jueves, 24 de noviembre de 2022

REYES MEDIEVALES DE LA RECONQUISTA - FERNANDO III DE CASTILLA

 FERNANDO III EL SANTO
El 23 de noviembre de 1248, el rey tomó Sevilla para la cristiandad.
La Batalla de Las Navas de Tolosa (1212) fue tan decisiva que la derrota almohade hizo que su poder en la península quedase muy debilitado, proliferando nuevas taifas que se declararían independientes.
El reino Taifa de Murcia abarcaba por entonces casi todo Al-Andalus, (1228-1266)
En febrero de 1236 llegó Fernando III a Córdoba con su ejército. Los cordobeses esperaron la ayuda de Ibn Hud, que venía desde Murcia, pero al comprobar que este no se decidía a intervenir y que se había retirado a Sevilla, iniciaron negociaciones de rendición con Fernando III. Al no aceptar las condiciones del rey para evacuar la ciudad, propició que la ciudad de Córdoba se rindiese en junio de aquel año. En las negociaciones se estableció una tregua de seis años y el pago de parias.

Monumento al rey San Fernando en la plaza nueva (en Sevilla).

Después de la caída de Córdoba, Ibn Hud se instaló en Almería, y aunque muchas plazas abandonaron su obediencia, siguió gobernando como si nada pasara. A principios de 1238, Ibn Hud fue asesinado por el gobernador de Almería, que inmediatamente se alzó con el poder en aquella ciudad. Poco tardó en anexionarse también el territorio almeriense al atacarle. El asesinato de Ibn Hud y el desmoronamiento del poder almohade propiciaron el avance de las tropas cristianas. Numerosas villas y castillos cordobeses fueron anexionados mediante pactos o por las armas.
Con su sucesor la influencia almohade en la península se redujo a la nada y fueron incapaces de socorrer a los musulmanes de Al-Ándalus mientras Fernando III avanzaba por el valle del Guadalquivir. En 1246 Ibn al-Yadd expulsó al gobernador hafsí, Abú Fares, y quedó como principal de Sevilla, firmando una tregua con Fernando III. Los elementos contrarios a este acuerdo le asesinaron y su líder, Axataf, pasó a ser el nuevo gobernante de Sevilla.
Después de la toma de Jaén en 1246 Fernando III devastó los campos sevillanos de Carmona, Lora y otros, como preparación al asedio a Sevilla para el año siguiente, dominando así todo el valle del Guadalquivir. La conquista de Sevilla no era fácil y se llevó de manera simultánea por tierra y por el río. Ordenó la formación de una flota con naves procedentes del Cantábrico, origen de la marina de Castilla para atacar a la flota musulmana. Eso les privó a los musulmanes de los refuerzos procedentes de África.

Mientras las plazas cercanas fueron atacadas por las tropas castellano-leonesas y se procedió al asedio de Sevilla, pero desde Niebla el emir les proporcionaba víveres a los sitiados que llegaban desde San Juan de Aznalfarache utilizando un puente de barcas, reforzado con cadenas de hierro, por lo que Fernando decidió destruirlo mediante barcos cargados de piedras. Así la ciudad quedó aislada del castillo de Triana y no tuvo más remedio que rendirse.
Después Fernando bajó por el Guadalquivir con dos compañías de saqueo, liquidando las resistencias restantes de las Marismas y de la comarca del estrecho de Gibraltar, Jerez, Arcos, Medina Sidonia y otras ciudades gaditanas como Puerto de Santa María, Sanlúcar, Rota y Trebujena. En estas actividades estuvo implicado el príncipe Alfonso, ejerciendo labores de gobierno, dada la mala salud de su padre. Sólo quedaba Cádiz y Niebla.Fernando creyó morir en esos días, pero murió cuatro años después, en 1252 cuando preparaba una expedición a Marruecos para conquistar Orán hasta el Atlántico para controlar ambos lados del estrecho. Ojalá lo hubiera hecho, aunque mucho tiempo después el cardenal Cisneros Logró tomar Orán.
En 1.590 el papa Sixto V confirmó que Fernando III merecía el tratamiento de santo, y más tardé el papa Urbano VIII acreditó su santidad e inició el proceso de beatificación en 1628. Pero fuel el papa Clemente X quien extendió el culto al beato a todos los reinos peninsulares y lo canonizó en 1672. Más de cuatrocientos años después de su muerte.
No fue santo por ser pacífico, sino por su constancia en pelear contra los musulmanes, si bien es cierto que mostraba gran piedad y respeto a la moral cristiana. Instauró la costumbre de lavar los pies a doce de sus súbditos más pobres, costumbre que perduró en la corte de Castilla y después en la española hasta el siglo XX. Cuando estaba en campaña rezaba el oficio “parvo mariano”, antecedente medieval del santo Rosario.

Destacó en el aspecto cultural, en la construcción de catedrales como las de Burgos, Toledo y León. Impulsor de la Universidad de Salamanca. Encargó a Jiménez de Rada que escribiese la “Historia Gótica”. Instauró el castellano en sustitución del latín, como lengua oficial. Designó a doce varones sabios y prudentes para que le aconsejaran, germen del Consejo del Reino. Buen jinete, hábil cazador y excelente jugador de ajedrez.
Fernando III engrandeció Castilla como no lo había hecho ningún otro rey ni antes ni después de su reinado. En pocos años la población triplicaba a la de Portugal y Aragón, por lo que se rompió el equilibrio entre los reinos cristianos en la península, pues territorial y demográficamente, la Corona de Castilla – León era muy superior a todas ellas.

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