lunes, 31 de julio de 2023

LOS FENICIOS

Algunos pueblos ribereños del Mediterráneo habían alcanzado un mayor desarrollo y cultural que los habitantes de la península. Aquellas comunidades necesitaban aprovisionarse de materias primas de las que carecían y llegaron en busca de metales, cobre, estaño, oro y plata. Algunos grupos se instalaron en las costas de la península en pequeños asentamientos para el comercio. Iniciaron un comercio de intercambio con los indígenas, al principio de corto alcance, y sucesivamente esos grupos costeros dieron lugar a poblados permanentes en los que introdujeron sus costumbres y su cultura. Esto incidió fundamentalmente en los pueblos indígenas. No era una entrada de inmigrantes ni tampoco llevaron a un proceso de expansión territorial, sino que fue una irrupción puntual por causas comerciales. Por eso al estudiar su incidencia histórica en la península ibérica, hablamos de colonizaciones mediterráneas. La tradición clásica sitúa la fundación de Cádiz ochenta años después de la guerra de Troya. 

Ello sitúa la fundación entre los siglos XIII a.C. y XI a.C. lo que la convierte en la ciudad de Occidente de cuya fundación se tienen referencias más antiguas. La fundación de Cádiz por los fenicios fue la primera ciudad de Occidente. Estamos alrededor del año 800 a.C. La búsqueda de los metales los llevó a lo más lejano de Occidente. Levantaron su base comercial en Europa, Gadir, desde donde se lanzaron a la aventura del Atlántico. Los primeros colonizadores que se instalaron en la península fueron los Fenicios en el siglo XI a.C., y dos siglos después se establecieron en Algeciras, Málaga, Sevilla y fundaron Cádiz. Enseñaron a los pueblos mediterráneos la navegación, el comercio, la industria, también poseían un alfabeto y se les atribuye el invento del vidrio. Extrajeron plata, que era muy apreciada en Oriente, la extracción fue masiva y su comercio muy productivo. Comerciaron con los Tartessos, y otros pueblos peninsulares existentes. Por entonces se comerciaba por mar y los fenicios se convirtieron en grandes marinos comerciantes. En los siglo VIII.VI a.C. se difundieron por Andalucía occidental el hierro y el torno cerámico. Comerciaron hasta con los egipcios, que no contaban con árboles, y a los que les vendían madera de cedro y productos manufacturados como joyas de gran valor, de oro, plata y otros metales preciosos. También cerámicas decorativas. Por estos motivos se convirtieron en importantes constructores de barcos tanto de comercio como de guerra. En la península dejaron su imprenta, el alfabeto, (el sistema de escritura de 22 letras fue creado por los fenicios). Al llegar ellos aquí no existía la escritura todavía.

En gran parte de Europa usaban el trueque o intercambio de bienes para comerciar. La llegada de los fenicios y el uso de la moneda hizo que pueblos como los íberos empezaran a usar las monedas como medio de pago. El cultivo de vino y aceite a gran escala se generalizó tras la llegada de los fenicios Como urbanizadores fueron muy importantes ya que establecían un modelo urbano y de viviendas que con el tiempo sirvió como modelo para la construcción de ciudades y murallas o elementos defensivos.
La caída de la ciudad de Tiro en el 573 a.C. llevó la decadencia del comercio fenicio. Su relevo en la península lo tomó una colonia fenicia que se independizó y que había alcanzado un gran desarrollo, los cartagineses, (Cartago) Los fenicios no habían demostrado iniciativas de conquista territorial mientras se dedicaban al establecimiento de colonias comerciales en las costas de España; pero sus parientes y sucesores, los cartagineses, quienes fracasaron en Sicilia contra griegos y luego contra Roma, trataron de compensar su expulsión de esa isla con la conquista de amplios territorios en la Península Ibérica, iniciando la colonización cartaginesa. La primera guerra contra los romanos entre el 264 y el 241 a.C. aunque tuvieron importantes victorias finalmente salieron derrotadas por Duilio, general Romano, y Cartago tuvo que ceder Sicilia y asumió unos fuertes tributos a Roma. Se llamaron Guerras Púnicas dado que los romanos los llamaban Punici, refiriéndose al origen fenicio de Cartago.

Al quedar empobrecidos pusieron su empeño en conquistar la península Ibérica, o al menos en la región andaluza y levantina. Fueron luchando y venciendo por las armas o por la diplomacia a los pueblos que se fueron encontrando, fundamentalmente colonias griegas. El dominio fue muy rentable con prospecciones nuevas de plata que empezó a manar generosamente hacia los cartagineses. Ese fue el proyecto y la acción del general Amílcar Barca, que murió habiendo conseguido para Cartago la plata y los mercenarios Ibéricos. Cartago estableció también, una serie de colonias en la costa meridional atlántica de España y un conjunto de otras colonias en el extremo norte de África y en la costa africana del Atlántico, donde progresaron notablemente en dirección sur. La isla de Ibiza era escala obligada en las travesías por el Mediterráneo occidental y fue pronto cabeza de puente para abrir las relaciones comerciales con el Mediterráneo noroccidental. Le sucedió Asdrúbal. Un pacificador que se casó con una hija de un rey Ibero y funda Cartago-Nova (Cartagena) además firma un tratado con Roma fijando límites para los dos imperios.

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