La
Ilustración se desarrolló en nuestro país en el período borbónico. Ya desde
principios de siglo XVIII con Felipe V y sus cambios con Decretos de Nueva
Planta en la que recurre a intelectuales de diferentes zonas del país. El Diccionario
de Autoridades publicado por la Real Academia Española entre 1726 y 1739 se
definía "Luz de la Razón" como "El conocimiento de las cosas que
proviene del discurso natural que distingue a los hombres de los brutos", que iba unido a la luz de la crítica o las
luces críticas.
JORGE JUAN
Los ilustrados españoles podríamos decir que es el conjunto de funcionarios que sustentaron el reinado de Carlos III (primer monarca que tiende a la Ilustración) y que, para los historiadores, se explica como la pre-ilustración en España.
La Ilustración española es considerada tanto la primera corriente de pensamiento como el primer movimiento social que planteó el concepto moderno de “opinión pública” en España, hay que tener en cuenta que la sociedad moderna hasta el siglo XVIII no concebía la existencia de una “opinión pública”, en otras palabras, una opinión del pueblo que tenerse en cuenta para el accionar del gobierno. Anteriormente se consideraba que la acción de gobierno dependía solo y exclusivamente de la soberanía real. Si bien es cierto que existían corrientes o apoyos políticos no eran entendidos con el concepto moderno de participación política. Por tanto, el concepto de opinión pública (entendida como una fuerza política en el reino) fue una de las nuevas ideas introducidas en el siglo XVIII.
“Todo para el pueblo, pero sin el pueblo” era el lema de los que pertenecían al Despotismo Ilustrado europeo en la época de Carlos III rey de España. Es decir que la clase gobernante participaban que el monarca y el Estado eran garantes de la seguridad y bien del pueblo. Pero sin la participación de éste. Las medidas gubernamentales alcanzaban desde las esferas políticas y económicas a las religiosas, sociales y educativas.
ANTONIO DE ULLOA
Un
ejemplo del rechazo de algunas capas de la sociedad fue que el Ministro de
Hacienda, el marqués de Esquilache, para conseguir el dinero necesario para las
reformas sociales y urbanísticas inició una persecución de los fraudes que
solían hacer al fisco las clases altas aprovechando sus privilegios. La
jerarquía eclesiástica y la alta nobleza, muy poderosa, iniciaron una campaña
de desprestigio contra Esquilache, que al coincidir con una época de malas
cosechas, se sumó a ella la clase popular. Se había liberado el precio de los
cereales, lo que favoreció la especulación, el alza de precio y por tanto el
descontento popular. Finalmente con la excusa de un bando poco importante que
prohibía el sombrero de ala ancha y la larga capa castellana, porque favorecían
la delincuencia, fue el detonante, manipulado, consiguieron que se suscitara un
Motín, que dio como resultado el exilio del ministro, y otras medidas de
carácter económico. Luego el sucesor de Esquilache, el conde de Aranda, apoyado
por el conde de Campomanes, jurisconsulto y posteriormente ministro, abrió una
pesquisa secreta a fin de recoger pruebas que testimoniaran la intervención de
los jesuitas en el motín. Desde el principio la animadversión que tenían contra
la Compañía de Jesús, hicieron que los investigadores les señalaran como los
instigadores de los motines.
PEDRO RODRIGUEZ DE CAMPOMANES
Desde ese momento el gobierno se planteará la necesidad de conectar con la parte ilustrada de la sociedad española para que se alinease en favor de las reformas. Esto será lo que constituirá a la Ilustración en España como un agente político renovador.
Los “Novatores” fueron quienes sufrieron más ser ilustrados, dado que son intelectuales tempranos que no fueron en su momento bien recibidos del todo, en cierto modo, fueron unos adelantados a su tiempo que comenzaron a virar desde los tópicos religiosos hacia los científicos/razonables, interesándose así en temas -ya clásicos- de la Ilustración, generalmente lo que conocemos como ciencias naturales: física, química o biología.
Científicos y Eruditos se sitúan justo en la franja temporal precedente a Carlos III (1715/59), su gran aporte fue cuestionar el pensamiento conservador aún dominante en la época, eso sí, sus dos representantes, el padre Feijoo y Gregorio Mayans, aunque eran católicos, cuestionaron duramente ciertas prácticas religiosas del momento. El primero, por su parte, cuestionó a la Inquisición, sobre todo en lo tocante a los judíos conversos, el segundo, en cambio, desmontó o acusó a “realidades” católicas de la época, apelando muchas veces a la Historia, es decir, llegando a afirmar la posible falsedad de la venida del apóstol Santiago. Por lo tanto, como lo indica su nombre, la gran característica es su crítica a la realidad en la que están inmersos.
GREGORIO MAYANS
Reformadores
son quienes llevaron a cabo una serie de cambios (reformas) a nivel político
que supusieron modificaciones en todos los niveles del panorama castellano,
siendo su resultado el programa ilustrado de Carlos III, mejor dicho, de sus
ministros, un verdadero ejemplo de modernización. Tales cambios llevaron a
modificaciones incluso en la vestimenta típica.
Sin duda la mayor aportación es el intento de modernizar España con carreteras, alcantarillo, alumbrado público nuevo, etc. Por tanto, esta corriente de la Ilustración en España se caracteriza por buscar la modernización tanto infraestructuralmente como en las instituciones y gobierno de la monarquía (es en este momento que se potencian las figuras de los ministros, que se mantienen hasta hoy en día).
La última fase está vinculada con la revolución francesa, por lo que, en muchas ocasiones, se trataba de reformistas que querían, progresivamente, sustituir a la monarquía o, por el otro, establecer más firmemente un despotismo ilustrado.
En este punto gobernaba Carlos IV y lógicamente las noticias que van llegando hacen que se vayan adoptando medidas en España, como la de cerrar Las Cortes, que estaban en manos de Floridablanca. Se trata de aislar a España de las recetas revolucionarias. Se apoyó al rey francés y se puso fin a los proyectos reformistas. Y la Inquisición de la Iglesia empieza otra vez a destacar, desterrando a Jovellanos, un ilustrado de importante trabajos y realizaciones. El rey apartó de la vida pública a la mayoría de los pensadores avanzados.
Sin duda la mayor aportación es el intento de modernizar España con carreteras, alcantarillo, alumbrado público nuevo, etc. Por tanto, esta corriente de la Ilustración en España se caracteriza por buscar la modernización tanto infraestructuralmente como en las instituciones y gobierno de la monarquía (es en este momento que se potencian las figuras de los ministros, que se mantienen hasta hoy en día).
La última fase está vinculada con la revolución francesa, por lo que, en muchas ocasiones, se trataba de reformistas que querían, progresivamente, sustituir a la monarquía o, por el otro, establecer más firmemente un despotismo ilustrado.
En este punto gobernaba Carlos IV y lógicamente las noticias que van llegando hacen que se vayan adoptando medidas en España, como la de cerrar Las Cortes, que estaban en manos de Floridablanca. Se trata de aislar a España de las recetas revolucionarias. Se apoyó al rey francés y se puso fin a los proyectos reformistas. Y la Inquisición de la Iglesia empieza otra vez a destacar, desterrando a Jovellanos, un ilustrado de importante trabajos y realizaciones. El rey apartó de la vida pública a la mayoría de los pensadores avanzados.
MELCHOR G. DE JOVELLANOS
El
fracaso de las medidas de Floridablanca supuso su sustitución por el Conde de
Aranda, que concertó una Alianza con Prusia y Austria para ayudar al rey
francés, forma de proteger al español. Se preparaba una guerra en Europa que
Aranda no apoyaba, ya que el conde vio
la formación de los ejércitos revolucionarios y su respaldo popular en el país
vecino, lo que hizo ser partidario de no intervenir, dado el fracaso casi
seguro y las pocas ganancias que se podrían obtener.
Aquí es donde termina el período de La Ilustración en España.
Aquí es donde termina el período de La Ilustración en España.