sábado, 24 de septiembre de 2022

ALFONSO VII EL EMPERADOR (1105-1157).



Fue hijo de la reina Urraca I de León y del conde Raimundo de Borgoña. Tenemos que contar algo de sus ascendientes. Su abuelo, Alfonso VI era el heredero legítimo de la corona de León otorgada por su padre y también rey de Castilla ganada en batalla a su hermano Sancho, y lo hace en el famoso Juramento en Santa Gadea. Alfonso VI no había tenido hijos varones pese a que se había casado varias veces, y al final de su vida se unirá con Zaida, concibiendo de la misma a Sancho, hijo fuera del matrimonio, lo que desplazaría a su hija Urraca de ser la heredera, pero Sancho muere a los 14 años, lo que convierte a Urraca nuevamente en heredera al trono. En febrero de 1093, Urraca contrajo matrimonio con Raimundo de Borgoña, y el nacimiento de Alfonso Raimúndez, (el que sería Alfonso VII), creó esperanzas. Pero su padre murió en 1107. Con lo cual Alfonso VI decidió casar a la viuda Urraca con el monarca aragonés, Alfonso I de Aragón “el Batallador”, que no tenía hijos. Se casaron poco antes de fallecer Alfonso VI en 1109, el Batallador quedaba como monarca de Aragón, de Navarra y ahora rey consorte de León y Castilla. El acuerdo que tenían los esposos era que si no tenían hijos toda la herencia de ambos pasaría al hijo de Urraca, pero si tenían descendencia, toda la herencia sería del vástago en común, de manera que el bloque galaico-borgoñón (la Galicia de los Borgoña), perdería su influencia en la corte, al verse desplazado por los vasallos del aragonés y sus partidarios castellanoleoneses. Esto creó rechazo en parte de algunos hacia el Batallador.
Alfonso I de Aragón 
pretendía controlar Castilla marginando a Urraca lo que le ganó opositores, pero pronto se organizó una fuerte oposición. El matrimonio fracasó en su objetivo de reforzar la estabilidad interna y externa, que llevaron al país a la guerra civil. La orden de Cluny, la nobleza, Enrique de Borgoña gobernante portugués  y los magnates gallegos se opusieron a la unión con Aragón, el clero y la nobleza castellana apoyaron a Urraca, y la burguesía era partidaria del Batallador. La definitiva separación de ambos cónyuges pondría fin a la misma, pero en realidad era que Alfonso I no estaba dispuesto a gastar sus energías luchando por un reino que se mostraba contrario, y menos cuando la taifa de Zaragoza estaba por conquistar. Además, él seguía ejerciendo el control sobre varias comarcas de Castilla e incluso retenía varias plazas, incluso Burgos.
A principios de 1110 la reina y el rey discutieron tan gravemente que doña Urraca optó por abandonar León. Alfonso formó un ejército para arrasar Castilla. Los nobles gallegos habían secuestrado como protección al príncipe Alfonso.
Una traición de su hermanastra consiguió que Urraca se reconciliase con su esposo. La reina Urraca se entrevistó con los nobles gallegos, acordó el perdón para todos y la proclamación de Alfonso VII que fue coronado rey de Galicia, en septiembre de 1111 con lo que se conseguiría la paz. El púber tenía 6 años todavía.
El Batallador, furioso contra su mujer, atacó a la comitiva gallega que transportaba al niño Alfonso hacia León. El obispo Diego Gelmírez pudo escapar hacia Galicia llevándose consigo a su nuevo rey. Hacia la primavera de 1112, Urraca pudo reunirse con su hijo en Galicia, y se enfrentó a su esposo, que se declaró enemigo de los castellanos.
Y en mayo de 1117, Diego Gelmírez y Urraca, firmaron el llamado pacto del Tambre, que puso fin a los conflictos bélicos y que consolidó el futuro de su hijo Alfonso en el trono castellano.
Alfonso, un joven ya de veinte años, se armó caballero en Santiago en 1124, lo que significó la retirada de Urraca que murió dos años después.
Alfonso VII fue reconocido como rey en Galicia y León. Alfonso VII fue debilitando a su padrastro que todavía tenía varias plazas. Pero consiguió expulsarlo de Burgos en 1127 y con ello el Batallador fue perdiendo interés por Castilla. El imperio almorávide se derrumbaba y la taifa de Zaragoza y se convertía en posible para Aragón, con lo cual llegaron al Acuerdo de Támara, julio de 1127, por el que Aragón abandonaba Castilla.
El conde de Barcelona Ramón Berenguer III quería una alianza, mediante el matrimonio entre su hija, Berenguela y el rey castellano.
 Alfonso VII.
Muere en 1134 de Alfonso I el Batallador. En el testamento cedía el territorio a las Órdenes Militares, suscitando un fuerte rechazo por parte de la nobleza y generándose un grave conflicto en Roma.
Mientras en Navarra, el rey García Ramírez no acata el testamento de El Batallador. Y para asegurar su posición, se alineará con Alfonso VII, a fin de contrarrestar cualquier maniobra aragonesa.
Consigue Alfonso la adhesión de Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona y cuñado de Alfonso VII, de Armengol de Urgel, de Alfonso Jordán de Tolosa, de Guillermo de Montpellier, y de los condes de Foix o los de Pallars, y el 25 de mayo de 1135 con la solemne coronación del leonés-castellano como “Imperator Totius Hispaniae”.
Ningún obispo portugués estuvo presente en la coronación imperial.
El nacimiento en 1136 de Petronila, hija del rey de Aragón (Ramiro el monje), se la  considera  ideal para matrimoniar con Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, cuyo matrimonio daría nacimiento con el tiempo a la Corona de Aragón en la persona de Alfonso II, el Casto, el hijo de ambos Se unen en una sola testa la corona de Aragón y el condado de Barcelona. . Para Alfonso VII este matrimonio supone un auténtico triunfo para su política de equilibrio respecto a la amenaza aragonesa, dado que es su cuñado y aliado.
Alfonso no se olvida de los musulmanes y en 1143 ataca Córdoba y Sevilla, y en 1144 Almería.  Zafadola, noble andalusí, hijo del último rey taifa de Zaragoza, y vasallo de Alfonso VII de León, junto con sus hijos, había reconocido a Alfonso VII de León el Emperador como rey ofreciéndole vasallaje. Alfonso VII tuvo como meta la creación de un Al-Ándalus gobernado por Zafadola tributario de la monarquía castellanoleonesa y opuesto a la presencia almorávide en la península ibérica. El asesinato de Zafadola en 1146 frustró cualquier intento de los planes de Alfonso VII.
Alfonso toma Almería, enclave desde el que operaban piratas. En 1145, Tasfin, el último líder almorávide, caía abatido, los almohades toman Sevilla y Alfonso VII en mayo ataca la piratería de Almería, que se rendirá el 17 octubre 1147.
Los almohades  toman Córdoba en junio 1149, y recabando la lealtad de los reyezuelos andalusíes. Aunque Alfonso tenía musulmanes comprometidos a él, las acometidas almohades se sucedieron debilitando a Alfonso.
Ramón Berenguer IV, el esposo de Petronila de Aragón, no podría detener al bloque aragonés y del condado de Barcelona, en caso de arremeter contra Navarra. Para evitarlo, el rey navarro García V procuraría mejorar las relaciones con Ramón Berenguer IV y Petronila y serían  los padres del futuro Alfonso II, el Casto.
En 1150 falleció el monarca pamplonés García Ramírez y Alfonso VII firma, en enero de 1151, con Ramón Berenguer el Tratado de Tudilén, por el que se acuerda repartir el reino de Pamplona y se reconoce a Aragón el derecho de conquista sobre Valencia, Denia y Murcia.
El prestigio de Alfonso VII comenzaba a disminuir, y la larga campaña por retener Almería no iba sino a debilitarle aún más. En julio de 1157, los almohades toman Almería y será precisamente durante la retirada hacia Toledo, cuando el rey Alfonso VII muera. Era el 21 de agosto de 1157, y con su muerte, los reinos vuelven la división de la Corona. Sus hijos Fernando II fue rey de León y  su otro hijo Sancho III ocupó el trono de Castilla.
Durante el reinado de Alfonso VII acontecen hechos importantes en nuestra historia medieval. Un período de la historia cuyo mejor conocimiento podrá ayudarnos a conocer y comprender mejor los avatares de la Reconquista.

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