martes, 15 de septiembre de 2020

ESCLAVOS AFRICANOS EN ESPAÑA, PORTUGAL Y AMÉRICA

La esclavitud fue una constante durante la Edad Media en los reinos cristianos peninsulares . Las guerras de reconquista, el comercio con otras áreas del Mediterráneo , el corso , la piratería , las primeras relaciones comerciales de mercaderes catalanes y mallorquines con el norte de África. y la conquista de las Islas Canarias fueron los canales proveedores de los mercados de esclavos en España. Entre los esclavos árabes y otros de raza blanca los negros, poco a poco, fueron engrosando el contingente de esclavos a lo largo y ancho de la Península , siendo más abundantes en el sur y en levante ,menos en la meseta castellana y más escasos en el norte. Así, a medida que fueron disminuyendo los esclavos procedentes del área mediterránea, aumentaron los del África Subsahariana debido a las exploraciones y contactos de navegantes castellanos, andaluces y portugueses que comenzaron a "rescatarlos " en las costas occidentales africanas. Los centros más importantes del comercio de esclavos fueron Valencia y sobre todo Lisboa y Sevilla por el trasvase establecido a través del eje Guinea-Lisboa-Sevilla a finales del s. XV
Sobre la esclavitud de los negros cabe destacar el periodo previo al descubrimiento de América y trata atlántica de esclavos es la conquista de las islas Canarias, ello en el marco de la expansión ultramarina de España y Portugal. Ya desde 1425 los portugueses habían ocupado la isla de Madeira y los colonos se encontraban dedicados a la producción de trigo. El noble portugués Enrique "el Navegante" decidió crear un cultivo de caña de azúcar, comprada en Sicilia a comerciantes que la importaban del sudeste asiático, en la isla sostenido por esclavos africanos. Prácticamente al mismo tiempo dos carabelas con pescadores de Palos de la Frontera y algunos marinos del Puerto de Santa María partieron de Andalucía y llegaron al Golfo de Guinea, se apoderaron de ciento veinte esclavos y se los llevaron a Palos, en la actual provincia de Huelva, que se convertiría a partir de entonces en un lugar de trata de esclavos negros. Las islas Canarias resultaban interesantes al estar pobladas, por lo que eran objeto de saqueos para nutrir el tráfico de esclavos. En ellas se encontraba el pueblo guanche. Eran un pueblo que desconocía los metales y los tejidos, aunque sí conocían la cerámica. En un primer momento fue Portugal quien se quiso adjudicar las islas para sí, pero los intentos de conquista fueron infructuosos. Durante la Guerra de Sucesión Castellana, entre los reinos de Castilla y Portugal en 1478, los reyes de Castilla, Fernando e Isabel enviaron una armada a las costas de Guinea. Esta flota fue sorprendida en la batalla naval de Guinea por once navíos portugueses, que se apoderaron del botín castellano en oro y esclavos y lo llevaron a Lisboa. La guerra de Sucesión Castellana terminó al año siguiente con la firma del Tratado de Alcáçovas, donde Alfonso V de Portugal renunciaba a sus aspiraciones al trono castellano, reconocía la soberanía castellana en Canarias a cambio de la soberanía en el Atlántico, lo que le daba poder sobre Guinea, Madeira, las Azores, Cabo Verde y "cualesquier otras islas que se hallaren o conquistaren, de las Islas de la Canaria para ayuso contra Guinea". La reina Isabel declara que los isleños (guanches), están bajo su protección y no podían esclavizarse, pero ante cualquier amago de rebelión los españoles actuaban de manera desmedida esclavizando a sus habitantes. Así ocurrió en 1488 en la Gomera, en Gran Canaria 1493, y también en Tenerife. Estos esclavos eran repartidos por el Mediterráneo, aunque se sabe que algunos de éstos acompañaron a los españoles a América como domésticos. Portugal circunnavega el África en busca de una ruta hacia Oriente, pero en su trayecto encuentra una rentable empresa en el continente negro basada en la creación de factorías a lo largo de la costa y la adquisición de oro, marfil y la propia población negra que será una mercancía de gran importancia durante varios siglos, de la cual los portugueses serán los principales proveedores. En 1450 el comercio portugués estaba ya consolidado. Se intercambiaban tejidos de lino, alfombras, trigo y otros objetos por oro, marfil, especias, goma, pieles, almizcle y esclavos que los árabes traían de la llamada "Tierra de los Negros". El comercio esclavista en África, fue manejada exclusivamente, por Portugal en un inicio. y se dio unas décadas antes de la llegada de Colón a América. Portugal había terminado la Reconquista de su territorio antes que España. Y contaba además de otros factores como su tecnología náutica, superior al resto, la geografía, el notable interés y patrocinio de uno de sus gobernantes, todo ello sumado a un impulso religioso, ya que los reyes cristianos consideraban su deber el conquistar a los infieles. En esto último, el Papa jugó un importante. En 1455 el Papa Nicolás V hizo la bula “Romanus Pontifex” a favor de Portugal, para que pueda ejercer dominio en las nuevas tierras, y se legitima el hacer la guerra a los pueblos gentiles y paganos debido a la influencia que tienen sobre ellos los mahometanos. Esta bula no condena en lo absoluto la esclavitud hacia los conquistados. En la década de 1440 los portugueses habitualmente realizaban incursiones de cacería de esclavos al sur del recién descubierto río Senegal, pero los africanos habían aprendido a defenderse con sus embarcaciones ligeras. Entonces aquella forma violenta sería dejada de lado en poco tiempo para iniciar el comercio con los traficantes bereberes y árabes. Para ello, se estableció un fuerte en la costa de Mauritania. La factoría resultó ser bastante importante ya que por un lado, proporcionaba los esclavos necesarios para trabajar la recién conquistada región de Algarve en Portugal, importante para la pesca y por otro lado era un buen punto de escala para nuevos viajes para rodear África. Los mercaderes árabes recorrían el país, daban caza a los naturales, compraban prisioneros y los llevaban al mercado más próximo. Los portugueses ofrecían caballos, telas, armas de fuego y otras mercancías a cambio de los esclavos y polvo de oro. Pensemos que los portugueses ya en 1487 ya habían identificado el Cabo de Buena Esperanza y luego Vasco da Gama en 1498 había llegado a la India. Todo ello costeando África. España, por su parte, en su búsqueda de una ruta hacia la India que va dirigida en dirección este-oeste. Colón se encuentra con un continente nuevo del cual sus habitantes también pasan a formar parte de la mano de obra cautiva. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en África con los portugueses, en América se da una intensa conquista y colonización, por lo que se pasó de extraer esclavos del continente a importarlos, una vez que esclavizar a los locales se restringe y finalmente se prohíbe. En la península también hay algunos de esclavos, resultado de la guerra contra los musulmanes sobre todo y de la provincia de Huelva, que ya hemos hablado. La llegada de Cristóbal Colón a América se realizó en un contexto donde los reinos españoles, si bien no tenían el comercio de esclavos africanos en sus manos, estaban plenamente involucrados en el uso de éstos en sus campos de producción, a los que se sumaban los canarios, moros y otros grupos. El mismo Colón vivió un tiempo en Madeiras, la cual contaba con una numerosa cantidad de esclavos que trabajaban las plantaciones de azúcar. En su llegada a la isla Guanahani se encontró con los indios taínos de cultura arahuaco, bastante pobres culturalmente, además de débiles en lo militar. Andaban desnudos y no conocían el trabajo del hierro, por lo que muchos autores los describen como culturalmente inferiores a los pueblos subsaharianos de África. La relación con los nativos del lugar fue descrita por él mismo como una relación amistosa, y confiaba que los indígenas fácilmente se harían cristianos. Así, Colón tomó siete hombres y los llevó a Castilla con la intención de “que aprendieran nuestra habla y volverlos, salvo que Vuestras Altezas, cuando mandaren, puédanlos llevar todos a Castilla o tenerlos en la misma isla cautivos, porque con cincuenta hombres los tendré a todos sojuzgados y les hará hacer todo lo que quisiere”. Aún con estas buenas relaciones que se dieron con los nativos, Colón vio la posibilidad de hacer ganancias con el tráfico esclavista con estos indígenas, lo que puede parecer contradictorio. Sin embargo, debemos tener en cuenta que en la mentalidad de la época, la esclavitud a los pueblos bárbaros o conquistados o vencidos en batallas era algo normal. Tal vez la única excepción se dio en la década de 1470 cuando la reina Isabel prohíbe el tráfico de los habitantes de Canarias. El cautiverio de estos nuevos paganos por parte de Colón no era necesario justificarla al tratarse de tierras vacantes por tanto estaban susceptibles a que un príncipe cristiano los dominara. La forma de actuar en esta etapa era la de acumular todo el oro que poseía la élite aborigen, para más tarde llegar hasta la fuente del mineral, cuya explotación no pasó de la media centuria. La venta de estos esclavos fue explícitamente autorizada en un primer momento por los reyes católicos en una carta escrita el 12 de abril de 1495. Curiosamente, cuatro días después es despachada una carta que suspende la venta de indios esclavos hasta conocer la opinión de los letrados, teólogos y canonistas, lo que resulta muy curiosa, considerando que la esclavitud estaba plenamente inserta en la sociedad española, tal como lo entendió Colón a su llegada. Esto marca el principio de lo que sería una larga discusión sobre la licitud de la esclavitud en América y muestra por parte de los Reyes Católicos un espíritu de justicia. Ante las disputas habidas en la época y con motivo de la evangelización del Nuevo Mundo, en 1537, el papa Paulo III emite una bula donde prohibió que los indios fueran esclavizados. Sobre el comercio negrero la mentalidad era muy distinta a las consideraciones a los indígenas. Los negros no eran considerados seres humanos como los demás. Por lo que no podían tener los derechos habituales y eran considerados como objetos en la práctica. Por supuesto que se debatió si tenían o no alma. Los indígenas fueron considerados personas con alma, por lo que no se les podía esclavizar. Por lo tanto salía económico comprar esclavos negros. El “Asiento de negros” era un convenio entre la Corona y un particular o sociedad comercial. La Corona concedía un arrendamiento de una explotación determinada, con exclusividad. Se utilizó para la explotación de minas y para el comercio de esclavos negros. La primera que se concedió el asiento de negros ocurrió en 1516 con una compañía genovesa. Muy pronto, los portugueses se hicieron con este lucrativo negocio y lo controlaron durante siglos.

HERMANOS DE CRISTOBAL COLÓN

Bartolomé Colón en 1479 se inició como cartógrafo en Portugal con su hermano Cristóbal, de lo que vivía en Lisboa en 1480. También era conoc...