domingo, 20 de noviembre de 2022

PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD - 8- MEDINA AZAHARA

 

LA "CIUDAD BRILLANTE" Fue construida en las faldas de la serranía cordobesa. Se trata de uno de los conjuntos arqueológicos más importantes de España,. Medina Azahara fue la nueva sede del califato y residencia del Califa. No se trata solo de un palacio sino de una auténtica ciudad dotada de una compleja organización urbanística en cuyo interior se desarrollaba la administración civil y militar del nuevo Estado. Era el símbolo de la independencia del soberano omeya frente a los califatos islámicos orientales, de Damasco y de Egipto. Abd al-Rahmán III en el año 929 se autoproclamaba máximo dirigente político y religioso del Islam como sucesor del profeta Mahoma y príncipe de los creyentes. Es un yacimiento arqueológico, pero artísticamente se trata de uno de los complejos monumentales más originales dentro de la arquitectura hispanomusulmana y del arte islámico en general. Esto se debe a que ni su estructura ni su ornamentación han sido alteradas con modificaciones posteriores.

Y es que el tan desconocido yacimiento de Medina Azahara en Córdoba, otrora el gigantesco palacio que Abderramán III ideó para su amada, Azahara, fue un enclave pensado para amedrentar con su imponente lujo a los grandes enemigos de los Omeya. Abderramán III era descendiente de los Omeya, pero con abuela paterna navarra y madre cristiana. Medina Azahara ya poseía a mediados del siglo X una red de agua corriente que abastecía a todos sus edificios y a sus insignes habitantes. que eran la élite de la ciudad de Córdoba, enclave que entonces contaba con más de 500.000 habitantes, mientras que París tenía 50.000 y en Londres solo vivían 12.000 personas.
Córdoba y su ciudad palacio eran el lugar más importante del mundo en aquel momento, destino privilegiado de cerebros y hombres cultos venidos de otros países, que pasaban por Medina Azahara e incluso se instalaban allí, contratados por el califa. Científicos, músicos, astrónomos, filósofos y matemáticos cuyo trabajo fue clave para la posterior aparición del Renacimiento cinco siglos más tarde disfrutaron de los lujos y comodidades de una ciudad palacio sin igual.
La grandeza de su Emirato y luego Califato fue en gran parte debida a su impulso personal y al mecenazgo de sabios y científicos avanzados. Medina Azahara contaba con suelos de los materiales más sorprendentes traídos de todo el mundo, alumbrado público nocturno y alcantarillado, al igual que el resto de la ciudad de Córdoba, salones refinados que recibían a boquiabiertos emisarios de otros países, delicadas alquerías y fabulosas filigranas en los capiteles de sus columnas. La ciudad se disponía en tres terrazas amuralladas, con zonas residenciales, zonas oficiales, mezquita propia, áreas de descanso, restaurantes y cocinas, recreo, zonas para la belleza y el descanso. En Medina Azahara se utilizaban vasos y copas de cristal transparente, algo impensable en un mundo en que el mayor lujo hasta entonces eran los recipientes de metal. Se usaban desodorante, champú y dentífrico con sabor agradable. Se acompañaban las comidas con música de fondo de laudes y de otros detalles. Las guerras intestinas de Al-Andalus redujeron a Medina Azahara a ruinas solo setenta años después de su fundación. Y la ciudad-palacio permaneció abandonada, sirviendo de cantera extraoficial para muchos de los patios y edificios cordobeses

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