alejar de la corte a los Mendoza y fundamentalmente a Beltrán de la Cueva y devolvería a él los cargos que había ostentado y a la vez ofrecería a Isabel para casarla con su hermano, Pedro Girón. Éste era un hombre bruto, ya maduro para Isabel, freire incapaz de cumplir sus votos de castidad por ser maestre de Calatrava, padre de bastardos, ambicioso y hombre violento. Enrique dio su consentimiento. Y también Alfonso. Isabel se encomendó a la protección de Dios, según la espiritualidad que le habían enseñado. En el viaje de vuelta Girón se sintió enfermo y sorpresivamente murió en abril de 1466. Sucesos como este fortalecieron a Isabel en la fe, ya que en su biografía encontramos más de uno. Isabel adoptó una actitud pasiva, tampoco podía hacer mucho.---------------- EL BAILE DE MOMOS ----------
La muerte de Pedro Girón detuvo toda negociación y prosiguió la guerra. En el mes de agosto de 1467 ambos bandos se enfrentaron en Olmedo, conocida como la Segunda Batalla de Olmedo. Realmente ninguno fue vencedor claro, pero Enrique no se atrevió a proclamar su victoria ante sus tropas, cosa que si hizo Alfonso aconsejado por su valedor, experto en asuntos militares. Se dice que en realidad en que combatió con la armadura de Alfonso fue Gonzalo de Córdoba, (el que sería El Gran Capitán), su protector, e indujo a Alfonso a declararse vencedor. Las cosas se complican y entra en el asunto el papa Paulo II como pacificador. Encarga las negociaciones a Antonio de Veneris, nuncio papal ante la corte de Enrique IV y embajador de este en Roma, con plenos poderes. Pronto sentenció que la legitimidad de la corona pertenecía a Enrique IV y las cosas debían volver a como estaban en 1464. Es decir que Alfonso volvería a ser infante, pero recordemos que había sido proclamado Príncipe de Asturias, es decir heredero a la corona, lo que desplazaba a la hija del rey, Juana. Mientras siguen las negociaciones, Pacheco pierde la batalla en Toledo. Con lo cual decide hacerse con Segovia, plaza muy difícil de tomar, tanto la ciudad como la fortaleza. Pero hábil y astuto consigue, como dijo, que las puertas se abran desde dentro, es decir que había sobornado a algunos hombres. Con lo cual entra en Segovia tomando la ciudad, no sin resistencia, pero con éxito. No lo consigue con el Alcázar defendido por Cabrera.
Recordemos que Isabel no vivía en palacio, sino en la ciudad y por lo tanto se convierte en rehén de Pacheco y del arzobispo Alfonso Carrillo, que era otro personaje de cuidado, muy poderoso y que también había participado en la Farsa de Ávila, contrario al rey. Lo único bueno para nuestra Isabel es que se reuniría con su hermano y ambos fueron ver a su madre. El pérfido marques Pacheco despidió a Beatriz y otras mujeres cercanas a Isabel, con lo cual ésta fue en busca de Carrillo, recién promovido a Duque de Alba, y le puso delante un papel para su firma, jurando por su honor que empeñaba su palabra de no consentir que se impusiese a ella un matrimonio mientras ella libremente no diera su voluntad. Poca garantía era un papel en tiempos tan revueltos, pero la palabra de un primado de España era algo muy serio. Aquí es donde los hermanos se reúnen con su madre y celebran el cumpleaños de Alfonso con, entre otras, una representación de “momos”, una pieza de baile y recitado, en la que participó la propia Isabel, con otras jóvenes, bailando y vestidas como hadas. El propio Jorge Manrique dio fe de la brillantez de la corte. Recordemos que en esos días al hermano de Isabel, Alfonso, lo habían proclamado rey de Castilla. Alfonso en agradecimiento le ofreció a su hermana el señorío de Medina del Campo, uno de los mandos de la voluntad de su padre. Así es como Medina entró a formar parte en marzo de 1468 de la vida de Isabel, para no desprenderse jamás de la villa, hasta el momento de su muerte. El alojamiento que buscó en la villa no fue el castillo de la Mota, como se cree, sino un palacio, edificio que no merece siquiera ese nombre, situado junto a la Iglesia de San Antolín. En el mes de julio de 1468 muere repentinamente Alfonso. La guerra por la corona había terminado. (Fotos del baile de Momos de la serie Isabel)

TRATADOS CON PORTUGAL A RAÍZ DEL DESCUBRIMIENTO

Para entender los acuerdos entre el reino de Portugal y el de Castilla-León, hemos de remontarnos a la Guerra de Sucesión Castellana entre a...