miércoles, 31 de enero de 2024

HERNÁN CORTÉS MONROY PIZARRO ALTAMIRANO - (1)

 

Este personaje de nuestra historia es uno de los más desconocidos en su verdad en la historia, por las mentiras de la puñetera Leyenda Negra. Como será que fue el primer defensor que planteó públicamente la no esclavización de los indígenas, siguiendo las ideas que había dejado la reina Isabel.

Nació en Extremadura, en Medellín, corona de Castilla, en 1485, hijo de una baja nobleza hidalga. Culto y fervorosamente religioso, con sentido de la moral. Cortés estudió en Salamanca durante dos años, o al menos eso se dice ya que otra versión lo coloca como aprendiz de un escribano en Valladolid.  Intentó participar con Gonzalo Fernández de Córdoba en Italia, sin conseguirlo.

HERNÁN CORTÉS

Se embarcó con 19 años en 1504. Zarpó hacia la isla de La Española, donde trabajó como funcionario. Vivió como asistente de la notaría de Azua, que regentaba D. Diego Velázquez, futuro teniente de gobernador de Cuba. Al principio mantuvo unas buenas relaciones con el gobernador Velázquez, gozando de su apoyo y protección. En 1511 Diego Velázquez reclutó a Cortés para la conquista de Cuba, como secretario y con el fin de administrar el quinto real. Recibió una encomienda. Fue nombrado alcalde de Santiago de Cuba, pero en 1514 fue encarcelado por el gobernador, acusado de conspirar. Liberado, se casó con la cuñada del propio Diego Velázquez, de nombre Catalina Juárez. A finales de 1518 Velázquez le confió el mando de la tercera expedición, tras las de Francisco Hernández y Juan de Grijalva, para continuar sus descubrimientos en la costa de Yucatán. Pero Velázquez pronto desconfió de él y surgieron las diferencias por sus proyectos de expansión. Velázquez tras una maniobra consiguió una amonestación de Carlos I que le impedía a Cortés explorar, navegar y mucho menos fundar territorios. Pero, traiciones maquiavélicas aparte, la misma noche en que se enteró del intento de frenar su partida, se embarcó en secreto por la noche con unos 550 hombres dispuestos a todo. Barcos, cañones, caballos, y provisiones, lo justito para ir aguantando una temporada. Y fueron, a hacerse ricos como sea.

En febrero de 1519, zarpó clandestinamente con 11 barcos, 550 hombres, 16 caballos y 14 cañones. Tras diez días de navegación, llegaron a la isla de Cozumel, donde se encontraron con Jerónimo de Aguilar, superviviente de un naufragio, que hablaba la lengua de los mayas. En la isla de Cozumel, donde tras someter a los indígenas mayas de la isla y rescatar a los náufragos, Cortés conoció a la que se convertiría en amante, consejera, intérprete y guía fundamental para el Capitán durante todo el tiempo que duró la gesta. Se llamaba Malinalli Tenépatl, posteriormente bautizada como Marina y conocida como La Malinche. Éste y doña Marina, la Malinche, una india que le fue regalada en Tabasco, se convirtieron en sus interlocutores con el mundo mexica. Prosiguieron su viaje hacia San Juan de Ulúa fundando, pese a la prohibición de Velázquez, la ciudad de Veracruz.

La expedición de Cortés continuó bordeando la costa y el 14 de marzo de 1519 a la desembocadura del río Tabasco (hoy Grijalva), en las cercanías de la ciudad de Potonchán, perteneciente a los putunes, se produjo la Batalla de Centla. Cortés se adelantó pidiéndoles agua y algo de comer y que lo pagarían. Les entregaron lo pedido pero Cortés vio que no era suficiente y pidió que entraran sus hombres a la ciudad.

Con la negativa de los indígenas y las amenazas de muerte los españoles atacaron entonces la ciudad, produciéndose una batalla que finalizó en la derrota de Potonchán y la entrada de Cortés y sus hombres. Cortés tomó posesión de esas tierras fundando el 25 de marzo de 1519 la villa de Santa María de la Victoria, que sería la primera población española en la Nueva España y una de las primeras en América. Dejó un puñado de hombres para controlar la posesión y continuó viaje. Ese año comenzaría una epidemia de viruela que hizo estragos en la población.

LA MALINCHE.           En Tabasco, supieron de la existencia de un país denominado México. Días después se presentaron canoas enviadas por el rey o emperador, Moctezuma. Cortés mostró sus armas para amedrentarlos, pero fue amable y pidió que lo llevaran ante su rey.

Sus hombres pidieron a Cortés que se proclamara Capitán por lo que se desvinculó del Gobernador de Cuba. Consumada la traición, envió a dos emisarios a la corte del emperador para tratar de justificar sus acciones. Realmente tenían todas las de perder ante la incursión en aquellas frondosísimas, pobladísimas y muy desconocidas tierras, pero tras llegar al continente y fundar aquella ciudad, no se lo pensó mucho y, de perdidos al río, si había cruzado el océano, cabreado al gobernador, puesto los cuernos a su mujer, decidió desguazar frente a la misma costa, todos los barcos de su flota, evitando así que algunos opositores volviesen a Cuba a informar de la defección a Diego Velázquez o tuvieran la más mínima tentación de regresar por donde habían venido. A ver quién se atrevía a desafiar a un hombre así. No había vuelta atrás.

Cortés comprobó que los habitantes de las aldeas y pueblos aztecas mostraban un gran sufrimiento ante el despótico y cruel poder que sobre ellos ejercía su emperador. Los convenció a que se unieran a él y le acompañaran hasta Tenochtitlán para derrocar a la bestia. En los sacrificios del ritual azteca, se arrancaba el corazón al elegido mientras estaba vivo. Tras ello, su cuerpo se troceaba y se lanzaba hacia abajo por los escalones de las pirámides, para ser finalmente devorado por la gente hambrienta.

Avanzó sobre Tlaxcala que, tras una dura resistencia, firmó la alianza. En octubre de 1519 partieron, acompañados por varios miles de indios cempoaleses y tlaxcaltecas, con el objetivo explícito de entrar en Tenochtitlán, capital de los mexicas. Pero antes pasaron por la ciudad sagrada de Cholula, la cual fue saqueada y sus habitantes masacrados, en un acto de barbarie que tuvo como objetivo amedrentar a sus oponentes. 

TENOCHTITLÁN 

Tenochtitlán era una ciudad impresionante, que según los cronistas era equivalente a Venecia o Constantinopla. La capital de los mexicas fue la cabeza de un poderoso Estado que dominó una gran parte de Mesoamérica. El florecimiento de la ciudad se realizó a costa del tributo pagado por los pueblos sometidos a su poder. Por ello, cuando los españoles llegaron a Mesoamérica, numerosas naciones indígenas se aliaron con ellos con el objetivo de poner fin a la dominación tenochca.


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