Durante el transcusrso de la Gran Guerra, (1914-1918), aunque España era nuetral, el clima social, político y la economía influyó negativamente. En el exterior se veía a España como un país imposible de
gobernar. En 1920 hubo 1.060 huelgas. Los anarquistas reconocieron la
revolución rusa de 1917 como la oportunidad esperada para terminar con el capitalismo.
Esto forzó la división del PSOE y en el ala más izquierda se independizó con el
nombre de Partido Comunista de España. La guerra del Rif, nunca solucionada desde 1909,
terminó con el Desastre Annual de 1921,con cerca de 20.000 soldados muertos, lo
que propició muchas reticencias del pueblo hacia el ejército y el rey.
Y apareció un militar en septiembre de 1923, el general Primo de Rivera da un golpe de estado que durará hasta 1930. Se propuso poner orden social y asegurar la unidad de España, pero sin un programa político.
Y apareció un militar en septiembre de 1923, el general Primo de Rivera da un golpe de estado que durará hasta 1930. Se propuso poner orden social y asegurar la unidad de España, pero sin un programa político.
Entre los tantos a su favor se cuentan la construcción y equipamiento de nuevas
escuelas, el respeto a la huelga y los sindicatos libres, la jubilación pagada
para cuatro millones de trabajadores, la jornada laboral de ocho horas, que hay
que decir que fuimos los primeros del mundo en adoptarla, una sanidad nacional
razonable, lazos estrechos con Hispanoamérica, las exposiciones internacionales
de Barcelona y Sevilla, la concesión de monopolios como teléfonos y
combustibles a empresas privadas (Telefónica, Campsa), y una inversión en obras
públicas, sin precedentes en nuestra historia, que modernizó de forma
espectacular reservas de agua, regadíos y redes de transporte. Promulgó la ley del sufragio femenino en 1924. Se concedió
el voto a las mujeres solteras y viudas mayores de edad para las elecciones
municipales, que incluso en las elecciones de 1931 pudieron ejercer su derecho al
voto.
Pero el pueblo y la Iglesia, sobre todo, seguían en su
letanía. El nacionalismo catalán jugaba fuerte para conseguir una autonomía
propia.
La represión de Primo de Rivera se centró especialmente en intelectuales y periodistas, la crítica de la dictadura. Blasco Ibáñez, Unamuno, Ortega y Gasset, entre muchos, tomaron partido contra él. Y Alfonso XIII comenzó a distanciarse tímidamente.
Cuando el rey dejó caer a Primo de Rivera, la monarquía parlamentaria estaba muerta. Tras el fracaso de la dictadura de Primo de Rivera, unos se inclinaban por soluciones autoritarias conservadoras, y otros, menos, pero bastantes, por soluciones autoritarias desde la izquierda. Siempre hubo republicanos de izquierdas y de derechas.
La represión de Primo de Rivera se centró especialmente en intelectuales y periodistas, la crítica de la dictadura. Blasco Ibáñez, Unamuno, Ortega y Gasset, entre muchos, tomaron partido contra él. Y Alfonso XIII comenzó a distanciarse tímidamente.
Cuando el rey dejó caer a Primo de Rivera, la monarquía parlamentaria estaba muerta. Tras el fracaso de la dictadura de Primo de Rivera, unos se inclinaban por soluciones autoritarias conservadoras, y otros, menos, pero bastantes, por soluciones autoritarias desde la izquierda. Siempre hubo republicanos de izquierdas y de derechas.
Rey Alfonso XIII
Las ideas nacionalistas vasca y catalana complicaban el
gobierno.En enero de 1930 se preparaba en Andalucía una conspiración para el día 28 de la que estarían al tanto Diego Martínez Barrio, Miguel Maura, Carlos de Borbón. Iba a ser dirigida por el general Goded, gobernador militar de Cádiz. No llegó a suceder, pues Primo de Rivera terminó dimitiendo el 28 de enero, y se exilió en París.
El monarca asignó el gobierno al general Dámaso Berenguer, dando paso al periodo conocido como la “Dictablanda” (1930-1931) un régimen más permisivo que el anterior. Su objetivo era volver a aplicar la Constitución de 1876 y evitar cualquier enfrentamiento y desbordamiento social. Pero por una parte estaban lo socialistas y anarquistas y por otra el creciente número de partidarios del naciente partido Alianza Republicana (1926) respaldado por intelectuales, estudiantes y algunos miembros de ejército y por Acción Republicana (1925) liderada por Azaña, cada cual con deseos de cambio absoluto. Además del creciente protagonismo del nacionalismo, tanto catalán como vasco.
Y
así es como aparece el 17 de agosto de 1930 el “Pacto de San Sebastián”, un
encuentro entre los diferentes partidos políticos republicanos para poner fin a
la monarquía y acabar con la dictadura militar de Berenguer, que había recibido
el apoyo del rey.
Miembros del Pacto de San Sebastián
El casino de la ciudad vasca fue el lugar elegido para la
reunión de los precursores de la Segunda república. Entre ese grupo de
políticos destacaban figuras tan relevantes como Alejandro Lerroux, Miguel
Maura, Manuel Azaña e Indalecio Prieto. Aunque no estuvieron en ese encuentro,
unos meses más tarde la UGT y el PSOE también se sumaron al pacto. La única
formación que no acudió a San Sebastián fue el Partido Federal Español, que
estaba en reconstrucción. En el Pacto de San Sebastián es donde se encuentran
las ideologías que marcarán la futura República Española. El plan era conseguir
unas elecciones que sirviesen para crear unas Cortes que elaborasen una nueva
Constitución ya republicana. Hubo unos principios de acuerdo entre los
partidos. Entre las decisiones que se tomaron fue la de crear un Estatuto de
Autonomía para Cataluña y abrir el camino a que otras regiones de España
pudiesen hacer lo mismo. También se acordó promover una huelga general en
diciembre para forzar la caída del sistema monárquico. El gobierno fue
desestabilizado por un grupo de militares tras el levantamiento de Jaca en
diciembre de 1930, que fracasó y luego sus cabecillas fueron fusilados
convirtiéndose en héroes para los partidarios de la República.El general Berenguer, antes de ceder el poder al almirante Juan Bautista Aznar, con buenas intenciones decidió aplazar las elecciones previstas y en su lugar convocó elecciones municipales para abril de 1931. El gobierno de Berenguer había iniciado su singladura con el objetivo de retornar a la Corona su discutida autoridad moral. Legaliza partidos y sindicatos, pero es inútil, Berenguer constata su soledad política.. Berenguer dimite en febrero de 1931 y el declinar de la monarquía es imparable. Se constituye un gobierno de concentración nacional presidido por Juan B. Aznar, un militar. A este gobierno agonizante sólo le da tiempo a convocar elecciones municipales, las primeras en España, la fecha es el 12 de abril de 1931.
En los resultados, si bien las opciones monárquicas obtienen más votos, los partidos republicanos son los que consiguen más concejales, 34.368 frente a los 19.035 de los monárquicos. Es sin duda el advenimiento de la República. Alfonso XIII tenía las horas contadas.
Juan Bautista Aznar
Realmente ya se sabía que las elecciones municipales eran
realmente un referéndum, no sobre los ayuntamientos sino sobre monarquía o
república.En Eibar la población se echa a la calle proclamando la República.
Ese mismo día 14 de abril, el rey emprende un viaje a Francia, sin retorno.
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