miércoles, 15 de julio de 2020

BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA, 16 DE JULIO DE 1212.

Hace 808 años que se libró el decisivo combate librado entre un ejército formado por los principales reinos cristianos de la península Ibérica, las tropas de Alfonso VIII de Castilla, las de Pedro II de Aragón y las de Sancho VII de Navarra, también participaron voluntarios de reino de León y del Reino de Portugal, y las fuerzas almohades, en el marco del proceso conocido como Reconquista. Entre 1206 y 1212, los reinos cristianos convencieron al Papa Inocencio III para que proclamase la Santa Cruzada contra el Imperio Almohade, gobernador en Al-Andalus. En esta época, los reinos cristianos europeos estaban luchando en la 4º cruzada, intentando reconquistar Tierra Santa. Muchos caballeros y soldados de fortuna europeos acudieron a la llamada de la guerra contra el infiel en la península y el Rey de Castilla Alfonso VIII, consiguió reunir una fuerza considerable para la época, en torno a los 27.000 hombres, siendo de estos unos: 18.000 castellanos, 8.500 aragoneses al mando de su rey Pedro II, 200 navarros a las órdenes de su rey Sancho VII y 300 voluntarios portugueses, leoneses y ultramontanos. Partieron de Toledo en Mayo de 1212 y tras cruzar Despeñaperros se encontraron frente al ejercito árabe, separados únicamente por la llanura de las Navas de Tolosa.
El ejército cristiano tenía un tamaño ciertamente respetable, pero el gran número de tropas convocadas por el califa almohade Muhammad al-Nasir (Miramamolín para los cristianos) hacía que pareciera pequeño a su lado. Las cifras más exactas hablan de un número de poco más de 20.000 efectivos. Una cantidad mucho mayor que la cristiana. El 16 de Julio, al alba, comenzaría el combate con un carga por parte de las tropas cristianas. El choque fue brutal, los miles de soldados almohades intentando descabalgar a los jinetes, que avanzaban bajo una lluvia incesante de flechas por parte de la retaguardia musulmana. An-Nasir, contraatacó con el groso de su ejército e intentaron rodear al ejército cristiano gracias a su mayor número de tropas. Cercándose el mediodía en una lucha feroz a campo abierto, las fuerzas cristianas estaban en un punto crítico. Los cadáveres se contaban ya por miles. Era el momento de dejar paso a la segunda línea cristiana, la cual plantó cara bravamente a las poderosas tropas de andalusíes y regulares almohades. Fue este el episodio más crítico de la batalla, pues los cristianos estuvieron a punto de ser doblegados, envueltos por sus flancos y rodeados, lo que habría supuesto su perdición total. Sin embargo, en este momento de desesperación fue cuando nos encontramos ante el episodio clave que decantó la balanza de la contienda hacia el lado cristiano.
---- EL MUSEO DE LAS NAVAS DE TOLOSA EN JAÉN, RECREA LA BATALLA Ante la desesperada situación, Alfonso VIII avanzó cargando heroicamente con las últimas y mejores tropas de su ejército entre las que se encontraba la caballería pesada capitaneados en 1º línea por Pedro II, Sancho VII y el mismo Alfonso. Esta valentía quedaría en la historia como la carga de los 3 reyes. Era vencer o morir. La carga de los soberanos rompió la compacta línea almohade creando huecos, rápidamente aprovechados por la infantería cristiana para penetrar entre las filas musulmanas. Provocando innumerables bajas entre los almohades, quienes empezaron a darse por vencidos y a iniciar la retirada. Los monarcas prosiguieron su avance imparable hacia el campamento enemigo donde se encontrarían con la guardia negra de An-Nasir, soldados de raza negra que luchaban junto a los musulmanes. Su estilo de combate se basaba en atarse con cadenas en sus rodillas, y de sus rodillas al suelo o a un poste atado a él. Así simbolizaban su intención de luchar hasta el final. Las cadenas fueron rotas por los hombres de Sancho VII, segando las vidas de quien atadas a ellas estaban. Es por esto por lo que se incorporó el símbolo de las cadenas al escudo de Navarra. Al-Nasir tuvo que huir de su tienda roja a toda prisa en desbandada, junto con su ejército a los que los caballeros cristianos en persecución durante varios kilómetros iban dando caza, mientras se ponía el sol. Así consiguió el ejercito cristiano una victoria decisiva que cambiaría nuestra historia hasta día de hoy. Aunque no supuso el fin del Imperio almohade, este suceso bélico supuso el hundimiento del Imperio almohade y la desintegración de al-Andalus en los terceros reinos de taifas. Gran parte de Andalucía quedó a merced de los cristianos desde su triunfo en este combate. Fue lentamente el principio del fin de la ocupación musulmana en la península. Solamente quedó el reino nazarí de Granada, como vasallo de Castilla, fundado en 1238 y finalmente, tras una guerra de diez años, derrotados en 1492 por los reyes de Castilla y Aragón.

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