domingo, 25 de diciembre de 2016

HERNÁN CORTÉS

Este personaje de nuestra historia es uno de los más desconocidos en su verdad en la historia, por las mentiras de la puñetera Leyenda Negra. Como será que fue el primer defensor que planteó públicamente la no esclavización de los indígenas. Nació en Extremadura, en Medellín en1485, hijo de una baja nobleza hidalga. Culto y fervorosamente religioso, con sentido de la moral. Se embarcó con 19 años hacia la isla de La Española (posteriormente Santo Domingo), se trasladó 7 años después hasta la isla de Cuba, donde encontró el amor de la mismísima cuñada del todopoderoso Gobernador de la isla, Don Diego Velázquez, quién encomendó a Cortés en 1518 el mando de una flota que tendría que conseguir lo que dos veces antes no se había logrado. Abrir nuevos caminos y proporcionar un prestigio y riqueza inestimables para todos. Pero, traiciones maquiavélicas aparte, la misma noche en que se enteró del intento de frenar su partida, se embarcó en secreto por la noche con 600 tíos dispuestos a todo. Barcos, cañones, caballos, y provisiones, lo justito para ir aguantando una temporada. Y muchos, muchos arrestos, por no decir otra cosa. Y fueron, a hacerse ricos, como sea, por las buenas o por las malas. ¿Enemigos? Todos los que quieras, empezando por sus propios compañeros, sus jefes y los indígenas, que al fin y al cabo eran los mejores.  Y fueron, y aguantaron la selva, las fiebres, las enfermedades desconocidas, el calor y la humedad insoportable, las órdenes con mala leche, aguaceros, caimanes, corazas, armas, medallas, rezos, miedos y odios.  Y a abrirse paso, matando, saqueando y persiguiendo la sempiterna quimera del oro. Y muchos tuvieron que pagar muriendo en las laderas de los ríos, devorados luego por las alimañas, sacrificados por indígenas en la pira. También hay luchas entre propios, donde se aclaran asuntos pendientes que terminan con la muerte del que tenía razón, es decir del que era más rápido. Caín existía ya.  En la isla de Cozumel, donde tras someter a los indígenas mayas de la isla y rescatar a los náufragos, Cortés conoció a la que se convertiría en amante, consejera, intérprete y guía fundamental para el Capitán durante todo el tiempo que duró la gesta. Se llamaba Malinalli Tenépatl, posteriormente bautizada como Marina (la famosa "Malinche"). La verdad es que tenían todas las de perder ante la incursión en aquellas frondosísimas, pobladísimas y muy desconocidas tierras, pero tras llegar al continente y fundar aquella ciudad, no se lo pensó mucho y, de perdidos al río. Si había cruzado el océano, cabreado al gobernador, puesto los cuernos a su mujer, pues, decidió frente a la misma costa hundir todos los barcos de su flota, evitando así que sus hombres tuvieran la más mínima tentación de regresar por donde habían venido. A ver quién se atrevía a desafiar a un hombre así. No había vuelta atrás. Y mientras unos se pierden en la espesura tras el amor de la india y que le den por saco a la corona, otros consiguen conquistar a aquellas gentes y enseñarles que están equivocados en sus dioses. Cortés inició su marcha tierra adentro, donde con la ayuda de su intérprete, aquella india valiente e inteligente. Comprobaron que los habitantes de las aldeas y pueblos aztecas mostraban un gran sufrimiento ante el despótico y cruel poder que sobre ellos ejercía su emperador. -"Que no tú, como te llames, que no se trata así a una chavala y que si hay que ser un hombre, pues demuéstramelo enfrentándote a tu dictador particular". Los convenció a que se unieran a él y le acompañaran hasta Tenochtitlán para derrocar a la bestia. En los sacrificios del ritual azteca, se arrancaba el corazón al elegido mientras estaba vivo. Tras ello, su cuerpo se troceaba y se lanzaba hacia abajo por los escalones de las pirámides, para ser finalmente devorado por la gente hambrienta. Cortés logró formar un ejército que uniéndose a los mismos pueblos indígenas como los Tlaxcaltecas o pueblos refugiados, sobrevivientes de la antigua Teotihuacán. Por eso se dice, que fueron los propios indígenas mexicanos los que, junto a los españoles, conquistaron Tenochtitlán e hicieron posible la fundación de México y del Virreinato de la Nueva España. En la capital del Imperio, el Emperador el gran Moctezuma, los recibió pacíficamente. Por temas de su religión él estaba esperando la llegada de un hombre que cambiaría los destinos de su pueblo. Una leyenda decía que vendrían unos hombres blancos con barbas y cambiarían el destino. Se sometió al Rey de España y convertirse en súbdito de la Corona de Castilla.
Cuando Cortés se ausento se produjo una rebelión que a su vuelta intentó sofocar pero no solo no consiguió su objetivo, sino que finalmente Moctezuma murió y los españoles fueron expulsados violentamente de la capital tras la famosa “Noche Triste del 30 de junio de 1520” refugiándose en la ciudad de Tlaxcala hasta que con alianzas se consiguió la victoria final de la  batalla de Otumba frente al ejército del nuevo emperador Cuauhtémoc. Se tomó completamente Tenochtitlán y, junto a un gran ejército de indígenas, se construyó la gran ciudad española que llamamos México, fundando el Virreinato de la Nueva España y expandiendo inmediatamente después los dominios continentales hacia los actuales territorios de Honduras y Guatemala, o hacia los territorios de la Baja California, anexionados a México por Hernán Cortés entre 1533 y 1539. Una grandiosa gesta militar, con resultados de riqueza que convirtió a las tierras, de Nueva España en un punto fundamental de la provisión de riquezas del Imperio Español en América. Se llevó la primera imprenta de América en 1535, y comenzó una nueva era. En siglos venideros México sería el punto central del comercio con Asia y Europa. No es por nada pero la ciudad de México fue más avanzada social, cultural y comercial que Londres, Paris o Nueva York en aquellos tiempos. Tras las independencias americanas, provocadas por la ambición de determinados personajes engañaron al pueblo, como siempre y también, en honor a la verdad, por culpa de ciertas malas políticas impuestas desde España, todo Méjico se vino abajo. Llegó la corrupción y todo lo que era cultura y refinamiento se volvió oscuro y osco. Hernán Cortés regresó a España y escribió todos los detalles de la Conquista de Méjico en las famosas “Cartas de Relación”, que envió al Rey y que son una absoluta verdad, donde cuenta la geografía de los lugares, las batallas, las costumbres de los indígenas y la inmensidad de dificultades a las que tuvo que enfrentarse. Cuatro cartas fueron enviadas al emperador, y en todas se pide que envíen religiosos a fin de poder evangelizar y expandir la religión cristiana. Fue nombrado a modo honorífico Capitán General de la Nueva España y Gobernador de la misma, así como marqués del Valle de Oaxaca. Luego participó en la expedición contra Argel en 1540.  Murió en dicho pueblo y pasó a la posteridad como un gran héroe, como el Conquistador del Imperio Azteca y como el primer hombre del Nuevo Mundo que planteó públicamente la no esclavización de los indígenas, salvo los que ya estaban esclavizados por los aztecas y no sería posible cambiar su forma de vida.
La “Leyenda Negra” que contra el Imperio Español es la que mintiendo en beneficio de Inglaterra y Holanda, sobre todo, afectó de lleno a Cortés. En libros y ahora películas se puede ver al conquistador como un mercenario sanguinario, un despiadado asesino de indios indefensos. Cuando la realidad es que luchó exactamente por lo contrario a lo que se le acusa.

HERMANOS DE CRISTOBAL COLÓN

Bartolomé Colón en 1479 se inició como cartógrafo en Portugal con su hermano Cristóbal, de lo que vivía en Lisboa en 1480. También era conoc...