sábado, 26 de mayo de 2018

FELIPE II - EL REY PRUDENTE

Parte primera. El nieto de los Reyes Católicos, el Emperador Carlos V y a su vez Carlos I de España, el 16 de enero de 1556, en sus habitaciones privadas y sin ninguna ceremonia, cedió a su hijo (el que sería Felipe II) la Corona de los Reinos Hispánicos, Sicilia y las Indias. Por lo tanto Felipe nunca fue coronado Rey de España. Felipe ya desempeñaba funciones de gobierno desde 1544, después de que Carlos I le escribiera en 1543, a su regreso a España, las Instrucciones de Palamós, que preparaban a Felipe para la regencia de los reinos peninsulares hasta 1550 cuando éste aún tenía dieciséis años. Aunque durante su juventud vivió doce años fuera de España en Suiza, Inglaterra, Flandes, Portugal, etc., una vez convertido en Rey de España fijó su residencia en Madrid y potenció el papel de esta ciudad como capital de todos sus reinos. El Rey Carlos I murió el 21 de septiembre de 1558, a los tres días de que entregara el acta de adjudicación de todos los dominios españoles a su hijo Felipe. Entre esa fecha de 1516 en que muere el Rey Fernando el Católico y aquella otra de 1556 en que abdica como Emperador Carlos V, trascurre una periodo épico para España. Felipe nació en Valladolid, en mayo de 1527, realmente pasó la mayor parte de su niñez con su madre, Isabel de Portugal, ya que en sus cuarenta años de reinado su padre, Carlos I, pasó largo tiempo fuera de España, al ser nombrado Emperador. Las cartas que enviaba a su hijo, conocidas como “Instrucciones”; fueron una buena preparación política para el futuro rey. En realidad ambos personajes tenían poco en común, el carácter militar y caballeresco de Carlos era prácticamente nulo en Felipe. Éste forjó una nueva forma de gobernar. Un imperio tan grande como el suyo, unida al deseo de manejar los entresijos de la administración hizo que crease una burocracia que manejaba a la perfección. Tuvo muchos secretarios pero supervisaba personalmente todos los asuntos importantes. Álvarez de Toledo, tercer duque de Alba, Mateo Vázquez y Gabriel Zayas fueron los más influyentes. Entre los moderados estaban Gómez de Silva, príncipe de Éboli y Antonio Pérez, que tuvo un papel destacado al final de la vida del monarca.
Felipe II puede ser considerado el primer rey moderno en la historia de España. La edificación de un sistema burocrático amplio y funcional de la Administración del Estado, la delegación del poder a terceros y sobre todo la superación de la dicotomía medieval rey-reino por el moderno concepto de Estado. A pesar de su extrema religiosidad y de entender la herejía como un ataque al Estado, en las relaciones internacionales era más permisivo y no llegó a declarar ninguna guerra por motivos exclusivamente religiosos, incluso pactó con Estados contrarios a la fe católica. Su padre quería casarlo con la hija de Francisco I de Francia, (su cordial enemigo), ya que hubiera acercado ambas monarquías. Pero Felipe prefería, y consiguió, a María de Portugal, de la que eran primos carnales. El matrimonio duró dos años. Felipe trató con frialdad a su esposa y fue recriminado por ello por su padre, como asunto de estado el concebir un descendiente. Por fin María quedó embarazada y pero murió en el parto en julio de 1545. El niño fue bautizado como Carlos, y murió en tristes circunstancias. Don Juan de Austria, el hermano bastardo de Felipe y a la postre héroe de Lepanto, se había visto obligado a desvelar los planes de su sobrino al percatarse de la gravedad de su locura. Carlos fue acusado de conspirar contra su padre. Por una operación siendo joven sufrió daños cerebrales y desarrolló un carácter muy agresivo. Fue apresado por el propio padre y durante el cautiverio de seis meses, lejos de calmar a don Carlos, empeoró su salud mental y terminó costándole la vida en un arranque de demencia a los 23 años de edad. En medio de una huelga de hambre, se acostumbró a calmar sus calenturas volcando nieve en su cama y bebiendo agua helada, lo cual terminó consumiendo su quebradiza salud. Por supuesto, la propaganda holandesa acusó directamente al Felipe de ordenar el asesinato de su hijo y argumentó que lo único que quería Don Carlos era acabar con la tiranía de su padre en los Países Bajos. El melancólico y misterioso carácter de Felipe, a su vez, prestó los ingredientes para que Giuseppe Verdi, recogiendo la leyenda negra, compusiera siglos después una de sus óperas más famosas: “Don Giovanni”. Murió Carlos a los ventitrés años. Viudo y sin descendencia era una pesada carga además de las que por su condición tenía. Necesitaba casarse y tener un hijo, a ser posible varón. Pero en Inglaterra muere el hermano de María Tudor, hija de Catalina de Aragón, hija a su vez de los reyes católicos, y de Enrique VIII de Inglaterra, dejando a María la Corona de ese país. Desde su trono María se propuso desmontar la obra religiosa de su padre y devolver a Inglaterra a la obediencia del papa de Roma, liquidando el cisma. Por las persecuciones que realizó a los protestantes era conocida como Bloody Mary, “María la Sanguinaria”. Dadas las circunstancias María y Felipe se casaron el 25 de julio del año 1554 en la Catedral de Winchester y mientras que parece que María estaba profundamente enamorada de Felipe, él no de ella. Es popular la singular frase de que “Partía para Inglaterra como el que parte para una cruzada”.
Felipe y María Tudor Cuando se casaron la reina contaba 39 años y el rey 27. El matrimonio no tuvo descendencia, aunque más de una ocasión pareció que la reina estaba embarazada y así lo declaró. Por lo tanto Felipe fue antes rey de Inglaterra que de España, ya que durante cuatro años fue rey consorte inglés al haberse casado con la que fuera reina María I de Inglaterra. Recibiría la herencia de su padre, Carlos I, dos años después. En 1558 fallecieron la Reina María I de Inglaterra, (sin hijos) y también Carlos I de España. Felipe quedó viudo de nuevo y sin derecho al trono inglés. Contnuará

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