sábado, 17 de septiembre de 2022

VENTURAS Y DESVENTURAS DE COLÓN - Parte 4

Al llegar a tierra Colón y sus hombres creían que estaban en la India. Realmente estaban en lo que hoy llamamos Las Bahamas, y aunque ya estaban en tierra y la desesperación por llegar había pasado, pero pasarían aún muchas penurias.
Aquellas gentes andaban desnudos, les pareció pobres y humildes y los convertiría a la fe por convencimiento y no a la fuerza. Cambiaban sus cosas por bagatelas que les sorprendían, Colón pensaba que esa sería la manera de conseguir oro y riquezas. Se han encontrado restos y monedas acuñadas en aquellos años en las tierras donde vivían el pueblo Arahuaco, que ya no existe. Lo que hoy llamamos El Salvador. Dos días estuvo allí el descubridor. Luego se dirigieron a lo que hoy llamamos Cuba. Le habían indicado que allí encontraría riquezas inmensas. Al desembarcar no encontró tales riquezas. Siempre pensando que estaba en Oriente, envió una expedición tierra adentro con un intérprete que hablaba latín, hebreo caldeo y árabe y también llevaba una carta de los Reyes, era un judío converso. Llegaron a una aldea donde fueron bien recibidos.

Fray Bartolomé de las Casas, tiempo después describió que esas gentes llevaron tabaco y lo dieron a conocer. Colón probó el fumar y vio que era agradable, pero no se dio cuenta de la importancia que podía tener el tabaco en el futuro. El seguía pensando que estaba en Japón o todo lo más en China. Su deseo era ver al gran Khan. Pensaba que estaba navegando por la costa de Asia.
El día 22 de noviembre Martín A. Pinzón se marchó solo en busca de mejor fortuna a bordo de La Pinta. Navegando entonces con dos naves llegó a otro lugar mejor aprovechado, Baracoa. Pensó que ese lugar era bueno para instalarse. En su diario expuso que los Arahuacos no tenían religión, pero estaba equivocado. Escribió del buen carácter de los indígenas.
A principio de ese año se fue a una isla llamada Bohío, que era donde le dijeron que encontraría los tesoros que buscaba. En realidad aún no había encontrado algo de auténtico valor que presentar en Europa. A un día de navegación estaba en esa isla. La llamó La Española, ahora Haití y República Dominicana. Quedó maravillado de la hermosura de aquellas playas y tierras. Fueron recibidos por unas 100 barcazas y los indígenas subieron a los navíos, hombres y mujeres. Iban desnudos, no tenían complejos ni vergüenza, tampoco eran celosos los hombres. El jefe máximo de aquellas gentes, que estaban organizados en varios grupos con jefes de menor importancia, se llamaba Guacanagarí. Fue el primer aliado de Colón, le regaló pepitas de oro. Por fin lograba lo que había soñado. Colón no encontró luego nunca minas de oro en Haití, pero algunos hombres que le siguieron fueron más decididos y excavando encontraron la mina.
La nochebuena de ese año la nave Santa María encalló pues el timonel había confiado en un grumete. Tratando de desencallar el barco se fue abriendo en las junturas de los tablones. Finalmente naufragaron. 
FUERTE NAVIDAD
El jefe Guacanagarí le prestó su ayuda y rescataron todo lo que pudieron del navío. Colón mandó disparar una andanada contra la nave para demostrar su poder ante los indígenas. Estos quedaron impresionados y Colón les regaló ropa y algunos enseres. Mandó construir un fuerte que llamó Navidad y dejó allí 40 hombres y se marchó con la esperanza de que a su regreso encontrase los tesoros ansiados. Solo le quedaba La Niña y ya no podía demorar mucho su regreso a España. Paró donde un río desemboca en el mar para recoger agua dulce, y cuando los marineros sacaron los barriles, éstos traían polvo dorado en los aros metálicos. Lo llamó Rio de Oro, pero en realidad no se sacó gran cantidad. Todavía hoy se trabaja en busca de oro con bateas a orillas del río.
Colón pensaba en el regreso y además en que Pinzón iba por delante y podía legar antes, falsear las cosas y llevarse la gloria. Otra sorpresa esperaba todavía. Avista a La Pinta y Pinzón subió a saludar a Colón, éste creía que la codicia de Pinzón le habría llevado a buscar el oro. Llevaba una buena cantidad pero arreglaron sus diferencias porque ambos sabían que era muy arriesgado cruzar el mar solos. Colón capturó varios indígenas para ser llevados a España.
El 16 de enero de 1493, con las dos naves restantes, La Pinta y La Niña, emprendieron el viaje de retorno. Levaron anclas y enfilaron rumbo a Europa. Pero las peripecias de este primer viaje colombino aún no terminarían. El jueves 14 de febrero, cuando faltaba poco para llegar a las Azores, una violenta tormenta hizo que las dos carabelas perdieran el contacto. La Pinta, comandada por Martín Alonso Pinzón, se alejó para siempre y Colón nunca más volvería a ver a quien había sido su mano derecha. Pinzón, en vez de intentar reunirse con el Almirante en las Azores, continuó su periplo por el océano, movido por la ambición de llegar primero a España con las noticias de su descubrimiento. Sin embargo, el destino quiso otra cosa. Pinzón arribó al puerto de Bayona en Galicia a finales de febrero,
 y luego se dirigió a Palos a principios de marzo, adelantándose a Colón. A pesar de ello, la corte real le negó una audiencia y a los pocos días, Pinzón falleció a causa de una desconocida enfermedad.
La Niña, mientras tanto, salvó con muchas dificultades la tormenta. Colón incluso llegó a temer lo peor y lanzó un pergamino con el relato de su viaje al mar, con la esperanza de que quien lo hallase, lo hiciera llegar a los reyes. Los tripulantes de La Niña al verse a punto de naufragar realizaron el denominado voto colombino., que era una promesa religiosa realizada para cumplir al llegar a España. Por fortuna, el reducido grupo pudo continuar su viaje hacia las Azores, donde repusieron sus fuerzas
Según un manuscrito posterior de Bartolomé de las Casas, Colón decidió echar en suerte entre los tripulantes el ir en peregrinación a dos centros religiosos: primero el Monasterio de Guadalupe, en Extremadura, que le tocó al propio Almirante; y segundo al Santuario de la Santa Casa, en los Estados Pontificios (Italia), que le tocó a un marinero. Un tripulante propuso entonces que se sortease también ir en peregrinación al Monasterio de Santa Clara (Moguer), lo cual le volvió a tocar a Colón. Además todos acordaron ir juntos en procesión a alguna iglesia de advocación mariana en la primera tierra que tocasen.
Finalmente Colón, con La Niña, el 15 de febrero de 1493, al fin llega la carabela a las Bocas del Tajo, como quien dice a Lisboa. Va a tener que hacer partícipes de la noticia a los portugueses antes que a los castellanos. Todos piensan que a la Pinta se la tragó el mar. El Almirante llega con un puñado de españoles y 9 indios. Antes que puedan desembarcar, el capitán portugués vigilante, desde su nave les notifica que no pueden poner pie en tierra sin identificarse.
Colón le hace saber que él es Almirante del Mar Océano y el Virrey de las Indias nombrado por los reyes de Castilla. Detrás de ese título que colocaba a Colón por encima de todos los marinos de Castilla, lo que veía era a un pobre capitán de una carabela que se salvaba de un naufragio con una veintena de hombres. Colón le presenta sus letras credenciales al capitán portugués, quien lee tres veces el papel y recibe al recién llegado. El marino de la fortaleza de Portugal que va a recibir al descubridor de América era Bartolomé Díaz, quién dos años antes había llegado al Cabo de las Tormentas en el sur de África, y le había dado el nombre de Cabo de Buena Esperanza, abriéndole el camino a Portugal para llegar hasta la China y el Japón. Con esto estoy diciendo que los portugueses llegaron a Asia, antes que España, dos años antes. Bartolomé Díaz fue el navegante primer explorador europeo en doblar a principios de 1488 el extremo sur de África, llegando al océano Índico a partir del Atlántico, un hito de la navegación a vela. Fue el primer navegante que viajó alejado de la costa en el Atlántico Sur. Su viaje, continuado por Vasco da Gama una década más tarde, contribuyó al descubrimiento de la ruta marítima a la India.
No tenemos ningún registro de la conversación. Bartolomé Díaz estaba en la cumbre de su gloria. Como es obvio, el portugués tendría la mayor curiosidad por enterarse de lo que había visto Colón. A Colón lo que le interesaba era entrevistarse con el rey. Éste había rechazado su proyecto años antes considerando la hazaña de Bartolomé Díaz. Informaron al rey y éste pidió que le trajeran al Almirante. El 4 de marzo de 1493 Colón es recibido en Lisboa por el rey Juan II de Portugal. A los Reyes Católicos  no les haría tanta gracia esta entrevista ni su cordialidad, y mucho menos que Juan II muestre interés por aquellas tierras. Esto se traducirá luego en largas discusiones que acabarán con el Tratado de Tordesillas, donde se dividen el océano y las tierras. El 15 de marzo Colón llegará por fin a Palos. El almirante creía haber llegado a Asia navegando desde Occidente, cuando en realidad había descubierto un continente completamente desconocido para los europeos. En abril de 1493 Cristóbal Colón fue recibido por los Reyes Católicos en Barcelona posiblemente a finales de abril.

HERMANOS DE CRISTOBAL COLÓN

Bartolomé Colón en 1479 se inició como cartógrafo en Portugal con su hermano Cristóbal, de lo que vivía en Lisboa en 1480. También era conoc...