lunes, 25 de junio de 2018

FELIPE V - (Políticas y final)

DECISIONES POLÍTICAS Dejando aparte la Guerra de Sucesión, vamos a recordar las realizaciones de tipo político y social, cultural, administrativo, económico, etc. que se desarrollaron bajo el reinado de Felipe V. Nuevo siglo, nueva dinastía y nuevo estilo de gobierno. El Estado español experimentó una amplia reestructura reforzando el centralismo, la monarquía y la articulación de sus instituciones. El pueblo mantenía una mentalidad secular, la nobleza rechazaba cualquier tipo de cambio, y el clero sentía temor ante el avance de las ideas ilustradas, sobre todo francesas, que iban llegando. La anterior división en reino dio paso a un Estado centralista. La cadena de “validos” que habían intrigado en los reinado de los Austrias se quebró en favor de una sucesión de competentes ministros. En 1721 ya eran cinco, Estado, Hacienda, Marina Guerra e Indias. Estos estudiaban y conocían y tomaban decisiones sobre los asuntos y despachaban directamente con el rey. Le daban a conocer las medidas propuestas y éste resolvía. Eficaces gestores fueron los ministros Grimaldi, Patiño y Campillo, entre otros. Felipe V en 1707 había promulgado los “Decretos de Nueva Planta”. Conjunto de decretos por los cuales quedaron abolidas las leyes e instituciones propias de la Corona de Aragón, es decir, del Reino de Valencia, del Reino de Aragón, del Principado de Cataluña y del Reino de Mallorca, terminando de esta forma la estructura compuesta y mantenida por la monarquía de los Austrias. También fue aplicada a la organización jurídica y administrativa de la Corona de Castilla, es decir los antiguos reinos de Navarra, Castilla, León, Asturias y Galicia. Solo las Provincias Vascongadas y Navarra, así como el Valle de Arán, conservaron sus fueros e instituciones forales tradicionales por su demostrada fidelidad al nuevo rey durante la Guerra de Sucesión Española.  Felipe V promulgó una variante de la Ley Sálica, que impedía reinar a las mujeres y a sus descendientes. Solo podrían heredar el trono de no haber herederos varones en la línea principal (hijos) o lateral (hermanos y sobrinos), con lo que se pretendía bloquear el acceso de dinastías extranjeras al trono español. Se establece el castellano como la lengua oficial del estado. Aparece el catastro. Se disminuye el poder de la Iglesia. No es cierto que Felipe V incorporara Cataluña a Castilla, sino que uniformó legislaciones y centralizó el gobierno, fenómeno general en toda la Europa de aquel tiempo, lo que también conllevó grandes cambios en la vieja planta castellana. El rey estaba casado con su prima María Luisa de Saboya, pero ésta murió en febrero de 1714, dejando cuatro hijos, el mayor Luis sería el futuro rey Luis I. Felipe V se casó en diciembre del mismo año con Isabel de Farnesio, una aristócrata italiana que le dio siete hijos, entre ellos a Carlos que sería rey como Carlos III. Felipe V en el tema cultural fue un buen rey. Bajo su gobierno la arquitectura brilló con luz propia. Ordenó la construcción del Palacio Real de La Granja de San Ildefonso, realmente un pequeño Versalles. Tapices, escultura, pinturas, etc. adornaron el palacio. Tras el incendio del Alcazar de Madrid, ordenó la construcción de maravilloso Palacio Real, que es el más grande del mundo (como palacio real). También reformó y amplió el palacio de Aranjuez. Se preocupó en la fundación de la Real Academia española, (futura de la Lengua), la Real Academia de la Historia, la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara. Reformó la industria naval con la creación de astilleros y la fabricación de nuevas embarcaciones. Se mejoró el sistema fiscal. También se aumentaron los impuestos y se crearon aduanas, encargadas de recaudar los impuestos del comercio interior y exterior. La educación también fue reformada. La enseñanza primaria siguió en manos de la iglesia. Pero la educación universitaria fue reformada a fondo. Se crearon colegios mayores, que eran administrados por el Estado, como el Colegio de Minería; en ellos se implantó el sistema de provisión de becas. Las academias científicas completaron las reformas en este campo. La resistencia de algunos sectores de la Iglesia y la aristocracia española no podían retener la entrada de ideas. Por primera vez en España se separaron religión y justicia.
Felipe V también tenía lo suyo. En octubre de 1717 sufrió un ataque de histeria cuando salió a cabalgar: creía que el sol le atacaba. El carácter del Rey siempre había oscilado con rapidez de la euforia a la depresión. A partir de entonces, el Rey no era un ser normal. No se dejaba cortar por nadie el cabello ni las uñas. Así, las uñas de los pies le crecieron tanto que llegó un momento que ya no podía ni andar. Creía que no tenía brazos ni piernas. Y que era una rana. Abdicó en su hijo Luis I, el 25 de enero de 1724. Éste nos salió golfo y putero pero por suerte murió pronto, a los 18 años reinando menos de un año. Felipe V volvió a reinar de modo más bien nominal, pues la que se hizo cargo del cotarro fue su esposa, la reina Isabel de Farnesio, que hacía lo que le salía del mismísimo, apoyada en dos favoritos que fueron, sucesivamente, el cardenal Alberoni y el barón de Riperdá. Todo podía haberse ido otra vez con mucha facilidad al carajo, pero esta vez hubo suerte porque los tiempos habían cambiado. Europa se movía despacio hacia la razón y el futuro. Fernando, el tercer hijo de Felipe V y su primera mujer, era el Príncipe de Asturias, por lo tanto e¡heredero a la corona. Casi 22 años Fernando y su esposa, Bárbara de Braganza, vivieron aislados de la corte y con las visitas restringidas, por orden de su madrastra, Isabel de Farnesio, ya que temía a los posibles contactos del heredero con la nobleza que propugnaban por una segunda abdicación de Felipe dado el estado del rey. No pudo Fernando salir de su encierro hasta la muerte de su padre. A todo esto, la resistencia de los sectores más cerriles de la Iglesia y la aristocracia española no podían retener la entrada de ideas. Había nuevas aires por Europa. Con Felipe V España estuvo en varios conflictos de los que no sacó malamente, pero en el interior las cosas acabaron mejorando mucho, o empezaron a hacerlo, en aquella primera mitad del siglo XVIII donde por primera vez en España se separaron religión y justicia, y se diferenció entre pecado y delito. La dinastía borbónica trajo algo trascendental, una filosofía de gobierno y sentido de Estado, mucho más moderno que en los dos siglos anteriores. La administración central, a pesar del reducido número de funcionarios, las profundas transformaciones realizadas en su ordenamiento consiguieron una mayor y más rápida resolución de los asuntos de Estado. No obstante los Consejos de los Austrias seguían funcionando. Pero es claro que desaparecieron lo Consejos de Flandes, Italia y Aragón. Las gestiones las llevan a cabo los secretarios de despacho real, más tarde llamados ministros, que para 1721 ya eran cinco: Estado, Hacienda, Guerra, Marina e Indias. Estos estudiaban con sus colaboradores y tomaban resoluciones y despachaban directamente con el rey. Le informaban las medidas propuestas y éste decidía. Y aquel país reducido a seis millones de habitantes, con una quinta parte de mendigos y otra de frailes, monjas, hidalgos, rentistas y holgazanes, la hacienda en bancarrota y el prestigio internacional por los suelos, empezó despacio a levantar la cabeza. A la semana de la muerte del rey, Fernando, coronado Fernando VI, ordenó a Isabel de Farnesio que abandonara el palacio real del Buen Retiro, acompañada por sus hijos.

HERMANOS DE CRISTOBAL COLÓN

Bartolomé Colón en 1479 se inició como cartógrafo en Portugal con su hermano Cristóbal, de lo que vivía en Lisboa en 1480. También era conoc...