En
1240 Alfonso con diecinueve años utilizó oficialmente el título de heredero de
la corona de Castilla. Desde ese momento comenzó a participar en operaciones
militares.
En 1243 se estableció en Murcia tras firmar un acuerdo con el rey musulmán murciano que veía como Jaime I de Aragón amenazaba su reino.
En 1243 se estableció en Murcia tras firmar un acuerdo con el rey musulmán murciano que veía como Jaime I de Aragón amenazaba su reino.
También firmó el Tratado de Almizra con Jaime I fijando la extensión del aragonés y en concierto del matrimonio con su hija Violante.
Luego dirigió la conquista del reino de Murcia incorporando a Castilla las ciudades de Alicante, Elche, Orihuela, Murcia, Mula y Cartagena.
Con Violante tuvieron once hijos, entre ellos el heredero Sancho.
Apenas subir al trono a la muerte de su padre impulsó la reconquista haciendo vasallo al rey de Niebla, tomó el Puerto de Santa María y Cádiz ya en 1257.
Años más tarde conquistó Jerez, Medina-Sidonia, Lebrija y procedió a la repoblación de Sevilla. A los reyes de Granada y Túnez que se habían sublevados les hizo frente. Sofocó la sublevación mudéjar de la Baja Andalucía con facilidad. En Murcia lo consiguió con la ayuda de Jaime I de Aragón, pero tuvo la consecuencia de la huida de los mudéjares andaluces, con el consiguiente despoblamiento de muchos territorios de la campiña del Guadalquivir.
Siempre se tituló “Rey del Algarve”, porque parece ser que le había sido donado por Sancho II de Portugal como pago de su apoyo militar. Inició una guerra contra el rey portugués Alfonso III de Portugal que terminó en un diplomático acuerdo matrimonial. Hubo que renunciar al Algarbe. También abandonó sus pretensiones sobre Navarra evitando la guerra con su suegro Jaime I.
En 1272, una serie de reivindicaciones planteadas por los nobles fueron desoídas por el monarca, lo que provocó el exilio de éstos en Granada, junto a sus ejércitos. Fernando de la Cerda, heredero de la corona a la sazón negoció con los nobles en un acuerdo de reconciliación.
Cuando se disponía a combatir a los benimerines, en Marruecos, en 1275, murió el infante Fernando de la Cerda, antes de que su hermano Sancho consiguiera rechazar a los musulmanes. El Rey Alfonso en su decisión provocó un conflicto sucesorio. Muerto el heredero según el derecho castellano debía corresponderle a su segundo hijo la herencia, a Sancho, pero según el derecho romano les correspondía a los hijos de fallecido, es decir a Alfonso de la Cerda y luego en un intento posterior de hacer al infante Alfonso de la Cerda rey de Jaén provocó la rebeldía de Sancho, quien buscó apoyo en Aragón y Portugal (mientras que Francia apoyaba a los de la Cerda) y se hizo reconocer por unas Cortes reunidas en Valladolid, que depusieron a Alfonso X, en 1282. Quedó el viejo rey confinado en Sevilla. Sólo Sevilla, Murcia y Badajoz permanecieron fieles al viejo monarca. Alfonso maldijo a su hijo, a quien desheredó en su testamento, y ayudado por sus antiguos enemigos los benimerines empezó a recuperar su posición. Cuando cada vez más nobles y ciudades rebeldes iban abandonando la facción de Sancho, hasta que murió el rey en Sevilla, el 4 de abril de 1284. Sancho estaba desheredado, pero fue coronado en Toledo pocos días después.
Pero a Alfonso X no se llama el “sabio” sin motivo.
Fue un rey que sin abandonar su trabajo de gobernante y militar es muy reconocida su obra literaria y su trabajo en pos de la ciencia, historia y judicatura. Patrocinó y supervisó e incluso compuso y colaboró personalmente en diferentes trabajos, acompañados por un amplio conjunto de intelectuales de amplia procedencia. En aquella época un rey, que sin dejar sus trabajos de gobernación y militar se dedique a culturizar a su pueblo pensando que era lo más noble de su política, no era algo corriente, sobre todo dejando algo de lado la dirección religiosa. Y se entregó organizando códigos, ciencias, ejercicios lúdicos y versos marianos.
Como legislador introdujo en sus reinos un formidable cuerpo de textos jurídicos, doctrinales y normativos, ligados al Derecho Romano. Llamados “El Espéculo” y “Las Siete Partidas”. Su empresa cultural vinculó simultáneamente ingredientes tanto cristianos como musulmanes y judíos. La fecundidad de la colaboración entre intelectuales de las tres culturas tiene su máxima expresión en la Escuela de Traductores de Toledo, instituciones instaladas en Toledo, Sevilla y Murcia, que impulsó el rey sabio y que estaban destinados a los procesos de traducción e interpretación de textos clásicos, grecolatinos, alejandrinos, vertidos de árabe o del hebreo a la lengua latina, romance o lenguas diversas, emergentes, como el castellano. Trabajo el cual, junto a compiladores y autores, emprendió una ingente labor de recogida de toda clase de materiales para la elaboración de libros, que el propio rey corregía y supervisaba. Hizo tabla rasa de las diferencias de raza o religión, por lo que reunió a judíos, musulmanes, castellanos e italianos, que colaboraron libremente y otorgaron al conjunto una proyección universal.
La Historia fue una de sus grandes pasiones. Escribió o participó en “La Crónica General”, donde se propone la relación de la historia universal. Y la “Estoria de España”, (atención al nombre para los desentendidos), redactadas en lengua romance castellana, como prueba del importante apoyo del monarca al idioma castellano, desde un punto de vista unificador, en términos nacionales y políticos.
“Cantigas”, obras de carácter religioso que es en su vertiente donde el rey alcanza sus mayores logros: las 420 canciones que componen las “Cantigas de Santa María” constituyen uno de los más preciados legados de musicalidad y variedad métricas. Son una serie de canciones líricas escritas en galaico y con anotación musical e ilustraciones que son lo mejor de la pintura de su tiempo.
“Libros de axedrez, dados e tablas”. También nos dejó una obra en que la Biblia amalgama sus noticias con otras de eruditos que aportan desde glosas a curiosidades y bizarrías inauditas.
Se editaron las “Tablas Astronómicas Alfonsíes” elaboradas en 1272.
Considerado como el fundador de la prosa castellana, en la que es posible datarse el hecho en su época de la adopción del castellano como lengua oficial.
ENTRADA A LA BIBLIOTECA NACIONAL
El
Fuero real de Castilla en 1254, preparó la redacción de la que sería su gran
obra, el “Código de las siete partidas”, seguramente de 1263, donde se recoge
lo mejor del Derecho Romano. Este código supuso la recepción del derecho romano
en Castilla y su incorporación a la corriente europea. De estudio obligatorio
aún hoy.El “Lapidario” entre 1276 y 1279, es un tratado en el que se describen quinientas piedras preciosas, metales y algunas sustancias.
En su labor poética escribió poesía en lengua gallega. Son sus 453 composiciones algunas en un lenguaje que contiene parodia o insolencia, donde recurre a la ironía mordaz, lo que le determina como lírico de la lengua gallega.
Explica que él concebía la obra, que otros realizarían, pero ponía los medios y con sus instrucciones sobre la estructura, su contenido e incluso hasta los detalles, por eso se podía decir que el rey había escrito el libro.