Todos conocemos “La rendición de Breda” o “Las lanzas” un óleo sobre lienzo, pintado entre 1634 y 1635 por Velázquez. La toma de la ciudad de Breda fue la culminación de la carrera del general Spínola. Todo proviene lógicamente de la situación que Los Países Bajos liderados por Guillermo de Orange estaban inmersos en la guerra de los ochenta años o guerra de Flandes, en la que luchaban por independizarse de España. Pero ¿Quién era Spínola? Ambrosio Spínola Doria, nació en 1569 miembro de una poderosa familia genovesa, que por entonces era una República que había tomado Carlos I el emperador. Fue un general al servicio de la Monarquía Hispánica, honrado además como caballero de la Orden de Santiago y del Toisón de Oro, capitán general de Flandes y comandante del ejército español durante la Guerra de los Ochenta Años. Es recordado como uno de los últimos grandes jefes militares de la Edad de Oro española.
Spínola enroló mil hombres para operaciones militares terrestres con su hermano Federico que se ocupó de formar una escuadra de galeras para operaciones en la costa. Todo esto arriesgando la totalidad de la fortuna de la familia. El propio Federico resultó muerto en acción con los holandeses en 1603. Ambrosio Spínola recorrió con su ejército una larga distancia hasta llegar a Flandes en 1602. Las ruinas de la plaza de Ostende cayeron en sus manos en septiembre de 1604. La hija de Felipe II, Clara Eugenia, soberana de los Países Bajos, se sintió muy complacida con este éxito. En 1606 regresó a España, siendo recibido con grandes honores. Se le confió asegurar la gobernación de Flandes, y aquí es donde le obligaron a entregar en garantía la totalidad de su fortuna para avalar los gastos de la guerra antes de conseguir los fondos por otros medios. La saliva se convirtió en hiel. Spínola consiguió la pasta. Y allá que fue. Fundamentalmente se trataba de sitiar. La ciudad de Breda estaba defendida por Justino de Nassau. El cerco y sitio a la ciudad fue una lección de estrategia militar. Según la documentación algunos generales de otras naciones acudieron allí en calidad de “observadores” para conocer la táctica del gran Spínola. “Esto es para alquilar balcones” decían.

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