miércoles, 7 de mayo de 2025

PREHISTORIA E ÍBEROS EN LA PENÍNSULA

El Paleolítico inferior es la etapa inicial de la Edad de Piedra.
Comenzó hace unos 2,5 millones de años, cuando están datadas las primeras herramientas conocidas, y duró hasta hace unos 125.000 años. En la península ibérica tenemos reproducidos pinturas y grabados que han permitido atestiguar la presencia humana en nuestro suelo. Los restos fósiles humanos más antiguos hallados en la península ibérica se localizan en la sima del   Elefante (yacimientos de Atapuerca, Burgos) en donde se ha localizado una mandíbula de un homínido aún no determinado, con una antigüedad de 1.200.000 años. 

Fósiles de Atapuerca 

De tratarse del Homo Habilis quizá hubiera podido llegar a través del estrecho de Gibraltar; pero otra hipótesis se apoya en la idea de una posible evolución de individuos Homo Erectus que llegaron desde Asia hacia una nueva especie, Homo Antecessor, establecidos en la península ibérica (Gran Dolina, TD6, Atapuerca, Burgos) en torno a los 800.000 años.
Pero del Paleolítico superior, que va desde 40.000 a 10.000 años a.C., sabemos que en la península es en las cuevas de Altamira donde encontramos el ejemplo más representativo, con las pinturas rupestres, que asegura la existencia de grupos humanos. Podemos asegurar que las cuevas fueron utilizadas desde hace unos 35.000 años hasta que fue sellada por un derrumbe hace unos 13.000 años. Tras la desaparición del Hombre de Neandertal nos encontramos únicamente con el Homo Sapiens.
Posteriormente, en el Mesolítico, con un clima más templado se producen cambios en las últimas culturas del paleolítico. Sabemos de las herramientas para la caza y la pesca, abrigos, cavernas y dominio del fuego. Hay sedentarismo y también migraciones debido a la necesidad de cazar y pescar.

Pinturas ruprestes de las Cuevas de Altamira 

Después, en el Neolítico, 6.000 años antes de Cristo ya encontramos una economía basada en la agricultura y la cría de animales para el consumo. Se cambia de una subsistencia depredadora a otra de tipo productivo. Esto desarrollará las primeras aldeas y una incipiente estructura social.
En Atapuerca se han descubierto un antepasado común de los neandertales europeos y del hombre de hoy. Estamos hablando del Homo Sapiens Sapiens. Los Homo Sapiens de Atapuerca tenían afinidades genéticas con Oriente Próximo y Alemania. Son restos fósiles encontrados en este yacimiento, que datan de hace 4.500 años.
La Edad de los Metales se inicia con el Cobre. Abarca todo el III milenio a.C. existieron yacimientos sobre todo en Andalucía. Hacia el 3500 a.C. Algún listo mezcla el estaño y el cobre, y obtiene el bronce, un metal de dureza muy superior a la de cualquier piedra utilizada. La edad del Bronce va desde el 1.700 al 800 a.C. Estos metales sustituyeron paulatinamente al hueso y a la piedra. Como el estaño comenzó a escasear en Oriente Medio obligó a esos pueblos a la búsqueda del metal. Llegaron a la península. Se fabricaban armas y otros utensilios. Hicieron posible la aparición de culturas nuevas y el inicio del megalitismo, otro punto importante es la construcción de megalitos, construcciones arquitectónicas para tumbas, hechas con grandes bloques de piedra escasamente desbastados. Se inicia a partir de finales del Neolítico y dura hasta la Edad del Bronce. 
La cultura del vaso campaniforme es un enigma hoy en día. Hay quien lo considera de procedencia ibérica y de mediados del III milenio a.C. y que se fue extendiendo por Europa. Esto tiene importancia para la conservación de excedentes y para la comercialización. Se trata de vasijas (si las ponemos boca abajo parecen una campana).


IBEROS 
Desde los siglos XII al III a.C., se desarrollan en la península hechos de gran trascendencia. Entran pueblos indoeuropeos y comenzará la romanización del territorio. Esos mil años los estudiosos lo dividen en dos partes según su expansión. Llega el hierro, que comenzó a extenderse desde el 1.200 a.C. comenzando por el noroeste y está directamente relacionado con las migraciones de origen indoeuropeo. Esto produjo la relación interna entre los pueblos que habitaban la península.
La incidencia de las culturas foráneas sobre el sustrato humano existente alumbró una civilización autóctona, mucho más extensa y duradera y documentada, con grupos de pueblos que en gran diversidad nutren un fondo común, que se denomina Íberos. Los pueblos que de fuentes griegas y romanas daría el nombre a la península.
Llamamos iberos de forma genérica a los grupos humanos que habitaron la zona mediterránea y meridional de la Península Ibérica sobre el siglo VI a. C. y la definitiva romanización de este territorio. Bajo esta denominación se oculta una notable diversidad entre las distintas comunidades, que hablaron y escribieron lenguas diferentes, todavía a la espera de ser descifradas.
Los rasgos que pueden definir la vida de estos pueblos son la construcción de asentamientos fortificados en altos cerros, dominando los campos de cultivo y los caminos que discurrían por su territorio. A partir del s. V a. C. las técnicas de cultivo mejoran con la incorporación del arado de reja metálica tirado por bueyes o mulos. Su calendario estaba marcado por las labores agrícolas y por los momentos clave del tránsito entre estaciones, lo que se refleja en la organización de los poblados y de los cementerios. Estos últimos permiten reconstruir los aspectos religiosos relacionados con el ritual funerario, en el que resulta normativa la cremación del cadáver en piras y el posterior entierro de los huesos quemados en urnas y a su vez en sepulturas, más o menos complejas dependiendo de la posición social de los difuntos. 

Dama de Elche 

Las creencias de los iberos se manifiestan también en los santuarios, situados en el entorno de los poblados o en los límites de su área de dominio, formalizando fronteras a la vez que puntos de reunión de las poblaciones vecinas. En estos lugares sagrados, necrópolis o santuarios, se concentra una de las manifestaciones más llamativas de la cultura ibérica, como es la escultura en piedra o en bronce, que revela las creencias, leyendas e historias colectivas, así como la relación personal de los devotos con las divinidades.
La Segunda Guerra Púnica (220 a.C.), supuso el principio del fin de esta cultura, que sin embargo perduró durante las primeras fases del dominio romano.
Durante mucho tiempo se creyó que los íberos, juntos con los celtas eran los que habían sido los primeros habitantes de esta península, llegados desde África.  Hoy sabemos con seguridad que los íberos fueron los descendientes de las anteriores culturas que se desarrollaron en el sur y el este de la península. Antiguas teorías especularon sobre sus raíces asiáticas o africanas, pero hoy se considera que los antepasados de los iberos eran autóctonos de la península, cuyos aspectos culturales evolucionaron con el paso del tiempo. Es decir que los íberos eran el mismo pueblo que los de la Edad del Bronce y Hierro antiguos, pero con otro marco de relaciones. Digamos que en un momento dado gracias a sus contactos con la cultura de Tartésica y con los griegos salieron del anonimato. La mayoría de los estudiosos que adoptan esta teoría se apoyan en evidencias arqueológicas, antropológicas y genéticas estimando que los iberos procedían de las regiones mediterráneas situadas más al este. Se extienden desde el Norte de Cataluña hasta la desembocadura del Guadalquivir. Economía agrícola, explotación de minas y uso de la metalurgia y la orfebrería. También a la artesanía y gracias al comercio acuñaron sus propias monedas. Algunos pueblos íberos desarrollan la escritura. Habitan en poblados amurallados y su organización social se basa en la tribu donde destaca una aristocracia guerrera. Alcanzaron su máximo nivel cultural entre los siglos V y III a. C.
A los íberos se les nombró de este modo básicamente porque hablaban unas lenguas con algunas similitudes, en contraposición de los que vivían en el centro o noreste de la península. Y según los griegos, porque habitaban a los márgenes del Ebro.

Pueblos Íberos 

Los distintos pueblos ibéricos, desde el sur de Francia hasta el Algarve portugués, no hablaban un idioma común, sino una serie de dialectos más o menos emparentados y de difícil interpretación. Los tartesios y los iberos levantinos hablaban lenguas pre-indoeuropeas. Para terminar de confundir, estos idiomas se expresan en distintos sistemas de escritura y junto a una abundante cerámica, una rica tradición artística (Damas de Elche y Baza). Los pueblos ibéricos, dada su variedad, entre otros podemos hablar de mastienos, contestanos, edetanos, layetanos, indigetes, ilergetes, jacetanos, turdetanos.
Los íberos no formaban una cultura uniforme, ni siquiera se puede hablar de un pueblo íbero como algo homogéneo o de una raza íbera. Son muchos los pueblos que conformaban el grupo ibérico en su máxima extensión, en tanto que unos estaban relacionados con los demás, pero su idiosincrasia impide aglutinarlos todos en una misma cultura ibérica. Hubo dos grandes grupos: los íberos andaluces y los levantinos. Dentro del grupo andaluz tenemos a los mastienos (Murcia), bastetanos y bástulos (Almería y Granada) los oretanos, los curetes, los etmaneos y los turdetanos (orillas del Guadalquivir). En el grupo levantino tenemos a los layetanos, cosetanos e ilercaones (Cataluña), los ilergetes y edetanos (valle central del Ebro) y los contestanos (Comunidad Valenciana).
Hay inscripciones desde el sur del Languedoc, el Rosellón, Cataluña, parte de Aragón, Valencia, Alicante, Murcia Albacete, Ciudad Real y Andalucía.
El final de la cultura íbera vino con la romanización de la Península, iniciada con la victoria de los romanos sobre los cartagineses en la Segunda Guerra Púnica. Más que como desaparición de esta cultura, los íberos llegaron a su final al disolverse su sociedad. Fueron perdiendo su independencia social y, también, sus rasgos culturales distintivos, integrándose con el paso del tiempo en el extenso mosaico étnico que fue la Roma clásica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

BATALLA DE LEPANTO

El recuerdo de la batalla de Lepanto del 7 de octubre de 1571 parece que no tiene mucho interés entre los responsables de hoy. Tan solo la A...